Entro lentamente dándole a su cuerpo el tiempo necesario para aclimatarse. Tomo la esponja y comenzó a frotar su cuerpo. Primero las piernas, desde el tobillo hasta los muslos. Su cadera, el pecho, pellizcándose los pezones, dejando escapar un suspiro de placer. La imagen de Hisoka volvió a su mente. Ese dulce niño, transformándose en puro poder. Con esa ropa tan apretada, ese cuerpo desnudo. Sin darse cuenta su mano habría bajado hasta se miembro, para calmar la excitación naciente o quizás, para fomentarla. Tomo una toalla pequeña pa cubrirse los ojos, mientras los dedos de su otra mano trabajaban afanosamente. Desde su punta, hasta la base y viceversa, primero despacio, después con un mayor ritmo.
-Tsuzuki.- Se puso en pie como una exhalación mientras buscaba a quien le había llamado. Conocía muy
bien la voz de aquel. Empezó a buscarle en cada parte de su habitación, sin importarle no haber cubierto su desnudez.
-Hisoka… ¿Dónde estas?. ¿Habrá sido mi imaginación?.- Suspirando se tumbo sobre la cama. Con un gran esfuerzo estiro su mano para tomar unos boxers de su cómoda. Al colocárselos volvió a notar el hinchazón de su miembro; sin embargo esta vez decidió ignorarlo, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Cerró los ojos.
Los abrió. ¿Dónde estaba?. Flores de sakura eran transportadas por el aire, dejando un agradable olor a su paso, el cuál se mezclaba con otro olor que tantos recuerdos le traía.
-Hisoka.-Un muchacho de ojos verdes salió de entre las sombras, incrementando el olor a canela. Sus ojos llorosos miraban a Tsuzuki suplicantes.
-Tsuzuki, ¿ere tú?.- Su voz se ahogaba por el profundo miedo. Una sonrisa proveniente del dueño de los ojos violetas, le devolvió la valentía. Se arrojo a sus brazos llorando desconsolado.- No me dejes, Tsuzuki por favor no te vayas.
-Cálmate, ya te lo dije. Siempre estaré a tu lado.-Apretó fuerte a su niño, para reconfortarlo. Aspiró su aroma.- Lo siento. Debía haber estado allí.
-Cállate.-Hisoka tapó los labios de Tzusuki con la mano.- No le llames, tú eres mi única opción. Si me descubre no creo que pueda volver a verte nunca.- Tsuzuki observó atentamente a su compañero. Vestía un chándal muy viejo, tenía un hematoma en el rostro y probablemente otros cuya ropa escondía. Ese si parecía su Hisoka. Frágil e inocente.
-¿Qué diablos te ha pasado?.
-Trate de detenerlo, te lo juro, pero…- Lágrimas cubrieron su rostro y ahogaron su voz.- Soy débil…-apenas un susurro.
-Yo te protegeré, nadie te hará daño mientras estés conmigo.
-Lo dudo.- Una voz a sus espaldas hizo temblar a Hisoka y girarse a Tsuzuki.
-El fue quién….
-Te salvó.- El extraño acabo la frase de Hisoka.- Dime Tsuzuki ¿podrás defenderle de mi?.
Ante Tsuziki se alzaba desafiante…