Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Andrógino por Hacchiko

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡8837! O:! Seguimos creciendo, ¡yeey!


Muchísimas gracias a todos por leer, comentar y muchas más, por esperar. No tengo mucho que decir, más que, lo de siempre, espero que les guste mucho este capítulo, lo hice con mucho cariño. Igual que todos, claro, pero quiero que lo sepan (:


Antes que nada, dos cositas, igual que siempre.


1) Anteriormente, hace poco, aproximadamente cinco días, creo yo, subí un nuevo capítulo de "Shelter", a los que les guste el JongKey y esta historia, pues ya está lista por si quieren leer. Un comentario, no hace daño ;) 


2) Aquí está mi facebook por si alguien quiere unirse, saber más de mí o estar atento a nuevas noticias mías de mí por mí de moi (fransuá). Un like me hace sonreír ;D! 


 


 


Sin más anuncios, disfruten ;)♥


Besos y abrazos psicológicos♥! 


att'Hacchi♥!

Andrógino

Semana 3; Filmando tercer episodio.

Capítulo 10: Motivos

 

 

 

En el trayecto, Key estuvo cantando cosas sin sentido, acostado como un bebé sobre las piernas de Jjong. Cuando por fin llegaron, Puppy lo cargó al estilo princesa y entró, seguido por Onew y su Mánager. Trataron de ser lo más sigilosos posibles, entraron por una puerta trasera y buscaron al doctor al que su Mánager llamó, alguien de confianza. El doctor, sin tiempo que perder, mandó a que pusieran a Ki Bum en una camilla y lo metieron  a una habitación helada, llena de máquinas grandes y pidieron a los acompañantes que salieran.

 

 

Pasaron quince segundos y el doctor salió con un semblante preocupado, rascándose el cuello. Los tres se miraron extrañados antes de acercarse a él.

 

 

-En verdad lo siento, pero perdimos al paciente.

 

 

La reacción total fue un espanto sobre sus caras, Jong comenzó a jalar sus propios cabellos, Onew tapó su boca, sin creerlo, sentía su estómago revuelto. Su Mánager tan solo estudiaba el piso, con ambas manos a la cintura. El doctor se dio cuenta de las reacciones, y al instante puso sus palmas frente a su cara, negando.

 

 

-¡N-no me refería a eso! Me refería a perder, de "me volteé y ya no está", no a perder de "morir". –explicó apresurado, tropezando con sus propias palabras. Las personas frente a él soltaron un gran suspiro, hasta que Jong Hyun levantó su cabeza pensando, y luego le miró.

 

 

-¿Dijo que... “desapareció”?

 

 

-Sí, las enfermeras salieron y yo me puse a leer unos papeles, y cuando volví a ver ya no estaba.

 

 

Los presentes se miraron. Sería un gran escándalo si alguien se enterara de que SHINee (o parte de él) estuvo en el hospital. Peor aún en esas condiciones. Sin platicarlo, se dividieron los tres, caminando rápido y discreto, para encontrar a Key lo más pronto posible.

 

 

El primero en encontrarlo fue su Mánager, justo enfrente de unas señora joven de largos cabellos color oscuro y uniforme de enfermera. La mujer llevaba una tableta de madera para sujetar varios papeles y en la misma mano, una pluma, estaba con su rostro observando con algo de miedo a Ki Bum sin embargo, su cuerpo estaba girado hacia el lado contrario, como si la hubieran atrapado en camino a algún lugar. O como si estuviese tratando de escapar lentamente. Ki Bum estaba tambaleando en su lugar, hablandole con palabras confusas y arrastradas sobre quien sabe qué. El Mánager fue a detenerlo.

 

 

-¿Segura que no eres mi mamá? -preguntó por enésima vez como si eso fuera a cambiar su respuesta.

 

 

-No, solo soy una enfermera.

 

 

-Mi mamá era enfermera.. ¿No la conoce?

 

 

-No, joven, estoy segura de que no soy ni conozco ni he visto a su mamá.

 

 

-Oh... -calló un momento, mirando confundido al suelo que no dejaba de mecerse bajo sus pies. Luego, con una ceja abajo, le miró a la mujer, como si hubiese recordado algo que no concordara con su historia.- Pero, entonces, ¿usted es mi mamá, verdad? -hastiada, rodó sus ojos, dándose la vuelta para poder irse.- ¿Qué? No, mamá, ¡no te vayas! -gritó asustándose, llamando la atención de los pacientes que, sentados presenciaban la escena.

 

 

Justo ahí, su Mánager aprovechó, desde atrás, abrazó su cintura, pero Key se espantó, gritó, cerró sus ojos y usó sus conocimientos en defensa personal. Como si fuese un reflejo, dio un codazo justo en las costillas del mayor, dejándole sin aire y sin fuerza, pisó un poco más atrás, aplastando el pie del otro, quien le soltó definitivamente para tomar su parte lastimada con ambas manos. Luego, no contento con eso, del mismo modo sin pensarlo y sin esperar a que el hombre se recuperara, dio otro codazo, solo que ahora en la zona íntima, provocando que este cayera de rodillas; y por último, pero no menos importante, con sus párpados todavía juntos por el miedo, giró y tomó a tientas un brazo, lo jaló, y como si fuera un muñeco ligero, hizo que cayera con su propio peso frente a él, impactando sobre su propia espalda. Todo esto en cuestión de segundos y sin dejar de gritar; y se fue, espantado, por el lugar que su Mánager había llegado, gritando a todo pulmón "¡Auxilio! ¡Quiere violarme!".

 

 

El segundo en hallarle, fue Onew. Ki Bum estaba tranquilo, todavía con su equilibrio en falso, orinando frente al urinario, tarareando una canción. Onew intentó acercarse pero le era imposible, pues Key estaba orinando por todos lados excepto en el urinario. Y no quería mojarse con agua de Key, gracias. Cuando Ki Bum descubrió a su amigo queriendo atraparle, giró, sin soltar a su amiguito, y gritó amenazándole "¡Aléjate de mis ubres de piña!". Claro que cuando Key trató de dar un paso, tropezó por su mal equilibrio.

 

 

Jin Ki de inmediato corrió a ayudarle, le tomó por debajo de las axilas y lo llevó frente al lavamanos, abriéndole las llaves y acercando el jabón para lavarle sus manos él mismo. Key se miraba tan desorientado que solo lograba angustiarle más.

 

 

Lo malo fue que Bum, al querer rascar su ojo, levantó su brazo, falló en cálculos, y sin tener la intención, golpeó la cara de Onew, haciendo que cayera de espaldas al suelo, golpeándose la cabeza. Ki Bum, con su cuerpo queriendo caerse, estiró sus brazos a los lados para reponerse, con sus ojos cerrados. Al lograr quedarse quieto, siguió caminando, salió del baño y se fue de ahí, sin acordarse de su muy buen amigo inconsciente en el suelo.

 

 

Entre Jong Hyun y su Mánager perseguían al otro, quien por una u otra razón siempre lograba escapar, hasta que el mayor se perdió, dejando solo a Jong Hyun en la búsqueda del Kim menor.

 

 

Cuando por fin lo encontró, estaba en un pasillo moviendo sus caderas como una bailarina sensual, justo frente a unas niñas que no podían cerrar sus bocas por la impresión.

 

 

-Ni Chaquira* es la mitad de sexy que yo. Miren esto. -y con sus brazos en alto siguió moviéndose, poniendo boca de pato, como si eso fuera a darle más sensualidad a su baile.- ¿Quieren ver mis abs? -advirtió antes de levantar su camisa de botones, desvelando un vientre plano, pero por suerte, la madre de las dos niñas llegó a tiempo para taparles los ojos, recriminando al chico obseno sin que éste se diera cuenta.

 

 

Jong Hyun se apresuró a llegar a su lado, tomó su muñeca y con una sonrisa y reverencia se disculpó con la mujer. Luego volteó al muy confundido y cansado Ki Bum, quien al verle, sonrió esperanzado.

 

 

-Omo, eres tú.. -murmuró apenas, sonriendo aun más. Jong Hyun ignoró eso.

 

 

-Key, te he estado buscando, tenemos que ir con el doctor.

 

 

-¿Otra vez?

 

 

-Claro. No dejaste que te revisara. -dijo suave pero con firmeza, y sin permitirle ni una excusa, lo cargó, de nuevo al modo princesa y se lo llevó al cuarto donde estaban. Al menos así no escaparía.

 

 

 

 

 

 

-Lo lamento mucho, pero necesitamos ponerle al paciente una bata y está muy inquieto, ¿podría ayudarnos, joven? -Jong Hyun cubrió su cara suspirando. Todavía no sabía nada de su Mánager ni de Onew.

 

 

-¿Tengo que hacerlo yo? ¿No puedo simplemente decirle que ponga de su parte?

 

 

-Bueno, él dijo específicamente "quiero que mi Jong Hyun Hyung me cambie, no usted, viejo depravado". Así que, creo que no. -dijo muy calmado el doctor a pesar de los berrinches de Key, pues ya estaba acostumbrado. Jong Hyun suspiró de nuevo, y sin esperar más, entró al cuarto, encontrándose a tres enfermeras luchando por mantenerlo quieto, mientras Key solo pataleaba.

 

 

-Key. -llamó con suavidad y éste volteó a verle, de inmediato, su sonrisa creció, estiró sus brazos.

 

 

Puppy! -gritó con emoción. Jong se acercó a él, notando que estaba a punto de caer de espaldas.

 

 

-Escucha, Bummie, el doctor va a revisarte. ¿Qué tal si me dejas cambiarte la ropa? -Key tapó su risita traviesa.

 

 

-Omo, Hyung, ¿vas a darme una mano aquí? -de nuevo enrojeció hasta las orejas, nervioso con la pregunta (y más porque había chicas guapas escuchando).

 

 

-No, Ki Bum, aquí no. Después. -y amablemente le pidió a las chicas que salieran, mientras Key se quejaba de que quería una mano ya.

 

 

En cuanto estuvieron solos, Jong terminó de quitar la camisa blanca que ya estaba muy abierta (solo tenía el botón de en medio abrochado, los demás estaban separados o desaparecidos).

 

 

Key seguía viendo borroso, pero reconocía perfectamente la masculina silueta de Jjong. Aún sonreía como bobo, le encantaba que lo mimaran. El otro todavía estaba quitándole los pantalones, rozando sin querer, sus manos con las blancas piernas de Key. Tan suaves, tan lindas. Negó con su cabeza tratando de borrar esas raras ideas. Key solo era su amigo, no podía pensar así de él. Tan concentrado estaba, que se sobresaltó al oír la voz de su amigo.

 

 

-Jong.. -le habló con voz dócil y suave, al parecer seguía drogrado. El aludido giró a ver sus ojitos casi cerrados por el sueño, y a su débil sonrojo, con ternura.

 

 

-Mande.

 

 

-Tú.. -dudó un poco en decirle, ya que era un secreto vergonzoso, pero si algo quería, entonces debía decirlo.- ¿crees que soy bonito?

 

 

El mencionado abrió sus ojos sorprendido y levantó una ceja, sin saber qué decir. Claro que era bonito, muchísimo, toda una diva, ¿por qué ahora dudaba tanto?

 

 

-Claro que sí.

 

 

-¿Mucho? -insistió con un puchero, provocando que Jong se riera incrédulo.

 

 

-Por supuesto, Ki Bum, eres bellísimo..

 

 

-¿Más que Tae? -interrumpió su última letra con aquella frase desesperada, mirándole a los ojos, como si con eso fuese a asegurar que no le estaba mintiendo, pero Jong dudó demasiado.

 

 

¿Más bonito que Tae? Suspiró apartando la mirada, meditando a detalle. ¿Más que Tae? Visualizó en su mente a la pequeña en un vestido sencillo color blanco, cabello suelto hasta sus hombros, unas sandalias y un sombrero para cubrirse del sol. Tan sonriente y danzarina como siempre. Y justo a un lado, imaginó a Key, un poco más alto a la niña, con pantalón blanco, camisa de colores escandalosos y unos zapatos con plataforma, sonriendo y posando con sensualidad.

 

 

La dulce inocencia junto a la sensualidad. Tae era pequeña, delicada, pero bromista y en veces, muy ruda, más cuando se viste de chico y finge exceso de masculinidad. Sin embargo, aunque había detalles que no notaba a primera vista, era muy inteligente y una experta en el arte del engaño, además de buena actriz.

 

 

En cambio, estaba Key. Inteligente, orgulloso, una diva en toda la extensión de la palabra. Destilaba sensualidad y seguridad en cada paso que daba y también sabía usar máscaras, hablando metafóricamente. Mal mentiroso, pero buen actor. Frente a cualquiera, era una paleta de hielo, fuerte a los insultos y a cualquier amenaza. Pero a los ojos de Jong Hyun, tan solo era un niño que hablaba para defenderse.

 

 

Ambos tenían su atractivo, diferente y a su estilo. Enchuecó su boca, dudoso. Key era su mejor amigo, y lo conocía muy bien. En tan poco tiempo, había descubierto cada cosita escondida de él. Tae todavía era un misterio, ni siquiera tenían tanto en común, tan solo era una cara bonita más a la que quería conquistar. Y sin proponérselo en realidad, una pregunta apareció frente a él, ¿si Ki Bum fuese una chica, saldría con ella? Lo más sorprendente, fue su respuesta inmediata: sí. Afirmativa y completamente sí.

 

 

Volteó hacia Ki Bum, quien ya se había decepcionado con su largo silencio.

 

 

-Claro que sí, Key, eres mucho más lindo que Tae.

 

 

 

 

 

Min Ho jamás se había sentido tan ignorado.

 

 

Como sus Hyungs se llevaron a Key al hospital, él se había quedado cuidando a Tae. Lo malo, era que Tae, tras su maravillosa presentación, se volvió tremendamente popular en unos segundos, todos querían hablar con ella, ni siquiera sus amigos, miembros de otros grupos, le dirigieron la mirada, porque estaban entretenidos con la nueva atracción, que bailaba, cantaba y contestaba sus preguntas. Min Ho bufó. Notó que algunos compañeros, de esos a los que no les hablaba, miraban de manera diferente a Tae, algo muy sospechoso que no le gustaba. ¡Solo tenía catorce, bola de pervertidos! ¡Era muy pequeña para tener novio!

 

 

Su conciencia le golpeó fuerte en su mente, recordándole que él también quería ser más que un amigo. Y no un “super-amigo” precisamente. Tomó más de su vaso con soda, suspirando algo triste. No estaba muy cómodo. De pronto su celular vibró en su pierna derecha y lo sacó de inmediato para leerlo con un rostro impasible. Sin embargo, cualquiera que lo conociera, viendo sus ojos, sabría cómo se encontraba en ese momento. Se puso a escribir una rápida respuesta, marcando en su mente un automático record de más mensajes enviados en una hora que en toda su vida. Una voz le saludó, y giró a ella con una sonrisa falsa, de esas que daba cuando no tenía ganas de sonreír, guardando discretamente.

 

 

-Hola, Noona. –contestó tomando de su bebida.

 

 

Ella era de largo cabello oscuro, lacio hasta la mitad y el resto ligeramente ondulado. Bella sonrisa, ojos amigables, delgada y la chica ideal para un buen hombre, igual que la mayoría de las mujeres de la empresa. Amiga cercana de SHINee, miembro de Girls Generation, con múltiples talentos y gran estilo de la moda. En ese momento, tenía un vestido rosa claro.

 

 

-¿Qué haces? –preguntó con una bella sonrisa y sencillez en su delicada voz. Min Ho, al encontrarse tan activo como una silla, frunció su entrecejo y miró su vaso. Con una resignada sonrisa le señaló el objeto en su mano.

 

 

-Tomando. –ella rió con su broma, contagiando a Min Ho. Tras unos momentos, sus risas fueron aminorando hasta extinguirse, dando paso a la música de fondo, y el ruido de otras personas hablando. Ella observó con atención su rostro, luego tomó de su vaso como toda una dama. Paseó su vista por todo el lugar, ahí de pie junto al apuesto Min Ho, y sin pensarlo, comentó.

 

 

-Me sorprende que no estés ahí con los demás como una mosca. –Min Ho, extrañado por las repentinas palabras de su amiga y mayor, juntó sus cejas, y preguntó, sin ponerle mucha atención, pues estaba muy ocupado vigilando a la dulce Tae riendo con sus nuevos amigos.

 

 

-¿A qué te refieres, Noona?

 

 

-Ya sabes. Ahí, alrededor de ella, como si fuera Santa Claus o un caramelo. –Min Ho sonrió. Le dio gracia la comparación.

 

 

-¿Para qué, si vivo con ella? -respondió con simpleza. No había nada de complicado en eso. Ella tan solo sonrió.

 

 

-Es linda. –admitió, dando paso a una fuerte declaración que Min Ho no debería soltar, más no se dio cuenta.

 

 

-Demasiado.

 

 

Ella abrió sus ojos sorprendida, mirándolo con más atención todavía. ¿En verdad dijo eso? Y descubrió una real sonrisa en Min Ho, junto a unos ojos brillantes. Tragó incómoda y se removió en su lugar, abrazándose a sí misma mientras buscaba en dónde concentrar su vista para no ser demasiado obvia. Inspiró profundo, y prefirió irse de ahí, volteó una vez más para despedirse con cortesía, una bella sonrisa y una leve reverencia, obteniendo de Min Ho, como respuesta, lo mismo y un “cuídese, Noona”. Ella, algo espantada, e incluso, asqueada, caminó lejos de ahí, sin olvidar sus pasos de modelo, localizando a alguien con quien descargarse. Un poco más apartada, encontró a su amiga, otra de las integrantes de SNSD*, el grupo al que ella pertenecía; saliendo del baño. No tardó en interceptar con ella, y sin más rodeos, soltó la bomba.

 

 

-Le gusta.

 

 

Su amiga hizo gesto de no entender, arrugó un poco sus ojos tratando de recordar, pero no había pista alguna que le ayudara a adivinar de qué hablaba. Hizo un adorable puchero e inclinó su cabeza a un costado, poniéndose a pensar. La del chisme, rodó sus ojos hastiada. Quería a su amiga, pero en momentos le desesperaba. En momentos justo como ese. Sin disimular su desespero y enojo, se acercó a unos centímetros del rostro de ella, y casi en tono le amenaza siseó.

 

 

-A él le gusta ésa. -Ella captó el mensaje y abrió sus ojos con sorpresa, miró a ambos lados, asegurándose de no hubiera algún ninja chismoso que pudiera repartir el secreto, y al confirmarlo, se centró en su querida compañera.

 

 

-Im Yoon Ah, ¿cómo sabes eso?

 

 

-Porque él me lo dijo. –y ante esa declaración, su amiga inspiró asombrada, tapando su boquita que no podía cerrar.

 

 

-¡Omo! –exclamó en voz bajita, sin creerlo.- Pero.. pero..

 

 

-No, Sunny, no puedo permitir que se quede con ésa. –soltó con veneno.

 

 

-Pero Yoon Ah, es muy pronto para que tomes medidas, ella tal vez.. –trató de buscar alguna forma de hacerle cambiar de opinión, le miró a los ojos y tomó sus manos, rogando porque le hiciese caso- tal vez a ella no le guste.

 

 

La más alta se soltó bruscamente volteando a otro lado, con mirada furiosa, pero en actitud helada. Esa respuesta no le convencía.

 

 

-O quizá.. –bajó la mirada jugando con sus dedos nerviosa. ¿Qué más podría decir? Rápido alzó su rostro- ella no sea chica.

 

 

Ante eso, la más alta reaccionó, interesada. Cierto, el presidente acababa de decirlo: nadie sabía el verdadero género del fenómeno. Sonrió victoriosa, pero luego se puso seria de nuevo. El interesado era Min Ho, no ella. Necesitaba hacer algo para que se aburriera de ésa. Fijó su vista en el suelo. Ya pensaría en algo. La voz de su amiga le desconcentró, obligándole a verla.

 

 

-Solo no hagas nada malo. Por favor. –ella, de nuevo, rodó los ojos con una carcajada seca.

 

 

-Por favor, Lee Soon Kyu. Soy un ángel, jamás dañaría ni a una mosca. –la otra le miró severa, con una ceja alzada, sin creerle ni una palabra. Ella sonrió y empezó a caminar.- Y si lo hago, nadie se da cuenta. –finalizó, retirándose como toda una villana en plena pasarela de moda.

 

 

 

 

 

Sintió una mano apretando su muñeca y giró, sonriendo por puro reflejo al encontrarse con Min Ho Oppa.

 

 

-¡Oppa! ¿Quieres unirte? ¡Nos estamos divirtiendo mucho! –hablaba sin parar la pequeña, contenta por sus nuevos amigos. Min Ho rodó sus globos oculares, harto de esperar. Y ser ignorado. Muy ignorado. Sobre todo, por Tae, quien ya estaba presentándole a sus nuevos Oppas con emoción.- Y, y, él es Siwon, y él es Yesung, y él es Shin Dong, y él es Kyu Hyun, y él es Dong.. –no pudo terminar, se interrumpió a sí misma en un chillido al sentir un par de brazos tomándole de la cintura para situarla en su hombro, como toda carga.

 

 

-Nos vamos. –fue lo único que dijo al acomodarla boca abajo en su hombro, aguantando los golpes de la niña a su espalda. Min Ho, aburrido hizo una ligera reverencia a los presentes, a quienes ya conocía, por supuesto, sería un completo ignorante si no conociera a las personas a sus compañeros y hermanos de su misma empresa, sin mencionar, claro, que el grupo que Tae estaba presentando, Super Junior, era el más cercano a SHINee, y más aún, a Min Ho.- Siento mucho las molestias, nos retiramos primero.

 

 

-No te preocupes, Min Honnie –bromeó meloso uno de los presentados, y los demás rieron.

 

 

Y se fue de ahí, haciendo oídos sordos a las quejas y gritos de la berrinchuda que traía encima, aunque eso no borraba el hecho de que seguían siendo el centro de atención hasta el momento en el que cruzaron la puerta de salida.

 

 

Subir al auto jamás había sido un reto tan difícil. Lo bueno era que Min Ho amaba los retos, y era bastante competitivo. En cuanto Tae tocó el suelo corrió en dirección a la fiesta, pero fue atrapada (de nuevo) por los brazos de Min Ho. Pataleó con todas sus fuerzas gritando, rasguñó y se removió todo lo que su pequeño cuerpo le permitía, pero el mayor no le daba espacio, la apretó contra su cuerpo, y con velocidad sorprendente, la sentó en el asiento copiloto. Tae, sin rendirse, insistió en pelear, dándole manotazos al pelinegro y gruñéndole como un felino amenazador, hasta que por fin, el más alto pudo sujetarle las muñecas, ponerle el cinturón, cerrar la puerta con seguro y correr al asiento de conductor.

 

 

Al poner el carro en marcha, Min Ho sonrió y se regodeó en su irrefutable victoria dentro de una melodía imaginaria, balanceándose de un lado a otro con lentitud. Tae, a su lado, cruzada de brazos, refunfuñando, miraba el camino frente a ella con su ceño tan arrugado que quien sabe si sus cejas le dejarían ver.

 

 

-¿Ya los conocías?

 

 

Preguntó de una vez, rasgando el silencio. Cuando había visto a Min Ho, la emoción había explotado dentro de ella. Tenía nuevos amigos, muchos nuevos amigos, y quería compartir esa felicidad con Min Ho. Pero jamás de los jamases se imaginó que el chico alto ya los conociera. Y tras meditar mucho, se dio cuenta de que era lógico. Eran de la misma empresa, y en Corea, todos son hermanos respetuosos. Rogó porque la respuesta del moreno fuera negativa.

 

 

-Claro que sí. –afirmó sonriendo sin apartar la mirada del camino nocturno iluminado por las luces del auto. Tae apretó sus párpados, se sentía tan tonta. Bajó su rostro, avergonzada.- Sería tonto tener tanto tiempo en la empresa y no conocer a mis compañeros. Todos somos como hermanos, y como tal nos tratamos.

 

 

-Y... ¿Tú les hablas muy seguido? –preguntó temerosa de otra afirmación. Sería tan humillante que hablaran de su torpeza.

 

 

-Claro. Son de mis amigos más cercanos, creo que aún más que Jong Hyun y Onew Hyung. –Tae se tapó la cara con ambas manos, entre sus piernas, escondiendo su fuerte sonrojo. ¡Qué tonta! ¡La tonta del siglo! No, ¡de la historia entera en todo el universo! De pronto se sintió deprimida, y por supuesto, Min Ho se dio cuenta, pero fingió no hacerlo. Mejor ayudarle con indirectas, comentarios al aire.- Ellos me dan muchos consejos, y son como mis hermanos mayores. Son divertidos, pero jamás harían daño a nadie con intención.

 

 

Tae se destapó pero no salió de su escondite ni levantó su cara. ¿Min Ho trataba de hacerle sentir mejor? Sonrió feliz, sintiendo esas mariposas en su estómago y un calorcito centrándose en sus mejillas.

 

 

Duraron un tiempo en silencio, y fue hasta que Min Ho llegó a un semáforo que Tae se sentó correctamente, ya sin sonrojos, pero con una pequeña sonrisita. Cuando el conductor volvió a la marcha, decidió poner algo de música. Encendió el radio y fue cambiando de estación en estación, pues ninguna canción le gustaba, hasta que al fin dio con una. Clásica, y para algunos demasiado vieja, pero agradable para cualquiera. No pasó mucho tiempo para que los dos siguieran la canción con mucha pasión, mirándose y riendo (aunque Min Ho no dejaba por mucho tiempo la vista a la calle) hasta que llegaron a casa.

 

 

Tae seguía enojada con Min Ho pero ya no tanto, se cruzó de brazos, esperando a que el mayor terminase de escribir la clave en el tecladito que protegía la puerta. Cuando esta cedió, en cuestión de segundos, Tae entró y agradeció a los cielos que por fin hayan cambiado esa anticuada cerradura, se perdía mucho menos tiempo con una contraseña, además de que era más seguro. Fue a la cocina y buscó algún dulce qué comer sin voltear a ver a su mayor, quién escribía en su celular muy concentrado. Cuando la menor lo notó, llamó su atención.

 

 

-Hey... –pensó un momento, ¿qué palabra debía usar? Miró su falda y volvió la vista a Min Ho- Oppa, ¿dónde están los demás? –el aludido demoró unos segundos más, escribiendo todavía, y hasta que la tonadita fugaz y alegre sonó, separó su mirada del aparato para ver a Tae.

 

 

-Llevaron a Key al hospital. –contestó sin emoción, dirigiéndose a la cocina para tomar un vaso del estante alto. Tae se quedó mirando con asombro a su “Oppa”. ¿Cómo podía decir eso tan tranquilo?

 

 

Omo! ¿¡Qué!? –exclamó asustándose.

 

 

-Eso. –contestó levantando ligeramente ambas cejas, curioso por la reacción de Tae, pero no mucho por el tema. A ella le sorprendía notar a su “Oppa” tan.. frío, o  incluso aburrido a aquello. ¡Era su compañero de grupo! ¡Tenían amigos en común y vivían juntos! ¿Por qué no estaba preocupado?

 

 

-¡Yah! ¡¿Cómo puedes hablar así?! ¡¿Y si está grave?! ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Se desmayó?! ¡¿Lo golpearon?! –Min Ho al verle tan alterada se acercó y le tomó de los brazos, zarandeándola.

 

 

-Hey, calma. Está bien. –su celular sonó. Choi le soltó para tomar el aparato, deslizar su pulgar en la pantalla y leer. Igual de sereno e insensible, dirigió su mirada a la joven, ya despeinada por los bruscos movimientos, con su rostro todavía impactado y ese dolor de decepción en su cara, respirando un poco agitada.- Sé que está bien, no te alteres.

 

 

Y sin más, le soltó para avanzar por un lado de ella hacia el sillón de la sala, se sentó y encendió el televisor, prosiguiendo con el deporte del siglo: cambiar de canal hasta encontrar algo interesante. Tae dio vuelta siguiendo cada paso de él. No le importaba su peinado arruinado, ni el ardor en la ridícula piel delicada de sus brazos por el fuerte agarre, mucho menos el repentino mareo por la sacudida. No. Tan solo, su persona favorita en el mundo, su ídolo, su ejemplo a seguir, su héroe, su muy masculino Min Ho… insensible por Ki Bum.

 

 

Tae había visto las manchas que día con día oscurecían bajo los gatunos ojos de Key, su cansancio que a cada hora se multiplicaba, sus pensamientos dispersos que lo mandaban al otro lado de la galaxia, la preocupación en su rostro, sus dolores de cabeza y sus quejas, que extrañamente, se volvían cada vez más ausentes y calladas. Tae, igual que sus compañeros, no podía entender el brusco cambio de Ki Bum. El que llegara al hospital le decía que el problema era más grande de lo que se creía a simple vista. Tae se estaba angustiando. Alzó sus marrones ojos con exceso de maquillaje hacia la nuca de Min Ho. Ahora sentía que necesitaba un abrazo, y no cualquiera. En ese momento, le vendría perfecto un abrazo de Min Ho, pero ahora sí estaba resentida, enojada, por lo mismo, contrariada, no quería a Min Ho ni a diez metros cerca. No podía creer que odiara tanto a Ki Bum. Decidió afrontar el problema aprovechando su cómplice privacidad.

 

 

-¡Yah! –el pelinegro no mostró reacción, continuó como si nada hubiera pasado.- ¿Tanto odias a Key? –Siguió ignorándole.- ¿Cómo es posible que odies tanto a Key que ni siquiera puedas preocuparte un poquito por él? ¡También es un ser humano! ¡Un ser vivo, y un amigo de tus amigos! ¿No te interesa ni un poco? –el otro ni se inmutó, siguió cambiando los canales.- ¡Yah! ¡Escúchame!

 

 

-Te estoy escuchando. –soltó, igual de impasible que antes, pisando, sin querer, el corazón de Tae. Su decepción incrementaba.- ¿Algo más? –Tae inspiró, tragándose un nudo que crecía dentro de su cuello, apretando su garganta. Comenzaba a impacientarse con esa mala actitud del Choi.

 

 

-¡¿Me crees idiota?! ¡Sé que Ki Bum no te cae bien y no entiendo por qué se tratan tan mal! ¡¿Crees que no veo cuando le giras la cara a Key?! ¡Cuándo salen de la cámara y se alejan como si estar cerca del otro quemara! ¡Que cuando jugamos tratas de no incluirlo! ¡Min Ho, Key es una persona increíble! ¡No sé por qué le odias tanto! –gritó antes de encaminarse con furia hasta quedar frente a su mayor, quien apretaba apenas sus párpados inferiores, poniendo atención.

 

 

-Yo no le odio.

 

 

-¡Pues no parece! –le gritó, escandalosa, luego aspiró por la boca, buscando tranquilizarse. Estaba con los nervios de punta y quería golpear a Min Ho. Por primera vez en esas dos semanas quería destrozarle su bella cara de perfección masculina. El otro lo notó, y con lentitud, se puso de pie, comprobando una vez más, que era, al menos, veinticinco centímetros más alto que ella, intensificando sin querer, la furia de la enana. En unos segundos de profundo silencio, comenzó a relajar su expresión, remplazando la cólera por tristeza.- ¿De verdad no te importa? –murmuró con sentimiento. Min Ho le observó fijamente. ¿Cómo había cambiado tanto en cinco minutos? ¿Qué había pasado? En el camino a casa, estaban tan bien, tan relajados, e incluso divertidos y ahora, estaba enfadada de nuevo, gritándole. ¿Por qué? Min Ho meditó unos segundos si responderle o no. Finalmente, ganó la primera. Min Ho sabía que Tae estaba exagerando todo, igual que cualquier novia celosa con “evidencia” a la mano, pero no iba a explicarle nada. Era vergonzoso incluso para él mismo.

 

 

-No es lo que crees. Ve a dormir. –Tae abrió sus ojos sorprendida. De pronto, se sintió como una pequeña mosca enfadosa. Inútil y diminuta. Bajó su mirada. El mayor pasó por un lado de ella, ignorando cómo se quedaba pensando en lo estorbosa que resultaba. Antes de que se fuera, ella jaló su brazo. Él se detuvo, esperando alguna palabra, pero jamás llegó.- Buenas noches. –y se soltó, siguiendo su camino sin voltear atrás.

 

 

Tae se quedó de piedra. ¿Min Ho era tan insensible? ¿De verdad? ¿Tampoco le importaban sus amigos? ¿Onew? ¿Jong Hyun? ¿Y a ella? ¿Tampoco le importaba? Vivían bajo el mismo techo, mínimo, eso debería ser un motivo. ¿No cuenta? Se dejó caer con lentitud en el sillón, seguía en trance. De pronto algo vibró en su zona trasera. Por instinto se levantó para sacar ese algo y lo observó.

 

 

Era el celular de Min Ho. La pantalla estaba encendida por la reciente notificación, y en la pantalla se leía “Jong” justo en medio, y abajo, en letra más pequeña “ya te dije que...”. Sus ojos se abrieron, ¿qué le dijo? Alzó su cabeza y vigiló a su alrededor. No había nadie sospechoso. Sin esperar ni un segundo, deslizó su dedito índice por la pantalla para desbloquearlo. Qué bueno que Min Ho no usa contraseña. Picó en el mensaje para leerlo completo.

 

 

Ya te dije que no. Al menos no ahora. Jong.

 

 

Tae levantó su cara hacia el cielo. ¿Qué? No entendía de qué hablaba y decidió leer los mensajes anteriores. Subió y subió y subió, descubriendo que de (aproximadamente) cada 9 mensajes de Min Ho, había uno de Jong Hyun. Finalmente llegó al primero enviado ese día, y al ver la fecha, notó que era en la hora de la fiesta, casi dos horas antes de irse.

 

 

 

//¿Ya lo revisaron? ¿Está grave? Hyung, avíseme si algo pasa.// Min Ho.

 

//Omo, Hyung, ¿debería contárselo a Tae? ¿Y si se altera? ¿Qué hago?// Min Ho.

 

//Hyung, ¿ya lo revisaron?// Min Ho.

 

//KIM JONG HYUN, CARAJO, RESPONDE.// Min Ho.

 

//JONG HYUN, ONEW NO CONTESTA Y MÁNAGER HYUNG DIJO QUE TODAVÍA NO ENCUENTRA A KEY, ¿QUÉ CHINGADOS SIGNIFICA ESO?// Min Ho.

 

//JONG HYUN, ¿YA LO ENCONTRARON? ¿COMO PUDIERON PERDERLO? ¡RESPONDE!//Min Ho.

 

//¡¡CONTESTA O YO MISMO ME ENCARGARÉ DE QUE JAMÁS TENGAS HIJAS!!// Min Ho.

 

Está bien. Lo encontramos. Y si dile. Solo tranquilízalo. Luego te cuento. Jong.

 

//¿Ya van a regresar?// Min Ho.

 

 

 

Y así le siguieron muchos más mensajes de Min Ho, preguntando siempre si era grave, si se iba a recuperar, si ya iban a volver, obteniendo muy cortas respuestas (y cada muchos mensajes de Min Ho). Tae, al terminar de leer todo, se quedó pensando. ¿Hablaban de Key? Se supone Jong Hyun estaba con él, ¿no? Entonces, ¿Min Ho si se preocupaba por Key?

 

 

 

 

 

Oficialmente era un insensible. Bufó, acostado en su cama mirando el techo (o bueno, la siguiente cama). Si le dolieron las palabras de la niña, pero aun si hubiera tenido la oportunidad de explicarse, no lo haría. Sería vergonzoso, y sería una fuerte patada a su orgullo. Cerró los ojos con sueño y al instante los abrió. No podía quedarse dormido, al menos no hasta garantizar que Key volverá sano a casa. Key. Abrió los ojos al no notar ninguna notificación temblorosa en sus pantalones, se sentó buscando en cada zona de su cuerpo pero no estaba. ¿Lo habría dejado en el salón? No, había enviado un mensaje antes de subirse al auto, y cuando bajó, envió otro, por lo que tampoco estaba ahí. Tras destender su cama buscándolo, se rascó la parte trasera de su cabeza, confundido. Tomó el teléfono del departamento y se marcó a sí mismo. Cuando escuchó su inconfundible tono de celular por el pasillo, se dirigió al marco de la puerta para salir, encontrándose cara a cara con Tae, quien tenía su móvil en sus manos.

 

 

Min Ho le miró extrañado. ¿Estaba llorando? Sus mejillas estaban rojas y sus ojos hinchados, apenas iba a abrir su boca para preguntar, a medida que su mano se aproximaba con lentitud al rostro de ella para acariciarle, cuando ella habló.

 

 

-No odias a Ki Bum. –sentenció entrecerrando muy ligeramente sus párpados, como si quisiera adivinar el mínimo rastro de mentira. Min Ho exhaló. ¿Otra vez con eso? ¿No bastaba con la regañada del siglo apenas unos minutos?

 

 

-No. No lo odio. Simplemente no congeniamos. –hizo una pausa, y cuando volvió a separar sus labios para pedirle que le diera su aparato, se interrumpió a sí mismo, frunció una ceja arrugando sus ojos con desconfianza al tiempo que picaba el botón para terminar la llamada.- Leíste los mensajes. –Tae, sin pensarlo, contestó.

 

 

-Sí, lo hice. Tenías un mensaje nuevo y lo leí. –Min Ho abrió los ojos sorprendido. Estaba atrapado.- Ki Bum Oppa está bien y no regresarán hasta haber terminado con los exámenes. –siguió, pues tan solo unos segundos de haber leído la “conversación” completa (que más bien parecía monólogo), le llegó un nuevo mensaje de Jong Hyun. Min Ho, levantó sus labios en berrinche, indignado y arrugó más su entrecejo.

 

 

-Yah, soy tu mayor y como tal debes respetarme. No debes leer mis mensajes. –Tae, serena, parpadeó un par de veces, estudiando las reacciones del otro.- Son privados.

 

 

-¿Qué es congeniar? –Min Ho borró todo signo de enojo, poniendo una cara llena de ingenuidad. Sí, aquella pregunta logró distraerle para que buscara en su cabeza las palabras correctas que explicaran su duda.

 

 

-Cuando dos o más personas se llevan bien y tienen cosas en común. Algo así.

 

 

-¿Y por qué Key y tú no se llevan bien? –Min Ho rodó los ojos hastiado, dando media vuelta para acostarse boca arriba en su cama, ignorándole. Pero Tae no se movió. Tae, más que nadie, sabía que para lograr algo, debía ser persistente. Por eso mismo, caminó hasta quedar a un costado de la cama, y le miró fijamente el rostro.- ¿Por qué Key y tú no se llevan bien? -Min Ho, rendido, miró con cansancio a la niña.

 

 

-Es una larga historia.

 

 

-Quiero oírla. –repuso al instante. Min Ho bufó, tomando fuerzas, antes de arrastrarse un poco a su izquierda para darle espacio a su amiga, quien sin esperar, se acostó boca arriba a su derecha.

 

 

-Key siempre ha sido extraño. Mucho. Siempre llamaba mucho la atención, pero él era muy frío. –Tae giró su cabecita para ver con atención a su Oppa.- Onew, Jong Hyun y yo, al inicio, le teníamos miedo. No hablaba con nadie, no sonreía. Solo.. –hizo una pausa pensando las palabras- llegaba, tomaba algo de ropa, se cambiaba, limpiaba la casa. Cuando ensayábamos, nos daba miedo acercarnos a él. Era demasiado distante. Y así fueron los primeros tres días.

 

 

Tae, al notar que sería una larga historia, giró su cuerpo entero, quedando acostada de lado. Min Ho hizo lo mismo, quedando ambos frente a frente.

 

 

-¿Y luego?

 

 

-Yo intenté ser amable. Siempre soy respetuoso con todos. Así que me presenté con él. Ki Bum es de Daegu, cuando llegó, todavía tenía su acento gritón, y yo lo confundí. –Tae ladeó su cabeza, sin entender- Creí que me estaba faltando al respeto, pero no le dije nada porque no quería problemas. Jong Hyun fue el primero en hablar con él y el primero en hacerle reír. Descubrimos que Key no era malo, simplemente era demasiado tímido. Onew se atrevió a hablarle también y se hicieron amigos, solo faltaba yo, así que lo intenté otra vez. Me presenté, y cuando le di mi mano para tomar la suya, me dio un manotazo y me dijo «yah, no me digas Hyung, me siento viejo». –imitó la voz y la cara de diva que siempre ponía Key, causando risas en la menor.- Claro que ahí si me enojé, y le dije que se disculpara, porque su voz me pareció... –pensó un poco.- Sentí que me insultaba, que se burlaba de mí.

 

 

-Pero solo era su acento. –defendió Tae, inocente. Min Ho le miró con cara de “¿es en serio?, ¿lo estás apoyando?” alzando su ceja.

 

 

-Me pegó un manotazo aquí. –señaló el dorso de su mano, todavía recordaba, más que el caliente ardor de una palmada, un martillazo en su orgullo y buenos modales.- No me dolió. –admitió, porque era verdad.- Me molestó que fuera tan irrespetuoso. Ni siquiera me dijo “mucho gusto” o “lo siento”. Y yo notaba cómo me miraba antes de eso, me rodaba los ojos, me rehuía, me ignoraba... Era malo conmigo. –ella, interesada, recargó su mejilla izquierda en la palma de su zurda, la que estaba sobre su codo en el colchón.

 

 

-¿Y qué pasó? –el pelinegro pensó por unos segundos, recordando ese momento.

 

 

-Le dije que no tenía que ser tan grosero. Él se enfadó, y me gritó que era un tonto, y yo le grité que él no tenía modales, después me dijo que yo era un idiota, y le dije que él era un raro que se quedaría solo por ridículo. –Tae abrió su boca impresionado. Ni en el kínder había oído algo tan cruel.- Luego me siguió diciendo cosas, se enfadó y se puso a llorar. Yo seguí gritando, recuerdo que estaba furioso, y cuando él me iba a dar una patada, Mánager Hyung lo cargó y lo separó de mí. Entre Onew y Jong Hyun tuvieron que jalarme para separarme de él, porque si iba a golpearlo.

 

 

Silencio sepulcral. Nunca había oído de ese lado tan agresivo de ambos. Podía imaginarlo, ambos rojos del coraje, gritándose groserías uno al otro, pataleando por golpear al contrario; sin embargo, no podía creerlo. Key, aún con esa fugaz habilidad para hacer sentir mal a los demás, no era un chico de batalla. Era de pelea verbal, no a puños. Y Min Ho, era una de las personas más respetuosas y mejor portadas que había conocido en su vida. Incluso, podía apostar que era el hijo perfecto, el que toda madre rogaría por tener.

 

 

-A partir de ahí, no nos hemos vuelto a hablar. Mánager Hyung dijo que era arriesgado, tanto para nosotros como para la empresa, nuestros compañeros, nuestras fanáticas, que estuviésemos peleados. Por eso, cuando estamos en público o en televisión, por más que lo evitemos, tenemos que fingir que somos “amigos”. –remarcó las comillas con dos dedos de cada mano. Entonces Tae sentía que por fin había armado el rompecabezas.

 

 

-¿Y por qué no te disculpas?

 

 

-Porque también él debe disculparse. También es su culpa. –explicó simple.

 

 

-Tal vez si te disculpas tú primero...

 

 

-No. Lo tomaría como una victoria, no como una oportunidad de disculparse. –ella lo pensó un poquito más.

 

 

-¿Cómo sabes eso?

 

 

-Porque Key es igual de orgulloso que yo. Y yo haría lo mismo. –admitió, llevándose de castigo una mirada de desaprobación.- A pesar de eso. Vivo con él, lo veo todos los días, trabajo con él y es amigo de mis amigos. Me preocupa que algo grave pueda pasarle. Sería extraña una vida sin Ki Bum en casa. –admitió, sin darse cuenta, el cariño que le tenía a Key.

 

 

Tae le miró sonriendo. Claro que Min Ho no era ningún insensible como ella creía. No. ¿Cómo pudo llegar a pensar que Min Ho, no, su Min Ho, sería alguien sin sentimientos? Sonrió apenada. Se sentía tonta. De nuevo. Y en una silenciosa disculpa, se hizo ovillo, abrazándose a la cintura de su mayor, escondiendo su rostro en su costado para que no viera su fuerte sonrojo. El alto volteó hacia ella al oírle una risita traviesa.

 

 

-En la fiesta, -comenzó ella.- Vi a Key con un mesero. Le pidió “cirboza” o algo así, que porque él era un hombre muy macho y la “cirboza” estaba en sus venas.

 

 

-¿Cirboza? –repitió Min Ho, saboreando la palabra, y luego le miró, descubriendo el significado.- ¿Cerveza? ¿Pidió cerveza? –preguntó preocupado.

 

 

-Al parecer pero.. –se rió de nuevo- el mesero se dio cuenta de que Key estaba demasiado desorientado, no podía ni mantenerse de pie, y le dio soda de manzana. –Terminó riéndose de la experiencia observada, contagiando a Min Ho. Al terminar las carcajadas (es decir, casi diez minutos después) inhalaron fuerte y se quedaron en aburrido silencio, tan grande, que Tae sintió la necesidad de bostezar.

 

 

“Tiene sueño”. Pensó Min Ho.

 

 

-Ve a dormir. Esperaré a que ellos lleguen. –Tae alzó su carita.

 

 

-No quiero. –soltó apretándose más a él.

 

 

-¿Eh? ¿Por qué? –preguntó confuso.

 

 

-No dormiré hasta ver a Key Umma llegar sano y salvo. –sentenció firme observando fijamente sus ojos. Min Ho rió un poco, y luego recordó.

 

 

-Tae. –le llamó con suavidad, casi como si acariciara su nombre.

 

 

-Mande. –contestó como niña pequeña.

 

 

-Prométeme algo.

 

 

-¿Sip?

 

 

-No le digas a nadie lo que hablamos ahora. –susurró tan bajito que apenas Tae pudo entenderle.

 

 

-Entendido. –murmuró antes de poner su índice frente a sus labios, sellando una promesa en lo profundo de sí misma. Luego sonrió, y en el mismo volumen que él, habló.- ¿quieres palomitas?

 

 

Min Ho sonrió cómplice. Sería una larga noche esperando a sus compañeros, y aunque en realidad, nada podían hacer, rogaban porque Ki Bum estuviese bien y pronto en casa.

 

 

 

 

 

Jong Hyun cabeceaba, de vez en cuando se descubría cerrando los ojos y los abría. Se estaba quedando dormido. Afuera en el pasillo de lado a lado que se hallaba frente a la habitación de Key. Se rascó los párpados, luchando por quedar despierto. De pronto llegó su Mánager con dos vasos humeantes, ofreciéndole uno. Jong le miró con duda.

 

 

-Es café. Te hará bien. –comentó antes de beber, el menor hizo lo mismo. Quedaron callados unos minutos.

 

 

-¿Y Onew Hyung? –preguntó el Kim.

 

 

-Lo están revisando todavía, fue un golpe muy duro.

 

 

-Él siempre se anda cayendo. Ya debería estar acostumbrado. –dijo restándole importancia, aunque sabía que podía ser peligroso. De pronto, una enfermera salió del cuarto de Ki Bum, y Jong despertó un poco.

 

 

-Ya pueden entrar. –avisó ella, abrazando su tablilla con hojas de apuntes importantes. Ellos, rápido, se introdujeron en la habitación, encontrándose con la cama individual, y ahí, a Ki Bum dormido de costado, hecho bolita.

 

 

-¿Tendrá frío? –preguntó su Mánager. Jong Hyun se acercó a la cama, del lado al que Key estaba volteado, y sujetó su mano. Su Mánager, atento a cualquier movimiento, respingó al sentir la vibración de su celular y el tono escandaloso. Revisó el mensaje, y salió del cuarto, resignado, no sin antes quejarse en voz alta “¡Este Min Ho otra vez!”.

 

 

Jong Hyun tomó una silla y se sentó, admirando el tranquilo rostro de Key. Todavía estaba preocupado, pero al menos, el doctor le había dicho que no era nada grave. Habían aprovechado que Ki Bum estuviera dormido y le sacaron sangre para analizarla. En cuanto el doctor le dijera que era lo que Key había consumido (qué sustancia o pastilla), se irían de ahí. Key apretó los ojos, y poco a poco los comenzó a abrir. Dirigió sus irises a Jong Hyun y sonrió ligeramente.

 

 

-¿Te duele algo? –él negó con la cabeza. Solo estaba cansado. Y confundido. ¿Dónde estaba? El olor del alcohol caló en lo profundo de su nariz, y se dio cuenta de que era un hospital, pero no recordaba nada, ni cómo llegó ahí. Lo último que recordaba era tomar las pastillas que su madre le dio, subir al auto, bajar en el salón, unos minutos después, su vista comenzó a difuminarse, luces, platicas, risas, y el melodiosamente perfecto dúo entre Tae y Onew a lo lejos del túnel bajo el agua. Todos los sonidos se dispersaban, todo se multiplicaba, todo hacía eco y se repetía, todo era muy brillante, deforme y gracioso. Estaba borracho, de seguro. Podía apostarlo. Peor que eso, podía asegurar que hizo algo estúpido. Se sonrojó, con la vista fija al frente para no ver al Kim, y se armó de valor.

 

 

-¿Hice algo estúpido?

 

 

-¿Eh?

 

 

-Que si hice algo estúpido. –Jong dudó si contestarle o no, pues la respuesta lo avergonzaría tanto.- Jong, contesta.

 

 

-En realidad.. ah..

 

 

-Sí, lo hice. –se auto-respondió al notar la indecisión de Jong Hyun.- Oh, Dios, ¿qué hice? –cuestionó temeroso abrazando sus piernas, todavía acostado de lado.

 

 

-Veamos: primero huiste, golpeaste a Mánager Hyung en su zona débil, dejaste inconsciente a Onew, se golpeó en la cabeza..

 

 

-¡Pff! ¡Ya debería estar acostumbrado! Siempre se anda cayendo.. –se defendió en una queja, aunque en verdad, sí sentía mucha pena.

 

 

-Te subiste la camisa frente a unas niñas y les bailaste, orinaste fuera del urinario pero al menos Onew te lavó las manos, corriste, y… ¡ah! Casi mueres al subirte al último piso del salón, te pusiste en la orilla y casi te caes, de nada por salvarte. –recalcó, provocando risas en el menor. Faltaban cosas por contar, algunas que no recordaba y otras que no sabía, pero entre esas había una en especial que nunca le contaría. A partir de ahí, jamás volverá a oír de la misma manera la expresión “dame una mano”.

 

 

-Vaya. Sí que estoy loco.

 

 

-Key. –el mencionado se sentó, observando a su amigo.- ¿qué fue lo que tomaste? ¿Por qué estabas así?

 

 

-No lo sé. Me las dio mi mamá, y ella me dijo que eran para el dolor de cabeza.

 

 

-¿No te dio calmantes? –preguntó extrañándose, él juraba que le había dicho eso.

 

 

-No, “medicamentos”, Jong, “me-di-ca-men-tos”. Aish. –se quejó hastiado rodando sus ojos.- Sordo. –le dijo bufando. El otro estuvo a punto de defenderse, pero en ese momento, una duda se implantó en su cabeza, dispuesta a quedarse. Key llevaba días actuando raro, muy raro. Por eso mismo, actuaba tan distante y distraído, y  podía apostar, que era la causa de ese dolor de cabeza y esas sospechosas pastillas.

 

 

-Key. –el mencionado giró a verle.- ¿Qué pasa contigo? –el otro no respondió, pues no sabía a qué se refería exactamente.- Andas extraño desde hace días, ¿qué tienes? –al entender, esquivó su mirada. No quería que viera su culpable sonrojo.- Dime. Ahora me asustaste mucho.

 

 

-No era nada grave, tonto. –soltó.

 

 

-No, pero ¿y si lo hubiera sido? ¿Qué habría hecho? –Key quedó callado, y Jong volvió a insistir.- Dime qué tienes, quiero ayudarte, eres mi mejor amigo. –dijo tomando su mano derecha con cuidado, y Key no tuvo más opción sin responder. Claro que por su cobardía, tomó la sábana blanca y se escondió bajo ella, todavía sentado, para contestarle sin que viera su rojo rostro.

 

 

-Tu cumpleaños.

 

 

-¿Qué? –preguntó, pues no había entendido.

 

 

-Tu cumpleaños, Jong. No sé qué regalarte en tu cumpleaños y no quiero que me cambies por Tae. –Otra vez con eso. El mayor entrecerró sus ojos, ¿cuál era el problema con Tae? Incluso, de “borracho” le preguntó sobre ella (o él).

 

 

-Key, jamás haría eso, es demasiado tonto pensar que te cambiaría por alguien más.

 

 

-Eres tonto, por eso lo creí. –insistió Key, aun escondido, sin moverse. Jong se rió por la broma.

 

 

-Pero eres la persona que más quiero en el mundo, después de mis padres y mi hermana, claro. –Key asomó un ojito por una orilla de la sábana.- Es en serio, te quiero demasiado. Eres único en mi mundo. –Ki Bum sentía que su cara estaba a punto de explotar.- Y cualquier cosa que me des, incluso si es un abrazo o una roca, la atesoraré porque me la diste tú.

 

 

Oh, Dios, Dios, Dios. Estaba hiperventilando. No solo porque el aire bajo la sábana se estaba acabando, sino porque su rostro estaba excesivamente rojo y su corazón iba como auto de carreras. ¿Era de verdad lo que le estaba diciendo o solo lo decía por querer hacerle sentir bien? No, no podía ilusionarse. No, no podía.

 

 

-¿Key? –no respondió. Estaba muy ocupado pensando (y escuchando) como para pensar en alguna contestación.- Te quiero mucho. –murmuró como si se tratara de un secreto, sabiendo que Key (por un muy desconocido motivo para él) se ponía rojo con esas palabras.- Y si es verdad todo lo que te estoy diciendo, pero es un secreto. –aclaró.

 

 

Key no pudo soportarlo más. Su corazón explotó y su mente le gritó “¡Dile ya lo que sientes!”, ya no podía pensar bien, su cerebro se estaba achicharrando, su cuerpo hirviendo, ya no había razón, no había motivos, no existen miedos ni limitaciones. ¡Tenía que decírselo ya! Se quitó la sábana de encima como el estorbo que en verdad representaba, y miró fijamente a las oscuras orbes de Jong Hyun, sin importarle su cara encendida similar a los foquitos de navidad. Jong Hyun sintió como si el ambiente se pusiera tenso, algo le decía que su vida cambiaría con lo que Key fuera a decir, le iban a revelar una verdad escondida y quizá peligrosa. Key separó sus labios dispuesto a decirle, hasta que la puerta se abrió, mostrando a su doctor con unos resultados.

 

 

-Al fin despiertas. –dijo sonriendo, alegre por la noticia, sin notar que había roto una especie de atmósfera.- Tengo tus resultados, Bum, y son anti-depresivos. ¿De dónde los conseguiste? –Key, sorprendido por lo dicho, abrió sus ojos y levantó sus cejas, incrédulo, borrando cualquier rastro de sonrojo.

 

 

-¿Qué? ¿Anti-depresivos?

 

 

-Sí, eso dije, Ki Bum, ¿dónde los conseguiste? –el aludido bajó su rostro, recordando, pero solo podía pensar en su mamá.

 

 

-Mi mamá me los dio pero ella dijo que eran para el dolor de cabeza.

 

 

-¿Cuántas tomaste?

 

 

-Dos pero… -y el dolor de cabeza llegó, obligándole a sujetarse el cráneo con ambas manos. El doctor, al notar que no seguiría, volvió a hablar.

 

 

-Bueno, fíjate más en lo que te llevas al estómago. –revisó las hojas.- Al parecer, no tienes nada malo, así que te daré unas verdaderas pastillas para ese dolor y que no haya más confusiones. –escribió en una hoja con mucha lentitud frente a ambos chicos, quienes no podían creer la “velocidad” de sus trazos. Al terminar, arrancó la hoja con una sonrisa y se la entregó a Key.- Aquí está, llevas esto a la farmacia, fíjate en el nombre del papel y de lo que te entreguen, espérate una media hora y no olvides tomar mucha agua, por si acaso siguen reminiscencias de los anti-depresivos. –Ki Bum leyó el papel. La letra era medianamente decente, pero entendible.

 

 

-¿Siempre escribe tan lento? –preguntó Key sin importarle sonar grosero, aunque Jong Hyun si sintiera vergüenza.

 

 

-En realidad, es para hacer la letra más entendible. Ahorita mismo, la computadora está apagada, ¿y prenderla solo para eso? No, qué flojera. –comentó, con la misma desfachatez de Ki Bum.- Tengan un buen día. –Se fija en su reloj- Perdón, buena noche. –y se fue dejándolos con una mirada extrañada.

 

 

-Y bien, ¿qué me ibas a decir? –preguntó Jong Hyun tranquilo. Ki Bum enrojeció como tomate, y asustado, se escondió bajo la sábana que había tirado.

 

 

 

 

 

Al entrar por la puerta fue recibido por dos delgados brazos en su cintura y un gritito que reconocería “¡Key Umma!”, le había dicho. El mencionado correspondió a la niña antes de que ella se separara para ver sus ojos.

 

 

-Te extrañé mucho.

 

 

-Yo también. –sonrió acariciando el cabello de la menor.

 

 

-Yahh, ¿y nosotros qué? –se quejó Onew con una bolsa pequeña de hielos en su nuca. Por suerte, su golpe tampoco fue grave. Tae al oírle rió y fue directo a él, abrazándole con un poco más de delicadeza. Jong Hyun, el último en entrar, también recibió un abrazo de Tae que le dio un sonrojo, pero fue rápido el momento, pues Tae se regresó con Ki Bum como si no lo hubiera visto en años y le apretó fuerte de la cintura. En ese momento, Min Ho apareció, serio, y Key, también borró cualquier rastro de sentimiento en su cara.

 

 

-Qué bueno que estés bien. –sorprendida la diva, pero no lo externó. Con Min Ho siempre tenía que ser una paleta helada: frío y sin emociones. No obstante, aquella frase sonaba honesta, y sin querer, le provocó una calidez en su corazón, misma que le indicó, que si importaba en la vida de Min Ho.

 

 

-Gracias. –se le salió con una sonrisa honesta y un tono de voz suave, pero al recordar que se trataba de Min Ho, carraspeó y fingió frialdad.- Supongo. –añadió, mostrando desinterés, y se fue de ahí.

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

*Con Chaquira, por si no se dieron cuenta, me refiero a la cantante colombiana. Claro que con su nombre censurado. No quiero demandas por ser su fan D: (aunque en realidad pensaba poner a Beyonce, pero el movimiento de caderas no era el mismo).

 

*SNSD: Es otra manera de llamar a Girl’s Generation, son siglas en coreano que creo que significan “Somos Nacarandas Sensualonas Divertidas” o algo así… Mentira. Obviamente no es eso, pero si tienen un significado que por falta de tiempo, no pondré ahora. Lo editaré después.

 

*En verdad, no tengo nada en contra de Im Yoon Ah, pero no sabía a qué mujer agarrar para “villana que odia sin motivos”, y pues, fue la que más me convenció. No la conozco, como casi no soy de SNSD, apenas sé su nombre y se me hace un milagro, así que inventé mi propio personaje en base a ella. Espero me comprendan (:

 

 

 

 

 

AHORA SÍ..

 

¿What time is it?

 

¿Summer time?

 

¡No!

 

¡QUESTION TIMEE!

 

¿Les gustó? ¿Valió la pena? ¿Notaron algo diferente? ¡Cuéntenme! ¡Cuéntenme! ¿Qué opinan? ¿Les gusta Im Yoon Ah (mi versión) como villana? ¿Se les hizo muy dramático el capítulo? ¿Y la discusión entre Tae y Min Ho? Omo.. qué fuerte.. ¿Y la "pelea" entre Min Ho y Key? ¡Qué buscapleitos es ese Min Ho e.e!

 

 

 

Si quieren, pueden no contestarlas xD pero en lugar de eso, dejar un bellísimo review con su opinión ;v;♥!

 

 

 

 

 

Los quiero ;D♥

 

Besos y abrazos psicológicos♥!

 

att'Hacchi♥!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).