El frio viento de la noche, golpeaba su rostro haciéndolo estremecer por momentos. Tomo la pequeña caja que tenia a un costado y la contemplo por unos segundos. Con mucho cuidado desato el pequeño listón verde que lo adornaba. Su boca curvo una sonrisa encantadora. Con mucho cuidado tomo las fotografías y se dispuso a verlas.
Las acariciaba como si fueran lo más delicado, las observaba como si fuera lo más hermoso. Y lo era, para él lo eran, eran como un tesoro para KiBum, eran sus recuerdos. El paquete había llegado por la mañana, su madre lo había enviado, no tenia ni idea que su madre aun conservara todas esas cosas, ni mucho menos que hubiera fotografías de ambos jugando en el jardín de la casa.
Sintió un ligero peso sobre sus hombros, ladeo el rostro encontrándose con los grandes ojos de su pareja. Sonrió agradeciéndole y se acomodo mejor la chaqueta que le había puesto.
-Hace frio KiBum- MinHo tomo asiento a su lado- puedes enfermar-
-Y tu me cuidaras ¿no?- pregunto apoyando la cabeza en el hombro de su pareja.
-Así es- Choi lo abrazo por los hombros- pero recuerda que viajaremos a visitar a tu madre, no puedes enfermarte-
KiBum rio. MinHo tenia razón mañana visitarían a su madre, y no podía enfermarse, lo habían planeado desde hace meses. Regresarían al lugar en donde todo comenzó.
-¿Recuerdas esto?- pregunto mostrando una de las fotografías.
-¡MinHo!- chillo, el mayor por meses- quiero jugar con el oso de peluche- frunció el ceño y se cruzo de brazos, claramente molesto.
-Yo quiero jugar con los cochecitos- el mas alto apunto los juguetes que se encontraban en el suelo- es mas divertido KiBum- el mayor negó con la cabeza.
-Quiero el peluche- con su pequeña mano, tomo la muñeca del moreno, obligándolo a caminar con él- jugaremos con el peluche, tú serás…-
-Pero…- el moreno detuvo sus pasos- pero…- KiBum hizo un puchero, haciéndole ojitos. MinHo bufo, si hacia eso no podía negarse- Bien- el mayor sonrió y entrelazo sus manos con las del menor, caminando de nuevo hacia el peluche.
El rubio rio al recordar la escena. Era y seguía siendo un chico muy caprichoso, y MinHo… MinHo estaba ahí para cumplirle cada unos de sus caprichos.
-Lo recuerdo- MinHo tomo la imagen, sonriendo al recordar como lo había convencido a jugar con el peluche- ¿Quién tomo las fotografías?-
-No se- se encogió de hombros- creo que mi mamá-
Se conocieron teniendo apenas 5 años, eran vecinos y cuando se convirtieron en amigos, no había tarde en que no jugaran juntos. KiBum vio en MinHo al chico alto deportista que estaba dispuesto a cumplir sus órdenes, y MinHo vio en KiBum un chico bonito que había que cuidar y no negarle nada.
-Debo quejarme con tu madre- hablo MinHo- podría decir que me obligabas a jugar lo que tu querías-
-No te obligaba a nada- golpeo juguetonamente el brazo del moreno- podías irte si querías, o jugar lo que tu quieras- el rubio desvió la mirada indignado.
-Si claro- el alto entrelazo sus manos- y después verte llorar, y quejarte con todos-
-No es así- se quejo.
-Si lo es- MinHo sonrió- pero no importa, sabes que no puedo negarme a nada de lo que tú quieras-
-¿A nada?-
-A nada-
-Me corte- pequeñas lagrimas salían de sus ojos felinos- MinHo- corrió hasta donde estaba el moreno- me corte, duele MinHo-
-¿Qué paso?- pregunto preocupado el menor. KiBum le enseño su dedo índice, una de la espinas de las rosas que habían en el jardín lo habían lastimando.
-Duele- se quejo de nuevo KiBum.
-Tranquilo, yo te cuidare-
MinHo corrió hasta su casa, entro por la puerta de atrás y pregunto a su madre, donde estaba el botiquín de primero auxilios. Corrió de nuevo hasta donde estaba KiBum, llevando consigo el botiquín que su madre le había dado.
-Haber- MinHo tomo su mano, limpio cuidadosamente el dedo de KiBum, para después ponerle una bendita de color rosado, beso la punta del delgado dedo y sonrió.
-¿Mejor?-
-Mucho mejor- contesto el mayor con una gran sonrisa.
-Empiezo a creer que tu madre nos espiaba- MinHo señalo la foto, donde KiBum tenia su pequeño dedo con la bendita rosada.
-Puede ser- KiBum sonrió- ese día le dije a mi madre que me habías curado, y que seguramente te convertirías en un gran doctor- ambos rieron ante la anécdota.
“Cosas de niños” pensó el rubio. En ese tiempo MinHo lo era todo para él, era su mejor amigo, era el chico que lo cuidaba, el chico que lo protegía, y no quería compartirlo, no quería que nadie se acercara a MinHo.
-No me convertí en un gran doctor, pero aun te sigo cuidando- el mas alto rozo los labios de su pareja, en un suave beso- no me importaría hacerlo toda la vida-
-A mi tampoco me importaría que me cuidaras toda la vida-
Era así y ambos lo sabían. Tenían 17 años de haberse conocido, 4 de ser pareja, y lo sabían, sabían que lo único que querían era estar juntos el resto de su vida.
Y aunque al principio le confundía el sentimiento de amistad con el de amor, lograron entenderlo, se querían y no solo como amigos, querían estar juntos, como una pareja. Aunque claro antes de saberlo ambos tuvieron pareja. DongWoon y Tiffany, eran buenos chicos y los querían a su manera, pero no podían amarlos como lo hacían él uno con él otro.
MinHo lo supo cuando vio a KiBum besarse con su ex-pareja, sintió celos, y molestia, no quería que nadie mas tocara a KiBum, no quería que nadie lo abrazara y mucho menos que nadie lo besara.
KiBum lo supo cuando vio que MinHo se alejaba de él para pasar tiempo con la chica. Podían decir que era egoísta, pero no podía evitar querer que MinHo estuviera todo el tiempo con él.
-No quiero imaginar, que hubiera pasado sin no estuviéramos juntos- hablo Choi minutos después.
-Te hubieras casado con Tiffany, y yo… hubiera encontrado una nueva pareja- o lo mas seguro es que hubiera llorado al enterarse que MinHo se casaría.
-Creo que no me hubiera casado-
-MinHo esa chica es lo único que buscaba- MinHo alzo una ceja ¿Una chica a los 17 queriendo casarse? KiBum si que tenía cada ideas.
-¿Celoso?- pregunto divertido.
-Claro que no- el rubio tomo el rostro de su pareja- por que habría de estarlo- beso los abultados labios- si ahora eres todo mío-
-Y tú eres todo mío-
-Vamos MinHo más alto- pedía KiBum. El mayor había ordenado a MinHo que lo ayudara a alcanzar una flor que vio en el árbol.
-Es todo lo que puedo- tomo fuertemente de la cintura al mayor, para impulsarlo un poco más.
-Más alto- pidió de nuevo.
MinHo trato de impulsarlo un poco más, pero tropezó con sus propios pies cayendo al suelo con el rostro de frente y KiBum encima de él.
-Lo siento- KiBum acaricio la cicatriz que le había quedado a MinHo después del golpe.
Ahora que lo pensaba MinHo siempre hizo todo lo que él quería, pero él nunca hizo nada de lo que MinHo quería. No había sido un buen amigo de Choi, y este aun seguía a su lado.
-No es nada- Choi sonrió, negando con la cabeza.
-No entiendo como seguiste a mi lado a pesar de todo- el mayor bajo la mirada.
-Lo hice- Choi lo tomo de la barbilla- lo hice, por que te quería, por que solo quería que tuvieras una sonrisa en tu rostro.
-Gracias- KiBum acaricio su mejilla- fui un pésimo amigo, ¿No es así?-
-Claro que no-
-Puedes decirme la verdad-
-Es la verdad- aseguro- lo único que quería era verte feliz, no importaba nada mas-
Así lo pensaba MinHo en ese tiempo y aun lo hacia, haría cualquier cosa para que su novio estuviera feliz, haría cualquier cosa que el chico de mirada felina quisiera.
-Tengo mucha suerte de tenerte MinHo- el rubio abrazo el fuerte cuerpo de su novio, enterrando su rostro el cuello, dejando un pequeño beso en él.
-Yo también KiBum, yo también-
MinHo siempre lo creyó, cuando se dio cuenta de sus sentimientos y que era correspondidos, se sintió la persona mas feliz y con mucha suerte, por que KiBum era especial, tenia algo que a todos le gustaba, y se sentía extremadamente feliz sabiendo que el rubio estaba con él.
Para KiBum era lo mismo, se sentía feliz teniendo a MinHo a su lado. Choi era muy atractivo, él podía estar con la persona que quisiera, pero lo había escogido a él y se sentía la persona mas afortunada en el mundo.
La noche caía y ambos seguían en el mismo lugar. Abrazados, riendo, robándose besos por momentos. La pequeña cajita de KiBum, los había hecho demasiado felices.
Recodando esas tardes de juego, las noches en que se quedaban a dormir juntos, las vacaciones juntos, las idas a la escuela, lo dibujos. Todo lo que habían hecho juntos, solo ellos dos.
Como esa vez que KiBum llego tarde a casa por que se había caído en la escuela y MinHo tuvo que cargarlo para regresar a casa. O esa vez que MinHo enfermo, y KiBum le suplico a su madre, que lo dejara faltar a clases para cuidar a MinHo.
O la vez que MinHo enseño a KiBum andar en bicicleta. Y también la vez que encontraron un perrito y lo llevaron a casa para cuidarlo, llevándose un regaño de sus padres.
Las veces que abrazo a KiBum por que tenían miedo a las películas de terror, calmándolo y recordándole que solo era una película. O todas esas veces donde KiBum apoyaba a MinHo y le decía que no todas veces ganaría, pero que al próximo partido de futbol estaría ahí para apoyarlo-aunque el odiara ese deporte-
-Esa vez fue divertido- rio MinHo al recordar como se disfrazaron para Halloween. Recordó el tierno puchero de KiBum cuando le suplico que se vistiera de momia, aunque el quería de pirata, pero no se negaría a la petición del rubio.
-Te veías adorable MinHo- reconoció su novio, viendo la fotografía.
-Lo volvería hacer- dijo MinHo dejando desconcertado al rubio.
-¿Qué?-
-Volvería hacer todo lo que hicimos-
Lo volvería hacer todas las veces que se lo pidiera, lo volvería hacer siempre y cuando sea con KiBum. Lo volvería hacer solo para ver esa hermosa sonrisa que le regalaba, lo volvería hacer solo por sentir el tierno beso que KiBum depositaba en su mejilla.
-Yo también- el rubio abrazo el cuerpo de su novio, recostado la cabeza en su pecho- fue divertido-
-Lo fue-
Toda su infancia fue divertida, gracias a cierto KiBum, que lo hacia hacer las cosas que jamás pensó que haría.
No se arrepentía de ser amigo del rubio, mucho menos se arrepentía de ser su pareja. Lo amaba y era lo único que importaba.
-Son bonitos recuerdos- dijo KiBum, mientras guardaba de nuevo las fotografías.
-Y los que faltan-
El rubio sonrió. Ambos sabían que dentro de un futuro habría mas y mas recuerdos, mas y mas fotografías para ver en la noche abrazados bajo las estrellas.
-Te amo MinHo- beso a su pareja, suave, lento, dulce, disfrutando de esa demostración de amor.
-También te amo-
Y no lo dejaría ir, no dejaría que nadie se lo quite de su lado. Por aun tenia muchos recuerdos que atesorar.