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Someday por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Me tomo más de lo que pensé, pero estos días mi tiempo es escaso, tengo un examen dentro de unos días y lo único que pienso es lógica, lógica y más lógica.


En fin… la segunda y última parte. 

Sekyung sufrió un accidente en julio, cuando llevaban tres años de casados.


 


Ella iba distraída ese día, y el vehículo la impactó por el costado. Jonghyun había corrido desde su casa hasta el hospital en donde ella se encontraba.


 


La encontró en cama, con miles de heridas por el cuerpo. Se había roto una pierna, la cabeza estaba vendada y una de sus muñecas estaba torcida. Los médicos decían que ella se pondría bien, después de una recuperación, ella sería la misma Sekyung de siempre.


 


Pero Jonghyun no estaba tan seguro. Él era medico después de todo. Ella tenía esa sonrisa bonita que siempre pintaba su boca, pero su mirada era cansada y su respiración era entrecortada. Jonghyun pensó lo peor después de verla de esa manera.


 


—Tienes que prometerme algo, Jonghyun. —Ella habló, tomando su mano entre las suyas. Eran suaves a pesar del accidente. Eran cálidas también.


 


—No hables. —Pidió, sonriéndole suavemente. —Descansa un poco, ¿Si? Me lo dirás cuando estemos en casa.


 


—Eso no sucederá, ¿Cierto?


 


Jonghyun no contestó, Sekyung podía tener razón, pero él no quería asegurar nada. Después de su vida, después de todo lo sucedido entre él y su felicidad, Jonghyun, a pesar de ser un médico, creía en los milagros. Y esperaba que uno se cumpliera con ella.


 


—Tienes que recuperarte, Sekyung. —Ella asintió, pero no la convenció. Él la conocía demasiado bien. —Sólo tienes que descansar un poco.


 


Ella asintió de nuevo, pero sus ojos estaban cristalizados y tristes de una manera que él odió.


 


—Pero si eso no sucede, —Habló más suave, más débil. —Quiero que seas feliz, Jonghyun. Quiero que lo seas.


 


—Seremos felices juntos.


 


Sekyung sonrió, pero a él no le gustó la manera en que lo hizo. Como si ella supiera que no era feliz a su lado, como si supiera que él no la amaba, no de la forma en que ella se merecía.


 


—Sólo prométeme una cosa. —Sekyung dijo, y Jonghyun quería que se callara. No había tenido la mejor de las experiencias al prometer cosas, y no quería saber qué le diría Sekyung. —Sé feliz con alguien más, y perdóname por no darte hijos.


 


—Sekyung.


 


—Te amo, Jonghyun. Recuerda eso, ¿Si?


 


Él sabía que ella esperaba un ‘te amo, también’ pero se vio incapaz de hacerlo. Sus labios no cooperaron, las palabras se perdieron y se sintió el más maldito de todos.


 


 


 


Sekyung murió dos días después del accidente, con una sonrisa cansada en los labios y sin ningún te amo para ella.


 


Esa vez no había nadie para que sostuviera su mano, ni tampoco besos suaves y dulces. Jonghyun deseó regresar el tiempo. Deseó tener esos labios que siempre recordaba y el valor que se esfumó.


 


Pero no podía, el ‘hubiera’ no existía, y él estaba solo.


 


No lloró, pero no se alejó del funeral. Vio el féretro perderse debajo de la tierra y las personas a su lado llorando, y se sintió peor que otros días.


 


Su padre, a su lado, palmeó su espalda y susurró un ‘todo estará bien’, pero ahora Jonghyun ya no creía en esas palabras.


 


Miró el lugar en donde ahora Sekyung descansaba y entonces se marchó, porque ya nada debía hacer ahí y porque no se soportaba lo suficiente.


 


 


 


El día que Jonghyun nunca creyó que llegaría, fue en otoño.


Las hojas crujían bajos sus pies y cielo estaba de ese color que lo hacía sentir cálido y un poco mejor consigo mismo.


 


Jonghyun había abandonado el hospital, temprano por la mañana, después de una guardia de más de 24 horas.


 


Estaba cansado, pero eso no impedía que pasara por el supermercado. Él y la comida eran un solo después de todo.


 


Fue en el pasillo de los cereales que todo sucedió.


 


Jonghyun parpadeó y parpadeó cuando creyó ver un rostro conocido. Dejó atrás la caja del cereal y caminó lo más rápido que el cansancio le permitió hacia esa persona.


 


Era él. Dios, era él.


 


Jinki estaba ahí, frente a él, perdido mirando una caja de cereal ajeno a su mirada penetrante y su respiración entrecortada.


 


—Jinki. —Su voz no fue más que un susurró. Uno tonto, uno de esos que escapan cuando estás frente a esa persona importante. Jonghyun lo estaba. Jinki era la persona más importante.


 


—¿Jonghyun?


 


El rostro de Jinki fue lo más adorable. Frunció el ceño y después su boca se curvó en una sonrisa. Y a pesar de todo, los años, las coas pasadas, su corazón comenzó a latir como la primera vez que sus miradas se encontraron, más rápido, más extraño, más todo.


 


—Jinki. —Sonrió, con sus manos picando por tocarle. —Ha sido un tiempo, ¿No es así?


 


—Un largo tiempo, sí. —Jinki sonrió, sus ojos casi desaparecen y su boca se extendió de la manera más feliz. —¿Cómo has estado?


 


Fue una pregunta, para la cual, él no tenía la mejor respuesta. Porque no había estado bien, porque no fue feliz durante mucho tiempo, porque, él sabía, se lo merecía de alguna manera.


 


—Bien. —Contestó rápido, sin esperar que Jinki preguntara más de ese ‘bien’—¿Y tú? Escuché que mantenías una relación con ese chico, uh, ¿Cuál es su nombre? —Preguntó, pero tampoco esperó respuesta. —¿Jung? ¿Joon?


 


—Joon. —Jinki respondió. —Él está bien. Abrimos una cafetería.


 


Era extraño escuchar de Jinki su relación con otra persona. Pero era algo que Jonghyun aceptó desde el momento en que se enteró de esa relación. Fue el momento en que su corazón se detuvo, se rompió y se oprimió.


 


Porque después de todo era su culpa. Él había dejado marchar a Jinki, fue él quien prefirió a otra persona en su lugar.


 


Era su culpa y nada más.


 


—Oh, me alegro por ti, Jinki, en verdad lo hago.


 


Ellos se quedaron en silencio, Jonghyun quiso terminarlo. Quiso reír de la forma en que lo hacían antes. Quiso tocar las mejillas de Jinki o simplemente quedarse mirando al otro y perderse sin que importara nada más.


 


Pero eso no era posible.


 


—Fue bueno verte, Jonghyun. —Jinki sonrió, tomando una caja de cereales. —Nos vemos.


 


Jinki sonrió una vez más, antes de girar y alejarse. Jonghyun no estaba seguro de volver a verlo, y quiso asegurarse de volver hacerlo otra vez. Pero Jinki se había perdido por los pasillos, llevándose la oportunidad de verlo una vez más.


 


 


 


Fue en el hospital que el corazón de Jonghyun se detuvo un momento, se oprimió y se rasgó también.


 


A Jonghyun no le importó que las enfermeras y demás pacientes lo miraran con el ceño fruncido, pero cuando divisó a Jinki en una de las camas del hospital a Jonghyun no le importó lo cansando que estaba y corrió hacia él.


 


Jinki estaba ahí, y por un momento le recordó a Sekyung. Tenía la muñeca vendada y su cabeza tenía rastros de sangre. Jonghyun creyó que su corazón no soportaría tal imagen.


 


—Jinki. —Llegó hacia él, tocando cada parte de su rostro. —¿Jinki, que sucedió?


 


En realidad, Jonghyun no estaba tan seguro de cómo es que podía hablar. Sentía su corazón latir más rápido, más asustado. El miedo corría en él. Tenía miedo de que sucediera lo mismo que con Sekyung. Tenía miedo de perder a Jinki.


 


—Estoy bien. —Jinki sonrió apenado, bajando la mirada. —Sólo fue un accidente.


 


Pero para Jonghyun no sólo era un accidente. Necesitaba respuestas, culpables, y todo. Necesitaba que alguien le dijera que Jinki estaba bien, que no sucedería lo mismo que con su esposa muerta, necesitaba un culpable para golpear y no dejar el accidente de Jinki impune.


 


—¿Lo estás? —A Jonghyun siguieron sin importarle las miradas y los susurros, acunó el rostro de Jinki y lo examinó más de ceca, recorriendo con su mirada cada parte de él, cada rasguño, cada rastro de sangre.


 


—Estoy bien. —Jinki susurró, tan cerca de él, que sintió sus respiraciones mezclarse.


 


Fue entonces que el deseo de besarle se hizo más grande, que el deseo de curarle a besos cada herida creció. Pero eso no era correcto, no lo era porque Jinki estaba con Joon.


 


—¿Dónde está Joon? —Preguntó, alejándose de su cercanía. Dolía hacerlo, pero tenía que hacerlo. —¿Por qué no está aquí contigo?


 


—Joon y yo nos separamos dos semanas atrás. —La sonrisa de Jinki era tímida e hizo su corazón latir un poco más rápido. —Estoy solo esta vez.


 


—No, no lo estás. —Jonghyun tomó su mano. —Estoy contigo.


 


 


 


Fue en diciembre, cerca de la fecha en que madre murió, que el padre de Jonghyun también lo hizo.


 


Dolía, por supuesto, pero esa vez Jonghyun no estaba solo, o al menos eso pensaba él.


 


Había sido otro día, como uno más de un funeral, Jonghyun no entendía cómo había soportado tres funerales ya. Era tan extraño, ver a las personas desaparecer de su vida, entender que nunca más estarían a su lado.


 


La casa, la que una vez, fue la casa de su niñez, ahora estaba sola. Con recuerdos bonitos, pero también recuerdos nada agradables. Ya no había nadie para que él corriera a sus brazos, ya no había nadie que esperara algo más de él, porque todos descansaban en un lugar lejano.


 


Jonghyun sintió como si un peso se quitara de sus hombros, pero también se sintió el peor de los hijos.


 


La bebida que estaba tomando se movió cuando él tomó el vaso. Estaba en un bar, de esos en donde pierdes el tiempo y el dinero, y esperaba por Jinki, porque necesitaba a alguien a su lado.


 


Jinki llegó minutos después, con el cabello despeinado, y la mirada preocupada. Jinki podía tener casi 30 años, pero seguía teniendo ese aire infantil y seguro. Se sintió mal por hacerlo ir hasta ese lugar, pero en verdad necesitaba un trago y la mejor de las compañías.


 


—¿Estás bien? —La pregunta sonó, la suave voz de Jinki bañada en preocupación. Deseó besarle, tomarle las manos y quedarse a su lado toda la vida.


 


—No lo estoy, pero gracias por preguntar.


 


Jinki asintió, con una sonrisa dulce en sus perfectos labios. No necesitó más palabras, con la compañía de Jinki, no necesitaba más.


 


Jonghyun se perdió en él, se perdió en su mirada cariñosa, y en su toque que lo hacía sentirse protegido.


 


Tampoco habló. Terminó su bebida en silencio, con la mirada de Jinki sobre él y su mano tomándolo fuertemente. Y cuando salieron a la calle, con el aire golpeando su rostro, Jonghyun se sintió mucho mejor.


 


—Gracias por venir, Jinki. —Jinki negó con la cabeza. —Siento hacerte venir hasta acá. Siento haberte sacado de tu casa a estas horas. Pero en verdad estoy solo y tú…


 


Jinki negó de nuevo, esta vez acercándose a él y entrelazando sus manos.


 


—No lo estás. No estás solo. Yo estoy contigo.


 


Con esas palabras, el corazón de Jonghyun se aceleró y aunque quiso evitarlo, termino por estrellar su boca contra los labios de Jinki.


 


Fue algo rápido y torpe, con sabor a licor y Jinki, y Jonghyun descubrió que no era una mala combinación.


 


Fue como volver a vivir y respirar. Con las manos de Jinki contra su camisa y él con las manos en la cintura de Jinki. Fue como el mejor beso de invierno.


 


Cuando dejó ir los labios de Jinki, éste tenía las mejillas sonrojadas y la mirada brillante. Se separaron después de eso, cada uno tomando un camino diferente.


 


Jonghyun sonreía.


 


 


 


Fue dos semanas después que Jonghyun conoció la cafetería de Jinki. Era algo colorido, con mesas modernas y colores brillantes, podía parecer tan diferente a Jinki, pero Jonghyun vio las pequeñas cosas que lo hacían tan Jinki también.


 


Disfrutaban de un desayuno tardío, con panqueques calientes y café con leche. Jonghyun por primera vez, después de toda su vida, disfrutó del mejor desayuno que había tenido.


 


No habían hablado del beso, ni los siguientes a ese. No hablaban de su relación y dejaban que todo pasará sin ninguna preocupación. Jonghyun dejó que las cosas siguieran su curso, y Jinki parecía estar bien con eso.


 


No había nadie en la cafetería, Jinki decía que estaba en remodelación, Jonghyun lo visitaba siempre que el hospital se lo permitiera.


 


—Viajaré a Japón en un par de días.


Jinki dijo, mientras escondía los labios detrás de la taza de café. Las palabras lo decepcionaron, pero Jonghyun asintió, escondiendo todo.


 


—Buen viaje, Jinki.


 


—¿Es todo lo que dirás?


 


—¿Debería decir otra cosa?—Inquirió, dejando la taza sobre la pequeña mesa.


 


—Tal vez podrías detenerme. —Jinki sonrió, Jonghyun abrió los ojos.


 


—¿Puedo hacer eso?


 


La sonrisa de Jinki se extendió, mientras encontraba la mano de Jonghyun por sobre la mesa. Jinki tenía los ojos brillantes, felices, y la sonrisa perfecta pintada en los labios.


 


—Cuando te encontré en el supermercado ese día, supe que lo mío con Joon, nunca funcionaria. Terminé con él una semana después de eso. —Jinki apretó su mano. —Creo que eso responde a tu pregunta.


 


—Entonces, —Jonghyun encontró su mirada. —Jinki, quédate a mi lado.


 


—Tentador. —La sonrisa de Jinki se extendió, haciendo que sus ojos casi desaparezcan. —Pero en verdad tengo que hacer ese viaje. Pero tal vez cuando regrese, podamos tomarnos unos días sólo para nosotros.


 


—Me parece una buena idea.


 


Jinki asintió, su labio siendo atrapado por sus dientes. Jonghyun acarició con el pulgar su mano y su corazón latió de esa forma rápida como siempre que estaba con él. Como enamorado y más.


 


—Jonghyun. —Jinki comenzó, Jonghyun murmuró un ‘hmm’. —¿Podemos ser felices?


 


Jonghyun encontró su mirada, los ojos de Jinki brillando con esperanza y miedo. Él sonrió antes de besar la mano de Jinki suavemente y entonces respondió.


 


—Sí, Jinki. Creo que sí.


 

Notas finales:

Eso es todo. En realidad, esta historia nació con el final, y quería hacer un drabble, pero esto salió de esa idea. Un final abierto (?).


¡Nos estamos leyendo! 


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