De un testigo, a la historia oficial
Su cuerpo no respondía y su mente era un mar de confusión y admiración. ¡Por el amor a Dios!, él tenia un corazón joven, pero si su vida continuaba dándole grandes emociones y golpes de sorpresa, sentía que pronto terminaría teniendo un ataque. Nuevamente, se encontraba parado ante una situación irracional, ilógica e increíble. Un nuevo sujeto había salido como si nada del libro antiguo que días atrás, por acto del destino o de alguna fuerza mayor, había elegido entre tantos otros millones de libros en una gran biblioteca.
Luego de la primera impresión, al ver y escuchar al sujeto pelirrojo, una sensación de curiosidad e interés comenzó a recorrer cada parte de su ser. ¿Cómo era posible que otro “sujeto o demonio (a saber)” saliera del libro de Naruto? ¿Habría una conexión entre ése tipo y el rubio? O acaso…
Por unos segundos, aturdido y confundido, y para que negarlo, algo asustado, se había olvidado del estado de su demonio amante al cual volteó para verlo. Aún se mantenía inconsciente, con ambas manos tocando su abdomen. El símbolo negro que resaltaba sobre la piel morena era como el que se encontraba en la portada de lo que comenzaba a sospechar, era una especie de “llamador de demonios”, ese supuesto elemento de lectura. El símbolo era una especia de espiral, que conformaba casi un círculo, rodeando ese centro en espiral, se apreciaban unos seis puntos esfumados representando pequeñas llamas de fuego, y sobre todo eso, abarcando casi todo su abdomen y parte del pecho, había unas especies de cadenas. Al verlo bien, comprendió que había variaciones con el que estaba en la portada.
- Tú debes ser Sasuke Uchiha. - La vos profunda del desconocido le hizo pegar un pequeño salto en el lugar y voltearse con rapidez para observarlo.
- ¿Como demonios sab…- Era la primera vez que hablaba, pero fue interrumpido antes de poder terminar de formular la pregunta.
- Esta aquí escrito. - Respondió a su pregunta distraídamente, pero con seriedad mientras ojeaba las paginas del libro de Naruto con sumo interés. Sin levantar la mirada prosiguió - Su pacto fue efectuado antes de tiempo. - A Sasuke le dio la impresión de que el pelirrojo hablaba para si mismo. Y por alguna razón, se sintió ignorado.
Un quejido proveniente del rubio hizo que ambos se giraran. Sasuke, preocupado, se acercó y acarició parte del cabelló y rostro del moreno, sintiendo la piel mas caliente de lo normal. Sin saber porqué, miró al recién llegado, que había regresado a su interesada lectura y exanimación de las páginas amarillentas, y buscó su mirada verde.
- ¿Qué le esta sucediendo a Naruto? - preguntó en un ataque de preocupación que rozaba la desesperación. El rubio parecía muy adolorido. Y pequeños gemidos de sufrimiento comenzaron a escapar de sus labios medio abiertos. - ¡Dime! ¡¿Qué tiene?! - Su voz salió más fuerte de lo que hubiese deseado y se sorprendió al notar un temblor en las palabras dichas. Otra vez comenzaba a invadirlo un sentimiento de angustia y tragedia, como cuando estaba en el hospital. Su corazón bombeaba con fuerza. Su mirada se había clavado con insistencia en los ojos escarlatas del nuevo sujeto, exigiendo con sus intensos pozos negros una respuesta rápida y una solución.
Gaara suspiró audiblemente, marcando con un de sus dedos la pagina en donde había quedado, cerró el libro y miró con la misma seriedad al azabache. - Tu “amigo” estará bien. En unos pocos minutos dejará de sentir dolor. Los castigos no suelen durar mucho, pero son dolorosos y repetitivos. Ahora se le pasará, pero luego volverá a sufrir. - Después de responder a la pregunta anterior con suma calma y simpleza, continuó con su actividad. Leer.
¿Castigo? ¿A Naruto lo estaban castigando? Pero como era eso posible, y ¿por qué? ¿Qué había hecho el demonio para que lo castigaran? Y además de eso, ¿Quién le estaba haciendo eso? Todo era demasiado ridículo, el rubio no tenía porque estar soportando eso.
Rápidamente se sentó junto a su compañero y viendo con inquietud a su amante, contempló que éste estaba haciendo un esfuerzo por tomarlo de la mano, mientras abría sus ojos, en ese momento rojos. Al conectar sus miradas, una punzada de dolor atravesó su espalda. Luego de esos segundos de momentáneo malestar, tomó entre sus manos, la de Naruto.
- No te… - cada palabra era pronunciada con lentitud y esfuerzo, costándole hablar – preocupes. Estaré… bien… - Hizo un intento de sonreír, que fue correspondido por los labios de Sasuke. Aun así, pronto ese gesto se esfumó al observar como el rubio demonio se desvanecía nuevamente en el inconsciente. Gaara simplemente apartó su mirada de las palabras para contemplar la escena por unos segundos, luego siguió. Advirtiendo que una oleada de preguntas pronto lo atacarían. Y así fue…
- ¡Tú!, ¡dime como ayudar a Naruto, inmediatamente! - Exigió poniéndose de pie y encarando al pelirrojo. Enojado por la situación, con el tipo ese que tenia enfrente y con él mismo.
El aludido, esta vez, dejó de lado el libro. Levantó la vista y miró fijamente a Sasuke, con calma dio un paso hacia adelante y lentamente extendió uno de sus brazos hacia el azabache que miraba atónito cada movimiento. Una vez que la mano estaba a la altura del pecho de éste señalándolo con la palma, una fuerza invisible empujó al menor tirándolo a la cama.
Con la cara completamente desencajada, sorprendido y boquiabierto, saliendo de la confusión elevó el rostro para ver con curiosidad como un aura roja similar a la que a veces rodeaba a Naruto, especialmente cuando se enojaba, comenzaba a desvanecerse.
- Escúchame bien, Sasuke. Primero que nada, mi nombre es Gaara. Segundo, no estoy dispuesto a lidiar con un humano histérico y gritón, así que te calmas y me escuchas mientras te relato la historia y lo pertinente a tu contrato con Naruto y a mí. Debo afirmar que no has leído el contrato, ¿verdad? - En ningún momento la voz profunda había variado. Dejando a un Sasuke completamente estupefacto, contempló una simple afirmación en respuesta de la pregunta con un leve movimiento de cabeza. - ¿Por que no lo has leído? - preguntó examinando de pies a cabeza la figura del humano sentado en la cama, completamente inmóvil.
- Porque la ultima vez que intenté leerlo no veía ninguna palabra. - respondió, tranquilizándose luego del anterior suceso extraordinario.
- ¿No eres capas de ver lo que esta escrito? - esta vez, su rostro se torno curioso, y una de sus finas cejas se elevó con incredulidad. - Cuando tocas el libro ¿te quema? - algo no encajaba. Debía indagar.
- Las únicas palabras que vi fueron el nombre de Naruto y luego el mío, nada más. - hizo un ademan con la mano, como si eso le molestara y le quitara importancia en pocos segundos. - Solo me quemó levemente cuando lo encontré por primera vez. - nuevamente le quito importancia a lo que decía.
Sasuke desvió la mirada hacia Naruto, y aliviado, notó que el “castigo” había terminado. Se lo veía mas relajado, pero el símbolo se mantenía en el lugar, imborrable. Un par de cadenas habían desaparecido.
- Al principio te quemó, luego solo pudiste ver los nombres del contrato… - repetía en orden para si mismo el pelirrojo, llevando una mano a su barbilla. - Dame unos minutos. - Luego de decirle eso, cerró los ojos y meditó en silencio. Pasado unos segundos resolvió: - Sasuke Uchiha, te contaré nuestra historia, la verdad y lo que el libro dice. Pero antes que nada, dime ¿puedes leerlo ahora? - le extendió el objeto. El azabache lo abrió y pasó un par de hojas, sintiéndose frustrado. Negó con la cabeza.
- Antes no había nada para mis ojos. Ahora noto que hay algo escrito, pero las palabras se van borrando, es completamente ininteligible.
- Entonces escúchame atentamente y no interrumpas, te hablaré de nosotros. Es algo largo, pero intentaré resumirlo lo más que pueda. - cruzándose de brazos se dispuso a escuchar con atención, aunque no pudo evitar sentir esas palabras como un insulto a su persona, después de todo no era un niño. Aun así, se mantuvo en silencio. Gaara al ver la pasividad del otro prosiguió. - Empezaré diciendo que ustedes los humanos no son los únicos en el mundo. Bueno, mejor dicho, el mundo humano no es el único, existen dos mundos más, el demoniaco y el angelical. En cada uno de estos mundos, predomina una raza, las cuales son; Los humanos, como tú, los demonios, como Naruto y yo, y los ángeles. Ustedes han inventado infinitas historias sobre nosotros y ellos, pero están bastante equivocados. - luego resopló y sonrió de costado, burlonamente. Pronto volvió a sus serios rasgos. - Primero te hablare de nosotros. Somos demonios que nos regimos por los elementos naturales. A diferencia de lo que ustedes creen, no somos malvados, ni hacemos el mal, simplemente vivimos como ustedes. Podemos ser tan buenos como malos, todo depende del demonio. Claro que, al igual que los ángeles, nosotros tenemos ciertas habilidades y vidas longevas que nos hacen de cierta forma superiores a ustedes. - Hizo una pausa, al notar que lo dicho había afectado a Sasuke, éste apretaba la mandíbula con fuerza. - Por ende, nosotros y ellos, tenemos prohibido entrar a este mundo, el de los humanos.
- ¿Por eso lo están castigando a Naruto? - preguntó repentinamente, interrumpiendo a Gaara.
- No interrumpas. Déjame hablar. Para cuando termine, no tendrás preguntas. - Cerró los ojos por unos segundos, y asegurándose que no iba a ser interrumpido, continuó. - Como iba diciendo, nuestros mundos se rigen por algunas reglas fundamentales una de ellas es justamente no ingresar al mundo humano. No obstante, tanto ellos como nosotros tenemos métodos “legales” para ser parte del mundo humano. Una de esas formas, por ejemplo, es confinarse a descansar en un libro, - señaló el objeto que Sasuke había dejado sobre la cama. – y esperar a que la persona indicada lo encuentre, así el demonio despertaría en este mundo. Pero eso no alcanza, al hacer contacto con un humano, el demonio tiene contados días para permanecer aquí antes de regresar contra su voluntad al descanso dentro del libro. Para esto existe el contrato, luego de encontrar a una persona, el demonio tiene tres días para que, al cumplirse el tercer día se formalice un contrato. Y así, el demonio tiene toda la vida de la otra parte para vivirla en este mundo. Ósea que cuando el humano muere, el contrato se disuelve y el demonio tiene que regresar por donde vino y esperar nuevamente a otra persona. Ellos tienen otros métodos, uno de ellos requiere que un humano los llame directa o indirectamente, teniendo en cuenta que no tienen ni idea de lo que es un ángel de verdad, seguramente llaman sin saber a que están llamando – rio levemente. – Esto quiere decir que si una persona necesita ayuda e implora por un ángel, este vendrá a ayudarlo y como recompensa, podrá permanecer aquí, con o sin ese humano, pero solo si se lo permiten. Es algo así, sinceramente no entiendo sus métodos. Son tan “inapropiados”. - Hizo una pausa. - Entre estas razas, la demoniaca y la angelical hay una regla especial: Jamás procrear entre ambas razas. Es inaceptable un hibrido mitad demonio y mitad ángel. Claro que tiene fundamentos esto, pero toda relación esta prohibida, y es castigada. Por otra parte, la mescla de sangre humana y demoniaca, o humana y angelical era algo aceptable hasta que también se prohibió hace menos de 30 años. Incluso, se llegó a asesinar a pequeños bebes en esa época. - Los ojos verdes de Garra brillaron por unos instantes, como si hubiese descubierto algo impresionante y revelador, pero tan pronto como apareció ese brillo, desapareció. - Como veras, Naruto esta sufriendo una especie de castigo, pero algo me dice que son varias las razones por la cual esta siendo castigado. Aunque tengo dudas sobre una de ellas. - Adquirió un gesto pensativo.
Sasuke que se mantenía en silencio, sintió nuevamente una especie de punzada en su espalda, esta vez con mayor intensidad.
- Yo, Gaara, soy el testigo de Naruto, y como este idiota se ha adelantado y realizó el contrato antes de tiempo sin esperar a mi presencia, está sufriendo en parte el castigo por eso, pero hay algo mucho mas inquietante… y eso, Sasuke Uchiha, podría poner las manos en el fuego apostando que es por tu culpa. - Soltó con severa frialdad. - Y me temo que esto no termina aquí.
Apenas si pudo escuchar y comprender lo que el otro le decía, porque lo que había empezado como una punzada, ahora se extendía por toda su espalda quemándolo y pinchándolo como si fuesen millones de agujas calientes. El pelirrojo notó que el azabache reprimía un grito y se abrazaba a si mismo.
- ¿Qué te sucede, Sasuke? - preguntó arrugando la frente, sintiendo un poco de preocupación. No obteniendo respuesta alguna mas que unos gemidos de dolor reprimidos con poco resultado, caminó hacia el menor y aprovechando que éste se había inclinado hacia adelante agarró la camisa y levantó la tela, dejando al descubierto la espalda blanca de Sasuke, pero que era surcada por líneas y curvas negras. Inmediatamente, agarró de un brazo al menor e hizo que se levantara.
- ¡Maldición! ¡Duele, duele mucho! - gritó Sasuke, sintiendo como el de ojos verdes le quitaba la camisa con dificultad, puesto que él no podía dejar de abrasarse, intentando en vano apaciguar ese increíble dolo que aumentaba con cada segundo.
Una vez que la prenda calló al suelo, dejando al azabache desnudo de la cintura para arriba. Garra miró con gran sorpresa la espalda tersa del estudiante. No comprendiendo como podía ser…
- Rayos, esto no esta bien… - Gaara no podía dejar de ver, ante los retorcidos intentos de Sasuke por calmar el dolor, la espalda de éste, donde se dibujaban en negro un pares de alas rodeadas de cadenas, éstas cada vez se hacían mas visibles y de alguna forma parecían reprimir aquellas alas, lastimándolas y apretándolas. Definitivamente había algo que no estaba bien. ¿Sasuke era…? No podía ser, era imposible. ¿Un ángel? ¿O era otra cosa?
Pensando en todo eso, salió de sus cavilaciones al ver como Sasuke se desplomó en el piso, cayendo de rodillas y soltando gritos ahogados.
Eso no debería estar pasando.