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Como si fuera fácil por Marieene

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Notas del capitulo:

Haru & Mako = 10


Rin & Mako = 12

Capítulo IV

 

 

 

Aún estaba oscuro el cielo cuando Makoto salió de su casa con el uniforme puesto y la mochila colgando de uno de sus hombros. Como todos los días de la semana, su rutina consistía en levantarse un poco mas temprano, arreglarse y desayunar, para después buscar a su mejor amigo e ir juntos a la escuela. Sonriente, caminó tranquilamente y en pocos minutos llegó a la casa de Haruka. En ese instante tuvo un pequeño tiempo de dubitación, hasta que se armó de valor y entró como siempre había hecho. Inmediatamente se encontró con su compañero en la cocina terminando de comer. 

 

—Buenos días Haru. —Saludó y se sentó a esperar que su amigo terminara el desayuno. Éste lo observó por un tiempo sin decir nada y distraídamente bostezó. Luego recogió el plato y la taza y las lavó rápidamente. — ¿Ya estas listo? —Preguntó colgándose la mochila dispuesto a salir. 

 

—Si. —Moduló e imitó al castaño. Una vez estando ambos en la salida de la casa, Haru se adelantó y se interpuso en el camino de su amigo, evitando que pudiera salir. Con curiosidad Makoto miró al mas bajo y se acercó esperando que de esa forma el otro le diera paso, pero lo que no se esperaba era que en vez de hacerse a un lado, Haru lo agarrara de la mano y lo empujara hacia su cuerpo para luego plantarle un beso en los labios. —Buen día, Makoto. —Y luego, como si nada, se dio media vuelta y salió de su casa. Había una sonrisa extraña en el rostro del de ojos azules que Makoto no fue capaz de ver. Algo aturdido y con un leve calor en las mejillas, el castaño lo alcanzó y caminaron a la par en completo silencio. ¿Qué debía hacer? No se esperaba aquel saludo por parte de su mejor amigo, tampoco lo había rechazado. ¿Acaso le gustaba que Haru actuara así? Negó con la cabeza para apartar todo pensamiento relacionado y se concentró en el suelo y en el tiempo que quedaba para llegar al edificio de la escuela. Solo de contar cuantas cuadras quedaban suspiró…parecía una eternidad, pero quería llegar cuanto antes para poder fijar su mente en otra cosa que no fuesen los repentinos acontecimientos en su vida con respecto a sus mas íntimos amigos.   

 

Luego de llegar, las clases pasaron con rapidez, a tal punto que antes de que se diera cuanta, ya era hora de retirarse. Para su suerte ese día tenían entrenamiento en el Club. Ya reunido con Haru, ambos fueron directo a la pileta. Al llegar Nagisa, Rei y Gou los esperaban para comenzar con el calentamiento. Cada uno hizo ejercicios específicos para su etilo de nado y como cada día que tenían natación, Haruka no escuchaba a la entrenadora cuando decía que ya era tiempo de terminar. Mientras los demás se duchaban y se cambiaban para irse, Haru seguía en el agua hasta que el castaño se acercaba a la piscina y lo llamaba. Esta vez no fue la excepción y Makoto tuvo que acercarse a la orilla y nombrarlo varias veces. Pero esta vez Haru hizo de oídos sordos por más tiempo de lo habitual, luego elevó la cabeza y recién cuando vio a sus otros compañeros salir del vestuario se arrimó y aceptó la mano del castaño para salir del agua.  

 

 

 

— ¡Haru apúrate! Nosotros ya estamos listos. —Escuchó a Nagisa quejarse con las manos al estilo jarrón. Tanto el rubio como Rei ya estaban preparados para irse cada quien a su casa, así también como Gou. 

 

—Ustedes vayan, yo me encargo de cerrar y apagar las luces. —Dijo Makoto agarrando las llaves que su compañera le extendió al aceptar la propuesta del castaño. Ella los hubiese esperado, pero tenía cosas que hacer, así que se despidió y salió apresuradamente, seguida de sus otros compañeros. —Me iré a duchar, no me tardaré. —Le habló a Haru, y se metió en el vestuario. Ya dentro de la ducha y bajo la lluvia, disfrutó del agua caliente que corría por su cuerpo, relajando su cuerpo y su mente. Ya casi terminando, se puso de lleno bajo la lluvia y cerró los ojos para disfrutar un último minuto antes de salir. No tuvo en cuenta que con la sutileza de un gato, Haru se acercaba lentamente por detrás, y le fue imposible no sobresaltarse cuando los brazos largos de éste lo rodearon y un escalofrió lo recorrió al sentir no solo un beso en su omoplato, sino que al tener el cuerpo del mas bajo pegado a su espalda, comprendió que Haru estaba, al igual que él, completamente desnudo. — ¡Haru! —Volteó la cabeza para encontrarse con la cabellera oscura, pues el cuerpo le fue imposible mover ya que su amigo lo tenía bien agarrado. Quiso apartarse pero no pudo. Aquel contacto lo estaba poniendo altamente nervioso. Y sus ojos se abrieron con sobresalto cuando las manos traviesas de su mejor amigo comenzaron a recorrer cada parte de su pecho y bajaron sin preocupación por su abdomen hasta llegar a sus caderas y dándose cuenta del destino que tenían, Makoto se zafó y terminó arrinconado contra la pared de frente a Haru. Éste se acercó y lo besó tomándolo por sorpresa nuevamente. El beso era tan apasionado que el castaño se sintió invadido por una sensación agradable e involuntariamente sus ojos se cerraron aceptando aquel contacto. Pero nuevamente las manos de Haru comenzaron a moverse y dejó escapar un gemido corto cuando éstas alcanzaron lo que querían. 

 

— Quiero que veas, Makoto. —Dijo Haru en un susurró sin alejarse de sus labios, y con una de sus manos agarró la del castaño, —Quiero que comprendas lo que provocas en mi. —Y sin decir más, lo besó y su mano fue dirigida hacia el miembro despierto del más bajo. Inmediatamente lo sintió y apartó la mano con sobresalto. ¡No lo podía creer! Su mano fue aferrada y nuevamente dirigida hacia la entrepierna de Haru. — ¿Lo sientes, Makoto? —Y ante la tensión del mas lato, el de ojos azules besó aquellos labios que tanto le gustaban para luego comenzar a descender dejando besos en su camino hacia abajo. Se arrodillo y para el ya confundido y sorprendido Makoto, tomó el miembro de éste y comenzó a darle sexo oral. 

 

— ¡Haru…no…detente! —Makoto no podía asegurar que todo aquello fuera verdad. Estaba en las duchas y su mejor amigo de la infancia lo estaba tocando. No supo en que momento sus ojos se cerraron ni en que parte su boca se abrió y comenzó a soltar gemidos de placer por aquella exquisita sensación que Haru le estaba provocando. Las manos, la boca, la lengua, lo sonidos, absolutamente todo lo que Haru hacia lo estaba excitado. A tal punto que tuvo que agarrar los cabellos de su amigo y con delicadeza apartarlo. Estaba agitado y desde abajo Haru lo vio con ojos brillosos, la imagen del castaño lo excitó y lo hacia desearlo aun mas, se veía tan tierno, tan extasiado…pudo notar como sus mejillas se enrojecían de vergüenza y placer, como su respiración se había acelerado y solo deseaba poder mantener aquella imagen para siempre, poder escuchar aquellos tímidos gemidos. Quería escucharlo más y más fuerte. Ignorando la advertencia indirecta del más alto, Haru volvió a lamer el miembro de éste y a seguir con el sexo oral. Sus movimientos se aceleraron, y sus ojos miraron hacia arriba para encontrarse con un Makoto completamente distinto, uno que le gustaba, que lo hacia sentir un hormigueo en todo el cuerpo. La cabellera mojada de Makoto fue extendida hacia atrás cuando el de ojos verdes estiró su cuello y luego de que su cuerpo se tensionara, unos espasmos lo aturdieron y lo hicieron perder las fuerzas hasta el punto de tener que agarrarse de la pared para no perder el equilibrio que le quedaba. Su mente se nubló más aun y su conciencia se perdió. Gimió de una forma tan exquisita que Haru sintió una puntada en su parte baja y más aun cuando sintió el líquido blanquecino de su amigo llenar su boca. La saboreó y la tragó completamente. — ¡Oh Dios! —Soltó Makoto, y se enderezó encontrándose a Haru de pie frente a él. Y luego de ver como éste se relamía los labios con tentación, sus labios se unieron con la pasión de dos amantes. 

 

Al separarse, Haru notó que el semblante de Makoto cambiaba abruptamente y sin decir nada el castaño salió de la ducha y desaparecía hacia el vestuario. Y es que al más alto le fue imposible no sentir una punzada de culpa. Su corazón era un musculo confundido e indeciso. La imagen de Rin lo hizo reaccionar y recordar en la situación que estaba. Dos de sus mejores amigos se le habían declarado, él aun no sabia lo que sentía, pero aun así acababa de salir del baño del Club luego de haber tenido sexo oral con Haru, y su corazón se aceleró tanto, que su pecho le dolió. ¡Aun no tenia en claro si sentía algo por alguno de ellos! ¿Cómo había podido aceptar que el de ojos azules lo tocara sin haber tomado una decisión? ¿Porque se había permitido dejarse llevar por las sensaciones y besos tan apasionados? ¡Estaba mal! Se estaba comportando de forma desconocida. Se agarró la cabeza y cerró los ojos intentando calmar su agitado corazón y su acelerada respiración. Al escuchar la canilla de la ducha cerrarse, se apresuró a vestirse y esperó afuera a su amigo. Una vez que Haru salió, apagó las luces y cerró con llave todas las puertas. Ambos comenzaron a caminar en completo silencio. En la esquina de una calle Makoto se detuvo. 

 

—Nos vemos mañana, Haru. —Dijo despacito sin mirarlo y entonces el de ojos azules comprendió que tal vez había presionado mucho a su amigo con lo que había pasado en el baño, pero no fue capaz de decir nada. Y vio la espalda ancha del castaño sintiéndose culpable de confundir más a Makoto. Por un momento sus piernas se movieron y tuvo el impulso de correr hacia su amigo y pedirle disculpas, pero de pronto su cuerpo se inmovilizo. Lo había deseado tanto en ese momento que no había pensado en los efectos. Suspiró pesadamente y se giró para caminar hacia su casa pensando únicamente en el castaño. 

 

Apesadumbrado, caminó mirando al piso. Faltaba tan solo una cuadra para llegar a su casa cuando dio un salto al sentir que alguien lo llamaba, distraídamente miró hacia la derecha y se encontró con una figura alta que se acercaba hacia él con rapidez. Pronto pudo identificarlo como Rin que venia trotando con su equipo deportivo puesto. El de cabellos rojizos se acercó y de un movimiento veloz le dio un beso en la mejilla. —Hola, Rin. —Dijo sorprendido. 

 

— ¿Vamos a tomar algo? —Preguntó Rin, pero inmediatamente el castaño negó con la cabeza y le sonrió débilmente. Rin elevó una ceja completamente desconcertado con la actitud tan decaída de su amigo y perspicaz se inclino acercándose aun mas al cuerpo del castaño. — ¿Qué te sucede, Mako? —Cuestionó mirando con fijeza los ojos verdes. — ¿Pasó algo con Haru? —Y entonces notó como el castaño se removió incomodó y desvió la mirada evidenciando que efectivamente algo había pasado. Suspirando con frustración, Rin se enderezó y con lentitud extendió los brazos y rodeó el cuerpo de su amigo, en un abrazo netamente reconfortante sin segundas intenciones. —No es necesario que me cuentes nada, pero déjame invitarte a tomar algo. —Dijo despacito sintiendo como Makoto aceptaba y correspondía el abraso. Lo apretó con más fuerza y contuvo las ganas titánicas que tenia de besarlo en el cuello, en los labios, de apretarlo contra alguna pared y sacarle el aliento. 

 

—Lo siento Rin, pero debo volver a casa temprano. Mis padres se van a comer afuera y tengo que cuidar a mis hermanos. —Se excusó con la verdad, apartándose del cuerpo del otro. Y sin intenciones de seguir hablando, comenzó a caminar hacia su casa, dándose cuenta de inmediato que Rin lo seguía. 

 

—Iré contigo. —Dijo sin más y lo agarró de la mano para entrelazarla con la suya propia y de esta forma caminar hacia la casa Tachibana. Algo pasmado, Makoto se dejó guiar sin soltar aquel agarre. Antes de llegar a la puerta Rin lo soltó. —Si quieres me puedo quedar y ayudarte con tus hermanos hasta que tus padres vuelvan. —Makoto sonrió y asintió con la cabeza, sin saber el porque de haber aceptado. Después de todo no era necesario, no era la primera vez que se hacia cargo de los menores, ni la ultima. Siempre desde pequeño se había hecho cargo de sus hermanitos. Tal vez Rin le infundió la confianza necesaria y de alguna forma lo hizo estar cómodo, olvidándose todo lo pasado, incluso lo pasado con el mismísimo Rin. A la par que ellos entraban, los padres de Makoto salían. Se despidieron y entraron a la casa. La tarea de cuidar a los niños había resultado ser demasiado fácil, luego de cocinar para los cuatros, de hacerlos bañar y mandarlos a dormir, ambos se sentaron en el sofá a mirar alguna película. Rin no perdió la oportunidad de sentarse junto al cuerpo del castaño y sentir el calor de éste, luego de que ambos estuvieran relajados, se tomó el atrevimiento de agarrarlo de la mano. 

 

Al mirar el perfil del castaño, lo vio como lo más hermoso del mundo y también notó el cansancio de su amigo. Poco a poco los parpados del castaño se fueron cerrando y muy pronto su cabeza comenzó a inclinarse hacia la izquierda, siendo detenida por el hombro de Rin. El de cabellos rojos no dejó de apreciar los rasgos de su amigo, sintiendo una tranquilidad sin igual al verlo dormido contra su cuerpo. Con delicadeza depositó un tierno beso en la frente y estiró la cabeza hacia atrás, sintiendo como el cansancio también lo golpeaba poco a poco. En algún momento se quedó dormido. Allí, en el sofá, ambos eran iluminados intermitentemente por la pantalla de la tele.      

Notas finales:

Agradecimiento especial :3

 

Monica

 

KarazuNishii

 

Ruki-Ruki

 

Luchyy Chan

 

DIANA

 

Anónimo xD

 

Lizzie-chan

 

The lady naruko

 

Yunuen

 

Danna

 

hinata

 

Yuuu

 

 

 

Mil gracias por leer a todos. Espero que lo disfruten mucho :3


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