You seem to need hope
Capítulo 17
Mi mamá había salido y yo estaba ordenando mi habitación. Hacía días que no lo hacía.
Cambié las sábanas, limpié los muebles, barrí el piso, saqué todos los libros de mi biblioteca para sacarles el polvo y los volví a ordenar, acomodé mi armario e hice muchas cosas más hasta que quedó todo perfectamente ordenado y limpio.
Miré con gusto todo y sonreí. Justo en ese momento, sonó el timbre. Me cambié rápidamente la camiseta que tenía puesta, que estaba toda sudada por el esfuerzo, me puse otra y bajé las escaleras corriendo.
Abrí la puerta, sorprendiéndome al instante con la persona que estaba parada detrás de ésta.
- ¿Señora Oh?- pregunté en un susurro, con los ojos muy abiertos.
- LuHannie- respondió, sonriendo dulcemente -Qué grande estás. Por favor, decime SunAh- asentí, todavía sin poder reaccionar -¿Cómo estuviste?
- Bien... ¿Usted?- seguía sosteniendo la puerta, con los ojos más abiertos de lo normal. Probablemente parecía tonto -¿Quiere pasar?
- Si no es molestia... vine para hablar con vos- se adelantó, pasando por al lado mío -Y por favor, no me trates con tanto respeto. Me hacés sentir vieja- reí levemente.
- Perdón- la guíe hasta la cocina, sin pasar por alto el hecho de que no me había respondido si estaba bien o no -¿Quiere... querés un té o algo?
- La verdad es que sí, me vendría bien- puse a calentar agua y me senté en la mesa, en frente suyo. Pasaron unos minutos de silencio, donde me miró fijamente -De verdad estás grande, LuHan. Y muy lindo- justo en ese momento, el agua hirvió. Me paré y me acerqué para servirla en dos tazas.
- Muchas gracias...
- Mi Sehunnie estaría babeando por los rincones si estuviera con nosotros- por la sorpresa, levanté mi cabeza bruscamente, golpeándome contra un mueble que había arriba. Me sostuve la parte que me dolía mientras ella se acercaba a mí.
- ¿Estás bien?- preguntó preocupada.
- Sí...- dejé caer mis brazos y desvié la mirada -¿Lo sabías?
- ¿Que ustedes eran...?- asentí con la cabeza tímidamente -Claro que sí... ya sabés que él era prácticamente transparente. Se notaba todo lo que...- la voz se le quebró. Respiró hondo varias veces mientras yo debatía internamente sobre qué hacer. Pero rápidamente se recuperó -Disculpame.
- No hay nada que disculpar- le sonreí con los labios juntos -Acá está el té. Te va a hacer bien- me acarició el pelo maternalmente.
- Siempre tan bueno... Gracias- nos volvimos a sentar en la mesa -Vine para hablar con vos. Iba a llamarte al celular, pero supuse que ese número no sirve más.
- Sí, lo dejé de usar hace tiempo. Pero, ¿de qué querías hablarme?- pregunté curioso.
- Quería agradecerte por todo lo que hiciste por mi hijo siempre. Por quererlo tanto y hacerlo tan feliz- sentí un nudo formarse en mi garganta pero logré controlarlo -Porque incluso después de su muerte, seguiste pensando en él. Fui por primera vez al cementerio este año. Me siento mal por no haber ido antes, pero de verdad no podía. Vi un vaso de té de burbujas y unas flores, y supuse que vos las habías dejado ahí- ¿Flores? Yo no le había dejado flores.
- Sí, fui yo- decidí no negarle ese hecho. De todos modos el del té de burbujas sí había sido yo -Y la verdad es que todo eso lo hice con gusto...- tomé un largo trago de mi té para no largarme a llorar.
- Él te amaba muchísimo, LuHan. Estoy segura que todavía lo hace- pestañeé varias veces para evitar que se juntaran lágrimas en mis ojos -¿Sabés? Él se iba a ir a estudiar a Corea. Quería ser escritor.
- ¿Qué?- la voz me salió aguda. Sabía que quería ser escritor ¿Pero irse del país?
- Sí. Pero por vos, finalmente había decidido que se iba a quedar- no pude seguir reteniendo mis emociones. Unas tímidas lágrimas recorrieron mis mejillas mientras me disculpaba por estar llorando -No te disculpes, está bien- me acarició el antebrazo que estaba sobre la mesa. Miró su reloj -También vine a darte algo. Con mi esposo, decidimos finalmente ordenar su habitación que estuvo cerrada por años. Mientras guardaba su ropa en bolsas para donarla, encontré algo- buscó en su cartera y apoyó un sobre arriba de la mesa. Respiré hondo y lo agarré. Estaba sin sellar y tenía una pequeña palabra escrita con la letra de Sehun en el medio. Mi nombre - No la leí, ya estaba abierta. Creí que lo más correcto era dártela. Si tiene tu nombre, supongo que es para vos- sonrió y le devolví el gesto.
- Muchas gracias por tomarte la molestia de venir hasta acá, SunAh.
***
Miré al sobre, que estaba apoyado en mi escritorio, con temor. Cuando la mamá de Sehun se fue, me quedé parado en la entrada un buen rato. Me había sorprendido lo fuerte que se veía. Con ganas de salir adelante y seguir recordando a su hijo con amor. Si ella puede, ¿Por qué yo no?
Decidido, lo tomé entre mis manos y lo abrí. Miré el papel que estaba adentro prolijamente doblado y, justo cuando lo iba a sacar, escuché un grito de mi mamá.
- ¡LuHan! ¡Te buscan!- guardé el sobre en un cajón y bajé las escaleras, bostezando. Vi a Kai parado en la puerta.
- ¡Hola!- exclamé -¿Cómo estás?
- Bien- se acercó y me dio un beso en la mejilla -¿Vos?- desvié la mirada, viendo que mi mamá giraba la cabeza rápidamente. Nos había visto.
- También- lo agarré de la mano y lo obligué a seguirme.
- ¿Te pasó algo?- preguntó cuando entramos en mi habitación.
- Me dio vergüenza- me tapé la cara con las manos.
- ¿Qué cosa?- frunció el ceño.
- Cuando me diste el beso en la mejilla, mi mamá lo vio. Después me hace bromas y... es vergonzoso- confesé mientras me apoyaba en mi escritorio. Se rió fuertemente y se acercó, colocando sus manos a los costados de mi cadera, sobre el mueble.
- ¿Y qué pasa si entra y nos ve así?- susurró en mi oído. Respiré hondo para tranquilizarme y apoyé mis manos en su pecho.
- Sería aún más embarazoso...
- Pero si no estamos haciendo nada- acarició mi cuello con su nariz repetidas veces.
- Jongin- dije bajito.
- Te extrañé, LuHannie- me abrazo con fuerza, casi dejándome sin aire.
- Pero si nos vimos ayer en el colegio- tragué saliva nervioso. Estaba confundido. Quería rechazarlo y dejarle en claro que éramos amigos, pero a la vez quería dejarme llevar por él.
- No importa...- me miró a los ojos y se empezó a acercar. Bajé mi mirada a sus labios, y cuando volví a mirarlo a los ojos, divisé la puerta de mi habitación abierta. Mi mamá parada en la entrada y, para peor, Yixing detrás de ella.
- Perdón... no toqué... pasa que... Yixing... Yo...- se fue completamente sonrojada. Gracias por ayudarme, mamá. Me dejás solo con un puma hambriento y un lobo que parece estar enojado. Kai, al escuchar a mi mamá hablar, se dio vuelta y se alejó un poco. No podía ver su mirada, pero sí veía como Lay lo miraba, fulminándolo con los ojos. Nunca me había alegrado tanto de verlo.
- ¡Yixing! Vení, pasa- fui hasta él. Seguía concentrado en Jongin. Parecía que jugaban a "El que parpadea primero pierde". Molesto porque no me escuchaba, le pellizqué con fuerza una mejilla.
- ¡Auch!- exclamó, mirándome finalmente y apoyando su mano en el lugar afectado -¿Por qué hiciste eso?
- Porque no me escuchabas- respondí. Le palmee suavemente, pero con poca delicadeza, la mejilla -Lo siento si te dolió- escuché sus protestas y me reí.
***
- Comedia- opinó Lay.
- No, vamos a ver una de acción- replicó Kai. Maldije el momento en el que les ofrecí ver una película. Estaban siendo totalmente inmaduros. Hacía quince minutos que discutían el género y ya estaba cansado.
- Vamos a ver una de terror- dije calmadamente.
- Pero...- intentaron hablar al unísono.
- De terror- sentencié. Ambos hicieron un leve puchero y yo reí.
- LuHannie... ¿Puedo quedarme a dormir?- preguntó Kai mientras yo ponía la película en el reproductor de dvd que tenía en mi habitación. Lay, que estaba prendiendo la televisión, me miró expectante.
- Sí, no hay problema- sonreí y me paré al lado de Yixing, mirando como ponía los subtítulos.
- LuHan...- dijo bajito. Lo observé unos segundos, esperando a que continuara -Yo te iba a pedir lo mismo... mi mamá y Meiling vuelven tarde y... no quiero estar solo en casa- entendí el mensaje al instante. No quería estar solo con su papá en su casa.
- Podés quedarte también- respondí sin dudarlo.
- Gracias- nos dimos vuelta al escuchar una risita. Kai estaba con el celular y sonreía ampliamente.
Vimos la película "La llamada" La había visto varias veces pero fue la única de terror que encontramos. Después mi mamá nos llamó a cenar. Comimos, bajo la atenta mirada de ella. No sabía cómo, pero estaba seguro de que sabía algo de lo que estaba pasando entre nosotros. No exactamente que Kai se la pasaba insinuándose o que Lay y yo teníamos encuentros que pasaban de la amistad, pero sí de que algo había.
***
Nos acostamos los tres en mi cama que por suerte era más grande de lo normal. Aunque no lo suficiente, ya que igualmente estábamos bastante apretados. Kai estaba a mi izquierda y Lay a mi derecha. Seguían peleando, pero no tanto como al principio de esta reunión que nadie había planeado. Jongin todavía no se acostumbraba a la presencia de Chen y Yixing, pero aceptó sin decir nada la relación que mantenía el primero con XiuMin.
- Buenas noches, LuHan...- dijo Kai, poniéndose boca abajo para dormir -Buenas noches, Lay- agregó luego de pensárselo. Sonreí, se esforzaba por tratarlo bien y sabía que era por mí.
- Buenas noches, Jonginnie.
- Que descanses- respondió Lay. Lo miré y me sonrió.
Un rato después suspiré, finalmente relajándome al suponer que ambos dormían. Cerré los ojos para intentar descansar. Una mano, proveniente de mi lado derecho se deslizó por mi abdomen y se coló por mi remera, comenzando a acariciar.
- Creo que se durmió- susurró Yixing en mi oído.
- Basta, puede despertarse- tomando su antebrazo, intenté sacar su mano sin éxito. Sentí su lengua deslizarse por mi cuello y apreté el agarre. Se puso de costado, pasando una de sus piernas sobre las mías y colocándola entre ellas -Basta, comportate- dije muy bajito.
- ¿Seguro?- su mano bajó hasta el elástico de mi pantalón de gimnasia y jugó un poco con éste, estirándolo y soltándolo. Intenté concentrarme. No era el lugar, ni el momento.
- Sí. Tengo a uno de mis amigos a mi lado, no seas...- me mordió la mejilla -así...- lo miré con las cejas levantadas. Eso era nuevo. Me sonrió y su mano subió a la zona de las costillas, donde comenzó a hacer cosquillas. Me retorcí, intentando soltarme pero a la misma vez no queriendo moverme ni hacer ruidos para no despertar a Kai.
- ¡Cuidado!- susurró -Es Samara y quiere comerte- di un salto y la mitad de mi cuerpo quedó arriba del suyo, apoyando mis codos a los costados de su cabeza.
- Te dije que basta- pedí cansado -Y no se bromea con Samara Morgan- agregué mirando a Kai por si daba signos de estar despierto. Podía ver su rostro, que mostraba una expresión relajada.
- ¿Por qué no?- sentí que me abrazaba por la cintura -¿Te da miedo?
- Sí- confesé, girando mi cabeza para mirarlo, encontrándome con que estaba muy cerca. Nuestras narices rozaban. Bajó su rostro hasta estar a la altura de mi cuello y se dedicó a dejar, otra vez, una marca. Se me habían acabado las excusas para mantenerlo tapado y que no pareciera raro. Pero en ese momento, poco me importaba. Mientras sentía sus dedos dibujar círculos en mi espalda baja y su boca haciéndose cargo de mi cuello, enredé mis manos en su pelo y empecé a acariciar suavemente.
- ¿Conforme?- pregunté cuando se separó.
- No mucho, pero lo suficiente como para dejarte tranquilo- rió y me acomodé de nuevo en mi lugar, sabiendo que en el fondo yo tampoco estaba conforme.
- Ahora dormí, por favor- apoyó su cabeza en mi brazo y su mano en mi estómago.
- LuHan...
- ¿Qué?
- Que sueñes conmigo... digo con los angelitos- dijo casi dormido. Me tapé la boca para no reír en voz alta.
- Vos también, Yixing- no pasó mucho tiempo para sentir su pausada respiración. Estaba dormido.
Me quedé observando su rostro y, con mi dedo índice, delineé su labio inferior. No pudiendo evitarlo, me incliné y le di un leve y casto beso. Prácticamente fue un roce de labios, pero sentí una electricidad recorrer mi cuerpo.
Recordé la carta de Sehun y decidí que todavía no estaba listo para leerla.
***
- Les presento a Sir. Jian, mi nuevo príncipe- anunció Meiling una tarde- Lay la miró boquiabierto y yo me puse en cuclillas cuando ella se acercó a mí para hablarme -Lo siento Sir. LuHan, pero lo nuestro es imposible- dijo apenada. Sonreí con ternura.
- Creo que voy a poder superarlo- respondí mirando para abajo, aparentando estar triste.
- Pero vas a ser mi otro hermano- declaró.
- Me parece perfecto- sonreí y le acomodé el pelo detrás de la oreja. Me paré y lo miré a Lay.
- ¿Qué pasa?- susurré.
- Le gusta un nene.
- Sí, ¿Qué tiene?
- A mi hermanita le gusta un nene- repitió.
- ¿Celoso?- me burlé.
- Claro que sí. Es mi hermanita, no puede gustarle nadie- respondió tercamente.
- Lay, dejala. Te compartió y te comparte desde hace años con una chica que no le cae bien- me miró con una ceja levantada y una sonrisita en los labios.
- ¿Celoso?
- Claro que no- desvié la mirada, sintiendo que mentía. Pero no lo hacía, ¿o sí?
- Hola, soy Jian- se presentó el pequeño con una inclinación. Usaba unos anteojos que eran muy grandes para su rostro. Su pelo era corto, castaño y con flequillo. Su piel era pálida y sus ojos marrones un poco claros. No puede ser... miré sorprendido a Jian.
- Hola, soy Yixing, el hermano de Meiling.
- LuHan. Amigo de él- señalé a Lay. Se nos acercó, como para decirnos algo.
- No soy su príncipe- susurró nervioso.
- ¡Sí lo sos!- exclamó Meiling, abrazándolo.
- ¡Que no!
- ¡Que sí!
No, imposible, pensé mirando al pequeño niño que discutía. El timbre sonó.
- Vamos, Jian, seguramente ya te vinieron a buscar- informó Lay cortando la pelea. Tomé a Meiling de la mano y los acompañé hasta la puerta. Respiré hondo, preparándome mentalmente. Cuando la puerta se abrió, vi a un hombre parado.
- Hola, vengo a buscar a...- sus ojos se abrieron grandes, mirándome -¿LuHan?
- ¿Viene a buscar a LuHan?- preguntó Yixing, confundido.
- Hola, papá. Tanto tiempo- dije fríamente.
- ¿Papá? ¿Qué?- Lay lo miró a él y después a mí. Mi papá, si se podía decir así, estiró su mano hacia Jian. El pequeño la tomó y el hombre se agachó para darle un beso en la cabeza.
- Esperame en el auto, Jian- le dijo.
- Sí, papi- se dio vuelta para hacer una leve inclinación a modo de saludo, se la devolvimos y corrió al auto.
- Creciste- opinó.
- ¿Qué esperabas después de tres años?- me crucé de brazos. Yixing alzó a Meiling que, al igual que él, no entendía nada.
- ¿Vivís acá?- preguntó, ignorando mi comentario.
- No.
- Fue un gusto verte, LuHan- dijo. Se veía algo más avejentado, pero feliz.
- Me gustaría poder decir lo mismo- desvié la mirada. Miré a Meiling y dos ideas se cruzaron por mi mente. La enseñanza que le daba al ser rencoroso, y que por ahí por mi culpa no iba a poder volver a ver a Jian, su nuevo amigo y posible futuro novio. De reojo, vi como el hombre se daba la vuelta -Papá...- me acerqué hasta donde estaba y estiré mi mano.
- Sin rencores- informé, contradiciendo mi anterior actitud. Él sonrió y tomó mi mano -Por favor no impidas que Jian se vea con Meiling. Si estoy acá incluso voy a ayudar a cuidarlo. Me gustaría conocerlo más- confesé.
- No veo por qué habría un problema con eso- opinó.
- Pero no quiero tener nada que ver con vos.
- Ya lo sabía, hijo. Mucha suerte- se dio vuelta y empezó a caminar.
- Igualmente- entré a la casa, con Lay siguiéndome los pasos. Dejó a Meiling en el suelo.
- Andá a mirar la tele un rato. Tenés permiso.
- ¡Sí!- exclamó -¡Gracias, Brony! ¡Te quiero!
- ¿Qué fue eso?- me preguntó acercándose a mí.
- Era mi papá y el hijo que tuvo con otra mujer. Antes de separarse de mi mamá- le dije indiferente.
- ¿Cómo reconociste al nene?- lo miré y suspiré.
- Sabía su nombre, y su edad aproximada. Y es igual a mí... cuando era chiquito.
- ¿Y no te importa para nada eso?- apoyó su mano en mi espalda.
- No.
- ¿No destruyó tu familia?- se pasó la mano por el cuello. Me reí.
- ¿Lo viste bien? ¿En serio crees que esa cosita tierna y educada es un destruye-familias? No. El que destruyó mi familia fue mi papá. Estamos mejor sin él, y mi mamá con su nuevo novio es mucho más feliz- sonreí -Estoy bien, estos temas ya no me afectan- aseguré cuando vi su mirada preocupada.
- Tenés razón. Era un buen chico... aunque como se sobrepase con Meiling yo...
- Lay, creo que la que se podría sobrepasar es Meiling, no Jian- me reí cuando vi su expresión molesta.
- Perdón, perdón- corretee para alejarme de él, pero me alcanzó rápido y me dio un golpe en el trasero con la mano abierta.
***
Esa noche, fuimos a mi casa. Como al otro día no había clases, nos podíamos quedar hasta tarde despiertos. XiuMin y Chen iban a salir solos, al parecer en una cita aunque no quisieron decirlo, y Kai estaba enfermo. Así que quedábamos los dos solos.
Estábamos en la computadora, jugando un juego de Pokemon, cuando sonó el celular de Yixing. Suspiró pesadamente y atendió.
- Yo te elijo, Pikachu- susurré sin prestar atención a Lay ni al gritito que se escuchaba del otro lado de la línea. Me concentré en capturar un Pidgeot con el ataque que más me gustaba usar con Pikachu, y le lancé la Pokebola. Nervioso, esperé mirando cómo se movía mientras el Pokemon intentaba liberarse.
- Por dios, qué ruidosa que es- se frotó la oreja.
- Por ahí es porque sabés muy bien como dar placer- opiné distraídamente, sin despegar mis ojos de la pantalla. Un silencio se hizo presente mientras sentía su mirada clavada en mí. Un momento... ¿Qué dijo antes? Que era ruidosa... ¿Y qué pasó antes de eso? Habló por teléfono, supongo que con Suyin. Entonces... estaba diciendo que gritó mucho al teléfono, no que era ruidosa en la cama ni nada. ¿Por qué diablos pensé que se refería al sexo? ¿En qué estaba pensando? Lentamente, giré mi cabeza para mirarlo. Estaba seguro que mi cara estaba del color de un tomate. Su expresión de sorpresa y confusión desapareció, dando paso a una sonrisa lasciva. Volví a mirar a la pantalla -Mirá, atrapé a Pidgeot- dije para desviar el tema de mi comentario. Pero no surtió efecto. Enseguida sentí sus labios en mi cuello, abusando de la piel y de ese lugar que ya sabía muy bien donde estaba. Intenté seguir jugando, haciendo de cuenta que no pasaba nada. Que no me estaba sintiendo de esa manera y, de paso, jugando un poco con él para que pusiera más ahínco en excitarme. Apoyó su mano en mi rodilla y comenzó a subirla, acariciando mi muslo lentamente pero con un claro destino. Cuando llegó a mi entrepierna y dio un leve apretón, dejé de intentar concentrarme en la pantalla y me apoyé en el respaldo, dándole más lugar. Era la primera vez que era tan directo y me estaba gustando.
Cuando ya estaba completamente excitado y disfrutando de las caricias de Yixing, éstas cesaron. Lo miré curioso y frustrado, pegando un pequeño y para nada masculino gritito cuando agarró la silla y la giró bruscamente para que quedara de frente a él. Acercó sus labios a los míos.
- Dejame mostrarte cuanto placer puedo darte- susurró, volviendo a mi cuello y bajando por mi pecho. ¿Cuándo me había sacado la remera? La verdad no me importaba. Siguió repartiendo besos por mi torso mientras me desabrochaba el cinturón y el pantalón -Levantá un poco la cadera- hice lo que me pidió, sosteniéndome del apoyabrazos. A esa altura no pensaba replicar nada de lo que me pidiera.
Era la primera vez que estaba completamente desnudo frente a él. Siempre había algo de ropa de por medio. Cerré mis ojos para no pensar y tiré mi cabeza hacia atrás, esperando que retome las caricias que había dejado por la mitad. Pero pasó algo que no esperaba. Algo que no había sentido nunca, pero sabía perfectamente lo que era. Me aferré con las uñas al apoyabrazos, reprimiendo a medias un vergonzoso gemido. Mientras sentía la boca de Yixing deslizarse arriba y abajo sobre mi miembro, una mano me obligó a aflojar el fuerte agarre que tenía en la silla, y entrelazó sus dedos con los míos.
Eso sí era algo nuevo. No lo había hecho ni con Sehun. Eso significaba algo... ¿O no?
Seguía sentado en la silla del escritorio y mi pantalón y ropa interior habían vuelto a su lugar. Mi cabeza apoyada en el respaldo y mi antebrazo sobre mis ojos. Apenas estaba regularizando mi respiración. Dios, creo que voy a halagarlo de esa manera más seguido.
Escuché la puerta abrirse y unos pasos que se acercaban a mí. Me destapé los ojos y Lay se inclinó hacia adelante, sosteniéndose del apoyabrazos. Juntó su frente con la mía.
- No sabés las ganas que tengo de besarte- susurró, conteniéndose. Y supe que decía la verdad. Veía en sus ojos ese deseo, pero seguía respetando mi decisión. Un sentimiento de ternura me llenó. Lo tomé de sus mejillas e incliné levemente mi rostro, juntando nuestros labios en un casto pero tierno beso. Me alejé y vi que tenía sus ojos cerrados y una sonrisita en su boca.
- Perdón- murmuré.
- Puedo conformarme con eso- abrió sus ojos -Por ahora- volvió a sonreír y me acomodó el flequillo.
***
Salí de mi clase de historia y me dirigí al baño. Le había dicho al profesor que tenía ganas de vomitar, pero la verdad era que no podía más del aburrimiento.
Apenas entré, me quedé de piedra. Estaba Lay, que tenía el pelo despeinado, la camisa desprolija y abierta hasta la mitad, y el cinturón y el pantalón desabrochados. A su lado Suyin, que apenas me vio se adelantó casi corriendo y me abofeteó con fuerza. Mi cabeza se corrió a un costado por inercia y sentí la picazón del golpe.
- Sos una puta- declaró.