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Ahora tu vida se hace parte de mí... Sonríe. por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

Aqui la cuarte parte :3

Muchas Gracias a ero-miri y a kiki por sus reviews, que como siempre me motivan a continuar mi humilde historia jaja yo siempre tan modesta xDDD

N/A: los personajes pertenecen al majestuoso Masashi Kishimoto xDD

Advertencias: GaaLee.

 

 

Capítulo 4

Por el dulce sabor del pecado, he lastimado a quien más amo.


— ¿Por qué no, Gaara?
—Porque no puedo ahora, Naruto
—Ya nunca puedes...

Se le hizo tan doloroso el escuchar el cruel silencio que los separaba desde sus teléfonos celulares. Apretaba su iPhone con fuerza al no escuchar ni el más mínimo hilo de voz por parte del pelirrojo.

—Te lo compensaré— contestó Gaara finalmente —Te lo prometo.

Naruto no sabía que contestar, había escuchado esas palabras tantas veces ya. “Te lo voy a compensar Naruto" era simplemente una serie de promesas abandonadas que no tenían ni la más mínima esperanza de cumplirse, y en verdad, dejar flores y chocolates en la habitación del rubio no arreglaría nada.

—Te amo— dijo Naruto con un nudo en la garganta, y con una pequeña luz de esperanza en el corazón de que el otro le respondiera con el mismo sentimiento en sus palabras. Sin embargo, las agrias respiraciones que recibía desde su teléfono le hicieron comprender que tal vez el pelirrojo ya no lo amaba como antes.

—Yo también te amo...— respondió Gaara suavemente y así Naruto dio por terminada la conversación.

No mentía, Gaara realmente sentía un profundo amor hacia el rubio; el estar junto a él era lo único que anhelaba, pero un fastidioso obstáculo llamado "Lee" le impedía poder cumplir ese deseo.

En cada momento, por más pequeño que fuera; el moreno no desperdiciaba la oportunidad de poder estar junto a Gaara, y a este no se le dificultó notar los sentimientos que Lee le profesaba.

Si, Gaara ya le había demostrado infinidad de veces lo enamorado que estaba de Naruto; pero para su mala suerte, todo el mundo parecía estar en contra suya. Tenía que lidiar con Lee, que apenas y veía la oportunidad y se le pegaba como chicle; con Deidara, que dejaba al cejudo en sus manos para no poner en juego su relación con Sasori; con sus profesores, que le asignaban al moreno como compañero para realizar las tareas y proyectos de clase; y finalmente, con Naruto, Gaara estaba consciente del dolor que a este le provocaba al verle con el pelinegro. No era justo para el rubio.

—No tienes que soportar esto ¿sabes?— dijo Lee mientras cerraba suavemente el libro que "leía" y dirigía su mirada al pelirrojo que estaba alado de él; con el teléfono celular aún en sus manos.

— ¿A qué te refieres?— preguntó Gaara con indiferencia mientras volvía a tomar asiento en una de las sillas de la biblioteca y sus blancas manos se posaban en aquel grueso libro de Historia para abrirlo lentamente.

Lee suspiró y se levantó de su silla, dando paso hasta estar alado de Gaara, observándolo tiernamente mientras este ignoraba su mirada.

—Tu mereces mucho más que lo que él te puede ofrecer— dijo mientras que con sus dedos dirigía el rostro del pelirrojo hacia él y levantaba dulcemente su mentón para poder encontrarse con esos ojos turquesa que tanto le gustaban.

— ¿Y tú qué sabes?— replicó Gaara un poco molesto, escapando del agarre de Lee y devolviendo la mirada a las viejas hojas de aquel libro.

El moreno se sentó alado de él, y suavemente tomó entre sus manos el rostro del pelirrojo, casi acariciándole sus blancas mejillas.

—Sé que mereces algo mejor— le susurró Lee en un tono bastante provocador —Algo que solo yo te puedo ofrecer.

No supo cómo, ni porque; pero su cuerpo no pudo evitar estremecerse al escuchar aquellas palabras, pues si algo admiraba Gaara de Lee, seguramente era su forma tan directa de decir las cosas, sin una pizca de titubeo en sus palabras.

Sin darse cuenta, el pelirrojo entrecerró lentamente sus ojos turquesa, y sus blancas mejillas adoptaron un suave color rojo.

¿Qué? ¿Qué demonios pasa conmigo? ¿Por qué me comporto de esta manera? Aquel cosquilleo en el estómago le abría la puerta a nuevas sensaciones en su interior, y de pronto, sus ojos se posaron en los de aquel pelinegro, reflejando una hermosa mirada que nunca nadie se había dado el lujo de ver. Excepto Sasori y... ¡Naruto!. Fue cuando el rostro de aquel hermoso rubio volvía a apoderarse de su mente, recordándole a su frío corazón su única razón para seguir latiendo.

—Entiende que lo amo— dijo alejando con un empuje las manos de Lee de su rostro — ni tu ni nadie podrán cambiar lo que siento por él.

El pelinegro asintió sin más, con un reflejo de tristeza en sus ojos. Había fracasado nuevamente.

— Hay que terminar nuestro proyecto, si no Kurenai-sensei nos reprobará— cambió de tema el moreno tratando de ocultar el nudo que sentía en la garganta, casi impidiéndole respirar.

Lo había meditado ya varias noches, como quien dice, "conversándolo con la almohada". Trataba de encontrar la razón por la cual amaba tanto a Gaara sin siquiera conocerlo; y no encontraba respuesta alguna.

Había muchos que pretendían a aquel pelirrojo; sin embargo todo radicaba en el hecho de que poseía un perfecto cuerpo, o de la posición que ocupaba en su país, solo por mero interés; pero Lee no era de esos del montón, él enserio se había enamorado de Gaara desde la primera vez que lo vio ¿Amor a primera vista? Seguramente fue eso. Y cuando al fin encontró la supuesta razón, se juró plenamente que ese pelirrojo sería suyo... A como de lugar.





Sasori acorraló a su novio contra la pared de su habitación, el pelirrojo había estado más de cuarenta y ocho horas sin sexo, y realmente su cuerpo le suplicaba probar el sabor de Deidara nuevamente.

Enserio le encantaba ver las mejillas del rubio colorearse cada vez que este lo miraba.

Le besó apasionadamente, su traviesa lengua buscaba la de Deidara con desesperación por compartir saliva y danzar entre sí.

El pelirrojo deslizó sus labios hasta llegar al cuello del rubio, chupándolo, lamiéndolo y dejando varias marcas rojas en su blanca piel. Sus manos se encontraban despojando al rubio de su playera lentamente, mientras su boca no se despegaba del cuello del otro. Bajó suavemente sus labios hasta llegar a uno de los pezones del rubio, el cual se dio el lujo de lamer, chupar y morder, dejándolo algo hinchado. Y el escuchar los sensuales gemidos que Deidara soltaba, logró excitar tanto al pelirrojo que no dudó en posar sus manos en el trasero del rubio, apretándolo un poco para poder sentir mejor las nalgas redondas que este tenía.

—Aghh, Sasori-danna...ahhg— mascullaba el rubio al sentir las manos de Sasori adentrarse bajo su pantalón. El pelirrojo acariciaba la blanca y suave piel del trasero de Deidara y prosiguió a meter suavemente su dedo índice entre las nalgas del rubio.

Recorrió su interior unos segundos, para luego sacar su dedo y llevarlo hasta su boca, lamiéndolo sensualmente y tragando la saliva que se le acumulaba por debajo de la lengua.

—Eres delicioso, mi Dei— le murmuró lamiéndole suavemente el lóbulo de la oreja. Ante esto, Deidara atrajo el rostro del pelirrojo hacia el suyo, mientras le volvía a besar.

—Eres un pervertido, Danna— Sasori no soportó más la tentación. Sin pensarlo más de una vez, empujó a Deidara haciéndolo caer boca abajo en la amplia cama de Naruto. Pronto, el pelirrojo se deshizo de sus pantalones y de su ropa interior, acto seguido de despojar al rubio de sus prendas también.

Sasori se relamió los labios posando sobre estos una sonrisa desquiciadamente lujuriosa.

Al ver la mano del pelirrojo frente a él, Deidara inmediatamente supo lo que tenía que hacer. Así que introdujo en su boca dos dedos de Sasori, dando suaves lamidas y dejando un cristalino hilo de saliva colgando de su boca al retirar la mano de su novio.

Bien lubricados, así me gusta. El ojimiel introdujo el primer dedo lubricado, dando pequeñas movidas circulares en el interior de Deidara para poder ensanchar un poco su estrecha entrada.

El rubio cerró sus ojos zafiros y agarró entre sus puños las blancas sabanas de la cama para poder reprimir los vergonzosos gemidos que emitía cada vez que Sasori exploraba su interior.

—Vamos mi Dei, sabes que me gusta escuchar tus sensuales y excitantes gemidos— lo provocó el pelirrojo y un escalofrío recorrió el cuerpo del rubio hasta llegar a la punta de su sexo. Mas erecto no podía estar.

— ¿Qué? ¿No te gusta?, créeme que puedo hacerte gritar— amenazó el pelirrojo al escuchar los gemidos reprimidos de Deidara. Entonces prosiguió a introducir el segundo dedo, haciendo los mismos movimientos circulares.

Esta vez, el rubio no pudo reprimir el travieso gemido que abandonó sus labios.

—Eso es, así me gusta, así me excitas más, mi lindo Dei— dijo mientras retiraba sus dedos del interior de Deidara y tomaba entre sus manos su propio miembro, tan grueso, palpitando a mas no poder, que le suplicaba por quebrar un trasero tan "lindo" como el de aquel rubio.

— ¿Sasori-danna?— le llamó el ojiazul al notar la pausa que hizo el aludido, mirando su propio miembro erecto entre sus manos, con sus ojos miel tan concentrados en él y en el trasero de Deidara.

—Tus nalgas son tan hermosas, Deidara— dijo mientras paseaba un dedo por la redonda piel del rubio —lástima que tendré que separarlas para hacerte gritar.

El sentir la carne de Sasori atravesar su cuerpo, le provocó un dolor intenso, y su cuerpo no pudo reprimir la necesidad de desahogarse, soltando un grito electrizante desde lo más profundo de su garganta; dejando como evidencia el sudor, las mejillas sonrojadas y una que otra lagrimita.

—Ahggh, sí que eres delicioso, mi Dei— dijo el pelirrojo al momento en el que embestía al rubio en un feroz vaivén, tratando de introducir su miembro por completo.

—Aghh, mi Danna ahhhg— mascullaba el rubio cuando aquellos gritos de dolor se transformaban en gemidos llenos de pasión, deseo y lujuria.

—Te gusta ¿verdad?— preguntó el pelirrojo buscando poder llegar hasta el fondo de su rubio.

Deidara giró el rostro y posó con delicadeza su mano derecha en la mejilla de Sasori —Claro que me gusta— le susurró sensualmente para luego depositar en sus labios un ardiente beso.

—Eres un niño sucio, mi Dei— agregó el pelirrojo al terminar el beso.

—Pues ¿qué esperabas?— contestó Deidara —Recuerda que aprendí del mejor.

Ambos continuaron mientras aquella habitación se inundara de los excitantes gemidos del pelirrojo y el rubio. Raro que los demás jóvenes del dormitorio no los escucharan; claro, a menos que estuvieran en las mismas.

Pronto los gritos de ambos se combinaron en uno solo al llegar a su límite.

Mientras Deidara se curveaba casi por completo, Sasori se dejaba correr en el interior de su novio. Con la intensidad de una pistola de agua, el semen del pelirrojo recorría salvajemente el cuerpo del rubio, llevándolo a la cumbre de un éxtasis incomparable.

El chico de la Arena Roja dejo caer su cuerpo sudado y agotado en Deidara, acomodándose en la cama justo alado de su novio.

Ambos soltaron un casi infinito suspiro, mientras sus respiraciones regresaban al ritmo normal. Y se quedaron callados por unos segundos.

—No falta mucho para que llegue Naruto— interrumpió Sasori el silencio de la habitación —deberíamos limpiarnos y vestirnos.

—Ahh, ¿y donde esta él?— preguntó el rubio mientras se levantaba de la cama y buscaba su playera azul y sus jeans negros.

—Creo que esta con Gaara— respondió el pelirrojo mientras deslizaba sus manos entre las mangas de su camisa blanca — esta mañana Naruto me dijo que al fin Gaara tenía tiempo de verlo, y que iban a pasar la noche juntos en algún lugar fuera de la escuela.

— ¿En serio?— dijo Deidara algo confundido mientras cubría sus partes colocándose su bóxer color vino.

—Sí, ¿por?— Sasori volteó a ver a Deidara con una ceja arqueada en señal de curiosidad.

—No, por nada, bueno... Es que hace dos horas Lee me envió un mensaje diciendo que estaba con Gaara, y que volverían a eso de la media noche— Deidara se adentró a buscar tal mensaje y se lo mostró a Sasori.

—¿Sabes?, ese cejudo me da mala espina— el pelirrojo se empezaba a molestar, como evidencia de eso, el hecho de que frunció el ceño un poco, cosa que era muy rara viniendo de él.

—A mí también— añadió Deidara terminándose de vestir — se nota que quiere algo con Gaa-chan.

—No ha intentado tocarte a ti ¿cierto?— preguntó el pelirrojo abriendo como platos sus inexpresivos ojos miel y ejerciendo presión en los puños.

—No te preocupes, un— respondió el rubio sonrientemente, acercándose a su novio y depositando un dulce beso en sus labios —Sabes que yo te amo a ti.

Lo sé, lo que me preocupa es Naruto.

Un tremendo golpe sacó al pelirrojo de su último pensamiento, ambos giraron la cabeza fijando sus miradas en aquel que había abierto con tanta furia la puerta de la habitación, provocando que esta golpeara contra la pared.

Se encontraron con unos cristalinos ojos zafiros que reflejaban una mirada desgarradora. De ellos brotaban agrias gotas salinas que ensuciaban aquel rostro color canela. Ciertamente Deidara y Sasori lograron sentir el dolor que la presencia de aquel rubio les infundía inconscientemente.

Otra vez no, Naruto…

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Se encontraban los tres sentados en aquella amplia cama. El dueño de esta estaba en medio del rubio de cabellera larga y el pelirrojo de ojos miel.

El último le miraba con tristeza, mientras que con sus manos trataba de borrar todo rastro de lágrimas del rostro de Naruto.

—N.. No puedo creer que lo haya hecho de nuevo— masculló el rubio con una enorme dificultad para soltar las palabras de su seca garganta —Él me lo prometió.

Deidara y Sasori no sabían que hacer; el ver a su amigo en ese estado los dejaba en un "shock" tremendo.

El pelirrojo colocó su mano izquierda en la nuca de Naruto y lo atrajo hacia él, acomodando la cabeza del rubio en su pecho como señal de consolación. Naruto abandonaba las últimas lágrimas de sus ojos haciendo que mancharan la camisa blanca de Sasori.

—Naru-chan...— Deidara trató de reconfortarlo acariciando su corta melena amarilla.

—Él no vino— murmuraba el pobre rubio — otra vez.

—No te preocupes— dijo Sasori —Ven, vamos a hablar con él.




—Tardamos más de dos semanas, pero al fin acabamos eh, Gaa-chan— Lee le sonreía al pelirrojo, quien simplemente asintió indiferente mientras aspiraba el último de sus cigarrillos” Benson & Hedges”

Por primera vez en dos semanas, Gaara se sentía relajado. Acababa de gastarse medio mes de su vida en ese estúpido proyecto, ese mugre informe lo había privado de aquel desahogo suyo que tanto necesitaba: Una bien merecida dosis de sexo. Claro, esa era la razón por la cual el pelirrojo se sentía tan relajado, pues después de tanta espera, al fin podía satisfacerse sexualmente; y lo mejor, con la única persona capaz de hacerlo sentir tan lleno de vida al momento de penetrarlo... Naruto.

Mierda, ¡Naruto!

Rápidamente se paró de la banca de madera. Por Dios ¿Cómo demonios pude olvidarlo? Si bien ya le había otorgado varias decepciones al rubio, y sabía que su corazón no sería capaz de aguantar una más. No, por Dios que no.

—Gaara...— esa mano morena interrumpió su próxima huida hacia su rubio. Lee se puso de pie y dio paso hasta estar frente a Gaara.

—Tengo que ver a Naruto...— murmuró el pelirrojo al sentir el rostro del moreno tan cerca del suyo.

Lee colocó sus manos sobre los hombros de Gaara, obligándole a sentarse nuevamente en la banca de madera. El moreno volvió a tomar asiento alado de él, sin alejar la mirada de esos hermosos ojos aguamarina.

Le observó dulcemente, sin apartar sus manos de él. Dejarlo ir, sería lo último que Lee haría.

—Te dije que mereces algo mejor...—le susurró el moreno posando su mano derecha en la mejilla nívea del pelirrojo —algo que él no te puede dar.

Esa penetrante mirada oscura... Gaara podía ver claramente a través de ella. Veía una enorme y fresca burbuja de emociones contenidas en el interior de aquel pelinegro. Aquellas sensaciones... Dolor, angustia, deseo, cariño, amor; estaban dirigidas únicamente hacia él. Y del alguna manera, Gaara degustaba de esa sensación; algo que había estado buscando desde pequeño y que a duras penas había logrado curarse de aquel terrible dolor que le provocaba el no obtener aquel deseo. Algo que todos tenían menos él. El deseo de sentirse necesitado por alguien más.

Entrecerró sus ojos e inconscientemente recostó su mejilla en la mano de aquel que estaba frente a él.

—Lee...— el nombre abandonó involuntariamente los labios del pelirrojo en un suave suspiro.

—Eres tan bello, mi lindo Gaara—sus respiraciones compartían exageradamente el mismo aire, y esa imagen hermosa en todo el sentido de la palabra se apoderó de los ojos de Lee. Podrías tomarte años viéndola, y sin embargo nunca descubrirías el significado de esa mirada tan misteriosamente coloreada con ese tono azul turquesa.

Se inclinó... Y rozó sus labios con los del dueño de la ardiente cabellera roja.



 *O*



Tragó saliva con fuerza, tratando de reprimir la furia que exigía a plenitud salir de su boca en un grito feroz. Los ojos miel, abiertos a más no poder, reflejando una mirada escéptica e impresionada. En ese momento le hubiera gustado correr hacia ellos y descargar aquella furia contenida dándoles su merecido, pero por Dios, ¿Cómo lo habrá tomado el rubio? Con dificultad y con temor a la expresión de su amigo, giro la mirada a la derecha, posando con sutileza y con cierta melancolía su mirada en aquel que se encontraba unos metros alado de él. Corrió hacia el joven y lo abrazó fuertemente.

Con un dolor recorriéndole las entrañas, escuchaba aquellos desgarradores sollozos que interrumpían constantemente el silencio de la noche.

—Naruto... En verdad siento esto—Sasori sintió los brazos de su amigo aferrarse a él con fuerza. El rubio se desahogaba en el hombro del primo de aquel que lo hería tanto, manchando con amargas gotas salinas la camisa blanca del pelirrojo.

Algo parecido al nombre de "Gaara" abandonó los labios resecos del rubio en un tenue escape de lágrimas de dolor.

Entre el ojo derecho de Sasori, una pequeña y maliciosa muestra de su propia melancolía se hizo presente derramándose sutilmente por su mejilla.

—Tienes que volver al cuarto Naruto, por favor— le pidió Sasori haciendo un poco más fuerte el abrazo —Yo estaré ahí en un momento.

—T- tu... ¿Me lo prometes?— su pregunta hundida entre sollozos. Sus hermosos ojos zafiro injustamente adquirían una tonalidad rojiza.

—Te lo prometo— le respondió el pelirrojo suavemente y con cierta sensación desgarradora al saber que lo que decía era una bien intencionada mentira, pero después de todo, una mentira.

Esperó hasta que viera desaparecida la figura de su amigo, quien impulsó sus temblorosas piernas en una tremenda carrera hasta llegar a su habitación, derramando lágrimas al viento.

En un acto de enojo y coraje, Sasori corrió hasta encontrarse justo atrás de quienes se encontraban sentados en aquella banca de madera, compartiendo indiscretamente un tierno beso.

Con la mirada inexpresiva que lo caracterizaba, Sasori caminó hasta estar frente a ellos.

—Gaara...— le llamó seca y fríamente.

Escuchó esos hilos de voz llamarle con tanta familiaridad y supo inmediatamente que estaba en problemas.

La turquesa se encontró con la miel.

—Sasori...— le dirigió una mirada escéptica y sorpresiva, aunque en el fondo sabía que su primo había sido testigo de ese beso pecador.

El Akasuna ignoró al pelinegro que aún sostenía la mano de Gaara y tomó del brazo a su primo, apartándolo de todo contacto con Lee.

Al desaparecer se su vista, el pelinegro sonrió de lado satisfactoriamente.

Lo llevó a aquel oscuro y solitario lugar, justo atrás de la caprichosa cafetería de la escuela. Ahí, donde el frío viento les erizaba la blanquecina piel, donde el eco de sus voces se perdía entre las hojas de los arboles meciéndose ligeramente. Ahí donde nadie les veía o escuchaba, Sasori se dispuso a encarar a Gaara.

— ¿Porque?— le preguntó el ojimiel con un ligero y sutil tono de curiosidad en sus palabras, mientras el cuestionado apartaba la mirada a la izquierda.

—Por favor...— Gaara sentía el sentimiento de culpa carcomerse cada centímetro de su cuerpo, devorando tanto su alma como sus entrañas —No le digas...

Sasori arqueó la ceja en una mirada burlona.

—No le diré nada...— le dijo cruzado de brazos. Suspiró — Sabes Gaara, me pregunto... ¿Cómo es que no pudiste sentir la presencia de aquel que desaparece en un mar de lágrimas por culpa tuya?

En ese momento, y ante esas palabras, Gaara sintió un insoportable dolor en el pecho, de la misma, o mayor intensidad que haber sido apuñalado directamente en el corazón.

Se quedó sin habla, y con un tremendo deseo de gritar; sin embrago,  Sasori le seguía mirando inexpresivamente.

—Mi intención era que ustedes hablaran, y aclararan esto de una vez por todas...— sus ojos miel bajaron la mirada — Entonces... En parte yo también tuve la culpa por traerlo ante ti.

Las frescas ondas de aire inundaron el lugar, haciendo que las cabelleras rojas se mecieran al compás del viento.

Sasori se acercó lentamente a Gaara y tomó su rostro entre sus manos — Ya no voy a pedirte explicaciones Gaa-chan, eso no me corresponde a mí— le dijo atrayendo más el rostro del Sabaku hacia el suyo — Estoy seguro de que lo amas, y por eso te pido que aclares tu mente y hables con él... Por favor.

—D- ¿Dónde está él?— preguntó con el mismo agobiante dolor en el pecho.

— Está en nuestra habitación, le pedí que esperara por mí ahí.

—Gracias...

Gaara se acercó más y depositó un dulce beso en los labios de Sasori, como señal de agradecimiento.

—Te quiero Saso-chan— Lo dijo con palabras tan sencillas y secas, pero Sasori bien sabía que las decía con sinceridad, a pesar de su fría actitud. Gaara lo abrazó con fuerza.

—Yo también te quiero, Gaa-chan— le dijo con el mismo tono en sus palabras, respondiendo al abrazo y sonriendo de lado.

Contemplaron mutuamente sus rostros, sin quitar aquella expresión inexistente que se reflejaba en los ojos de ambos. Suavemente alejó su cuerpo del de Sasori y dio paso hacia su destino.

Gaara por favor, escucha a tu corazón... No le digas adiós. Sasori sonrió de lado con la esperanza de volverlos a ver juntos. Y obvio, si era necesario... El mismo se encargaría de Lee.


 *O*



Los latidos de su corazón se aceleraban con cada paso que daba. Sus cabellos danzaban con cierta gracia al compás del viento, el cual daba choque en su rostro para desprender una solitaria gota salina de sus ojos aguamarina, estrellándose contra el frío y duro suelo que simplemente destrozaba todo sentimiento de dolor y culpabilidad que se escondía en aquella gotita cristalina.

Tú... Tan indescriptiblemente tú, indescifrable y único, tu mi hermoso ángel amarillo. Me brindaste ese deseado consuelo de sentirme necesitado, querido, deseado y amado. Me obligaste a perderme inconscientemente en aquella hermosa mirada zafiro, más bella que cielo y mar azul, que reflejaba el sentimiento de alegría, bienestar y cariño de los que alguna vez carecí.

Demonios... ¿Cómo es que esto paso?

¿En qué momento deje de escuchar a mi corazón y actuar impulsivamente por lujuria y pasión?

Un beso, solo eso pudo ser capaz de desgarrar tu corazón y mi alma.

Lo siento tanto...


De alguna u otra forma, él tenía que remediarlo, dejar atrás todo sentimiento de superioridad e ignorancia que alguna vez mostró en su personalidad ¿Por qué? Porque ahora había encontrado una razón por la cual seguir viviendo, no solo como un reflejo del poder más en el mundo, si no como cualquier otra persona, con alguien a quien proteger, cuidar y amar. 

Y él ignoró los alarmantes latidos de su corazón. Posó su mano sobre la manija de la puerta y desde lo más profundo de su ser, tomó el valor necesario para abrirla. Perdóname Naruto…

 

Notas finales:

Gracias a los que se tomaron la molestia de leer!! Los Amoo!! Jajaj ok no (porfavor... no odien a la sexy granadita xD) ok eso de Granadita es propiedad de ero-miri xD


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