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Cicatrices abiertas por Sorgin

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Hisoka miraba las llamas que cubrían su antiguo hogar, extasiado, disfrutando de la belleza del momento.
-Has hecho un buen trabajo esclavo.- Muraki solo asintió. Sus miradas se dirigieron hacía un grupo de personas que llagaba.- Vaya, vaya, así que los shinigami han decidido intervenir. Bien así será más divertido.
-Maestro, se te ve cansado, ¿deseas que me encargue yo?.
-Cualquier cosa para ver a Tatsumi, ¿eh?. Hazlo.- Desvió su mirada hacía los arbustos donde una mujer trataba desesperadamente de huir.- Yo tengo cosas más importantes que hacer.
Los shinigami entraron en la casa. El olor a carne quemada llenaba el ambiente, haciendo difícil el avance. Llegaron al piso superior que las llamas habían devastado, el humo se espeso; los restos de un hombre carbonizado se encontraban en la ventana. Había intentado huir y al parecer las cortinas prendidas cayeron sobre él. Watari se acerco a él.
-No murió por asfixia. Tiene un golpe en la cabeza.
-Probablemente la barra de las cortinas le golpearía, matándolo instantáneamente.- Tatsumi se giró hacía Tzusuki.-¿Qué te pasa?.
-Es el padre de Hisoka.-Suspiro.- Encontremos a su madre, antes de que haga otra locura.
-Me temo que eso no será posible.- Muraki se encontraba en la puerta de la estancia. Parecía un ángel, que ni siquiera las llamas se atrevían a tocar.- El niño será mío.
-Aquí no Tzusuki.- Watari y Tatsumi sacaron a su compañero de la casa que se caía en pedazos. Afuera la pelea fue retomada.
Mientras en el espeso bosque que bordeaba la casa de los Kurosaki, una mujer corría desesperada en un vano intento por salvar su vida.
-¿Quién eres?, ¿qué quieres de mí?.- Aterrorizada había caído al suelo.
-Soy un monstruo.- La mujer alzó la vista, pero sus ojos no daban crédito a lo que veían.
-Hi…¿Hisoka?.- Ante ella se encontraba un hijo al que había perdido un año antes víctima de una enfermedad.
-No puede ser, ¡estas muerto!.
Tsuzuki continuaba peleando contra Muraki, Suzaku le defendía bien, pero no estaba seguro de que fuera suficiente.
-“¡Tsuzuki ayúdame!”- Un grito mental resonó en su cabeza.- Tatsumi hazte cargo tengo que…- sin acabar la frase desapareció cediéndole el   puesto a su compañero; rezando por que no sería demasiado tarde cuando llegase.
Hisoka lanzaba miradas de desprecio a una mujer que suplicaba desconsolada por su vida.
-Ten piedad hijo.
-¿Piedad?, ¿Cómo la tuya cuando me encerraste en el sótano?.
-Debes entenderlo, lo hicimos por tu bien, algunas veces tu dabas miedo. Hijo, por favor.
- Ahora resulta que si soy tu hijo, eso debiste haberlo pensado antes, mujer.- Un golpe partió el aire y el labio de la mujer, sangre y lágrimas escaparon a la vez, mientras unos ojos violetas se acercaban a toda velocidad.- Antes has dicho que daba miedo, ¿te lo doy ahora?- Un asentimiento por respuesta- Yo solo quería cariño, era tanto pedir.- Los ojos verdes lloraron.- Pero ahora es demasiado tarde.
-¡Hisoka!,-un sudoroso shinigami recuperaba el aliento- detente tu no deseas hacerle daño.
-¿Seguro?
-Hai
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Porque sino no me habrías llamado.- Tsuzuki se acerco al muchacho que había caído de rodillas llorando.- Abre tu corazón Hisoka llevas demasiado tiempo solo, pero ahora me tienes a mí. Yo no te voy a hacer daño, te cuidare, lo prometo.
-Promesas solo sabes hacer eso.- Los poderes de Hisoka estallaron en un haz de luminosa luz.
Días después en el Enma, el secretario ponía al tanto a su jefe.
-Muraki despertó hace media hora en una de las celdas de aislamiento, lo último que recordaba había sido a Hisoka en su casa. Le dijeron que el niño le había dado una paliza, le costara recuperar el orgullo. La señora Kurosaki  se restablece en el ala médica solo fueron heridas superficiales, el señor Kurosaki no tuvo tanta suerte aunque su muerte a sido calificada como accidental, por lo que no se abrirá investigación al respecto.
-¿Y el muchacho?- Tatsumi suspiró.
-En coma, su poder ha vuelto a los niveles normales. Watari opina que cundo despierte no probablemente no recordara nada de lo sucedido. Señor, creo que es mejor para él que sea así.
-Sí yo también. Bien infórmame si hay algún cambio. ¿Hay alguien con él ahora?
-Si señor, Tsuzuki no se ha apartado de él en estos días y no creo que lo haga hasta que se despierte.- Tatsumi salió del despacho del jefe Kanoe meditando las últimas palabras de este “puede que eso no suceda nunca”; cierto que cabía esa posibilidad pero era en una que no deseaba pensar.
En el ala este del edificio se encontraba la sección de enfermería, pocos vivos la habían visitado, solo algunos que debían estar protegidos contra demonios. Ese no era su caso. La mujer de unos cuarenta años de edad entró en la habitación. No deseaba hacer ruido, miro al joven moreno que dormitaba en el sillón y sonrió. Después se acerco a la cama y se sentó. Se quedo varios segundos observando en silencio al joven de cabello rubio que dormía placidamente. Cuantas veces le había espiado siendo niño sin que él lo supiese. Un ruido le indico que el castaño se había despertado.
-Parece un ángel, ¿verdad?.
-Lo es señora Kurosaki.- La mujer le dedico una vaga sonrisa.-A pesar de lo sucedido. Hisoka sufrió mucho antes de morir y por alguna razón, (léase aquí Muraki), su alma no perdió el sufrimiento al morir, sino que se incrementó. Algún día esto tenía que pasar. Solo espero que se recupere.
-Megumi.
-¿Nani?
-Mi nombre es Megumi, utilizalo.- Se giró para mirar a Hisoka.- Cuando era un bebe solo se dormía si le abrazaba y me quedaba con él. Apoya su cabecita en mi regazo y sujetaba mi pelo muy fuerte, como si me fuera a marchar.-  Tsuzuki escuchaba sin entender.- Mi madre vivía por aquel entonces con nosotros, murió cuando Hisoka tenía siete años. Empezó a decir que la veía. Nos lo tomamos como un juego, pero poco a poco le empezamos a coger miedo, en la casa pasaban cosas muy extrañas. Las lámparas explotaban, sonidos; y el hecho de percibir tus pensamientos tampoco es agradable. Y luego ese médico- Tsuzuki le miró extrañado.
-Perdone, pero ¿a qué médico se refiere?.
-Al doctor Muraki por supuesto.
-¿Muraki?
-Hai. Era el médico de Hisoka desde pequeño, el nos hablo de lo que sucedía y nos dijo lo que debíamos hacer si no queríamos que las cosas empeorarán. Nos dolió mucho pero lo hicimos por su bien.- Acarició el suave pómulo de su hijo.
-Ese hombre le mintió, el poder de su hijo, cuando era humano, solo se basaba en la empatía. Me explicare, solo era capaz de percibir emociones.
-Entonces, ¿entonces, todo lo que hice!. Oh Buda- cubrió su rostro con sus manos- perdóname, hijo yo…yo…- sollozos.
Tsuzuki salió de la habitación para dirigirse a las celdas de aislamiento tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta del barrendero de cabellos plateados que le dirigía miradas lujuriosas.


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