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Ahora tu vida se hace parte de mí... Sonríe. por Sabaku No Ferchis

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Notas del capitulo:

¡¡Holaa!! *w*

Nyahh, ¿Cómo están?

Huh,  lo sé, lo sé; tanta tardanza es simplemente horrible xP Pero bueno... Aquí les traigo el capi recien salidito del horno (como dice Yamii) :3

Ya saben, muchas gracias por sus preciosos reviews que me motivan a continuar este fic :3 en verdad, todas ustedes son un amor ^^

Bues bueeeno.... ¡¡A leer!!

Capítulo 16

 

 

A death may destroy two hearts.



Su rostro estaba totalmente descompuesto. Las lágrimas bañaban cruelmente sus ojos color miel, haciéndolos adquirir una tonalidad rojiza, como si hubiera estado llorando por mil años. Sus labios temblaban con torpeza mientras contemplaba incrédulamente el cuerpo débil que reposaba sobre sus brazos.


—I-Itachi— trató de articular, pero las palabras se le hacían pesadas. Más lágrimas salpicaron de su rostro cuando se dio cuenta de que el azabache lo estaba mirando con extraña ternura, con sus ojos parpadeando débilmente. Sasori desvió la mirada y se mordió el labio inferior.



Simplemente no podía verlo de esa manera. Sentía como si algo lo destruyera internamente. Porque su corazón se desmoronaba dolorosamente al contemplar el sufrimiento de Itachi sin que él pudiera hacer algo. Y no podía (aunque quería) evitar llorar.


— ¡Eres un idiota!— gritó, cerrando los ojos con fuerza. La intensidad de su voz sorprendió a todos los presentes, pues Akasuna No Sasori no gritaba muy a menudo. Sin embargo, Itachi fue la excepción. El pelinegro sólo lo miraba, con los labios rectos y los ojos fijos en él.


Lo miró llorar a flor de piel, y experimentó un dolor más horrible que el de sus heridas mortales cuando sintió las lágrimas del pelirrojo estrellar contra sus mejillas. No le gustaba para nada verlo llorar, ya se lo había dicho en el pasado.


Itachi creía que Sasori tenía los ojos más bellos del mundo. Eran grandes, carismáticos y de un hermoso tono claro que se asemejaba a la miel. Y para rematar, tenía unas peculiares ojeras por debajo de las pestañas, haciendo que el rostro del chico adquiriera una apariencia infantil. Pero cuando esos ojos se humedecían y escurrían gotas amargas, Itachi sentía como si su mundo se viniera abajo. Un dolor agudo penetraba su corazón y le brindaba el sufrimiento más grande que se pudiera imaginar. Un dolor incluso mucho peor que el que sufría en ese momento.


Porque no era físico, era sentimental.


Así que con las pocas fuerzas que le quedaban, posó su temblorosa mano sobre la mejilla de Sasori y limpió las lágrimas de su rostro, sorprendiendo al pelirrojo y obligándolo a mirarlo con los ojos bien abiertos.


—No me gusta verte llorar, Sasori. Ya te lo había dicho— habló quedamente, sin dejar de acariciar la redonda mejilla del otro.



Si su intención era consolarlo, pues no fue buena idea, puesto que después de escuchar eso, Sasori se echó a llorar con la intensidad de mil demonios. Su mano subió y se aferró a la de Itachi, que seguía recargada sobre su mejilla. Dobló el rostro, forzando el contacto con el Uchiha y dejó que más gotas saladas siguieran manchando su orgullo.



Pero es que no podía, no quería, no aceptaba lo que estaba pasando.


Su Itachi estaba muriendo...


— ¡Eres un idiota!— repitió, aunque, por las lágrimas y los gemidos se le dificultaba el habla —. ¡¿Pero qué demonios te pasa, Itachi?! ¡¿Por qué carajos dejaste que te pasara esto?!


Silencio...


Itachi dibujó una leve sonrisa sobre sus labios.


—Parece que te preocupas por mí— dijo sonriente, lo que provocó que el pelirrojo forzara el entrecejo.


— ¡Por supuesto que me preocupo por ti, idiota! ¿Qué esperabas? ¿Que me valiera una mierda que te lastimaran?


—Sasori...


—Me importas mucho, Itachi— el Uchiha estaba a punto de hablar; sin embargo, Sasori no se lo permitió —. Nunca lo has dejado de hacer— pausó por un momento y tragó saliva con dificultad —. Yo... Te quiero.



...


Los ojos rojos extendieron la mirada (tanto como pudieron) y una sonrisa estuvo a punto de adornar los labios de Itachi; sin embargo, ésta nunca salió a la luz.


Te quiero...


Él había dicho: "Te quiero"



Se sintió tan bien al escuchar aquellas palabras, tan sinceras y directas que provocaron en su estómago una sensación de alegría y bienestar; alivio. De pronto, le regresaron las ganas de vivir, de sonreír y soltarse a estrechar al pelirrojo entre sus brazos y decirle que todo estaba bien, que no se preocupara, que él también lo... Amaba.


... Que lo "amaba"


Ahí estaba el maldito problema.


—Pero no me amas— murmuró con un evidente dolor en su voz.


Había una gran diferencia entre el "amar" y el "querer" Itachi amaba a Sasori, de eso no cabía duda... Pero Sasori quería a Itachi. Y eso era lo más doloroso de todo.


"El querer..."


Sasori desvió la mirada y entrecerró sus ojos rojizos.


—Bueno, yo...— batallaba internamente por encontrar las palabras adecuadas a sus sentimientos —. Sí lo hago...


—No mientas— respondió el Uchiha con un deje de seriedad en su rostro, como si estuviera dándole una orden.



—No estoy mintiendo— afirmó el pelirrojo—. Yo te amo, pero...— ¡Pero! Siempre había un "pero" — Te amo de la misma manera en la que amo..., por ejemplo a Gaara.



— ¿A Gaara?



—Sí. Son de las pocas personas por las que me preocupo realmente. Y yo...


—Ya no puedo resistir más.


— ¿Qué?



Sasori no lo comprendió hasta que sintió sobre sus manos el cálido líquido que se derramaba en abundancia del cuerpo de Itachi. Los latidos de su corazón comenzaron a acelerar y chocar tortuosamente contra su pecho.



— ¿Sabes? Me hubiera gustado que aún me siguieras amando como amas ahora a Deidara— confesó cortadamente, con la sangre escurriéndome por la comisura de sus labios y desprendiéndose de su piel para manchar sus cabellos oscuros.


Sasori entró en pánico.


—Ita- Itachi, no, espera— las lágrimas volvieron a enrojecer sus ojos y un nudo agobiante trepó por su garganta—. No te vayas, no...



Un dolor agudo perforó su corazón, como si le hubieran enterrado un cuchillo en el pecho y luego lo estrujaran hasta hacerlo desangrar. Su Itachi se le estaba yendo, lo estaba dejando. Y simplemente no podía pasarlo por alto, porque, aunque lo negara, el amor que sentía por él era un poco más fuerte que el que sentía por Gaara. Quizá ya no lo amaba tanto como en el pasado, pero ese sentimiento por aquel chico del que se enamoró por primera vez, seguía latente en su corazón.


Y estaba muriendo...



Miró desesperado a su alrededor, tratando de buscar algo que pudiera traer a Itachi de regreso. Y cuando vio la mata de pelo rosado a sus espaldas, sólo una idea cruzó por su mente.


— ¡Sakura!— llamó, captando inmediatamente la atención de la pelirrosa (que para ese momento apuntaba su pistola hacia Orochimaru) —. Tú estás estudiando medicina, ¿cierto? Debes hacer algo para ayudarlo, por favor...



Esperó por su respuesta; sin embargo, la chica sólo se limitó a morderse el labio y quedarse callada.


—Por favor...— rogó. Estaba jugándose su última carta para no perderlo.


Pero la mirada compasiva y nostálgica que se reflejó en los ojos jade de Sakura no hizo más que profundizar la herida en el corazón del pelirrojo. Y supo entonces, que ya no había nada que pudiera hacer...



Él volvió a limpiar su mejilla.



—Te dije que no me gusta verte llorar— pero la dulzura y suavidad que expresaba su voz sólo provocó que Sasori derramara más lágrimas.



—No te vayas— gimió al momento de aferrarse al cuerpo moribundo de su pelinegro. Hundió con desesperación su rostro en el cuello ardiente del otro, aspirando el incomparable aroma del chico—. Por favor... No me dejes, Itachi... Yo...



El Uchiha delineó una suave sonrisa en su rostro y soltó uno de sus últimos suspiros. Sintió como los latidos de su corazón se hacían débiles y lentos.


—Está bien. Siento lo que le hice a tu novio, pero no me arrepiento; ni de eso ni de haber muerto en tus brazos— un deje de tristeza se dibujó en sus ojos profundos que hacían el inútil esfuerzo de permanecer abiertos—. Quizá de lo único que me arrepiento es de haber dejado a Sasuke solo.



—Itachi...— sus mojados ojos miel no dejaban de temblar. Moría internamente al saber que ese sería el último día en el que vería a Itachi con vida... La última sonrisa que vería bañar los labios de aquel al que amó tanto.



—Tal vez... No signifique mucho para ti, pero yo te sigo amando... como la primera vez que te vi.



Escuchó el último latido, débil y silencioso abandonar el pecho del pelinegro.



Y se limitó a estrechar contra su pecho el cuerpo sin vida de la primera persona de quien se enamoró.


...


— ¡¡Itachi!!



~


Llorar no era una opción para el rubio. Y realmente se sintió como el idiota más grande del mundo cuando la estúpida gotita salada se desprendió de su mentón. La miró deshecha en el piso, y apretó la mandíbula cuando más lágrimas pedían a gritos bañar su rostro. Pero no podemos culparle, pues la humillación que estaba sufriendo era bastante grande.


No comprendió lo que era el dolor verdadero hasta ese momento. Porque cuando vio frente a sus narices a Sasori derramarse en llanto sobre el cuerpo de Itachi, sintió algo quebrarse en su interior. Como un vidrio que se rompía y los pedazos filosos y puntiagudos lo atacaran desde adentro, desgarrándolo de la peor forma posible. Lo peor era que Sasori lo había hecho sabiendo que Deidara estaba ahí, que el pelirrojo lo había ignorado por completo.


Antes, una sensación tranquilizante sacudió al rubio cuando Sasori le dijo que lo amaba. Creyó que era el chico más afortunado del mundo por tener un novio como Sasori, que tenía el valor de decirle que lo amaba frente a la persona que antes de él, había significado todo para el pelirrojo. Cuando Itachi lo hirió y fijó sus ojos en la mirada preocupada de Sasori, se sintió igualmente afortunado; aunque hubiera esperado más, pero se sentía bien. En cambio, cuando escuchó el ensordecedor grito que soltó Sasori con el nombre del pelinegro como título, sintió como si estuviera a merced de una lluvia de agujas, y de afortunado, pasó a miserable. Porque el grito de Sasori había sido desgarrador, doloroso; como si Itachi se hubiera llevado con su muerte una gran parte del corazón del pelirrojo.


Y Deidara se sentía miserable.



Porque había visto tanta preocupación en los ojos de Sasori, los cuales creía que eran sólo para él. Y quiso negárselo, pero la realidad le llegó como golpe sobre la cara, diciéndole que ese pelirrojo que decía amarlo, se moría internamente porque le arrebataban a Itachi de las manos. Y cuando el pelinegro le enterró la navaja en el estómago, Sasori no se había preocupado tanto.


Esa era la peor humillación de todas: Su novio le demostraba amor incondicional a otro chico frente a sus narices.



Se cubrió la boca con la mano derecha y cerró los ojos, obligando a las lágrimas que querían salir, a permanecer ocultas tras sus ojos azules. Se sentía impotente, triste, furioso y deprimido. Porque, comparado con el dolor que lo torturaba en ese instante, sus heridas eran un juego de niños.



Su ceño fruncido se centró en Sasori. Y contempló al pelirrojo que aún se derramaba en llanto, aferrando a su pecho lo que quedaba de Itachi. Deidara estaba dolido, muy dolido; destruido por dentro. Y por sus heridas no podía hacer nada al respecto.



Suspiró.

 



 


Los disparos hicieron que Naruto cerrara los ojos con fuerza y se cubriera los oídos. Tenía mucho miedo de que lo hubieran herido, a él, a Gaara o a Sasuke.



Esperó unos segundos y suavizó la mandíbula.



No sentía dolor ¡Bien! Él no estaba herido. Con el temor alterándole los nervios, se obligó a abrir los ojos.


Se alteró un poco al notar cierto líquido carmesí salpicado sobre la nariz del Uchiha, y la iris temblándole sobre sus ojos. Pero al analizar el cuerpo completo de Sasuke, se sintió un poco aliviado. El azabache no tenía ni un sólo rasguño.



Ahora, lo que más le importaba.



Miró hacia donde estaba Gaara y una escena acaparó su campo visual. Pudo distinguir la perfecta figura de una rubia en la entrada del cuarto.



¿De dónde la recuerdo?


Buscó rápidamente en su memoria y llegó a su mente una foto que Gaara le había enseñado (cuando aún eran novios) En ella se mostraba a tres niños. Uno claro, era Gaara, con sus grandes ojitos turquesa y las mejillas sonrosadas. El otro era un castaño que portaba una sonrisa divertida. Y... La última era una niña rubia, con el cabello amarrado en cuatro coletas y una sonrisa ladina adornando su rostro.



Ella es... La hermana de Gaara



Temari portaba la misma sonrisa torcida de la fotografía, sólo que ahora la rodeaba un aura triunfante. Tenía sujeta entre su mano una pistola plateada, con un escorpión grabado en cada esquina. Y sus ojos esmeralda miraban soberbios al cuerpo bañado en sangre.


Naruto ladeó el rostro.



Cuando sus ojos azul metálico se encontraron con los cabellos de las llamas del infierno, sintió una descarga eléctrica recorrerle todo el cuerpo. Por un momento un alivio enorme lo inundó al saber que Gaara no estaba herido, pero después el temor llenó por completo sus entrañas y lo obligó a retroceder un paso.


Las delgadas venas rojas se extendían por todo el interior de los ojos de Gaara, y sus iris se habían encogido. La sonrisa que se extendía sobre su rostro era simplemente aterradora, demente, sádica. Y su mirada siniestra se mantenía fija en el cuerpo de Kabuto.



Naruto se quedó hipnotizado ante la figura de Gaara. El pelirrojo desprendía un aura maligna y demente que provocaba que al rubio se le erizaran los vellos. Gaara se veía aterrador, frío y peligroso.



Y ese peligro lo excitaba.



Tanta demencia acumulada en ese cuerpo le brindaba al pelirrojo una sensualidad embriagante, y lo hacía lucir sumamente irresistible. Eso despertaba en Naruto unas tremendas ganas de ser poseído por el demonio pelirrojo, de sentirlo tomar el control de su cuerpo y de someterse al peligro para recibir un placer que lo haría llegar a la cumbre del éxtasis... ¡Diablos! Gaara era endemoniadamente sexy.


Pero bueno, todos esos pensamientos cruzaron por su mente en fracción de segundos.



Para cuando Naruto se ubicó en nuevamente en la realidad, se encontró en una situación algo extraña. Una mano pálida tenía sujeta su muñeca con fuerza innecesaria, y estaba literalmente arrastrándolo la salida.



—Si intentas algo, te mato— escuchó la fría amenaza de Temari. Volteó a sus espaldas y se percató de que Sasuke estaba a punto de dispararle a Gaara, pero las palabras de la rubia hicieron que el azabache parara en seco, gruñendo levemente.


Naruto suspiró aliviado y regresó su mirada al frente. Gaara y él abandonaron el cuarto.


Mientras corrían, el rubio no podía apartar sus ojos azules de la mano de Gaara, que sujetaba fuertemente su muñeca, como si temiera dejarlo ir. Y entonces una sensación cálida atacó sus sentidos y lo obligó a entrecerrar los ojos mientras una suave sonrisa decoraba su rostro. El contacto con Gaara siempre provocaba que él se sintiera así. Como si se hubiera tragado miles de mariposas y las crías de estas atacaran su estómago. No podía negar que Gaara lo llenaba en muchos sentidos aparte del deseo sexual, y lo hacía querer lanzarse a merced del pelirrojo para que le hiciera el amor de tantas formas hasta que ambos se volvieran locos.


Todo eso, con un simple roce de manos.



Y sí, seguía enamorado del pelirrojo, pero no podía dejar de pensar en lo que Gaara había dicho antes: "¿Qué debería sentir?" ¡Diablos! Esas palabras le dolieron bastante, y quería saber si Gaara había sido sincero al decirlas. Quería dudar de ellas porque, bueno, Gaara lo estaba tomando de la mano, y eso sólo podía significar algo bueno, ¿no? Si pensaba de esa manera entonces se sentiría como un tonto al recordar lo que él había dicho: "Gaara nunca se preocuparía por mí"

 


Bien, ya tendría tiempo de pensar en cómo arreglar su vida amorosa cuando todo eso haya terminado.


Por otro lado, Gaara se sentía bien. Todo salió como lo planeó y ya no había más Kabuto para el mundo. El pelirrojo no pudo borrar la sonrisa quisquillosa de su rostro. Ahora sólo faltaba encontrar a Sasori, a Deidara y a los demás para largarse de ahí. Luego le volvería a pedir perdón a Naruto y lo besaría desesperadamente. Le haría el amor hasta que el rubio se partiera en dos y él quedara satisfecho de sus deseos carnales.


Pero las cosas no eran tan fáciles...


Gaara distinguió a lo lejos un grupo de personas que se apuntaban con un arma una a la otra. Y no supo de quienes se trataban hasta que estuvo a pocos metros de ellos. Entonces sus ojos se abrieron como platos y él paró en seco, provocando que Naruto chocara contra su espalda.

 


No se esperaba nada de lo que veían sus ojos.

 


Shikamaru y Sakura estaban apuntando con sus armas a Orochimaru, y éste no se hacía del rogar y les regresaba el favor. Eso Gaara lo podía entender; ya tenía anticipado un enfrentamiento. Lo que realmente sorprendió al pelirrojo fue encontrar a Sasori tirado en el piso, abrazando al cadáver de Itachi. Su primo tenía los ojos perdidos y se mantenía en silencio, como si simplemente no estuviera ahí. Y Gaara quedó más confundido al doblar la mirada y encontrarse con un rubio de cabellos largos sentado a un lado de todo, con sus brazos cubriéndole el estómago y la cabeza baja, en silencio.



¿De qué se había perdido?


Suavizó el agarre que tenía con la mano de Naruto y caminó lentamente hacia ellos. Detuvo el paso cuando estuvo a pocos centímetros del hombre de cabellos pétreos y largos que le daba la espalda.



— ¿Qué demonios pasa aquí?— preguntó no a los que apuntaban sus armas, sino a su primo, que para ese momento lucía como un cuerpo sin alma.

 



 


Doce segundos después y la rubia había desaparecido.


Sasuke frunció el ceño y se llevó una mano a la cabeza, soltando un suspiro hastiado.


Buena jugada, Gaara…


Su rostro se suavizó y él dirigió su mirada azabache hacia el cuerpo de Kabuto, que había sido perforado tres veces en el pecho por balas de plata. Antes, Sasuke hubiera sentido un asco horrible al contemplar el cadáver bañado en un extenso charco de sangre espesa, de un color más oscuro que el vino; pero ahora... Comparado con otras cosas que había visto y/o hecho, todo eso era un juego de niños. Así que sólo se limitó a extender una media sonrisa y echar la cabeza para atrás mientras reía en un tono bajo.



Me la has puesto bien, pero yo no me rindo tan fácil, Gaara. Estoy empezando a divertirme contigo y con tu noviecito.


Comenzó a caminar a través del cuarto con el estilo que todos los Uchihas poseen. Saltó por el cuerpo de Kabuto sin importarle que en el proceso sus zapatos de mancharan de sangre.


—Idiota— murmuró para el peliplateado sin siquiera dirigirle la mirada y salió del cuarto —. Quedé con el rostro manchado por tu sangre.



Daba pasos calmados por todo el pasillo, con las manos escondidas dentro de sus bolsillos y el semblante inexpresivo que lo caracterizaba. No valía la pena apurarse en llegar, pues él estaba seguro de que Gaara y Naruto se habían encontrado con su hermano, y bueno, de Itachi nadie se escapaba. Entonces, el pequeño Uchiha, con todo el tiempo del mundo, encendió un cigarrillo y se lo llevó a su boca para relajarse un momento.


Se relamió los labios... Aún tenían el sabor de Naruto.


Sacudió la cabeza.



No quería pensar demasiado porque si lo hacía, quizá se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer. Quizá aceptaría que había empezado a sentir algo por Naruto, y no se negaría que Gaara era una persona bastante interesante, que le encantaba enfrentarse a él, porque de alguna manera lo excitaba...



¡No!... ¿En qué mierda estoy pensando?


Diez sacudidas de cabeza y las cenizas del cigarro despejaron su mente.



A los tres minutos pudo divisar a lo lejos la mata de cabellos rojos que inconfundiblemente pertenecían a Gaara. El pelirrojo estaba parado en su sitio, dándole la espalda y con Naruto aferrado a su mano. A lado de ellos estaba Orochimaru y, frente a él, Sasuke notó un bulto sobre el piso. No sabía qué era, parecían ser dos personas, pero no podía estar del todo seguro.


Siguió avanzando. Faltaba poco menos de diez metros para llegar.



— ¡Respóndeme, maldita sea! ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué estás llorando?— alcanzó a escuchar. Esa, sin duda era la voz de Gaara. El taheño sonaba ansioso, preocupado y molesto, y eso sorprendió un poco al Uchiha.



Por pura curiosidad, aumentó el ritmo de su caminata para llegar más rápido y saber el motivo por el cual Gaara estaba tan preocupado y ansioso.



Además, quería saber dónde rayos estaba su hermano...



Tenía planeado apuntar con su arma a la cabeza de Gaara y decirle: "No tan rápido, esto no ha terminado" o "¿Acaso creíste que te desharías de mí tan fácilmente?" Cosas por el estilo. Pero cuando llegó hasta medio metro de ellos y vio a su hermano siendo sostenido por los brazos de un pelirrojo; los ojos de Sasuke se abrieron como platos y el arma plateada se le resbaló de la mano.



Pestañeó repetidamente. Sus ojos debían estar engañándolo.



¿Por qué demonios Itachi estaba recostado sobre los brazos del primo de Gaara?, ¿Por qué sus ojos estaban cerrados?... Y lo más importante... ¿Qué era ese líquido rojo que había salpicado su cuerpo? Las respuestas a todas esas preguntas eran, claro, muy obvias, si las aplicaba en otra persona. Pero en Itachi no. Porque Sasuke sabía que su hermano mayor era alguien prácticamente invencible.


Seguramente lo que veían sus ojos era sólo una alucinación, un truco.



Sí, eso debe ser...


— ¿En verdad es necesario que te lo diga?— escuchó la vidriosa voz de Sasori y lo miró. El chico tenía la mirada temblorosa clavada en Gaara —. ¿Es que no lo puedes ver con tus propios ojos, Gaara?


Hubo cinco segundos de silencio.



—Itachi está muerto— confesó del pelirrojo de ojos miel.


Gaara tragó saliva y Sasuke sintió que el aire le faltaba.


El pelinegro miró con incredibilidad el rostro húmedo y destrozado de Sasori y sintió algo quebrarse en su interior; un dolor que nunca antes había experimentado.



"Itachi está muerto…"


¡No! Eso no puede ser verdad.



—O-Oye, Itachi, ¿Qué crees que estás haciendo? Levántate— la voz insegura, quebrada y nerviosa de Sasuke captó la atención de todos.


Él ignoró la mirada sorprendida de Sasori, la compasiva de Naruto y la maliciosa de Orochimaru. Caminó torpemente hasta donde se encontraba su hermano.



— ¿Nii-san?— preguntó entrecortadamente. Su cuerpo estaba empezando a temblar y vio como Sasori evitaba su mirada, con un deje de tristeza profunda.



Si algo no le gustaba a Sasuke, era que sintieran compasión por él; pero ese no era el problema ahora.


Porque cuando notó las tres heridas de bala en el cuerpo de su hermano mayor, sintió que su mundo se le desplomó por completo. Y dejó que sus rodillas azotaran contra el duro piso.


Sasori aflojó el agarre que tenía con el cuerpo de Itachi para que Sasuke lo pudiera ver mejor. El azabache quiso tocar el rostro de su hermano, pero de pronto se le hizo tan irreal que se limitó a mirarlo con los ojos enrojecidos por las lágrimas.


Su hermano había muerto y ahora él estaba completamente solo.


No se dio cuenta hasta ese momento que Itachi era lo que más le importaba en la vida; que, después de lo que pasó con sus padres, su hermano mayor era lo único bueno que le quedaba.


Y lo había perdido.


Entonces se lamentó por haber estado tanto tiempo resentido con Itachi por algo tan insignificante como haber llegado tarde a su fiesta de cumpleaños. Sasuke hubiera deseado con todo el corazón que las cosas volvieran a ser como antes, aquellos días en los que sólo estaban él y su hermano jugando, cuando Itachi lo cargaba en su espalda porque él se había torcido el tobillo... Cuando los dedos del pelinegro se estrellaban en su frente y le decía: "Lo siento, Sasuke. La próxima vez será"


Y ya no había ninguna próxima vez...



Se dejó caer sobre el cuerpo de su hermano y lloró su nombre sin importarle que su orgullo se manchara con eso. Después de todo ya no le quedaba nada más que su soledad.


Pero si de algo estaba seguro, era que el culpable de la muerte de Itachi se las iba a pagar muy caro.


Notas finales:

Y... ¿Qué les pareció?

Jaja bueno, antes que nada, quiero decir que yo nunca he sido buena con las matemáticas... no sé nada de calcular, analizar... administrar xDD 

¿Por qué digo esto? ¡Simple! Lo que pasa es que llevo diciendo desde hace mucho tiempo que voy en el penultimo capi de este fic y siempre me equivoco. Me sale más de los que tenía planeado y buahhh, este fic se ha extendido mucho :D

El punto es que no sé cuantos capítulos falten para acabar con este fic.... Aún falta mucho... Creo... jejeje.

Bueno, eso es todo. Digánme si les gustó el capi y qué es lo que esperan para la conti xDD

OJALÁ HAYAN PASADO UNA LINDA LINDA NAVIDAD CON TODOS SUS SERES QUERIDOS ;3 Y TAMBIÉN LES DESEO UN LINDO AÑO NUEVO!!! JAJA... PÁSENSELA SÚPER NYAHH... SE ACABA DE CUMPLIR UN AÑO MÁS CON NUESTRA OBSESIVA ADICCIÓN AL YAOI!!! XDDD

SE LES QUIERE MUCHO, MUCHO X3

SAYO...!!!


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