You seem to need hope
Capítulo 24
Esa tarde, cuando estaba empezando a anochecer, volví a mi casa. Encontrándome con Kai en la puerta al llegar.
- Hola- dijo tímidamente, sin mirarme.
- Hola... ¿No hay nadie?- negó.
- Toqué el timbre, pero no me atendieron- explicó, esta vez mirándome con una leve sonrisa en los labios -¿Puedo pasar para que hablemos?
- Claro que sí- le sonreí, intentando transmitirle confianza. Hacía dos días que no hablaba con él, o que lo veía siquiera. Desde la situación en el baño.
- Gracias- abrí la puerta, dejándolo entrar antes de cerrarla.
- LuHan...- lo miré -Me vuelvo a Corea- informó. Me di vuelta y sentí que se me revolvía el estómago -Por eso vine, quería hablar con vos antes de eso. Disculparme, y contarte algo- me sonrió y le devolví una sonrisa insegura. No quería que se fuera, quería que se quedara... Lo iba a extrañar muchísimo.
- ¿Cuando?- alcancé a susurrar.
- En cuatro días- abrí mis ojos, sintiendo angustia. Cuatro días era muy poco tiempo. ¿Será por mi culpa?
- ¿Tan pronto?- murmuré.
- Sí... pero voy a volver en las vacaciones de verano- aseguró. Dejé salir el aire, un poco más tranquilo. Faltaba poco para eso.
- Qué bueno que vuelvas rápido- sonreí levemente, con los labios juntos.
- Quiero hablar con vos, y después te cuento bien mis planes. ¿Te parece?- preguntó, palmeando mi cabeza.
- Sí, vamos a la cocina. ¿Querés tomar algo?
- Algo frío estaría bien- comentó, sacándose la campera de media estación que tenía puesta y sentándose en una silla al lado de la mesa. Serví dos vasos de coca-cola con hielo y le ofrecí uno -Gracias- le dio un trago.
- De nada. ¿Qué me querías decir?- tomé de mi vaso.
- Primero que nada quería disculparme por lo del otro día...- respiró hondo -No sabía que lo tuyo con Lay iba tan en serio... Yo... actué así porque...- fruncí el ceño, repitiendo sus palabras en mi cabeza.
- Esperá- lo interrumpí. Me miró expectante -¿Por qué hablas como si fuera algo que ya sabías desde antes de que Lay te lo dijera?- cuestioné, mirando su sonrisa de costado.
- Te vi, LuHan- levantó sus cejas sugestivamente.
- ¿Qué?
- Te vi. Cuando me quedé a dormir, te vi robarle un beso mientras él dormía- sentí mi cara enrojecer -No pensé que estuvieran en algo serio... y actué mal. De verdad lo siento.
- No, no estamos... estábamos en algo serio en ese momento- susurré, mirando mis zapatillas.
- ¿Y ahora?- preguntó con voz tranquila. Levanté mi mirada.
- Estamos saliendo...- admití. Sonrió, y me pasó la mano por el pelo.
- Me alegro por vos, de verdad- le sonreí tímidamente -Te mereces ser feliz. No me gusta mucho aceptar esto, pero Lay es un buen chico.
- Lo es- confirmé con seguridad -¿Viste algo más ese día?- agregué entre preocupado y avergonzado.
- No, me desperté en un momento y vi eso nada más- alzó una ceja -¿Por qué? ¿Debería haber visto algo más? ¿Qué hicieron conmigo al lado?- habló rápido, convirtiendo su habitual tono de voz en uno de horror -¡Pervertidos!- exclamó, claramente bromeando. Me reí.
- No hicimos nada, relajate- desvié la mirada -Sólo nos abrazamos un poco- me encogí de hombros.
- Ah, me quedo más tranquilo entonces- suspiró -Ahora te voy a explicar algunas cosas- asentí -Cuando te dije en el baño que necesitaba comprobar algo, fue porque quería saber si me gustabas. En serio, disculpame por mi manera de comprobarlo, soy un impulsivo.
- No te preocupes- tomé un largo trago de mi coca-cola -No estoy enojado.
- Realmente es un alivio saber eso- aseguró -La verdad es que no me gustas de esa manera, aunque creía que sí. Estuve muy confundido, por eso no aparecí mucho este último tiempo... Me la pasaba pensando en eso, o hablando con BaekHyun- sonreí, esperando escuchar más sobre su mejor amigo -Hice eso, para saber que sentía al... interactuar con vos de esa manera. Pero, y espero que no te ofendas, no sentí nada.
- No, no me ofendo... Yo tampoco sentí nada- ambos reímos suavemente -Te quiero muchísimo, pero como amigo- declaré.
- Yo igual, LuHannie- le dio un sorbo a su bebida.
- ¿Entonces? Estoy seguro de que la historia sigue- intenté animarle a continuar, estaba seguro de que se había dado cuenta de sus sentimientos.
- Bueno, cuando te besé... Me encontré pensando en BaekHyun. Si estaría bien, qué estaría haciendo, en qué estaría pensando... Cómo se sentiría besarlo y acariciarlo. Qué se sentiría estar haciendo eso con él, en vez de con vos- confesó, con su rostro adquiriendo una tonalidad rosada. Sonreí abiertamente.
- ¿Te diste cuenta?- pregunté bajito. Asintió con la cabeza, con su mirada clavada en el suelo -Te costó- agregué. Me miró, con una pequeña sonrisa.
- Bastante, por eso voy a volver ya. Para buscarlo, decirle lo que siento y arrastrarlo a pasar las vacaciones acá. Para que lo conozcan. Y si no me acepta como pareja, lo voy a traer igual- dijo muy firmemente.
- ¿Él también es...?- dejé la pregunta en el aire.
- Sí. Hace unos pocos años le encontré en su habitación uno de esos libritos de comics japoneses...- lo interrumpí, divertido por las palabras que había usado.
- Un manga- le corregí.
- Sí, como se diga- ambos reímos -Por lo que hojeé, era sobre un romance entre hombres... Y tenía escenas subidas de tono… muy subidas de tono. Le pregunté por qué tenía eso y me confesó que le gustaban los hombres- respiró hondo -Y yo le conté que a mí también- finalizó su relato.
- Qué manera más... extraña para enterarte de algo así. Teniendo en cuenta que son mejores amigos- opiné, viéndolo asentir.
- Bueno, entonces seguro que te acepta, y me encantaría conocerlo- pensé unos segundos -Pueden quedarse acá en ese tiempo que vengan... Así no tienen que pagar un hotel- ofrecí. Sabiendo que ya no tendría donde quedarse, debido a que su tiempo como estudiante de intercambio había terminado.
- Es mucha molestia...- dijo.
- No, para nada. Mi mamá va a viajar con su novio en esos meses, y la casa va a quedar vacía. Probablemente estén Chen, XiuMin y Yixing también, pero nos podemos arreglar para entrar todos- le dije, intentando convencerlo -Vos sólo encargate de convencerlo para que venga- finalicé sonriendo.
- Gracias, Lu. Sos muy buen amigo- se tomó de un trago lo que quedaba de gaseosa.
- Vos también, Kaichu- le devolví el cumplido -Me ayudaste mucho en todo- aseguré pensando en Sehun. Soltó una breve carcajada.
- ¿Kaichu?- preguntó.
- Sip. Kaichu- respondí. Ambos sonreímos.
***
Los cuatro días pasaron prácticamente volando. Estábamos en el aeropuerto, despidiendo a Kai. XiuMin y yo revoloteábamos alrededor de él, asegurándonos de que no se hubiera olvidado de nada, de que tuviera algo para comer y beber, y de que iba a avisar cuando llegase. Así como de que prometiera volver en las vacaciones. Lay y Chen nos habían acompañado, y se mantenían al margen riendo con nuestra maternal actitud.
- ¡Chicos!- exclamó Jongin -Estoy bien, no me falta nada. Y les prometo volver en las vacaciones- aseguró.
- No quiero que te vayas- susurré con un puchero, intentando no llorar. No me gustaban las despedidas.
- Sabés porqué lo hago- dijo, para después despeinarme con su mano -Voy a volver pronto, y tal vez con una sorpresa- me guiñó un ojo.
- ¿Qué es?- pregunté emocionado.
- Ah, sorpresa. No quiero decir nada hasta que no sea seguro- me dio un beso en la mejilla y después me abrazó por la cintura. Su abrazo, que solía verse bastante íntimo, ya no lo era. Ahora se sentía que sus intenciones eran totalmente amistosas. Lo abracé del cuello y reí cuando me levantó un poco en el aire. Me soltó, para repetir el proceso con MinSeok. Me giré a mirar a Lay y Chen, que nos miraban con los brazos cruzados, una ceja levantada y los labios fruncidos. Parecían dos estatuas con expresiones idénticas. Reí fuertemente, siendo seguido por mi mejor amigo y Jongin cuando notaron lo mismo que yo.
Se acercó a los enojados chicos, se despidió divertido y volvió con nosotros. Había olvidado contarle a Lay toda la historia de Kai. Para él, Jongin seguía queriéndome como algo más. Decidí no contarle por el momento, ya que por mucho que me negara, me gustaba un poco que me celara.
- Suerte con BaekHyun- le deseé -Buen viaje- finalicé sonriendo.
- Sí, cuidate mucho- agregó XiuMin -Y avisa cuando llegues.
- Les prometo hacerlo, chicos- aseguró -Nos vemos pronto. Ya tengo que irme.
Caminamos hasta donde estaban Chen y Yixing, que seguían enfurruñados, y nos paramos al lado de ellos para ver como Kai desaparecía entre la gente. Pocos segundos después, ya no estaba. Jongin se había ido.
***
Un rato después, cuando Chen y Xiumin ya se habían ido a su casa y Yixing y yo caminábamos de regreso, suspiré melancólicamente. Enseguida sentí una mano rozar la mía. Bajé la mirada para ver que Lay había entrelazado disimuladamente su dedo meñique con el mío. Levanté mi vista a él, que sonreía con los ojos clavados al frente, y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa con los labios juntos. Devolví el agarre con entusiasmo y miré hacia adelante.
- ¿Sabés que?- preguntó unos minutos después.
- ¿Qué?- lo miré con curiosidad.
- Te mentí- declaró. Frené en seco, alarmado.
- ¿Sobre qué?- cuestioné con inseguridad. Dejó de caminar para mirarme con una sonrisa de costado.
- El día que me quedé a dormir con Kai, era mentira que mi mamá y Meiling iban a llegar tarde- confesó. Levanté una ceja.
- ¿Y por qué mentiste?- lo vi acercarse levemente.
- ¿No es obvio? No quería que te quedaras solo con él- susurró -Me moría de celos con sólo pensarlo- agregó. Reí brevemente y lo miré.
- Por un momento me asusté- admití -No era necesario que me mintieras. Si me decías directamente que te querías quedar, no te lo iba a negar- dije volviendo a caminar.
- No quería que fuera tan obvio- comentó -No sabía bien qué pasaba entre nosotros en ese momento- me siguió y, cuando estuvo a mi lado, volví a entrelazar su dedo meñique con el mío. Nos sonreímos.
- Yo también tengo un secreto sobre ese día- informé.
- ¿Qué?- esta vez, él frenó para mirarme. Paré de caminar y lo enfrenté.
- Mientras dormías te robé un beso. Y Kai lo vio- dije todo rápido antes de que me arrepintiera. Sonrió, para enseguida cambiar su expresión por una de curiosidad.
- ¿Un beso?- asentí una vez -¿Qué es eso?- preguntó haciéndose el desentendido. Fruncí el ceño.
- Ya sabés, cuando dos personas juntan sus labios...- decidí seguirle el juego para ver a donde quería llegar.
- No entiendo...- ladeó levemente la cabeza -Demostrame como es un beso. No sé qué es, me da mucha curiosidad- finalizó, con una sonrisa divertida.
- ¿Ahora?- asintió -¿Acá?- volvió a asentir. Me mordí el labio inferior, mirando a mis costados y acercándome para depositar un rápido beso en su boca.
- ¿Satisfecho?- murmuré, separándome y sintiendo mi rostro arder. Aunque sabía que ese pequeño contacto había estado lejos de dejarnos conformes.
- Algo...- rió y me despeinó mientras comenzábamos a caminar de nuevo.
- Yixing...
- ¿Qué?
- Tengo hambre- dije firmemente.
- Vamos a tu casa así cocinás algo- sugirió.
- No sé qué es eso. ¿Me lo demostrás?- pregunté, dándole a entender que quería que él me cocinara. Rió fuertemente, captando mi indirecta.
- Está bien, vamos.
***
- Xing, ¿Qué tenés ahí?- pregunté, sacándome la camisa que tenía puesta y quedando con el torso desnudo, mientras miraba su espalda baja. Estábamos en mi habitación, y él se estaba quitando la remera. Se había auto invitado a quedarse, y yo había aceptado gustoso. Él miró a donde señalaba.
- Ah, me caí el otro día mientras bailaba- dijo despreocupadamente; para después desabrocharse el cinturón y el pantalón, revelando el comienzo de un bóxer rojo que hacía un interesante contraste con su nívea piel. Miré el enorme moretón que tenía en esa zona, con desconfianza. Era evidente lo que en verdad había pasado. Me acerqué y acaricié el golpe con suavidad. Tembló levemente.
- No me mientas- le pedí con voz estrangulada, mientras deslizaba mis brazos por su cintura para abrazarlo desde atrás.
- No miento. Me caí- confirmó tercamente. Suspiré.
- Bueno, pero si llega a ser otra cosa, ¿Me lo vas a contar?- acaricié con mi nariz su hombro desnudo.
- Sí, no te preocupes- con sus manos me hizo aflojar el abrazo y se giró para mirarme a los ojos. Vi en ellos que mentía. Sabía que ese moretón se lo había causado su padre pero, si él no lo admitía, no podía hacer nada al respecto.
- No quiero que te pase nada malo- confesé con sinceridad. Él sonrió con ternura, y me beso en la boca con suavidad.
- Mientras vos estés conmigo, nada malo me puede pasar- susurró sobre mis labios al separarse. Sonreí con felicidad. Cursi.
- Opino que mientras estemos juntos, nada malo nos va a pasar- dije empujándolo levemente, haciéndolo caer en la cama que estaba a su lado, con el pantalón desabrochado. Me miró sorprendido.
- Estoy de acuerdo- aseguró, mirando cómo me recostaba a su lado y apoyaba mi cabeza al lado de la suya, mirándolo. Se giró, haciendo que sus ojos se encontrasen con los míos y, sin dejar de sonreír, nos observamos detenidamente unos minutos.
- Nunca sentí tantas cosas fuertes por alguien- murmuró.
- ¿Qué?- pregunté confundido.
- Me gustás- declaró. Parpadeé varias veces. Eso era evidente.
- Vos también me gustás...- admití bajito.
- Pero... ¿Qué te gusta de mí?- no me esperaba esa pregunta -Yo, por ejemplo, sé decirte varias cosas que me gustan de vos... Quisiera saber algo que te agrade de mi- pidió bajito.
- Yo...- dudé un segundo -Primero decime vos- hablé tímidamente.
- Me gusta cuando te sonrojás, tu expresión al cantar o cuando estás concentrado. Me gusta tu voz, que puede arrancarme el alma. Lo bien que se siente besarte, y lo suaves que son tus labios- levantó su mano y acarició delicadamente mi labio inferior, haciéndome sonreír -Lo suave y adictiva que es tu piel -bajó su mano por mi cuello, acariciándolo a éste y a mi brazo -Me gusta lo lleno que me siento a tu lado, y cómo me hacés ser mejor persona. Me gustás vos. Pero lo que más me gusta, es lo verdadero que es todo lo que te dije. Porque lo es. Porque te quiero demasiado- sentí una ola de calor recorrerme de pies a cabeza. Se sentía bien, cálida, tierna y devastadoramente reconfortante. Me acerqué a él y lo besé con entusiasmo. Me correspondió de igual manera, cediendo cuando hice fuerza para quedar arriba suyo.
- A mí... Me gusta...- dije entrecortadamente, al separarnos con un ruido de succión -Ese hoyuelo- lo señalé al ver que sonreía y éste hacía presencia. Él, con ternura, me acomodó los anteojos que estaban casi cayendo de mi nariz después del intenso beso -Me gusta todo, todo, todo, todo de vos- comencé a decir lo que pensaba, por primera vez en voz alta delante de él, e incluso delante mío. De mi boca salían cosas que nunca había pensado, pero sabía que eran ciertas cuando las escuchaba -Tu música, tu comida, tu voz, tu personalidad, como te llevás con los nenes y como sos con tus amigos. Como me tratás. Tus besos, tus caricias, tus abrazos. Lo tierno y cursi que podés llegar a ser; y lo sensual y provocador que sos otras veces- sonrió más abiertamente -Me gusta que seas celoso, pero que igual intentes llevarte bien con mis amigos, sólo porque sabes que los quiero. Me gusta cómo me cuidas, como me respetas y que sepas leerme la mirada. Me encanta como se sienten tus labios contra los míos, tu calor contra mi cuerpo y cuando nuestras respiraciones se mezclan. Me gusta cuando te mostrás débil adelante mío, porque significa que confías en mí. Me encanta como nos complementamos. Me gusta todo. Incluso quien soy yo cuando estoy con vos.
- Wow. Hasta que logré que me dijeras algo más que "sos lindo" o "sos bueno"- bromeó, mostrándose completamente feliz y complacido. Escondí mi rostro en el espacio entre su cuello y hombro, sintiéndome muy avergonzado -No te escondas. Dame un beso... O mejor dame muchos besos- pidió. Levanté mi rostro para mirarlo a los ojos y enseguida juntar nuestros labios para empezar una larga sesión de besos y caricias.
***
Al otro día, después de almorzar, Lay dijo que se tenía que ir. Luego de un largo rato besándonos contra la puerta de entrada, finalmente le abrí para que pudiera irse. Recibiendo un último beso más tierno antes de verlo bajar la corta escalera.
Sonriendo, fui directamente al baño para tomar una ducha. Me miré al espejo detenidamente.
Mi mirada brillaba, mis mejillas estaban rosadas y llenas de vida, y mis labios hinchados debido a los besos que había compartido con Lay minutos atrás. Sonreí. Me veía... bien. Y feliz.
Me di vuelta, girando la cabeza y viendo en el reflejo mi omóplato izquierdo donde tenía un tatuaje. Volví ponerme de frente al espejo y fruncí el ceño al notar algo.
Me pase la mano por el pelo, moviéndolo para varios lados. Hacía meses que no retocaba el color, y las raíces oscuras contrastaban de manera poco prolija con el rubio de la tintura. Tenía ese color de pelo desde aproximadamente los doce años. Y, muy en el fondo, sabía que nunca lo había cambiado debido a Sehun. Decidí que era hora de volver a ser castaño.
Me saqué la ropa y los anteojos, para después entrar a la bañadera, donde me di una larga y relajante ducha.
***
Era lunes y estaba con Yixing en el salón de música, tomando las clases de piano. Esas clases que prácticamente habían iniciado todo.
- ¡Muy bien!- exclamó, cuando terminé de tocar una melodía que él me había enseñado. Sonreí, orgulloso de mí mismo.
- Gracias- me senté más derecho para mirarlo -¿Podés tocar algo vos?- pregunté. Me encantaba verlo cuando tocaba el piano, la guitarra e incluso cuando bailaba. Se notaba que lo hacía muy feliz hacer esas cosas. Asintió, subiéndose las mangas de la camisa y se dispuso a tocar.
Me concentré en su rostro, perdiéndome en sus facciones. Sus ojos estaban cerrados suavemente y los labios curvados en una leve sonrisa. Bajé la mirada, viendo sus manos y sorprendiéndome al darme cuenta de que se veían más pequeñas y femeninas que las mías.
Disfrutando de la música que Lay producía, subí un poco mi vista; notando en sus antebrazos unas leves marcas rosadas. Fruncí mis labios a un costado, sabiendo que era en vano preguntar, ya que no me iba a responder sinceramente. Levanté mi mano derecha y acaricié esa zona, para después bajar y rozar el dorso de su mano, que no había dejado de tocar el piano. Lo miré, viendo que me miraba sonriendo.
Aferré su mano entre las mías y la música cesó. Su expresión reflejaba curiosidad y, dejándome llevar por el momento, dije algo que hacía tiempo que sentía. Algo que él me había dicho recientemente y yo no le había respondido.
- Te quiero- me observó fijamente unos segundos, impacientándome, y se inclinó para besarme en los labios con suavidad.
- Gracias por decirlo- susurró -Yo también te quiero- le sonreí y esta vez yo le besé; mordiendo un poco su labio inferior al separarnos -Me encanta como te queda ese color de pelo- comentó por sexta vez en el día. Me reí.
- Gracias...- iba a seguir hablando, pero una voz me interrumpió.
- ¡Chicos! Venimos a ver como tocan el piano- dijo Chen, entrando a la sala de música con MinSeok siguiéndolo.
- Mi amigo ahora es castaño- comentó XiuMin, despeinándome completamente -Me gusta, te queda bien.
- No hagas eso, MinSeokkie- le pedí, intentando arreglar mi pelo mientras escuchaba sus risas -¿Hablaste con Kai?- pregunté, acomodando mis anteojos.
- Sip. Dijo que ya llegó y que está todo bien. Que te diga que todavía no hizo "eso"- supuse que se refería a lo de BaekHyun -Pero que pronto lo va a hacer... También dijo que en el verano viene para acá.
- Genial- aplaudí un par de veces, feliz.
- ¿A qué se refería con "eso"?- cuestionó Yixing.
- No puedo decirlo, ya se van a enterar- le respondí, sintiendo como pasaba su brazo por mis hombros.
- Mío- susurró para que sólo yo pudiera escucharlo. Dejé escapar una carcajada.
- Tuyo- confirmé.
- ¿Tuyo?- habló mi mejor amigo, confundido. JongDae estaba detrás de él, acomodándole la parte de la espalda de la camisa.
- Tuyo es el aquel asiento- señalé una silla -Para que te sientes a escuchar como Lay toca el piano- inventé rápido. A pesar de que él y Chen ya lo supieran, todavía no quería demostrar lo en serio que íbamos con Yixing. Lo miré a Lay, que me sonrió divertido. Le devolví la sonrisa -Recuerden que en las vacaciones de verano mi mamá se va. Pueden venir a quedarse todos esos días si quieren- Chen asintió, seguido de Lay. Ambos se veían muy emocionados.
- Yo ya tengo mi valija hecha- bromeó MinSeok. Todos reímos -No, de verdad...- volvimos a reír, esta vez más fuerte. Yixing, que nunca había sacado su brazo de mis hombros, profundizó el contacto convirtiéndolo en un abrazo de verdad.