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Watashitachi no kizuna por Sorgin

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Sasuke se revolvió incómodo entre las sábanas. Estiro la mano y acaricio la suave superficie buscando. Su mente embotada por el sueño apenas lograba distinguir la realidad, pero aquella extraña sensación seguía allí, persiguiéndole insistentemente, manteniéndole insomne. Apoyo el peso sobre su brazo derecho y se ayudo a levantarse, algo allí estaba terriblemente mal. Algo faltaba a su lado. Ningún sonido, ningún olor.

 

-¿Naruto?- Llamó en voz alta, pero el silencio fue su respuesta. Se mordió la lengua y abrió los ojos. Inútil. Le dio la risa al comprobarlo, su vista seguía vacía y era incapaz de reconocer ninguna figura entre la penumbra de su propia oscuridad.

 

Se levanto de la cama y tanteo la habitación. Un recuerdo traspaso su mente golpeándole con la fuerza de un relámpago. Alguien había llamado a la puerta, quizás el pequeño kitsune seguiría fuera atendiendo a su invitado. Bajo con cuidado las escaleras y abrió sin entusiasmo la puerta de la calle. Lo sabía incluso antes de hacerlo. No había nadie, la calle estaba completamente vacía. Un grillo se atrevió a continuar su serenata y Sasuke cerró furioso la puerta.

 

Inspiro hondo y se dirigió al salón. Se dejó caer el sofá y puso las piernas sobre la mesa. Se llevó las manos al cuello y se masajeo sin demasiado entusiasmo. Aquel maldito mocoso se había largado sin avisarle y no podía evitar sentir como su estómago se contraría ante aquella extraña sensación. Movió los pies inquietos y su dedo meñique golpeo contra algo. Una sensación húmeda llego a su piel, y se sintió estremecer. Repitió el gesto y no pudo evitar reprimir un grito de terror. Volvió a tocar el objeto y esta vez mantuvo el contactó.

 

Allí se encontraba sentado sobre el sofá, mirándose desde unos ojos imaginarios. Estiró la mano y tomo el objeto redondeado, apresándole en la oscuridad. Giró el extraño petate y se dirigió hasta el espejo. La sorpresa le dejó atónito y tardo varios minutos en reaccionar. Sobre su mano los ojos de su hermano descansaban en letargo, esperándole.

 

Ni siquiera se molestó en volver a cerrar la puerta. Salió corriendo y se dirigió a trompicones hasta el apartamento de su compañera de equipo. Aporreó la puerta y la voz cantarina de la joven llegó a sus oídos. Apenas el cerrojo se giró, Sasuke golpeo la puerta y entro. Dos kunais volaron clavándose a escasos centímetros de su cabeza. Solo en ese instante se percató de que la joven no había dormido sola. Pincel en mano, Sai le dirigió una mueca de asombro al ver quien era el recién llegado.

 

-Sasuke, ¿estás loco? ¡Podía haberte matado!- Gritó la muchacha sujetándole la cabeza para comprobar si había alguna herida. Suspiró aliviada, había sido capaz de desviar la dirección del kunai de Sai al reconocer el chakra del otro.

 

-No sabía que estabas acompañada.- Dijo a modo de disculpa.

 

-Aún así, ese no es modo para entrar en el dormitorio de una señorita.- Sakura le regaño con la mirada y Sai cerró la boca incómodo.

 

-Naruto no esta.-La muchacha le miró sin comprender.- Me levante y no estaba. Alguien llamó a la puerta y el bajo a abrir. Después desapareció.

 

-Quizás le encomendaron una misión urgente y tuvo que salir.- Contesto no demasiado confiada.

 

-No. Habría subido a prepararse.- Sai confirmo los peores pensamientos del pelinegro con su afirmación.

 

-Además.- Mostró la burbuja de chakra y agua.- Estaba esto.- Sakura ahogó un grito y se llevo las manos a los labios reprimiendo una arcada.

 

-Son … son los ojos de …

 

-De Itachi.- Asevero el Uchiha.- Y hay algo más. Cuando mantengo el contacto como ahora, puedo ver a través de ellos.

 

-¿Lo dices en serio?

 

-Llevas las bragas de conejitos rosas.- La muchacha sonrojada entro corriendo en la habitación.- Vístete.- La ordenó.- Necesito que me los transplantes cuanto antes.- El ruido de los cajones le hizo saber que estaba siendo obedecido.- Y tu.- Señaló con un cabeceo a Sai.- Necesito que me hagas un favor.

 

 

 

La mano de Naruto empezó a flaquear, Iruka tenía más fuerza de la que acostumbraba a mostrar. El rostro del castaño llenó de lágrimas le hizo preguntarse si estaba haciendo lo correcto. Utilizó la fuerza de su antiguo maestro y le golpeo para que cayera hacía atrás, después saco un kunai y se coloco en posición de defensa. A su espalda Kakashi dejo caer sus armas y Naruto le observó sin ver por encima de su propio hombro.

 

-¿Qué ha ocurrido Kakshi sensei?- Preguntó sin perder de vista a su auténtico objetivo. Madara sonreía frente a él.

 

-¡Apártate Naruto!- Grito Iruka entre hipidos.- ¿No te das cuenta de lo que ha hecho?- La sangre seca se pegaba en la piel, cubriendo de color negruzco la herida abierta de su brazo.- ¡Le ha matado! Ese cerdo ¡a matado a Kakashi!- El rubio le miro sin comprender.

 

-Es obra de Madara. Le ha envenenado.- Sus ojos mirando al piso no dejaban ver su propia conmoción.

 

-Iruka sensei.- Le llamó Naruto con su dulce e infantil voz.- ¿Confías en mí?- Iruka le miró sin comprender y asintió débilmente.- ¿Me confiarías tu vida?- Volvió a cuestionar. Y el castaño volvió a asentir.- Entonces tira ese kunai y déjamelo a mi.

 

Madara sonrió con asco y espero la reacción del moreno. Sin tardanza el profesor tiro su arma y se llevó las manos al rostro sin poder controlar su llanto.

 

-Llévalo con Tsunade-sama Kakashi-sensei.- Pero el plateado no se movió.- ¿Kakashi-sensei?- Le llamó de nuevo preocupado.- Tranquilo ya me encargaré de él, déjalo en mis manos.- Trato de sonreír, pero le fue difícil. El ex A.N.B.U. levanto el rostro.

 

-Su nombre es Obito Uchiha. Fue alumno del cuarto y mi compañero.- Esa vez la sonrisa floreció sin ser llamada.- Tengo que ocuparme de mis propios fantasmas Naruto.- El rubio envainó el arma y se dirigió hasta el castaño al que ayudo a ponerse en pie.

 

-En cuanto Iruka-sensei se recuperé querrá verte. No tardes.- Utilizó su propio chakra para impulsarse y desaparecer entre la foresta.

 

Un instante de silencio se inició entre los oponentes. Obito había dejado de sonreír. Kakshi se llevo una mano a su máscara y la retiro sin prisa. Ahora podían pelear de igual a igual.

 

-Lo siento Obito, pero voy a tener que volver a enterrarte.- Un segundo y el arma volvía a estar en su mano, dos y su cuerpo estaba preparado para la lucha, tres y ya había comenzado a correr.

 

Naruto se mordió el labio. El sonido del metal al ser golpeado le hizo saber que la lucha había comenzado y un nudo en el estómago le hizo temblar. Entre sus brazos Iruka descansaba sumido en el delirio que la fiebre le provocaba. Aterrado por las consecuencias que el veneno podría tener en el rubio apretó con demasiada fuerza los agotados músculos del otro y éste se quejo. Descendió la presión y la ira invadió su cuerpo; aumento la velocidad y a punto estuvo de chocar contra una figura que cruzo el espacio sin verle. Con un rápido gesto ambos se encaramaron a las ramas de los árboles cercanos y se observaron en silencio.

 

-Lee.- Pronuncio sorprendido.- ¿Creía que estabas de misión?- El estudiante de Maito Gai sonrió al reconocer a su amigo.

 

-Y todavía estoy de misión.-Dijo levantando su pulgar.- Estoy de escolta.

 

-¿Escolta? ¿escolta de quién? - La arena le acarició al mejilla como respuesta a su pregunta. -Gaara.-Pronuncio el nombre con reverencia y el kazekage pelirrojo abandono su escondite entre las sombras.

 

-Siento no haber llegado antes, pero teníamos nuestros propios problemas en Suna.- Naruto negó con la cabeza.- Ese hombre no tiene buena pinta.

 

-Tsunade-sama le sanará. Pero necesito que cuidéis de otra persona.

 

 

Apenas un minuto después se despidieron y Lee y Gaara se vieron forzados a cambiar su rumbo. Una misión más importante les había sido encomendada. Treinta metros les separaban de su objetivo y no le harían esperar. Sai les dejo pasar y observó con curiosidad . A pesar de ser dos grandes nijas debían estar cansados. Sin embargo lo único que veía en ellos era la inequívoca señal de la explosiva energía que procede de la batalla. No la habían buscado, pero quizás fuera su entrenamiento, o un sentimiento más profundo e inconfesable el que les hacía dirigirse hacía ella con un inconsciente deseo. Con pesadez siguió los pasos de Naruto hasta ponerse a su altura. El rubio ni siquiera se sorprendió cuando se le acercó.

 

-Sasuke se ha despertado.- Dijo con voz seca.- Al no encontrarte fue a casa de Sakura.- Uzumaki asintió en silencio.- Están en el hospital. Al parecer va a ponerse los ojos de su hermano.- Si ssus palabras le sorprendieron no lo demostró.

 

-Sai necesito que traigas a la Hokage. Iruka-sensei no aguantara mucho sin su ayuda.- Por primera vez en mucho tiempo Sai se permitió el lujo de dejar escapar un gemido de fastidio.

 

-Os parecéis demasiado, ¿sabes? El tan bien da órdenes y espera que sean obedecidas.- Naruto ignoro sus comentarios y acelero el paso.- Y lo peor es que siempre os hacemos caso.

 

El rubio siguió adelante y a penas le cogió desprevenido el encontrarse ante las puertas del hospital de Konoha con el Uchiha. Una mancha de tinta a sus pies le hizo darse cuenta de porque Sai era tan útil en las misiones a larga distancia. Un solo trazo de su pincel y un ave volaba hasta sus compañeros para entregar el mensaje, quedando tan solo una insignificante mancha tras completar la misión.

 

-Sakura te espera dentro.- Sentenció con los ojos aún vacíos.- El quirófano esta preparado y Tsunade de camino.- El rubio atravesó el lugar y colocó a su profesor en una camilla que aguardaba su llegada. Shizune le sonrió antes de correr tras él.

 

De pie en la entrada Naruto se quedo sin saber que hacer. Sasuke le tomo por la espalda y le abrazo clavando sus dedos entre las costillas del rubio, casi dolorosamente.

 

-No vuelvas a irte sin avisar.- Naruto echo la cabeza para atrás y la froto contra la de Sasuke.- Me tenías preocupado.

 

-Ha sido una noche larga.- Contestó como disculpa.

 

Levanto la mano y la aferró al brazo del moreno, después con paciencia consiguió darse la vuelta y quedarse frente a frente. Con la suavidad propia de un niño posó sus labios sobre los del otro y rió nervioso. Sasuke le dedicó una sonrisa y apretó su abrazo para restar el poco espacio que les separaba. Invadió su boca con la necesidad del sediento que camina entre las doradas arenas del desierto y saboreo aquello que debería haberle sido prohibido. Naruto se dejo querer y se negó a separase hasta que sus pulmones ardieron con dolorosa intensidad. La duda vació su mente y Sasuke chasqueó la lengua molesto al sentirse rechazado.

 

-¿Qué le ha pasado a Iruka-sensei?- Preguntó tratando de curar su herido orgullo.

 

-Madara.- Contestó sujetando con firmeza la muñeca de Sasuke que amenazada con salir en su búsqueda.- No. Kakashi se esta haciendo cargo.

 

-Atravesé el corazón de ese cabrón y sigue vivo. No es rival para Kakashi.

 

-Tampoco para ti. Al menos en tu estado.- Saasuke giró la cabeza furioso, el rubio había echado sal en la herida aún abierta.- Además no esta solo. Gaara y Lee le ayudarán.- El moreno le dedicó un gesto confuso y Naruto le acarició la mejilla.- Cuando supimos que venías hacía aquí le pedí a Gaara que viniera por si yo no podía …

 

-Matarme. -Sasuke acabo la frase sin emoción alguna.

 

-Sí.- Contestó sin fuerzas el rubio.- Sabía que yo no sería capaz de hacerlo, pero no podía dejar que destruyeras Konoha.

 

-Que gracia. Yo en cambio vine dispuesto a acabar contigo, pero no pude.- Con dificultad tomo el rostro del kitsune entre sus manos y golpeo suavemente su frente contra la ajena.- No me di cuenta de lo mucho que te extrañaba hasta que te volví a ver Naruto.

 

-No vuelvas a dejarme teme.- Pidió mientras dos cristalinas lágrimas abandonaban sus obres azules y Sasuke se vio obligado a estrecharle entre sus brazos al comprender el porque de aquel llanto.

 

-Nunca más. Te lo prometo.- Beso su frente y acarició su espalda con suavidad.- Sécate esas lágrimas usoratonkachi, ¿o quieres que Iruka-sensei te vea así cuando se levante?

 

-Sasuke, creo que ya no quiero ser Hokage.- El moreno se sorprendió ante aquellas palabras, pero no dijo nada. continuo con su agarre y suspiró derrotado.- No creo que pueda hacerlo. Coger la misión y entregársela a un amigo sabiendo que no va a volver. No quiero volver a participar en otra guerra.- Sasuke rió ante la situación.

 

-Ahora más que nunca debes ser el Hokage. Solo tu puedes cambiar este mundo de sangre Naruto. Solo tu tienes el poder para poner fin a estas guerras. Hasta que el camino de ninja no se más que un recuerdo, alguien debe velar por nosotros.

 

Abrazados, alejados del mundo que les rodeaba, abandonados en su propia imaginación dejaron de ser dos para convertirse en una sombra más en aquel lugar. Tsunade atravesó son premura la habitación dedicándoles una sonrisa queda, pero no se molesto en hablarles. Con paso firme me dirigió hasta el quirófano. Shizune y Sakura la sonrieron cansadas. Aún quedaba mucho trabajo por hacer.

Notas finales:

Me sorpendo hasta yo de lo rápido que he subido este capítulo, teniendo en cuenta mis tiempos anteriores. Espero que lo disfrutéis. Musus y hasta pronto. Sorgin


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