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Andrógino por Hacchiko

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Notas del capitulo:

Hi, babies, ¿me extrañaron?

 

Cielos, detesto tener que comenzar cada capítulo disculpándome, sin embargo, me he tardado bastante y lo admito. Lo siento de verdad, no me gusta tardarme tanto, pero hay cosas que simplemente no puedo dejar de lado.

 

Lo bueno, es que es en una fecha muy especial, ayer fue (en mi país) el cumpleaños de nuestro pedacito adorable polloso de Tofu (o sea, Onew), y hace un par de días, fue el de nuestra ranita rapera (es decir, Min Ho) ;v;! Muchos besos y abrazos bellos a ambos, que cada segundo de sus vidas sea inundado de felicidad y que todas las metas que ellos se propongan, se cumplan, estando rodeados del amor inmenso de sus seres queridos y guapísimos fans.

 

¿Se dan cuenta de que mis notas, cada vez son más extensas? Lo siento, sé que hay gente que detesta leer tanto, pero soy tan... expresiva :/

 

Cosas importantes (por favor, LÉANLAS):



    • ¿Qué es el Question time? Son sugerencias de lo que podrías agregar a tu comentario para el fanfic y mostrar tus opiniones. Por lo tanto, no es obligatorio contestarlo o responder todas las preguntas (aunque me haría inmensamente feliz que las respondieran todas).

 

    • Todos tenemos valor, y tenemos derecho a expresarnos. Eso quiere decir que, en caso de que quieras dejar tu valioso y hermoso comentario, por favor, te suplico, no pongas «soy un asco pero aquí voy»/«Te hice una biblia, perdona por escribir tanto» ni nada parecido. En cuanto pienses que eres un asco, tú mismo te lo estás creyendo, y eso, mi querido lector, no es cierto.

 

    • NO IMPORTA LO LARGO QUE SEA TU COMENTARIO, LO ACEPTARÉ CON MUCHO AMOR. AMO LEER, así que, mientras más largo y extenso, más feliz me haces♥.

 

    • Capítulo dedicado a Elfka. Una de mis más fieles lectoras, que en cada capítulo (y si no se puede, en la mayoría) me deja comentario (y muy extenso, plz). Una de las personas más beshas de Amor Yaoi porque además de convivirs, compartir opiniones y darme su crítica constructiva, me ayuda mucho en cuanto al material de cada capítulo con lindas ideas, canciones que por supuesto desconozco y grupos que ya debería conocer x) Muchísimas gracias por todo tu apoyo, sweety, de verdad espero que te guste este capítulo, es algo así como un inicio... y aunque no es lo más apegado a la realidad, hice mi propia versión del personaje. Espero te guste, y ya sabes, luego me comentas qué opinas, si te gustó o no y por qué… y ese rosho ;) No te preocupes, no shoraré si no te gusta xD! Beshitosh, baby♥!



 

 

Creo que eso es todo. (Creo). Muchísimas gracias por apoyarme, por leer, esperar y comentar. Espero les guste tanto o más –mucho, mucho más- que los anteriores, y si pueden, dejen amor con comentarios.

 

Besos y abrazos psicológicos♥

 

att’Hacchi♥!

Andrógino

Semana 18: Editando sexto episodio/Filmando séptimo episodio.

Capítulo 22: Pistas descubiertas

 

 

 

Jin Ki lo sabía, ¡lo sabía! ¡Algo iba a pasar! Y por supuesto, sin poder evitarlo, ocurrió, aunque tampoco era algo para festejar. De suerte, aquél incidente no se llevó consigo a Tae ni a ninguno de sus amigos, más eso no significaba que estuvieran fuera de peligro por siempre.

 

 

Onew quedó inconsciente por un par de horas, y la filmación fue pospuesta para finales de semana. El doctor les aseguró que no tenía ningún daño, pues el desmayo había sido por la impresión. Al menos, por esa parte, estaban bien; Jin Ki seguía impactado, mordiendo sus uñas inquieto por el próximo ataque. ¿Cuál sería el siguiente mensaje? Jin Ki tembló al recordar la nota en el colosal foco caído.

 

 

No más Misterio.

MVP1

 

 

¿Se refería a Tae Min? ¿Cuánto tiempo había estado observándolos? Cielos. El pánico revolvía sus entrañas, pero, ¿qué podría hacer? Ni siquiera sabía quién era su acosadora ni como desenmascararla. Tan solo rogaba porque todo acabara pronto, que la persona dejara de atentar contra sus amigos y se olvidara de él.

 

 

 

 

 

Frente. Atrás. Frente. Atrás. Frente. Atrás.

 

 

Llevaba cerca de quince minutos balanceándose en el columpio. Y no lo quería dejar. (¡Para nada!). Jong Hyun y Key (Key sentado en el césped) lo observaban desde el lado izquierdo, a salvo a un par de metros de él. Lo curioso era que, antes de esa media hora, ellos no sabían de la existencia del columpio. Y por más tonto que sonara, tampoco sabían del gigantesco roble que lo sostenía. A pesar de llevar días viviendo ahí, ellos no habían visto nada de eso, e incluso, si su mánager no les hubiera dicho que podían quitar el columpio*, habrían durado otra semana más con él.

 

 

Al parecer, los que se encargaron de agregar inmobiliario g acomodarlo, añadieron el columpio porque escucharon que en el grupo que llegaría a vivir ahí, habría un menor de edad, y la primera idea que les llegó, fue que sería de diez años o menos.

 

 

Sin duda alguna, Tae agradecía de corazón ese bendito columpio, era muy divertido, y Key y Jong Hyun también ansiaban usarlo. Después de todo, ¿quién podría negarse a un columpio?

 

 

Min Ho y Onew conversaban tranquilos en la sala, a punto de ir al patio trasero, cuando vieron a esos tres atrás. Curiosos, se aproximaron a ver qué hacían, y una vez que llegaron, se dieron cuenta de su gran concentración con respecto al juego móvil.

 

 

-¿De dónde salió este columpio? -preguntó Onew. Key, sin verlo, contestó.

 

 

-Ya estaba aquí pero lo vimos apenas ahora.

 

 

-Mánager Hyung dice que los de inmobiliario lo pusieron porque pensaron que Tae tendría unos cuatro años. -añadió Jong Hyun, observando todavía, la trayectoria del juego.

 

 

-¿Por qué yo no lo había visto? -se quejó Min Ho, y Jong giró.

 

 

-Nadie lo había visto, ni siquiera al gran roble. -señaló. Al parecer, sus problemas habían sido más grandes que ese gigantesco árbol. Incluso, Min Ho creía, que si tres personas abrazaran el tronco, apenas así podrían rodearlo por completo. Viéndolo con más detenimiento, sus ramas eran largas y llenas de hojas, por lo que daba mucha sombra y un antojable lugar para sentarse a pasar el rato.

 

 

-¡Tae! ¡Ya bájate de ese columpio, egoísta! ¡Yo también quiero subir! -le gritó.

 

 

-¡No quiero! -respondió Tae cuando el asiento volvió a retroceder. Key bufó frustrado, y Jong Hyun, al percatarse, se levantó, jaló las cuerdas deteniendo el columpio, y agarró la cintura a Tae, quien se puso a gritar escandalizada, aferrándose al juego, pues aún no se quería bajar. Jong Hyun, sin mucho esfuerzo (y sin importarle que la falda de la menor se alzara y mostrara todo), la cargó, caminó varios metros y la dejó caer (haciendo que gritara de nuevo). Luego tomó a Ki Bum en brazos y con cuidado, lo colocó en el columpio, antes de posicionarse tras él para impulsarlo.- ¡Yah! ¡Eso es trampa, feo!

 

 

-¡Fea tú! -le contestó Jong empujando a Key.

 

 

-¡Tú más feo! ¡Deja que el cojo se haga cargo de sus propios asuntos! -gritó, aún en el suelo, bufando.

 

 

-¡No soy cojo, todavía tengo mi pierna! -exclamó Key enojado al oírle. Unos minutos después, Jong Hyun lo empujó, tirándolo del columpio y se puso en su lugar, ignorando los chillidos furiosos de Ki Bum, quien no esperó ni un segundo más y le jaló la pierna, haciéndolo caer, se puso sobre él y empezó a pegarle con sus pequeños y débiles puños. Tae, al ver la pelea, se subió al columpio, sin importarle la pelea de aquellos dos.

 

 

Tanto Jin Ki como Min Ho suspiraron. Solo ellos se pelearían por un columpio, y aunque trataron de separar a esos dos para interrumpir su ridícula pelea de manotazos no pudieron bajar a Tae del columpio hasta casi una hora después, ya que se encontraba demasiado ocupada planeando como robarle un beso a Min Ho.

 

 

Hasta ahora, todo había fallado, pero no se rendiría aún. Tae ansiaba decirle a Min Ho todo lo que su pequeño corazoncito guardaba, pero su extraño sexto sentido apenas descubierto le insistía con que era mala idea, ya que Tae aún no encontraba el regalo perfecto para una bonita declaración. Después de todo, ¿qué podría regalarle a Choi Min Ho? Tae seguía sin respuestas aceptables, y no podría declararse hasta encontrar el mejor regalo del mundo.

 

 

 

 

 

Después de muchas discusiones, se decidió que solo Min Ho y Tae saldrían en el video, ya que Ki Bum seguía con el yeso, Jong Hyun lo cuidaba junto con la abuela y Onew estaba demasiado asustado como para participar. Sin embargo, aún con los ensayos, Min Ho seguía demasiado ansioso, apenas podía con los pasos y la letra, y esto se repetiría hasta salir bien. Min Ho no quiere ese baile, Min Ho no quiere esa canción, Min Ho quiere correr lejos.

 

 

Pero no puede. No puede porque ya se ha invertido bastante para ese solo video como para huir sin explicaciones y sin permisos. Siente que echará a perder todo, pues su torpeza con esa canción era demasiada. (Además de vergonzosa). Su director les dice que vayan al set, pues ya era hora de filmar, así que, ignorando sus ganas de vomitar, se dirige, hasta que alguien choca sus manitas contra su pecho, obligándole a agachar la mirada.

 

 

-Oppa.

 

 

Seguía siendo su semana femenina. Min Ho, inevitablemente, suspira al verla tan linda en esos pantalones apretados y blusa ajustada. Solo Tae podía hacer que un vestuario sensual se viera adorable.

 

 

-¿Qué pasa? -pregunta con demasiada suavidad, ensimismado en el rostro ligeramente sonrojado de Tae, quien sonríe con timidez.

 

 

-Oppa, lo harás bien. -aseguró ella, haciendo que el mayor rodara sus ojos sin creer su mentirilla blanca. Tae mordió sus labios, traviesa, uniendo fuerzas y aprovechando su guardia baja para darle un corto beso en la mejilla, sorprendiéndolo por completo. Ella sonríe.- Suerte. -y sale corriendo a su lugar para empezar a grabar.

 

 

De pronto, Min Ho sentía muchas energías, como si sus palabras (y su beso) hubieran surtido un efecto desconocido en él. Sorprendentemente, el video les quedó mejor de lo que esperaban, cantando, bailando, mirándose sonrientes a los ojos, daban la perfecta imagen de adolescentes enamorados. (Incluso, Min Ho la cargó para bailar, con las piernas de Tae aferrándose a su cintura y sus brazos a su cuello).

 

 

 

 

 

Jamás creyó que volvería a salir de casa. Solo. No, no podía con una acosadora suelta y sus polluelos desarmados, pero ahora había decidido que era momento de enfrentar a sus temores. Solo. Y para ser honestos, daba miedo.

 

 

¿Qué tipo de acosadora tenía? ¿Una buena? ¿Una mala? ¿Una cariñosa? Lo único que sabía era que era celosa (bastante), pero no más que eso. ¿Cómo atraparla? ¿Cómo descubrirla? Ni idea, de lo que sí estaba seguro era que no podía soportarlo más, y fuera como fuese, la atraparía, o al menos, revelaría su identidad para denunciarla, no podía permitir que se saliera con la suya. Estaba en la calle a mera hora del tráfico, con un mar de gente pasando por su alrededor en ambas direcciones. Ni siquiera sabía qué hacer, solo había estado caminando en un día normal a una hora normal en una zona normal. Una gota cayó en su nariz, haciendo que volteara hacia el cielo que comenzaba a engriceser.

 

 

Iba a llover, aunque la señorita del pronóstico no lo hubiera anunciado, llovería. Jin Ki, nada preparado para ello, comenzó a dirigirse a la esquina y deteniéndose al llegar y notar el semáforo para peatones en rojo. A su derecha estaba un letrero grande dentro del cristal, anunciado un nuevo teléfono inteligente (como si se necesitaran más).

 

 

Estaba leyendo con detenimiento las letras hasta que su celular, en el bolsillo derecho trasero, vibró con un pitido fugaz. No dudó en sacarlo para revisar de quien era el mensaje. Un escalofrío corrió por su espalda, ahuyentado el calor de su cuerpo y cada pizca de oxígeno. En el mensaje no había letras ni números, solo un destinatario con un número desconocido, y una foto. Una de ese preciso instante, que lo captaba a él desde el costado izquierdo a unos metros, y un par de pasos atrás. Incluso salía el anuncio del teléfono. Su corazón pareció duplicarse, pues lo sentía y escuchaba en cada oído a pesar del bullicio de la gente.

 

 

Con disimulo, giró sus ojos hacia el anuncio recubierto por una capa transparente de vidrio, centrándose en el reflejo del mar de gente avanzando, pues el semáforo ya había cambiado a verde, no obstante, solo había una persona, el reflejo de una mujer viendo hacia el reflejo, como si supiera que él la estaba buscando en el vidrio.

 

 

Y ahí fue cuando descubrió que todavía no estaba preparado. Ni para la lluvia que comenzaba a caer ni para conocer a su acosadora. Giró sus ojos hacia el frente, y sin importarle que el semáforo acabara de volverse rojo en señal de que no cruzara, corrió con todas sus fuerzas. Solo quería huir. No escuchó ni los pitidos de los autos, ni la gente tras él gritando que regresara.

 

 

Quiso llorar al sentirse demasiado lento, sintiendo gota a gota golpear su piel. Chocaba con gente, empujaba personas, pisaba a quien sabe quién, pero tampoco hizo caso a sus gritos furiosos, estaba demasiado ocupado intentado escapar. De pronto, una alarma mental se hizo presente. ¿A dónde vas? No podía ir a casa, sería acorralarse, así que, sin planearlo mucho, dio vuelta a la izquierda por un pasillo tenebroso, temblando, sintiendo la piel de gallina al oír los acelerados pasos persiguiéndolo a unos diez metros (que para él eran muy escasos), hasta terminar del otro lado de la cuadra que estaba igual de atascado de gente. No se detuvo ni un segundo, siguió empujando a las personas, sin poder disculparse como en una ocasión normal habría hecho, sin poder inclinarse y explicar por qué estaba tan apurado, por qué de pronto le desesperaba tanto cúmulo de personas.

 

 

Continuó varias cuadras, girando en esquinas y callejones con la ilusión de perder a su cazadora, casi tropezó en varias ocasiones, pues en lugares ya habían comenzado a nacer charcos.

 

 

No supo cómo ni cuándo, logró dejarla atrás aunque sabía que no sería por mucho. Llegó a una plaza, donde el centro era extenso y redondo, con maceteras en medio rodeadas, de asientos. Resbaló y como pudo, corrió a una tienda sin ver el título ni de qué era, con ambas manos, sin importar su apariencia, abrió la puerta y entró.

 

 

Unos metros más adelante, se hallaba un escritorio, sobre él, una caja registradora, tras ella, un joven, y alrededor, mucha ropa. Se acercó sudoroso, mojado y agotado, haciendo que el otro le viera sin interés. Era más alto que él, de labios finos y ojos traviesos. Ah, y una paleta en su boca. Estaba hojeando una revista, aparentemente aburrido. Onew, con el poco aliento que tenía, logró exhalar un «escóndame». El desconocido parpadeó al notarle tan desesperado, y sin palabras, señaló un anuncio con su izquierda, el cual, se encontraba pegado a un perchero redondo de metal lleno de prendas colgadas en ganchos, lo cual, sería suficiente para ocultarlo. Onew, se quedó mirando sin entender, pues no supo si quería darle una indirecta o quien sabe qué. El joven rodó sus ojos, se sacó la paleta y habló.

 

 

-Escóndete. -Onew, tras escucharlo, corrió desesperado.

 

 

El pelinegro volvió sin problema a su revista, leyendo ensimismado. Unos segundos después, entró alguien. Onew no pudo resistir la curiosidad y se asomó entre la ropa y el anuncio. Su sorpresa fue demasiado grande al notar a una mujer de no más de trece años, con el cabello corto, de vestido azul y botas militares. Su ceño estaba fruncido, y sin más, sacó el celular para marcar un número. Onew, al sentir su teléfono vibrar, tragó duro.

 

 

El pelinegro, cuando notó lo que la niña estaba tratando de hacer, tomó el micrófono de la registradora y lo torció cerca de una bocina, provocando un chillido desgarrador en todo el local y gritos de los pocos clientes que había. La niña, frustrada, llevó sus manos a sus oídos, soltando el celular sin pensarlo, el cual, cayó y se abrió, mandando lejos a la batería. Ella, al verlo, soltó una exclamación preocupada. Jin Ki aprovechó para apagar el suyo, descubriendo que en efecto, ella era su acosadora.

 

 

El joven, al ver que había funcionado, apagó discretamente el micrófono y lo acomodó en su lugar, más ella lo notó y con furia acumulada, se acercó a él.

 

 

-¿Otra vez tú aquí? -preguntó él, extrañando a Jin Ki (y no por el hecho de que no se sacó la paleta).

 

 

-Eso no te incumbe. ¿En dónde está mi oppa? -exigió saber, sacando un suspiro cansado de él.

 

 

-Pobre alma en desgracia. -comentó sacando su paleta en un sonoro "pop".- ¿De quién se trata esta vez?

 

 

-¿Como que de quién se trata? ¡Es el oppa más guapo de todos: Lee Jin Ki! -el otro alza una ceja antes de volver su atención a su interesante revista.

 

 

-No lo conozco.

 

 

-¡Claro que sí! Es el líder de SHINee y el más lindo de todos.

 

 

-Ni idea de quién me hablas. -insistió sin dejar de leer la revista, al tiempo que rodaba el palito de la paleta, frustrándola más.

 

 

-Aissh, es que tú eres tonto. -contestó pensando que eso lo ofendería, a pesar de que sentía más cosquillas con la brisa que apenas le llegaba por la puerta recién cerrada, que lo que ella pudiera decirle.- Dime dónde está, nos vamos a casar.

 

 

-¿Qué pasó con tu otro esposo?

 

 

-Me aburrí, este es más lindo.

 

 

-Pues no está aquí.

 

 

-¡Aissh! ¡Me molestas! ¡Dime ahora o-! -y no logra terminar porque el otro sacó una botella con dispersor, como las que se usan para regañar a los gatos, dándole en toda la cara.- ¡Yah! ¡Mi padre se enterará de esto!

 

 

-Y de esto también.

 

 

Dijo volteando la pantalla a un lado de él, que mostraba lo que todas las cámaras filmaban en ese momento. Ella, enojada, juntó las piezas de su celular y salió de ahí. Hasta unos minutos después, Onew se aventuró a salir de su escondite, murmurando un inútil «¿ya se fue?». El otro, sin verlo por continuar con su muy interesante revista (y rodar la paleta en la punta de sus labios) asintió. Ya con más confianza, Onew hizo una reverencia, acercándose al mostrador.

 

 

-Gracias por su ayuda.

 

 

-No hay problema, ahora compra algo o le diré que sigues aquí.

 

 

Onew, apresurado por la orden, fue a elegir algo al azar, y oyendo la lluvia que tomó fuerza afuera, se decidió por una chamarra impermeable.

 

 

El joven hizo la revista a un lado, con la paleta dentro de su boca, dispuesto a cobrar, metiendo unos códigos para activar la computadora y abrir la cuenta. Onew en cambio, no pudo soportar la curiosidad.

 

 

-¿Usted ya conoce a la niña? -sin detener sus dedos sobre las teclas, el otro contestó.

 

 

-Digamos que no eres al único que le ha dicho "esposo". -¡¿Había más?!- Pero no te preocupes, es inofensiva y no dura mucho. A lo máximo, tres meses, luego se aburre y consigue un nuevo objetivo. -¡¿Tres meses?!

 

 

-¡¿Tres meses?! -exclama sorprendido, no podía esperar tanto.- ¿No conoce alguna manera para deshacerme de ella? -Sí, sonó feo, pero aún siendo una niña, a él no se le hacía "inofensiva". Para nada.

 

 

-Que se aburra de ti o demostrarle que no hay oportunidad contigo. -explicó pasando el sensor por la etiqueta y diciendo el precio. Pero al buscar por la cantidad específica, achicó sus ojos con pena por lo que iba a decir.

 

 

-¿No tendrá más como ésta pero en menor precio?

 

 

-No. -dijo cortante, cruzándose de brazos.

 

 

-¿Nada?

 

 

-No. Ahora paga, elige otra cosa o vete.

 

 

-¡P-pero! -volteó hacia la puerta, escuchando la lluvia más fuerte aún, luego volvió a él.- Está lloviendo.

 

 

-Ya lo sé, apúrate.

 

 

-Me faltan diez wons. -explicó.

 

 

-Uy, lo siento. -contestó sin sentirlo en realidad, sacando su paleta.- Nada puedo hacer por ti.

 

 

-Por favor, solo son diez wons.

 

 

-Si "solo son" diez wons, entonces, sácalos. -retó. Y Onew bajó su cabeza con derrota. Qué difícil negociante.

 

 

-¿Por favor? -insistió de nuevo, pero ahora haciendo un puchero y caras adorables. Por favor, no quiero morir de frío.

 

 

El otro se quedó mirándole con seriedad, como si no fuera a caer con eso, y continuó así por varios minutos, hasta que rodó sus ojos con hastío, buscando dinero para completarle, logrando que Jin Ki festejara sin vergüenza alguna.

 

 

-Me debes diez wons, no lo vayas a olvidar. -retó con seriedad, aceptando su dinero y guardándolo en la caja.

 

 

-¡Gracias! ¡Gracias! -insistió brincando, mientras el otro suspiraba. Jin Ki comenzó a ponerse su nueva adquisición, recordando más preguntas importantes.- Entonces, ¿la única solución es esperarme a que se aburra?

 

 

-O demostrarle que no tiene oportunidad contigo. Gracias por su compra. -dijo dándole el recibo.

 

 

-¿Y cómo hago eso?

 

 

-Saliendo con alguien. Ella verá que no eres soltero y se aburrirá de ti.

 

 

-Pero... Ha mandado amenazas sobre mis amigos...

 

 

-Eso dice pero nunca hace nada. Prefiere buscar a alguien nuevo.

 

 

-Así que... ¿una novia? -se queda pensando en eso. No tenía ganas de una, casi no le podría dedicar tiempo. Además de que son muy delicadas. Bastante.

 

 

-No, un novio. -corrige llamando su atención.- Si salieras con una chica, insistiría más, alegando que es más bonita. En cambio, con un chico, diría que ya te perdió. -expone con lógica.- Además, el único que ha podido librarse de ella, lo logró porque fingió salir con su mejor amigo. Ella se rindió rápido.

 

 

-Entonces sí funciona. -murmuró incrédulo. Luego se acercó a tomar sus manos con emoción.- ¡Muchas gracias...! -exclamó deteniéndose porque no sabía su nombre todavía. El otro rió con sus tonterías antes de responder.

 

 

-Me puedes decir Joon.

 

 

-Dime Onew.

 

 

-No se te olviden mis diez wons, Onew, o le diré a la niña que estuviste aquí. -el nombrado se rió.

 

 

-Gracias. –sin perder más tiempo, salió corriendo, dejando al otro con una risita en los labios, pues al salir sin ponerse el gorro, la lluvia le empapó la cabeza por completo. Oh, cielos, qué torpe. Bueno, y quizá también porque le resultó agradable. Pero solo un poquito.

 

 

 

 

 

El mejor día de su vida. Más increíble, imposible.

 

 

Lee Tae Min, sin importarle la incomodidad bajo su vestido (estúpida falda que se subía cada vez que se sentaba), o la de sus botas (que a pesar de tener tacón bajo, seguía siendo molesto y más tras llevarlas puestas todo el día) o la de su blusa (que le picaba terriblemente por la tela), sonreía al repasar lo que hizo en el transcurso del día, o más bien, en compañía de quién.

 

 

Desde temprano, Min Ho y Tae salieron a pasear por la ciudad, debido a días ajetreados con el video musical, las grabaciones y ensayos, decidieron dejarles el resto del día libre. Pasearon por varios museos de la ciudad, sin tener idea de qué hacer, pues no contaban con mucho dinero, y aunque Tae sentía que moriría por el dolor de sus pies debido a la caminata interminable, estaba segura de que se iría al otro mundo con una gigantesca sonrisa, y todo por culpa de Min Ho, quien no se cansaba de consentirle.

 

 

Como el día anterior hubo lluvia, el día estuvo fresco (bastante), con brisas de aire helado cada cierto tiempo, las cuales, se encargaban de picotear las mejillas y nariz de Tae, además de que las nubes, de un gris más claro, insistían en bloquear al sol. Tae, en falda y botas, no estaba preparada, más no lo admitió hasta más tarde, cuando el viento empezó a intensificar. Claro que Min Ho, como el buen caballero que era, se quitó su chamarra para prestársela (la cual le llegaba a medio muslo y parecía más un vestido corto) sin quejarse. Cuando el hambre fue imposible de ignorar, decidieron ir a un restaurante de pizza con ambiente familiar. Entre la pasta, la pizza, la ensalada, el pan y las sodas, conversaron, bromearon y se empujaron, disfrutando mucho más de lo que creyeron al inicio.

 

 

Tae tenía muchas ganas de ir al acuario. Sus padres nunca habían podido llevarle por distintos motivos, y Min Ho quería cumplirle ese deseo. ¿Qué niño en toda Corea podría vivir sin haber experimentado una visita al acuario? Al menos, él no. Por desgracia, cuando llegaron al dichoso establecimiento, lo encontraron cerrado. Casualmente, por las lluvias, no fue abierto para el público. Hubo una gran desilusión que Tae no pudo esconder por más que intentó, apretando el corazón de Min Ho, quien ansiaba ver su felicidad en todo su esplendor, en cada segundo del día, por lo que, rápido, cambió de planes.

 

 

Diez minutos caminaron en silencio. Tae intentando buscar algún tema para esconder su gran decepción, y Min Ho, demasiado ocupado tratando de no notarse muy ansioso. (Claro que Tae, demasiado concentrada en sus meditaciones, ni cuenta se dio). Llegaron a la estación de trenes, esperaron al que Min Ho sabía que necesitarían, ya que prefirió dejarlo en como “sorpresa”. Abordaron, y continuaron unos veinte minutos de viaje antes de llegar, bajar y continuar caminando unos veinticinco minutos más subiendo por un monte. En total, casi una hora de trayecto, que aunque dolía y cansaba, Tae no quería detenerse.

 

En cuanto Tae vio que Min Ho se detenía, se dejó caer sentada. Estaba tan agotada, pero no quería que Min Ho pensara lo debilucha y nena que era cuando se trataba de ejercicio físico. No, Tae podía con eso y más. Sin embargo, no comprendió a qué habían ido a esa zona en específico, solo había césped, césped y más césped. Aún así, miró a Min Ho, quien buscaba fijamente en el cielo antes de revisar su reloj de muñeca y a la ciudad. ¿Qué buscaba? Sin oportunidad de preguntar, Choi se sentó junto a ella (demasiado), señalando hacia las edificaciones con el brazo derecho, teniendo el otro en el suelo como su sostén. Justo a un lado de la diestra de ella.

 

 

-Mira hacia allá.

 

 

Rogó porque el mayor no escuchara el duro trago que dio, ni el intenso rubor que se hacía presente en su rostro, ni mucho menos su acelerada respiración ni las patadas de su corazón, efectos que nada tenían que ver con la extensa caminata. Estaban en una zona alta, debía decir, desde ahí podía ver la capital no tan inmensa ni atemorizante, sino como una postal navideña. De fondo, el cielo continuaba naranja, pintándose con mucha lentitud de un tono más oscuro. El sol se estaba yendo a dormir, pensaba Tae como instinto infantil. Jamás había apreciado de esa manera algo tan cotidiano como un atardecer. Casi perdía el aliento al distinguir, con el paso de los minutos, que la luz empezaba a disminuir, a ser cada vez menos, alejándose un poco más. Inevitablemente, en un acto reflejo, levantó la palma de su mano como si pudiera tocar la luz entre amarilla y anaranjada en una especie de despedida, ya que no volvería a ver esas tonalidades hasta el día siguiente.

 

 

El ocaso parecía ocurrir tan lento a propósito, transformándose de tonalidad a tonalidad, como si se dejara saborear. Por más extraño que pareciera, aquél detalle no molestó a ninguno, sino que les fue agradable, ya que parecía alargar el tiempo hasta detenerlo. ¿Podía un momento hacerse eterno? Tae estaba tan concentrada admirando los últimos rayos, extrañando al sol, que se sobresaltó al sentir una cálida mano sobre la suya, acelerando su pulso de nuevo. Justo cuando se había tranquilizado. Incluso, su piel se puso chinita cuando un conocido pulgar acarició con delicadeza a su dorso. Oh, cielos. La temperatura de su cuerpo volvió a sofocarle, y prefirió enfocarse en el anochecer.

 

 

Por fortuna, alcanzó a apreciar los últimos segundos de atardecer, sintiendo un extraño vacío. ¿Ya terminó? ¿Tan rápido? Suspiró, deseando repetir esa última escena, aunque eso sería totalmente imposible e ilógico hasta que llegara el mañana. Roja como estaba, se atrevió a ver a su Oppa, hallando una bella sonrisa en él.

 

 

-¿Lista?

 

 

Extrañada, lo expresó en su mirada, provocando risas en él, antes de alzar su vista hacia el cielo, y Tae, sin pensarlo le imitó, sorprendiéndose al encontrar el oscuro cielo tupido de pequeños brillitos. Wow. Entonces, comprendió porqué el viaje tan largo. Era el lugar más alto que estuviese cerca (relativamente) y que fuese gratuito. Tae no pudo contener su sonrisa, Min Ho había hecho todo el viaje por ella. Mordiendo sus labios con emoción, bajó su mirada hacia él, haciendo que le imitara.

 

 

-Oppa, yo... –intentó de nuevo, ansiosa.- ¿Hiciste esto por mí? –el alto sonrió tímido, sonrojándose un poco.

 

 

-Deseabas tanto ver el acuario, y creí que esto te gustaría. –confesó con pena, en una voz suave, casi acariciando sus oídos con sus palabras.- ¿Qué opinas? ¿Te gusta?

 

 

-Min Ho, ¡me encanta! –exclamó emocionada, sintiendo aquellos enfadosos bichos psicológicos despertando en lo profundo de su estómago, multiplicándose hasta hacerla vibrar. Bajó su rostro, con vergüenza, al descubrir que había omitido sus honoríficos. Sin embargo, supo que su corazón explotaría cuando unos dedos levantaron su barbilla, buscando sus ojos. Min Ho, tan tímido, tan sonrojado, tan sonriente pero tan avergonzado y al mismo tiempo, tan feliz, sonrió, acariciando con ambos pulgares, las cachetonas mejillas de Tae, como si quisiera que ella ganase el concurso de “parecer tomates”, acercándose hasta quedar solo un par de centímetros de sus labios.

 

 

-No te escondas. Quiero verte sonreír. –pidió en un murmuro, sonriendo al verle parpadear más rápido, efectos de los nervios que le invadían por la cercanía.

 

 

-Min Ho...

 

 

Sin resistirlo más, cerró sus ojos, levantando sus labios, aguardando por la acción del otro. Min Ho, movido por las emociones y no por sus pensamientos, se deshizo de la distancia y unió sus labios, disfrutándolos más que la pizza de la tarde, más que los postres de Ki Bum, más que las tardes de videojuegos con Jong Hyun, más que las bromas con Onew, más que la convivencia con su hermano, más que el primer partido con su papá, más que los abrazos de mamá, más que el futbol, más que cuando decidió ser cantante, más que cualquiera de sus besos accidentales con Tae (ya que ninguno pudo disfrutarlo por completo), nada se comparaba, nada podía provocarle aquella sonrisa que crecía con cada movimiento que rozaba con la sumisa boca de la menor, dejándose hacer, dejándose controlar, hasta que segundos después, reaccionó, peinando los cabellos de la nuca de Choi con inseguridad, y al mismo tiempo, con tranquilidad, como si deseara tranquilizarlo, asegurarle que estaba bien (y que lo hacía muuy bien).

 

 

Min Ho no podía creer que un beso pudiera sentirse tan bien. El contacto con ella era tan… mágico, tan sencillo pero tan increíble. Incluso sentado, sus piernas temblaban como un flan, y su piel estaba más china que las de todas las gallinas del mundo unidas. Ensimismado, deslizó las yemas de sus pulgares por sus tibias mejillas, apreciando cada mínima sensación. El oxígeno hacía falta, pero él no quería separarse ni un micro-nano-JongHyun-segundo. ¿Quién necesitaba al oxígeno? Es más, ¿qué era eso? ¿Para qué sirve o qué? Ya nada existía más que Tae y él, unidos por una fuerza asombrosa que se negaba a soltarlos, hasta que Minnie decide romper con ello en un chasquido audible para ambos, observando fijamente sus ojos con una sonrisa tímida, y en ese momento lo supo.

 

 

Tae era su perdición. Aquello le había fascinado. Y eso le aterraba.

 

 

No pudo continuar con su hilo de ideas. Tae, cohibida, abrazó su cuello, recargando su cabeza en su pecho, intentando respirar mientras su cerebro asimilaba tanta información. Ahora sí podía morir feliz. Min Ho, en cambio, rodeó su cintura con una mano, y con la otra, acarició su cabello, hipnotizado, meditando.

 

 

Tenía que hacer algo.

 

 

 

 

 

Estornudo.

 

 

-Te dije que te tomaras la sopa.

 

 

-Do diento. -se disculpó el enfermo.

 

 

-Eres tan torpe, que de seguro te enfermaste por una caída en un charco. –respondió Key.

 

 

-Ay, Hyung, ¿qué haremos contigo? -suspiró Jong.

 

 

-Etoy ben. –mintió, sin importarle que su tono mormado lo delatara, y luego, inspiró por la nariz para respirar aunque sea un poco. Quería morirse. Su cabeza lo torturaba a martillazos, no podía hablar bien por los mocos, tenía fiebre y frío al mismo tiempo, sin contar su excesivo cansancio y sueño, y aun así, en el fondo, estaba feliz.

 

 

-Mi abuela se va a enojar, y nadie puede contra ella.

 

 

-Dide que do eh nededadio. -contestó, aunque no sonaba nada parecido al mensaje original («dile que no es necesario»). Lo bueno era que Ki Bum es muy inteligente, y en ocasiones, un excelente traductor.

 

 

-¿Quién dice que no es necesario? -preguntó amenazante la abuela entrando a la habitación con una bandeja, y en ella, la sopa. No era que odiara la sopa, en realidad, era más bien, el hecho de que se preocuparan por él. Odiaba preocupar a la gente, y que se molestaran por él, incluso, la abuela hizo la sopa y eso le hacía sentir culpable.- Todavía no comprendo cómo es que con esa chamarra que traías lograste empaparte, pero te beberás esta sopa porque yo lo digo. -ordenó la poderosa abuela. Onew, rindiéndose, sonrió.

 

 

-¿Ocupas algo más? -preguntó Jong Hyun preocupado. Onew negó.

 

 

-Necesita comer y descansar. -explicó la abuela.- Ustedes vayan a jugar, manosearse o lo que sea que hagan en su tiempo libre, pero no olviden usar protección. -ordenó la mujer, logrando que Ki Bum gritara escandalizado y avergonzado.

 

 

-¡Abuela!

 

 

-Estoy bromeando. -se excusó alzando sus hombros.

 

 

-Gadias, dicos.

 

 

Ambos le pidieron que se recuperara, y aprovecharon para irse de ahí, pero como Ki Bum seguía con su inútil yeso, Jong Hyun lo cargó al estilo princesa y salieron. Una vez solos, estuvieron en silencio por un largo rato.

 

 

-De padede a du neto. -(«se parece a su nieto») comentó divertido antes de volver a estornudar, y que la abuela le diera dos rollos de papel nuevos.- Gadias, abeda. -(«Gracias, abuela»).

 

 

-Por supuesto que me parezco a él. -contestó orgullosa.- O él a mí, después de todo, yo lo crié. -hizo una pausa al tiempo que acercaba una cuchara llena de sopa a la boca del líder, dispuesta a alimentarlo.

 

 

-Abeda, no eh nededadio. -intentó decirle, pues él podía alimentarse solito.

 

 

-Yah, no insistas.

 

 

Exigió la mujer, logrando que Onew se diera por vencido y se dejara mimar. Tuvieron un largo momento de silencio, entre cuchara y cuchara, Jin Ki iba sintiendo más y más sueño, hasta que, de pronto, la abuela lo hizo regresar al mundo normal con una pregunta que le sorprendió.

 

 

-¿Y por qué venías tan feliz?

 

 

-¿Eh?

 

 

-Uno no llega sonriente cuando viene empapado y estornudando de la lluvia. -guardó silencio esperando, luego continuó.- ¿Pasó algo interesante?

 

 

No podía decirle que ya encontró la forma de deshacerse de su acosadora, además de que sonaba feo, ella probablemente le diría que la mejor solución era “conversarlo”, y no, esa mujercita había llegado muuy lejos como para detenerla con una "charla" (y más si ésta se trataba de rechazarla). No obstante, no podía quedarse callado, sería muy grosero, además, su emoción le insistía con que compartiera su "gran" hallazgo con alguien.

 

 

-Edonté cobo doludionad un pobema. -«Encontré cómo solucionar un problema».

 

 

-Oh, eso es muy bueno. -comentó la mujer dándole otra cucharada, recibiendo otra respuesta.

 

 

-Y conodi a adguen. -«Y conocí a alguien».

 

 

-Ohhh.. -soltó ella en un tono sugerente guiñándole el ojo a Jin Ki, haciéndolo sonrojar.- Espero que sea una buena persona para nuestro Onew. -comentó dando lo último del plato de sopa con una sonrisa.- Ahora duerme, debes descansar.

 

 

Dijo tomando la bandeja para llevársela y apagando las luces. Jin Ki suspiró meditando. Sonrió, pensando que pronto ocuparía los diez wons si es que quería ver a su nuevo amigo de nuevo.

 

 

 

 

 

Jamás había despertado con tanta emoción en la mañana de un lunes. Al separar sus párpados sonrió con verdadera alegría, un nuevo día, una nueva semana. Se pellizcó las mejillas para despertarse de ese hermoso sueño, pero no. No era un sueño, estaba despierto. Mordió sus labios resistiendo el impulso de chillar por el entusiasmo que aún corría por sus venas, y de un salto, salió de la cama. Buscó su ropa masculina, pues comenzaba la semana dieciocho, y se retiró al baño para ducharse.

 

 

Más tarde, al ir al comedor, su rubor se incrementó en sus mejillas. No podía superar la noche anterior. Min Ho le había besado. En la boca. Oh, cielos. Fingiendo tranquilidad, fue a la mesa a desayunar con sus compañeros, y a pesar de que no pudo sentarse a un lado de Min Ho, su felicidad no se redujo ni un poco. No obstante, al pasar el día, se dio cuenta de que Choi no se veía tan afectado. Si bien, se notaba distraído y meditativo, no mostraba más de eso, lo cual confundía a Tae, pero ni así se borró su felicidad. Quizá solo estaba confundido, igual que él. Minnie sentía ansias, necesitaba con urgencia saber en qué términos estaban Min Ho y él, ya que la noche anterior, después de admirar las estrellas, regresaron a casa en silencio, sin besos ni palabras. Curiosamente, en cada minuto del día, ocurrían ciertas cosas que les impedían tener un minuto a solas.

 

 

Unas horas más tarde, asistieron a la empresa para grabar la canción de re-debut para Tae. Otro motivo para estar ansioso, a pesar de haber practicado mucho, sentía que no era suficiente. Cuando llegó el momento de entrar a la cabina, se regresó con sus amigos una vez más, escuchando y apreciando cada palabra de motivación, por alguna extraña razón, sentía que si no se las aprendía, el cuarto de grabación se lo tragaría y la canción sería un fracaso. Abrazos, palabras bonitas y «¡fighting!» llenos de apoyo le convencieron de entrar, recargado con suficiente fuerza como para asistir a una batalla, sobre todo porque Min Ho también estaba ahí.

 

 

Al colocarse frente al micrófono, inspiró con ambas manos en su pecho, cuidando de que su inexperto corazón no se saliera de su lugar, esperando a que el incesante martilleo en sus oídos callara y que sus piernas encontraran el equilibrio. De nuevo, buscó a través del vidrio a Min Ho Hyung, encontrándolo con una suave sonrisa y sus puños en alto. Sus mejillas enrojecieron de nuevo y el oxígeno se volvió pesado, sin olvidar la inmensa felicidad que crecía en su casi infantil pecho. Sonriendo, hizo un ademán a la persona de los controles para que empezara a grabar.

 

 

El tema era primer amor, y como tal, Tae estaba experimentándolo. Ni siquiera el banana milk ni la carne ni las golosinas podían compararse a lo que estaba viviendo en esos momentos con Min Ho Hyung, incluso desde antes de su beso, de su cita o de convivir con él. Minnie sabía que era algo mucho más intenso y único, dudaba que existiera alguien en el mundo que pudiera hacerle sentir lo mismo que Min Ho hacía en él, y no quería que eso terminara, pues apenas iba comenzando. Con extrema timidez y sus mejillas todavía rojas, empezó la letra.

 

 

[Ya no puedo soportar quererte en silencio. Creí que con permanecer a tu lado, como hasta ahora, sería más que suficiente. Sí, por una vez, debo reunir un poco de coraje. Debo decirte cómo me siento. Aún no conoces mi corazón, solo sonríes alegremente.]

 

 

Cerró sus ojos, apenado, pensando. ¿Por qué seguía perdiendo el tiempo? ¿Qué estaba esperando? Su corazón aún tenía ese mal presentimiento, esa señal de “¡peligro a la vista!”, pero Tae continuaba sin entenderlo. Min Ho lo había besado la noche anterior, no fue un sueño, entonces, ¿qué estaba mal? Quizá su sexto-sentido-que-no-sabía-que-tenía estaba averiado, y por eso jamás supo que lo tenía hasta ahora.

 

 

[Quiero decirte que me gustas. Quiero decirte que mi corazón te está llamando. Toma mi mano, toma mi mano. Tengo miedo de perderte. Quiero decirte que me gustas. Quiero decirte que te quiero. ¿Estás escuchando? Mi corazón es solo para ti. Me duele sólo mirarte... de esta manera.]

 

 

Min Ho ya había comprobado que sentía algo por él, y Tae, ahora debía darle una respuesta, abrir su pequeño corazoncito de niño y decirle la verdad. No podría esperar ni un segundo más, o su pecho explotaría por guardar un secreto tan valioso por tanto tiempo, ¿Min Ho estaría tan feliz como él?

 

 

[Tímidamente, escondo mi palpitante corazón, pero hoy te encuentro de nuevo. Me preocupa que descubras mi corazón, así que me doy la vuelta.]

 

 

Era increíble que por tanto tiempo hubiera ignorado algo tan real, tan vibrante, tan mágico y tan evidente. ¡Hasta su hermano mayor había sospechado! Aunque, bueno, él era muy intuitivo, así que tampoco era gran una sorpresa. ¿Cómo reaccionaría su hermano cuando supiera que ya tuvo su primer beso? Abrió sus ojos hacia las luces de arriba, riéndose mentalmente por lo torpe que había sido al fallar en sus intentos por comprender sus sentimientos hacia Min Ho Hyung. ¿Cómo lo estará pasando Min Ho? ¿Habrá batallado mucho? ¿Seguiría confundido?

 

 

[Me quedaré a tu lado, todavía te necesito. Nada puede reemplazarte. Porque te amo, espérame, te diré lo que hay en mi corazón.]

 

 

Sonrió al extender la nota un poco más aguda, pensando en que no perdería más tiempo. Min Ho Hyung debía y necesitaba saber sobre sus sentimientos. Es más, en cuanto saliera de la cabina, se lo diría. Ni un minuto más. Cerró sus ojos, y se sonrojó un poco más al identificarse, en cierta parte con la canción que en esos momentos interpretaba.

 

 

[Quiero decirte que te estoy buscando. Quiero decirte que quiero tenerte. Toma mi mano, toma mi mano. Tengo miedo de perderte. Quiero decirte que me gustas. Quiero decirte que te quiero. ¿Estás escuchando? Mi corazón es solo para ti. Me duele sólo mirarte... de esta manera.]

 

 

Abrió sus ojos sonriendo, pues la canción había terminado, y el momento había llegado. Min Ho Hyung sabría lo que su corazón con tanto recelo guardaba.

 

 

 

 

 

Continuará...

Notas finales:

1* Columpio. No sé cómo se llama en otros lugares, pero es un juego ya instalado usualmente en parques. Es un asiento colgado de una estructura metálica por cadenas o cuerdas, la persona se impulsa y va de atrás hacia adelante. Es divertido. Mi juego favorito :v Todavía tiro a niños de los columpios para sentarme en su lugar (?) Mentira.

 

 

 

*CANCIONES usadas en el capítulo.

 

De Grease (o vaselina, en español), “The One That I Want

 

De Tae Min para el dorama coreano “To The Beautiful You”, “U

 

 

 

Sip, sé que nadie le atinó al video de la semana diecisiete, por eso mismo lo pongo, jo, jo. Y sí, sé que hice trampa, pero la canción realmente encaja con la escena, así que haré oootra excepción x) Por cierto, le cambié un par de cosillas a la traducción, si comparan el fic con el video que viene en el link, se darán cuenta ;)

 

Ahora, lo que todos han estado esperado (mentira, solo sho)...

 

¡QUESTION TIME!

 

• ¿Les gustó?

 

• ¿Valió la pena la espera? ¿Faltó algo?

 

• ¿Su parte favorita?

 

• ¿Les gustó la discusión JongKeyTae por el columpio? (Oh, cielos «deja que el cojo se haga cargo de sus propios asuntos», ay, Dios, amé esa parte).

 

• ¿Les gustó la canción que puse para el video de la semana? (Lamento no poner la letra como usualmente hago, pero me dio una flojera… agh, además, habría tardado mucho más si la hubiera puesto).

 

• ¿Qué opinan de la acosadora? ¿Se la esperaban... así? (De trece años, plz).

 

• ¿Les gustó el nuevo personaje que metí? (Ho, ho.) ¿Alguien adivinó quién es? eue ¿Les gustó cómo lo metí a la historia? (Espero que sí, porque a mí sí) A quienes no les gustó, ¿por qué?

 

• ¿Les gustó la escena cursi 2min? (Oh, cielos, me encantó) ¿Se la esperaban?

 

• ¿Creen que Onew esté feliz sólo por la solución a sus problemas o por alguien más? ¿A quién creen que vaya a pedirle que finja ser su pareja? (Oh, cielos D:!)

 

• ¿Les gustó la canción que puse para Tae ;v;♥? ¿Ustedes si le ven relación? ¿Creen que Tae logre declararse? (Oh, God! Feelings, feelings!)

 

 

 

¡Muchísimas gracias a todos! Espero les haya gustado mucho, mucho más que los anteriores. Cuídense mucho, feliz día del pollo y ya-no-día-de-la-rana x)♥! Muchos besos y abrazos psicológicos♥!

 

att’Hacchi♥!


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