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¿Quién mató a la zorra super fashion? por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

 

We come through the money and the garter belts
Let 'em know we 'bout that cake, straight out the gate
We independent women, some mistake us for whores
I'm saying, why spend mine when i can spend yours

Lady Marmalade, fragmento.

 

Por la semidesierta comisaría solo se afanaba Gianni, el de limpieza. Gianni, el de explosivos, se había quedado buen rato a solas con el auto, pero un montón de manos habían pasado antes. Las de los bomberos, los paramédicos y los policías que recibieron el vehículo. Si en verdad había un collar de un cuarto de millón de euros, cualquiera podría haberlo cogido. Pero bien podía ser que el collar fuera una coartada que Andrej inventara al ser descubierto tratando de borrar evidencia de su participación en el bombazo.

El bombazo, no el asesinato. Intención homicida sí que parecía haber, pero aunque la forense dictaminara que Miuccia Scada había muerto desnucada antes de que el plástico ardiente del airbag rostizara su corazón, Jeremy sentía que había algo más.

El rímel. No podía dejar de pensar en el rímel mientras conducía al hotel de tres estrellas en los suburbios. En el rímel y en la historia de los testigos “la señora Miuccia venía por la carretera y siguió de largo como si el muro de contención del paso a desnivel del estacionamiento y las leyes de la física no existieran.”  Miuccia había hecho ese recorrido muchas veces. Supervisaba en persona el avance de su boutique en Piazza Mascarpone, era un recorrido que hacía a diario, debía conocer cada tiempo, cada curva, más siendo lesbiana dominante, acostumbrada a tiempos y curvas… Recorría el camino a Piazza Mascarpone como recorría el cuerpo de su esposa, rutinariamente… ¿Era eso? ¿La rutina? ¿Estaba tan confiada que se aplicaba el rímel mientras estacionaba? ¿Estaba tan alterada por la discusión con el hermano puta que calculó mal el tiempo? ¿Explicaba eso la cara de sorpresa?

“Soy Miuccia Scada. Hago este recorrido hasta dormida y mis pestañas deben ser perfectas. Mi desastroso hermano me estresa. ¡Oh por Dior! - el muro de contención antes de lo esperado y la cara de sorpresa - ¡Mi rímel!”

Y al cielo, o a donde vayan las diseñadoras infieles.

 

***

 

Un par de sombras sospechosas se perdieron rápidamente en la oscuridad al ver al auto patrulla aparcar. Jeremy no se ocupó de ellos, seguramente eran traficante y adicto, materia de trabajo de los policías del distrito.

El legañoso empleado que hacia guardia tras el mostrador se limitó a verlo con curiosidad mientras tomaba el ascensor. Se preguntó si debía tocar a la puerta o derribarla. Lo segundo era muy “policía de Nueva York”

-¿Señor Manchini? – preguntó con su identificación debajo de la barbilla cuando “ella” abrió la puerta – Soy el detective Jeremy Irons, ¿puedo hacerle unas preguntas?

-¿Sobre qué? – su voz era femenina. Terapia hormonal.

-Sobre la muerte de su media hermana Miuccia Scada.

Ana suspiró y bajó los hombros en un gesto de derrota.

-Pase. – lo invitó a entrar.

-¿Se encuentra sola?

-Claro que sí. No soy una puta.

Bueno, una monja no parecía con aquel baby doll de terciopelo estampado de leopardo, rojo. Pero tampoco era como que una prostituta fuera a confesarle voluntariamente su oficio a un poli. Se exponía, mínimo, a una noche perdida en pagar la extorsión con “cuerpomático”.

-No tengo nada que ofrecerle.

-Está bien. – la verdad, Jeremy tenia sed y le habría caído bien hasta un café de franquicia - ¿Qué puede decirme sobre la muerte de su hermana?

Ana miró por la ventana. Era tal como la había descrito la empleada de la franquicia, más unos bonitos ojos naturales. Miel, sin maquillaje ni pupilentes: estos estaban en su contenedor sobre la mesita de noche y las arruguitas bajo los ojos se le notaban.

-No más de lo que usted sabe. – respondió – Y debe de saber mucho si sabe que nací hombre y Miu era mi media hermana.

-Es el deber de la policía. – sonrió, íntimamente halagado.

-La vi hoy en la mañana. Estaba perfectamente bien. Desayunamos y hablamos y luego ella tuvo el accidente. Oí en las noticias que los frenos fallaron.

-¿No notó nada raro en el auto, cuando se subió a él?

-No, nada.

-¿Y cuando se bajó en la parada del autobús?

-No, nada. Estaba prácticamente nuevo.

-Creo que tú pusiste la bomba en el auto de tu hermana.

Estudio la reacción de Ana.

-¿Qué?

-La bomba. Tienes las uñas muy largas para haberla hecho tu misma, pero quien sabe. Las mujeres se las arreglan con esas uñazas de una manera que no comprendo.

-¿Qué bomba?

Estaba grabando todo en audio, pero no en video.

-La que te ayudó a construir Pacholo.

Ana bufó.

-Usted está loco. Pacholo me dejó. Era un imbécil, de todas maneras. Nunca iba a convertirme en marquesa.

Ok, Jeremy dejó pasar lo del título nobiliario.

-¿Cuándo la dejó?

-Cuando le dije que Miuccia no me iba a prestar el dinero.

-Y estaba tan furiosa por la pérdida de su amante que asesino a su hermana.

-¡No! Nunca habría hecho daño a Miu. Era mi única familia.

-Pero su amante…

-Novio. Exnovio. – suspiró – Estaba emocionada con la idea de ser marquesa y cantante. Siempre quise ser cantante – sonrió – y él es un dj muy famoso en España y… - otro suspiro – me convenció de que pusiera el dinero para grabar un álbum electro-dance que nos haría ricos. Se suponía que Miu me prestaría el dinero, pero no quiso.

-¿Por eso discutieron el miércoles?

-Sí – Ana era tan ingenua que ni siquiera se sorprendía de que Jeremy supiera todo aquello – por eso empezó la discusión. Le dije a Miu que solo era un préstamo, que se lo devolvería en cuanto fuéramos ricos pero…

-¿Pero?

-Había hecho malos negocios antes, ¿de acuerdo? – lo encaró – Quizá mi hermana tenía razón al no quererme prestar. Después de todo, Pacholo se fue a buscar mejores “inversionistas”.

-Después de eso la llamó, ¿cierto?

-¿Después de que Pacholo me dejara? Sí, fue el domingo, ya tarde. Quería pedirle perdón porque le dije unas cosas horribles por culpa de ese bastardo.

-¿Qué le dijo?

-Cosas horribles. Que me había robado la herencia de papá…

-No, que le dijo el domingo.

-¡Ah! Pues que lo sentía. Que quería verla.

-¿Para darle un abrazo? – Jeremy se maldijo por su jodida vena sarcástica.

-Pues sí, y… - remolineo – Se me ocurrió una buena idea, para salir del hoyo. Voy a hacer videos, no películas, y venderlos solamente online. Colgaré probaditas en el redtube para publicitarme.

-Ah.

Ana le guiñó un ojo.

-Véame detective, no se arrepentirá. Le pedí a Miu el dinero para echar a andar el proyecto, solo el necesario para comprar lencería bonita y contratar buenas pollas. Cuando una es shemale cobran más – hizo mueca – y algunos seudomachos ni quieren.

-La discriminación laboral es terrible. – concedió Jeremy.

-Gracias, lo es. – asintió mirándolo – Miu se sintió un poco, pero en realidad, no puedo salir del hoyo yo sola. Necesitaba su ayuda. Para eso es la familia, ¿no? Para ayudarse. Todo el dinero que yo necesitaba era el que se gastaba ella en una escapada con su amante.

-¿Tenía una amante?

-Muchas – Ana miro a Jeremy como diciéndole “te creía más listo” – La ultima era una zorra de Channel que exigía champan para llenar la bañera y cosas por el estilo.

-¿Sabe su nombre?

-No. Miu no me contaba sus aventuras, no éramos así de unidas. Creo que quería mantener su imagen de “hermana mayor correcta” ante mi o quizá desconfiaba que se lo contara a Claire.

-¡Ah, Claire! – exclamó.

-Sí, Claire. Es un ángel, mi cuñadita. La llamé para darle el pésame y de inmediato me preguntó si Miu me había prestado el dinero y le dije que no y me lo transfirió ella.

-¡Oh! Muy generosa.

-Es un ángel. Creo que soy más unida con ella que con mi propia hermana. – largo suspiro.

-¿Tú también tienes tendencias lésbicas?

-Que cerdos son los hombres. – dijo – No pueden imaginarse un par de amigas sin toqueteos de por medio. No. – lo miro a los ojos – Me he tirado otras shemales y algunas females pero por trabajo. Lo mío son los machos.

Jeremy tosió: una experiencia travesti era bastante para él, por un día.

-Claro, debí suponerlo por el consolador. – señalo el que estaba, plateado y brillante, señor absoluto  del mueble junto a la puerta.

Ana desorbitó los ojos.

-No es un consolador, es una pistola eléctrica de defensa personal.

-¿En serio? – Jeremy elevó  las cejas.

-Sí. – Ana se levantó. Su perfectamente operado trasero se vislumbraba bajo el borde felpudo del baby doll. – Una lo aprieta así y ¡fuzzz! Una descarga eléctrica deja fuera de combate al atacante.

-Vaya, ¿eso es legal?

-Según Miu sí, ella me lo regaló.

-Supongo que le regalaría otro a su esposa. – aventuró Jeremy inspeccionando el artefacto, recordando uno igual que viera caer del bolso de Claire.

-Supongo. – dijo Ana.

-Entonces está usted de plácemes con su cuñada y… ¿de luto por su hermana?

-Sí. Tendré que comprarme un vestido negro apropiado para el funeral porque ninguno de los que tengo sirve.

Jeremy se imaginó rápidamente el guardarropa de la shemale. Uff.

-Detective…

-¿Si?

-¿Entonces le pusieron una bomba a Miu?

-Me temo que sí. ¿Se imagina a Pacholo haciéndolo?

Ana se mostró estupefacta.

-No sé. Se fue a Ibiza el domingo temprano.

-¿A qué horas?

-No lo sé. Nos fuimos de juerga el sábado y cuando me desperté el domingo el ya no estaba. No estaban sus cosas y me había dejado con la cuenta en el Hilton – resopló - ¡el muy desgraciado! Me enteré por Facebook de que nuestra relación había terminado.

-Tuvo tiempo, entonces.

-Me imagino.

-¿Sabia donde vivía Miuccia?

-Como todo el mundo.

Pero el domingo Miuccia había usado el auto para tener sexo con su amante. Presumiblemente fuera de casa. Así que Pacholo debía de haber puesto la bomba bien temprano, y con mucho tiempo de anticipo. Tenía que checar con cuanto tiempo de anticipo se podía regular la bomba.

-Una cosa más, Ana. Si se lleva tan bien con Claire, ¿Cómo es que esta en este hotel y no en su mansión consolándola?

-Por usted. – sonrió torcidamente Ana – Estaba con ella cuando fue a interrogarla. Ella misma me sugirió que me mantuviera oculta.

-¿Por qué?

-Bueno, los familiares siempre son sospechosos, ¿o no?

-Sí.

-Y como yo no tuve nada que ver en su muerte, mejor que no supieran nada de mí.

-Una extraña manera de demostrar la inocencia.

-Mi existencia es un secreto para el resto de la familia de Miu. Su mamá ya no cuenta pero quedan por ahí tíos y primos que podrían molestar y Claire quiere que la reputación de Miu quede intacta. Ya fue bastante horrible como murió.

Ana callo súbitamente. Jeremy asintió, pensando.

-¿Algo más, detective?

Jeremy recopiló mentalmente.

-¿Sabe algo de Manuel Cabuli?

-¡Ese cabrón! – exclamó Ana - ¿Cree que él pudo ser?

-¿Lo cree usted?

-Yo sí. Es lo que le dije a Claire. Ella estaba segura de que había sido la otra, pero yo le dije que podía haber sido Manuel. Es peor que Pacholo. – aseguró meneando la cabeza.

-¿Sabe si hubo amenazas?

-Algo así me comentó Miu, que el tipo este la estaba amenazando.

-¿Ella estaba preocupada?

-No. Decía que un tipo tan mezquino que daba a su esposa para cerrar un trato no tenía el valor de atacar de verdad.

-¿Dio a su esposa? – Jeremy la invitaba a ser más especifica con la mirada.

-Sí, se la dio, para que tuvieran sexo. No sé cuántas veces ni se lo conté a Claire, por no hacerla sufrir más a la pobrecita, pero como Miuccia aun dudaba de las ventajas de asociarse con ellos se la dio.

-Tengo entendido que Tarja Turmanen es fea.

-Pues… no esta tan mal. Es bizca y está un poco hombruda – Ana no lo estaba – pero tiene un buen par de tetas y… ay, es feo que yo lo diga pero a mi difunta hermana le gustaban todas.

-¿Incluidos los travestis?

-Sí, llegó a acostarse con shemales y con travestis.

-Vaya. – asintió Jeremy – Creo que es todo señorita Manchini.

Ana le sonrió, agradecida por la deferencia.

-Aquí esta mi tarjeta, y si se muda donde su cuñada, hágamelo saber, por si necesitamos interrogarla de nuevo.

-Está bien.

Jeremy regresó a la comisaria tentado de descartarla. De las personas que había interrogado era la más simple (por no decir tonta, apuntó  mentalmente jamás procrear con una modelo). Revisó el informe de Gianni: reloj digital. Esos por lo general tenían un plazo máximo de doce horas para estallar, así que Pacholo estaba bastante descartado. Bassanio llegó cuando el trataba de comunicarse con Cabuli.

-Yo también lo intenté. – dijo – Desde en la tarde. Nada.

-¿Qué te pareció Claire? – formuló la pregunta como cuando antaño estaban en un bar y saludaban a una conocida “encamable”.

-Sinceramente dolida. – respondió – Si fue ella es una magnifica actriz y terrorista además de repostera. – Jeremy gimió íntimamente: ¡hacia postres!

-¿Cómo explicó lo de la hermana?

-Está convencida de su inocencia. No quería que la molestáramos ni que la expusiéramos. Aparentemente, si su existencia se hiciera pública hay algunos parientes, por el lado materno de Miuccia, que reclamarían derechos sobre la fortuna que la madre dejó a la hija.

-Ya veo.

-Además, la ve como una figura trágica: la mujer condenada a vivir en un cuerpo de hombre. ¿Lo encontraste? ¿Qué te pareció?

Jeremy lo puso al tanto de sus impresiones. Incluida la de que había algo más que la muerte por desnucamiento.

-El rímel no cuadra. – concluyó – Nadie se muere apretando un rímel.

-¿Ni en el mundo de la moda?

Jeremy rió.

-No, no creo. Creo que hasta la diseñadora más fashion conserva el instinto de supervivencia, ese que te insta a coger el volante y tratar de salvarte la vida.

-Pero según todos los testigos Miuccia condujo derecha al muro. Tal vez no deberíamos descartar el suicidio.

-Tal vez… tal vez ya estaba muerta cuando iba en línea recta al muro.

-¿Sigues creyendo que la hermana la mató, le puso el pie sobre el acelerador y la dejó ir?

-Tal vez. Pudo haberla envenenado.

-Y el café de franquicia sabe tan horrible que ni siquiera notas el sabor del veneno.

-El café de franquicia es tan malo que pudo ser el veneno. – bromeó Jeremy y ambos rieron – La verdad es que ordene un análisis de química sanguínea.

-Pero si la envenenó, ¿para que puso la bomba?

-Tal vez Ana la envenenó y Cabuli puso la bomba. O tal vez Claire la envenenó y Ana puso la bomba. Combínalo como quieras.

-Tal vez un terrorista albano miope confundió su auto con el de un diplomático y puso la bomba.

-Si me dices que sus vecinos eran diplomáticos me vuelo la tapa de los sesos.

Bassanio hizo gesto de dolor.

-El de arriba es el embajador de Albania.

-Cazzo di Cristo!

-Lo siento.

-No, te lo agradezco. A mi se me había pasado. ¿Sabes qué? Lo investigaremos mañana. Lo que realmente quiero es interrogar a Cabuli.

-¿Quieres que contacte a la policía de Buenos Aires?

-Sí, por favor. Tu español es mejor que el mío.

-El jefe está llamando de nuevo. – Bassanio miraba la pantalla de su celular.

-¡Que se joda! No podemos resolver el caso para mañana. La prensa debería de entenderlo.

-Es injusto. – dijo Bassanio – Adelantamos mucho hoy.

-Si. Mañana a las 9 en Piazza Mascarpone. Nos van a dar el ordenata de la oficina, para que me ayudes con eso, por favor.

-Claro. – asintió Bassanio.

Jeremy se le quedo mirando un momento a los ojos, embobado. Cuando se dio cuenta de que lo hacía se giró bruscamente.

-Ciao.

Bassanio se quedó escribiendo el email a la policía de Buenos Aires sin explicarse porque le afectaban tanto las pequeñas desconsideraciones de su amigo.

 

 

Continuara...

 

Notas finales:

Ana:

http://i1026.photobucket.com/albums/y326/NezalXuchitl/ana_zps852718ba.jpg

Si visitan su pagina oficial no se arrepentiran... *-* perver total.

Lady marmalade, presentacion cover en los premios mtv del 2001

https://www.youtube.com/watch?v=sxdCnC5o9hg

 


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