Cuando llegamos al aeropuerto, nos entretuvimos para coger una maleta que habíamos cogido cada uno para los días que nos quedaríamos en mi casa. La primera noche Nimiel la pasaría en mi casa, pero las demás dormiría en su piso que tenía en la ciudad.
El vuelo que habíamos cogido era de tarde, casi entrando la noche, y llegamos bastante tarde al aeropuerto, así que le dije, que tal como yo me había quedado en casa de sus padres a dormir, que él perfectamente podía quedarse en la mía...¿no?
"Gire a la derecha, la casa esta en la calle que hace esquina." Miré al conductor del taxi y este asintió.
"Son ya las once de la noche, estarán durmiendo." Nimiel suspiró y miró por segunda vez el reloj.
"¿Durmiendo? Eso no te lo crees ni tu, y mas si yo vuelvo después de siete meses de ausencia. Estarán despiertos esperando a que llegue." Sonreí ampliamente y le planté un beso en la mejilla a Nimiel.
Abrí la puerta con las llaves que tenia des de hace tiempo, la luz de la sala estaba encendida, dejé las maletas en el recibidor y camine rápido por el pasillo hasta entrar en la sala.
"¡Hola!" vi como mi madre se giró hacia mi con una sonrisa amplia en el rostro, levantándose y abrazándome.
"¡Cuánto tiempo hijo!" mamá me dio dos besos y papá me abrazó, y eso que era poco cariñoso, mi hermano me acarició el cabello como siempre hacia.
"Me alegro de verte enano."
"Yo también grandullón." Le sonreí y luego fui a mi hermana pequeña, a la que abracé con mucho cariño, ella era mas cariñosa y me correspondió al abrazo mas fuertemente, por no decir que me estrujó.
"Buenas noches..." Nimiel entró tranquilamente, creo que estaba bastante seguro de si mismo, porque no le vi nervioso, pero ya habría tiempo para eso.
"Hola Nimiel..." mamá se acercó a él y también le dio dos besos, mi hermano le tendió la mano al igual que mi padre y mi hermana que estaba algo cohibida le dio dos besos tímidamente.
Nos sentemos todos en los sofás y estuvimos hablando, mas bien de cómo me fue en Francia, las clases si eran difíciles... me reconfortó estar entre mi familia les había echado de menos.
"Jon no pudo venir, se ha ido a casa de los padres de Ian a cenar, dice que pasará mañana a verte."
"Ah de acuerdo, tenia ganas de verle..." sonreí a mi madre.
"¿Y tu Nimiel que hacías en Francia? ¿Trabajas allí?" papá me sorprendió, le estaba tratando con mucha familiaridad, y eso me gustaba.
"En realidad siempre he vivido allí... pero vine aquí para desconectar un poco y fue cuando comencé a hacerle clases a Michael, pero en Francia es donde se conocen mas mis cuadros, no soy muy conocido que se diga fuera de allí."
"Sabes que no es verdad, yo no te conocía porque tus cuadros están firmados con un sobrenombre y no con tu nombre, si no seguro que me hubiera dado cuenta de que eras un pintor famoso." Le cogí de la mano, estaba tan a gusto con los míos.
"Si tu lo dices..."
"¿Tus padres son franceses Nimiel?" James tomó un poco de whisky mientras estábamos hablando.
"No... pero fueron a vivir des de que yo era pequeño, ahora mismo residen en las afueras de la ciudad..."
Estuvimos hablando bastante rato mas, hasta que dieron la una de la madrugada y ya nos fuimos retirando. Fui hasta la cocina y recogí un poco lo que habíamos tomado mientras estábamos hablando.
"Nimiel dile a Michael que te diga donde esta la habitación para que puedas ir a cambiarte, si quieres ir al baño hay uno en esta planta y otro en la de arriba." Mamá me dio un beso en la mejilla mientras hablaba con Nimiel.
"De acuerdo, gracias señora Williams..."
"Llámame Sara."
"Vamos Nimiel que te enseño la habitación." Cogí de la mano a Nimiel y me lo llevé arriba, cuando entré, me dio una sensación de nostalgia.
La habitación de un color azul, algún que otro cuadro colgado de la pared, mi cama a un lado, mamá había montado una al lado de la mía para Nimiel, el escritorio limpio, era extraño, porque cuando yo estaba, estaba lleno de papeles, cuadernos, material...
"No es como la casa de tus padres, yo no tengo cama de matrimonio, tendrás que dormir separado de mi...¿podrás vivir sin mi una noche?" bromeé.
"Eso tiene arreglo..." Nimiel arrastró la cama y la juntó a la mía. "Ya esta, listo."
"Vale, vale..." sonreí y busqué en mi armario si tenia algun pijama, no me apetecía tener que abrir la maleta a esas horas de la madrugada, me puse un pantalón corto de pijama con una camiseta de manga corta.
Miré donde estaba Nimiel, se había puesto simplemente la ropa interior, y yo la verdad no me podía quejar.
Me tumbé en mi cama y Nimiel se tumbó a la de al lado, aunque estaban juntas.
"Hazme un sitio..." al oírlo me enganché a la pared y Nimiel se puso en la mía conmigo, era bastante pequeña para dos. "Estamos algo estrechos."
"Ya...es que ya te dije que la cama era pequeña." Puse morros, y Nimiel rió por lo bajo. "Espérate..." me senté encima de él y luego me tumbé encima. "Así, ¿te estoy aplastando mucho?"
"No...esta bien." Me acarició los cabellos y me abrazó, se estaba tan bien así.
Durmiéndome en sus brazos.
Sintiéndome protegido.
Especial.
Por la mañana cuando me levanté, vi que estaba solo en la habitación, me atusé un poco el cabello y me estiré como un gato, intentando quitarme el sueño, aunque creo que inútilmente, porque me gusta tanto dormir que a veces despertarme resulta imposible.
Salí de la cama y me fui al baño, di dos golpecitos por si había alguien, mi hermana Mari me abrió la puerta, se estaba lavando la cara. Yo entré y la miré, no sé si había crecido en ese medio año, pero la veía diferente, había hecho ya los catorce años, los hizo poco después que yo hice los dieciocho. Tenía una cabellera rizada pelirroja preciosa y era blanca de piel, delgada y delicada.
"Buenos días hermanito..." cogió el cepillo de dientes y comenzó a lavárselos.
"Buenos días...oye...¿aun estas saliendo con ese chico?" ella negó con la cabeza. "Vaya..."
"En verdad... no estoy para estas tonterías, tan solo tengo catorce años, y bueno, supongo que le dije que si cuando me pidió para salir porque me gustaba, pero vi que solo era cariño de amiga...nada mas."
"Esta bien, mientras tu estés contenta..." me lavé la cara y miré a mi hermana. "¿Has visto a Nimiel?"
"Si, lo tendrías que haber visto hace un rato, papá lo ha puesto mas nervioso..." la miré interrogativo. "...porque Nimiel se ha levantado temprano y ha ido a buscar el diario y se ve que de camino se ha encontrado a papá que había ido a comprar el pan y han estado los dos solos todo el camino hablando y por lo que me ha dicho papá estaba un poco rojo y parecía nervioso."
Me reí escandalosamente.
¡Por fin se había puesto nervioso!
¡Ya era hora!
"Yo también la pasé, es mi venganza por haberme echo pasar vergüenza delante de sus padres."
"Muy bien Michael..." esa voz me hizo que mi piel se erizara. "Así que una venganza..."
"Ni-nimiel..." intenté parecer lo mas inocente posible.
"¿Nos puedes dejar solos Mari?" mi hermana asintió y me dio una seña como diciendo que tuviera suerte, cobarde, huía dejándome solo con Nimiel. "¿Tanta gracia te hace verme nervioso y vergonzoso delante de tus padres?"
"Pues si."
"Descarado."
"Lo sé, y te gusta." Sonreí de medio lado y le abracé por la cintura. "Eso es que te importa lo que piensen mis padres de ti...porque me quieres...va dilo." Le sonreí ampliamente tocándole las mejillas.
"Mira que eres bobo..." Nimiel se rió por lo bajo, besándome la frente.
"¿Vendrás conmigo a ver a Jon?" le puse ojitos brillantes, seguro que si conocía a Ian le caería bien, era tan serio como él, entre serios se entienden.
"Bueno...¿ya se sabe cuando es la boda?"
"Si...dentro de dos días, lo han organizado todo y por lo que me ha dicho Jon será preciosa... le hace mucha ilusión casarse... y mas con Ian, ya llevan mucho tiempo juntos..."
"¿Sus padres lo aprueban?" Nimiel me acarició el rostro, delineando mis rasgos.
"Sus padres no le consideran su hijo... creen que esta enfermo, que ser homosexual es una enfermedad, y bueno, viven fuera de aquí y simplemente le pasan dinero para que se mantenga y mantenga la casa... pero no asistirán a la boda porque no quieren saber nada de Jon..." bajé la mirada entristecido, me jodía ver como reaccionaban los padres de Jon.
"¿No tiene hermanos?" negué con la cabeza, en verdad, si no fuera por Ian, Jon hubiera pasado mucho tiempo solo en esa casa, que al estar vacía se le hacia inmensa. "Bueno, aunque parezca injusto... cada uno tiene una vida, y a Jon le ha tocado esta..."
"Lo sé, pero bueno, ahora estará bien, lo sé, porque Ian le quiere, lo ha dejado todo por él..." levanté la mirada y vi que Nimiel me miraba pensativo. "¿Ocurre algo?"
"No nada..." me besó la sien y se separó de mi abriendo la puerta del baño. "¿Vamos? Tu madre ya ha hecho el desayuno."
"Ok..."
Cuando fuimos a desayunar la mitad ya no estábamos, papá se había ido a trabajar poco después de desayunar y James se había ido con un amigo a comprar.
Mamá había hecho tostadas y también había puesto en una bandeja algunas pastas que había comprado, Nimiel comió bastante y yo tan solo una tostada con un poco de zumo de naranja.
La mañana la pasemos tranquilos, ayudé a mi madre a limpiar un poco, y Nimiel se fue a instalar otra vez a su piso, después a la hora de comer volvió a casa y comimos yo, él, mi hermana y mamá.
Al cabo de un rato, Nimiel y yo como no teníamos nada que hacer nos fuimos a dar una vuelta, Ian no llegaba de trabajar hasta las ocho, y Jon me había dicho por la mañana cuando me llamó que fuéramos por las ocho y media, que quería que Ian estuviera para poder conocer a Nimiel.
Íbamos caminando por la calle cogidos y yo la verdad, iba enorgullecido de Nimiel, alguna que otra vecina me miraba con extrañez, pero a mi me gustaba poder presumir de novio. Saludaba a los conocidos y ellos me saludaban y miraban de reojo a Nimiel.
Y me di cuenta de que muchas chicas miraban a Nimiel, me agarré a su cintura y él sonrió débilmente.
"¿Qué pasa?"
"Que muchas chicas te miran...eres demasiado guapo..." le besé la mejilla.
"Tienes mucha imaginación." Nimiel suspiró y continuemos caminando.
"No es imaginación, lo que pasa es que no te das cuenta o no quieres darte cuenta, porque muchas chicas se voltean para verte...incluso algún chico, ya sea por admiración o porque les gustas." Le miré enfurruñado.
"Pues si es el caso... piensa...¿con quien estoy saliendo?" Nimiel se paró y pasó sus dos brazos por mis hombros, acercándome a él.
"Conmigo."
"¿A quien beso?"
"A mi..."
"¿A quien quiero?"
"A mi." Me sonrojé cuando escuché la pregunta, aun me parecía raro escuchar por la propia boca de Nimiel que me quería.
"Pues ya esta." Me agarró del mentón y me besó. Yo rodeé su cintura con mis brazos y me puse de puntillas, dándome igual quien nos viera.
Porque era mi novio.
Y de nadie más.
Fuimos de tiendas, entremos en una tienda de ropa bastante bonita, de mi estilo, pantalones anchos y algunos ajustados. Cogí varios modelos y le hice una seña a Nimiel para que me siguiera a los vestidores y me siguió. Era una tienda bastante grande y los vestidores también, había una silla en un rincón y Nimiel se sentó en ella. Yo cerré la puerta del vestidor y comencé a probarme la ropa.
"Este creo que me va bien." Me miré en el espejo, eran unos negros medio caídos, me miré de atrás, como siempre iba enseñando un poco los calzoncillos pero era mi estilo, pantalones caídos y bajos.
"¿Por qué no te pruebas unos ajustados? Te quedarían bien..." Nimiel me tendió un modelo que se había entestado en que me probara.
"Vale...me lo pruebo, pero que sepas que a mi los pantalones ajustados no me quedan muy bien, estoy muy delgados y aun se me ve mas con unos de ajustados."
"Pues los anchos también te hacen delgado, solo hace falta ver el cuerpo, se te ve delgadito des de lejos..." Nimiel sonrió de medio lado y yo le saqué la lengua de modo infantil.
No me quedaban del todo mal, pero me veía raro.
"¿Te gustan?" miré a Nimiel.
"A mi si..." Nimiel se acercó a mi y me agarró de la cintura, acariciándome con una de sus manos mi trasero. "...además...son fáciles de quitar..." me desabrochó el botón del pantalón, acariciando mi entrepierna.
"Nimiel...para..." le sujeté la mano, apartándole un poco de mi.
"Cállate un poco..." me acorraló contra la pared y me besó profundamente, hundiendo su lengua en mi boca, acariciando otra vez mi miembro por encima de la ropa interior y ya comenzaba a erguirse. "¿Ves?"
"Ahn...eso lo provocas tu..." apoyé mi cabeza contra la pared del vestidor. Me volvió a besar y esta vez yo le contesté al beso con fiereza, mordiéndole los labios desabrochando los pantalones de Nimiel para poder acariciarle mucho mejor, sintiendo su miembro palpitante en mi mano.
"Michael..." iba a separarse pero no le dejé, si ahora me separaba de sus labios seguro que gemiría al estar masturbándome, su mano se moví lenta y placenteramente haciendo que me excitara mucho mas.
"Fóllame... házmelo ya..." tiré del cabello rubio de Nimiel, lamiendo sus labios, él me miró sorprendido pero no tardó en reaccionar.
Me dio la vuelta y me apoyó contra la pared, quedando mi trasero expuesto a él, me acabó de bajar los pantalones junto con la ropa interior y se bajó los suyos hasta medio muslo con la ropa interior, me apoyé con mis manos a la pared y una corriente recorrió mi cuerpo al sentir el miembro duro de Nimiel rozar mi entrada, moví mis caderas en modo de pedida.
"No podrás gemir...tendrás que estarte callado..." Nimiel me agarró de las caderas y me separó un poco las piernas, dándole una palmada a mi trasero, amasando una de mis nalgas, separándolas para poder entrar mejor, excitándome al máximo, comenzó a entrar dentro de mi, me mordí el labio para no gemir, su miembro duro estaba entrando deliciosamente en mi. "...me encantas...ahn..."
"Oh...dios..." Nimiel llevó una de sus manos en mi boca, tapándola, mientras comenzaba a embestir dentro de mi, sin piedad, dándome fuerte, entrando y saliendo de mi. Sentía sus caderas chocar contra mi trasero, y como gemía sofocadamente en mi oreja, susurrándome. "Ahn..." lamí la mano de Nimiel, él dejó que le lamiera un dedo y así lo hice, mordiéndolo también, mientras él entraba y salía de mi en un vaivén delicioso.
"Estas tan estrecho...ah..." Nimiel comenzó a ir mas rápido, con una de mis manos me comencé a masturbar al ritmo de sus embestidas. Sentía todo el placer en mi cuerpo, como dentro de poco llegaría al clímax y como su verga dura se enterraba en lo mas profundo, tocando ese lugar que me volvía loco.
"¡Ah!" no pude reprimir gemir al explotar entre mis manos, sintiendo el orgasmo recorrer todo mi cuerpo, el miembro de Nimiel enterrándose en mi por ultima vez, vaciándose dentro de mi.
Las piernas me temblaban y sentía como al salir de mi el líquido fluía bajando por mis piernas, respirando ambos sofocadamente, me volteé y abracé a Nimiel, hundiendo mi rostro en su cuello.
Nos quedamos quietos un rato, intentando regularizar la respiración, recuperando algo de fuerzas.
"¿Están bien señores?" la voz de la dependienta me exaltó.
"S-si...salimos en nada..." me comencé a limpiar con un pañuelo que tenía y Nimiel se limpió los restos, acomodándose la ropa. Yo me puse mis ropa y cogí la que me había llevado para probarme.
"Te quedarás los pantalones..." sonrió de medio lado y me besó.
Paguemos los pantalones y salimos de la tienda, sentándonos en un banco que había, me apoyé en su hombro, aun sentía mis piernas flaquear y la sensación de haberlo echo.
"Eres un desvergonzado nos llegan a pillar y nos cae una..." suspiré sonrojado.
"A ti te ha gustado...¿o lo vas a negar?"
"No lo negaré."
"¿Te dije que eres un descarado?" Nimiel enarcó una ceja, pasando uno de sus brazos por mis hombros.
"Si..." sonreí picaramente y le besé la mejilla. "Te quiero."