Las calles al igual que nuestros pasos eran largos, como si fuese a propósito.
Tenía la mano sudorosa por el contacto que hacía con Ioe. Las personas que nos veían hacían cara rara, eso es lo que más me gustaba de la apuesta que hicimos que resulto en mi primo tintándose el cabello a rosa.
Ya no recuerdo que apostamos, creo que era por un partido de voleibol, yo perdí y aunque no quería resentirme tanto por eso, sí que lo hacía, no entendía que ganaría Ioe con hacerme vestir como una chica -y todavía no lo capto- además de unas buenas carcajadas. Lloré muchísimo esa tarde, tanto que él mismo fue quien dijo »Si te hace sentir mejor, me teñiré el cabello de rosa« sospeché que esa era solo una excusa para hacerlo.
Después de un rato más, por fin vislumbramos la casa donde Ioe me llevaba para según él tener lecciones de cómo ser un buen besador. Tocó el timbre y no pasó mucho tiempo antes de que un chico de cabello marrón largo hasta debajo de los hombros sin contar despeinado de ojos ¿violeta? Abrió la puerta. Sonrió a modo de saludo dejándonos entrar, el sujeto no dejaba de mirar a mi primo aunque él no parecía estar afectado. La casa no tenía nada de especial, si cierta castaña no pasara por ahí con un delantal y un cucharón en las manos.
-¿Quién era? –preguntó sin notar nuestra presencia.
-Qué te importa –le sacó la lengua el que nos abrió la puerta, parecía un león- Haz rápido la comida, tengo hambre.
-¿¡Quién dice que te estoy cocinando!?
-Hola Pao –llamé liberando la tensión. La chica me miró y su cara se convirtió en la de una santa.
-¡Casey! ¡Qué bueno verte! No sabía que eras amiga de este pelmazo –Me reí sin entender la situación. El chico león nos guió profesionalmente a su habitación.
-Ah, sí. Lo siento, no me había presentado. Eh... dime Jack.
-Pero si te llamas Santiago...
-Calla.
Creo que lo he visto antes. Me sorprendí de mi propia memoria, ¡es el chico que siempre veo en la cafetería atiborrándose de comida!
-Entonces, ¿Empezamos? -Ioe mantenía el perfil bajo sentado en la cama pero cualquiera notaria que no quitaba los ojos al tercero en la habitación.
-Bien, Casey -me llamo el león- no sabes cómo besar, eres tan tierna.
-¿Eh? ¡Ioe!
-¿Qué? Por si te has dado cuenta la historia que me contaste es aburrida y nada emocionante.
Era inútil discutir, él era un inútil.
No encuentro motivo por el que me encuentre en esta situación con estas personas.
-Te enseñaré como besar, presta mucha atención a todos mis movimientos.
Me sonrió de modo sugestivo haciéndome reaccionar, estaba seguro que iba a hacer algo conmigo pero de pronto su mano se dirigió al hombro de mi primo distrayéndole de tal forma que con todo el apodo de león que le impuse se abalanzó sobre él.
¡BINGO! Un misterio menos. La persona que estaba con Ioe en su oficina la vez que lo encontré besándose ¡era él!
Me invadió un sentimiento extraño. Era un poco de emoción por ver homosexualidad en vivo y a su vez un vacío en el estomago, cerca de ese vacío que te da cuando se tiene hambre. Al final, hice lo que me pidió Jack, lo observé tan bien que sentía que mi nariz sangraba un poco, sus labios se movían lento, tanto que veía la pequeña sonrisa que hacia al besar, mantenía sus párpados semi-pegados en un movimiento suave. Ioe se veía igual de feliz.
Me hizo sentir totalmente como un mal tercio.
Sonrieron leyendo mi mente, como si esa era la reacción que esperaran.
-¿y bien? ¿Aprendiste? Estoy seguro que quieres practicar.
Se acerca despacio, fijándome completamente en su mirada no me doy cuenta de los brazos que se abalanzan como una manta cubriéndome, esta tan concentrado empujándose para lograr besarme que yo instantáneamente retrocedo y ambos caemos al piso.
-Estoy bien, gracias –La calma se me salía por los poros sin razón, destaco que con mi ánimo de siempre lo hubiese tirado por la ventana.
-Genial, ahora, para hacer un combo más grande hay que hacer algo más.
-¿Combo? –Esto me da miedo.
-Sí –señalo con una garra el león como si fuera lo más obvio que puede existir- un cambio de imagen, ¡la arma más poderosa para atrapar a quien quieras! Aunque claro, yo nunca la utilicé.
Casi imagine como le crecía la nariz al estilo pinocho cuando Ioe le dio un manotazo en la espalda con expresión contrariada.
-No creo que eso funcione –Me escondí detrás de mi primo.
-Eso puedes decirlo después que termine –De la nada aparecieron unas tijeras en sus manos, me asuste sinceramente por el hecho de esperar mucho tiempo para que me creciera el cabello y un tipo que recién conozco lo quiere cortar.
Cada día estoy más cerca de un manicomio con estos sujetos. A fin de cuentas lo cortó, su ojo morado era prueba de mi resistencia y arduo trabajo en vano.
Mi cabeza se siente ligera y agradable, cortó hasta los hombros en mechones delgados, ahora mi cabello parece tener las puntas decoloradas porque se despidió de todos los mechones negros casi en su totalidad. Le agradecí solo por Ioe quien no dejaba de presionarme con eso. Me fui de ahí dejando a mi primo, no estoy segura de mencionarle a nadie de esto y aunque quisiera, no sabría a quien...
-
Zar llevaba unos días visitando diariamente mi casa con comida casera. Era tan buena que nunca encontré palabras para decirle que no. Hoy comíamos curry en la sala. Me podría enamorar de ella, seriamente. No sé de lo que hablábamos, pero duraba lo suficiente durante 3 horas.
-He escuchado –Comenzó haciendo muecas extrañas cuando hablaba- ¡que donde estudias van chicas muuuy lindas!
-No creo que sean de esas chicas, Zar.
-Me basta con que sean chicas...
-No te llevaré de todas formas.
-¡Iré por mi cuenta!
-¿Así que además eres acosadora?
-¡Solo soy un lobo en busca de comida!
Nunca me cansare de decir que estoy rodeado de dementes, algunas veces he pensado en la muerte y luego recuerdo que no tengo dinero para pagar un asesino...
-Venga, te voy a esperar mañana para que vayamos juntas.
-¿No tienes clases?
-Ehhh… -sonrió- tengo el día libre.
Como dijo, apareció al otro día. Extrañamente enlatada en un uniforme unas tallas evidentemente más pequeñas. Me da la sensación de haber visto ese conjunto antes...
El día prometía ser molesto desde tan temprano.