Andrógino
Semana 17: Editando sexto episodio/Filmando séptimo episodio.
Capítulo 20: MVP
A la semana diecisiete (contando desde el primer día juntos), la mayoría de las acciones que había en el grupo, eran signos de confianza. Excepto por Tae Min. El único signo de confianza que podían mostrarle sus mayores, era verbal. En cambio, Tae, con ellos usaba chistes homosexuales, bromas pesadas, hielos en calzoncillos, sustos repentinos, despertadas agresivas (con gritos o tirándolos de la cama a patadas), entre otras cosas. Por lo que, revisar las pertenencias de sus mayores, no era algo que no hubiese hecho antes.
En esos momentos, Tae estaba de cuclillas en la entrada revisando el correo que había llegado a su casa. Uno por uno, pasaba los sobres. La mayoría eran publicidad y cobros, por lo que veía el siguiente y el siguiente, colocando los “superficialmente revisados” al final, hasta que de pronto, una carta en especial le hizo detenerse. Por el reverso, no tenía dirección específica de remitente, que es quien manda la carta. Lo único que decía al reverso era «Seúl, Corea», y «MVP1», y el destinatario parecía ser Onew. El “nombre” del autor era muy extraño y sospechoso, lo cual, fue suficiente para convencer a Lee Tae Min de leer su interior.
Curiosa, abrió el sobre sin delicadeza alguna, como si se tratara de su propia correspondencia, y sin cuidado, sacó la hoja para extenderla frente a sí misma. Dentro, el mensaje estaba compuesto por recortes de revistas, libros y periódicos, lo que, por algún motivo, le dio escalofríos. ¿Por qué tanto misterio?
Oppa, eres tan lindo, no pude resistirlo,
te amo, te necesito.
Tu cabello se veía tan lindo ahora,
siempre sabes lucir bien,
siempre lo he dicho.
No he visto a Clave estos días,
ya no está arrastrándose a la miel.
Por mí no te preocupes,
pronto estaremos juntos.
Siempre tuya, MVP1.
Bien. Eso había sido terrorífico. Alejó sus ojos del papel, meditando cada palabra. ¿Quién era Clave* y a qué se refería con «la miel»? Razonando, buscando respuestas en su joven mente estaba, cuando alguien, desde atrás, tomó la hoja en sus manos. Extrañada, volteó, encontrándose a Onew de pie mirándole con una ceja alzada, agitando la carta. Tae, al verse con las manos en la masa, no se le ocurrió mejor idea que sonreír para que no se notara su nerviosismo. Onew le rodó los ojos, extendiendo su mano, Minnie, con desgana, le entregó el resto bufando.
-Ya te he dicho que no revises el correo de los demás, Minnie. –recordó el mayor con algo de cansancio, ya que no era la primera vez que se lo repetía.
La aludida, se puso en pie siguiéndolo hasta mesa central de la cocina, donde Onew, uno a uno, fue lanzando los sobres que no eran para él o que se notaban aburridos y sin urgencia. Jong Hyun, a su izquierda, estaba preparándose un emparedado, tratando, al mismo tiempo, de ignorar los juegos de manos que Min Ho y Key compartían, chocando las palmas y cantando sentados en el sillón. Cuando los sobres se terminaron, Jin Ki leyó la carta que le había quitado a Tae. Jong, curioso, se acercó a leerla, y al finalizar, se estremeció.
-Ugh, tira eso, Hyung.
En cuanto dijo eso, el sonido de las palmas se detuvo, y Key, gateando se dirigió a la cocina, pues el maldito yeso le hacía sentirse muy lento al “caminar”, y el llamado del “chisme” le apuraba. Min Ho, aunque se ofreció a cargarle, éste se negó. Apenas le dejaban moverse. Cuando llegó con Onew, apoyándose en la mesa, se puso de pie, tratando de no recargarse en el yeso, y se puso a leer. Choi, unos segundos más tarde, también se sumó al momento de lectura. Ki Bum y Min Ho se miraron con una mueca ligeramente asqueada.
-Tira eso. –ordenó Key.
-Oppa, ¿qué es MVP? –preguntó Tae, cambiando bruscamente de tema sin querer, causando un gran silencio y que todas las miradas se enfocaran en ella. Diez segundos pasaron, y ellos seguían callados, como si su duda hubiera sido la más básica en el mundo.
-¿De verdad no lo sabes? –constató Jong al darse cuenta de que hablaba en serio. Tae negó insegura, tenía un mal presentimiento.
-Tae. MVP es Most Valious Person. Persona más valiosa, está en una de nuestras canciones. –contestó Jin Ki. Ella no dijo nada, dando a entender que no estaba enterada de eso.- Si sabes cuál, ¿verdad? –ella estrechó sus ojitos, meditando.
-... ¿Señorita? –fue la primera que pasó por su cabecita, y ellos hicieron gesto ofendido, con sus manos cubriendo sus bocas abiertas, con cejas fruncidas y rostros de horror.
-¡Replay! –gritaron todos corrigiéndole como si hubiese blasfemado en contra de ellos.
-Tae, es una de las partes que yo canto. «Noona, eres mi MVP», -citó su parte cantándola.- y por eso mis fans en específico son MVPs. –Minnie frunció su ceño, confundida.
-¿Qué no es SHINee Word? –expresó con duda.
-“SHINee World” es el nombre del fandom que apoya a SHINee. “Shawol”, son los miembros de ese fandom por “Sha” de SHINee, y “Wol”, por “World”. Aún así, cada fan tiene su favorito. Las mías son MVP.
-Las mías son Lockets. –de nuevo, Tae Min parpadeó un par de veces, perdiéndose ante la nueva palabra inventada de la diva, quién, incrédulo de que esta no comprendiera el significado a la primera, alzó sus cejas.- Locket en inglés es “bloqueado”, “cerrado”, “cerradura”, y Key es “llave”, así que, soy la “llave” que todo lo abre, soy la “llave” de sus corazones. –explicó, y aunque Tae Min mostró comprensión, no se vio muy emocionada con la idea.
-Las mías son Blingers, porque uno de mis apodos es Bling Bling.
-Las mías son Flamers, porque Onew Hyung me puso de apodo “Flaming Charisma”. –el mencionado se cubrió la mitad de su cara, riéndose al recordar eso.
-¿Y las mías? –cuestionó Minnie con algo de emoción, los chicos se callaron ante la pregunta, dando lugar a un silencio muy incómodo. Segundos después, volvieron su atención a la carta, buscando como escapar de su pregunta.
-Yo digo que la tires. –insistió Jong señalando al papel, los demás asintieron de acuerdo. Minnie, al verse ignorada por completo, alzó un poco la voz.
-Chicos... ¿y yo? –los cuatro giraron tensos, sin saber cómo explicarle sin sonar groseros.
-Es que no eres un miembro oficial, Tae. Ni siquiera sabemos cuánto tiempo te quedarás con nosotros. –respondió Jong con lentitud, luchando por sonar suave. Aún así, la expresión triste y decepcionada de Tae Min mostró que había fracasado miserablemente.
-No te preocupes, Minnie, ¡te encontraremos uno! –repuso Onew, haciendo que esta volteara con ilusión, y los demás con confusión.
-¿Lo haremos? –confirmó Ki Bum.
-Lo haremos. –aseguró el mayor de todos asintiendo.
-Está bien, pero tira eso. –repitió una vez más, Ki Bum. Onew miró la carta una vez más, y suspirando, la arrugó para lanzarla al bote de basura.
-Oppa. –los cuatro volvieron a la menor.- ¿A qué se refería con «la miel»?
-No lo sé, Minnie, pero cuídate de esas cosas, pueden ser peligrosas. –advirtió el mayor, preguntándose mentalmente, ¿cómo había hecho el remitente para saber su dirección? No obstante, lo último que deseaba hacer era inquietar a sus amigos, por lo que decidió esconder sus peores temores con una de sus características sonrisas.- Te prometo que encontraremos pronto un nombre para tus fans. Ahora, ¿ya encontraste algún tema para tu debut? -Minnie hizo una mueca, inconforme por la nueva conversación y negó su cabeza. Jin Ki suspiró.- Necesitamos un tema ya, Taeminnie, o si no, no tendrán lista tu canción para el debut. -Minnie, al oír esto, dio pequeños saltitos con un puchero berrinchudo en sus labios.
-¿Y si el tema es "Tangerine"? -preguntó Jong llamando la atención de sus compañeros.- Ya saben, "Tangerine" en inglés es "mandarina", y la manzana ya está muy sobre valorada.
El silencio grupal se hizo presente, siendo observado por lo cuatro pares de ojos con gran atención, pues a diferencia de Tae, que miraba con curiosidad, el resto veía con suma seriedad, hasta que Onew habló.
-Alguien déle un buen zape. -suplicó Onew, y Min Ho, obediente, chocó su palma contra la nuca del enano con relativa fuerza, sin problema ni alguna pizca de culpa, ni siquiera por la queja y mirada fulminante del Kim mayor.- Gracias. ¿Alguna otra idea?
-¡"Rapunzel"! ¡Que se llame "Rapunzel"! Le ponemos extensiones y se verá bonito. -propuso la diva aplaudiendo con emoción. Jin Ki alzó una ceja, como si con eso quisiera preguntarle «¿es en serio?». Ki Bum, por suerte, vio la indirecta.- Está bien. -repuso rodando sus ojos.- De todas maneras, solo hay una Rapunzel en este mundo. Y esa soy yo. -afirmó indicándose a sí mismo.
-Key, tiene que ser un tema para hombres. No a todos los hombres les gusta Rapunzel. -dijo Min Ho con suavidad.
-¡Rapunzel es un cuento muy masculino!
-Bien, basta. Eso no ayuda. -interfirió el líder con ambas manos alzadas a sus lados para detenerlos. Pasaron unos quince segundos antes de que alguien volviese a hablar, en este caso, Min Ho.
-¿El hombre araña?
-Min Ho... Seriedad, por favor.
-Pero a mi me gusta. -discutió la menor.- Siempre he querido ser un super héroe.
-No, Tae. Nos podemos meter en problemas con respecto a los derechos de autor, no podemos pagar al hombre araña. -explicó Jin Ki.
-¿Entonces a Mario B*? -de nuevo, los ojos se posaron en Jong Hyun.- Está bien, ya entendí. -respondió cubriendo su cabeza con ambas manos, con miedo a un segundo golpe.
-¡Aigo! ¡Es un tema muy difícil! ¿No lo puede elegir Tae?
-No, Key, debemos ayudarle. -Onew rascó su barbilla.- Debe ser un tema cliché, algo que sin dudar, comprarías.
-¿Plantillas? -comentó Jong Hyun.
-No.
-¿Pantalones de marca?
-No.
-¿Bebidas energéticas?
-Chicos, se les está secando el cerebro. -resumió Onew al repasar las últimas opciones.- ¿Qué es lo más común a los catorce años?
-¡Embarazos! -gritó Key levantando su brazo como un alumno con la respuesta correcta en una clase de matemáticas.
-¡No, Ki Bum! ¡Cielos! ¡No! -exclamó en un casi regaño, el líder horrorizado ante la terrible contestación.
-Me rindo. -confesó Tae, pues ya se estaba hartando.
-No, Minnie, ese tema saldrá ahora. -insistió Onew.
Pasaron al menos veinte minutos pensando en lo mismo, buscando algún tema en especial que representara a Taeminnie y combinara con ella, pero ninguno parecía lo suficientemente bueno, y de nada ayudaba el hecho de que Onew siguiera pensando en la misteriosa carta. Él no era de recibir esas cosas de fanáticos, y el que estuviera hecha con recortes y no a máquina ni a mano, daba una muy mala espina. Fue cuando escuchó unas descordinadas, arítmicas, rudas y escandalosas notas que provenían del piano. Minnie no podía ser, ya que era una experta en el arte del piano, y cada melodía que tocaba sonaba sin error alguno.
Luego escuchó un «no, Oppa, así no», y apenas se dio cuenta de que sus amigos lo habían dejado solo, meditando en su lejano mundo Jinkinino. Bufó cruzándose de brazos, odiaba que le hicieran eso. Fue al cuarto de piano, y ahí vio a Min Ho picando algunas teclas con mucho esfuerzo, mientras Tae le insistía que se relajara.
-Oppa, más calmado, no debes destruir el piano. -repitió de nuevo, ya que el mayor solo dejaba caer sus manotas como un gorila insensible. Minnie, suspirando, tomó de las muñecas al mayor, y con mucha calma, se puso a picar en cada nota. Al terminar la parte, lo soltó.- Ahora tú.
Era ridículo que ni siquiera pudiese tocar "El viejo McDonald tenía una granja" (la cual, estaba aprendiendo en esos momentos) en aquél bello instrumento, pero sus evidentes esfuerzos demostraban que de verdad le era otro mundo para él, algo que apenas entendía y que mucho le faltaba para dominar. Con mucha dificultad, largos espacios entre cada dos o tres teclas, Min Ho tocó la canción, dándole apenas forma, y al acabar, miró a Tae Min con una bella sonrisa.
-Gracias, eres una gran maestra. -Minnie, sonrojada, jugó con sus manos, agradeciendo también. Entonces, ahí, la mente de Onew se encendió; chasqueó sus dedos por mero instinto y gritó, llamando la atención de todos.
-¡Lo tengo! -Key solo se asomó por el sillón ante el aviso de Onew, pero el resto dejaron sus cosas y se acercaron.
-¿Qué es, Hyung? -preguntó Min Ho.
-Primer amor, Minnie, usaremos el poder del muy gastado tema cliché que a todos les encanta. Primer amor. -repitió como si fuera un genio con un nuevo invento salvador de la humanidad.
-¿Pondremos a alguien que represente a su "amor"? -cuestionó Jong, Jin Ki negó con su cabeza.
-Con que cante sobre él, basta. -explicó Onew con una sonrisa.- Ahora sí, podremos ir a la empresa para charlar con Hyung.
-Pero, ¿no sería más fácil y rápido llamarles? -expuso Ki Bum con lógica rápida.
-Ellos quieren reunión de esto. -dijo alzando sus hombros con desinterés, antes de avisarle a Tae y a Min Ho que irían con él a la SM.
Min Ho y Tae subieron a arreglarse, y aprovechando que Jong se fue a bañar y Key estaba ocupado en su novela, se agachó buscando dentro del bote de basura. Sacó cada papel, cáscara, envoltura, plástico, lata y desperdicio, pero no encontró la carta que hacía menos de una hora desechó. Volvió a revolver la basura una y otra, y otra vez, pero esta no apareció. Su sangre se congeló. La basura tenía todo lo que tiraron ese día, todo excepto esa hoja y sobre. Solo había una posibilidad, una muy aterradora que no quería creer. Entonces dio un salto espantado al sentir una mano en su hombro. Giró alterado, descubriendo a Min Ho.
-Hyung, ¿qué pasa? -sin pensarlo, habló.
-La carta, Min Ho, la carta no está.
-Tal vez tiraron la basura, Hyung.
-Min Ho, la basura está aquí, lo único que no está, es la carta. -explicó sudando, aterrado, respirando irregular.
-Hyung, cálmate. -ordenó sosteniéndole de los hombros, aunque no sabía qué decir, pues la idea de que un vil papel hubiese desaparecido, le daba escalofríos.- Pronto resolveremos esto, Manager Hyung y Soo Man Hyung deben enterarse de esto. -Jin Ki, al oír eso, se calmó un poco. Cierto, las autoridades podrían hacer algo.
-Tienes razón. -admitió en un suspiro. Estaba entrando en pánico por nada. Inhaló y exhaló profundo varias veces hasta relajarse por completo. Luego sonrió un poco.- Gracias, Min Ho, sin ti, habría enloquecido.
-No es nada, Hyung, solo una cosa. -el mayor prestó atención.- Lávate, por favor, apestas.
El mayor rió con la petición de su menor, y ya más calmado, se levantó para irse a dar una ducha rápida.
Hasta el segundo en que se despidieron los tres, desaparecieron y se quedó solo, pensando, en el sillón mientras veía televisión, recordó que su abuela había salido de compras sola (porque insistía en que era muy fuerte para cuidarse a sí misma), por lo tanto, le habían dejado con la persona que menos quería estar. Dramático, y sin poder evitarlo en realidad, gritó con todos sus pulmones, maldiciendo su suerte.
In Ha, Tae Young y Soo Man quedaron encantados con la idea del amor adolescente, después de todo, era algo fácil de explotar y de aprovechar, más que nada porque Tae Min tenía rostro de bebé. Más tarde, luego de aprobar el tema, dar algunas sugerencias para los colores, vestuario, escenas y el video mismo, el presidente pidió a Tae que se quedara a platicar con ellos tres, pues había algo muy privado que necesitaban aclara con ella. Min Ho, a pesar de negarse desde el principio, fue obligado a permanecer fuera de la habitación con Onew. Una vez solos los cuatro, su presidente fue el primero en romper su silencio.
-Tae, hemos estado revisando las grabaciones de la semana pasada para editarlas, y nos dimos cuenta de un detallito muy pequeño que nos gustaría discutir contigo. -aunque el tono del hombre había sido suave y comprensivo, Tae supo a qué se referían.
-El día que regresaste, les dijiste a los chicos tu verdadero nombre. -prosiguió In Ha.- Algo que jamás confirmaste con nosotros, y por lo tanto, es un problema.
-En las grabaciones, hay veces en las que te llaman "Tae Min" abiertamente, olvidándose del público que podría verlos y tomar ventaja de eso. Tae, al decir tu nombre, expones tu género, por lo tanto, el show se termina.
-¿Q-qué? -atinó a decir con muchos nervios.
-Mira, tienes la oportunidad de decirles que solo te llamen "Tae" o "Minnie", es muy revelador el que digan tu nombre real, aún si ellos no quieren decir lo que creen que eres, en cuanto tu nombre salga al aire, tu género también. -explicó Soo Man.
-Haremos lo posible por editar tu nombre y censurarlo, pero que ya no se repita, porque el "bip" tiende a ser molesto. -Tae asintió con vehemencia ante las palabras de In Ha.
-Ahora, nos gustaría saber por qué les revelaste tu verdadero nombre. -pidió con suavidad Tae Young, a lo que Minnie tardó en contestar.
-Porque no quiero seguir mintiendo. -admitió.- Mis padres me enseñaron que mentir es malo, y yo no me siento bien mintiendo a mis amigos. -los tres asintieron comprendiendo. Tae seguía siendo muy pequeña para esas cosas.
-Está bien, pero que no se vuelva a repetir.
Advirtió Soo Man, a lo que ella asintió antes de levantarse e ir a la puerta, dejando a los tres meditando sus palabras, hasta que Onew regresó con ellos, pidiendo a Soo Man un momento a solas. Una vez que In Ha y Tae Young salieron a regañadientes, Onew se acercó a su mayor, sacando el tema sin adornos ni contratiempos, pues era de suma urgencia.
-Tengo una sasaeng*. -el mayor, al instante, abrió sus ojos con asombro y preocupación.
-¿Qué? ¿Desde cuándo? ¿Cómo lo sabes?
-Hyung, mis cosas han estado desapareciendo, y aunque al inicio no le tomé importancia porque soy algo distraído, soy muy cuidadoso con mis pertenencias. Cepillos para cabello y para dientes, cremas, camisetas, ropa interior, gorras... -expuso lo primero que iba recordando con un tinte de miedo en su voz.- Y ahora, me ha llegado una carta, solo decía MVP1 y que era de Seúl. La tiré a la basura pero cuando quise sacarla, ya no estaba. -tembló al repasar el momento en su cabeza.- Hyung, no sé cómo, pero esta persona sabe dónde vivo y tengo miedo de que lastime a los chicos.
-Tranquilo, revisaremos cada cinta y le atraparemos.
-Por lo que decía la nota, es una mujer, aunque quizá es para confundirnos. Y en una parte hablaba de Clave, que dejó de perseguir a la miel o algo parecido. -comentó, Soo Man habló inconsciente.
-¿Clave será Ki Bum?
El rostro angustiado de Jin Ki le indicó que no debió decir eso. Por supuesto que Onew, sabiendo inglés, dedujo al instante que Clave podría ser Key, ya que ese era uno de los sentidos que se le podía dar a la palabra. Pero su mente hizo todo lo posible para no pensar en eso, porque eso significaría un posible peligro para Ki Bum, y él no quería eso. Tenía miedo, pero no por él, sino porque los patrones de conducta de las sasaengs, solían recaer en destruir toda barrera entre su ídolo y ellas, sin importarles a quien dañar. Eso quería decir que tanto Key como Min Ho, Jong Hyun y Tae estaban en la mira de su acosador. De pronto, sintió la repentina necesidad de abrazarse a sí mismo, el frío que provocaba el horror de sentirse observado, hacía vibrar a cada uno de sus huesos. Luego vio a su superior con el terror pintado en su rostro.
-¿Entonces a qué se refiere con la «miel»? -temió por la respuesta.
-Siendo que el remitente se autonombró MVP, quiere decir que su obsesión es hacia ti. Onew, tú eres «la miel». Entonces, el que haya dejado de «perseguir a la miel» hace referencia a que ya no está contigo en público.
Toda la fuerza abandonó su cuerpo desestabilizándose hacia atrás. Si no hubiera sido por la mano de su presidente que alcanzó a sostenerle de la espalda, habría caído sin remedio al suelo. Estaba pálido y sudando frío, ¿qué hacer?
-Solucionaremos esto, Jin Ki, te lo prometo. Tú trata de actuar normal, no puedes asustar a los chicos. –Cierto. Cierto. Cierto. Mierda, tendría que fingir que nada malo ocurría. Cielos.. estaba más estresado que nunca. ¿Cómo podría ocultarlo? Ya lo pensaría. Asintió nervioso, haciendo todo para convencerse de que su presidente se haría cargo de eso, y tras un par de agradecimientos más, dejó el cuarto, para irse a casa con los chicos.
Aburrido, de nuevo, y negándose a ser ayudado, subió las escaleras. Después de todo, Kim Ki Bum no era ninguna nena, era un hombre hecho y derecho. (En su imaginación, claro). Apoyándose del barandal para no pisar con mucha fuerza en su pierna enyesada, escaló cada paso quejándose del maldito material, frustrado. Cuando al fin logró al segundo piso, se arrodilló y continuó gateando, para poder ir más rápido, tal y como se había estado acostumbrando los últimos días por más que lo regañase su abuela. Fue a su mega habitación tomando ropa limpia y una toalla, luego se dirigió al baño con tamaño presidencial. Tomó una de las bolsas de plástico que acomodó en un cajón del mueble, ya que su doctor pervertido le había recalcado lo importante que era mantener el yeso seco. Se la puso en la pierna asegurándose de no tener ninguna fuga, y procedió a meterse en la tina. Quería relajarse un poco.
Cuando estuvo a punto de quedarse dormido, cabeceó y el brusco movimiento le medio despertó. No supo cuánto tiempo estuvo ahí remojándose, de lo único que estaba seguro era que ya era hora de salir, por lo que quitó el tapón para que el agua se fuera, y procedió a bañarse. Siete minutos más tarde, cuando apenas iba a acomodar el jabón en su lugar, éste se le escapó de las manos para esconderse en el suelo. Con todo el cuidado que pudo tener, se agachó para tomarlo pero se resbaló. La caída fue tan fuerte, que su cabeza quedó en blanco por un momento, no supo cómo se golpeó exactamente, tan solo sabía que su espalda y cadera le dolían con horror. Quedó mudo por los primeros tres segundos, y cuando por fin pudo tomar suficiente oxígeno, gritó con todas sus fuerzas, del puro dolor. No podía moverse, el agua le daba en la cara, su cuerpo dolía y ya quería acostarse en su cama.
Gritó de nuevo, con esperanza de que su abuela hubiese llegado ya. Necesitaba que le abrazara y le mimara con mucho amor, justo como siempre hacía cuando se lastimaba (después de decirle lo tonto que era por caerse). Y la puerta se abrió. La ilusión creció en él, pero esta se esfumó en cuanto vio que era Jong Hyun. Mierda. Ni su yeso, ni su cadera entumecida, ni su espalda adolorida, ni con el agua cayendo en su cara, ni su posición incómoda harían a su orgullo doblegarse. No. No quería su fea ayuda.
Jong Hyun, que estaba abajo comiendo un coctel de frutas, escuchó el grito de Key y no dudó en ir corriendo, mucho menos sabiendo lo de su yeso. Si bien, esperaba encontrarse a Ki Bum tirado, llorando y pidiendo su ayuda, le sorprendió bastante encontrarlo en el suelo, acostado de lado hacia él, con el antebrazo derecho pegado al piso para recargarse en él. El agua daba directo a su rostro, por lo que con su brazo izquierdo se cubría. Jong Hyun quedó de piedra, sin saber cómo sentirse al respecto. De lo que si estaba seguro, y le asustaba mucho, era que, además del calor por la humedad del agua tibia concentrada en el ambiente, sus pantalones le apretaban más que cuando estaba abajo comiendo su frutilla. Reaccionando, se acercó corriendo pero Ki Bum estiró su brazo hacia él, dando aviso de que no se acercara.
-Lárgate, no quiero tu ayuda.
¿Era en serio? Qué diva tan terca. Jong Hyun bufó, cansándose de la actitud de Key.
-Ki Bum, necesitas ayuda.
-No me importa, no quiero la tuya.
-Key, puedo ayudarte de verdad.. –trató de convencerle con un tono suave, al tiempo que cerraba la llave del agua. Es decir, colocándose atrás de Key. Cuando se inclinó para tomarlo de la cadera, Ki Bum puso su mano en el pecho del mayor.
-¡Lárgate, pervertido!
-¡Ki Bum, ya te he visto desnudo!
-¡Deja de mirarme!
-¡Está bien! ¡Levántate tú solo! –exigió con ademanes de sus brazos, enfadado.
-¡Cállate! –chilló enojado. Con dificultad y mucho dolor en su cuerpo, logró girarse para ponerse a gatas. Lo cual era mucho más vergonzoso, pues había quedado en cuatro frente a Jong Hyun, lo cual, daba paso a muchas imágenes sucias. Cielos. Las fans morirían si vieran una foto similar.
-Tienes lindas mejillas.
-¡Cállate! –chilló más fuerte, avergonzado, más rojo que antes. Oh, cielos, qué humillación. Trató de gatear, de verdad que lo intentó pero su cadera seguía rígida, no quería darle permiso de moverse a sus piernas.
-Muévete, entonces. –presionó un poco más serio, fingiendo que no le daba risa la posición de Ki Bum. Le habría gustado tener un celular a la mano. Con cámara, por supuesto, pero no había pensado en llegar “preparado”.
-¡Dije que te calles! –ordenó, luego, tras pensarlo, volvió a gritar.- ¡Y deja de verme el trasero! –ahora Jong Hyun no pudo evitar las risas.
-¿Por qué tienes que hacer las cosas tan difíciles? –preguntó entre risas, tapándose un ojo para controlarse.
-Muy divertido, ¿eh? ¡Ya verás cuando te patee! –amenazó, sin embargo, Jong continuó con sus risas, sin una pizca de miedo.
-Sí. Es muy divertido. –admitió calmándose para insistir, de nuevo, en un tema que Ki Bum no le dejaba tocar.- ¿Seguimos siendo amigos?
-¿Sacas eso cuando estás ahí parado mirándome el trasero?
-Sí, por eso lo digo. Podría ayudarte, pero tú me odias. Sigo siendo tu amigo.
-No te odio.. –confesó más rojo.
-Es increíble lo infantil que eres, Key. Hemos hecho cosas peores. –Ki Bum suspiró. De acuerdo, necesitaba ayuda. No podía moverse, mucho menos, levantarse, ya estaba más que claro. Suspiró, tragándose su orgullo.
-Está bien. Ayúdame. –pidió avergonzado.
-¿Cómo se dice? –presionó divertido. Ki Bum, de nuevo, bufó.
-Por favor. –gruñó entre dientes. Jong Hyun aceptó sonriente.
Animado, se inclinó para tomar de las caderas al enrojecido Ki Bum, cuando de pronto pisó el jabón y cayó encima de él. Key en cuanto sintió algo duro chocar contra su trasero, su pierna sana despertó en su rescate, pateó con fuerza, y dio justo en la entrepierna de Jong, quien se había retirado justo unos segundos antes. Jong, cayó sin aire, sentado contra la pared, llevándose una mano a su zona lastimada. Cielos, que buen tino poseía Ki Bum para darle ahí.
-¡Key! –se quejó apenas, afónico.- Me.. diste. –completó tratando de respirar, pues la agonía lo asfixiaba.
-¡Fue tu culpa por tocarme así! ¡Pervertido! –se defendió.
-¡No te iba a tocar “así”! –gritó con el poco aire que tenía, luego tomó más y siguió.- ¡Me caí, tonto!
-¡Pervertido!
-¡Pervertido tú primero, malpensado! –contraatacó llevando la otra mano a su estómago, encontrándose con el pie de Key, quien ahora estaba acostado de lado, con su pierna enyesada doblada y la sana estirada en el abdomen de Jong Hyun. Ki Bum estaba inmóvil como una muñeca de trapos, esperando que le cargaran. Aun cuando su cuerpo había reaccionado a su llamado de emergencia, seguía estando tieso e imposible de moverse por su propia cuenta. Apenas iba a alzarle en brazos, cuando unos pasos acercándose le alertaron. Ambos se miraron, estaban en una posición muy comprometedora.
-Si es mi abuela, diré que intentabas violarme. –murmuró lo suficientemente bajo para que el otro escuchara.
-¡Tramposo! –se quejó en susurros. Esperaron, hasta que los toques en la puerta les hicieron saltar del susto.
-¿Kibomi? ¿Estás ahí? –preguntó la mujer desde el otro lado. Los chicos se miraron, asustados.
-E-eh, ¡s-sí, abuela! –balbuceó Key nervioso, rogando porque su abuela no sospechara nada.
-¿Pasa algo? Escuché unos ruidos.
-¡N-no, abuela! ¡No pasa nada!
-¿Seguro, hijo?
-¡S-sí, abuela, no te preocupes!
-Aah, bueno. Jugaré un rato con la caja rara de Jong Hyunnie, por si me necesitas. -y es que, de tantas horas sin poder realizar tareas del hogar, había comenzado a aburrirse. Ahí fue cuando Jong Hyun llegó en su rescate, abriéndole las puertas al paraíso de los videojuegos, a los cuales, ella llamaba "caja rara".
-Está bien, abuela, gracias. –las pisadas se estaban alejando, y cuando apenas iban a suspirar de alivio, estas se regresaron, tensándolos.
-Ah, por cierto, dile a Jong Hyun que no sea muy rudo contigo, Kibomi, todos sabemos lo delicadito que eres, el que lleves ese yeso no significa que pueda dejarte sin caminar, ¿eh? –sugirió la anciana, haciendo que Ki Bum volviera a enrojecer. Mierda, ella ya sabía que estaban ahí.
-¡Lo tomaré en cuenta, abuela! ¡Si no vuelve a caminar, ya sabrás el motivo! –gritó Jjong riendo, ganándose otra patada de Key en su abdomen.
-¡No olviden usar protección!
-¡Abuela! –se quejó antes de oír las carcajadas de su abuela junto con sus pasos alejándose.
Esperaron unos minutos, mientras Jong Hyun reía. Cuando se calmó un poco, se puso en pie llevándose consigo a Ki Bum. Con delicadeza, le secó y lo envolvió en la toalla, pues ahí parado sería difícil vestirlo, además de cansado. Jong, con lentitud, se lo llevó a su habitación, donde lo tendió en la cama. Luego se fue por la ropa y procedió a ponérsela, teniendo cuidado de no lastimarle. Más tarde, le ayudó a estirarse, pues seguía entumecido. Al finalizar, como no tenían nada más que hacer, se quedaron sentados en la cama de Key, uno al lado del otro en silencio.
-Entonces, ¿cogemos*? –propuso Bling Bling fingiendo seriedad. El menor, al verlo, sonrió, tomó una almohada y se la estampó en el rostro hasta acostarlo. Esperó un momento antes de apartar las manos.- ¿Eso es un “no”? –Key rió.
-Sí.
-¿Si lo haremos?
-No, no lo haremos. –completó entre risas. Jong se apartó el cojín de su cara y le miró, sonriendo. Por fin lo veía reír de verdad. Saber que él había provocado eso, le hacía sentir inmensamente contento, pues él, antes, era el responsable de alegrar a Kibummie. Algo en su pecho se expandió escandalosamente, casi con orgullo. Se sentó sonriente.
-Extrañaba hacerte reír. –admitió estudiando la sonrisa de Ki Bum. Éste, al oírle, volvió a ponerse serio. No sabía cómo contestar a eso.- ¿Seguiremos siendo amigos? –preguntó el mayor buscando sus ojos.
Bien, le había ayudado con lo del baño, y aunque bromeó con eso y le avergonzó, no dudó en darle una mano, ni en cargarlo o vestirlo. Tal vez, Ki Bum solo estaba exagerando. Tal vez, Jong no se estaba burlando de él, tan se cayó de pequeño y no entendía la realidad de las cosas. Además, él también extrañaba ser amigo de Jong. Sonrió de nuevo, pensando. Quizá, esta vez, podría controlar mejor a su debilucho corazón, y de esta manera, no caer de nuevo en los encantos de Jong Hyun. Asintió convencido.
-Está bien. Amigos.
-¿Ya no me odias? –Kibomi negó con su cabeza, mordiéndose el labio inferior por la pregunta. Jong Hyun, al ver su respuesta, sonrió contento, y lo abrazó. Después de cargarle, vestirle, verle desnudo, en cuatro y caerse encima de él, era lo mínimo que podía hacer para agradecerle.
Acomodó su nuevo celular bocarriba encima del piano. Picó la pantalla táctil de su moderno celular, y activó el video, que junto con una canción* que tenía pegada desde tiempo antes, tenía las notas para tocarla en el piano. Así, con la música y leyendo las partituras, tocaría el piano para aprendérsela más fácil. Apenas llevaba siete segundos, cuando alguien colocó sus manos en sus caderas. Min Ho. Se sonrojó, entre nerviosa y feliz por su tacto, soltando una risita incontrolable mientras luchaba por no detenerse. Min Ho, controlando su cadera, comenzó a moverla de un lado a otro, siguiendo la canción, bailando ambos al mismo tiempo.
Choi había estado leyendo un libro, cuando le vio bajar por las escaleras con su nuevo celular, directo al piano. Al escuchar las primeras teclas cantar, se acercó moviéndose de lado a lado hasta pegarse detrás de ella para abrazarla al tiempo que recargaba su barbilla en su delgado hombro. No se cansaría nunca de ella. Toda Tae era linda y divertida. Se contagió al oír las risitas de Minnie. Luego, abusando un poco de su control, puso sus manos sobre las de la pequeña, fingiendo que él era quien tocaba el piano. Ella rió aún más, divertida, dejándose llevar por su Oppa. Minnie era adorable en todos sus sentidos, no podía evitar suspirar por ella, todo el día, Tae ocupaba su mente por completo. Ni siquiera recordaba el contrato ya, solo deseaba estar pegado a ella cada segundo del día, admirándola, observándola, hablando con ella, haciéndole reír, escucharla tocar el piano y cantar. Se había enojado mucho cuando Jong se la llevó, y claro que le gritó unos cuarenta minutos de lo mismo, pero, ¿cómo se supone debía reaccionar si iban ellos dos juntitos y solitos? Además, ella solo era una bebita inocente, una que estaba bajo su cuidado, y que por supuesto, Choi no soltaría jamás.
Tae Min era su nombre, pero, ¿y su género? No quería pensar en eso, menos aún, comprobarlo. Deseaba disfrutar cada instante en aquella ilusión, mientras Tae parezca un hada. Llevado por el momento, le dio un beso en la mejilla, provocando que esta dejara sus dedos en las mismas teclas, dando lugar a notas largas. Ella cerró sus ojos, saboreando el tacto entre su Oppa y ella, su sangre enloqueció, fluyendo más rápido que nunca, arriba, abajo, a los lados, en círculos, en triángulos, en cuadrados, en heptágonos, centrándose en su rostro; haciéndole temblar enterita. Al separarse, la canción, en su teléfono terminó, y ella giró para encarar a Min Ho, dispuesta a decir algo. No convenía ya seguir escondiendo sus sentimientos. Avergonzada, inspiró profundo, necesitaba ser clara y concisa, como una bomba nuclear: un solo tiro basta.
-Oppa.
-Mande. –contestó con un leve rubor en sus mejillas, cielos, ella le hacía sentirse más tímido aún.
-Tú... –se trabó por los nervios, volvió a inhalar.- ¿Son tuyas estas notas? –Min Ho, confundido por la pregunta, miró la mano de Tae, que salía del bolsillo frontal, ese que estaba justo en su pecho por la camiseta, sacando una pequeña hoja de papel. La tomó, leyéndola, y reconoció al instante la letra.
-No. Esta es la letra de Jong Hyun. –explicó releyendo la nota, la cual solo decía «tu perfume me hipnotiza». Tae abrió sus ojos por la sorpresa. ¿Jong Hyun? El que había estado mandándole notas las últimas semanas antes del incidente de las flores, ¿era Jong Hyun? Su decepción fue absoluta y abrumadora, ni siquiera pudo ocultar su puchero triste. Tenía tanta esperanza de que fuese Min Ho, así que la caída, desde tan alto, fue más fuerte de lo esperado.- ¿Por qué?
-No, por nada, yo solo...
-Hey, Tae, al fin te encuentro. –ambos giraron hacia el final de las escaleras, de donde venía el rey de Roma: Jong Hyun. Tae sacudió su cabeza, para no transmitirle su decepción.
-¿Qué pasa?
-Necesito hablar contigo de algo muy importante. –dijo tomando la mano de Minnie para salir al patio trasero. Cuando se dio cuenta de que Min Ho les seguía, le detuvo.- A solas. –éste, disgustado por la última petición, se fue. Una vez solos en el otro extremo del patio trasero, caminando descalzos sobre el césped, Tae decidió preguntar.
-¿Qué pasa, Oppa?
-Escúchame bien. –pidió tomando sus manos con delicadeza, mirando a sus ojos. Frente a frente, Jong Hyun parecía tener algo muy grande qué contar, tan solo esperaba no meterse en más problemas.- Lo siento. –Minnie frunció su ceño, confundida, sin entender a qué venía aquella rara confesión. Bastaron tres segundos para descubrir a qué se refería.
Continuará...