Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Andrógino por Hacchiko

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Oh, Dios mío! ¡625 leídas ;O;! -aunque probablemente solo sean 11 personas las que lo leen, y que se meten seguido para verificar si he subido nuevo capitulo o no-


Soy tan feliz, muchisimas gracias de verdad a todos los que comentaron :D


 


akemi


Elfka


YuuMinnie


Sou-Tan


Unii_Chan


uzumyhikari -Ho, ho, dos veces :'D!-


 


De verdad, ¡¡muchas gracias!!


Sin más que aclarar, espero que les guste c:

Andrógino

Semana 1, día 2; Filmando primer episodio.

Capítulo 3: Amigos

 

 

 

Apartamento de SHINee; 08:12 a.m.

 

 

Ya llevaban cerca de 3 horas despiertos, siendo un día de trabajo, todos debían estar listos temprano.

 

 

Jong Hyun y Key se movían de un lado a otro eligiendo ropa que ponerse y Min Ho miraba la televisión, mientras Onew estaba en la cocina, preparando el desayuno y Tae seguía durmiendo, lo que era algo extraño para los demás, ¿cómo era posible que no despertara con todo ese ruido en la cocina y las quejas de Key?

 

 

De repente, la niña se sentó aún con los ojos cerrados, como si hubiese recordado algo vital, pero luego le restó importancia, acostándose de nuevo para quedarse dormida.

 

 

-Floja.

 

 

Murmuró Key, mostrando su total enojo a ella.

 

 

La verdad era que, todos ahí, exceptuando a Min Ho y a Tae, tenían una agenda apretada, algo que hacer, por lo que el ex –maknae se quedaría cuidando de “la” traviesa invitada.

 

 

-Déjala, es una niña –defendió Jong Hyun, provocando el aumento de la furia de aquella diva, aunque luego reparó en lo que dijo y se auto corrigió- me refiero a su edad.

 

 

Ki Bum, enfadado con el chico, salió tomando un vestuario al azar para dirigirse al baño.

 

 

Una media hora después, un auto pasó en frente del apartamento pitando para avisar su llegada. Los tres chicos, ya desayunados, bañados y listos fueron a la puerta, inseguros de irse. Voltearon a ver al chico que aún veía la televisión desinteresado.

 

 

-Min Ho. –llamó su atención Jong Hyun, y el menor volteó.

 

 

-¿Qué pasa? ¿No tienen prisa?

 

 

-Sí, pero... quiero que.. bueno... –dudó el mismo que le habló.

 

 

-Confiamos en ti, pero ten mucho cuidado –recordó Onew, sacándole una risita al rapero

 

 

-Estaré bien, Hyung, no te preocupes, sé cuidarme y no tocaré a la nueva “diva”

 

 

-¡Hey! Ni te atrevas a llamarle así –se quejó el de ojos exageradamente delineados apuntándole con el dedo acusador mientras se auto-abrazaba- Yo soy la única diva en este grupo.

 

 

Los demás rieron.

 

 

-Sabes lo que tratamos de decir, solo.. sigue las reglas –aclaró el mayor- mucho cuidado –repitió acariciando la cabeza de su dongsaeng con cariño antes de caminar hacia el automóvil.

 

 

-No vayas a quemar la casa, y no toques a Tae.. tiene bonita cara, pero no sabes lo que hay debajo de su vestido –se burló puppy, señalándolo con sus dos puños cerrados, a excepción de sus dedos índice y pulgar, para después irse con su Hyung.

 

 

El último de ahí fue Key, que no hacía más que verlo fijamente.

 

 

Todavía no tenían una buena relación con Min Ho, a comparación de la que tenía con Jin Ki o con Jong Hyun, pero debía admitir que tenía cierta sensación protectora hacia él, una muy, pero muy pequeña, por lo que era fácil ocultarla tras una inmensa capa de disgusto, así que solo le dedicó una última frase.

 

 

-Hay comida en la nevera. Adiós.

 

 

Y se fue siguiendo a sus amigos, dejándolo (por el momento) solo.

 

 

Cerró la puerta y fue a la cocina para comer un poco de lo que su Hyung preparó, que consistía en carne. Calentó algo de arroz, que momentos después se lo sirvió en un plato acompañado de un poco de ensalada, y seguido de esto, se fue a la mesa.

 

 

Miró el reloj.

 

 

09:51 a.m.

 

 

“Probablemente despierte pronto” pensó, y ante eso, se puso nervioso.

 

 

Sus manos se cerraron en puños para evitar que el sudor siguiera escapando, el exceso de saliva le obligó a tragar, el furioso y veloz latido de su corazón le forzó a respirar más rápido y fuerte, sus labios resecos rogaron por un  poco de vida, por lo que paseó su lengua por encima de ellos. Cerró sus ojos mientras agitaba sus manos para calmarse, pero luego pensó:

 

 

“¿Por qué estoy tan nervioso?”

 

 

Sin obtener respuesta, se rió de sí mismo. Se sentía tan tonto. No había por qué asustarse. Fue entonces que un inocente sonido le hizo respingar del susto en su silla, volteó (aun sentado y masticando un bocado de carne) ante el “oppa” mencionado y miró a la criatura aun en pijama, con su lacio y largo cabello negro cayendo por sus hombros (hasta ahí le llegaba), por lo que decidió tragar para saludarle cortésmente.

 

 

-Buenos días.

 

 

-Buenos días, Oppa.

 

 

Ella inspeccionó el lugar con su adormilada mirada, todavía estaba en modo “zombie”, ya que acababa de despertar, pero eso no le quitaba su encanto natural.

 

 

-¿Dónde están los demás?

 

 

-Salieron. Ellos tenían cosas que hacer.

 

 

Y agarró otro bocado de carne con su tenedor, para metérselo en la boca. La niña lo miró fijamente, no podía identificar lo que comía, y es que todavía tenía lagañas en sus ojos, además de un poco de sueño. Caminó hacia la mesa y se inclinó hacia el platillo, pero ni así distinguía lo que era su comida.

 

 

Sin darse cuenta (porque su atención estaba fija en el plato), había quedado a unos diez centímetros del rostro de su nuevo compañero, dejando a éste último, incómodo con su cercanía.

 

 

Dejó de masticar el dichoso bocado. Las sensaciones habían aumentado, al menos, unas tres veces. Casi podía escuchar su propio corazón latiendo en su oído, parecía que acababa de hundir sus manos en un balde de agua, el calor crecía sin detenerse hasta instalarse en sus mejillas, que comenzaban a adquirir un tono rosado.

 

 

Así que, para alejarle un poco y aminorar esas reacciones, empezó a masticar con la boca abierta, con intenciones de hacerle sentir igual de incómodo y poder ganar distancia, pero en lugar de eso, llamó la atención de Tae, haciendo que ésta (o éste) última (o), volteara a verlo, revisando a detalle desde su frente cubierta por su flequillo, sus gruesas cejas, sus enormes ojos oscuros, sus largas pestañas, su nariz de perfecto tamaño..

 

 

Bajó hasta la zona de dónde provenía ese molesto sonido de mascar, viendo la comida entre sus blancos dientes, ante eso hizo un gesto de asco.

 

 

El mayor al ver la reacción, abrió más la boca para hacer más escandaloso el sonido, y así, la pequeña retrocedió varios pasos.

 

 

“¡Victoria!” pensó sonriendo aun masticando con sus labios abiertos.

 

 

-Eso es muy grosero de tu parte, Oppa. Ahora sé por qué no le caes bien a Key Oppa.

 

 

Min Ho se sorprendió ante el comentario y su alma competitiva despertó, sin poder aguantarse las ganas de responder mordazmente.

 

 

-No tienes nada que presumir, tú tampoco le caes bien.

 

 

La niña abrió los ojos sorprendida. Ella ya tenía más que claro desde el principio que no le agradaba en absoluto a la Diva, pero oírlo de los labios de alguien más... era  cruel, más de lo que su frágil corazón podía resistir. Además, la manera en la que se lo dijo, le dejo una idea enterrada en su cabeza, ¿es que acaso Min Ho la odiaba también?

 

 

Sus ojos se cristalizaron.

 

 

Apenas iba a empezar su segundo día, y medio grupo ya la odiaba. Eso era deprimente.

 

 

Aspiró por su nariz, impidiendo que sus fluidos salieran al exterior.

 

 

No podía ser, ¿tan detestable era su presencia?

 

 

Su rostro empezó a enrojecer. Tragó saliva para deshacer ese nudo en su garganta, pero era imposible. Cerró los ojos, el dolor en su corazón y la presión con la que su sangre corría a su rostro era muy fuerte.

 

 

Min Ho, que se había concentrado en su comida, escuchó la aspiración de su nariz, y se detuvo. Volteó a ver a la niña que estaba cerrando sus ojos, para liberar una lágrima de cada ojo.

 

 

“Oh, demonios.” Pensó. “Debería cuidarla, no hacerla llorar. Idiota.” Se maldijo a sí mismo, enojado por no cumplir una simple petición.

 

 

Inmediatamente se levantó, poniéndose frente a Tae. Acercó ambas manos a los lados del rostro de la niña, pero no sabía qué hacer. Veía eso en la televisión, pero él no estaba capacitado para eso.

 

 

Aproximó su cara a la de la niña, que aún tenía los ojos cerrados.

-Sshh.. shh.. cálmate..

 

 

Murmuró dulcemente, pero la chica solo bajó su rostro para llorar más tranquila. Sus sollozos eran audibles, y destruían a patadas la conciencia del mayor. ¿Qué hacer? Y se le ocurrió algo loco, pero era una idea.

 

 

Cargó a la niña como lo haría con una princesa, poniendo un brazo en su espalda y otro debajo de sus rodillas, para separarla del suelo mientras caminaba, asustándola en el proceso, provocando que la chica detuviera su llanto para soltar un gritito de sorpresa.

 

 

Al llegar al sillón, la dejó acostada. Levantó ambos brazos como si diera una señal de paz.

 

 

-Quédate ahí. Vuelvo en un segundo.

 

 

Y fugaz como el viento, dio media vuelta y corrió en dirección al cuarto que compartía con los demás miembros. Tae se quedó con sus ojos abiertos, sorprendida todavía, pero transcurridos los cuatro segundos, volvió a su llanto, ahogando su rostro y sollozos con ambas manos.

 

 

Al cabo de unos veinte segundos, Min Ho volvió corriendo a la misma velocidad con la que se fue, como si un incendio estuviera en ese mismo instante. Se detuvo frente a ella, obteniendo (con su simple presencia) su atención fija en su rostro, que después bajó a ver curiosa, sus manos.

 

 

-¿Qué es eso?

 

 

El chico alzó el peluche en sus manos, era café chocolate, de pelaje ligeramente largo pero increíblemente sedoso, de enormes ojos brillosos de canica (o plástico semi-transparente con color) y una dulce sonrisa, además de un listón rosa pálido amarrado en forma de moño alrededor de su cuello. Definitivamente, era un bello perrito de peluche, justo el que abrazarías en medio de la noche para salvarte de tus peores pesadillas.

 

 

Pero Tae no entendía que quería decir Min Ho con ese peluche, por lo que observó un poco más el muñeco con sus ojos empapados de lágrimas, y seguido de esto, subió su vista al muchacho, como si con su mirada preguntara “¿qué significa?”.

 

 

-Este es “puppy”.

 

 

-Qué original nombre. –dijo ella con sarcasmo todavía sonrojada y con las huellas de sus lágrimas en sus mejillas

 

 

-Lo sé. –se rió un poco, pero al instante se puso serio- es el peluche favorito de Key Hyung. Él no puede dormir si “puppy” no está en su cama. Se lo regaló Jong Hyun.

 

 

Todavía no entendía el motivo por el que “puppy” se encontraba ahí con ellos, pero lo tomó suavemente entre sus brazos como si fuera suyo. Luego de unos segundos, decidió compartir su duda para hallar la respuesta.

 

 

-¿Por qué lo trajiste?

 

 

-Pensé que si calmaba a la Diva de SHINee, entonces su magia podría funcionar en ti.

 

 

Tae parpadeó con sorpresa. Se sonrojó y apretó más al peluche. A Tae no le gustaba llorar en público, odiaba que le tuvieran lástima, pero ahí no pudo controlarse. Se sintió apenada de que Min Ho le hubiera visto llorar.

 

 

Aspiró sus fluidos nasales y se secó sus ojos y mejillas, suspiró con una sonrisa. Finalmente le dirigió su recuperada mirada y con algo de pena, se atrevió nuevamente a preguntar.

 

 

-¿No me odias, Oppa?

 

 

Él se rió por la pregunta. ¿Odiarle?

 

 

-¿Cómo odiar a alguien que no conozco?

 

 

La pequeña se sintió tonta, y bajó su mirada apenada. No, no. No quería hacerle sentir incómoda, así que rápido pensó en un cumplido para sacarle una sonrisa.

 

 

-Y más si se mira adorable cuando llora.

 

 

La chica alzó una ceja extrañada. Era el cumplido más raro que había oído en su vida, pero debía admitir que sus intenciones eran dulces y transparentes. Así que rió un poco, le sonrió con ternura y seguido, le dio un pequeño beso en la mejilla.

 

 

-Gracias.

 

 

-No es nada.

 

 

Le respondió la sonrisa sin saber por qué le agradecía. La observó un rato más, mientras ella se limpiaba sus ojos.

 

 

“Es muy linda” pensó, luego se dio cuenta y sacudió su cabeza “ni siquiera sabes si de verdad es una mujer” se auto-regañó.

 

 

Volteó a mirar a su alrededor, buscando algo que distrajera su mente de ideas raras sobre aquella persona a su lado, y una mágica idea llegó a su cabeza. Giró su rostro hacia ella.

 

 

-¿Tienes hambre?

 

 

Ella ladeó su rostro confundida, dirigió sus ojos hacia otro punto, pensando, después los volvió hacia Min Ho y asintió.

 

 

-Ven.

 

 

Min Ho tomó la mano de Tae y fueron a la cocina. Dejándola en la entrada, él fue a buscar varios ingredientes, entre esos, lo único que Tae pudo distinguir fue leche, azúcar y vainilla. Después, él sacó un par de bolsas transparentes de sándwich con seguro, hielos y sal, y lo puso con lo demás en la mesa. Cuando tuvo todo preparado volteó a ver Tae con una sonrisa.

 

 

-Hagamos un helado.

 

 

Ella volvió a ladear el rostro sin entender por completo la idea de su “Oppa”.

 

 

-Pero no he desayunado, ¿no me va a hacer daño?

 

 

Min Ho miró a su alrededor hasta fijarse en el sartén que todavía tenía carne. Encendió la estufa, calentó la poca comida, se la sirvió en un plato pequeño los trozos que aún quedaban y se lo tendió. Tae lo tomó, y empezó a comerse la carne como si de papitas, palomitas o botana se tratara, luego se acordó de la discusión de hacía unos minutos y empezó a masticar escandalosamente con la boca abierta.

 

 

Min Ho se rió de las caras graciosas que ella le hacía.

 

 

Minutos más tarde, Tae dejó el plato limpio y lo lavó en el lava-trastes, para secarlo y finalmente guardarlo en su lugar.

 

 

-¿Lista? O listo.. lo que seas –ella se rió suavemente mientras asentía con pena.

 

 

Los minutos pasaban, él ponía los ingredientes dentro de la bolsa pequeña, y luego la metía dentro de la bolsa grande junto con hielos y sal gruesa. La chica solo imitaba lo que Min Ho hacía, confiando ciegamente en él.

 

 

Finalmente, le tendió una suave y blanca toalla azul. Él tomo otra de color blanco, y con ella sostuvo la bolsa. Minutos después empezó a agitar violentamente su contenido. La pequeña al principio dio un brinquito para atrás, asustada, pues no se lo esperaba, luego sonrió divertida de su propia reacción.

 

 

Ella, ya con el plan entendido en su cabeza, comenzó a imitarle revolviendo su bolsa. Más tarde, empezó a bailar improvisadamente de forma rara, sacándole risas al mayor, que decidió seguirle la corriente, haciendo movimientos exagerados para hacerle reír también.

 

 

Minutos después de tantos bailes extraños, lavaron las bolsas pequeñas y vaciaron su contenido en una taza diferente cada uno. Probaron la mezcla que cada uno pudo hacer, y se miraron sorprendidos, sabía tan bien.

 

 

-Nunca había hecho esto.

 

 

-¿O sea que querías envenenarme?

 

 

Preguntó la niña fingiendo indignación, mientras el otro se reía, después ella también rió.

 

 

-Yo tampoco lo había hecho, y sabe muy bien, señor Chef.

 

 

Dijo halagándolo, antes de dar un brindis chocando ambas tazas.

 

 

Media hora más tarde, ambos repetían el mismo proceso una y otra vez, ya que era demasiado divertido bailar. A Tae se le ocurrió poner la música a todo volumen, y la inspiración volvió a nacer. Ambos estaban tan cansados pero divertidos que no les importó seguir bailando.

 

 

Finalmente, vaciaron el contenido en otros dos recipientes.

 

 

Miraron a su alrededor, había, por lo menos unas ocho tazas de cada lado. ¿Qué iban a hacer con tanto helado? Ambos voltearon a verse, y se encogieron de hombros como si un hubiese otra opción.

 

 

Cada uno tomó un recipiente junto con una cuchara y empezaron a comer. Luego de unos diez minutos, ambos estaban gritando por su dolor de cabeza, “¡se me congeló el cerebro!” gritaban riéndose.

 

 

Cuando ya no pudieron más, guardaron el restante en un recipiente más grande y lo guardaron en el congelador.

 

 

¿Y ahora qué hacemos? Esa era la pregunta, pero no duraron mucho tiempo, pues Tae salió corriendo por su maleta, y en unos segundos estuvo de vuelta.

 

 

-¡Mira lo que puedo hacer, Oppa!

 

 

Y encima de su pijama (porque hay que recordar que en ningún momento se  alejó de Min Ho para cambiarse de ropa), se puso un bello vestido morado, con mangas acolchonadas y escote abierto cuadrado, cuya falda era larga hasta el suelo.

 

 

Se alejó corriendo de él, le hizo una seña para que se apartara de su camino, la cual obedeció al instante. Corrió en línea recta, en el trayecto levantó sus brazos y aprovechando el espacio de la sala, se lanzó de cabeza de lado (o sea de costado, como si de una llanta de carruaje se tratara), sosteniéndose con sus manos, luego sus piernas que quedaron al aire, cedieron al frente (a su lado) y siguió rodando, mientras reía feliz.

 

 

Parecía toda una gimnasta, que avanzaba de lado a lado girando, poniéndose de cabeza sobre sus manos y luego sobre sus pies.

 

 

Min Ho no podía creer lo que veía, al principio se asustó, pero su sorpresa se convirtió en admiración. Las vueltas que ella daba eran con tanta perfección y rapidez, que el vestido, en lugar de caer mostrando sus delgadas piernas, se extendía, haciendo un excelente círculo en movimiento.

 

 

Min Ho, en cuanto pudo salir de su trance, comenzó a aplaudir fuertemente. Pero eso desconcentró a la chica, que había adquirido una dirección curva, ya que el lugar era lo suficientemente grande, para máximo tres de esas vueltas de gimnasia. Inevitablemente, la chica cayó sobre su trasero cuando escuchó los aplausos, ya que en ese momento estaba de cabeza, sosteniéndose con sus manos, pero no dejó de reír. Min Ho en cuanto la vio caer, corrió a ayudarla.

 

 

-¿Estás bien?

 

 

-Sí, lo siento, me distraje –respondió ella respirando un poco agitada, luego le miró con ilusión- ¿verdad que se mira genial el vestido?

 

 

-Parecía que se convirtió en una pelota –bromeó riéndose, contagiando a la pequeña

 

 

-Hazlo tú también.

 

 

-No puedo hacer eso –dijo riendo todavía

 

 

-Vamos, es fácil, yo te enseño.

 

 

Y él, dudoso, aceptó.

 

 

Media hora después, ella estaba explicándole lo básico a él, y tras varios intentos y poco dolorosas caídas, Min Ho logró hacer bien las vueltas. Más tarde, ambos estaban dando vueltas emocionados, pero demasiado pegados, provocando que Tae accidentalmente tumbara a Min Ho, y los dos cayeran abrazados, rodando todavía en el piso mientras reían.

 

 

-¡Omo! ¡Qué divertido!

 

 

-¡Ya me cansé, Tae!

 

 

-¡Qué aguafiestas!

 

 

Le bromeó Tae burlándose un poco. Esperaron unos minutos, hasta que las risas acabaron, quedándose en silencio. Tras recuperar el aliento, Tae, que había quedado a la derecha de Min Ho, acostada boca arriba, pero con su cabeza recargada en el hombro de él, le observó con detalle.

 

 

Luego de unos minutos, sabiendo que ella le miraba tan atentamente, él volteó a verle directamente a los ojos.

 

 

-¿Qué me miras?

 

 

-Nada.

 

 

Y con la curiosidad de un bebé tocando un objeto por primera vez, acercó su mano derecha al rostro de él, tocando con la yema de su dedo índice su nariz, con una fragilidad tan suave, incluso con miedo de romperlo al tacto.

 

 

-¿Te gusta mi nariz o qué?

 

 

-No. Simplemente me gusta observar.

 

 

-Me estás tocando.

 

 

-Observar es verte con atención. No es solo mirarte, también es escucharte, tocarte... o incluso olerte. Pero no sé cuántos días llevas sin bañarte, así que no me quiero arriesgar.

 

 

Bromeó finalmente riéndose, él solo sonrió suavemente. ¿Cuántas tonterías podía decir alguien en un día? No lo sabía, pero Tae parecía ser la persona que le daría esa respuesta, era incluso más indicada que Onew o Jong Hyun.

 

 

-Ne. ¿Qué quieres hacer ahora? –murmuró él con suavidad, poniéndose de costado para quedar frente a Tae, observando sus ojos, sorprendido de que brillaran tanto.

 

 

-Mmhh...

 

 

Ella se sentó de repente, asustándolo. Giró su tronco corporal para verlo a sus espaldas.

 

 

-¡Quiero cantar Karaoke!

 

 

Min Ho lo pensó un poco.

 

 

-Tendrás que cantar tú sola, porque yo canto horrible.

 

 

-¡Oh, vamos! ¡Hagamos un dueto! ¡O mejor, una competencia de canto!

 

 

Él meditó un poco más, sonriendo. La idea de un reto contra ella le emocionaba, pero se sentía inseguro, pues él prefería rapear a cantar. Asintió con la cabeza.

 

 

-Está bien, sacaré los micrófonos.

 

 

Se levantó y fue al dormitorio, buscando en su armario los aparatos, ya que esos eran los controles del karaoke que ya estaba instalado en la televisión. Cuando los encontró, giró para ir a la sala y se sobresaltó al encontrar a Tae en el cuarto, asustándola en el proceso.

 

 

-¿Qué pasó?

 

 

Se atrevió a preguntar.

 

 

-Lo siento Oppa, pero ya es la 1 de la tarde y no me he cambiado.

 

 

Dijo ella con sus mejillas ligeramente sonrosadas por la pena. Él sonrió, ¿cómo puede ser tan adorable? Era lo único que él se preguntaba.

 

 

-No te preocupes, voy a preparar todo mientras tú te cambias.

 

 

Ella asintió con una bella sonrisa entusiasta, él salió de la habitación caminando tranquilamente, y ella cerró la puerta con seguro, para proceder a desvestirse.

 

 

Luego de un rato, Min Ho escuchó el agua de la regadera caer. ¿Será posible que..? No, ella había dicho que se cambiaría. Aún así, se quedó en la sala esperando que llegara.

 

 

Cerca de 15 minutos después, Tae llegó corriendo entusiasta a la sala, viendo a su “Oppa” sentado en el piso frente al sofá, y feliz, ella se sentó a un lado de él. En cuanto Min Ho sintió una presencia a su lado rozando su brazo accidentalmente mientras se sentaba, volteó a verle y quedó embelesado.

 

 

Ella lucía un vestido azul de tirantes gruesos sin mangas, la falda llegaba hasta sus rodillas (o un poco más arriba) y era alzada casi como un tutú de ballet. Llevaba un cinturón verde, sus mallas eran largas de rayas verdes con azul. Su cabello estaba suelto, lacio y húmedo, pero aun así tenía un gran moño al lado derecho de su cabeza sin olvidar una bufanda larga alrededor de su cuello, color verde con espirales azules de diferentes tamaños.

 

 

Era un vestido mucho más normal que el del día anterior, pero se miraba adorable, infantil y terriblemente bella.

 

 

Después, ella le miró sonriente.

 

 

-¿Listo?

 

 

Él se quedó sin habla, no sabía que decir porque la verdad era que no le escuchó. Estaba demasiado entretenido observándole.

 

 

-Oppa..

 

 

Le habló tratando de atraer su atención, luego pasó su mano frente al rostro de él por si reaccionaba, pero no funcionaba. Luego se miró a sí misma, se tocó el cabello, sus mejillas y sus labios, finalmente, lo volvió a ver.

 

 

-Perdona que no tenga maquillaje, no sé usar esas cosas y no quería hacerte esperar con mis experimentos.

 

 

Oh, fantástico. Su rostro estaba totalmente limpio, sin pintura cosmética... y aún así se veía angelical. Sacudió su cabeza, volviendo a la realidad.

 

 

“No. Sabes. Si. Es. Chica” Se repetía pausadamente en su cerebro, tratando de gritarle para convencer a su corazón que no fuera fácil, que no se dejara engañar.

 

 

-¿Ya empezamos? –ella asintió, y él le dio un micrófono.

 

 

 

 

 

 

Llevaban al menos, tres horas cantando a todo volumen, bailando y riendo, hasta que por fin se cansaron y decidieron ver la televisión.

 

 

La película parecía ser de miedo... o al menos un intento de eso. Min Ho estaba tranquilo, incluso, aburrido, con ganas de dormir, no paraba de bostezar. Supuso, mentalmente, que Tae estaría así también, pero cuando giró su rostro hacia su izquierda, para ver a la niña se sorprendió. Quería clonarse a sí mismo para darse una golpiza.. a sí mismo.

 

 

¿Cómo es que no se había dado cuenta?

 

 

La niña tenía sus ojos distorsionados, abiertos en par en par, negándose a perderse cualquier detalle de lo que ocurría. Su cuerpo entero temblaba. Respiraba por la boca escandalosamente, tratando de mantener la calma. Daba uno que otro salto o un agudo gritito cuando algo aparecía en la pantalla, cuando el silencio se hacía o cualquier otra sorpresa.

 

 

Definitivamente, estaba espantada. Tanto, que probablemente jamás volvería a dormir en su vida, ni en la siguiente, ni en la siguiente.. o tal vez solo mojaría la cama por los próximos cincuenta años.

 

 

Era su culpa. Se sentía mal por tenerla atemorizada. Tomó el control y cuando cambió de canal la niña le gritó berrinchuda que “necesitaba saber el final”, así que volvió a ponerle en la película de miedo, haciendo que la niña volviera a ponerse en su posición aterrorizada, es decir, fetal.

 

 

No quería asustarla, así que pensó en alguna solución que normalmente se hacía para calmar a una chica.

 

 

“... no, espera, a un chico... no, alto, ¿qué?” discutió su cerebro confundido, finalmente decidió callarse, pues, no llegaba a ninguna parte gritándose mentalmente.

 

 

Según lo que su memoria podía recordar de las películas, novelas y series, era que para tranquilizar a alguien se le abrazaba, ¿no? Digo, no solo las parejas, también los amigos, ¿verdad?

 

 

“Te estás poniendo paranoico. Cálmate.” Se auto-convenció firmemente, giró su rostro a una dirección contraria a la niña, y con algo de pena, mientras sus mejillas se coloreaban poco a poco, levantó su brazo izquierdo lentamente, como si no quisiera que ella lo descubriera y con mucho cuidado, lo dirigió al hombro zurdo de la pequeña, descansando su extremidad con delicadeza, para no ser brusco y asustarle.

 

 

Pero fue en vano, ya que en cuanto su antebrazo tocó el frágil hombro de la niña esta se sobresaltó y respingó, como si el monstruo fuera a salir de la televisión a comérsela, por lo que inmediatamente volteó a su hombro y notó el brazo, giró a ver la pantalla para mirarle disimuladamente. Otro intento fallido, pues era demasiado predecible la pequeña.

 

 

Min Ho fingió tranquilidad mientras veía la televisión, pero por dentro era un manojo de nervios, ojalá eso no fuera contagioso, o su ataque de valentía sería un desperdicio.

 

 

La calma volvió a él acompañada de mariposas revoloteando en su estómago en cuanto sintió los temblores de Tae pararse en seco, para después recargarse en su hombro. Oleadas de felicidad, emoción y paz inundaron su pecho. Tae removió un poco su cabeza para acomodarse, dejando que el aroma de su cabello se escapara y llegara a la nariz de Min Ho.

 

 

“Huele a fresas.” Pensó embobado, sintiendo la anestesia del momento afectarle.

 

 

Era tan pequeña, tan frágil, que sus instintos le gritaban que debía protegerla. Del miedo, de las heridas, de los hombres, de todo aquello que pudiera afectarle negativamente. Bajó su brazo para rodear bien su cuerpo, y la abrazó con más seguridad. Se sentía tan bien, pero no quería que la película arruinara su momento así que decidió interrumpir los sonidos con su voz.

 

 

-¿Y si hacemos otra cosa? Me estoy aburriendo.

 

 

La pequeña respingó, sonrojándose de golpe. ¿Es que era la única persona cobarde en esa habitación que temblaba por esa película? Al parecer, sí. Con pena asintió. La pantalla se apagó y el silencio reinó por varios segundos, hasta que la chica optó por romperlo.

 

 

-¿Y ahora?

 

 

Él se quedó pensando, no por mucho, pues su brillante cerebro le mandó una idea. Rápido retiró su brazo y se fue corriendo a la habitación, dejando confundida a la criatura.

 

 

“¿Dije algo malo?” Se preguntó extrañada.

 

 

Segundos después, volvía con una cámara digital de color verde limón y rayas blancas, un poco grandecita y con las esquinas redondeadas. Parecía incluso de juguete. Esa cámara podría haber sido de las muñecas Barbie.

 

 

-Esta es la cámara de Jong Hyun. ¿Qué dices si nos tomamos unas fotos?

 

 

Tae alzó una ceja. ¿Había oído bien?

 

 

-¿Bromeas?

 

 

Él negó con la cabeza.

 

 

-Jjong y Key dicen que es divertido tomarse fotos en pareja. Yo nunca les creí, pero supongo que no perdemos nada con intentarlo.

 

 

Tae lo meditó unos segundos. Min Ho le hizo los famosos ‘ojos de cachorrito’, pero Tae volteó su rostro a una dirección contraria a él. Min Ho sonrió de medio lado y se sentó frente a Tae, picando su mejilla con su dedo índice, hasta que ella no pudo aguantar más su risa, volvió para verlo al rostro sonriendo y asintió.

 

 

Los minutos pasaban volando, mientras ellos hacían poses raras y graciosas. Hasta que cambiaron de modo “fotos” a “video”. Haciendo tonterías y diciendo cosas sin importancia, compartiendo y guardando recuerdos.

 

 

 

 

 

 

 

11:53 p.m.

 

 

Los tres faltantes estaban afuera del apartamento, murmurando sus pláticas para no ser descubiertos mientras Key metía la llave con cuidado.

 

 

Después de abrir con éxito la puerta, los tres entraron y prendieron las luces, dejando sus cosas en el sillón, sentándose Onew y Jong Hyun, en lo que Key buscaba un vaso para servirse agua.

 

 

-Estoy cansado

 

 

Admitió Onew, mostrando el sueño en sus párpados que luchaban por mantenerse abiertos unos minutos más.

 

 

-No puedo creer el tráfico que había ahí afuera...

 

 

-Parecía como si no quisiesen que llegáramos a casa.

 

 

Soltó Key con su tono de “madre chismosa” antes de beber el líquido en su vaso, hasta que notó algo en el suelo.

 

 

-¡Hey! ¿Qué hace mi Puppy en el piso? ¡Mataré al que se atrevió a tocar a mi Puppy!

 

 

Gritaba la diva enfadada, pero los demás chicos no le prestaban atención. Luego de los lloriqueos de Ki Bum, se callaron todos disfrutando del descanso y la tranquilidad de su hogar, estudiando cada detalle en él. Fue entonces que Ki Bum detuvo su vista en Jin Ki, quien empezó a removerse extrañado en su lugar, frunció el ceño confundido mientras movía su trasero en el cojín. Al parecer, se había sentado sobre algo. Levantó su cadera para sacar lo que había abajo, se sentó y alzó su mano para fijarse en lo que era el objeto. Jong Hyun, al verlo, hizo un rostro de disgusto.

 

 

-¡Hyung! –se quejó- ¡qué asco!

 

 

-Lo siento, no lo miré.

 

 

Se disculpó avergonzado, examinando con atención la cámara, como si fuera la primera en sus manos. Sus dedos encontraron el botón de encendido, lo descubrió al accionarlo, mostrando en la pantalla sus piernas. Le picó a otro botón al azar y salió una imagen de Min Ho y Tae (con lentes de sol) sonriendo a la cámara sacando sus lenguas. Onew se rió, llamando la atención de sus Dongsaengs. Ambos se acercaron, poniéndose uno a cada lado de él.

 

 

Las risas se contagiaron, al parecer, Min Ho no permitió que la chica se aburriera. Las fotos desfilaban frente a sus ojos con cada clic que le daban al botón, sacando comentarios y ligeras risas. Cuando llegaron a una foto de Jong Hyun con sus mejillas infladas y labios parados, supieron que la sesión de fotos  que hicieron sus Dongsaengs había terminado. Apagaron el pequeño aparato y, curiosos, caminaron sigilosamente hacia su cuarto. Abrieron con mucho cuidado la puerta, dejando que un pequeño hilo de luz que crecía a cada segundo, se colara entre sus piernas y a sus lados.

 

 

El apenas notable sonido de unos ronquidos y el par de respiraciones tranquilas les confirmó que estaban dormidos. Entraron de hurtadillas sin hacer ruido, y los encontraron tirados, muy cerca el uno del otro, frente a frente, cabeza con cabeza. Min Ho estaba boca arriba, con sus labios separados, la mano derecha descansando en su pecho con unas cartas del popular juego “Uno”* mientras que el otro brazo estiraba a su izquierda. Sus piernas estaban separadas, una extendida y la otra doblada.

 

 

Tae se encontraba a unos pocos centímetros de él pero boca abajo, recargada sobre su mejilla izquierda en el suelo. A diferencia de Min Ho, ella escondía ambas manos bajo su cuerpo junto con más cartas del mismo juego. Tenía las piernas separadas y un bonito vestido azul puesto.

 

 

Cansados, los acostaron en sus respectivas camas, lo bueno era que ninguno dormía en las literas de arriba. Ki Bum y Jong Hyun cargaron primero a Min Ho, y aunque Key quisiera soltarle la cabeza, decidió dejarlo en su cama, para taparle con las cobijas. En cambio, Tae, al ser extremadamente ligera, Onew pudo cargarla sin dificultad alguna y la dejó con delicadeza en la cama de en medio.

 

 

Cuando terminaron, se fueron cada uno a cambiarse al baño, se lavaron los dientes y se durmieron, ya se bañarían a la mañana siguiente.

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

*Estoy segura de que la mayoría de las personas aquí conocen tan famoso juego (UNO), si ese no es el caso, aquí les va;


Cada jugador tiene siete cartas, las restantes están acumuladas boca-abajo y hay una carta a un lado pero boca-arriba. Solo tienes que poner sobre la carta inicial una que tenga el mismo número, letra (J, Q, K) o símbolo y el primero en quedarse sin cartas gana (: Claro que con el paso del tiempo y lugares, cada quien le cambia sus reglas.


 


Si tienes alguna duda o quieres dejar tu opinión, eres libre de dejar los review/comentarios que quieras (:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).