You seem to need hope
Capítulo 29
Las vacaciones pasaron más rápido de lo que nos hubiera gustado a todos. Kai y BaekHyun ya se habían ido, prometiendo volver en poco tiempo. Habíamos logrado integrar a BaekHyun completamente al grupo y resultó ser que, al entrar en absoluta confianza, era un chico muy agradable, divertido, tierno y algo gruñón. Excepto con Jongin: No importaba lo que éste le hiciera, él nunca se enojaba con su novio. Y, según nos habían dicho, eso siempre había sido así.
***
Dos días antes del final de las vacaciones, estábamos en la casa de Lay con Chen y XiuMin. El papá de Yixing no estaba, por supuesto, y su mamá había salido a comprar algo para que comiéramos todos. Meiling también nos acompañaba, e incluso Jian estaba de visita esa tarde.
Yo estaba sentado en la alfombra de la sala, con mi pequeño hermano entre mis piernas. Lo abrazaba de atrás protectoramente, mientras conversaba con mis amigos. Yixing estaba sentado al lado mío, abrazando a Meiling que parecía estar algo inquieta. Sonreí pensando en el contraste que hacía con Jian. Él tan tímido, callado y tranquilo; y ella tan extrovertida, charlatana e hiperactiva.
Miré a mi mejor amigo, que me observaba desde el sillón con ternura y una expresión de orgullo. Como si fuera un padre feliz de que sus hijos finalmente se llevaran bien.
- ¿Qué van a estudiar cuando termine el curso?- preguntó XiuMin. Ese curso del que hablaba, era uno que tenía nuestro colegio. Cuando terminabas el último año escolar podías optar por quedarte un año más haciendo una especie de preparación para la vida universitaria. Los cuatro habíamos elegido eso para poder estar juntos y, según sabíamos, varios de nuestros compañeros también iban a estar. Kai, al haberse ido antes de terminar, no había podido elegir quedarse. Aunque estaba seguro que no lo hubiera hecho.
- Yo música- respondió Lay -Hay una universidad que tiene de todo. Todo tipo de instrumentos, de bailes y de estilos de canto. Ahí voy a ir yo- sonrió -¿Ustedes?
- Actuación- dijo MinSeok muy feliz -Quiero ser actor en teatros, películas, series, lo que sea- asentí. Era algo que ya sabía, y que estaba seguro de que le iba a ir muy bien en eso. Al igual que a Yixing con la música -¿Chen?
- Dirección de cine- miró a su novio sonriendo-¿Vas a ser el actor principal de mis películas, MinMin?
- Claro que sí, ChenChen- le respondió meloso y le dio un rápido beso en los labios.
- ¿Vos, Lu?- cuestionó Yixing, mientras le acariciaba el pelo a su hermana.
- ¿Yo?- pensé unos segundos. Una cosa me había empezado a interesar hacía poco. Miré a Meling, que se alisaba la parte de la falda de su vestido floreado, y luego a mi hermano. Jian se había girado levemente para mirarme y escuchar mi respuesta. Aunque no estaba seguro de si entendía de verdad algo. Le sonreí cariñosamente y él me devolvió una tímida sonrisa. Delicadamente, le acomodé sus grandes anteojos que se habían deslizado un poco hacia abajo. - Medicina- observé a mis amigos que me miraban sorprendidos -Quiero especializarme en pediatría.
- ¿En serio? Wow. Realmente no me esperaba eso- opinó XiuMin -Y eso que soy la persona que más te conoce... ¿O no?- me preguntó, haciéndose el enojado mientras Chen se movía disimuladamente hasta él y lo abrazaba. Me reí.
- Claro que sí, MinSeokkie. Bueno... hace poco que estoy pensando en eso- Lay me sonrió con ternura cuando lo miré -Ustedes, chicos, hacen que quiera ser alguien- confesé. Estiré mi brazo para indicarle a Meiling que se acercara. Cuando lo hizo, la rodeé con un brazo a ella y con el otro a Jian, que seguía entre mis piernas -Y ustedes, pequeños- me miraron con inocente curiosidad -Me ayudaron a decidirme- les dije, sin importar que probablemente no entendían muy bien de qué hablaba. Meiling me abrazó del cuello y plantó un sonoro beso en mi mejilla mientras que Jian abrazaba mi brazo que lo rodeaba. Al finalizar el abrazo, la niña tomó a Jian de la mano, y lo obligó a pararse y seguirla hasta la habitación para jugar a las Barbies. Que irónico. Siempre la palabra “Barbie” molestando a un Xi.
Segundos después, me vi debajo de todo de una montaña humana. Los tres chicos habían esperado a que no estuvieran los nenes cerca mío, para saltar sobre mí y abrazarme por lo “tiernas” que habían sido mis palabras anteriores. O al menos eso dijeron.
***
Después de despedirnos de los chicos unas horas después, Yixing insistió en acompañarme a mi casa. El sol ya se había ocultado, dando paso a la luna, y una fresca brisa de verano acariciaba nuestros rostros. La calle estaba completamente vacía mientras llegábamos a la puerta de mi casa. Pero antes de que pudiera siquiera pisar uno de los escalones que llevaban a la entrada, Lay tomó mi mano y tiró de ella para evitar que subiera. Lo miré curioso por su repentina acción.
- Quiero estar un ratito más con vos- me explicó, sonriendo -¿Vamos a dar unas vueltas?- con una amplia sonrisa, asentí y me acerqué a él para depositar un corto y rápido beso en sus labios.
Caminamos unas pocas cuadras hasta llegar a una plaza; decidimos quedarnos ahí y aprovechar que no había nadie. Él se sentó en una hamaca y yo, en vez de imitarlo, me coloqué detrás suyo y empecé a empujar levemente de su espalda, para que la hamaca se meciera. Primero se sobresaltó y se sostuvo fuertemente de las cadenas que sostenían a la madera que era el asiento, haciéndome sonreír.
No tardó mucho en estar riendo y disfrutando del violento vaivén de la hamaca, llegando muy alto gracias a mis fuertes empujones.
Rápidamente mis brazos se cansaron y tuve que dejar la actividad, esperando a que la hamaca estuviera más quieta para ayudarlo a frenar totalmente. Lo abracé desde atrás, apoyando mi mentón en su hombro y él estiró su brazo para acariciar mi pelo, haciendo cuchi cuchi un poco más arriba de mi nuca.
- Me encanta que siempre me sorprendas- susurró.
- ¿Qué?- pregunté, confundido.
- Que me encanta que siempre me sorprendas. Que seas impredecible...- confesó – Entre otras cosas, lo de ser pediatra... No me lo esperaba- me explicó.
- Ah, es por eso- sonreí -Hace muy poco que me decidí, pero es lo que quiero- apreté mi abrazo.
- Y vas a lograrlo- dijo, dejando el cuchi cuchi para acariciar el pelo y peinarlo nuevamente.
- Gracias. Estoy seguro que vos también- deposité un beso bajo su oreja, antes de decirle lo que tenía guardado en el pecho desde el comienzo de las vacaciones -Te amo...- fue un murmuro, casi un suspiro directo en su oído. Él, que miraba el suelo, repentinamente levantó su cabeza y, lentamente la giró para mirarme de costado con los ojos más abiertos de lo normal. Sentí que me sonrojaba y hundí mi rostro en su cuello por la vergüenza -Probablemente sea muy pronto para decirlo... pero es lo que siento- seguí hablando suavemente; haciendo fuerza para que Yixing, que intentaba desde su incómoda posición levantar mi rostro para mirarme, no lo lograra -Es la primera vez que le digo esto a alguien...- mi corazón latía con fuerza contra su espalda -Lo sé desde el comienzo de las vacaciones, pero creo que lo siento desde antes. Sos tan... tan especial para mí- apreté más mi agarre, probablemente casi asfixiándolo -Siento que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado- finalmente alejé mi rostro de su cuello y, mirando la luna en el cielo, volví a decirlo -Te amo- sonreí.
- Lu... por favor, mirame- pidió, con la desesperación plasmada en su voz. Lentamente caminé hasta estar en frente suyo, que seguía sentado en la hamaca, y bajé la mirada hasta cruzarla con la suya. Sus ojos brillaban más de lo normal.
- No creo que sea muy pronto para decirlo... Yo también te amo, LuHan- sonreí emocionado y, colocándome entre sus piernas abiertas, lo rodeé con mis brazos y apoyé mi cabeza en la suya. Me abrazó de la cintura -Y yo no sólo lo siento, sino que también sé que quiero pasar el resto de mi vida a tu lado- agregó con voz suave antes de separarse para mirarme con una sonrisa en sus labios, provocando un escalofrío en mí con sus dulces palabras. Sintiéndome completamente lleno de nuevo.
Ambos adelantamos nuestros rostros a la vez, para unir nuestros labios en un profundo y lento beso que confirmaba nuestras anteriores palabras.
***
Dos semanas pasaron desde que el curso había empezado. A pesar de que ese día no me tocaba ir al colegio, había ido igual para buscar un libro que me había olvidado en mi casillero y lo necesitaba para estudiar. No había avisado ni a Lay ni a nuestros amigos que estaba ahí, ya que supuse que estarían en clase.
Los pasillos estaban vacíos mientras revolvía mi casillero hasta dar con el libro. Lo guardé en mi mochila, tarareando una canción que llevaba en mi cabeza desde la mañana temprano, y cerré la pequeña puerta.
- LuHan...- escuché que me llamaba una voz femenina. Giré sobre mis talones para encontrarme con Suyin cruzada de brazos y mirándome con una sonrisa de costado.
- ¿Qué querés?- hablé bruscamente. La última vez que había hablado con ella había sido el día de su rompimiento con Lay. Y no había sido agradable.
- ¿Lindas vacaciones?- preguntó, fingiendo interés.
- Eso no te importa- respondí secamente, e intenté pasar por al lado suyo pero lo impidió apoyando una mano en mi hombro.
- ¿Estás disfrutando de Lay?- se lamió el labio inferior -Sabés que te está usando, ¿No? No te fíes mucho de su “amor”- hizo comillas en el aire. Sin poder evitarlo, la miré y le empecé a prestar atención.
- ¿Qué querés decir?- ella rió.
- Qué ingenuo... El pobrecito que se rebanaba las muñecas cuando murió su primer amor. ¿Ahora qué vas a hacer? ¿Matarte?- mi rostro enrojeció de furia.
- No sé de qué mierda estás hablando- declaré antes de empezar a caminar.
- Te está usando- repitió a mis espaldas -Para no tener que hacerse cargo de mí y de su hijo- me di vuelta y la miré fijamente, con el ceño fruncido.
- ¿Qué dijiste?- pregunté sin poder creer lo que acababa de escuchar. Era imposible.
- Estoy embarazada de él- caminó hasta estar a mi lado -Ese día en el baño se enteró, justo apareciste y me dejó con la excusa de que no me quería más. Se fue con vos, que sos su escudo para no tener que cargar con un hijo a su edad- hizo sonar su cuello con una sonrisa. Lo que decía, no tenía sentido. No sólo porque estaba seguro de que Lay era sincero conmigo cuando decía que me quería; si no también porque, juzgando cómo era con su hermana, él nunca haría algo así. De haberla dejado embarazada no se hubiera limpiado las manos y dejado a su propio hijo a la deriva. Yo confiaba en Yixing.
- Es imposible- opiné, mirándola -Además, dijo que hacía mucho tiempo que no tenían sexo. Si fuera verdad, a esta altura ya deberías tener una panza notable. Y seguís igual de escuálida que siempre- frunció el ceño con mis palabras.
- Eso es porque... me acosté con él hace poco- levantó sus cejas, creando una mueca de burla, con la clara intención de molestarme.
- ¿Ah, sí? ¿Cuándo? Si se puede saber- tragó saliva, nerviosa.
- En las vacaciones- sonreí triunfante.
- Eso es imposible- repetí -Estuvo absolutamente todos y cada uno de los días conmigo. Viviendo en mi casa, sin despegarse de mí ni para ir al baño o para ir a comprar al mercado. Así que estás mintiendo. No sé de quién será el pobre bebé, pero no intentes meter a Yixing en esto. No vas a lograr separarnos, ni que desconfíe de él- le dije, viendo su expresión enfurecerse. Se había pisado sola, enredada en su pobre y mal pensada mentira. Miró para todos lados, mientras yo buscaba mi celular en mi mochila para mandarle un mensaje de texto a Yixing.
Repentinamente, me vi aplastado contra los casilleros. Mi mochila cayó al suelo cuando el cuerpo de Suyin se pegó al mío y una de sus manos buscó la mía para apoyarla en uno de sus pechos. Rápidamente, sin darme tiempo a reaccionar, unió su boca a la mía y mis ojos se abrieron en demasía cuando caí en lo que estaba pasando. Una de sus manos me obligaba a tocarle, y la otra me sostenía del cuello para que no pudiera alejarme. Quise empujarla desde el abdomen, pero recordé que estaba embarazada y me dio impresión estar aplastando esa zona. Enojado, y sin saber por qué estaba haciendo eso, le mordí fuertemente el labio inferior, logrando que se saliera y me mirara con molestia. Pero, a pesar del dolor, tenía una expresión triunfal en su rostro que no entendía. No hasta que vi a Yixing detrás de ella; mirándonos con los ojos muy abiertos y totalmente paralizado. No supe cuánto tiempo estuvimos mirándonos, pero de pronto él se dio vuelta y corrió rápidamente para alejarse.
- En serio lo siento por el bebé- le dije a Suyin antes de correr detrás de Lay. Lo divisé en el patio, caminando a paso rápido hacia la salida del colegio -¡Yixing!- exclamé, pero él no frenaba. Insistí varias veces, pero terminé corriendo y tomándolo de la muñeca para hacerlo girar. Sus ojos estaban muy brillantes, como si estuviera por llorar -Dejame explicarte... Ella...
- ¿Así que lo que querías era quedarte con ella?- preguntó con la voz rota. Un nudo se hizo presente en mi pecho al verlo tan triste por mi causa.
- ¿Qué? ¡No! ¡Nada que ver! Lo que pasó fue que...
- Hace poco me dijiste que me amabas...- me volvió a interrumpir.
- ¡Y te amo! ¡Te amo muchísimo!- exclamé, empezando a asustarme al ver que no me dejaba explicarme. Levanté una de mis manos, para secarle la primera lágrima que cayó por su rostro
- No me toques- pidió, alejándose, y mi respiración se cortó de golpe al escucharlo.
- No es lo que pensás- aseguré, compungido.
- Si era porque la querías a ella para vos, no te hubieras molestado en enamorarme...
- ¿Pero de qué hablas?- pregunté, exasperado -Sabés perfectamente que siempre fui gay, las chicas no me provocan nada. Y, lo más importante, sabés que te amo a vos. Nunca haría nada para lastimarte, fue ella la que...- pero no parecía escucharme. Miraba al suelo, como si estuviera hipnotizado.
- No quiero hablar. No quiero nada...- me miró una última vez, dejándome ver que ahora estaba llorando de verdad. Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas -No me sigas... Yo...- se dio vuelta, dejándome con las palabras en la boca y un nudo enorme en la garganta.
Viéndolo alejarse lentamente y con la cabeza gacha, me di cuenta de cómo en unos segundos se acababa de desmoronar nuevamente mi mundo.
Comenzando con una punzada en el pecho, a la altura del corazón, un agudo dolor se empezó a expandir por mi cuerpo. Como si fueran miles de agujas clavándose sin piedad en mi piel, carne, huesos y órganos. El dolor físico acompañando al emocional.
Y la repentina realidad que de pronto me rodeaba.
La persona que amaba no confiaba en mí.