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Ahora tu vida se hace parte de mí... Sonríe. por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

Hola..!!

 

InneR: ¿Qué son estas e actualizar?

 

u.u Lo sé, y lo siento mucho, no tengo excusas, es que he estado muy ocupada x la escuela... Come sea, de verdad lo siento, pero aqui traigo el siguiente capi de mi fic ;D espero que les guste aunque... esto se ha deviado mucho... ya saben que la pareja principal es y sera GaaNaru (porque es mi pareja favorita xD) Y SasoDei (porque es mi segunda pareja favorita x3) y pues bueno, esas cosas a las que llamo "Side Story" son capiss narrados por Sasu, quien describe la relacion que tiene con los Sabaku y que demonios hace ahi metido con Orochy... 

 

Bueno quiero darles las gracias x sus reviews, esppero que aun sigan este fic xD

IneeR: no seas exagerada...!!

¬¬

jaja como decía.. gracias a ero-miri x3, a kiki x3, a  papalotl25 (de quien personalmente me disculpo porque ella ha estado esperando un GaaNaru, y yo mala no se lo he dado...!! lo siento, pero te juro que te lo compensaré, te daré un hermosisimo GaaNaru, solo espera porfa xD), a  kikyo_sabaku, (que espero que no ma mate xD) y a  vanee chan ( veamos si tu deducción es la correcta xDD)

 

Okiss..!!

No mas notas!

 

Enjoy ;D

 

 **MelloComeChocolates** 

Capítulo 12     

 

Side Story 2: And now… Where is my life? Oh, yeah, in the Darkness.

 


—No has cambiado nada.


Hacía mucho tiempo que Sasori no escuchaba esa voz, casi había olvidado lo hermosa y profunda que era. También había olvidado aquellos ojos, que, gustosos solían recorrer cada rincón de su cuerpo desnudo en el pasado; ¿Y qué decir de aquellas manos morenas? Que, salvajes y placenteras acariciaron alguna vez su piel con sumo deseo... Mismas manos que, tenían sujetado con fuerza el cuerpo de Deidara.


Los brazos y las piernas del pelirrojo no dejaban de temblar. Sentía como si miles de hormigas le recorrieran todo el cuerpo y un nudo sofocante comenzó a estrujarle la garganta. Porque simplemente no podía creer lo que estaba pasando, la imagen de ese rostro guardada en su mente no podía ser la misma que estaba frente a sus narices. Él le había dicho que ya no servía a Orochimaru... ¿Por qué mentirle? ¿Qué no se suponía que eran... Amantes?


— ¿Qué pasa, Sasori? ¿El gato te comió la lengua?— dijo cínicamente mientras doblaba sus labios en una casi invisible sonrisa —. ¿O es que acaso te sorprendiste tanto al verme?


—Itachi...— pronunció el pelirrojo con dificultad. El aludido soltó una risita y ejerció presión al agarre que tenía contra el rubio, logrando que este soltara un leve quejido de dolor.


Sasori reaccionó instintivamente ante el grito de Deidara, pero por más que quiso, no pudo moverse. Su cuerpo aún estaba paralizado. Todavía no podía creer que la persona frente a él era nada más y nada menos que Itachi Uchiha.


Y es que después de tanto...


—Tu voz sigue tan suave y angelical... En verdad no has cambiado nada desde la última vez que te vi.


Aquellas palabras se colaban por los oídos de Sasori causando que sintiera ciertas cosquillas en el estómago, una sensación que sólo aquel pelinegro podía provocarle.


—Itachi...


— ¿No tienes nada más que decir? Después de tanto tiempo sin vernos... ¿Lo único que puedes decirme es Itachi?


Sí, eso era lo único que podía decir, porque no recordaba la última vez que pronunció ése nombre, porque su mente había borrado la mayoría de los recuerdos que tenía de él, y el sólo hecho de verlo de nuevo, hacía que todas las imágenes del pasado volvieran a su cabeza como un torbellino feroz. Pero algo andaba mal, él lo sabía. Entonces Sasori logró tragarse los nervios que lo invadían y se enderezó. Contempló por unos instantes la figura masculina de la mirada rojiza.


—Te hice una pregunta— habló el pelirrojo mientras su rostro deformaba aquella expresión de asombro y volvía a mostrarse inexpresivo como de costumbre.


— ¿Ehh?


—Aún no me respondes... ¿Qué es lo que haces tú aquí?


—Si te lo digo no me creerías.


—Si no me lo dices no sabría si creerte o no.


Ambos chicos externaban la misma mirada, tan vacía y a la vez tan penetrante y profunda. Pareciera como si el mundo entero se hubiera enfocado en tan sólo ellos dos, entre los ojos rojizos que intentaban perforar las pupilas color miel, que hábilmente se resistían y luchaban por dominar la mirada sangría. Y Deidara sintió la intensidad que inundaba el ambiente.

 

Nunca antes había visto esa mirada en Sasori. No logro comprender qué es lo que está pasando aquí, además... Mi Danna llamó a este chico "Itachi" Él me dijo que eran amigos, pero...



—Como quieras— inconscientemente, Itachi interrumpió los pensamientos del rubio que tenía preso entre sus brazos —. Estoy aquí nada más porque...— ladeó la cabeza hacia Deidara y luego regreso su vista al pelirrojo —. Porque me estaba muriendo por verte, Sasori.


El aludido no dijo nada. Esas cosquillas volvieron a apoderarse de su cuerpo cuando escuchó a Itachi decir eso. Un leve rubor coloreó sus pálidas mejillas y su corazón comenzó a latir con fuerza... ¡Un momento! ¿Acaso estaba sonrojado? ¿Acaso sentía mariposas en el estómago? ¿Acaso se sentía feliz por lo que dijo el azabache? “Me estaba muriendo por verte, Sasori...“ ¡No! ¡No podía ser! Él estaba enamorado de Deidara ¿Cierto? ¿¡Cierto!?


Su cabeza comenzaba a darle vueltas. Tenía que dejar de pensar en esas estupideces y apresurarse a salvar a Deidara, y por ende encontrar a Naruto. Pero no podía negar el hecho de que había extrañado a Itachi, y que sentía unas tremendas ganas de abalanzarse sobre él y abrazarlo... ¿Y ahora que iba a hacer?... Bueno, primero lo primero.


— ¿Dónde está Naruto?— preguntó haciendo un esfuerzo mortal para que el tono de su voz se escuchara calmado. Itachi sonrió. Internamente sabía cómo se sentía Sasori en ese momento, y él mismo aceptaba que también echaba de menos a su pelirrojo, pero ahora no podía demostrárselo... Y otra cosa, ¿Quién era el rubio que sujetaba entre sus brazos?


— ¿No te deberías preocupar por él primero?— preguntó el Uchiha mientras levantaba con brusquedad el mentón de Deidara, recibiendo otro quejido por parte de este.


— ¡Deja a Deidara fuera de esto!— gruño el pelirrojo con el ceño fruncido.


— ¿Dei...dara?— pronunció el azabache fijando su mirada en el rubio confundido.


— ¡Dime dónde está Naruto!— repitió Sasori penetrando su mirada contra la figura del moreno.


—Lo tiene Sasuke— el Uchiha mayor fijo sus pupilas en el pelirrojo nuevamente —Seguramente se está divirtiendo con él.


Los ojos de Sasori se abrieron como platos. ¡Mierda! De todos los idiotas que tiene Orochimaru a su disposición... ¿En verdad tuvo que dejar a Naruto en manos de Sasuke? Si Gaara se llegara a enterar...Tantos pensamientos pasaron por la mente de Sasori cuando él sólo pudo decir:


— ¿Qué? ¿Sasuke?

 


 



— ¿Por qué te quedas mirándome como idiota? ¿Quieres que te cuente que fue lo que pasó o no?


—Co... ¿¡Conoces a Gaara!? ¿¡Pero cómo!?— Naruto comenzó a agitar a Sasuke exigiéndole una explicación. El rubio era bastante extrovertido y exigente, eso Sasuke lo sabía de sobra. Había conocido muy bien al pequeño Naruto en el poco tiempo que había estado con él. Y era por eso que el azabache se encargaba de mantener con suspenso su historia, para sacar al rubio de sus casillas. ¡Era muy divertido verlo desesperado!


— ¡Cálmate, Dobe, ya te dije que sí!— gritó Sasuke cuando se empezó a fastidiar de los jalones de Naruto.


— ¡Pues anda! ¡Cuéntame!— el rubio puso toda su atención en el Uchiha, como a un niño pequeño al que le van a contar un cuento de Navidad.


—Umm— Sasuke se llevó una mano a la barbilla pensativamente —. ¿En qué me quedé?


—Abandonaste el País del Fuego— dijo Naruto instantáneamente.


—Oh, sí. Prepara tus oídos, ponme toda tu atención y... Quita esa cara de estúpido si no quieres que te golpee.

 


°° Como te dije, habíamos entrado al País del Viento. El paisaje era desértico y seco; el cielo estaba completamente despejado, no había estrellas y la única cosa que evitaba que todo cayera en la obscuridad era la luna. Era muy extraño; aquella noche se miraba más brillante que de costumbre, casi tan cegadora como el mismo sol. Yo no apartaba mis ojos de ella, no porque no quisiera, sino porque no quería ver nada más; no quería verle la cara ni a mis padres ni a Itachi, sólo quería olvidarme de todo lo que estaba pasando y tranquilizarme un poco. Y lo intentaba; pellizcaba mi brazo con fuerza convencido de que todo era un sueño (o más bien una pesadilla), que todo era producto de mi demente imaginación. Pero lo único que logré hacer con eso fue quedarme con el brazo gordo e hinchado.


Suspiré.


Dentro de poco me quedé dormido y sólo así mi cuerpo dejó de temblar.


Cuando los rayos de sol golpearon mis ojos, lo primero que hice fue arrugar la nariz y cubrirme la cara con mis brazos. Aún seguíamos en medio de la carretera. Volteé a ver a mi hermano y él tenía la mirada perdida sobre la ventana, mi mamá estaba dormida y papá seguía atento al camino.


Después de veinte minutos de aburrimiento, logré ver una ciudad a lo lejos, era moderna como Konoha, pero estaba en medio del desierto. Cuando nos fuimos acercando me pegué a la ventana y leí el letrero verde -de esos que ponen en medio de las carreteras para indicarte cuál es tu destino- Con letras bancas y claras se podía leer: "Sunagakure a 225m"


Te diré algo. Yo no sabía lo que mi padre tenía en mente, ni mucho menos conocía al tipo de amistades que tenía regadas por todas las cinco naciones. Pero si sabía que algo iba a pasar, algo que cambiaría nuestras vidas por completo. Claro que, parecía ser sólo un mal presentimiento, pero por algo se dan ¿No? Y claro, tenía razón.


Cuando llegamos al centro de la cuidad, la camioneta negra se detuvo frente a una mansión, la más enorme que te puedas imaginar, cinco o diez veces más grande que la de mi familia. No puedo negarlo, quedé fascinado, incluso estaba seguro de que nos íbamos a mudar ahí. Mi padre nos dijo que esperáramos dentro de la camioneta y él salió. Pegué mis ojos a la ventana del vehículo y miré como papá presionaba el pequeño timbre de la gran mansión. La melodía era pegadiza, todavía me acuerdo de ella. Era como una canción navideña o algo así, pero más moderna. Como sea, no hay tiempo para hablar de las musiquitas de los timbres ¡Eso es estúpido! El punto es que pasados unos segundos, la inmensa puerta se abrió. De ella salieron dos hombres de traje negro y lentes del mismo color. Papá dijo algo que no alcancé a escuchar porque, bueno, yo estaba adentro de la camioneta. Después los tipos se separaron y dejaron ver a un hombre bien vestido, tenía el cabello castaño rojizo y unas grandes y ojeras oscuras. Le extendió la mano a mi padre y él la recibió gustoso. Se saludaron tan exageradamente como si no se hubieran visto durante mil años.


Se quedaron platicando unos minutos más ahí afuera, después mi padre regresó con nosotros y nos ordenó que bajáramos de la camioneta. Después de hacerlo, mi madre, Itachi y yo nos quedamos parados frente aquella mansión. “Te lo agradezco, Sentō-san" dijo mi padre. "No es por nada, ahora pasen. Son bienvenidos" El hombre pelirrojo se hizo a un lado dejándonos el paso libre. Itachi y mamá le hicieron una reverencia antes de entrar, yo no sabía quién era ese tipo, ¿Por qué tendría que hincarme ante él?. Para mí era un completo extraño, así que sólo me pase de largo. "¡Sasuke!" Gritó mi padre. Yo me sobresalté y volteé para encontrarme con una de las tantas miradas asesinas que ese hombre solía dedicarme desde mi nacimiento. "No seas descortés y hazle una reverencia a Kazekage-sama" ¡Oye! ¡Ya te dije que yo no sabía quién era ese hombre! En fin, obedecí de mala gana y rápidamente seguí a Itachi y a mamá. Refunfuñé. Si alguien se hubiera tomado la insignificante molestia de revelarme la identidad de ese tipo, seguramente no habría pasado por aquella humillación.


Una de las mucamas nos guio hasta la sala principal. Recuerdo que yo miraba embobado todos los lujos que adornaban la vivienda del Kage del Viento. En verdad era enorme, con escaleras en forma de caracol, figuras de mármol, pinturas de varios artistas famosos, y muchas cosas de las que ya ni me acuerdo. Durante el transcurso, mi padre nos explicó que el Kazekage había aceptado darnos refugio en su mansión, y además ayudar a mi padre con los "pequeños" problemas que tenía en Konoha. Por mi parte estaba bien, volvía a mi preciada vida lujosa y despreocupada que, hasta hace veinticuatro horas atrás, había desaparecido. No podía quejarme.


O bueno, al menos eso creía yo...


Estábamos sentados en uno de los tantos sillones de terciopelo que había en el lugar. Mi padre y el hombre pelirrojo se la pasaban hablando de cosas que, sinceramente, yo no entendía. Entonces uno de los hombres de negro se colocó a lado del Kage y dijo: "Lord Kazekage, sus hijos ya están aquí" el mencionado se limitó a mirarlo de reojo y soltarle un casi entusiasta "Entiendo, diles que pasen"


Frente a la puerta aparecieron tres sombras. Con un poco de curiosidad, posé mis ojos sobre los hijos del Kage. Uno era castaño, de ojos color nuez, un tipo común y corriente; la otra era una rubia de hermosa figura, con las pupilas coloreadas de un color esmeralda y el cabello recogido en cuatro coletas, muy atractiva, pero no lo suficiente para llamar mi atención.


¿Sabes? En verdad no sé cómo describirte a la última persona. Hay muchas palabras que podría utilizar para definirlo y sinceramente no encuentro la forma correcta de hacerlo. Seguramente tú ya sabes a quien me refiero ¿Cierto? Pero tu perspectiva de él no es la misma a la que yo tengo. Así que lo mejor será tratar de describírtelo a mi manera.


En el momento en el que mi mirada se centró en el hijo más pequeño del gobernante del País del Viento, supe que nada iba a ser como yo me lo esperaba, que definitivamente no volvería a la vida que tenía antes. Algo en él era diferente, diferente a todos los demás, a sus hermanos, a su padre... ¡A todos!


Pero tan parecido a mí...


En mi opinión, él no era nada del otro mundo. Un pelirrojo pálido de pozos coloreados entre el aguamarina y el turquesa, adornados por unas oscuras y notorias ojeras, y el Kanji del amor tatuado en la parte izquierda de su frente. No lo negaré (¿De qué me serviría hacerlo?) era atractivo, pero nada que lograra llamar mi atención sexualmente.


Sin embargo, no podía apartar mi mirada de él. Quizá era por el hecho de que él también tenía sus ojos clavados en mí. Y me estudiaba meticulosamente de pies a cabeza, con el ceño fruncido, como si mi sola presencia le incomodara de alguna manera. Era como una guerra de miradas penetrantes y profundas. Tratábamos de devorarnos con los ojos, tanto así que empezamos a ignorar a todos los demás en la mansión. Durante el resto de la plática en la sala principal, durante la cena, durante el breve recorrido por el lugar... Durante todo ese tiempo se libraba la tensión entre Gaara y yo. Y era extraño, ese chico era un completo desconocido para mí, y sin embargo había llegado a sentirme incomodo cuando estaba cerca de él.


Para colmo, en la mansión sólo habían dos habitaciones libres: una les fue designada a mis padres y la otra a Itachi. Papá me pidió... ¡No! Más bien me ordenó que durmiera en la habitación de Gaara. Obvio, yo me opuse con quejidos y gritos. Y no sé... Supongo que mi padre se hartó o algo por el estilo, porque en ese momento (en el menos indicado) y frente a todos, me soltó un golpe sobre la cara. Le gustaba humillarme enfrente de la gente, de eso ya me había acostumbrado; pero esa vez fue diferente, Gaara me estaba observando. Pude notar la pequeña sonrisa burlona que escondía tras sus inexpresivos labios... Te seré sincero, Naruto, sentía unas enfermizas ganas de aplastarle el cuello.


Al final de todo, y para desagrado de los dos, Gaara y yo terminamos entrando a su habitación. Era bastante sencilla como para ser el lugar donde dormía el hijo del Kazekage, solamente había una cama individual en la esquina derecha, y un pequeño escritorio del lado izquierdo, un modesto baño y al fondo un balcón que daba a los jardines de la mansión.


Gaara se sentó sobre su cama y bostezó. Sin importarle que yo estuviera presente, se despojó de su camisa y dejó al descubierto su blanco pecho. Yo sólo hice una mueca de disgusto y ladeé la cabeza mirando hacia otra parte.


"¿Vas a venir o no?" Preguntó el pelirrojo pasados unos minutos. Me giré hacia su dirección y lo vi acostado, semidesnudo, con sólo un ajustado bóxer cubriendo su intimidad. Él me estaba haciendo un espacio en la pequeña cama para que yo me acostara. Lo miré confundido.


"Aunque si quieres dormir en el suelo a mí me da igual" agregó mientras se acomodaba dándome la espalda y dejándome el espacio libre sobre la cama.


Su actitud era bastante... ¿Indiferente? Por mí, le hubiera dicho que preferiría dormir en el suelo o en el jardín antes que compartir la cama con él... Pero la verdad es que hacía mucho frío esa noche, y además el piso era muy incómodo. Así que me quité la playera y accedí silenciosamente a su invitación para dormir a lado de él.


Me senté sobre la cama y miré de reojo al pelirrojo durmiente por unos segundos, luego suspiré resignado, apagué las luces y me acosté.


Oh, vamos. No te pongas celoso, Naruto, no tuvimos sexo ni nada por el estilo. No es como si alguno de los dos haya tenido ganas de hacerlo, creo. De haber querido simplemente lo hubiéramos hecho y no dudaría en contarte todos los detalles. Así que quita esa cara de niñita quinceañera celosa o tendré que rompértela.


Como sea, no me tomó mucho tiempo conseguir el sueño. Mis ojos se cerraron justo en el momento en el que mi cabeza tocó la almohada. Entonces me sumí en lo más profundo de mi subconsciente y comencé a experimentar toda clase de sueños locos de los cuales ya ni me acuerdo.


En una de mis pesadillas nocturnas, me desperté de golpe y casi me caía de la cama. Mi cuerpo estaba sudado y pegajoso, y los latidos de mi corazón se escuchaban a presión. Observé la luz lunar que iluminaba tenuemente la habitación, colándose desde el balcón. Ladeé mi cabeza para mirar al pelirrojo durmiente a lado de mí. Aún seguía dándome la espalda. Estar a su lado externaba un calor agradable -considerando que esa noche hacía mucho frío- y sentí la extraña necesidad de tocarlo. Rocé mis dedos sobre su hombro y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Estaba frío, muy frío. Pero por alguna razón era muy cálido el estar junto a él. Muy extraño.


Traté de quedarme dormido otra vez, pero mis ojos no querían cerrarse. Me dolía la cabeza, y sentía una fuerte punzada de dolor sobre mi frente. Eso llegó a fastidiarme por completo, así que me levanté de mala gana de la cama y estiré mi cuerpo. Escuché mis huesos crujir y me estremecí debido a ello. Nunca antes había dormido en una cama tan pequeña, y mucho menos la había compartido. Estaba cansado, confundido y fastidiado, no podía dormir. Por alguna razón, clavé la mirada en el balcón por donde se asomaba la luna, y me pareció buena idea salir a tomar un poco de aire fresco.


Cuando salí, el viento nocturno chocó contra mi cuerpo. Me refresqué de inmediato, ahí en esa cama hacía mucho calor. Apoyé mis manos sobre la barda y mis ojos comenzaron a contemplar la luna. Tan blanca y luminosa, aquella pelota capaz de ver todo desde el cielo. No es que ya lo haya hecho con anterioridad, pero por alguna razón me sentía tranquilo.


Me la pasé un buen rato mirándola con cara de estúpido, y como por arte de magia, Gaara apareció alado de mí, con sus pupilas aguamarina clavadas en la luna también. Aún seguía semidesnudo, al igual que yo. Debo admitirlo, la luz de la luna hacía un bello contraste con su piel nívea.


"¿Te gusta lo que ves?" Preguntó sin apartar la mirada de la estrella blanca. Yo arqueé una ceja y lo miré confundido. ¿Me estaba preguntando que si me atraía su cuerpo? Eso fue lo primero que se me vino a la mente. Tardé un poco en comprender que se refería a la luna. "Sí" afirmé indiferentemente. Gaara se volteó hacia mí y me miró con curiosidad.


"Eres gay, ¿verdad?" Preguntó de la nada. Aunque eso sonó más como una afirmación. Asentí quedamente con la cabeza. Porque lo soy, no me da vergüenza decirlo (no es como si fuera un maricón afeminado)


"¿Y tú?" No temí preguntar, algo me decía que él también lo era. "Me gustan los hombres, eso es todo" dijo indiferente, después soltó una suave risita "No te preocupes, tú no me interesas" agregó mientras regresaba a la cama.


Yo también reí, aunque él no me escuchó... O por lo menos eso creo. Al final terminé regresando a la cama que él compartía conmigo.


Y dormí como un bebé el resto de la noche.


Así fue como Sabaku No Gaara, el hijo del Cuarto Kazekage, entró en mi vida. Para serte sincero yo nunca llegué a sentir atracción por él... ¡Te lo juro! Pero eso no cambiaba el hecho de que se me hacía una persona bastante interesante.


En el transcurso de los siguientes días seguíamos batallando con nuestras miradas competitivas. Había algo que no me agradaba de él, y viceversa; sin embargo, no sabíamos lo que era. Pero cuando llegaba la noche, y teníamos que dormir juntos, nuestras miradas se volvían serias y nulas; ausentes, como si simplemente ignoráramos la presencia del otro.


¿Y sabes? Quizá yo no haya caído enamorado, quizá no fui yo quien perdió la cabeza por un pelirrojo con ojeras en los ojos. Por suerte eso no me pasó a mí... Algo así sólo le pudo pasar a mi queridísimo hermano mayor, Itachi.


Una mañana, todos estábamos sentados en el comedor esperando a que las sirvientas trajeran el desayuno. De pronto la melodía del timbre empezó a sonar y Gaara se levantó de repente. "¡Yo atiendo!" Dijo mientras se dirigía a la puerta con rapidez disimulada. Logré notar que sus ojos se iluminaron escasamente, pero no le tomé importancia.


Cuando regresó creí que mi vista estaba fallando. Mis ojos duplicaron a Gaara por alguna razón. ¡Estaba viendo dos Gaaras! Rápidamente me tallé los ojos creyendo que estaba soñando, pero cuando los abrí nuevamente el segundo Gaara seguía ahí.


El Kage del Viento se levantó de la silla y se dirigió hacia los Gaaras. "Él es.. Su nombre es Sasori" dijo señalando a uno de los pelirrojos. "Es mi sobrino" agregó. El tal Sasori asintió indiferente (¡cómo no!) y mis padres se encargaron de presentarme a mí y a Itachi.


Al verle bien, Sasori si era un poco diferente a Gaara; él no tenía nada tatuado en su frente y sus ojos no eran de color miel. Su cabello era más esponjado y un poco menos rojo que el de Gaara. Aunque ambos tenían miradas perdidas... Sí, era más que obvio que eran familia.


Él se sentó alado de su gemelo (Gaara) y pronto la sirvienta llegó con el desayuno. Yo no les quitaba los ojos de encima a esos dos, eran tan parecidos que casi daba miedo. Pero algo me llamó la atención en Sasori, y eso era que tenía la mirada totalmente perdida en un punto alado de mí. Ladeé mi cabeza para ver qué era lo que tenía al pelirrojo de ojos miel tan distraído. Y no vi nada, nada fuera del otro mundo. Sólo estaba una cara de la cual he estado acostumbrado a ver desde que tengo memoria.


Itachi.


Y lo más extraño era que mi hermano también correspondía a la mirada del pelirrojo. Y no eran miradas como las que nos dedicábamos Gaara y yo, eran más bien unos ojos ansiosos por conocer los ajenos, deseosos, con una ligera pizca de lujuria. Quizá mi mente me estaba tratando de jugar algún truco ¿Itachi sonriendo ligeramente? ¿Relamiéndose los labios sensualmente? Ese no podía ser mi hermano.


Pero todas mis dudas se dispersaron cuando noté que Gaara también los miraba, que había notado la extraña mirada en el rostro de su primo. Entonces comprendí que ese pelinegro que estaba alado de mí era Itachi.


Después de eso, algo en mi hermano cambió. Sonreía, pero sólo lo hacía para Sasori. Desde esa vez, aquel pelirrojo de ojos miel comenzó a visitarnos todos los días, con la única intensión de estar con Itachi, quien lo recibía gustoso. Pasaban todo el tiempo pegados como chicle. Me acuerdo de que una vez los encontré besándose en el baño, claro que, no me sorprendí, sólo sonreí maliciosamente mientras miraba las mejillas sonrojadas del pelirrojo mayor al tener a mi hermano encima de él tratando de quitarle la camisa a la fuerza. Por su parte, Itachi me lanzó una mirada asesina y yo salí del baño dejando escapar una risita burlona. Sería mejor dejarlos continuar.


Con el paso de los días, Itachi decidió mudarse al departamento de Sasori, sin importarle las replicas que le hizo mi padre. "Itachi, tú eres el sustento de esta familia; Itachi, ponle un buen ejemplo a tu hermano menor; Itachi, ¿Acaso eres gay? Y bla bla bla..." Después de todo, papá perdió mucha saliva y Itachi terminó mudándose.


A mi sinceramente no me importó que mi hermano se fuera con su amante pelirrojo. ¡Al contrario! Eso significaba que su habitación se quedaba libre, ¡Ya no tendría que dormir con Gaara!


Los días siguieron pasando, semanas, meses. Todo estaba normal. Papá y su amigo el Kage casi no estaban en la mansión, se la pasaban todo el tiempo en la oficina del Kazekage. Mamá se la pasaba leyendo novelas en la sala principal. El tutor de Gaara, un tal Baki, se encargó de mi educación también, y de Itachi no había rastro, aunque era obvio que debía estar en algún lado de la ciudad follando con Sasori. Los hijos mayores del Kage se la pasaban encerrados en sus habitaciones, y finalmente, Gaara y yo paseábamos como vagos por toda la mansión.


Entonces creí que todo se estaba arreglando; que pronto regresaríamos a Konoha y que todo volvería a ser como antes.


Pero nunca había estado más equivocado en toda mi vida.


Ese día estaba aburrido, Gaara también lo estaba. Ambos nos encontrábamos en su habitación observando desde el balcón como el cielo se fusionaba en una mezcla de colores amarillentos, rojizos y naranjas. Permanecíamos callados, después de todo el entablar una conversación no se nos daba mucho. Claro que, sí intercambiábamos un poco de información. Por ejemplo, me enteré de que Sasori le quitó la inocencia a tu amado Gaara... ¿Sabías eso? Jaja, bueno, bueno, no es importante. Lo importante pasó después...


"¿Hay alguna persona que sea especial para ti?" Preguntó de pronto el pelirrojo. Yo no sabía a qué se refería, o más bien no sabía que contestar. Quizá porque yo no tenía a nadie... "Mi familia, supongo" respondí sabiendo en el fondo que esa no era la respuesta que él esperaba escuchar (ni yo tampoco) "¿Y tú?" Devolví la pregunta, tratando de disimular mi curiosidad por conocer la respuesta.


"No" dijo con voz gutural. Francamente yo no me sorprendí, supongo que me esperaba eso de él... Por lo menos en ese momento. "Pero cuando encuentre a esa persona la protegeré con mi vida, sin importar que, aunque signifique sacrificar a toda la gente cercana a mí, porque nada valdrá más que una sonrisa proveniente de él"


Sí, aún me acuerdo de sus palabras al pie de la letra. Desde ese momento me di cuenta de que Gaara era un misterio que nunca lograré descifrar, ni tú, ni yo, ni nadie.


Lo miré de reojo. Estaba a punto de decirle algo, no estoy seguro de que se trataba, pero en ese momento alguien me atrapó bruscamente entre sus brazos. Solté un quejido de dolor y mi expresión confundida se volteó hacia un peliplateado que, aunque no lo creas, tenía una fuerza increíble. Miré a Gaara, él tenía los ojos abiertos como platos y se mantenía en su lugar, estático, con sus facciones totalmente nulas. Yo lanzaba insultos y patadas al aire tratando de zafarme, tenía doce años, y ese sujeto se veía más o menos como de dieciséis. Era obvio que él tuviera más fuerza que yo. Me arrastró hasta la puerta principal con una sonrisa satisfactoria en el rostro y, yo sólo veía como la imagen de Gaara se alejaba de mí (literalmente, claro) Él escupía su típico rostro ausente de emociones como si nada le importara... ¿Sabes? Eso es lo que más odio de él.


"¡Sasuke!" Un grito agobiante, lloroso y desesperado me hizo dejar de forcejear. De pronto, cuando el tipo me sacó de la mansión, sentí los brazos ansiosos de mi madre tratar de alcanzarme. Volteé y miré su rostro cubierto en un gran llanto. Sus ojos estaban extremadamente irritados y cansados, como si hubiera estado llorando por más de dos horas; su cabello estaba despeinado, algunas de sus hebras azuladas se adherían a su rostro a causa del sudor y de las lágrimas. "¡Déjalo ya!" Escuché una voz bastante familiar. El dueño de dicha voz jaló a mi madre por la cadera y la alejó de mí violentamente. Yo no entendía qué demonios estaba pasando, pero sí sabía por lo menos una cosa... Esa voz era de mi padre.


"¡No! ¡No se pueden llevar a mi pequeño! ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo pueden arrebatarme a mis hijos así?! ¿Es que no hay otra solución?" Su voz se escuchaba desgarradora, el sonido era tan fuerte que se sentían las vibraciones de sus cuerdas bucales.


Con suma desesperación, ella se zafó del agarre de mi padre y corrió desenfrenadamente hacia mí. El peliplateado que me retenía se detuvo por un momento y dejó que mi madre se acercara a mí. Tomó entre sus manos mis mejillas y me miró dulcemente, dulce y dolorosamente. Mis ojos comenzaban a cristalizarse. "Ya te lo dije, Mikoto, es por el bien de la familia" habló mi padre desde atrás. Ella tragó saliva con dificultad, acarició mi piel y se quitó del cuello un dije que yo nunca antes había visto, un rosario. Lo colocó sobre mi cuello con delicadeza mientras decía entrecortadamente. "Lo siento, Sasuke, te juro por dios que regresaré por ti, cueste lo que cueste te protegeré, no importa que. Así que no llores mi niño, y espera por mí por favor... Los quiero a los dos, dile a Itachi que su madre los quiere... Los quiero mucho mis niños... Esperen por mí" Después de abrazarme por última vez, me soltó y regresó junto a mi padre. Me sentí culpable... Lo único que pude decirle fue "Mamá..." Y me quedé corto de palabras. Un nudo amenazaba con destruirme la garganta.


El peliplateado me metió a la fuerza a la parte trasera de una camioneta, yo me pegué rápidamente a la ventana, viendo con ojos llorosos y confundidos como mis padres se alejaban de mí.


Tomé el rosario entre mis manos y lo apreté contra mi pecho... Mi madre volvería ¿Cierto?


Y por primera vez en mi vida experimentaba el sentimiento más horrible de todos: El miedo, tanto miedo por lo que pudiera llegar a pasarme... Un miedo inconsciente de que pudiera llegar a parar aquí. °°

 


— ¿Y después?— preguntó Naruto cada vez acercándose más al rostro del azabache.







Notas finales:

¿Y que tal? Ueno, espero que les haya gustado... y no me maten, porfavor..!! juro por mi vida que las parejas originales no se modificarán...!!! lo juro!!!

Ah, y debo decir que este es el penultimo capi... creo TTOTT asi que espero que les haya gustado....

 

ero-miri, espero que te haya gustado x3

 papalotl25 Gomen ne!! juro que el GaaNaru llegará.

Kiki, espero que aun estes con vida... *no podría vivir con la culpa xO*

 

kikyo_sabaku y  vanee chan A ustedes les prometo su SasoDei... <3

 

Sayo...! ^^

 

**MelloComeChocolates**


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