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El vínculo por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Al fin... conoceran sus destinos... jejeje

Los planes estan armados y listos... solo falta esperar al dia siguiente...

 

Perdón por actualizar hasta ahora... pronto me ire de practicas y me ausentare 18 dias...  y temo que no podre subir nada... pero esta semana les dare unos capitulos para que puedan aguantar... la recompensa sera de su agrado lo prometo...

 

 

"La necesidad de su presencia llegó a causarme un dolor físico. Me quemaba por dentro y nada ni nadie conseguía aliviarme. Me converti en una figura gris en los pasillos. 

Mi sombra se confundía con las paredes."

 

Un nuevo día se asomaba para continuar con el basto entrenamiento que tenía para Alexander.

Cuando Kidd iba a por la pequeña se encontró con Crocodile; este le dijo que fuera a la biblioteca y si veía a Marco también el tenía que presentarse.

Estaba a punto de reprochar cuando llego Donquixote y abrazo al pelinegro por la cintura en una clara indirecta, y haciendo un movimiento obsceno con su cadera.

Crocodile sólo le aparto de un puñetazo el cual el rubio esquivo con mucha facilidad.

Kidd sólo desvió la mirada y casi corriendo se fue de ahí, claro con un extraño sonrojo en su rostro.

 

 

-...-...-...-...-

 

 

 

-¡Buenos días! - decía animadamente el pelirrojo mostrando una gran sonrisa, mientras caminaba por los pasillos del cuartel general.

Saludaba a todo aquel con quien se topaba, uno que otro contestaba cortésmente pero otros sólo alzaban su mano sobre su frente en una clara muestra de respeto.

Ser uno de los cuatro generales más respetado de todo el ejército por sus increíbles hazañas en el campo de batalla y los incontables actos de justicia repartida por los bajos fondos sin derramar una sola gota de sangre, le labró una más que intachable reputación, a pesar de que el concepto de la amistad lo llevaba a veces a un grado un poco exagerado, eso no le quitaba el título de General.

-¡Shanks! - grito un pequeño pelinegro corriendo hacia a el con los brazos extendidos, una clara muestra del abrazo que quería darle.

-¡Luffy! - respondió a su nombre esperando caer al suelo por la tremenda velocidad con que venía el moreno.

Y así como supuso, cayeron al suelo los dos, Luffy sobre su regazo y abrazándolo posesivamente, mientras que Shanks le acariciaba tiernamente su cabello.

Le gustaba verlo siempre alegre y el sabía que había terminado con Zoro, porque cuando le pregunto al peliverde por el moreno este sólo se tensó, una clara muestra de que no quería hablar de eso, así que no haría nada que el pequeño no quisiese con tal de ver esa sonrisa suya tan contagiosa.

Ya llevaban un rato así cuando llego su hermano para darle un santo golpe que seguramente le dolió bastante, y más por el tremendo chichón que le dejo en su cabeza.

-¡Luffy! ¡Más respetó para tus superiores! - le regaño Ace al ver que el otro en vez de pararse sólo se quedaba en la misma posición y aguantaba el dolor con un tierno puchero.

-Ace... No te preocupes, todo esta bien. ¿Verdad Luffy? - trato de calmarlo el pelirrojo sonriendo cálidamente mientras se incorporaba y levantaba al pequeño pelinegro.

El moreno de la cicatriz sólo sonrió y adopto una posición de firmes saludando como era debido.

Esta vez Shanks no pudo reprimir una risa bastante fuerte por el comportamiento tan impropio del teniente bajo su mando.

-General Shanks lo solicitan en la oficina del Teniente General. - aclaro el pecoso, dictando la última orden de su superior el Coronel Smoker.

-Si, si claro... ya lo se. Gracias de todas formas Capitán Ace. - le contesto sonriendo extendiendo su mano para felicitarlo de su rotundo éxito militar.

El rumor se esparció como el fuego sobre la pólvora y todos en el cuartel sabían del nuevo cargo del pecoso.

Ace se quedo paralizado ante tal comentario pero reacciono de inmediato estrechando la mano ofrecida por ser la segunda persona que lo felicitaba. De algún modo u otro todo el esfuerzo que había puesto en su carrera en la milicia por fin daba frutos y muy satisfactorios.

-Shishishishi. ¡Ese es mi hermano Ace! - dijo el moreno de la cicatriz.

Luffy estaba orgulloso de que su hermano por fin llegara a tan alto grado, y el se esforzaría más para poder alcanzarlo.

-Jajaja ¡Muchas Gracias! - agradeció el aludido con la cara bastante sonrojada. La verdad le hacía muy feliz ser reconocido.

-Bueno, bueno basta de felicitaciones que todavía tengo algo pendiente... Aunque podemos celebrarlo después ¿Que dicen? - el pelirrojo al igual que al pequeño moreno le gustaba festejar.

-¡Fiesta! - grito eufórico el único que le encantaba tal celebración, o sea Luffy.

Ace negó con la cabeza y con una mano tapo su rostro.

Esa era la palabra detonante de su pequeño hermano o más bien el sinónimo de problemas bastantes grandes.

 

 

 

-...-...-...-...-

 

 

 

-Empecemos de una maldita vez... - dijo el pelinegro de la cicatriz exhalando el humo del puro que estaba de gustando.

Crocodile, Mihawk, Marco, Kidd, Vergo y Doflamingo, estaban reunidos en ese cuarto.

Ya era más del medio día y algunos ya tenían hambre, pero todos le prestaron atención una vez que hablo. A excepción de dos hombres que estaban sentados junto a la ventana un poco apartados de la reunión.

Estaban en la sala biblioteca de aquel deteriorado lugar. Era una suerte que hayan decidido hacer una habitación tan cómoda y aislada del ruido para poder llevar este tipo de reuniones.

Crocodile se levantó de la cómoda silla y camino un poco tomando un papel que estaba en la mesa a su lado.

-En una semana a partir de mañana... Llevaremos acabo la primera fase de "Phantom Pain" - comento sonriendo de una forma un tanto extraña.

-¡Oi! ¡Oi! No jodas, es demasiado pronto. - empezó a reclamar muy molesto el pelirrojo. - Una puta semana no esta ni cerca de ser suficiente para entrenar a Alexander. - cada vez se enfurecía más, alejándose de la pared donde estaba recargado.

-¿No habías dicho que sería un mes como mínimo? - refuto el rubio a lo que dijo Kidd.

Marco se empezó a preocupar al ver ese cambio de planes. Nunca lo hacían a menos que sus intereses se vieran comprometidos y aún así, si lo adelantaban eran sólo meses antes, pero no semanas ni días como ahora. Al parecer, el sacar a la niña de ahí no sería posible hasta que pasara toda la fase uno. Vio de reojo al pelirrojo que sólo apretaba los dientes y sus puños por la molesta noticia.

Además de que era el único que sabía el sucio secreto de Vergo y las travesuras nocturnas de sus jefes.

Algo no estaba bien, parecían como... Ansiosos, pero su semblante serio disimulaba perfectamente su sospecha.

-Eustass, Phoenix, hubo un incidente en una de las fábricas. - ahora hablo serio el espadachín que estaba sentado en otra cómoda silla.

-Ese no es nuestro puto problema. - Kidd respondió al pelinegro que estaba mirándolo con sus fieros ojos amarillos.

-¡Es nuestro jodido problema porque el dueño de la fábrica es uno de nuestros mejores clientes! - ahora el que estaba molesto era Crocodile.

-¿La fábrica "SAD" del norte? - pregunto algo molesto Marco. Sabía que había un retraso con la entrega de esa semana pero apenas se había enterado por uno de sus subordinados llamado Tach y tenía un extraño presentimiento.

-Así es, parece ser que un novato del ejército dio por casualidad con el encargo. - contesto el pelinegro de la cicatriz dandole el papel que tenía.

La hoja en si eran una serie de fotos del supuesto novato, entrando sólo a las instalaciones y peleando con Mihawk.

Marco miro la imagen por unos minutos y volvió hablar de forma calmada.

-Así que el "Supernova" ¿Lo hizo todo el solo? - la verdad ni el creía esa farsa.

-No creo en las casualidades y se que hay un traidor entre nosotros. - Mihawk contesto a la pregunta mirando a todos lo presentes con intensidad.

-Si quieres encontrarlo, tienes que tenderle una jugosa trampa. - dijo el rubio para hacerle entender que el también dedujo lo mismo.

-Por eso les asignaré como entrenaran a la niña y los preparativos para la primera fase. - Crocodile era consciente de que todos los que estaban en la habitación, eran personas de confianza, pero no estaba demás confirmar su lealtad.

 

 

Los hombres junto a la ventana comentaban en voz baja casi en un susurro sus planes y la posible amenaza inminente por parte de otro poderoso jefe de la mafia.

-¿Cómo va ese encargo? Vergo. - pregunto el rubio observando por la ventana a una linda niña castaña jugando cerca de la playa con un joven pelirosa.

-Sólo falta que la asquerosa rata caiga en la trampa. - respondió también mirando por la ventana viendo al par jugando ahora con la húmeda arena.

-Quiero que vigiles cada uno de los movimientos de los presentes aquí. Esa información sobre nuestros planes que se filtró es una falta inaceptable y alguien debe pagar. - el rubio comento enojado mostrando sus apetitosos labios en la línea para nada agradable.

Vergo sólo asintió y no dejaba de ver al pelirosa.

El agua salada del mar, mojaba parte de su short azul cielo y su playera de manga corta. Sonreía de forma tierna y el sol que tocaba su piel junto con la brillante arena le daba un toque encantador y sutilmente tierno.

-También quiero investigues que trama el hijo de puta de "Barba negra", ha estado muy tranquilo últimamente... Ah... Y llévate a Alex-chan, quiero que aprenda a identificar a la escoria. - el rubio seguía hablando contemplando a la niña mientras se llenaba de arena sus pequeñas manitas haciendo un castillo con ella.

Vergo estaba perdido contemplado al joven pelirosa que no escuchaba la voz de su jefe.

-Vergo... - le llamo sin voltear a verlo.

-Si Joven Maestro... - contesto algo distraído.

-Has estado muy cayado últimamente. - refuto el rubio.

-Sólo... - seguía distraído viendo al pelirosa.

Doflamingo le miro de reojo y supuso a donde se dirigía su distraída mirada del moreno.

Río por lo bajó y puso su mano en el hombro del pelinegro.

-¿Así qué fuiste tú? - pregunto el rubio dándole a entender que sabía lo había pasado aunque no tuviera la más mínima idea.

Bastardo manipulador.

El moreno sólo volteó a verlo por la pregunta algo incómoda, pero al ver que su jefe no estaba enojado sino divertido, sólo asintió.

-Fufufufu y yo pensando que era el único pervertido. - término dándole unas palmaditas algo hipócritas viniendo de el.

Se separaron de la ventana ambos hombres para saber los siguientes movimientos.

 

 

-...-...-...-...-

 

 

En la playa Coby y la pequeña Alexander, se encaminaban a la fábrica para ir a comer algo y cambiarse la ropa mojada por el agua salada.

-¡Aagghh! - se quejó Coby a dolorido y sobándose la espalda baja.

Sentía un extraño dolor surgir desde su espalda, clavándose en su cintura, bajar hasta una zona en concreto y terminar en sus piernas, haciendo que se tambaleara y cayera arrodillado.

-¡Coby! ¿Qué te pasa? - pregunto preocupada la pequeña nena y se arrodilló a su lado.

-N-nada... No te preocupes... Desde qué desperté esta mañana... Me ha dolido la espalda... - dijo con un queje de dolor pero le sonrió para que Alexander ya no se preocupara.

Coby parecía no recordar nada de la noche anterior sólo que Vergo lo beso y luego de eso nada... como si se hubiera perdido esa fracción de su memoria.

A ella no la podía engañar, le dolía bastante y Alex sólo frunció el ceño.

Estaba ayudando al joven pelirosa a levantarse cuando recordó que Vergo y el habían estado juntos.

-Coby... ¿Qué es un beso? - pregunto curiosa.

Esa mañana cuando Marco, la despertó para seguir con el entrenamiento, ella le volvió a preguntar sobre el tema de los besos pero este sólo reía algo... nervioso y le dijo que fuera a jugar con Coby.

Ella se emocionó y olvido por completo la sesión que tenía con el pelirrojo.

-Es-este... Pues como decirlo... - el joven no sabía como explicarse, pero se ponía más rojo a cada segundo.

¿Como debía explicarle aquello? él, en toda su vida sólo había besado a dos personas: un chico que conoció en su infancia, el cual era muy hiperactivo y a Vergo que le había robado de una forma literal aquel fugaz beso.

-¡¡Es algo que haces con la persona que te gusta mucho!! - término gritando bastante apenado y bajando la cabeza para ocular su evidente sonrojo.

Esto descoloco a la pequeña que sólo sonrió y le tomo de la mano para salir corriendo a su cuarto para cambiarse. Al parecer ella no se enteraba de nada y sólo recordó que Sanji le había dicho que le ayudará a llevar la comida a sus "cuidadores".

 

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

 

-Bien... En las mañanas Mihawk se hará cargó de ella. - hablo nuevamente Crocodile, sacando varios papales de un sobré bastante grueso.

-Kidd - se dirigió a el pelirrojo y le extendió varios hojas donde había información sobre un hospital. - Iras por ella a la estación del tren "Rainbase" en las afueras de la cuidad donde Mihawk te esperara y luego irás al hospital Red Line. - le explico Crocodile.

-Así que recopilare información y Alexander debe aprender en un lugar fácil. - dedujo el pelirrojo al leer rápidamente la información que le había proporcionado.

-En parte si. Al parecer necesitamos crear una distracción y que mejor lugar que el más grande hospital del ejército. - dijo serio el pelinegro empezando a encender otro puro.

-Debo suponer que la niña es el medio para poder pasar desapercibidos. - reitero Kidd.

-Así es. Tendrán una cita con el Pediatra y de paso harás la recopilación. - continuo Crocodile. -Creo que no debo añadir que tienes que enseñarle como debe hacerse el trabajo sin que los descubran. ¿Verdad? - finalizo en un tono molesto pero sonriendo para hacerlo enojar.

Kidd sólo lo fulminó con la mirada y siguió leyendo las datos que tenía que extraer. Eran básicamente planos del edificio, la seguridad del lugar, algunos datos de los altos mandos que se encontraban ahí por algún motivo médico y los doctores más destacados de aquel lugar. Ya saben la victoria ama a los preparados, y quitarles esa ayuda extra al ejército les beneficiaba de sobremanera.

-Continuemos... - retomo la instrucción Crocodile. - Marco - ahora le tendió unos papeles al rubio. - Quiero que la empresa "Shichibukai" este de nuestro lado. - dijo secamente.

-Tienes que estar bromeando. - contesto Marco con un claro tono de indiferencia. - Esos "perros del gobierno", sólo sirven a las manos que les dan de comer. - era obvio que esa empresa sólo servía al ejército y casi nadie se metía con ellos por las implicaciones judiciales.

La empresa armamentista más grande del mundo era la "Shichibukai". Además de lo último en tecnología en armas y arsenal nuclear, tenían que jugar una muy buena carta para que por lo menos les prestaran atención.

-Kujajajajaja. - río el pelinegro por la poca confianza de su subordinado. - Ellos no tiene el arma más poderosa. El bio-terrorismo es la nueva era, y nuestros recursos están dando sus "Frutos" - esa simple palabra fue suficiente para que Marco entendiera las claras intenciones de su jefe.

-Quiere que Alexander sea la prueba de muestra, para la futura producción. - dijo molesto el rubio, arrugando un poco los papeles que le haba dado el moreno.

-Tan suspicaz como siempre Marco. Así es, te llevarás a la mocosa a las reuniones para demostrar sus "habilidades" pero claro que si no aceptan siempre esta el plan B. - Crocodile le dio a entender que si no estaban con ellos no estarían con nadie.

Marco guardo silencio y leyó la información sobre como sería el acuerdo y la forma de pactar el mismo, aunque en la última parte de este era la muerte de los fundadores de la empresa fuera como fuera.

Un competidor menos y otro golpe al ejército mundial, y uno muy bajo.

-Bien. Cuando termines debes traer a la niña para que Clown siga las fases del tratamiento y continúe con las investigaciones. - al parecer Crocodile sólo le importaba los beneficios de su futuro puesto.

Por fin después de varios tropiezos a través del pasillo por parte del joven pelirosa, que sólo llevaba la bandeja con el delicioso postre entraron al salón biblioteca.

Una puerta abriéndose los interrumpió y los presentes voltearon a ver a los intrusos que pasaron si llamar a la puerta. Entraron un joven rubio con un cigarrillo entre sus labios, la pequeña castaña y el pelirosa.

-La comida esta lista. - anuncio Sanji dejando las charolas en la mesa más grande del cuarto.

La niña que ahora vestía un traje de marinero obviamente de niño, porque no pensaron que fuera niña, y sólo trajeron ropa de varón, dejo la charola con dos tazas y una tetera en la mesa más pequeña.

Y Coby que llevaba el helado postré lo coloco junto a las charolas tapadas que traía el rubio.

El silencio que fue interrumpido por el metálico sonido de las bandejas de plata fue opaca do por un timbre de un móvil sonando.

La pequeña Alexander corrió a la fuente del sonido que era el móvil de Kidd. El pelirrojo estaba a punto de sacarlo del bolsillo de su pantalón cuando la pequeña, en un rápido movimiento de sus pequeñas manos lo tomaron sin mucha dificultad y contesto el molesto aparato.

-¡¿Qué mierda quieren ahora?! - grito molesta a la persona del otro lado de la línea.

Todos los presentes a excepción de Marco y el mismo Kidd estaban con una mueca de asombro. Nunca habían escuchado ese tono en la niña ni tampoco el sucio vocabulario que ahora se cargaba.

Marco negó con la cabeza y Kidd se le empezó a saltar una vena en la frente.

-Oi... Esa no es la forma de ganar más privilegios... - dijo molesto casi susurrando el pelirrojo ante la forma de contestar de la pequeña, y también una indirecta de que no dormiría con ella como se lo había pedido antes por ese comportamiento.

La niña le miro confundida cuando nuevamente el móvil empezó a sonar.

-Contesta y diles que quiero estar solo. - parecía que Kidd estallaría de rabia en cualquier instante.

Entonces una tierna sonrisa se dibujo en la cara de la pequeña.

-¡Hola! - dijo tiernamente para después preguntar. - ¿Quien habla? - aún con tono tierno. -¿Killer? - pregunto confundida y luego dio el mensaje del pelirrojo. -No esta, le diré que llamo, adiós. - se despidió con tono dulce y le tendió el móvil a Kidd.

-Parece que tendrás unas sesiones conmigo gracias al idiota de Eustass. - dijo bastante molesto Crocodile saliendo del estado en el que se encontraba.

No es que ellos fueran unos santos ni nada por el estilo, pero al parecer la niña se estaba ganando el corazón de todos a su manera, y el hecho que usara esa vocabulario los sorprendió bastante.

-No es mi jodido problema que repita todo lo que oiga. Además, no pienso cambiar mi lenguaje. - dijo molesto Kidd, cruzando se de brazos. Y aunque de lo ordenasen eso no pasaría ni en 100 años.

-Alex-chan... Ven aquí- ahora hablo Donquixote algo serio sin sonreír, arrodillando se y extendiendo los brazos para cargarla.

La pequeña sólo asintió y camino a paso lento, una vez estuvo cerca extendió sus brazos para que el rubio la cargara y revolviera un poco su cabello. Aunque era una niña y le temiese al rubio, le encantaba que hiciera ese gesto, le gustaba mucho y no sólo el rubio sino toda caricia que le hacía.

Se sonrojo y lo abrazo por el cuello para ocultar su rostro, sus violetas reflejaban miedo pero su cuerpo reaccionaba al contrario.

-Las fallas por tu incompetencia no me interesan, pero lo que no puedo tolerar es ese comportamiento en mi presencia y la maldita mocosa debe aprender modales. - Crocodile por muy maldito y frío que fuese siempre era elegante y hablaba con propiedad la mayor parte del tiempo; una que otra blasfemia salía de sus labios, pero los modales refinados era algo que aprendió desde muy pequeño.

Kidd sólo aparto la mirada del pelinegro y se acercó a la mesa donde estaba la comida.

El rubio cocinero salió sin ser visto, excepto por el espadachín que no le quitaba la vista de encima, al parecer el rubio tenía una resaca marca diablo porque traía unos lentes oscuros y fumaba como si no hubiera un mañana.

Coby que también sentía que salía sobrando ahí, camino hacia la puerta para salir, pero una mano sobre su hombro lo sobresalto.

-Quiero que limpies mi habitación. - la voz profunda de Vergo lo tenso aún más y salió de ahí como alma que lleva el cuerno sin siquiera voltear.

El moreno de las gafas sólo vio desaparecer al pelirosa y cerró la puerta para que nadie más los interrumpiera.

-Ahora que ya no habrá más molestas interrupciones. - dijo el de la cicatriz continuando con los preparativos. -Baby 5, le enseñara toda la armamentista. - saco unos papeles más y le tendió unos a Vergo.

-Te encargarás de la disciplina y cuidarás de ella en las noches, no quiero oír que salió de su habitación y estaba vagando como si fuera su maldito patio de juegos. - comento Crocodile y se volvió a sentar en su cómoda silla de terciopelo negro.

Vergo sólo lo vio molesto para después dirigir su mirada al rubio que sólo asintió con una sonrisa, mientras acariciaba la espalda de la niña.

El moreno afirmo con un extraño sonido y un asentamiento a lo que le había ordenado Crocodile.

Kidd y Marco que ahora probaban lo que había traído Sanji, miraban a los demás sin tomarles mucha importancia. Aunque el rubio se tensó un poco al escuchar que Vergo estaría con ella por las noches. Eso era algo que tenía que evitar, si no quería que traumatizaran a la niña o más bien la violaran.

-Si eso es todo, iré a dormir un rato. - ahora Mihawk fue quien hablo, para salir de la habitación pero se detuvo cuando...

-Una cosa más... - volvió hablar Crocodile. - No deben dejar que la niña sufra ninguna herida. Les aseguro que no les hará pasar un buen rato. - dijo molesto.

-¿De qué mierda hablas? - pregunto el pelirrojo más que confundido.

-Su sangre crea y despide una carga de neurotransmisores, que hacen a quien lo perciba, o este en contacto con ella, sufra una excitación inmediata. - término de hablar aún más molesto, sobándose la sien con dos de sus dedos.

Kidd y Marco compartieron una mirada cómplice pero no pervertida sino de que ahora sabían la razón por la cual es que sentían ese extraño calor cuando estaba con ella.

Donquixote por su parte empezó a reír descontrolado y asusto a la niña que lo abrazaba más fuerte.

Mihawk frunció el ceño y se cruzó de brazos. La verdad es que se negaba a creer eso, porque la niña le había cautivado desde el primer momento antes que le inyectarán la letal droga, cuando llego a la isla con los demás niños.

Vergo se tensó un poco pero lo disimulo, y es que su plan era usar la sangre de la niña para tener al pobre de Coby, pero siempre había otra forma de conseguir su sangre sin herirla, bueno más bien sin lastimarla... demasiado.

-Alexander. - hablo el espadachín para cortar ese raro ambiente que se había formado después de esa... revelación.

La pequeña lo miro y entendió que quería que fuera ahora con el.

Donquixote la apretó más a su cuerpo para evitar que se separa de el pero cuando estaba a punto de estrujarla aún mas, Crocodile le miro un poco molesto. Se estaba jugando el trato que había hecho con el y no podía permitirse esa abstinencia carnal que su cuerpo le demandaba constantemente.

Frustrado soltó a la pequeña para verla correr hacia el atractivo espadachín que le tendía la mano para salir de ahí.

El rubio camino a donde estaban Kidd y Marco para por lo menos degustar algo delicioso aparte del cuerpo del pelinegro.

Vergo sólo se apartó de la entrada y le cedió el paso al espadachín para salir de una buena vez.

La niña miro al moreno de la gafas y le sonrió tiernamente, el sólo le sonrió de medio labio en contestación a ese gesto. Pobre ilusa, no sabía lo que le esperaba y más si el sería quien durmiera con ella todas las noches.

No se dijo más del asunto y todos los presentes terminaron de comer.

 

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

 

 

-Smoker... El general Shanks tiene confiables contactos y es un fuerte "factor político", ya lo sabes. - dijo su superior al mando con voz cansada recargando se en el respaldo de su silla.

El peligris camino hasta el gran ventanal que daba una vista de todo el campo militar.

-Y en aras de las apariencias... He de mirarlo a la cara y dejar que me suelte chorradas... - dijo molesto exhalando el humo de sus dos puros. Es cierto que siempre le decía cosas muy toca pelotas para el porque el pelirrojo siempre tenía razón, pero eso no era una excusa para reconócerlo aunque fuera su amigo, el no era cercano con nadie.

-Y sonriendo, Smoker siempre sonriendo. - le comento su superior sonriendo ampliamente, pero no en forma de burla sino de que no fuera tan frío y aceptara de lleno su amistad.

Shanks escucho parte de la conversación, ya que entro en silencio y sin anunciarse; esperaba tranquilamente recargado en el marco de la puerta.

-Hablaremos luego. - le dijo para que Smoker se retirara.

El pálido hombre chasqueo la lengua y salió de la oficina no sin antes dirigirle una mirada molesta al pelirrojo en cuestión.

Shanks sólo le sonrió aunque el gesto del otro reflejara enojo, ya lo calmaría con una celebración que haría con los hermanos D.

-Teniente General Garp ¿Quería verme? - pregunto al pasar por completo a la oficina.

-Si... ¿Cómo se encuentra Roronoa? - pregunto algo preocupado.

-Bien, mejor de lo que muestra la horrenda herida que le hicieron... Oiga respecto a "Ojos de halcón"... - se aventuró Shanks a afrontar el tema por el cual había sido convocado.

-Si hablemos de el. ¡¿En que demonios estabas pensado cuando te enteraste de su ubicación y se lo dijiste a Zoro?! ¡Por Dios Shanks! ¡¿Creías que estaba listo para eso?! - su semblante calmado desapareció en unos segundo para dejar que la ira lo invadiera y golpeara furioso su elegante escritorio de madera, que este sólo crujió por el tremendo golpe.

-Si lo estaba. Lo del incidente en la fábrica fue una mascarada que alguien más planeo para cubrir algo más gordo... Pretendo descubrir quien fue y porque. Para qué esto no le vuelva a pasar a nadie. - dijo serio el pelirrojo. Odiaba que lastimaran a sus amigos y más si el era un vector para que sufrieran.

-Comprendo... También empiezo a comprender porque te hice general. - su tono de voz de Garp se normalizo para después continuar. - A mi también me preocupan cada uno de mis soldados a mi cargo, sin embargo no podemos darnos el lujo de entregarles en bandeja de plata ¿Entiendes? - dijo algo más comprensivo y se levantó de su silla para caminar hacia el ventanal.

-Si Teniente General. - afirmo el pelirrojo adoptando una posición de firmes. Le dolió un poco esa frase pero su superior al mando tenía razón.

-Bien. Gracias a nuestra infiltrada ahora tenemos las descripciones de esos bastardos. Sólo falta que salgan de su alcantarilla para poder atraparlos. - Garp cambio de tema para seguir con las órdenes que le asignaría.

-Si Teniente General. - volvió a reafirma el pelirrojo.

-Quiero que busques información sobre algunos de sus posibles miembros asociados y movimientos. Tú aun tienes contactos en los bajos fondos ¿No? ¿Crees que puedas obtener algo bueno de ellos? - pregunto sin verlo, mirando a su pequeño nieto a través del vidrio, observando como entrenaba a soldados de bajo rango.

-Depende de a quien vea, aunque me tomara tiempo. - al parecer tenía que escarbar en la basura de la sociedad que le debía favores de tiempo atrás.

-No importa, te lo encargo Shanks. - ahora si lo miro con una profunda confianza y mostrando una sonrisa el gran hombre canoso.

-Bien Teniente General. Me retiro. - se despidió haciendo la clásica muestra de respeto, pero Grap lo detuvo con su profunda voz.

-Hina te dará el informe de los datos de esos mal nacidos. - no quería ninguna posible baja por la falta de información.

-Si. - ahora si se estaba retirando Shanks cuando nuevamente oyó la voz de su superior.

-Por cierto te recomiendo que no le hables a Nico Robin en un rato. - dijo volviendo a sentar en su silla detrás de su escritorio.

-Supongo que querrá asesinarme. - suspiro triste el pelirrojo.

-Eso sería quedarse corto. - finalizo Garp empezando a leer unos documentos delante de el.

Shanks no dijo nada más y salió de la oficina para ver a Hina, quien le tendió el reporte de la agente Robin junto con las órdenes asignadas a su cargo, así como a sus subordinados.

El reporte describía en detalle la apariencia de Donquixote Doflamingo, Crocodile, Dracule Mihawk. Algunos no eran tan detallados como el de un tal Phoenix Marco, Eustass Kidd, Caesar Clown y de un moreno llamado Vergo sólo decía algunas cosas para identificarlo.

Las otras personas no tenían relevancia y sólo las contaba y una pequeña niña, que era en si un dato un tanto absurdo pero tenía que mencionarse.

Las órdenes eran realizar operativos en casi todas las fábricas farmacéuticas, textiles, de producción automotriz y sobre todo a la empresa "Shichibukai"

El junto con el Coronel Smoker, Kizaru, Aokiji y sus respectivos capitanes darían y dirigían el ataque a las fábricas; uno en cada sector del país, para acorralar a las ratas.

Aunque claro el iría primero a investigar solo, para no poner a los demás en riesgos innecesarios y ellos se ocuparían dando refuerzos.

 

 

 

-...-...-...-...-...-...-

 

 

 

-Dracule Mihawk... - llamo al espadachín la pequeña que la llevaba a hacía la cocina.

-¿Que sucede? - respondió al oír su nombre sin parar el calmado paso.

-Yo... Quería saber... - la pequeña por algún extraño motivo se estaba cohibiendo por la pregunta que quería hacerle.

-¿Si? - invito a la pequeña a continuar, deteniendo su paso y arrodillando se a su altura.

-¿Que es un beso? - por fin pregunto preocupada clavando su violeta mirada en sus amarillos y fieros ojos.

-¿Porqué preguntas eso? - no esperaba esa pregunta pero tampoco le incómodo, de hecho su semblante seguía serio y algo frío.

-Es que... he visto como Doflamingo y el señor Crocodile... - no tuvo que terminar de hablar la pequeña para que el espadachín entendiera.

-Escucha... - le dijo para que ella prestara la mayor atención posible. No esperaba que esos hijos de puta le enseñarán algo así y conociendo al jodido rubio seguramente le había enseñado algo más o peor aún le había tocado. - Eso es algo que sólo haces cuando hay un fuerte sentimiento, y no puedes tomarlo a la ligera. Si lo haces con la persona incorrecta no sólo lastimarás a esa persona sino que te herirás a ti mismo. ¿Entiendes? - le dijo de forma sería para que viera el nivel de ese acto, aunque cotidiano, y sumamente despreciado, no había justificación para jugar con los sentimientos de los demás.

La niña trataba de comprender y una mezcla de las diferentes respuestas la llevaron a una conclusión obvia para ella.

Rápidamente se acercó a los labios del espadachín y le dio un inocente beso bastante corto y rápido haciendo que el se quedará estático, y con un semblante sorprendido.

La niña sonrió y lo tomo nuevamente de la mano para caminar hacia la cocina, para comer algo.

Ahora el que no sabía que había pasado era el pelinegro, tal vez hubiera sido mejor decirle que era sólo una cuestión de esos dos.

 

 

El resto del día Alexander se quedo con Mihawk y aunque Kidd los espiaba desde la lejanía no podía evitar sentir celos.

La traía cargando una pequeña katana y le explicaba como era la forma correcta de tomarla y llevarla, el pelirrojo era el encargado de entrenarla en cierta parte pero no negaba que la niña le agradaba de sobre manera y por eso mismo quería llevársela de ahí.

Cuando llego la hora de la cena, Mihawk pidió al rubio cocinero que le llevará la cena y la de la pequeña a su habitación, al parecer el espadachín quería reponer el tiempo perdido de entrenamiento así como adelantarle lo más posible.

Un toque en la puerta se escucho.

-Adelante. - dijo para que entrarán.

-La cena esta lista. - contesto Sanji al momento de pasar, pero se quedo estático en la entrada sosteniendo la plateada charola.

Su único ojo visible estaba fijo y bien abierto en la escena delante de el. La pequeña Alexander, llevaba una pijama que consistía en una larga playera que seguramente sería de un adulto, recostada en el regazo del espadachín, ambos en la cama y el cepillado su castaño cabello hacia atrás, dándole un estilo al igual que el suyo.

-Piensas entrar o vas a quedarte ahí observando, Kuroashi. - la voz de Mihawk lo despertó que en ningún momento dejo su labor y se adentró en el cuarto para dejar la comida en la mesa cercana de la ventana.

-Con permiso. - dijo susurrando el rubio con un tono entre molesto y triste que no sabría como calificarse, para salir de ahí.

-Kuroashi Sanji espera. - lo llamo la pequeña al sentir esa extraña aura.

Sanji no podía negarse a las mujeres aunque estas fueran unas niñas y más si estas eran bastante tiernas como ella.

Se giró para ver otra vez esa extraña escena pero la pequeña le abrazo por la cintura hasta donde ella le llegaba.

-¡Gracias! - dijo feliz regalando una sonrisa y junto con el sonrojo de sus mejillas que ahora tenía por estar así con Mihawk.

El rubio sólo se tapó la nariz para evitar que el sangrado nasal explotara por la hermosa niña frente a el.

Mihawk negó con la cabeza por la pervertida actitud del cocinero y empezó a beber un poco de vino.

Después de lo que parecieron años para Sanji, le regalo una sonrisa a la niña y salió de la habitación pero eso si, sin mirar a los ojos al atractivo espadachín.

Al parecer el cocinero ya lo había superado o eso se decía a sí mismo, para evitar el dolor, pero también estaba ese otro espadachín de cabello verde. Maldita su suerte por enamorarse de idiotas sin cerebro y llenos de honor y orgullo ancestral.

 

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

 

Kidd se había cansado de espiarlos y decidió dejarlo por la paz... aunque ya que era de noche no desaprovecharía la oportunidad de pasarla con la pequeña. El aunque no lo admitiera abiertamente también quería dormir con la pequeña pero no para hacerle algo sino porque le agradó esa mañana que despertó a su lado, tal vez el lado paternal estaba saliendo a flote y el ni por enterado.

Estaba caminado hacia el cuarto de Alexander cuando vio a Marco afuera de su puerta.

-No está aquí. - le dijo el rubio para evitar la molesta pregunta.

-¿Y qué haces aquí entonces? - al parecer esa pregunta que Kidd le hizo no podía evitarla.

-Tenemos que hablar. - sentenció Marco.

-No me van los hombres. Jajaja. - dijo en tono de burla el pelirrojo, aunque obviamente era mentira.

-Ya... - fue todo lo que dijo Marco molesto, para irse de una buena vez si ese imbécil no quería escuchar.

-Tío, fue una jodida broma, vamos de que quieres hablar. - Kidd comprendió que era algo serio para que el rubio tomara esa actitud.

-Somos los primeros de quien sospechan... - soltó serio recargando se nuevamente en la puerta color violeta.

-Tuve esa impresión. - refuto el pelirrojo.

-Debemos cuidar nuestros pasos, sino caeremos de un momento a otro. - el rubio era más que consciente de eso.

-¡Maldición!... Lo se pero no haremos nada hasta que pase la jodida semana. - también el pálido chico era consiente del nuevo inconveniente.

-Hay otro problema... - siguió hablando Marco.

-¿Ahora que? - cuestiono Kidd molesto frunciendo el ceño.

-Vergo... al parecer quiere hacerle algo a la niña. - comento un poco dudoso, porque el pelirrojo perdía rápidamente los estribos, pero era mejor que ambos cuidaran de ella y no sólo el se encargara de echarle un ojo.

-¡Maldito bastardo hijo de puta! ¡Voy a darle de hostias hasta que quede irreconocible ese maricón de mierda! - empezó a gritar molesto para salir hacia el cuarto del susodicho.

-¡Kidd! - le llamo impidiéndole el paso y continuo. - Vamos a turnarnos para cambiarle el lugar a Vergo, no podemos levantar sospechas. - esa era la tarifa que debían pagar, cualquier cosa que pidiera el moreno de las gafas oscuras.

-Tks. Ahora es cuando me cuestiono, si es que en verdad, vale la pena la maldita mocosa. - dijo tapando se los ojos. Kidd se arrepentía ahora por preocuparse tanto.

-Yo no era el necio que quería sacarla. ¿Recuerdas? - ahora el tono burlón del rubio apareció mientras de apartaba del cambio de su amigo.

 

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

 

-¡Vamos Chris! No puedo creer, que no puedas levantar esa piedrita... - hablaba un poco molesto Coby en voz alta en su habitación.

Estaba jugando la última parte del RE5* y sólo le faltaba quitar la gigantesca pierda para ayudar a su compañera, Sheva.

Había terminado con sus obligaciones y ahora estaba arrodillado casi pegado a la pantalla del televisor. No podía sentarse porque le dolía la espalda y aunque había tomado unos analgésicos el dolor parecía no ceder. Decidió entonces hacer otra cosa que no fuera pensar en el dolor o la sustancia pegajosa que tenía entre las piernas cuando despertó en la mañana, desnudo y con su ropa en el suelo. Supuso que era el tremendo calor que aveces se sentía en la fábrica por estar en un lugar tropical.

Estaba ganando la última parte clavando el cuchillo en el corazón de Albert Wesker, cuando el sonido de la perilla de su cuarto por tratar de abrirse se escuchaba.

-¿Quien es? - pregunto dudoso dejando el videojuego, y acercándose a la puerta.

-Coby, abre la puerta. - ordeno la masculina voz.

El menor se tensó... era la voz de Vergo, y no estaba nada feliz. Trago saliva y se acercó con mucha cautela pero sin abrir.

-Vergo-san no me siento bien... Si es por lo de su habitación mañana lo haré a primera hora. - trataba de sonar calmado y justificar su falta a la instrucción que le había dado.

-Eso no importa. Quiero que abras la puerta ahora. - volvió a hablar más molesto tratando inútilmente de abrir la puerta girando la perilla algo desesperado.

Coby lo dudo unos momentos...

Abrir la puerta era una muestra que no le temía, sin embargo no quería verle a la cara después de ese raro acto de besarlo sin su permiso.

Pero sería peor si no lo hacia.

Como mínimo tiraría la puerta y sabe Dios que le haría una vez entrara en ese colérico estado.

Tomo aire, se acomodó su chamarra, quitó el seguro y abrió lentamente.

El moreno al escuchar el giro del pestillo, sonrió abriendo el la puerta de lleno y metiéndose en el cuarto sin ser invitado.

Coby cayo al suelo por el brusco empujón de la puerta y veía al moreno entrar y cerrar la puerta con seguro detrás de el.

-Vergo-san... N-no me siento b-bien... - dijo muy nervioso al verlo como se quitaba el largo abrigo color crema que ahora traía y lo dejaba en el mueble más cercano.

-¿Recuerdas algo de ayer? - pregunto secamente mientras sacaba una pequeña bolsa de plástico, del bolsillo de su pantalón.

-N-no... P-pero seguramente me caí... P-por que tengo... - el nervioso pelirosa fue interrumpido.

-Unas marcas extrañas en tu cuerpo. ¿No es así? - término la frase Vergo y de la bolsa saco una servilleta húmeda con lo que parecía ser sangre.

Coby se paró lo más rápido que pudo y corrió hacia la puerta para salir de ahí. Como dice el dicho: "Más vale aquí corrió, que aquí quedo", y a el no le gustaba ver la sangre y decir que estaba aterrado era poco.

Vergo lo alcanzo a agarrar por el borde de su chamarra para evitar que escapara y coloco la sangrienta servilleta en la cara del joven.

Su boca y nariz era donde sentía la horrenda compresión de las manos del moreno.

Sólo podía inhalar el metálico aroma, que empezaba a ser penetrante, a pesar de que fueron sólo unos segundos, se volvió un olor agradable... un olor a comida. No sabía si era por el hambre que tenía o que pasaba pero trato incluso de abrir la boca para saborear el rojizo liquido.

El aire le empezó a faltar y trataba de apartar desesperado las fuertes manos del moreno.

Vergo al ver esto sonrió satisfecho y aparto la mano lentamente, pero la servilleta ahora la sostenía el pelirosa, llenando más sus pulmones de ese embriagador aroma.

Se veía más apetecible Coby por el extraño sonrojo que apareció en sus mejillas y ahí estaba lo que buscaba el moreno.

Camino a la cama del chico mientras este seguía parado cerca de la puerta con la servilleta pegada a su rostro.

Inhalaba el encantador aroma como sí fuera una droga de lo más potente, calentando su sangre, revoloteando sus sentidos, distorsionando su realidad. La excitación se hizo presente apretando se ligeramente en sus pantalones y jadeando profundamente.

Vergo se empezó a desabrochar los primeros botones de su camisa y sacando se la corbata oscura en el proceso.

-Oye. - le llamo serio y le hizo un gesto con la cabeza, para que el pelirosa se acercara.

"Yo... ¿Qué me pasa?... ¿Acaso es que yo q-quiero... ".  No término su extraño pensamiento el joven cuando ya estaba de pie frente al moreno.

-Se que te duele. Así que... - le dijo Vergo en un raro tono delicado, para enredar sus dedos en el rosado cabello del joven y bajar su cabeza a la altura de entrepierna.

Coby que le miraba suplicante y excitado dejo que el mayor lo sometiera. No supo en que momento el moreno se había abierto la cremallera del pantalón pero ahí estaba... en toda su gloria su enorme miembro pidiendo ser devorado.

Al principio tragó saliva, y es que inconscientemente recordó la primera vez que lo obligo, pero ahora era más gentil y el de verdad quería hacer aquello.

Los gemidos ahogados de ambos uno con la boca llena... literalmente y otro apretado los dientes, no se escuchaban por detrás de la puerta.

La diversión apenas comenzaba.

 

 

-...-...-...-...-...

 

 

 

En otra habitación los gemidos más audibles de un rubio se perdían por su extraña risa.

-Fufufufu, así... Usa esa deliciosa lengua. - pidió tomando con fuerza el lacio cabello negro de su amante.

-Todavía... Ahhh... ¿Quieres a la mocosa? - respondió jadeante restregando se el mas que necesitado miembro de su rubio en sus delgados labios.

-¿Acaso son celos Croco-chan? - sonrió el maldito, alzando su cabeza de un tirón para que llegara a su altura.

-Doflamingo... - susurro molesto su nombre por la agresiva acción y la odiosa pregunta, pero se relamió el labio inferior de gustando el excitó sabor del mangar que había probado.

-Fufufufu. - río de último para besarlo lujuriosamente, y luego bajar la cabeza de Crocodile para que terminara lo que había empezado.

Como se dijo anteriormente la diversión apenas comenzaba.

 

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

Entro silenciosamente, camuflando se con la oscuridad de la noche.

Introdujo el código de apertura y entro rápidamente y en el cuarto que destellaba por el mobiliario color cromo.

La fuerte luz que se encendía de modo automático revelo que estaba en la sala de experimentación, pero el intruso no se inquietó por la sórdida luz, sólo buscaba en la pared la ranura de una puerta oculta.

Tanteaba con los guantes de látex oscuro que llevaba puestos. Sus delicados dedos pasaban por la lisa pared de concreto frío, sentía alguna irregularidad o alguna ranura.

Llevaba varios minutos sintiendo sólo la dura pared, recorriendo de arriba a abajo hasta que finalmente... una fina línea del diámetro de una aguja se encontró con sus dedos.

Sonrió y siguió esa línea hasta una ranura paralela a esta.

Golpeo con sus dedos el espacio entre estas... el sonido hueco se escucho y saco una tarjeta de su bolsillo de su pegada chaqueta negra.

Metido la verdosa tarjeta, en la segunda ranura y una débil luz azulada salió de esta, el sonido de un mecanismo trabajando se empezó a escuchar...

De un momento a otro la puerta oculta se desmonto de la su sitio y se abrió para revelar el luminoso laboratorio.

Entro con cautela y saco una pequeña cámara.

Saco varias fotos: frascos con órganos o tejidos en líquido ámbar, libros sobre anatomía y neurofisiologia con varios recortes de asesinos seriales, lo que parecía una masa sanguinolenta sobre una charola y con varios electrodos, era realmente repugnante, y por último varias bolsas para cadáveres en una plancha; fácilmente podían contarse una docenas de estas. El olor de estos cuerpos empezaba a percibiese.

Se acercó más a uno de estos y con mucho asco lo abrió lentamente... Sus ojos se cerraron rápidamente por lo que venían. El rostro pálido de un niño con el tórax abierto y lo que parecían ser los pulmones en un estado de putrefacción impresionante; el cuerpo del pequeño no parecía tan deteriorado como las masas oscuras de lo que eran sus pulmones.

Tapo rápidamente su boca por el ácido aroma que empezaba a despedir.

"Este sujeto es un enfermo de lo peor" pensó con repugnancia y volvió cerrar la bolsa no sin antes tomarle una foto.

Buscaba un ordenador donde tuviera sus investigaciones pero no lo hallaba.

Encontró en un escritorio unas hojas con lo que parecía ser algo importante, porque estaban bien cuidadas y la letra era legible.

Empezó a leer las hojas y las pasaba calmada mente; unas fotos de lo era una herida, los resultados de una muestra de sangre y una síntesis de una historia clínica.

Nuevamente llevo su mano a su boca por la impresión de la horrenda investigación.

En un sobre de donde seguramente se habían sacado las hojas podía leerse: "Sujeto 13" y la foto de la pequeña Alexander estaba en la esquina.

-¡Que mente tan perversa! ¡No hay nada más horrendo que un niño con la mente de asesino! - dijo con molestia y saco más fotos de esa espantosa investigación.

Rápidamente las acomodo como estaban y salió de ahí.

Saco su tarjeta de la ranura y fue al panel para salir de la sala de experimentación.

Empezó a marcar un número en su móvil cuando unos pasos detrás se escucharon.

-Así que... ¿Eras tu? - dijo con tristeza la masculina figura oculta en la sombras.

-Nada es lo que parece... - respondió con la misma tristeza con la el hombre le pregunto.

-Lo siento Robin-chwan... - dijo con voz aún más triste y se acercó a ella con un pañuelo en su mano.

-Recuérdalo... Nada es lo que parece... Cocinero-san. - dijo de último antes de correr en dirección contraria a la de su atacante.

No llego muy lejos cuando sintió el penetrante aroma del cloroformo llenar su nariz y parte de su boca.

Empezó a forcejear por el abrazo que se sentía en su esbelto cuerpo, pero no tardo en empezar a sentir el mareo y su fuerza desaparecía sin poder evitarlo.

-Lo siento Robin-chwan... - fue lo último que escucho casi en un susurro antes de perder el conocimiento.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.

*RE5 como mencione anteriormente es la abreviatura del "Resident Evil 5"... ultimamente he jugado mucho la ultima parte... me trae buenos recuerdos.


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