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Oscuro azul de medianoche por Gaaybriela

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Notas del capitulo:

¡Hey! 

Realmente nunca puedo esperar para actualizar y fuerzo mi cerebro un poco, ja, ehm, este capítulo es un poco raro, espero que no se espanten con una escena que no sé si podría calificarla como yuri o hetero ._.' la cosa es que no va muy lejos, pero es una advertencia de todas formas, sin más, ¡a leer! 

Zar, mi vecina fujoshi me invitó a comer y no sé cómo logró que dijera que sí.

El viento soplaba las pocas hojas que se caían de los arboles, eran pasadas las nueve y media de la noche, se me había quitado el hambre cuando ella apareció.

De su casi inexistente pecho caía un vestido de fiesta color azul chillón y tacos del tamaño de una lata de coca-cola. Miré hacia abajo con todo el miedo del mundo, ¡hija de la papa! Me veo como una fregona.

 -¡Caseey!

-Hey –salude.

-Estás horrible –miro de arriba y abajo unas cuantas veces para después suspirar- ¿De verdad pensabas que íbamos ir a comer? –Forcé una risa en lo que me encogía de hombros, si me pagaran por ser la persona más despistada...

Las paredes retumbaban, si abría la boca se saboreaba el aire, aunque suene imposible, claro. Muchos cuerpos sudados impregnados de colonia barata, mujeres y hombres parecían no tener cara con la iluminación y el ambiente, daba la sensación de solo reconocer la forma del cuerpo propio. Zar me llevo a la barra, moviendo sus caderas más de lo que debería al caminar atrayendo la mirada de los alrededores. Gritó algo al barman y pronto volaron dos vasos llenos de... algo amarillo con cosas flotantes a nuestras manos.

Me miraban sin pudor alguno, casi que podía sentir sus manos levantándome la falda. Zar me tomo de la mano, me sonrió, se acerco a mí. Me acerque pensando que iba a decirme algo.

Sus labios no iban a mi oreja... Su labial era pegajoso y sabia a cereza, aunque no estaba segura, creía que un rayo me había atravesado y sentía el efecto, pero no. Me levanté, ella me imitó. Me arrastró hasta una esquina del lugar, casualmente llena con personas ocupándose de sus asuntos. Las preguntas salían como una cascada en mi cabeza, pero sus manos, ah... una mano fría, del tipo delgada pero acolchada, como las almohadillas de un gato, arriba, arriba, subiendo la falda dos o más centímetros cada vez que su lengua lavaba mi boca y yo parecía un zombi, no lo sé, ahora...creo que me tome todo lo que había en el vaso, ya no recuerdo...

Una mano, bueno, la que sobraba, a no ser que…no, bueno, la cosa es que trataba de meterse por debajo del apretado chaleco donde debajo solo había piel, habré perdido la bufanda en algún lado.

Zar tomaba los elásticos de las medias y las dejaba ir, dolía y se sentía raro al mismo tiempo. Dejo de buscar no se qué en el parte superior para apretar mi muslo derecho, acariciando, hundiéndose, otra vez buscando... Si estas manos fueran las de Ann, si estos labios fueran los de Ann, yo...

Al final, la mano de la chica pelirrosa que no dejaba de tocarme se dio cuenta. Llegó a mi entrepierna.

Solté un jadeo, tirando de mi cabeza hacia atrás riendo. Era el mejor poema que hubiera visto en mi cochina vida. Sus manos me empujaron contra el muro, estaba temblando de puro odio.

Más tarde tomé un taxi a casa, tuve suerte que el taxista no quiso violarme, por lo menos hoy. De alguna forma logré deslizarme entre las sábanas "ojala que esta sea mi cama" suplicaba, suelo aparecer en diversos colchones por fiesta, depende con quién estuve.

-

 

El/la cara de huevo que estuviese tocando la puerta estaría muerto en poco tiempo. La radio se encendió como toda una buena alarma, un extraño de voz dulce sonaba a través del aparato en un estilo viejo.

Hay un infierno librándose en mi cabeza, soy demasiado débil ante el alcohol.

-¿¡Qué...!? –Levanté la vista para encontrarme con dos ojos marrones que me miraban ferozmente- ¡A-Andrés! Uh, ¿qué pasa? Es muy temprano...

Él bajó la vista y de pronto se puso de un violento color rojo que le llegaba a las orejas, desvió la vista de inmediato. Olvidaba que me quite la molesta falda en la madrugada, me deje las medias por qué era muy problemático bajarlas con todo el sudor y me había cambiado el chaleco por una camiseta de tirantes que con suerte llegaba a tapar algo.

Di un portazo que se debió escuchar hasta en la esquina, el corazón se iba a escapar de mi pecho a este paso y la sangre se saldría de los poros de mis mejillas. Cuando me puse algo decente, salí al pasillo. Me habré tardado casi media hora y él seguía esperándome con su cabeza entre las manos, sentado a la par de la puerta en posición de meditación.

-Hola –saludé no muy confiado. Se levantó pero no dijo nada más. Estrés en aumento- ¿Cómo conseguiste mi dirección?

-Paola…

Eso explicaba todo, creo que la castaña suele acosarme en sus ratos libres.

Sin más, se abrió paso adentro de la morada, si no mal recuerdo, estaba ordenado la semana pasada.

-No entres a las casas de los demás sin permiso.

-Tú... -miro en los estantes, hojeando los libros- Tócame.

Procesando, procesando...

-¿¡Perdón!?

Ann seguía que seguía ahí con los pies enterrados en el mismo lugar, me miró y mi cara ardió.

-¿Qué estas pensando? Hablo del violín, pervertida.

-S-Sí, eso... claro.

-Bien, perfecto. Hazlo.

-¿Ahora?

-¿Cuando entonces?

-... ¿Cómo respondo a eso?

-Solo muévete.

Camine tratando de lucir fresco y relajado pero la verdad era que el short que me había puesto me quedaba un poco apretado, por suerte la camiseta era bastante ancha...

Volví con una flauta entre manos, olvide que dejé el violín en el instituto...

No importa cómo, él no se irá sin que pase algo, ¡lo juro por mi sexualidad! O algo parecido.

-Hoy no estoy lo bastante borracho para no reconocer un violín –comentó llevando un libro debajo del brazo.

-Así que, ¿Quieres una copa?

-Como si fuera a creer que tienes alcohol en casa.

Iba a refutar cuando pensé que era verdad.  

El techo era lo más interesante que vi en mi vida, no el chico que tengo en frente, sí, ese que me pone colorado con solo mirarme, sí, miro al techo porque me gusta el cielo falso...

Ann estaba sentado en el sillón al frente de la televisión leyendo un libro mientras estaba ya el té frío sobre la mesa. Me ofreció tocar algo con la flauta cuando sabía que no me estaba prestando atención. Empecé con algo fácil, la verdad es que no sé bien como tocar esta cosa. Despegó la vista del libro y me miro.

-Ven aquí -Señalo sus piernas.

¡Santo Peter la anguila! Ni siquiera sabía describir la escena, Ann estaba con las piernas despilfarradas por toda la extensión acolchada con el libro en el estomago y se detenía los mechones de cabello que normalmente estaban en su frente con el dorso de la mano.

Entré en shock.

Mi nivel de impactado estaba sobre 9000.

Iba a moverme cuando me di cuenta de algo importante. Si pudiera decir lo que más odio de ser hombre es que el "amigo" siempre viene en los momentos menos oportunos, ¡Cuando pasa esto me siento tan prematuro!

La sangre me subió rápidamente a la cabeza, aunque tuviese una camisa extra grande, de algún modo se notaria el bulto y cuando él me preguntara ¡NO! ¡De ningún modo!

Las oportunidades que vienen una sola vez en la vida a veces tenemos que dejarlas ir.

-Ann...

¡Eso, gracias destino! Justo sonó el timbre en la puerta de entrada. Le di una mirada de disculpa en lo que sus ojos se tornaban oscuros para regresar a la lectura.

Ahora mismo, me quiero morir.

Zar estaba en frente mío con una mirada...bueno, se puede utilizar la imaginación para describir esto. Olvidaba que vive al lado.

-Me debes una explicación.

-y una disculpa -Aclaré mirando mis pies, odio estas situaciones.

Sin decir nada me empujo de nuevo a la sala de estar cerrando la puerta detrás de ella. Andrés no estaba, ¿Estará en el baño?

-Mira, no entiendo lo que haces y no es como si estuviera en desacuerdo por esa clase de personas pero, ¡pudiste haber hecho algo! Me hubiera evitado el trauma, ¿qué clase de persona pervertida eres?

-Tampoco es como si hubiese estado muy cuerda ayer.

-Era un vaso, ¡Solo uno!

-Vale –pare la discusión, ojalá Ann no esté escuchando- perdóname.

-No.

-...Ni modo, no hay nada que hacer –vete ya, lárgate de mi casa...

Zar sonrió y se lanzo sobre mí, cayendo en el sillón mientras trataba de sacarme la camiseta.

¿¡QUÉ HAGO!? ¡No entiendo a las mujeres, joder!

-Zar, Zar, ¡Zar! ¡La puta que te pario! ¡Quítate! –Grité.

Sacando fuerza de no sé donde la tire haciendo que cayera en el suelo.

-¡Eso dolió! ¡¿Qué pasa contigo?! –Sostenía su hombro y me di cuenta de que se golpeo con la esquina de la mesita que había, de su recién rota camisa caía un hilo de sangre.

Cuando veía hacia mí, había rabia en ella.

Su mano se levantó en un puño dándome de lleno en la cara. El hormigueo y el ardor eran insoportables, oía cosas retumbando en mis oídos de como cuando arrugas un pedazo de papel repetidamente. La mano me ayudó a quitar la sangre que se escapaba por mi nariz, vaya, esa chica sí que tiene fuerza.

Se fue caminando en zancadas, dando un gran portazo al salir.

-Cassy... –Salió por fin Ann desde quien sabe dónde.

Se acerco a mí despacio mientras me sentaba en el acolchado un poco aturdido. Seco las lágrimas que no sabía que acabaron rodando por mis mejillas y me dio un gran abrazo. Supongo que piensa que estoy dolido o algo pero no, sin contar el dolor, me siento bien de hecho.

No pidió explicaciones, tampoco es como si quisiera dárselas igualmente. Me curo la herida y me tomo por sorpresa que deposito un beso ahí mismo, estábamos en el baño, yo en la tapa del inodoro, él en el borde de la bañera.

-Sobre el otro día... -susurró. Ah, ya veo a donde va esto.

-¿Cuando? -presione, tengo una espina clavada desde entonces, si solo pudiese leer mentes...

-Cuando estabas tocando el violín en el salón de música...

-Siempre toco el violín en el salón de música.

-La vez que yo fui a por ti.

-Ese día –nada que hacer ya- ¿Qué pasa?

-Olvida lo que dije, creo que me deje llevar, perdona si te asusté o algo.

¿QUE PASA CON ESTE HOMBRE? ME LE HE DECLARADO INCONTABLES VECES, ME LLEVA LA alto, un momento, respira.

 -Sí, está bien.

NO. De un momento a otro solo pude atinar a responder eso. Ann se marchó cuando termino de curarme, llevándose el libro que tomo de mi estante, por lo menos eso me da una razón para verlo de nuevo...

Después de la mañana de porquería que tuve dormí en un sueño tan profundo que casi moría.

Notas finales:

...

y se supone que el protagonista es el que tiene que ser tsundere...

 

Un review para esta alma rellena de amor?uvu 

Ah, y un saludo para Tada no Ore!;3 


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