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Yo no quiero un amor dulce por Marie Horson

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- Mucho gusto - él extendió su brazo hacia la joven - mi nombre es Gumball...mucho gusto...tú debes ser Marceline ¿no es así? - sonrió el hombre de cabello rosa.

Marceline quedó mirando fijamente al tipo. De pie a cabeza lo analizaba y pensaba en las mil maneras de matarlo.

- No hay cuchillos...pero qué más da…el balcón está cerca… - Pensaba la peli negra la cual se acercaba a mirar a la peli rosa que la veía entrar

- Marceline… - susurró la joven sonriendole tiernamente, pero de manera notoriamente fatigada.

Bonnibel estaba con un tubo intravenoso que pasaba por su delicada mano la cual le administraba un tranquilizante. Tenía un camisón blanco y su cabello totalmente revuelto, sus ojeras eran protagonistas en su rostro y se notaba muy pálida.

- Yo… - la joven quedó mirando toda la gran decoración que tenía la blanca habitación por lo que se indignó totalmente – solo…solo vine porque Simon me obligó…quería asegurarme de que estabas viva… - susurró mientras se ponía las manos en los bolsillos

- ahh… - musitó Bonnibel notoriamente triste al ver la reacción tan fría de la peli negra

- te ofrezco agua, Marceline? – ofreció Gumball mirandola hospitalariamente

- no… - lo miró con odio para posteriormente sostener su mirada en la de la pálida princesa – bueno si estás viva…entonces es prudente que yo me vaya… - Decía al mismo tiempo que el peli rosa se iba con una jarra de agua hasta la puerta.

- yo las dejo solas… - dijo el mirando la situación algo preocupado

- no, no es necesario! ¡Afeminado! – lo miró molesta – yo no tengo nada más que hablar con ella – decía al mismo tiempo que se iba yendo

- pero Marceline…yo… - la joven dijo algo triste – te…te quería pedir disculpas por lo de ayer… - dijo la peli rosa acongojada, sin embargo Marceline solo suspiró algo seria y terminó por irse por la puerta.

Marceline salió de la habitación algo molesta y se fue a sentar a la sala de espera. Fue en ese momento cuando entró Simon a la habitación al mismo tiempo que Gumball salía y quedaba mirando fijamente a Marceline. Era como una escena de boxeo, en la cual por la esquina azul entraba Gumball y por la esquina roja Marceline: Lucha a muerte por el amor de Bonnibel.

- Cómo está la enferma más linda de producciones Petrikov? – preguntó el hombre canoso sonriendole a la peli rosa

- Simon… - sonrió ella algo triste – gracias por venir…pero…pero disculpe las molestias yo… - siendo interrumpida

- para nada, cariño – le sonrió con ternura – estaba muy pero muy preocupado por ti, pensé que no quedarías sin actriz principal – decía a su pesar

- pero Simon…estoy enyesada…tengo un brazo fracturado yo…yo no podría… - sin interrumpida por el canoso

- Bonnibel – el hombre tomó una de las manos de la chica – a mi no me importa si tengo que demorarme un año más de lo presupuestado…yo lograré sacar esa película…pero con tu ayuda porque…es así de simple…tú eres Bianca…y no quiero a nadie que te reemplace – le sonrió

- gracias…Simon… - dijo la joven algo melancólica, pues la última vez que había estado hospitalizada no había sido por el mismo motivo, pero si había sentido esa soledad absoluta que sentía en aquel momento. Sentía que Marceline seguía molesta con ella debido a la cachetada que le había propinado el día anterior y eso le producía una profunda tristeza.

En la sala de espera estaba Gumball mirando de reojo a Marceline hasta que se levantó y la miró directamente a los ojos – disculpa…serías tan amable de acompañarme a tomar un café? – preguntó él. Marceline lo miró seriamente y por alguna extraña razón lo quiso acompañar, después de todo él era el enemigo y debía dejarle en claro que por más afeminado que fuera, si podía golpearlo lo haría. Ambos se fueron hasta el casino en el cual el peli rosa se tomó un café y un pastelillo. La peli negra un café cargado y lo miró indignado.

Un maldito café digna del porte de un pitufo y una media luna eran las que estaban en mi plato. Gumball se bebía un té de jazmín feliz de la vida mientras miraba alrededor del gran casino del hospital. El imbécil tenía cara de muñeco, quiero decir, si el ridículo de Marshall es afeminado es que este si que le ganó el premio. ¡No entiendo por qué a Bonnibel le encantan los imbéciles afeminados!

- Marceline… - el hombre la quedó mirando fijamente

- ese es mi nombre… - dijo la joven mirándolo de manera sutilmente violenta

- sabes? Para mi…. – el joven bebió de su café – para mi Bonnibel es la mujer más importante de mi vida… - la miró fijamente

- tengo que aplaudirte? – preguntó molesta – darte un premio de buen hombre? – se sentía indignada.

- no…pero ya soporté a Marshall…y si tú eres su novia…no permitiré que la vuelvas a tratar así…no dejaré que vuelvan a jugar con mi hermana – sentenció al mismo tiempo que Marceline escupía su café en el peli rosa

- Es que acaso había dicho hermana? Es que acaso él era el hermano?! En algún extraño momento de la vida la palabra hermosa se me hacía más hermosa que la palabra clítoris, que la palabra orgasmo ¿era el hermano? Diganme que esa era toda y única verdad…. - Comenzaba a delirar la joven.

- Marceline te ocurre algo? – preguntó Gumball algo preocupado

- her…hermano? – preguntó ella mirandolo de pie a cabeza – hermano…tú…Bonnibel…ustedes dos…hermanos? – preguntó mirandolo nuevamente y notando es INCREÍBLE parecido que existía entre ambos jóvenes

- pero por supuesto que sí! – dijo el sin comprender – no me digas que pensaste que…

- NO! – se sonrojó – claro que no! por supuesto que no! es que…Bonnibel no es mi novia! – dijo bebiendo café algo nerviosa

- no? entonces qué fue esa escena de celos? – preguntó Gumball

- no fue escena de celos! Imbécil! – dijo sintiendose completamente tonta y avergonzada – con Bonnibel nos tratamos a veces así porque…porque ya sabes! Yo me encargo de formarle carácter! – decía sintiendo que ni ella misma se lo creía

- pero si tú eres la novia…yo no tengo problemas…no tengo problemas con las lesbianas – explicaba

- PERO NO ME GUSTA TU HERMANA! – gritó levantándose y sentándose algo preocupada al recordar algo que la ponía muy triste – además si eres hermano de ella…debes saber que Bonnibel solo babea por un imbécil cuyo nombre y apellido te lo sabes perfectamente…

Marshall…Marshall no es un idiota – dijo Gumball, sin embargo antes de que Marceline pudiera protestar el continuó – es un maldito hijo de su gran madre

- lo sé…pero Bonnibel está loca por él… - al mismo tiempo que volvía a beber café – no se me haría extraño que pronto estuviera merodeando…al igual que la tonta de Grumosa…pero ella es una buena amiga…ella no me molesta pero…Ay! Si no para de hablar… - decía Marceline tomándose el rostro

- este… - el joven se incomodó sutilmente – podríamos volver? Tal vez ya Simon terminó de hablar con Bonnie… - la quedó mirando algo serio

- claro… - respondió ella y se levantó

Gumball como Marceline volvieron a la sala, mientras el hermano de la princesa se iba a hablar con el doctor. Cuando Simon salía de la habitación. Marceline volvió a entrar pero esta vez con otra intención.

- Bonnibel… - susurró la peli negra – Gumball fue a hablar con el doctor, volverá en un rato más – explicó

- gracias, Marceline – dijo la joven desviando la mirada - este…Simon me dijo que continuaba con el papel de Bianca…

- lo sé…eso es bueno – musitó – al parecer nos tendremos que aguantar un tiempo más

Pero al decir esto la joven peli rosa se sintió muy triste, si bien ella sabía que el humor de la joven peli negra no era muy bueno aun así se sentía mal por no ver una sola gota de cariño hacia ella.

- claro… - susurró

- Marceline cómo ocurrió todo? – preguntó Marceline sentándose al lado de ella

- bueno… - la joven intentó explicarlo algo calmada, ya que los sedantes no la tenían en el mejor momento – estaba ensayando…ya era de noche y quedaban pocas personas – explicaba

- y… -

- bueno…unos andamios se soltaron…cayeron encima mio… - explicó la peli rosa

- te duele mucho? – preguntó Marceline

- no…está todo bien – la quedó mirando a los ojos. Se puso totalmente triste al ver el rostro serio de Marceline y posteriormente bajó la mirada – disculpa por la cachetada…

- no, no te preocupes – dijo acercándose un poco – de hecho…disculpame a mi…tu labio lo tienes…hinchado por mi culpa

- tranquila Marceline…cosas que pasan…

- no pero es que… - siendo interrumpida por la puerta que se comenzaba a abrir, era Marshall el que traía un ramo de flores. La peli rosa se sonrojó y lo quedó mirando algo nerviosa, se puso tensa al ver como se acercaba.

- El imbécil afeminado nivel Dios estaba entrando como si fuese una super estrella. Tenía una flores horribles y las dejaba en el mueble de noche ¿Es que acaso pensaba que Bonnibel se iba a morir? Hijo de puta! Y le da un beso en la mejilla…¡Bonnibel está sonrojada! Piensa en las mil maneras de matarlo…¿Acaso cree que esto es la rosa de guadalupe? Rosas blancas no ayudarán a solucionar el engaño, hijo de tu gran… - siendo interrumpida por Marshall quien le estiraba la mano para saludarla

- cómo estás Marceline? – preguntó Marshall

- bien…hasta ahora.. – dijo mirandolo con odio

- Gracias por las flores…Marshall – dijo Bonnibel algo tensa al sentir como se miraban ambos jovenes

- de nada – le sonrió Marshall – bueno Marceline, puedes ir a descansar, yo me quedaré con Bonnie… - explicó él

- disculpa? – Marceline lo miró molesta – y tú quien te crees de venir a decirme lo que haga o deje de hacer…?

- Marceline… - susurró Bonnibel algo tensa

- nadie, por supuesto…pero necesito hablar con Bonnibel sin tu presencia

- acaso crees que te dejaré solo con ella? Me crees deficiente mental?! – dijo indignada

- pues a veces lo pareces – dijo Marshall intentando decirlo de manera lo suficientemente despacio para que la ex rockera no le entendiera, sin embargo la joven lo hizo y se acercó bruscamente para intentar golpearlo

- Marceline basta! – gritó Bonnibel con temor de ver una horrible escena. Marceline se separó indignada y se dispuso a ir sin embargo unas palabras la hicieron olvidar contar hasta 10.

- si aun lo dudas no es lesbiana, así que podrías dejar de intentar seducirla?! Bonnibel no se fijará en ti… - y tras decir esto Bonnibel intentó reprender a Marshall sin embargo Marceline le golpeó la nariz botándolo, haciendo que cayera en el velador. Enseguida entró Gumball y Simon. El anciano se acercó a Marceline y Gumball levantó a Marshall el cual comenzaba a tener una horrible hemorragia nasal.

- No golpearía nunca a una mujer pero te juro que contigo haría la excepción – dijo Marshall molesto

- pues ven y golpeame! – dijo Marceline al mismo tiempo que Simon la agarraba de los brazos

- Marceline, comportate! – gritó Simon indignado

- Eres una imbécil! Con razón Fionna terminó contigo! Pobre de ella! – dijo Marshall

- Fionna! La mujer con la que engañaste a Bonnibel! No me hables de moral que no tienes … - siendo interrumpida por Bonnibel

- YA PAREN! – gritó molesta

- Bonnie… - susurró Gumball algo preocupado

- Llevatelos – dijo la joven tapandose la cara completamente histérica

- pero Bonnie – intentó interrumpir Marceline

- Marceline cállate y ándate de aquí! – gritó molesta

- rompiste la cajita musical, imbécil! – dijo Marshall tomando una cajita musical que estaba en el piso totalmente rota, al mismo tiempo que se la pasaba a Gumball – eres una bruta!

- yo una bruta?! Tú fuiste el imbécil que cayó en el mueble!

- LARGUENSE!- gritó la joven indignada

- PERO! – intentaron defenderse ambos jóvenes pero la peli rosa se sentía indignada, no quería ver a nadie.

Fuera de la sala se encontraban los 4 personajes de la discordia. Por una parte Simon estaba reprendiendo a Marceline y por otro lado estaba Gumball mirando con odio a Marshall.

- fue culpa de ella! – explicó Marshall indignado – estabamos hablando bien con Bonnibel, pero ella se puso petulante y comenzó a ofender

- Marceline no puedo creerlo de ti – decía Simon molesto

- después ella fue la que me golpeó…así sucedieron las cosas – decía Marhall

- es verdad eso? – preguntó Gumball a lo que Marceline asintió con la cabeza – pues entonces la felicito porque yo hubiera hecho lo mismo - dijo él – porque si no fuera porque no soy violento hace dos años te habría roto esa sonrisa de imbécil…¡Te lo advierto! Marshall Lee, te veo cerca de mi hermana y te arrepentirás

- entonces cuidala también de Marceline… - dijo molesto – acaso crees que la quiere como amiga?! – y se terminó por ir del lugar. Ambos hombres quedaron mirando a la peli negra.

- disculpa…no quería romper la cajita musical - dijo Marceline. Gumball la quedó mirando fijamente

- si es verdad lo que dice ese imbécil… - su rostro serio cambió totalmente – sería tan feliz… - sonrió al mismo tiempo que Simon intentaba fingir seriedad – cuñado de Abadder! Eso sería tan bueno! – decía mientras saltaba de manera afeminada

- bueno yo ahora me voy – advirtió Simon – nos vamos? – preguntó – hay que continuar una película

- este…podría…quedarme? – preguntó Marceline

- puedes hacerlo pero Bonnibel te odia – advirtió Gumball

- me puedes pasar la cajita para intentar arreglarla? – preguntó Marceline

- Marceline, la última vez que arreglaste a Hamboo recuerdas como quedó? – dijo Simon riendose

- Mmm…

- Esa cajita musical es de nuestra abuela…la quiere mucho y bueno, sabes que bon bon es algo… - dijo despacio – sensible

- vaya…entiendo… - maldijo internamente Marceline al mismo tiempo que pensaba en qué hacer.

En un departamento en el cual parecía que había pasado un terremoto se encontraba la peli negra

- pero podrías decirme qué es lo que pretendes?! – preguntaba Jake mirando a su amiga – si quieres parecer loca ya lo conseguiste, hermana!

- busco a Hamboo! – decía mientras sacaba una caja de cosas antiguas

- quien es hamboo? – preguntó Jake abriendo una botella de cerveza

- mi peluche…ese osito que me regaló Simon cuando era pequeña…

- no es un oso, Marceline – advertía Finn – es un mono…tiene cola

- es Hamboo, de acuerdo? Hamboo es simplemente Hamboo – explicaba ella

- MARCELINE! – gritó Jake y agarró de los brazos a Marceline haciendo que esta se sorprendiera

- dime…

- QUÉ HACES BESANDO A LA LISIADA?! – gritó al mismo tiempo que Finn comenzaba a reirse y Marceline se agarraba el rostro, se sentía indignada

- no tengo idea para qué mierda te traje – se sentía molesta – ni siquiera me ayudas!

- asume que te verías entretenida besando a Bonnibel con eso yesos…y esa silla de ruedas! Ahora que lo pienso!...de verdad si no quieres que esa escena salga a la luz pública alejate de Fionna! – decía Jake

- si, porque claramente ella tiene cara de la antagonista de la historia… - decía Finn

- cómo lo saben? – preguntó Marceline

- Grumosa dice que es por el tamaño del taco…y yo le creo – decía Jake – ahora si pensamos eso…las posibilidades de que Bonnibel quede ciega son de un 80%...

- y las posibilidades de que se vaya a la carcel? – preguntaba Finn

- esas son menores…pero si consideramo que es actriz, las posibilidade de que se vaya a la cárcel y luego se vuelva cantante son del 86%

- en qué momento Bonnibel se vuelve Gloria Trevi? – preguntaba Marceline

- en el mismo momento que tu te vuelves Carlos Daniel, como en la usurpadora – decía Jake – Bonnibel es la buena y Fionna la mala… - pensaba – qué haremos esta noche?

- nada! – decía Marceline molesta – necesito encontrar a… - tomando un bolto – AQUÍ ESTÁ! – gritó emocionada

- esa cosa es…Hamboo? – preguntó Finn mirandola de pie a cabeza con cara de asco

- claro que si… - sonrió ella mientras tomaba su aroma – huele a mi

- a cerveza y mujerzuelas? – preguntó Jake

- no! huele a…Un momento! Si huele a cervezas…rayos! – decía Marceline – pero bueno…ahora solo tengo que irme al hospital…

- pero ya son las 10 de la noche – advertía Finn

- cuál es el problema? – decía Marceline

- estará durmiendo? – preguntaba Jake

- eso lo sabré cuando vaya – decía mientras tomaba la caja musical y a su mono de peluche.

En el hospital estaba Marceline la cual al entrar a la habitación de Bonnibel notó que esta estaba durmiendo, por lo que dejó la caja musical en la mesa, sin embargo esta comenzó a sonar

- MIERDA! – gritó Marceline histérica, pues el silencio imperaba ese momento

- Mar…Marceline? – miraba Bonnibel algo confundida al mismo tiempo que prendía la luz de noche

- antes de que me eches…debo hablar contigo

- Marceline es tarde… - explicaba Bonnibel – tengo que dormir – decia algo molesta

- lo sé, por eso vine solo…solo a entregarte tu cajita musical… - decía la peli negra.

Bonnibel tomó la caja y al ver que la bailarina de ballet que daba vueltas ahora tenía uno de su pies como brazo y un brazo como pierna a lo que miró a Marceline sin comprender.

- pensé que te gustaba el arte abstracto.. – explicaba con algo de tristeza, sabía que muy bien no había quedado su arreglo. Bonnibel respiró profundamente y la miró con sinceridad

- está bien, no fue tu culpa…pero ahora puedes irte… - decía desviando su mirada

- es que…te traje esto… - la peli negra le pasaba un peluche totalmente desteñido, sucio y algo roto, Bonnibel la miró sin comprender al mismo tiempo que Marceline se sentaba en la cama – me lo regaló Simon cuando era muy pequeña y bueno, pensé que algo de valor podía compensar el que te rompiera tu caja musical…Gumball me dijo que era de tu abuela…entonces yo te regalo esto

- Marceline… - susurró al mismo tiempo que se lo devolvía – no puedo aceptarlo

- está bien…entiendo que se ve horrible… - decía – pero…pero hamboo representa.. – se sonrojaba un poco – representa una parte muy importante de mi

- pero cómo me pides que me lo quede si es importante para ti…además – la joven miraba para todos lados algo preocupada – además no es necesario

- pero Bonnie… - la joven se levantó de la cama algo desilusionada – está bien…

- Marceline…no quiero que pienses que desprecio tu peluche…de hecho es tierno pero…

- pero nada se compara a las rosas de ese imbécil? – preguntó Marceline algo molesta

- Marceline, la única persona en la que pensé mientras iba en la ambulancia fue en ti… - y tras decir esto Marceline la quedó mirando algo tensa – yo lo único que quería era verte…y…y me dolió que me trataras tan friamente en la mañana…

- lo siento, soy una imbécil – explicó Marceline al mismo tiempo que se volvía a entar, tomaba su rostro y le daba un beso en la mejilla – es que…

- Marceline…qué pasó?

- a qué te refieres?

- es que estaba bien nuestra relación y de un momento a otro cambiaste…te volviste fría como antes…pasó algo, hice algo? Dime por favor… - pedía la peli rosa

- tú… - Marceline la quedó mirando, suspiró profundamente y continuó – no, Bonnibel…no hiciste nada – le acarició el rostro

- entonces no te alejes… - pidió la joven

- bueno… - le sonrió Marceline – tienes que cuidarte, está bien?

- si… - dijo ella – quieres que me quede con tu peluche? – preguntó

- se llama Hamboo…

- quieres que me quede con él? – preguntó Bonnibel

- sí…

- bueno… - le sonrió sonrojada- pero…podría quedarte…?

- no quieres estar sola? – preguntó la peli negra

- no… - explicó – quiero estar contigo…porque…porque te extraño

- aquí estoy – dijo marceline. Bonnibel Le hizo un espacio en la cama del lado que no estaba conectada al tubo intravenoso. Marceline se sacó los zapatos y entró a la cama – mejor?

- si… - susurró ella y la miró sonriendo mientras tomaba entre sus manos a hamboo - me gusta tu peluche…huele a ti…

- huele a cerveza y mujerzuelas?

- por qué a mujerzuelas? – preguntó Bonnibel algo molesta

- no lo sé… - se defendió Marceline – eso dijo Jake

- tal vez sus razones tendrá…

- recuerdo que cuando era pequeña dormía con hamboo y lo apretaba fuertemente cuando tenía miedo…

- y ahora…cuando tienes miedo… - preguntaba Bonnibel – qué es lo que haces?

- no lo sé…pensar en algo que me relaje…en Grumosa – y tras decir esto ambas se pusieron a reir

- esto me recuerda que nadie le avisó a Lumpy que estoy aquí

- Gumball lo debe haber hecho… - decía Marceline

- emm…no creo que él lo haga – dijo Bonnibel algo incómoda

- por qué no? Es tu amiga…

- si..es que…lo que pasa es que bueno… - desvió la mirada – olvidalo… - se apoyó en el pecho de Marceline – solo olvidalo

- bueno… - quedó mirando el labio de Bonnibel – en serio lamento la herida – refiriendose al labio

- uno tiene muchas heridas en la vida…una más…

- me encantaría curarlas… - susurró

- y por qué no lo haces? – preguntó Bonnibel

- no lo sé, porque supongo que – la quedó mirando de costado – creo que es hora de dormir

- hace…hace dos años estuve aquí también… - susurró la joven

- por qué? Otro accidente? – preguntó Marceline

- intento suicidio… - explicó ella – y me sentí muy sola…no quiero que me malentiendas…solo…solo quiero decirte que el hecho de que estés aquí hoy me alegra mucho, me hace sentir querida

- yo te quiero… - dijo Marceline – y no sé…no te conozco, pero si puedes tener claro que todo lo que te diga es verdad…

- incluso la parte de cara de virgen? – preguntó Bonnibel haciendo que Marceline se sonrojada y riera

- bueno…no lo veo tampoco como una ofensa – se rio – sabes que tengo un humor extraño

- me adapto…creeme… - le sonrió – gracias por estar..

- gracias a ti

- por qué?

- no lo sé…solo sé que debo darte las gracias…- le sonrió y besó su mejilla, al mismo tiempo que Bonnibel corría el rostro haciendo que fuera un beso, dejando a Marceline con los ojos muy abiertos

- me lo debía… - susurró la joven

- ah?

- la herida del labio… - susurró Bonnibel sonrojada – este … - la joven se intentó dar vuelta como pudo e intentó tapar la cara, se había sonrojado totalmente

- tranquila…entiendo - dijo Marceline

- abrázame… - pidió Bonnibel al mismo tiempo que Marceline lo hacía - Por qué…por qué se tiene que sentir tan bien tenerte tan cerca…y si…y si…


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