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Watashitachi no kizuna por Sorgin

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Sasuke se miro las manos como un bebe que por primera vez enfoca su vista en un objeto. La luz le resultaba aún molesta, pero el poder volver a ver era un regalo tan grande que ese pago le parecía efímero. Además Sakura le había asegurado que sería un efecto temporal. Con curiosidad se miro en el espejo y una sonrisa se dibujo en su demacrado rostro. Delgado y pálido daba la impresión de haber envejecido diez años, pero para su sorpresa pudo reconocerse a si mismo y no a una grotesca parodia de su hermano mayor como en un principio había creído.

 

Tomo aire y vislumbró un reflejo rojizo en el fondo de aquellos azabaches. El sharingan pronto estaría completamente apagado y solo le serviría para el combate; aunque conociendo a Naruto no le permitiría volver a exponerse al peligro de nuevo. La puerta se abrió y el rubio la atravesó como invocado por un hechizo. Sasuke sonrió al verle, estaba mucho más hermoso de la última vez que le vio. Aunque por supuesto no se podía estar pendiente de la imagen de uno cuando un amigo esta muriendo entre tus brazos. Sonrió y el rubio se estremeció sorprendido.

 

-¿Qué he hecho ahora?- Pregunto sorprendido. Sasuke negó con la cabeza.

 

-Es solo, que por primera vez me alegro de que me obligaras a seguir viviendo.-Naruto le devolvió la sonrisa.

 

-¿Y ahora te das cuenta de eso? Chico deberías saber, que como futuro Hokage siempre tomo las mejores decisiones.- El moreno negó con la cabeza.

 

-¿Qué tal ha ido el funeral?- Naruto arrugo el morro.

 

-No sabría decirte. Había poca gente, la mayoría eran jounnins.

 

-Es normal, todos los que le conocieron deben de ser de la edad de Kakashi y muchos de sus amigos probablemente estén muertos. Fíjate en mí si no. Era un Uchiha y casi no se nada de él.- El rubio asintió y se sentó en la cama.-Tsunade me ha dicho que le has pedido que te empiece a asignar misiones en cuanto lo crea conveniente.

 

-La aldea esta con poco efectivo después de la última batalla y además hay que sumarle las bajas de Kakashi e Iruka-sensei.

 

-Lo sé. He estado hablando con ella. Le he pedido trabajo.- Naruto ahogo un gemido de desacuerdo.- No es lo que crees. En mi condición me parece un milagro que haya aceptado la propuesta.

 

-Olvídalo hablare con Oba-can para que te retire del servicio activo.

 

-Naruto, solo voy a hacerme cargo del trabajo de Iruka en la academia.- El rubio le miro sorprendido.- Aún tengo que aprender a controlar estos ojos y además no creo que sea buena idea tentar a la suerte saliendo de la aldea.

 

-Tu nunca fuiste un cobarde teme.-Le recordó.

-Ya, pero si alguien buscara venganza y acabara matándome tu no lo dejarías pasar.- Su interlocutor se mordió el labio al saberse descubierto.-Esta vez no voy a pensar en mi Naruto, voy a pensar en nosotros.-Una sonrisa de prepotente satisfacción se dibujo en su rostro.

 

-Teme.- Grito arrojándose a sus brazos.

 

Sasuke sonrió con perversión y Naruto acepto el reto. Con pereza se levanto de la cama y se dirigió hacía la puerta. Colocó una silla delante, atrancándola y se giro para quedar frente a su amante. Su juguetona mano bajo la cremallera de la anaranjada sudadera y la rejilla dejó a la vista su trabajado torso. El moreno le observo con fervor y de una patada retiro la sábana que molestaba.

 

Con pasos felinos el zorro camino alrededor de la cama y dibujo su contorno con la mano. Ascendió hasta rozar los dedos de los pies y disfruto al sentir el escalofrió que le produjo. Se sentó en la cama y paso una pierna sobre el cuerpo tumbado para acabar sentado a horcajadas sobre sus muslos. Se agachó y beso le beso la nariz, luego la frente y siguió mordiéndole la oreja. Era tan divertido provocarle que casi resultaba sencillo. Dejo que su abdomen subiera y bajara golpeando la hombría del moreno y no pudo reprimir que se le escapara una risa al ver los esfuerzos que el otro hacía por reprimir un gemido de placer.

 

Sasuke le agarro por detrás de la cabeza y con fuerza innecesario le atrajo contra él. La boca de Naruto se abrió para aceptar aquella invasora lengua que se adueño de su razón con hábiles giros y húmedas razones. Sintió que su entre pierna se endurecía y dirigió su mano hacía ella, pero el Uchiha le intercepto en el camino.

 

-Sasuke.- Pidió sumiso.

 

-Estamos en un hospital Naruto.

 

-¿Y eso va a detenerte ahora?

 

Con el deseo encendido en su mirada le giro y le tumbo en la cama. Naruto rió desde abajo cuando el azabache aspiró su aroma y sintió un cosquilleo en su estómago mientras la lengua de este descendía por su abdomen hasta el pantalón, mojando la tela.

 

Las risas llegaron hasta la habitación de al lado y Kakashi emitió un suspiro de resignación mientras acababa de pelar una manzana para Iruka. Los gemidos se hicieron más fuerte y las mejillas del castaño se tiñeron de rojo.

 

-No debí dejar a Naruto en manos de Jiraya, ese viejo loco le ha pervertido.

 

-Jiraya no tiene nada que ver. Están en esa edad en que los jóvenes disfrutan de su cuerpo a todos horas.- Umino tomo un pedazo de manzana.

 

-Tu aún sigues en esa edad.- El peliplateado sonrió.- Y por desgracia es contagioso..

 

-¿Quieres hacerles la competencia?- Una almohada en su cara fue su respuesta.

Sakura sintió que una vena en la frente se la hinchaba a la vez que oía los cada vez más altos gemidos de sus compañeros. Sai la miro divertido mientras esta se decidía a entrar y matarlos o dejarlos a ver si se daban cuenta del espectáculo que montaban. Definitivamente prefería matarlos. Un golpe seco derribo la puerta sorprendiendo a los jóvenes y Sasuke activo el saa ringan ante el peligro.

 

-¡¿Se puede saber que estáis haciendo malditos cerdos?!- Bajo la voz y apretó el puño furiosa.- Os recuerdo que estáis en un hospital. -Cerró la puerta de nuevo y suspiro cansada, seguro que Tsunade-sama nunca había tenido esos problemas con sus compañeros de equipo.- Es que no van a madurar nunca.- Un beso en su mejilla le hizo sonrojarse.

 

-Tranquila Sakura-chan a mi tu me pareces la más bonita de todas.- La muchacha miro a Sai con los ojos desorbitados sin entender a que venían aquellas palabras, pero la sonrisa sincera del muchacho la hizo no decir nada. Simplemente le devolvió un casto beso en los labios y volvió al trabajo.

 

Lee escuchó los gritos desde la calle y sonrió, echaría de menos a sus amigos, pero estaba seguro de que pronto los volvería a ver. Habría deseado despedirse de ellos pero el kazekage lo había dejado claro, abandonarían el pueblo tras el entierro. Apenas tuvo tiempo de recoger su mochila y ponerse en camino.

 

El pelirrojo le observo desde la puerta a su lado Shikamaru y la Hokage esperan la llegado del rezagado. La mujer les despidió con la mano mientras le advertía al Nara que no debía retrasar su vuelta por muy problemática que esta podría resultarle. El genio sacudió la mano haciéndola saber que había captado el mensaje y se dispuso a seguir al guardián de la arena. Desde detrás, con perspectiva, todo se veía mejor. Gaara había acelerado su marcha para que la Hokage no podría cambiar de decisión e hiciera quedarse a Lee. Ahora el alumno de Gai era suyo, por mucho que el maestro suplicara y llorara, Rock había sido designado indefinidamente a Suna.

 

Shikamaru sonrió satisfecho de su deducción aunque por aquella problemática situación al final había sido él el que había resultado perjudicado. Saludo con la cabeza a un caminante de largo cabello blanco y tuvo que darse la vuelta para fijarse bien en el recién llegado. Lee también se paro y Gaara se vio obligado a imitarles.

 

-¿Ese era …?- Pregunto el muchacho que vestía una cota de malla verde.

 

-Si. Me parece que aunque me retrase un par de días la Hokage ni siquiera notara mi ausencia.- Sonriendo emprendieron el camino hacía su destino.

 

Tsunade se quedo en la puerta despidiéndoles pero cuando la luz del sol reflejó aquella larga cabellera blanca y el dueño le obsequió una sonrisa de playboy no pudo evitar llorar. Salió corriendo y tomo entre sus brazos a aquel hombre.

 

-Estas vivo.- Sollozó.- El te mató.

 

-No estoy muy seguro de lo que ha pasado pero, ahora estoy aquí.- La besó y por primera vez en años ella no trato de pulverizarle las costillas. Caminaron en silencio por las calles mientras los asombrados aldeanos le saludaban sorprendidos.

 

-¡Ero-sennin!- La voz de Naruto les sorprendió. Asomado a la ventana del hospital con medio cuerpo fuera sacudía el brazo llamando su atención.-¡Sabía que volverías! ¡Nagato me lo prometió! ¡Dijo que traería de vuelta a todos!- Sasuke le metió de vuelta a la habitación y estuvo a punto de gritarle pero la felicidad de Naruto le envolvió.- Ha vuelto.- Dijo entre lágrimas.- Él y tú.

 

Le beso los labios y le abrazo. Naruto tenía la fuerza necesaria para hacer que el universo orbitase según su deseo. Un enemigo se había convertido en aliado y un antiguo compañero había podido redimirse. Había sido un buen trabajo. Sería un buen Hokage de eso, estaba completamente seguro.

Notas finales:

Gracias a todos los que lo habéis seguido a pesar de los grandes parones que ha habido. Musus. Sogin.


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