—Entonces el Kyubi fue una persona-demonio que se unió a una persona para pelear a su lado… ¿Eternamente?— pregunto por tercera vez el rubio tratando de entender la historia del libro que mantenía en alto al estar recostado boca arriba en el sofá de la oficina de Kakashi, este que se mantenía sentado tras su escritorio escribiendo en su laptop y al escuchar al menor tan solo suspiro cerrando los ojos tenuemente.
—No Naruto, Kurama le ofreció un contrato a Saito para usar su cuerpo como recipiente para su alma a cambio de que este luchara en las batallas, se suponía que ese acuerdo solo duraría hasta el término de la guerra pero aun después el Kyubi permaneció a su lado— Explico el albino siguiendo con la mirada en la pantalla de la computadora.
El menor se sento en el sofá mirando ahora más interesado al otro —Y si Saito moría, ¿el contrato se anulaba?— pregunto inclinando hacia enfrente recargando los codos a sus piernas atento, Kakashi al escuchar su pregunta dejo de escribir y miro por igual al rubio.
—No, el contrato seguiría vigente porque no importaba si Saito moría o no, el alma del Kyubi siempre estaría con la de su portador— Naruto se quedó un momento pensativo ojeando las hojas del libro.
— ¿Kurama era una chica?— pregunto de repente volviendo a mirar al albino.
— Mm no lo creo ¿porque?—
Naruto rio algo cohibido al tiempo que se rascaba la nuca y evitaba mirar al mayor a los ojos —Bueno es que si quiso permanecer a su lado debió ser porque le amaba...entonces ¿no le importó que Saito fuera hombre también?—
Kakashi miro al menor al tiempo que se recargaba al respaldo de su silla y cruzaba los brazos sobre su pecho —El sexo de las personas no debe ser un impedimento para amar Naruto, si surgió algo entre ellos más allá de la amistad te aseguro que no tomaron en cuenta su género—
El rubio sintió que sus mejillas se ruborizaban al oír la contestación ajena —Ya entiendo— sonrió al mayor volviéndose a tirar en el sofá así como el albino volvió a su trabajo aunque se veía ocupado escribiendo en el portátil sus pensamientos no dejaban de recordar a su amigo, lo que había dicho Naruto causo que se sintiera una vez más dolido ante la ausencia de Obito y tonto al creer en una promesa hecha por un niño.
—Neh…Kakashi— le volvía a llamar el rubio por quinta vez hablando con algo de timidez ante la concentración del mayor, que no quería interrumpir estrepitosamente, el Hatake al reaccionar volteo a mirar al menor con una sonrisa —Perdón Naruto, ¿qué pasa?—
El rubio le sonrió por igual — ¿Si puedo ir a la cafetería?, es que tengo hambre — rio ligeramente por lo último sobando su abdomen en una forma de calmar el crujir de sus tripas.
Kakashi levanto la zurda a mirar el reloj de su muñeca noto que ya eran pasadas las 7 de la tarde, había tenido al rubio encerrado por 5 horas en su oficina sin comida y seguro no había comido desde la hora del almuerzo en la escuela —Chico lo siento no me fije del paso de las horas, ve en un momento te alcanzo y lleva tus cosas ya nos iremos— Naruto asintió tomando sus cosas, saliendo por la puerta, el mayor le siguió un poco después pues todavía se entretuvo ordenando sus documentos, guardándolos en su portafolio al igual que su laptop.
Tomando el elevador se recargo a la pared de fondo recargando la cabeza en esta al echarla para atrás, cerro incluso los ojos suspirando para relajarse todo iba bien hasta que en el piso 23, la persona que más le había alegrado el día subió con el —pensé que tu hora de salida era a las 9, Senpai— Kakashi intento no ser grosero así que regreso a su postura sonriéndole con levedad.
—Ahora que estoy de niñero debo dedicarle mi tiempo al chico— contesto acentuando lo de niñero pues había sido la forma en la que le había hablado antes el albino menor, que se giró hacia el Hatake colocándose frente a el —Ese rubio será un problema entonces— dijo recargando la diestra a un costado de la cabeza de Kakashi, que se removió incomodo al sentir el cuerpo del otro apegarse —pero él no está aquí ahora— siguió susurrando cerca de los labios del mayor acordando la distancia hasta que los rozo iniciando con un beso demandante en el que pronto el albino mayor tomo el control dejando al otro contra la pared.
Kabuto se había abrazado al cuello del mayor ahogando un jadeo entre el fogoso beso que acorto Kakashi después de una ardua batalla entre sus lenguas, el albino menor ladeo el rostro soltando un gemido cuando el mayor se había desviado de sus labios a lamerle el cuello llegando hasta su oreja a la que delineo con la lengua para susurrarle: —Pero mientras ese “rubio” este aquí, mi tiempo será únicamente para el— sonriendo satisfecho se separó del cuerpo ajeno, que le miro con claro enojo pero el goce del Hatake era grande al ver en las condiciones en las que se encontraba su Kohai, pues su respiración era agitada y su rostro estaba colorado —Este o no presente, buenas noches Kabuto— concluyo justo cuando llegaba al piso 5 donde se situaba la cafetería.
Con discreción se limpió los labios con el dorso de la manga de la gabardina que traía puesta al pasar por los pasillos hacia las mesas donde estaría el rubio, el Yakushi podía darle asco pero no podía evitar darse el gusto de verlo perder la cordura tan rápido.
Después de acompañar al rubio por un momento en la cafetería pues cuando lo encontró ya casi terminaba de comer, Kakashi no acostumbraba a comer ahí pero por no dejarlo cenando solo, pidió algo ligero, entre risas y comentarios bobos que hacían ambos terminaron y regresaron al apartamento del mayor.
Continuara...