Superficially famous
Capítulo 13
- Claro- lo interrumpí. Mi corazón comprimiéndose ante la realidad: Al final sólo era eso, un fanático, el sobrino del dueño -Eso soy nada más- mi respiración se aceleró al no poder dejar de hablar de golpe lo que siempre había pensado pero nunca había pronunciado en voz alta -Soy el sobrino del dueño, no sirvo para mi trabajo, para mi tío soy un número o un ayudante, para Kris un muñeco con el que hizo lo que quería- él seguía dando cortos pasos hacia mí con el ceño fruncido, y yo seguía caminando hacia atrás -Y para vos soy eso, un fanático. Otro más de miles, que te paga parte de los cigarrillos que fumás cada día con los álbumes tuyos que compré, alguien más para levantarte el ego y encima, por contactos, te puedo ayudar con muchas cosas- di un último paso, quedando de nuevo contra la pared.
Ninguno hablaba, sólo se oía la música y mis ojos estaban levemente húmedos por lágrimas que no llegaron a caer y que no quería dejar caer. Su expresión era dura cuando finalmente me alcanzó y colocó con brusquedad sus brazos a los costados de mi cabeza sobre la pared, sus ojos a la altura de los míos -Creo que hasta mi mejor amigo me está cambiando por otra persona…- susurré sin despegar mis ojos de los suyos -No sirvo para nada- golpeó con su puño a un lado de mi cabeza, con bronca.
- No sabés lo que estás diciendo- murmuró con los dientes apretados, claramente molesto.
Lo miré a los ojos fijamente, confundido por sus palabras y reacción, esperando a que dijera algo más. Su mirada, todavía molesta, bajó a mis labios y, antes de que pudiera hacer o decir algo, estampó su boca contra la mía con brusquedad.
Abrí mis ojos con sorpresa, mientras intentaba empujarlo del pecho sin éxito. Kai seguía besándome a pesar de no recibir respuesta de mi parte. Mis manos con torpeza se aferraban a su camisa, tirando de ella para que se alejara. Él, inmutable, movía sus labios con fiereza y usaba un poco los dientes, sus ojos cerrados fuertemente.
Rodeó mi cintura con sus brazos, apegándome a su cuerpo lo más que podía. Terminé deslizando mis brazos por su cuello, tomando su pelo y tirando de él para separar sus insistentes labios. Al contrario de mi intención, su ahínco por besarme se intensificó y deslizó su lengua por mi labio antes de introducirla en mi boca. La fuerza en mis manos se iba perdiendo a medida que me rendía al beso. Porque a pesar de todo era placentero y era algo que siempre había querido.
Mi intención de alejarlo cambió, acercándolo mucho más mientras le tiraba del pelo y su agarre en mi cuerpo se afianzaba; su beso volviéndose más intenso al sentir que yo comenzaba a corresponderle.
Me había imaginado esta situación mil veces. Un beso entre Kai, el hombre que admiré durante años y yo. Mi amor imposible, platónico por decirlo de alguna manera. Pero no así. Nunca así, bajo estas circunstancias, en esta situación. Un beso lejos de ser tierno, cargado con pasión, desenfreno e incluso un poco de ira por la discusión anterior. Un beso amargo para ser el primero real que le daba al dueño de todos mis pensamientos.
La intensidad fue bajando lentamente, hasta que sólo era un leve movimiento de labios, Kai finalizó el beso con una suave succión en mi labio inferior y se separó del todo, quedando todavía cerca. Ambos sonrojados por el calor del momento, me miró los labios unos segundos antes de fruncir el ceño y mirarme a los ojos.
- Fue tu culpa- susurró con la voz muy baja, antes de alejarse rápidamente y salir de la sala.
Me dejé caer hasta quedar sentado en el suelo, mirando a la nada con el corazón latiendo con fuerza y abracé mis piernas intentando calmar mi acelerada respiración y mi alterado estado de ánimo. Por afuera me veía ido, podía verlo en el enorme espejo enfrente mío, pero por dentro atravesaba una revolución.
***
Salí de la empresa, caminando automáticamente hasta conseguir un taxi que me llevara a mi casa.
Ya en mi piso, estaba por abrir la puerta cuando escuché un grito provenir del departamento de Sehun.
- ¡Lay! ¡La plastilina no se cocina! ¡Y menos en el microondas!- exclamó la voz de Sehun. Sonreí tristemente. Al menos a él le iba mejor que a mí.
Dejé los zapatos, abrigo y mochila en el living y sin reparar en nada más fui a mi habitación. Me saqué la ropa, quedando en bóxers y abrí mi armario para buscar algún pantalón para dormir. Miré el poster de Jongin que estaba del lado de adentro. No podía entender cómo podía ser tan cambiante e impulsivo. Me estaba volviendo loco con sus cambios de humor, de actitud y sus acciones que parecían ir en contra de lo que decía. Había dicho que le gustaba que yo lo tratara como alguien normal, y hoy me había hablado con arrogancia, refiriéndose a mí como su fanático casi en burla. Estaba muy confundido y enojado. Sentí la ira nacer desde mi estómago y hacer ebullición a medida que subía hasta mi garganta y con un gruñido casi animal, agarré al poster de la parte de arriba y tiré hacia abajo, dejando la parte del centro colgando y rota.
***
Los dos días siguientes no vi a Kai en la empresa. Al principio creí que me estaba evitando, pero el segundo día me había cruzado a KyungSoo, quien me contó que Jongin no había venido, finalizando su relato con un gesto de su mano que me dio a entender el porqué. Kai había vuelto a tomar. Había tenido una recaída y me preguntaba si era por lo que había pasado o simplemente porque estaba molesto. O tal vez era porque sí. Porque le gustaba tomar y le era difícil dejarlo.
***
Unos pocos días después, llegué a mi casa a la noche. Entré distraídamente caminando hacia la sala, frenando en seco al ver en mi sillón algo que nunca hubiera creído ver en mi casa. Kai, que me devolvía la mirada intensamente. Lay salió de su habitación y le pregunté con la mirada qué hacía él ahí. Se encogió de hombros y señaló la cocina.
- ¿Qué hace él acá?- pregunté en un susurro cuando me reuní con Lay.
- No sé. Simplemente llegó y se negó a irse- respondió -Al parecer quiere hablar con vos… Por ahí de lo que pasó el otro día- opinó. Claro que le había contado todo lo que había pasado con Kai. Le hice un gesto para que hablara más bajo.
- No sé ni cómo mirarlo a la cara, ¿Qué voy a hacer?- pregunté alterado, Lay se encogió de hombros.
- No necesitás mirarlo para escucharlo- guiñó un ojo mientras yo apoyaba mi peso en una pierna.
- Gracias- repliqué irónicamente.
- De nada- sonrió con fingida inocencia -Me voy a lo de Sehun, no sé a qué hora vuelvo- asentí con mi cabeza distraído -Y mañana, quiero hablar de algo con vos- me señaló con un dedo acusadoramente.
- ¿De qué?- quise saber, confundido por su actitud repentinamente más hostil.
- Mañana. Ahora me voy que me espera el amor de mi vida- solté una carcajada.
- ¿Para tanto?- juntó sus labios y tragó pesadamente.
- Sí. Eso creo- sonrió y después de un gesto con su mano, se fue. Segundos después escuché la puerta de entrada cerrarse. Estaba solo en la casa con Kai.
Respiré hondo y, juntando coraje, fui a la sala. Kai me observó mientras me sentaba en frente suyo.
- Hola- habló bajito.
- Hola- respondí de igual manera -Lay me dijo que llegaste y te negaste a irte- asintió -Eso… eso da un poco de miedo- bromeé, intentando alivianar el ambiente. Me miró con alarma en su rostro, como si creyera que me lo había tomado mal. Y la verdad era que no, que a pesar de todo me aliviaba ver que todavía me buscaba.
- Yo…
- Es broma- le interrumpí y suspiró aliviado -¿Querés tomar algo?
- Bueno…- le sonreí y me paré.
- ¿Agua? ¿Jugo? ¿Gaseosa? ¿O preferís algo caliente como té o café?- pregunté mientras caminaba hacia la cocina.
- Café estaría bien- asentí, volcando café de la cafetera en dos tazas -¿Con leche o sin leche?- hablé fuerte para que me escuchara.
- ¡Con!- exclamó. Preparé dos cafés con leche y los llevé a la sala, dejándolos en la mesa baja frente al sillón. Saqué del bolsillo de mi pantalón varios sobrecitos de azúcar y los dejé al lado de las bebidas -Gracias.
- No es nada- soplé mi taza antes de darle un pequeño sorbo -¿Y por qué viniste hasta acá?- quise saber, mirando como endulzaba su café y lo revolvía con una cuchara.
- Quería… disculparme- empezó a hablar, sin quitar su vista de la mía mientras ambos disfrutábamos del caliente líquido -Disculparme por besarte tan de golpe, de esa manera y sin decir nada. Y encima después te eché la culpa y me fui. Fui bruto con mis actos y palabras y no te lo merecías. Abrí la boca para hablar pero antes de que pudiera decir algo él me interrumpió -Estaba enojado por lo que habías dicho. No estabas siendo justo con vos mismo y decías muchas incoherencias- era… lindo saber que pensaba así. Saber que él no estaba de acuerdo con todo lo que había dicho de mí en ese momento de debilidad, era un alivio y me alegraba -Y encima creí que estabas por llorar. Y no me gusta ver a las personas llorar- asentí, eso lo sabía: me lo había dicho la noche en que nos conocimos, cuando todavía estábamos en el parque -Soy impulsivo cuando estoy enojado, y más aún si estoy… celoso- desvió la mirada al café, dando un largo sorbo. Abrí mis ojos sorprendido: Había admitido abiertamente que estaba celoso de Kris, y el único motivo que se me ocurría era… Yo. Que estaba celoso de YiFan por mí -Disculpame… sabés que actúo sin pensar- agregó. Un leve sentimiento de tristeza me invadió.
- No, la verdad es que no lo sé…- declaré. Él me miró, esperando que siguiera -No te conozco, Jongin. ¡No sé quién sos!- exclamé con voz estrangulada. En realidad, yo sentía que algo había llegado a conocerlo en ese tiempo, pero a la vez no sabía del todo quién era Kim Jongin. Y eso para mí era una triste realidad. Él sonrió levemente, mirando sus manos en su regazo.
- ¿Vos sentís eso? ¿Que no me conocés?- asentí -Puede ser verdad entonces pero, LuHan…- lo miré a través de mi flequillo, sorbiendo el final de mi taza. Levantó la mirada, mirándome con calidez -Me encantaría que me conocieras- respiré hondo, hinchando mi pecho de orgullo al saber eso -La verdad, es que yo creo que la persona que más llegó a conocerme hasta ahora, además de KyungSoo, sos vos- se paró y caminó alrededor de la mesa para sentarse a mi lado. Lo miré confundido cómo estiraba su brazo para apoyarlo en el respaldo por detrás de mí. Estaba tan cerca que podía ver cada centímetro de su hermoso rostro. Su mirada bajó a mis labios y se acercó lentamente. Sin saber por qué lo hacía, no pude evitar apretar los labios con algo de miedo. La última vez no había resultado bien el que nos besáramos, a pesar de que el beso había sido muy bueno. Él dejó de acercarse y cerré los ojos con fuerza, esperando. Segundos después sentí un pequeño beso en mi mejilla -¿Estoy siendo muy precipitado?- susurró. Abrí mis ojos lentamente y negué.
- Es sólo que no entiendo…- admití. Kai se acercó más y pasó el brazo del respaldo a mi espalda, atrapándome en un abrazo.
- Me gustás… algo así como mucho. Y no como amigo o compañero de trabajo- respondió con simpleza, mirando a mis ojos fijamente mientras yo intentaba controlar mis reacciones faciales -Y creí que… el sentimiento era mutuo… ¿Estoy muy equivocado?- frunció el ceño, al tiempo que levantaba una mano para pasar su pulgar por mi mejilla, al parecer sacando una pestaña y sosteniéndola con sus dedos.
- No…- miré su mano con la que sostenía mi pestaña y después a él -La verdad es que no, me siento igual- admití -¿No vas a pedir ningún deseo?- cambié de tema, ya que me sentía algo avergonzado por lo que acababa de revelar.
- No lo necesito- y juntó sus labios con los míos con delicadeza. Comenzando un beso dulce y tranquilo, a diferencia del que habíamos compartido en la empresa. Cada tanto pasaba su lengua despacito, acariciando mis labios, pero nunca profundizó. Nos separábamos para respirar y nos volvíamos a juntar, estando así por muchos minutos. Y yo no cabía en mí de pura felicidad.
Kai, Kim Jongin, se me había declarado.