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Detalles por -Raiden-

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Notas del capitulo:

 


"Lucha por lo que amas... no importa a lo que te tengas que enfrentar..."


 

Termino la semana más rápido de que lo esperaba, y en todos esos días… ya no había visto al crio ese.
 
Y tampoco es que lo buscara.
 
Esos extraños ojos metálicos eran hipnotizantes, donde se perdería con una extraña facilidad… No sabía explicar aquello…
 
Corto la mayoría de los arbustos, árboles y toda la vegetación que humanamente podía con sus pocos conocimientos de jardinería, y las herramientas para dicha tarea. Habían sido bastantes en todos esos días que a veces las horas se le hacían eternas.
 
Peinaba su rebelde cabello rojo con una mano para despejar su sudada frente, después de terminar con los grandes terrenos de la gran propiedad que eran de mucha vegetación.
 
-Eustass… Debes ir al invernadero. - era la modesta sirvienta que le llamaba encendiendo un cigarrillo. 
 
Siempre le venía a ver cuando el dueño de la mansión necesitaba algo.
 
-No sabía que tenían un puñetero invernadero, Baby 5. - comento algo agitado y molesto.
 
Ya conocía el nombre de la chica después del primer día de trabajo. A ella no le gustaba que la llamara con el sobre nombre de: “Tu”
 
-Cuida tu lenguaje. - le dijo molesta tirando el cigarrillo que acaba de encender.
 
-Vale… - Kid había olvidado dejar las malas palabras en casa.
 
La chica solo volvió a encender otro cigarrillo. El pelirrojo descubrió que aquellas cosas eran su vicio y negaba con la cabeza.
 
De vez en vez el también los fumaba pero no quería escupir sangre por la boca en un futuro cercano, y aun recordaba cómo le pidió uno para relajarse a lo que la ella se negó diciendo que era muy joven para eso.
 
Como si ella supiera la mierda de vida de llevaba desde que era un crio…
 
Gruño por un momento y empezó a destensar los músculos de su cuello y espalda.
 
Toda esa mañana había sido bastante cansada.
 
Movía sus hombros para quitar la tensión, alzaba los brazos al cielo esperando que con eso la quemante sensación que le provoca tanto esfuerzo físico disminuyera, no se había sentido tan molido como cuando terminaba una pelea como ahora… Al menos esa energía que siempre tenia de más se gastaba en algo productivo.
 
Sus ojos ahora más dorados por los rayos del sol encima de su cabeza, miraban las esponjosas nubes de color perla opaca, avanzando lentamente como si pastorearan en la inmensidad del azul valle donde se alimentaban con cada nuevo respiro que le daba la tierra…
 
-Está en la zona norte. Si sigues el sendero no te perderás. - la calmaba voz de la chica lo bajo de su nube.
 
Kid observaba el camino que le señalaba con la mirada. 
 
Parecía ser un largo trecho de ahí hasta donde estaba del dichoso invernadero, porque incluso la senda se perdía en la inmensidad de la propiedad como un pasaje infinito a lo desconocido.
 
-Supongo que no tengo opción… - dijo para suspirar por última vez el pelirrojo. – Y bien… ¿Qué tengo que hacer? - ya no quería estar bajo el abrazador sol por otro minuto más.
 
Sentía el escozor de los rayos luminosos sobre su piel.
 
-Debes regar las flores. - soltó con simpleza la chica para sonreír.
 
Un gruñido mas escapo por su boca con ese pintalabios oscuro que traía.
 
¿Acaso no podían ni hacer eso siquiera?
 
Bajos sus brazos para sobar su hombro una vez más y sacudir sus manos de la tierra que tenía en ellas. Y aun se preguntaba que tantas cosas ridículas tendría que hacer para terminar con ese castigo…
 
Castigo que se merecía por…
 
Sacudió su cabeza de forma negativa para ponerse en marcha.
 
Pero para Baby 5, su semblante no paso desapercibido, quizás aun había algo de arrepentimiento por haber herido al joven Zoro y sobre todo culpa; la culpa que le hacía ir todos los días llamado Smoker.
 
Sus pasos eran firmes en ese suelo de piedrecillas bajo sus botas, esas rocas sueltas que hacen tambalearse si no pisaba con decisión y fuerza.
 
El sendero estaba bien indicado por lo que veía Kid. Simple, con el camino de yerbajos, las piedras, los arboles haciendo de raras columnas como guiando al caminante para no perderse en el gran valle verde.
 
Pero el sonido del viento al pasar por entre las ramas le gustaba al joven pelirrojo de sobre manera.
 
Ese silbido que retumbaba en las hojas atrapadas por los arboles que amenazaban con caer pero seguían luchando por permanecer con el árbol que les daba vida.
 
Los rayos del sol cruzando por los espacios vacios dando la apariencia de ser un lugar peligroso y mortal sin dejar de ser tan atrayente.
 
No sabe cuánto tiempo camino, pero ya estaba observando a lo lejos el dichoso invernadero.
 
-Parece una tortuga… - murmuro al ver el enorme domo blanco que se asomaba.
 
Y en efecto… era el invernadero más grande que había visto hasta ahora, con esas placas entre abiertas en lo más alto y ligeramente abierta la entrada principal.
 
Suspiro para caminar a la puerta de vidrio templado con ese deje de soberbia del poder del dinero.
 
Como odiaba a la gente así…
 
Tomo el platino pomo con su pálida mano para deslizarla suavemente.
 
Frente a sus ambarinos ojos estaban las dichosas flores en las filas sobre todas esas masetas, que a pesar de estar juntas, se dividían por secciones dejando el mínimo de espacio para poder pasar entre ellas.
 
Pero que lo más le atrajo la atención al pálido muchacho fue la temperatura del lugar era… frio.
 
En los invernaderos la temperatura siempre era regulada por el efecto de convección, y regulación de la luz infrarroja que se mantenía por los rayos del sol, y todo eso con el propósito de hacer una temperatura estable para las plantas pero…
 
La brisilla fría que ahora reinaba en el invernadero no le desagradaba, podría decir que lo refrescaba después de esa caminata bajo el sol casi abrazador.
 
Aspiro el agradable aroma que despedían las flores, ese perfume natural que era tenue, no tan dulce ni molesto como lo había esperado… simplemente exquisito para suavizar los sentidos de quien entrara en ese bello escenario de coloridas flores.
 
Y claro… las flores.
 
Había varias de estas: lirios, claveles y muchas rosas. Estas últimas llenaban casi todo el invernadero.
 
Blancas, rosas, rojas, amarillas, unas más con varios tonos combinados de las mismas pero sin dejar de ser bellas y atrayentes.
 
Kid nunca espero que ese lugar ahora casi mágico atrapara su atención con su ligero aroma y color, el jamás había visto a las plantas como algo más que plantas, estorbosas y molestas cuando el viento las agitaba en los días de verano, llamando a los insectos para hacer la famosa polinización.
 
Inhalo una vez más ese perfume para cerrar la puerta de vidrio y caminar por uno de los pasillos. Estaba seguro que en ese lugar los rociadores automáticos estarían listos para esparcir el agua a las plantas.
 
Busco con la mirada el famoso dispositivo pero en su lugar vio una nota pegada en el panel donde se manejaban los aspersores.
 
“Fuera de servicio”
 
-Pero claro… no podía faltar. - dijo con tono irónico.
 
Ya sabía a lo que lo mandaban, y él como un gilipollas buscando la forma más fácil de hacer el puñetero trabajo sin hacer casi nada.
 
Miro una vez más el lugar para buscar algo con qué regar las flores, pero solo veía las malditas plantas con…
 
-Atropa Belladonna… - escucho un susurro.
 
Conocía esa voz… esa era la voz de…
 
-Puede considerarse como una de las plantas que tiene mayor importancia en la medicina actual y se le llama Belladonna, por el uso que las damas romanas hacían de su jugo para embellecerse el cutis… Y Linneo lo llamó Atropa, por ser el nombre de la parca encargada de acabar con la vida de los mortales según la mitología.
 
Y una sonrisa nació en sus labios cuando se acerco cuidadosamente…
 
Era ese crio… Trafalgar Law el crio de los grisáceos ojos que le atraían magnéticamente el que estaba leyendo un libro cerca de la vegetación.
 
“Plantas que curan y matan” podía leerse en el lomo del libro el cual ahora Kid ya se interesaba. 
 
No hizo ningún ruido…
 
“Vaya lectura más macabra” pensó el pelirrojo ahora que ya estaba a tan solo unos pasos de ese chico… llamado Law…
 
Una de sus morenas manos dejo el libro para tocar con suavidad las hojas de la planta frente a él.
 
Verde opaca con la clorofila dándoles ese tono tan espeso pero aterciopelado, sus delgados dedos recorrían con detalle la pequeña hoja para después tirar de ella con cuidado.
 
Las ovaladas hojas aun tenían rastros de una ligera humedad en ellas, haciendo que el joven sonriera débilmente como quien descubre la maravilla de la naturaleza, pero ahora dejando el libro de lado, tomo la flor que tenia la forma de una bella campanilla de color púrpura con hermosos reflejos de un leve tornasol verdoso en su constitución y el débil olor cítrico que despedían…
 
Inhalo con un inocencia su aroma y lo dejo escapar con un suspiro que le encanto de sobre manera a Kid, quien veía todo desde una distancia prudente sin moverse para no espantarlo y ni dejar de contemplar cada acción del pequeño moreno.
 
Pero todo sucedió cuando los frutos de la casi mortal planta… unas bayas oscuras con el mismo tornasol oscuro, dando la total apariencia de estar completamente maduras llamaban al moreno…
 
Desprendió con facilidad unas de estas bayas para así sin más metérsela a la boca…
 
-¡¿Pero qué mierda haces?! -  se escucho un grito seguido de un brusco movimiento sobre su delgado cuerpo, haciendo que escupiera la baya que hace unos segundos había tratado de comerse.
 
-Eustass-ya… ¿Qué haces aquí? -  Law se sorprendió al ver le había jalado y arruinado su pequeño experimento.
 
-¡¿Qué que hago aquí?! ¡¿Qué mierda haces tú?! ¡¡Esas putas cosas son venenosas!! - le grito fuera de sí, al ver que el moreno solo le miraba desconcertado… y sin entender nada.
Kid le había tomado de los hombros y Law sentía la fuerza con la que sus dedos se enterraban en su piel, a pesar de que traía una sudadera holgada…
 
La respiración agitada del pelirrojo le decía todo y nada al moreno que seguía mirando sus ambarinos ojos algo turbios del enojo que estaba experimentando…
 
La verdad es que el era la última persona que esperaba ver ahí… y cuando sintió que lo jalaban no supo qué hacer mas que es escupir la baya que tenía en la boca de la pura impresión por verlo ahí… con el… a solas…
 
Empezó a sonrojarse por la ahora situación tan extraña en la que estaban… Y Kid al ver como sus mejillas morenas tomaban ese color rosado…
 
Le soltó con rapidez.
 
-No debes comer cosas que te encuentras por ahí… ¿Acaso no estabas leyendo ese libro… sobre las plantas? - volvió hablar el mayor un poco más calmado mirando para otro lado…
 
Pues el sonrojado del menor era una ligera provocación… de algo.
 
Pero el moreno no respondió… sabia que esa baya era venenosa, sabía que la atropina que contenía podría causar desde una intoxicación hasta un estado de coma por la acción sobre la acetilcolina en su cerebro…  Pero aun así quiso comerla… pero no ser venenosa…
 
Y la razón era simple…
 
Sentía algo que para él era desconcertante… sentía…
 
-Mira que para gustarte los libros Trafalgar, no les pones mucha atención… - el mayor ya tenía el libro en sus manos buscando la pagina donde había leído la información sobre la planta en cuestión.
 
Escuchar su nombre en la boca del pelirrojo por fin lo despertó de ese extraño estado y frunció el ceño para arrebatarle el libro de las pálidas manos del otro…
 
-El que no sabe nada eres tú Eustass-ya… Estas bayas son grosellas oscuras, comestibles y lo que estaba leyendo era una planta medicinal que no tenemos aquí… Solo alguien sin cerebro comería algo que no sabe lo que es. - termino de decirle para empezar a caminar hacia la salida.
 
Eustass Kid no sabía si agarrar a hostias al crio ese o de plano darle un jodido beso después de ver esa cara que puso cuando se sonrojo, pero su cuerpo siempre actuaba primero que su mente y ya le había dado alcance para tomarlo de la muñeca con posesión…
 
Un quejido fue lo que ahora se escucho en ese santuario para las flores…
 
-Deja… de… provocarme… niño… - siseo cada palabra para acercarlo con lentitud a su alto y fornido cuerpo.
 
Un extraño impulso tomaba el control de Kid…
 
Nunca… nunca en su joven vida Trafalgar Law había sentido miedo y excitación al mismo tiempo haciendo que una sonrisa nerviosa creciera en sus labios para volver a mirar esos ambarinos ojos con una extraña seducción que solo le gustaba cada vez… más…
 
-No tengo idea de lo que hablas… pero si no me sueltas… te arrepentirás… - quizás eso no sonaba como una amenaza pero si el fuerte golpe que le dio en la entre pierna al otro.
 
El mayor se vio lento cuando le dio ese golpe que hizo que le soltara y se arrodillara en el suelo…
 
-Esto no ha acabado niño… - susurro adolorido el pelirrojo al verlo salir de ahí…
 
La mente del mayor era un revoltijo… Quería enseñarle una lección al crio ese pero también quería besarlo… Joder quería besarlo… No había sentido esa necesidad con nadie… nunca… y todavía lo consideraba cuando lo tuvo tan cerca.
 
-Mierda… ¿Pero qué cojones me pasa? -  gruño para levantarse del suelo y sacudir su cabeza.
 
Aun le dolía ese golpe que le dio el crio ese pero lo soportaba para regar las putas plantas y largarse de ahí… otro detalle que se sumaba a lista de cosas que pensaría hasta que pasara el fin de semana bebiendo algo en su casa…
 
Tomo lo primero que vio, que era una pequeña regadera, y lo lleno con el agua del grifo que estaba al final del invernadero.
 
-Estúpido crio… estúpido trabajo… joder. -  ya regaba las susodichas plantas sin fijarse que las estaba ahogando con tanta agua en sus raíces.
 
-Deja de blasfemar y pon atención a lo que haces. - otra vez esa voz.
 
-¿Regresaste a discutir o pelear como los hombres? Trafalgar…  - el moreno estaba en la puerta de vidrio mirándolo con el ceño fruncido.
 
-No quiero que mates a mis plantas que tanto trabajo me costaron florecer. Eustass-ya. - la verdadera razón del porque regreso… solo la sabia el mismo Law.
 
Kid solo le miro de reojo para controlarse y no dejarse llevar como siempre por sus impulsos.
 
Law por su lado sacaba un atomizador para rociar a las flores con sutileza y mirándolo de reojo para que viera como se hacía todo aquello.
 
Las horas pasaron demasiado rápido y en silencio… Un raro silencio pero sin ser incomodo… como el primer día que se conocieron.
 
Ninguno de los dos entendía que mierda pasaba con ellos, al menos Kid no lo sabía con certeza pero no desaprovecho la oportunidad de estar con el moreno… al menos por ahora… y solo como compañía… ¿no?
 
Ese jodido detalle… paso desapercibido…
 
Porque en algún momento… a pesar de todo… 
 
Kid… estaba besando a Law…
 
Notas finales:

Gracias por leer.


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