Shelter
Capítulo 9
- Baek no me dejó ir hoy a visitarlo al trabajo- dijo ChanYeol con un puchero un jueves por la noche. Estábamos en mi casa desde que habíamos salido del colegio.
- Tiene que valerse por sí mismo. Probablemente quiere ganarse su dinero por mano propia...- desvié la mirada al ver el ceño fruncido de ChanYeol. Lo que acababa de decir era irónicamente correcto e incómodo. Si Sehun estuviera ahí, seguramente hubiera comentado algo para cortar el silencio que se había formado. Pero desde que él y su novio habían vuelto de Japón, no se separaban ni un segundo. Y ese día no era la excepción: LuHan iba a ir a la casa de Sehun para ayudarle a hacer la tarea de física, y yo tenía casi la seguridad de que esa "tarea" de física, iba terminar en algo físico. Reí tontamente por mis pensamientos.
- ¿Qué pasó?
- Nada, sólo pensaba- respondí bostezando, y levantándome del suelo. ChanYeol permanecía tirado en mi cama.
- ¿En KyungSoo?- sonrió divertido.
- No, los días que KyungSoo tiene que ir a ese lugar intento evitar pensar en él- sentencié, acostándome a su lado.
- Jonginnie- se escuchó la voz de mi mamá y la puerta se abrió -Oh, ChanYeol, no sabía que estabas acá ¿Cómo estás?- le sonrió cariñosamente a uno de sus casi segundos hijos. (El otro era Sehun)
- Bien, casi por irme a casa- respondió mi mejor amigo sentándose en el borde de la cama -¿Vos?
- Muy bien, gracias- me miró -Tu papá y yo vamos a salir a cenar con unos amigos, hijo. Te dejé la cena para que la calientes en la mesada de la cocina.
- Sí, mamá. Que se diviertan- le deseé.
- Gracias, Jong. ChanYeol, fue un gusto verte- nos sonrió.
- Igual- ChanYeol le dedicó una enorme sonrisa en respuesta.
- Y recordá que mañana viajamos a China por unos negocios de tu padre- agregó y, después de mi respuesta afirmativa, salió de la habitación.
- ¿Ya hablaste con ella?- preguntó ChanYeol bajito cuando mi mamá ya había cerrado la puerta.
- Algo... Creo que va a aceptar, aunque supongo que lo mejor sería que los conozca primero- respondí, sabiendo a qué se refería. Ya sabíamos qué hacer para ayudar a los chicos, pero nos faltaba una suma de dinero y un adulto que hiciera unos pequeños trámites. La más indicada era mi mamá, ya que al tener un pasado humilde podía entender mejor la situación, a diferencia de la familia de ChanYeol y Sehun (que también quería ayudar), que habían vivido rodeados de lujos desde su nacimiento. No era que fueran malas personas, egoístas o ególatras, simplemente era que no terminaban de entender todo eso del todo.
- Genial- miró su reloj pulsera -Lamento dejarte solo, pero me tengo que ir. Mamá invitó a unos familiares y quiere que esté.
- No hay problema, bajo a abrirte.
***
“KyungSoo... Quiero verte”
Negué con la cabeza y borré todo.
“KyungSoo... te extraño”
Fruncí el ceño y me llevé una cuchara con arroz a la boca, masticando aburridamente. Volví a borrar.
“KyungSoo, ¿querés que nos veamos mañana? ^^ ¡Te extraño!”
Era lo más natural que podía salirme. Me sonrojé de sólo pensar en enviarlo y, antes de arrepentirme, apreté el botón de enviar.
Su respuesta no llegó hasta que había terminado de cenar, lavar los platos y estaba pensando en arreglar todo para ir a bañarme. Y no era exactamente lo que esperaba. A diferencia del mensaje dulce, con alguna carita tal vez y desbordante de alegría, me llegó un seco “¿Dónde estás?”. Respondí rápidamente, intentando evitar sentir la anticipación que crecía en mi interior... Porque KyungSoo no iba a ir a mi casa... ¿O sí?
No supe cuánto tiempo pasé mirando el celular por si me llegaba otro mensaje de él, pero de golpe sonó el timbre.
- ¿Qué hacés acá, KyungSoo?- pregunté al abrir -Creí que tenías toda la noche ocu...- me vi callado repentinamente por sus labios, que se movían insistentes contra los míos sin darme tiempo a responder a sus actos mientras me hacía caminar hacia atrás para entrar en la casa y cerraba la puerta con una de sus manos.
- No pude hacerlo- me abrazó con fuerza -No después de ver tu mensaje de texto...-susurró, frotando su nariz contra la piel de mi cuello, provocando unos leves temblor en mi -Tan dulce, tan puro- su voz estaba tan cargada de angustia, que no pude evitar corresponderle el abrazo con fuerza -Me escapé del turno...- intenté alejarme un poco para mirarlo sorprendido, pero él no me dejó -No quiero más esto, Jongin- volví a abrazarlo fuerte, acariciando su pelo con dulzura y una expresión triste en mi rostro -Te quiero, y no puedo sentirme cómodo diciéndote esto, aunque ahora lo esté haciendo, si tengo que irme con otras personas durante la noche. Prefiero morirme de hambre que tener que...
- Kyung... también te quiero- le interrumpí sonrojado, esta vez logrando alejarme para mirarlo a los ojos -Creo que encontré algo que puede ayudarte... pero vas a tener que aguantar un poquito más...- inclinó levemente la cabeza con sus ojos algo vidriosos -¿Podrías esperar un poquito más sin renunciar a comer o a vivir bajo un techo?- le pedí con una leve sonrisa, viendo cómo convertía sus labios en una fina línea y desviaba la mirada -¿Por mí?- agregué bajito. Volvió a mirarme, y asintió una sola vez. Sonreí mostrando los dientes.
- ¿Querés algo? Vamos a la cocina- ofrecí, caminando hacia dicho lugar. Pero cuando estaba por tomar dos vasos de la alacena que estaba sobre la mesada, una mano se cerró en torno a mi muñeca derecha y tiró para hacerme chocar con el delgado cuerpo de KyungSoo.
- Siempre que estés cerca voy a querer algo- movió sus cejas sugestivamente y acarició mis clavículas suavemente sobre la ropa -Tal vez sea algo físico o simplemente tu compañía, que tan grata me es siempre- hundió su rostro en mi cuello, comenzando a mover su boca a conciencia. Tiré mi cabeza hacia atrás y tragué pesadamente. Su lengua se deslizó lentamente por mi nuez -Me encanta cómo se mueve tu nuez cuando tragás, ¿alguna vez te dije eso?- dijo para seguir con sus besos en el otro lado de mi cuello. Hice un sonido negativo. Unos segundos después, el levantó la cabeza y yo la bajé, viendo cómo miraba mis labios cuando volvió a hablar.
- Adiviná qué quiero ahora- pidió, y estaba seguro que quería lo mismo que yo. Incliné mi rostro y lo besé.
Nunca me iba a cansar de sentir sus labios contra los míos, y su lengua con la mía, moviéndose con ganas, como si buscaran más de lo que llegábamos a poder dar. Apretó su cuerpo contra el mío, logrando que mi espalda se golpee con la mesada de la cocina. Debido al movimiento y a lo juntos que estábamos, su pelvis estaba descaradamente pegada a la mía, pero sin llegar a rozar nada indebido. Aún así lo sugerente de la situación me estaba empezando a subir la temperatura.
Sin saber cómo, mis manos se encargaron de desabrochar la enorme campera que llevaba puesta, y me separé para tomar una gran bocanada de aire y mirarlo. Debajo del abrigo, estaba vestido con una camisa blanca que le quedaba grande, con los botones desabrochados y un pantalón negro roto en las rodillas. Estaba exactamente igual que el día que lo vi en el prostíbulo, solo que esta vez traía unas zapatillas puestas. Creó un espacio entre nosotros, sonrojado, y bajó la mirada, cerrándose la campera.
- No tuve tiempo de cambiarme...- susurró.
- No, está bien. La ropa es normal, algo que cualquiera podría usar, sólo me sorprendió- intenté relajar el repentinamente tenso ambiente.
- ¿Me prestarías algo de ropa? No quiero que me veas vestido así- pidió con una débil sonrisa. Suspiré antes de pedirle que me siguiera hasta mi habitación.
- Yo me voy a bañar- le comenté, tomando ropa interior limpia, una remera y un pantalón para dormir.
- Podría acompañarte- sugirió en mi oído, con un sólo dedo acariciando mi espalda. Di un muy leve saltito en mi lugar, sobresaltado. No había notado que estaba tan cerca hasta que habló.
- Creo que estoy bien...- me giré para mirarlo, pero el ruego en sus ojos me hizo flaquear -Podés bañarte después que yo... va a ser más cómodo y...- negó con la cabeza antes de acercarse a mí y, tomándome de la nuca, estampar sus labios con los míos para empezar un descoordinado beso, que pocos segundos después él mismo se encargó de terminar.
- Quiero bañarme con vos- susurró con voz ronca sobre mis labios. Me aclaré la garganta antes de hablar.
- Sólo si nos quedamos con la ropa interior puesta- accedí. Sonrió abiertamente -Puesta donde corresponde- aclaré por las dudas. Capaz que me engañaba para dar vueltas las cosas y lograr quedar ambos desnudos y los boxers puestos en... no sé, la cabeza.
***
Ya en el baño, KyungSoo se deshizo tranquilamente de su ropa, hasta quedar en unos boxers de color azul oscuro y giró las manijas para hacer correr el agua y regularla. Mientras, aproveché que estaba dado vuelta y me bajé el pantalón, hasta sacármelo del todo. Lo dejé a un costado y me enderecé, viendo a KyungSoo entrar a la bañadera y ponerse bajo el agua, de frente a mí. Las gotas recorrieron desde su cabello, acariciando su rostro y torso, y él levantó su mano para frotarse el cuello y la parte alta de su espalda, yendo después al pelo y tirándolo para atrás; mojándose mejor. Un escalofrío me recorrió y, como si fuera una especie de motor, mis pies se movieron solos hasta entrar junto a él adentro de la bañadera. Empapándome la remera que nunca había llegado a sacarme. Escuché una leve risita entre dientes, y levanté la mirada, avergonzado, viendo que KyungSoo me observaba con una sonrisa de ternura.
Me saqué la prenda superior con algo de dificultad debido a lo mojada que estaba la tela y la tiré en el suelo del baño. Antes de que pudiera hacer nada más, una mano apareció cerca mío, finalizando su movimiento en mi pecho. KyungSoo deslizó su mano por mi pecho lentamente, sin despegar sus ojos de los míos. Dio un paso adelante y coloqué mi mano en su nuca, haciéndolo descansar su cabeza en mi hombro. No duramos mucho así, ya que él se apartó apenas para mantener un fijo contacto visual conmigo. Las gotas caían sobre nosotros, mojándonos, cuando nos empezamos a besar lento y profundo. Tomándonos nuestro tiempo en cada movimiento de boca, en cada caricia de la lengua en la ajena. La respiración por la nariz volviéndose sonora, sus brazos abrazándome por la cintura, mis manos en sus mejillas. KyungSoo caminó un poco más, guiándome hasta que estuve apoyado en la pared y su cuerpo amoldado al mío. Se separó, escuchándose un ruido de succión cuando el espacio entre nuestros labios fue creado, y prácticamente ronroneó sobre los míos. Dejó caer sus brazos a sus costados para volver a subirlos acariciando muy lentamente desde mis manos, pasando por los antebrazos hasta los bíceps. La sonrisa de lado nunca abandonándolo. Deslizó sus palmas hasta mi espalda, bajándolas hasta la parte baja, haciéndome dar un fuerte respingo cuando adentró la yema de sus dedos en mi boxer, rozando apenas el comienzo de mis nalgas.
- No te parece que estás un poco... ¿apurado?- le pregunté cuando, por suerte, sacó rápidamente sus manos al notar mi reacción.
- ¿Yo? El apurado, más bien emocionado... sos vos- hizo una falsa expresión de inocencia -Por eso me animé a avanzar un poquito más- fruncí el ceño. ¿Emocionado? Y entonces me di cuenta de algo. Bajé lentamente mi mirada hasta topar con un notorio bulto en la parte delantera de mi ropa interior. Enseguida lo cubrí con ambas manos y, con el rostro bordó, me di vuelta y apoyé mi frente en la pared.
***
- Jongin... Mirame- pidió KyungSoo por enésima vez.
- No quiero- respondí tercamente, hundiéndome más en mi cama, tapando mi cabeza con las mantas. Estando de espaldas a él, sentí como finalmente entraba en la cama y se acercaba hasta apoyar su cabeza en mi brazo. Desde que me había descubierto excitado en el baño por sólo unos besos un poco más estimulantes no había querido volver a mirarlo a la cara. Simplemente nos terminamos de bañar mientras yo ignoraba cualquier intento de comunicación de su parte. Al final le pedí que saliera primero del baño, y pude ver la desilusión en sus ojos al no poder ayudarme con lo que él sabía que iba a hacer.
- Jongin, por favor... Mirame, quiero verte a la cara. Estoy... feliz- sentí su mano acariciar lo poco de pelo que sobresalía de abajo de las mantas. Me destapé levemente para mirarlo de reojo, viendo que sonreía -Comenzaba a pensar... que no te atraía de esa manera...- me giré despacito para verlo por un espacio que había creado para espiarlo, viéndolo sonreírme al percatarse de que lo observaba -Entiendo que te pone nervioso ir más lejos, lo sé perfectamente, pero yo... realmente- cerró los ojos con fuerza -Por momentos creo que no puedo contenerme- los volvió a abrir, y acarició con un dedo mi nariz que asomaba de la cueva que tenía hecha con las mantas. Ya no estoy tan seguro de seguir queriendo que te contengas -Disculpame, no quise asustarte ni nada- se inclinó para besar mi nariz, y yo me aferré a su rostro con mis manos, obligándolo a quedarse ahí y acomodarse como pudiera para estar más cómodo. Lo observé por unos minutos, acariciando su rostro con mis yemas, entreteniéndome más tiempo en los labios.
- Sos tan... hermoso...- susurré, acariciando con suavidad la rosada piel de sus labios, sintiendo su respiración golpear mis dedos. Sus ojos y los míos no perdían contacto mientras él comenzaba a depositar tiernos besos en mis dedos cada vez que pasaban por esa parte de su rostro.
El sueño nos venció de a poco, dejándonos cada vez más lejos de la realidad. Pero antes de quedar del todo dormido, me pareció escuchar una somnolienta voz preguntarme “¿En quién pensaste cuando te quedaste solo en el baño?” Aunque seguramente había sido parte de algún sueño.