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You seem to need hope por parku

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Notas del capitulo:

Actualización :3 No se si tarde mucho, pero si es así espero que me perdonen (?) y que les guste el nuevo capítulo :D
No estoy convencida con el final, pero bueno u-u Así quedo :P
Me voy de viaje la semana que viene, voy a intentar actualizar antes de irme, pero no prometo nada U_U

Gracias a Panda y Kim por aguantarme y ayudarme tanto :)
Y a Bedu y Ramo por ser tan buena otepé º0º

Gracias a todas/os los que leen n-n

You seem to need hope
Capítulo 12

 

Apoyé la lapicera en el cuaderno de nuevo, y empecé a deslizarla por la hoja, pero ésta no escribía.
- No anda- comenté, sacudiéndola en el aire.
- Tonto- la sacó de mis manos y la desarmó -Hay que hacer así- sacó el tubito que tenía la tinta y sopló por uno de los extremos, haciendo que el líquido saliera disparado en dirección a mi remera. Ambos nos quedamos inmóviles -Perdón... no quise... yo...- levanté mi mano para callarlo.
- Mejor no digas nada. Tenés suerte de que ya está vieja- respondí fastidiado. Me paré y me dirigí al lado de la cama. Me saqué la remera y la tiré al piso -Alcanzame algo para ponerme del armario, por favor- Lay se paró, buscó en el armario, agarró la primer remera que vio y caminó en mi dirección.

Cuando estaba al lado mío, accidentalmente, pisó la prenda que estaba en el suelo y su cuerpo cedió, chocando conmigo y haciéndonos caer sobre la cama. Su rostro muy cerca del mío, una de sus rodillas entre mis piernas.

Nos miramos a los ojos, completamente sonrojados. Podía sentir su cálida respiración chocar con mi cara, mientras su mirada descendía a mis labios, para rápidamente volver a mis ojos. Apoyó sus manos a los costados de mi cabeza, y movió su rodilla hacia adelante para levantarse; rozando accidentalmente mi entrepierna. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo y no pude evitar que la respiración se me corte y un leve jadeo escape de mi garganta.

Desvié la mirada. La vergüenza me consumía, y no podía creer que había reaccionado a tan simple roce. Lay no se movía, no se había alejado de mí, y casi me estaba volviendo loco con tanta cercanía. Junté valor y lo miré. Estaba con los ojos muy abiertos y su rostro reflejaba sorpresa. Me aclaré la garganta, dudando de si iba a poder hablar o no, y decidí que lo mejor era decir algo. Lo que sea.

Pero antes de que pueda hacerlo, su expresión cambió. En ese momento sonreía con picardía. Sus ojos volvieron a bajar a mis labios y comenzó a acercarse.

Abrí mis ojos, sorprendido, cuando vi su clara intención de besarme. Y esta vez estaba sobrio.

Como la vez anterior, corrí mi cara antes de que llegue a mis labios, escuchando un suspiro frustrado por parte de Lay.
- En la boca no...- susurré nervioso. Lo sentí vacilar, sintiendo su respiración en mi mejilla, su aroma invadiéndome. Yixing levantó su cabeza para mirarme a los ojos. Intenté descifrar su mirada, pero antes de que pudiera ver, o decir algo más, volvió a inclinarse sobre mí, esta vez yendo directo al cuello. Dejando pequeños besos con la boca abierta -¿Qué... qué haces?- pregunté con voz ronca y la mente un poco nublada.
- Dijiste que en la boca no- lamió lentamente la zona, haciendo que me estremezca nuevamente -pero no dijiste nada del cuello- su voz se escuchaba una octava más baja.
- No lo hag...- no pude terminar lo que iba a decir porque Yixing, como si lo supiera de antemano, mordió en la parte más sensible de mi cuello. Un pequeño lugar casi llegando a la nuca que me volvía loco. Con un jadeo, perdí toda resistencia y apoyé mis manos en su cintura, aferrándome a ella, clavando mis uñas. Siguió lamiendo y mordiendo ese punto al notar mi reacción.

Se alejó y fue al lado de mi cuello que todavía no había sido tocado, acariciando el costado de mi torso con una de sus manos. Lamió y luego mordió a la misma altura de antes. Reprimí un vergonzoso sonido que quiso escapar de mi garganta. Había olvidado lo sensible que podía llegar a ser.
- Eso fue por lo del campamento.
- ¿Qué?- cuestioné, abriendo los ojos que ni me había dado cuenta que había cerrado.
- Sos bastante acosador cuando estas borracho- acarició con su nariz mi mandíbula -Me besaste, simples roces, pero lo hiciste. Y después...- deslizó lentamente su lengua por mi nuez, para después morderla suavemente. Dejé salir un agudo gemido, que no fui capaz de retener -hiciste eso en mi cuello. Llevo desde entonces intentando convencerme de que no fue nada...- una de sus manos empezó a acariciar mi ya desnudo abdomen -pero la verdad es que eso me excitó mucho más que todo lo que me hizo Suyin al otro día.
Recordé ese momento, en que lo había visto en una situación comprometedora con su novia. Recordé lo mucho que me había gustado su expresión, y, porque mentirme, los sonidos que habían salido de sus labios.

Deslicé mis manos adentro de su camisa, suspirando de gusto ante el tacto de su suave espalda. Mientras él acariciaba mi pecho, yo hacía lo mismo con sus omóplatos. Su boca seguía abusando de mi cuello sin descanso, mordiendo y succionando.
Lo abracé por la cintura, acercándolo más a mi cuerpo, haciéndonos jadear cuando nuestras entrepiernas se rozaron a través de la fina tela del pantalón del uniforme.

Ambos detuvimos todo movimiento al sentir la excitación del otro. Nos miramos intensamente a los ojos, muy sonrojados, respiraciones aceleradas y nuestros cuerpos completamente pegados.

Lay movió su cadera levemente, casi como si estuviera probando qué pasaba si lo hacía y, tirando mi cabeza hacia atrás, un gemido escapó de mis labios. Otro movimiento por parte de él. Abrí mis piernas para hacerle espacio entre ellas y lo abracé por el cuello, enterrando mi cara en éste, comenzando a dejar pequeños y torpes besos. Hacía años que no hacía nada parecido, y estaba un poco nervioso. Al ver que yo no me negaba, siguió con el vaivén de cadera que había empezado. Lentamente, tomé algo de confianza y lo imité, haciendo más profundos los roces de nuestras partes bajas. Cada uno gimiendo en el cuello del otro.

Sin parar se enderezó levemente, alejándose lo menos posible. Sosteniéndose de una sola mano, intentó desabrochar su camisa con la otra sin éxito. Al ver eso, cegado por el placer y las ganas de sentir su piel contra la mía, usé mis dos manos para abrir su camisa sin molestarme en desabrocharla. El ruido de los botones volando por la habitación de fondo, la respiración entrecortada y los leves gruñidos de Lay contra mi oído. Le ayude a sacársela y él la tiró al suelo, cayendo sobre la remera que nunca había llegado a ponerme. Aproveché la nueva piel expuesta, mientras él seguía con el placentero vaivén. Su boca volvió a mi cuello, el cual estaba seguro que iba a estar lleno de marcas al día siguiente.

¿Cómo llegamos a esto? me pregunté. Pero en realidad no me interesaba encontrar la respuesta. Todo era una nube de placer y calor, y ya nada importaba. Ni siquiera el hecho de que la persona que estaba sobre mí, haciéndome sentir tan bien, no era exactamente soltera.

Yixing levantó su cabeza y me miró a los ojos, frunciendo el ceño y mordiendo su labio inferior en una expresión de placer absoluta. Le devolví la mirada y me lamí los labios, aferrándome con uñas a sus brazos. Volvió a inclinarse, apoyando su nariz en la mía, sin cortar el contacto visual; jadeando suavemente sobre mi boca y haciéndome excitar más.

Lamió desde la comisura de mis labios, pasando por la mejilla y llegando a la oreja; para después morder el lóbulo y lamer el contorno. Al escuchar el pequeño gemido que surgió de mi garganta, frenó todo movimiento. Con mi mentón, moví su cabeza hasta que estuvo en una posición en la que me era cómodo llegar a su cuello; y empecé a besar, morder y succionar, incitándolo a seguir. No tardó en captar el mensaje, siguiendo con el vaivén de cadera, esta vez más rápido. Una de mis manos bajó hasta su pantalón y, agarrándolo del cinturón, hice fuerza para profundizar el contacto. Un ronco gemido escapó de sus labios.

Se alejó, sentándose en mis piernas y dirigió sus manos a mi cinturón, empezando a desabrocharlo. Lo miré; tenía el pelo pegado a la frente por el sudor que caía por su rostro y se perdía en su cuello, donde ya se estaba formando una marca. Su cuerpo tonificado y el abdomen levemente marcado. El pantalón le quedaba un poco ajustado, revelando su evidente excitación.

Cuando sentí que desabrochaba el primer botón de mi pantalón, apoyé mis manos sobre las suyas para que parara. Me miró con curiosidad.
- ¿Estás... estás seguro de esto?- le pregunté. Colocó sus manos en mi estómago.
- ¿Por qué?- levantó sus cejas, sonriendo lascivamente.
- Pensaba que sólo te gustaban las mujeres.
- Soy bisexual- admitió -Nadie lo sabe, pero lo soy- me apoyé en mis codos y lo miré fijamente.
- ¿No me vas a preguntar lo mismo?- cuestioné.
- No- se inclinó hasta estar cerca de mi oreja, y su mano se deslizó hasta mi entrepierna -No creo que haga falta. Él...- dio un muy leve apretón; haciendo que un agudo gemido escape de mis labios -me acaba de responder- susurró y lamió el contorno de mi oreja. Mi cara se puso roja de la vergüenza. Se volvió a enderezar y bajó el cierre de mi pantalón, bajándolo hasta la altura de los muslos, empezando a masajear sobre la ropa interior.

Mi espalda se arqueó y me aferré fuertemente a la sábana con una de mis manos. Miré a Lay, que me miraba lujuriosamente mientras se mordía un costado del labio inferior. Lentamente, con un poco de inseguridad, deslicé mis manos por sus piernas y le desabroché el cinturón.


***


Con un último movimiento de mi mano, Yixing acabó. Yo ya lo había hecho segundos atrás. Me limpié en la sábana mientras él se dejaba caer a mi lado, apoyando su antebrazo en sus ojos, respirando con dificultad.
- Nadie puede saber lo que acaba de pasar- dijo entrecortadamente.
- No es como si quisiera que alguien se enterara- respondí sin dejar de mirar el techo, intentando regular mi respiración. Me subí el bóxer y el pantalón, que estaban un poco más abajo de mi trasero, y me abroché el cinturón. Sentí a Lay hacer lo mismo.

Un rato después, seguíamos sin hablar y sin mirarnos. Ya más calmado, estaba cayendo en la cuenta de lo que había pasado. No puedo creerlo, pensé. Y, a pesar de tener todos los motivos para arrepentirme, no supe por qué pero no lo hice. No me sentía arrepentido. Para nada.

- LuHan...- susurró Yixing. Giré mi cabeza y lo miré tímidamente.
- ¿Qué?
- No puede volver a pasar- informó. Suspiré, volviendo a mirar al techo.
- Ya lo sé...- pasé mi mano por mi pelo, tirándolo para atrás y después la dejé caer sobre la cama, apoyándola accidentalmente sobre la de Lay. Lo miré a los ojos al sentir una especie de electricidad recorrer mis dedos. Me senté, sin alejar mi mano de la suya, y miré hacia atrás; viendo como él se sentaba también, quedando su rostro muy cerca del mío. Desvié la mirada.

Pasó su brazo por mi espalda y deslizó sus uñas por mi cintura. Lo volví a mirar, notando una sonrisa pícara en sus labios. Sin poder contenerme, me abalancé sobre él, obligándolo a acostarse.


***




Espero poder pasar el resto de mi vida con vos, y ser el único que te bese y ame. Ser el único que te bese. Ser el único que te...


Abrí mis ojos de golpe, siendo inmediatamente cegado por la luz del sol que entraba por la ventana. Mi corazón latía con fuerza contra mi pecho, recordando mi sueño. SeHun... pensé con tristeza. ¿Por qué tuve que soñar con vos? Y con ese mensaje justamente. Miré a Lay, que dormía con el torso desnudo y una almohada sobre la cabeza, tapado hasta la cintura. Salí de la cama, notando que hacía mucho frío. Prendí la calefacción y tapé bien a Yixing, no sin antes apreciar levemente su cuerpo; sonrojándome ante el recuerdo de la noche anterior. Ser el único que te bese... al menos pude concederte eso. Lay se movió levemente, haciendo que la almohada se corriera y se revelara su boca. ¿Por ahora?


Agarré ropa limpia y me dirigí al baño. Me saqué el pantalón y el bóxer, que era lo único que tenía puesto, y me metí en la ducha, relajándome al instante con el agua caliente. Me senté en el suelo de la bañadera, empezando a quedarme dormido de nuevo. ¿Qué día es hoy?, me pregunté adormecido. Hoy es...
- ¡Hoy es martes!- exclamé -¡El colegio!- salí rápidamente del agradable abrazo del agua, y miré la hora en el celular que estaba apoyado sobre el inodoro. Eran las once de la mañana. Suspiré pesadamente -No tiene sentido ir ahora- volví a entrar en la bañadera.


***



Después de cambiarme, bajé las escaleras para desayunar. Hice café y unas tostadas, y me senté en la mesa, con la mirada perdida en la pared. Todavía no puedo creer lo que pasó... ¡Y dos veces! No significa nada, sólo fueron unas simples caricias... Intenté engañarme, ignorando el hecho de que no me creía lo que me decía.

Escuché unos pasos acercarse, y Yixing apareció en el umbral de la puerta, más dormido que despierto. Llevaba puesta su camisa abierta, ya que yo mismo me había encargado de que se quedara sin botones. Unas pequeñas marcas violetas adornaban su cuello. Se veía... sexy, pero tierno. ¿Sexy? ¿Tierno? LuHan, ¿qué te pasa últimamente?
- Buenos días- susurró con voz ronca entrando en la cocina.
- Buenos días...- desvié la mirada, sin saber qué más decir -Si querés comer algo, agarrá lo que quieras de la heladera- agregué cortando un incómodo silencio que se había creado -Ahí hay café recién hecho- señalé la mesada donde descansaba la cafetera.
- Gracias- se sirvió café, y se dirigió a la heladera para agarrar leche y agregarle a su taza. Se sentó enfrente mío y miró para todos lados con el ceño fruncido y al parecer confundido. Seguía muy dormido. Me reí levemente y le pasé el tarro con azúcar -Gracias- volvió a susurrar y se dispuso a endulzar su café.
Tomó varios tragos distraídamente, y me miró sorprendido cuando le dejé enfrente suyo una tostada untada con mermelada.
- Vamos a seguir con el trabajo práctico, necesitas fuerzas- expliqué. Rió levemente.
- Gracias- dijo empezando a comer.

***


Después de limpiar lo que habíamos ensuciado, subimos a mi habitación para poder seguir el trabajo. Al entrar, vi que estaba todo desordenado. Lay se sentó en la cama, al ver que yo me disponía a ordenar.
- ¿Te ayudo?- preguntó bostezando.
- No te preocupes, no es mucho.
Levanté ropa del suelo, acomodé el escritorio y me acerqué a la cama para hacerla. Miré las sábanas, notando unas leves manchas en ésta. Desvié los ojos con vergüenza para mirar a Lay. Su mirada estaba clavada en las sábanas, sonrojado. Había visto lo mismo que yo.

Yixing se paró al notar mi intención de cambiar las sábanas. Cuando las tuve en mis brazos, él me las arrebató. Lo miré sorprendido.
- ¿Dónde las dejo?- evitó mi mirada, avergonzado.
- En la cocina hay una puerta que da al lavadero. Dejalo en el lavarropas y ponelo a funcionar, por favor- respondí buscando un juego de sábanas limpias en el armario.
- Bueno...- se dirigió a la puerta.
- Yixing- lo llamé antes de que se fuera.
- ¿Sí?- se giró para mirarme.
- Gracias.
- De nada- sonrió.

***


Mientras hacía la cama, mi cara se puso roja de la vergüenza al recordar con detalles lo que había pasado. Debería sentirme más nervioso... pero él actúa tan natural que no me siento incómodo, pensé. Es un alivio que no mencione nada de lo de anoche.
- ¿Te ayudo en algo más?- susurraron en mi oído. Pegué un grito del susto, dando un pequeño salto y dejándome caer sobre la cama a medio hacer. Yixing me miró, riendo fuertemente.
- ¡Me asustaste!- exclamé, apoyando mi mano en mi pecho -No te escuché entrar- agregué ya más calmado.
- Era la idea- volvió a reír, haciéndome reír con él. De nuevo sorprendiéndome ante lo bien que se escuchaba ese sonido, el de nuestras risas juntas.

Antes de empezar con el pesado trabajo de biología, agarré del armario una remera y se la di a Lay.
- Tu camisa... yo la... está rota- le expliqué cuando me miró confundido -Perdón- agregué sonrojándome. Rió levemente.
- Gracias- se sacó su camisa, tomó la prenda que le facilité y dudó un momento -¿Puedo usar la ducha?-
- Sí, claro... ya sabés donde está todo- respondí mientras se dirigía a la puerta de la habitación.
- Ah, LuHan...
- ¿Sí?
- No te preocupes por lo de la camisa, tengo varias- se rascó detrás de la oreja y se giró para mirarme -Y... valió la pena- susurró -Esa acción de tu parte hizo que todo sea más interesante... por no decir excitante- abrí mi boca, sorprendido, sintiendo mi cara arder de vergüenza. ¿Qué le digo? -Tomalo como "venganza"- hizo comillas con los dedos -por lo que te hice en el cuello- volvió a girarse, dándome la espalda y, mirando sobre su hombro, sonrió pícaramente y se fue.

¿Lo que me hizo en el cuello? ¿Qué? Corrí a mi armario, lo abrí y me miré al espejo que colgaba dentro de éste. Tenía muchas marcas de ambos lados, en distintas tonalidades de violeta y rosa. ¿Cómo se supone que voy a esconder esto? me pregunté alarmado. Debería haberle hecho algo más que sólo esas pequeñas marcas. La próxima vez le voy a dejar el cuello tan violeta que va a parecer Barney... ¿Próxima vez? No va a haber una próxima vez... ¿O sí? ¡No! Pero... ¿Por qué siento que, muy en el fondo, deseo que vuelva a pasar algo así?
Desvié mi mirada a la foto de Sehun y mía. ¿Y vos cómo lo tomarías?

Notas finales:


En unos días vuelvo a darle una corregida más, que ahora no puedo u-u

Muchas gracias por leer :3


¡Espero sus comentarios!

Parku~


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