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¿Quién mató a la zorra super fashion? por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

We can be heroes


just for one day.


We can be heroes


for ever and ever


What d'you say?


 


 

Bassanio y Jeremy subieron a su patrulla. Jeremy alcanzó a ver los ojos suplicantes de Claire.

-¿Qué sucedió? – preguntó Bassanio – Vi todo desde el momento en que Cabuli arrojó la piedra.

-Entonces si fue él. Desde dentro no vi. – Jeremy se chupó los labios. No podía decidirse a contarle su descubrimiento de la madrugada a Bassanio. – Él fue el que puso la bomba, Bassanio, estoy seguro. Incluso encontramos dos fragmentos de huellas digitales en la bomba. Apuesta a que son de él.

Bassanio asintió, contento. Todo mundo parecía conforme con esa historia, la de la muerte por desnucamiento por bombazo de Miuccia Scada. Era la que Forzieri había comenzado y estaría difundiendo ahora. Era la que constaba en el reporte de la forense. La doctora Xenia no era una de esos médicos arrogantes, si le mostraba la evidencia y hacían la prueba, seguro estaría dispuesta a modificar su diagnóstico. Pero, ¿hacía falta? En menos de 24 horas había descubierto toda una novela de intrigas y secretos, había prometido formalmente guardar uno y el otro… esos ojos suplicantes de Claire.

-Seguro que lo haces confesar. – Bassanio le había puesto una mano sobre el muslo (pues iba conduciendo) para animarlo – Además están las huellas.

-Sí, no me preocupa… pero… ¿Bassanio, puedes guardar un secreto?

-Por supuesto.

-Miuccia Scada no murió desnucada, murió electrocutada. – le contó todo lo sucedido por la madrugada.

-Cazzo! – exclamó al final Bassanio – Eres brillante. – asentía mirándolo con admiración.

Jeremy sintió que se ruborizaría.

-Debí descubrirlo antes. Esa viuda me saboteó bien.

-Pues lo descubriste a tiempo. Imagínate que condenaran a Cabuli por asesinato… ¡bah! En realidad lamento que solo vayan a condenarlo por atentado.

Jeremy decidió que haría en ese momento. Sabía que contárselo a Bassanio lo aclararía todo.

-De hecho – dijo – van a condenarlo por asesinato.

-¿Qué?

-Lo que te he dicho, de la electrocutada, es un secreto. Entre tú y yo.

Bassanio lo miró sorprendido.

-¿Vas a aceptar el millón? – lo miró ceñudo.

-De hecho, la última oferta fueron cinco.

Bassanio se quedó perplejo.

-Es el monto total de la fortuna personal de Miuccia. Lo que heredó en líquido Claire.

-¿En serio?

-Bueno, menos lo que le haya prestado a Ana.

Jeremy rió. Bassanio seguía mirándolo como si lo viera por primera vez.

-Supongo que dejaras pasar algún tiempo antes de renunciar… - dijo dolido.

-Tampoco voy a aceptar el soborno.

-¡¿Qué?!

-No lo hago por dinero.  Resolví el enigma, que era lo que me interesaba. Yo sé que pasó; con eso es suficiente.

-¿Sabes? Así no funciona esto de ser detective…

-Bueno, digamos que cometo el irreparable anacronismo de ser caballeroso. Esa pobre muerta, ya bastante circo se ha hecho con su muerte. Su viuda está destrozada. Y dime de que otro modo mantengo la existencia de Ana en secreto. Con el anonimato de Andrej creo que si podría arreglármelas.

Jeremy se volteó a mirarlo. Bassanio lo miraba como nunca antes.

-Ser caballeroso podría costarte la cárcel, además de los cinco millones.

-Es un riesgo que estoy dispuesto a enfrentar, porque creo que es mínimo. Por supuesto, descontando que tú me delates.

Bassanio lo miró dolido.

-Descuéntalo.

-¿Crees que hago mal?

-Francamente, sí. Yo lo haría por los cinco millones.

Jeremy sonrió.

-¿Sabes? Así tampoco funciona esto de ser detective…

 

***

 

Manuel Cabuli y Tarja Turmanen se contaban entre los criminales más torpes de todos los tiempos. Tarja no había sido detenida, pero igual siguió a su marido hasta la comisaría como un perrito faldero. Jeremy consideró que sería  una buena estrategia interrogarlos juntos. Con ayuda de Bassanio.

-Tú pusiste la bomba en la camioneta de Miuccia Scada.

-¡No! ¡Yo solo quería mi plata! ¡Quiero mi plata, italianos fascistas!

-Tenemos la hora de llegada de tu vuelo, el sábado a las 11:30 am, a Roma. Los registros electrónicos de tu tarjeta de crédito señalan que compraste un reloj digital como el que se encontró en la bomba, lo mismo que cinta aislante y una lata gigante de duraznos en conserva.

-¿Qué uno no puede comprar un reloj en Roma y comerse unos duraznos?

-Sí, claro. Y también atar a su mujer con cinta aislante. Y retirar una gran cantidad de efectivo y comprar en una vieja botica un remedio a base de permanganato de potasio, que aquí aún se vende. Encontramos las instrucciones para hacer la bomba en tu celular. – esto último aun no lo confirmaba Vitto, el de informática, pero seguro era verdad.

-¡Mentiras! ¡Sos un mentiroso! ¡Yo quería recuperar mi plata! Ché, ¿por qué querría matar a la tortillera? Con ella muerta tengo más difícil recuperar mi plata. ¡Mi plata!

-¿Por eso fuiste a hacer un escándalo?

-¡Sí! ¡Quiero mi plata!

Un oficial entró con el resultado del cotejo de las huellas digitales de Cabuli contra las halladas en la bomba.

-Estas perdido. – sonrió Jeremy – Las huellas coinciden.

Se las mostró.

-¡Estúpida! ¡Vaca estúpida! ¡Te dije mil veces que te pusieras los guantes!

Seguramente le habría metido unas hostias, de no estar esposado.

-¡Me los puse Manuel, te juro que me los puse! ¡Pero tú no! ¡Cuando apretaste el tornillo!

-¡Pero limpié!

-No del todo. – le mostró Jeremy.

-¡Tarja hizo la bomba! ¡La habés oído! ¡Ella la hizo y ella la puso!

-¡Pero porque tú me lo ordenaste!

-¡Fue ella ché, fue ella! Sho no quería. Sho solo quería darle un susto a la tortillera esa, ¡para que me diera mi plata! ¡Para que viera que conmigo no se jugaba! ¡Pero esta vaca estúpida lo hecho todo a perder, ella la mató!

-¡Yo no quería matarla Manuel! ¡Tú me lo ordenaste, tú me diste las instrucciones  para hacer la bomba!

Negando con la cabeza Jeremy cogió las esposas de Bassanio.

-Tarja Turmanen, queda arrestada por complicidad en el asesinato de Miuccia Scada.

Un incrédulo ojo se fijó en él y otro en un punto a su izquierda.

-¡No! – dijo Manuel - ¡No es complicidad, ella fue! ¡Ella es la única culpable! ¡A mi debés de liberarme, ché, para que pueda seguir reclamando mi plata.

El oficial de antes volvió a entrar con otros papeles. Jeremy los revisó y silbó.

-Dina Svlodonova ha presentado cargos por agresión contra su persona y vandalismo contra la propiedad de Casa Scada. Los demanda por trescientos cincuenta mil doscientos setenta euros.

-¡Esa puta! ¡Sho no le hize nada! ¡Ella me está robando medio millón, ella!

Jeremy estaba harto de sus gritos y su sonsonete.

-Cada uno de ustedes tiene derecho a hacer una llamada. Les sugiero que sea para llamar a sus abogados.

-¿Qué? ¿No nos van a dar uno gratis aquí? ¡Tenemos derecho a un abogado de oficio!

Jeremy resopló: no podía creer el nivel de codicia de ese par.

 

***

 

Tenían la evidencia circunstancial, el motivo, la oportunidad y la confesión. Fue superfluo que Forzieri los mandara, a Gianni y a él, a hacer la recreación de la explosión de la bomba en frente de un verdadero enjambre de reporteros, la tarde del día que se celebró el funeral de Miuccia Scada por la mañana.

“La policía de Turín, la más eficiente de Italia” publicó en primera plana La Stampa. Sus cuatro hermanos mayores y su madre llamaron para felicitarlo por ese “interrogatorio duro, rápido y preciso como mordedura de áspid, que logró la confesión casi inmediata de Cabuli y su esposa”.

-No fue nada de eso, Anthony – dijo a su hermano mayor – Cabuli y Tarja eran tan estúpidos que se lo habrían confesado a un niño de cinco años.

-¡Modestia tuya, hermanito! Jeremy “el áspid” Irons.

-Malrayo te parta. Vuelve a llamarme así y tiro a la coladera tus canicas. – aplicó la amenaza que en su infancia le hacia Anthony.

Manuel Cabuli y Tarja Turmanen, asesorados por el defensor de oficio, se declararon culpables de homicidio involuntario sin agravantes y recibieron seis años cada uno. Solicitaron su extradición a Finlandia, para purgar su condena como ciudadanos finlandeses ahí. Dina Svlodonova ganó la demanda por trescientos cincuenta mil doscientos setenta euros, y el contrato Cabuli-Scada permaneció igual, 30% Cabuli, 80% Scada, y se preveía que se vendiera como pan caliente pues todos, en el mundo de la moda, deseaban tener una prenda del negocio truculento que sacó a Miuccia Scada de las pasarelas.

Casa Scada, MiuMiau y Dark Desires seguirían adelante con nuevos diseñadores en jefe, Nezal Millán para Casa Scada y Randy Fenolli para Miu y Dark. Claire tomó el lugar de Miuccia como socia mayoritaria de todas las empresas, gracias a Dina y básicamente, las juntas directivas permanecieron iguales. Sin su gran genio creativo, pero honrándolo y manteniendo su estilo.

Bassanio sufrió la ira de los tarjibanes en persona, bueno, en casa. Rompieron los cristales de su departamento y algunos de los vecinos (irremediable daño colateral) pero como se jactaran de sus hazañas en facebook y twitter fueron rápidamente identificados, arrestados, y multados con siete mil quinientos euros cada uno  y condenados a pagar ochenta y cinco mil euros o tres semanas de prisión. Como ninguno reunió el monto de la fianza, los cinco fueron a dar con sus huesos al talego de su ídola, en las celdas contiguas y frontales, VIP, digamos, cortesía del capitán Forzieri.

Forzieri lo ascendió a jefe del departamento de Homicidios, contra su voluntad.

-¡Pero jefe!

-Mueve tu maldito y viejo trasero a la nueva oficina, Irons. ¿Tienes idea de lo mal que me vería yo si no te recompensara? Es la suerte que te ha tocado – clavó en él sus ojos azules, una ceja medio arqueada – pura suerte, jodido Irons, que el caso se te resolviera solo mientras tu comías pastitas con D’Antonio y te dabas una encerrona con la modelo ésa.

-¡Jefe, no fue así! Trabajé muy duro siguiendo varias líneas de investigación…

Forzieri lo transpasaba con la mirada.

-No me contaste la mitad de lo que descubriste, no creas que no lo sé. He leído rumores sobre una media hermana que hace porno. A veces, la prensa rosa publica más verdades que el periódico.

Jeremy se quedó callado y salió tras saludar respetuosamente.

Andrej le envío un mensaje de texto. “Gracias por descubrir al asesino, poli gay.” Era un tocapelotas, ese travesti. Sorteó el peligro de su collar perdido declarando que los collares estaban pasados de moda. Si el Papa hubiera soltado una encíclica, no le hubieran hecho tanto caso. Lagerfield lo apoyó y las fashionistas del mundo empezaron a usar pulseras y anillos. Incluida Gazinskaya.

Una semana y media después de todo aquello recibió por correo certificado una tarjeta de una cuenta bancaria a nombre de una empresa fantasma en las islas Baleares. Cuando ingresó a la cuenta y vio que tenía casi cinco millones en ella se dirigió al departamento de Claire.

-Inspector. – lo saludó – Pase. Ya se que faltan cuatrocientos mil euros pero Ana necesitaba dinero y yo también, para iniciar un negocio. Pero se los pagaré conforme reciba mis ganancias…

Jeremy la calló llevando un dedo a sus labios.

-Nunca acepté su oferta. – le puso el sobre con la tarjeta en la mano – No lo hize por dinero. ¿Qué negocio va a empezar?

-Repostería, pero… - Claire lo miraba con sus grandes ojos azules. Sus mejillas estaban deliciosamente rosadas.

-Excelente, me encantan las pastitas. Por favor, cierre esa cuenta.

-No, usted… se lo ganó. Miuccia descansa en paz, lo único que me falta es bajarle los cueros a esa maldita puta bizca gritona – Claire subía el tono conforme se alteraba: Cabuli había ventilado lo del sexo entre Miuccia y su mujer por ver si le bajaban la condena - ¡juro que lo haré así tenga que ir a Finlandia!

-Pero entonces la condenaran a usted.

-Me multaran, que es distinto. Y para ese entonces Dark Desires habrá dado suficientes ganancias como comprarme la sacada del ojo bueno de esa maldita asesina!

Le encantaba su temperamento apasionado. Dejó el sobre en su mano y subió sus dedos por su brazo, arriba y más arriba mientras ella pasaba de la furia al desconcierto. Avanzó el paso que los separaba y sus enlutados pechos entraron en contacto con su torso. El toque lo electrizó. Bajó a tomar sus labios, ella estaba tan impresionada que no se resistió. No se resistió hasta que la mano libre se apoderó de uno de sus pechos.

-¡Inspector! – dio un paso atrás, dejando caer el sobre.

-No quiero su dinero – la mano que había ido subiendo agarró su brazo – la quiero a usted. – declaró en un ronco susurro.

El beso que siguió ahogo la exclamación de Claire. Jeremy volvió a apoderarse de su pecho, de los dos. Eran tan suaves y generosos, se le desbordaban de las manos y apretarlos era un placer. Su pene estuvo completamente erecto en quince segundos. La apretó más contra el para que lo sintiera. Claire se rebatió. No con demasiado ahínco pero si lo bastante para separar sus labios.

-No, inspector…

-Llámame Jeremy.

-Jeremy, no… Miuccia…

-Yo salvé su reputación.  – una mano siguió en un pecho y la otra bajo por sus exuberantes curvas hasta sus nalgas. Una vez ahí la apretó contra su cadera. – Me lo debes, Claire.

-No, por favor… quiero serle fiel a mi esposa… - Jeremy se dirigió a lamer su cuello – tome el dinero.

-Me ofendes Claire. – dejó el manoseo, aunque no la soltó. La miró a los ojos – Lo hize por ti. Por tus ojos suplicantes. – le acarició la mejilla – Si vas a darme una recompensa que sea esta.

Claire cerró con fuerza los ojos. Jeremy volvió a besarla, a agarrar sus pechos, como había querido hacerlo desde la primera vez que los vio, rebotando mientras ella corría hacia él… ¡Que pechos más suculentos! Llevó su boca a su escote.

-Jeremy no… no lo he hecho nunca con un hombre…

¡Era virgen! Jeremy gimió íntimamente, mas antojado que nunca.

-… no, no me gusta.

-¿Si no lo has probado como sabes que no te gusta?

-No…

-Yo mismo me perdí mucho tiempo de algo que realmente me gustó por no probar.

-¿Qué?

-Pruébalo Claire, déjame hacértelo probar.

Le bajó los hombros del vestido. El escote era en barco y la tela elástica, por lo que pudo bajárselo, con todo y mangas. Llevaba un precioso sostén negro con aplicaciones de encaje y pasalistón rosa: encantadoramente femenino y seductor. Acarició, sintiendo la textura de la tela.

-¿Sí? – insistió, rozando su mejilla con su nariz.

Luego chupó el lóbulo de su oreja mientras le desabrochaba el sostén. Lo retiró y lo tiró a un lado, y admiró un momento antes de juntar sus pechos con sus manos para hundir el rostro entre ellos. El rastro del perfume era más intenso entre ellos y ella olía tan bien. Sabía tan bien. Abrió la boca para abarcar lo más posible, para chupar lo más posible y terminó cerrándola sobre un pezón. Lo frotó entre sus labios y lo chupó. Siguió bajándole el vestido. Una gota tibia le cayó sobre la frente.

-¿Claire?

Estaba llorando.

-N-no… ¡no puedo! – lo apartó con violencia. Se cubrió los pechos con un brazo y el otro lo mantenía delante, en postura defensiva - ¡No puedo! No es porque tu barba raspe o porque tú no me gustes, es por Miuccia. No volveré a tener pareja. Me duele demasiado.

O la violaba o se iba. Jeremy estaba caliente, pero no era una bestia. Además, se dio cuenta, ¿Por qué desgraciarle la vida a esa mujer si ni teniéndola en sus brazos, a ella, a la que más creía desear, podía dejar de pensar en Bassanio?

Salió del departamento.

 

Continuara...

Notas finales:

Heroes: https://www.youtube.com/watch?v=Tgcc5V9Hu3g

Zeta! reportese! ;)

Ya solo falta el epilogo, a ver si me inspiro con un lemon.

 


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