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LA VERSIÓN JAMÁS CONTADA. por Huitzil

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Notas del capitulo:

Hola nuevamente esta historia es completamente ajena a la historia que estoy escribiendo pero la anexo por ser una fecha tan especial y odiosa como lo es el 14 de Febrero el mes de los enamorados, frecuentemente no soy de las personas que escriben sobre el amor y los sentimientos jajajaja siento no haber nacido con las venas llenas amor, paz y sentimientos buenos, me considero mas una escritora de aventuras, misterios y demás pero esto es un intento para abrirme paso a nuevas experiencias y es un reto que estoy feliz de estar realizando. Gracias a todos por leer espero que les guste. Los personajes fantásticos y tan violables de Sherlock Holmes no me pertenecen son de papá Arthur Conan Doyle

CADÁVERES DE CHOCOLATE

Esta historia comienza un buen 14 de Febrero, en donde el amor flotaba en el aire, en donde las parejas se unen para expresarse sus sentimientos, en donde los amigos comparten y en donde se remarca que para la expresión “amor” no hay límites.

En 221 B de Baker Street, no era la excepción y curiosamente hoy se empezaba a llenar de objetos que antes no se presentaban es este lugar, regalos, cartas y por sobre todas las cosas chocolates.

- Estúpido día, estúpida celebración de San Valentín, estúpidas personas, estúpido John con sus estúpidos cuentos.- parloteaba Sherlock Holmes, el “virgen”; Un hombre alto, ojos plateados y piel blanca.

-¿Qué?- Pregunto el Doctor John Watson cuando escucho su nombre, un hombre de estatura media y de unos hermosos ojos verde pasto.

- Desde que escribes esas estúpidas historias tus lectores no dejan de adorarme y en fechas como estas quieren mostrar su estúpida simpatía inundando mi departamento con dulces que no comeré,  cartas que no leeré y… ¿Qué es esto? ¡Un sombrero para cazar! ¿Vez? ¡Mira bien lo que has hecho Dr. Watson!

Se expresaba Sherlock Holmes mientras aventaba el sombrero al suelo y lo pisaba fingiendo enfado. Watson sabía que todo eso podía ser molesto (para él lo era) pero dentro de sí mismo el Doctor sabía que a Sherlock le gustaba tener este tipo de atenciones.

-Deberías tener cuidado con eso.- inquirió el rubio mientras se abrochaba sus lustrosos zapatos.

- ¿De qué? ¿De no dañar el ego y los sentimientos de las personas? ¡Al diablo con todo! Digo y repito ¡Al diablo!-

Como un niño  pequeño Sherlock se sentó en su sofá abrazando su piernas Watson lo vio de reojo y se rio internamente.

- ¿Quién sabe? Recuerda que no todos en la ciudad te aman, podría haber una bomba en alguna caja, o un virus dentro de una carta o mejor aún podría haber un chocolate envenenado cortesía de tus amigos de la cárcel.-

Decía John mientras buscaba su chamarra negra; Sherlock Holmes lo siguió con la mirada pensando seriamente las palabras de su cronista personal.

- En ese caso se las mandare a Mycroft, serán un buen regalo.-

El menor de los Holmes sonrió con maldad pensando en la cara que pondría su hermano al ver llegar tantas cosas inútiles pero al no escuchar palabra de Watson salió de su propio mundo para verle mejor, su amigo se marchaba a una cita o algo por el estilo.

-¿A dónde vas Watson?

- Es 14 de Febrero ¿A dónde no voy?

- No tienes novia, no deberías ir a ningún lado.-

- Pues ya vez, voy a donde quiero cuando quiero.-

- Muy infantil incluso para ti John, en fin regresa temprano y tráeme leche y galletas de vainilla.-

-Tráelas tú mismo.-

- No me dejan entrar desde la última vez que fui a comprar solo en sabanas, ya sabes políticas de la empresa.-

- Dios… Sherlock, solo…. Simplemente olvídalo yo traeré las cosas cuando regrese ¿Entendido?

- ¿Piensas regresar? Entonces ¿A dónde vas el 14 de Febrero?-

El doctor Watson giro los ojos, se puso su chamarra negra y partió lo más rápido que pudo.

El detective consultor en cambio se puso de pie perezosamente no tenía ningún caso que resolver y se dirigió a le ventana.

<< Espera…>> pensó rápidamente mientras veía a Watson cruzar la acera.

<<Tengo un caso justo ahora>> en su rostro angelical se dibujó una sonrisa perversa mientras tomaba su saco y su bufanda azul.

- a ¿Dónde vas querido?- Pregunto la señora Hudson sosteniendo una caja de regalos para el detective que acababa de llegar en lo que Sherlock bajaba a toda prisa las escaleras.

-  ¡A horita regreso!-

Fue lo único que menciono el pelinegro al tiempo en que abría la puerta y salía a toda prisa; se sentía muy emocionado al seguir a su amigo por toda la ciudad sin que este se diera cuenta como un espía pero mucho mejor porque a él nadie le daba órdenes. De pronto  a lo lejos reconoció esa cabellera dorada inconfundible fundirse entre las personas.

<< Muy mal doctor Watson, cualquiera podría seguirlo si es tan descuidado e inofensivo>>

El detective seguía con su tarea, diestro, ágil, silencioso, audaz; escondido entre las sombras sin parecer sospechoso y haciéndose uno con las multitudes. Trataba de adivinar que tramaba hoy su Doctor y sin darse cuenta estaba tramando como arruinar la cita de hoy como otras tantas veces había hecho ya.

Sin embargo su sorpresa se vio reflejada en su rostro cuando observo como su cronista se encontraba amistosamente con el inspector en jefe Lestrade y no solo eso no conformes los dos adultos con darse la mano se fundieron en un cálido abrazo, casi fraternal, casi desesperado, ansioso, casi… Sherlock se quedó en blanco cuando la palabra muda vino a sus rosados labios <<amoroso>>  parpadeo varias veces antes de darse cuenta que sí, evidentemente la última palabra definía por completo el abrazo y si, evidentemente estaba enojado, no sabía por qué pero ya no sonreía ahora estaba molesto, MUY molesto con su doctor y cronista John Watson. Se mordió un poco la lengua para retener sus ganas de ir y separarles el mismo.

<<- Hola John ¿Cómo has estado?->> Sherlock empezó a leer los labios del inspector y de su único amigo cuando se separaron. << – Bien un poco atareado por el día.->> Watson sonrió << ¿Por qué le sonríes a Lestrade tan amistosamente  Watson? Deja de sonreírle es una orden. –Supongo que el antipático de Sherlock tiene algo que ver.- yo no tengo nada que ver, su día esta así por su culpa, yo no lo obligue a escribir nada. ->> Ambos se rieron en una unísona carcajada. << No termino de entender ¿Por qué se ríen? Eso no es gracioso. – No se mentir…. Lo has descubierto, muy bien inspector Greg Lestrade, se merece una medalla y una condecoración.- ¿Qué? Eso no es cierto es una verdadera…. Argh! No tienes por qué albar una suposición errónea Watson y lo sabes, es tu culpa>> Los dos hombres seguían sonriéndose mutuamente << - Watson ¿Estás listo para ir a mi casa?->> Lestrade entonces dibujo una sonrisa pícara y demasiado cariñosa. << - No se… jamás en mi vida había hecho esto y no se… me da vergüenza es mi primera vez y me siento un poco… nervioso.->> El pelinegro trago saliva preocupado << ¿Estaba leyendo bien los labios de ambos hombres? John no es gay, ¡John no es gay! Watson no puede estar teniendo este tipo de conversaciones con otro hombre es… ¡es imposible!>>

Sherlock hablaba consigo mismo  pero esas mejillas sonrojadas por la vergüenza esos músculos tensos por la preocupación, esa… esa maldita mirada dilatada por la emoción solo confirmaban sus peores miedos que se manifestaban; tan rápido como recobro la cordura volvió al hilo de la conversación Lestrade hecho a reír y aun sonreía pero se disculpaba <<- Lo siento no era mi intención reírme de ti John, es solo que me pareces muy tierno.- ¡¿Qué?! ¡No le digas que se ve tierno Lestrade! Además no le hables tan a la ligera “Doctor John H. Watson” para ti, tendré que recordártelo cuando vuelva a verte maldito infeliz>> Sherlock volvió a la conversación << -Pero no te preocupes John, aunque sea tu primera vez créeme que no te matara te lo aseguro, es más… lo encontrara placentero y hasta divertido>>

Lestrade guiño un ojo y Watson se sonrojo pero dibujo una cálida sonrisa al inspector de esas sonrisas que solo le pertenecían a Sherlock; el pelinegro sostuvo la respiración, si, definitivamente entendió algo, ahora no estaba enojado… ¡Estaba furioso! Con el inspector, con Watson ¡Con el inspector! Apretó los puños y tomo su teléfono para marcarle a su mejor amigo, vio como John torpemente sacaba el celular y contestaba.

-¿Qué sucede Sherlock?

-¿Dónde estás? Cuestiono el pelinegro aunque no hacía falta la pregunta, lo hacía para no levantar sospechas.

- eso ¿Importa?-

-Claro que si, quiero que regreses al departamento ¡Ahora! No es una petición es una orden.-

- ¿Qué? ¡¿Pero qué demonios Sherlock?! ¡No voy a regresar!

-¿Por qué no?-

Sherlock ahora se sentía ofendido pero ¿Por qué? ¿Acaso creía que Watson aceptaría una orden de buena gana? ¡Es Watson! Por todos los cielos ¡Watson!

- Mira Sherlock estoy ocupado ahora mismo con el Greg, no voy a regresar, llegare hasta que caiga la noche con la leche y las galletas, si tanto te urgen manda a alguien más por ellas.-

- Bien entonces voy a ir a donde estas justo ahora.-

-  ¡No!-

Sherlock se sorprendió por la respuesta ¿Su doctor, su cronista, su único amigo le decía que no?

- Mira Sherlock si llegas a venir, a buscarme o lo que sea que tenga que ver con lo que hago te juro por mis compañeros muertos que no te lo perdonare jamás ¿entendiste? ¡JAMÁS!-

Desde la lejanía Watson se veía enojado y por su cara el menor de los Holmes supo que no mentía se escondió un poco más para no ser descubierto en un callejón cercano.

-¿Eso es una amenaza indirecta Doctor John Watson?-

- No, no confundas, esa fue una amenaza ¡Muy directa! Detective consultor Sherlock Holmes y si me disculpa.-

Con esto último dicho el medico de Sherlock Holmes colgó el teléfono, movió negativamente la cabeza dándole la espalda al pelinegro mientras este aún tenía el teléfono cerca de la oreja analizando las palabras de Watson; el doctor y el inspector tomaron un taxi y partieron del lugar.

Pero Sherlock se quedó ahí parado sintiéndose enojado, frustrado, impotente, nervioso, angustiado, no podía describir como se sentía en este momento casi en automático también tomo un taxi y marcaba un número que aunque no quería tenía que aceptar su ayuda, era el único en la tierra que poseía la suficiente discreción y experiencia para ayudarlo en estos momentos.

- Mycroft ¿Dónde estás?- dijo Sherlock casi en un titubeo mirando por la ventana.

- Tonta pregunta. Innecesaria por cierto cuando sabes perfectamente donde estoy ¿Qué quieres Sherly?- La voz de su hermano mayor se escuchaba tranquila y lejana.

- Comiendo pastelillos en el Diógenes supongo.-

- Supones bien, pero te falto deducir la bebida.-

- té verde con cuatro de azúcar.-

- erróneo y sin bases, un delicioso chocolate caliente, hermanito, pero no creo que me hayas marcado solo para deducir que es lo que hago y lo que no.-

-Necesito que vengas a la casa de Lestrade.-

- “Departamento”, Sherlock el departamento del Inspector en jefe Greg Lestrade pero ¿Por qué le sucedió algo?-

- Por supuesto que no; toda vía no, pero no que hacer estoy en aprietos y no sé qué hacer.-

-Sherly…- decía Mycroft mientras daba un sorbo a su chocolate caliente – No me gusta salir de casa y lo sabes, entre menos contacto humano más feliz estoy, si la nación no corre un peligro aparente me da igual lo que suceda siempre y cuando no perjudique mi paz.-

- Por favor.- la voz de Sherlock se escuchó suplicante e inocente Mycroft sabía que no podía hacer nada si su hermano se lo pedía tan de buenas, aunque no logro disimular el largo suspiro que se escapó por su inconforme actual.

- Ya voy llego aproximadamente en diez u once minutos.-

Con esto ambos hermanos colgaron el teléfono y tal y como había dicho el mayor de los Holmes llego en diez minutos bajo muy elegante de su carro en el que venía con su sombrilla obscura, su corbata roja y su traje de siempre. Miro con petulancia a su hermano mientras se acercaba a él, una vez situado a su lado hablo.

-Sherly.-

-Myck.- contesto el menor mientras levantaba la mirada y dejaba expuesta su fuerte mandíbula.

- Supongo que tu doctor y el inspector están arriba.-

- Supones bien y por eso te llame.-

En breve y con lujo de detalles Sherlock conto lo sucedido a su hermano y lo enojado que lo ponía toda esta situación.

- Sigues siendo un crio Sherly.- declaro muy seguro de sus palabras el mayor pero sin la intención de herir o lastimar con ellas simplemente hablaba con honestidad, mientras tanto abrió su sombrilla y continúo hablando. – No eres el único y primer amigo del Dr. John Watson, guarda tus celos en algún cajón de tu palacio mental y déjalo ser.-

Sherlock se quedó callado << ¿Celos? Yo no estoy celoso, estoy preocupado, un poco enojado de que John no me haya contado la verdad pero yo no soy celoso>>

- No te preocupes siempre hay una primera vez para todo, estoy seguro que malinterpretaste todo.-

Hablo Mycroft mientras se daba la vuelta para regresar a su auto.

- No puede ser posible, es absurdo.-

- Posible es la palabra correcta, mejor sube al carro te acompañare a tu departamento antes de que el Doctor te vea y sepa que has desafiado sus órdenes, no olvides que aunque sea doctor eso no quita que haya sido un excelente soldado.

Sherlock lentamente subió al carro de su hermano de mala gana y se dejó llevar hasta su hogar; bajo sumisamente y sin despedirse de su hermano desapareció tras la puerta del edificio.

Mycroft sonrió burlonamente mientras marcaba al inspector, tampoco tenía idea de lo que Lestrade y el doctor estuvieran haciendo pero a diferencia de su hermano él era más listo y Greg era un buen amigo.

- ¿Qué sucede?- contesto nervioso el inspector.

- Hola Lestrade, finge que soy alguien más, una de tus ex esposas si quieres.-

- Esta bien cariño, ¿Que paso?

Mycroft empezó a reír ante el comentario que le había hecho el inspector.

- Me entere que estas con el Doctor Watson, ¿Podrías decirme por el amor a dios que no estas teniendo sexo con él?-

Lestrade se sonrojo rápidamente y se disculpó con el doctor mientras iba a su habitación a esconder la vergüenza que estas palabras le ocasionaban ¿Por qué se había enamorado del mayor de los Holmes?

- ¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no!

- ¿Entonces que estás haciendo?

Lestrade se quedó dudando si decirlo o no… decidió por lo segundo.

- Es un secreto te diré en la noche si no te molesta.-

- Si me molesta pero está bien, por cierto ¿Quieres algo en especial para San Valentín?

- No.- dijo sonrojado el inspector que no se esperaba recibir nada del mayor de los Holmes.

- Mientes ¿Qué quieres?- el inspector se moría por decirle al pelirrojo que lo que quería para ese día era “a él” con un gran listón rojo, sin embargo solo agacho la cabeza sonriendo tímidamente.

- Chocolates…. Unos chocolates y tiempo de calidad contigo estarían bien.

- Perfecto Less, te veré por la noche, hasta luego.

 Mycroft tomo un pequeño desvió a un centro comercial donde podía conseguir unos deliciosos chocolates para Lestrade, bien podía mandar a alguien pero al ser algo tan personal decidió ir el mismo.

Casi como un martirio dieron las diez de la noche en el 221 B, de Baker Street, Watson volvía y entraba lentamente con la cabeza gacha y esperando no ser oído por Sherlock; el pelinegro lo vio entrar lo llevaba esperando desde la tarde y su cabeza ahora era un nudo de pensamientos revoltosos era como si algún catástrofe antinatural hubiese atacado su palacio mental y ahora todo estaba regado.

- Buenas noches Watson, llegas demasiado pronto ¿No? ¿Qué tal tu velada con tu nuevo novio? Creí que no eras gay.

Watson se quedó viendo asombrado a su amigo por las palabras en forma de reclamo que este hacía, no sabía si enojarse, reírse o sorprenderse.

- No soy gay, ya lo deje muy claro y Lestrade no es mi novio, ya te había dicho que regresaría pronto, pero ¿Estás enojado?

- No, realmente estoy muy feliz, no sabes cuánto.-

Sherlock le dirigió una mirada asesina a Watson. El rubio lo miro con sus inocentes ojos verde pasto y se acercó a su amigo.

- Vamos, vamos no es necesario tanto sarcasmo no sabía que el grandiosisimo Sherlock Holmes podía sentirse celoso de un buen amigo.-

- ¡No estoy celoso! Nunca en mi vida he sentido celos, no creo que sean celos, no estoy celoso ¿Por qué habría de estarlo? –

- ¿Qué se yo? Yo no soy el que esta celoso, pero si no estás celoso entonces ¿Qué tienes?-

Watson se sentía tan feliz de ver esos sentimientos humanos que le divertían tanto y que su amigo experimentaba por primera vez, se sentía honrado de hecho y  siguió caminando hasta que llego a la cocina.

- No lo sé…Tú tienes la culpa que me sienta así, cuando descubra como es que lo haces John Watson me vengare.-

Sherlock estaba tan sumergido en su mundo que no se había dado cuenta que Watson traía con él una caja de regalo, por el simple hecho de que no le importaba se iba a ir a dormir con la duda, ya no quería sus galletas ni su leche, ya no quería nada más que despejar su mente, cuando simultáneamente sintió un fuerte abrazo por la parte de atrás.

Era cálido, tierno, fuerte y único, se quedó congelado, no supo que hacer sus manos empezaron a temblar y sus piernas a flaquear. ¿Qué sucedía? Se dio media vuelta y ahí estaba con una sonrisa hermosa su mejor amigo Watson separándose y mostrando en sus manos una caja que seguramente contenía chocolates, quizás hoy el menor de los Holmes no esperaba nada y no quería nada porque ya lo tenía todo, pero al ver la cajita roja sintió que lo que le hacía falta para poder ser feliz estaba escondido en esa caja que sostenía su querido John, en esos ojos verde pasto que lo miraban divertidos y en esa sonrisa tan única tan hermosa que solo le pertenecía a él.

Sherlock no quería mostrar su felicidad pero ¡Diablos! Sí que era difícil no sonreír en esta situación, tal vez quería castigar a su amigo por no decirle la verdad sobre la ida con Lestrade, cuando bajo la mirada vio lastimosamente que Watson tenía unas benditas en sus dedos con leves quemaduras, ahora su corazón daba un vuelco ¿Era posible que Watson fuera tan endemoniadamente inocente y tierno?

- Tómalos no me dejes con las manos estiradas, no seas grosero.- dijo Watson sacándolo nuevamente de sus pensamientos, Sherlock parpadeo varias veces se sentía como en un sueño y tomo la cajita roja con cuidado.

- ¿Tú los hiciste?- pregunto Sherlock.

- ¿Quien más?- dijo sonrojado el rubio mientras se dirigía a la cocina, el pelinegro ahora se sentía inmensamente contento, feliz, más feliz que nunca. – Fui hoy con Lestrade para prepararlos,  Ábrelos.- sugirió Watson, Sherlock con la impaciencia de un niño abrió la caja, miro su interior, analizo cada chocolate y empezó a reír en voz alta  como nunca antes lo había hecho.

 Realmente su amigo era diferente, era inteligente, creativo, tal vez había servido como soldado en la guerra y luchado en ella valientemente pero ese hombre simplemente llevaba el romanticismo en las venas cosa que por muy molesta que pareciera, encantaba al pelinegro.

Dejo la caja en la mesa y fue corriendo a abrazar a su Watson, lo cargo y le dio una vuelta entera sin dejar de sonreír, olvidando por completo lo que había pasado en la tarde, su enojo, su angustia, sus celos... se detuvo en breve con su amigo todavía en brazos y junto sus frentes, sintiendo el calor que irradiaba su doctor, porque era suyo, de nadie más.

- Cuando descubra como le hace para volverme loco y desordenar mi palacio mental, le juro que me las pagara Doctor Watson.-

Sherlock seguía inclinado abrazando a su mejor amigo en el mundo y a la persona que más quería.

- Si, feliz día del amor y la amistad también para ti, Sherlock.-

Mycroft se quedó frente a la curiosa caja de chocolates que le daba Lestrade con una sonrisa de felicidad.

- Cadáveres… inusuales ¿Cómo le hicieron para que quedaran tan perfectos? realmente parece que han tenido un accidente estos cuerpos de chocolate hay que saber cómo murió cada uno de estos inocentes dulces de leche antes de comérselos, Oh, este se parece a mi hermano.-

Lestrade rio cómicamente por lo que había dicho Mycroft.

- … son perfectos para regalar a los Holmes.-

- Maravillosos y perfectos, gracias por semejante regalo.

Mycroft se acercó al inspector y lo abrazo.

- Nadie me había regalado nada en este día, gracias Lestrade.-

El inspector se sonrojo hasta las orejas, oculto el rostro en el cuello de su confidente y único amor, contento por las palabras inesperadas del mayor de los Holmes, levanto los brazos y correspondió el abrazo.

- Feliz catorce de Febrero, Mycroft.-

Notas finales:

Bien este cap fue especialmente hecho por el 14 de Febrero, si se que no estamos a 14 pero que diablos, espero que les haya gustado y si tienen algun comentario o lo que sea ya saben bienvenidos sean :D gracias por seguirme!


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