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LA VERSIÓN JAMÁS CONTADA. por Huitzil

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Notas del capitulo:

Hola personas bonitas cuanto tiempo he? bueno aqui les traigo un fic sin igual y espero que les guste de antemano  agrades a las tres personitas que siempre me dejan un lindo mensaje ya saben quines son y me dan su opion al respecto, en este cap. Lo narrara Watson muy a su manera romantica pero veremos que en esta historia no todo es miel sobre ojuelas ojala les guste mucho como ami me ha gustado escribirlo. a Leer se ha dicho XD por que el mundo es mas feliz con letras.

Los personajes de Sherlock Holmes y demas no me pertenecen son creacion de Papa Sir Arthur Conan Doyle.

CAMPO DE BATALLA EN LA CIUDAD.

Suspire al solo recordar como Sherlock andaba de aquí para allá desesperado, apenas habían pasado cuatro días desde la muerte de mi esposa y la desaparición de Mycroft y Sherlock no podía ni hablarme sobre su investigación porque no se dignaba a pisar el departamento ni para dormir o comer, era como una aparición cuando lo veía y desaparecía a la misma velocidad.

Me quede de ver con Lestrade en un restaurante que frecuentábamos para hablar, el inspector había llegado antes y estaba tomando un café con leche, traía una gabardina gris obscura que le hacía un buen contraste con su piel blanca resaltando así su mirada castaña, mirada que tenía agachada, traía su habitual traje de trabajo pantalones obscuros y camisa blanca con zapatos negros, su cabello se veía un poco desordenado pero pasaba desapercibido porque lo tenía bien recortado; para mí buena suerte no se había percatado de mi presencia  hasta que me senté frente de él.

- Buenas.- dije en voz baja tratando de sonar amistoso, parecía que a ambos nos habían robado el alma, que estábamos rotos en tantas formas y que no existía en la tierra poder humano que nos ayudara, Lestrade dibujo una sonrisa triste y me devolvió el saludo.

- Watson.- murmuro Greg con un tono amargo, me dirigió una mirada dudoso y hablo soltando las palabras ansiosamente. - Sherlock ¿Tiene noticias sobre Mycroft?-

Moví la cabeza negativamente en forma de respuesta, una chica se nos acercó iba vestida de mesera, con un mandil blanco que resaltaba de su uniforme amarillo, poseía una dulce voz, suave, tierna y cariñosa; no le preste demasiada atención a su facciones que estaba seguro que serían felinas y encantadoras, no estaba de humor para apreciar la belleza femenina porque todo me recordaba a Mary, la agradable chica nos preguntó si queríamos algo más. Greg alzo su taza pidiendo que la llenara de nuevo y yo pedí un café cargado sin azúcar. La mujer se alejó para traernos la orden.

- Estos hermanos terminaran por matarme.- Dijo Gregory juntando sus manos preocupado.

- Terminaran por matarnos.- Corregí rápidamente. -Sin embargo cambiando de tema ¿Tienes noticias sobre mi esposa?-

Greg movió la cabeza negativamente dándome la misma respuesta que yo le había dado y nos quedamos sumergidos en silencio, talvez ambos pensábamos en lo inútiles y prepotentes que nos sentíamos en esta situación que no se le veía ni pies ni cabeza, hasta que la hermosa mesera llego con el pedido de ambos devolviéndonos a la realidad. -¿Algo más?- pregunto ella con tono servicial. – No.- fue la respuesta seca de ambos y la señorita se retiró rápidamente.

- Watson, tu eres una buena persona inteligente, paciente y muy discreta.- hablo lentamente el inspector deshaciéndose del silencio que antes nos rodeaba.

Levante la mirada para ver el rostro bien formado de Greg, mandíbula fuerte, labios delgados sonrosados, nariz ganchuda y unas arrugas que decoraban su frente haciéndolo ver más maduro, de alguna u otra forma extrañaba su sonrisa cálida que siempre tenía y que ahora era sustituida por una mueca de preocupación. El hombre continuo hablando desviando la mirada de vez en cuando como no queriendo seguir con esta platica.

- Veras Watson, Yo y Mycroft…. Mycroft y yo… Bueno, necesito decírselo a alguien de confianza si no lo digo siento que explotare, no es felicidad lo que siento en este momento más bien lo definiría como un malestar dentro de mí que no me deja dormir ¿Puedo contar con tu total discreción John?-

Asentí con la cabeza antes de contestar. – Seré una tumba si así lo quieres Lestrade.- dije en tono firme y decisivo.

El hombre dio un largo suspiro tal vez un poco más tranquilo, menos tenso por mi respuesta pero tal vez un poco más ansioso.

 – Watson, no me tomes a mal tal vez esto te sorprenda más a ti de lo que lo que me sorprende a mí pero… me enamore de Mycroft. No soy gay he sido hetero desde que nací pero me enamore de ese hombre hace mucho tiempo, realmente no sé desde cuándo, creo que al principio fue admiración por que era el único que podía controlar a Sherlock, después fue cariño, luego creí que era amistad, pero…. Ahora, hace poco descubrí que era verdaderamente amor.-

La noticia me había caído como una bomba ¿Acaso era la semana  de sorpresas inesperadas? Porque nadie me había avisado o no recibí el memorándum.

- Hace poco tuve sexo con Mycroft.- << ¿Qué? >> pensé al momento en que abría mis ojos rápidamente y escupía el café. El inspector se sonrojo y ahora tenía la mirada en el suelo, no es como si me hubiera visto a la cara desde el principio pero estaba encogido de hombros estaba seguro que él quería desaparecer de ahí, esta conversación se volvía incomoda. Me aclare la garganta y me disculpe,  no le quite la mirada de encima estaba seguro que yo también estaba sonrojado pero ahora el inspector se llevaba mis respetos porque él tenía el valor de reconocer sus sentimientos abiertamente y yo no.

- Fue por un chicle según dijo Mycroft, antes de irse y no volver. Watson siento la pérdida de tu esposa porque en este momento siento que perdí a Mycroft para siempre.- Su tono de voz me entristeció enormemente y antes de que yo dijera algo Lestrade continuo hablando .-Cuando por fin había logrado confesarle mis sentimientos, de cuanto lo amaba, cuando  al fin me había logrado declarar…-

Lestrade no pudo disimular las lágrimas que asomaban de sus ojos y escurrían por sus mejillas, mi corazón dio un vuelco de preocupación al escucharlo.

– Lamento mucho lo que te está pasando.- dije honestamente con el tono de voz más amable que tenía, recordando automáticamente la muerte de Mary y el fingido suicidio de Sherlock, esa sensación de pérdida y vacío que deja la muerte de alguien a quien amas con todo el corazón es la peor agonía que se puede vivir en vida. Lestrade no se movió de su lugar, el hombre quería continuar con lo que había empezado.

- Watson… La verdad Mycroft me pidió que jamás le dijera nada a Sherlock sobre el chicle y así lo hice pero ayer cuando llegue a mi casa me encontré con esto en mi gabardina, había estado tan ocupado que me había olvidado del frio hasta pasado medio día cuando metí mis manos en uno de los bolsillos buscando un cigarrillo me encontré con esto.-

El hombre reviso su gabardina y saco un artefacto obscuro que me pareció muy familiar.

- ¿Qué es eso?- pregunte curioso mientras lo tomaba en mis manos,

- Es una memoria de computadora, Mycroft debió de haberla puesto ahí cuando le dio el último abrazo.-

Contesto fríamente mientras de su rostro desaparecían las lágrimas y me miraba con valor, pocas veces en mi vida había visto ese mirar en la guerra, el de un hombre que no le da miedo perder la vida en el campo de batalla.

- Sé que le di mi palabra a Mycroft de no decirle nada a Sherlock y la mantendré en pie pero eso no impide que no te diga nada a ti y te ayude con la investigación, sé que esto podría costarme el trabajo pero todo sea para que por lo menos encontremos a quien mato a tu esposa y secuestro a Mycroft.-

Tome la memoria negra de computadora entre mis manos al tiempo en que Lestrade sacaba una laptop desgastada color gris de su mochila.

-¿Ahora?- cuestione un poco temeroso de lo que sucedería, si no mal recuerdo esa memoria de computadora tenía los secretos más recónditos de todo Londres; en las manos equivocadas esa pequeña e insignificante memoria podría ocasionar una guerra de proporciones colosales, una cafetería no era lugar para revisar los secretos de la nación.

- ¿Quieres venir a mi departamento?

Lestrade pregunto mientras se terminaba el café volviendo a guardar la laptop, entendiendo rápidamente mis pensamientos y como no dándole la mayor importancia al asunto en cuestión asentí con la cabeza mientras sacaba dinero y lo dejaba sobre la mesa; estaba tan nervioso que me sudaban las palmas de las manos, no me había sentido de esa manera desde la guerra.

Ambos salimos rápidamente del restaurante y nos subimos al carro negro que manejaba el inspector en jefe sin embargo antes de encender el motor la hermosa mesera salió rápidamente con un papel en la mano.

- ¡Doctor Watson!- grito ella desesperada mientras corría a nuestro encuentro. – ¡Doctor Watson!-  abrí la ventana para escucharla mejor.

- si ¿Dígame?- le pregunte mientras ella se acercaba un poco agitada. La mujer saco entre su mandil un pequeño sobre blanco.

 – Por un momento creí que no los alcanzaría, se han ido tan rápido que no los vi levantarse de su lugar.- en sus labios rojos se dibujó una hermosa sonrisa pícara, sensual que se me hacía familiar pero que no reconocí en el instante. Me entrego el sobre blanco y cuando lo vi dudoso, me di cuenta de algo no solo el sobre su mandil estaba evidentemente sucio, estaba ligeramente salpicado de sangre, levante la mirada asustado para verla mejor, ya tenía mi mano en la funda de la pistola y cuando mis ojos se posaron en ese pálido rostro me di cuenta enseguida de quien era, esa mirada tan peculiar, una sonrisa larga poseedora de mil encantos, solo había conocido a una mujer tan hermosa  con un rostro que parecía haber sido tallado por los mismos ángeles, si, no me equivocaba era… Irene Adler.

Solo traía unos pupilentes claros y el cabello teñido de un color chocolate pero esa sensualidad solamente le pertenecía a ella. Abrí mi boca, boqueando como un pez fuera del agua ya que no encontraba las palabras adecuadas para la situación todo había desaparecido y agradecí a dios que el inspector no dijera nada.

- Parece que el gatito Sherlock se comió su lengua Doctor.- Dijo la mujer sin quitar la sonrisa de su rostro cosa que hizo que me sonrojara porque recordé la última vez en la que estuve con Sherlock en el departamento y el pequeño beso que me dio.

- Estabas muerta.- Asegure yo rápidamente antes de que dijera algo más.

- Evidentemente no.-

- Pero Mycroft…-

- No, Doctor Watson.-

 Me quede callado viéndola fijamente y ella se enderezo.

- Doctor Watson, Sherlock una vez me salvo la vida, no voy a darle detalles pero si le diré que estoy en deuda con el… y a mí no me gusta estar en deuda con nadie.- Alzo un poco su falda amarilla y saco un par de pistolas automáticas de un liguero.

- ¡Vallase Doctor Watson! No seré una buena mujer, ni una santa pero soy una mujer de palabra y se cuándo algo está perdido Sherlock no me ama y no hay lugar para mí en su corazón porque usted lo tiene consigo. ¡Vallase Doctor Watson! Y cuide bien de mi detective consultor.-

Escuchamos unos disparos después un ruido extraño que rompió la ventana trasera del auto.

- ¡AHORA!- Grito ella sin perder su elegancia.

- ¡P-pero!

Lestrade la miro dudoso sin decir nada y ella empezó a disparar a la nada, después apunto a la cabeza del inspector.

- Dije AHORA.-

- No tienes que ocupar ese tono conmigo.- dijo Lestrade mientras encendía el carro y miraba por su retrovisor exterior.

Lestrade parecía querer decir algo, yo lo mire confundido ¿En serio estaba pensando dejar a una mujer en el campo de batalla?

- Siempre estoy bien inspector, cuide al Doctor o Sherlock jamás me lo perdonara.-

Lestrade asintió con la cabeza y piso el acelerador, las ruedas rechinaron provocando un ruido casi ensordecedor.

-¡Lestrade! ¡¿Qué carajos?! Regresa por ella, debes de darte la vuelta y regresar, ella es…

- No tienes que darme una explicación John sé quién es ella, Mycroft me lo conto todo, también me dijo que estaba seguro que estaba viva pero que no tenía pruebas. Conozco a esa mujer Irene Adler, y se tanto como tú que no se sacrificaría por nada si no fuera necesario o si no tuviera un plan.-

- ¡No digas tonterías debemos volver!

Cuando dije eso escuche más disparos venir de atrás de nosotros, una gran camioneta blindada negra y monstruosa nos perseguía con una velocidad exagerada. Tres francotiradores dos saliendo por cada una de las ventanillas, uno en el postigo del techo y una ametralladora bien puesta en el techo.

- ¿Decías John?- Cuestiono Lestrade mientras miraba por el espejo retrovisor el vehículo que nos perseguía y movía con destreza el volante.

- ¡Acelera!- Ordene yo con un gruñido de mala gana mientras sacaba mi pistola de su funda.

- ¡Joder! ¿Dónde está la policía cuando se necesita?- dijo Lestrade al timepo en que sacaba su teléfono celular. – Donovan, manda a todas las unidades a la Avenida de Central Park, hay una persecución y tiros de armas es un código 36660, no es un simulacro ni nada por el estilo ¡Muévete!- Lestrade colgó de un golpe y dio un giro brusco para evitar a la camioneta conduciéndonos a un callejón estrecho y saliendo por otra calle.

Me acomode en el asiento mirando por la ventanilla y empecé a disparar ¿Quiénes se creían estos que éramos? ¿Alguna clase de mercenarios entrenados o qué? para mi muy acostumbrada mala fortuna mis balas no le hacian nada a tan monstruosa camioneta y a los inhumanos hombres que la montaban y no dejaban de disparar.

- Watson, en el asiento de atrás traigo una escopeta, ¡patéales el trasero y enséñales a disparar a esos simios con armas como lo hace un verdadero soldado!- Lestrade dijo un poco exaltado, tal vez mas enojado que preocupado, rápidamente encontré el arma de la que el inspector hacia mencion estaba en su estuche tirada en el suelo,  me agache rápidamente y un disparo paso por encima de mi cabeza la expresion "por los pelos" cuadro perfectamente en este preciso momento, la bala paso tan rapido que perforo el parabrisas cuarteándolo solo un poco.

- ¡Maldición! Yo amo a este coche, hijos de perra.- Gruño Lestrade, dibuje una sonrisa seca por el comentario que no hiba en el momento, me senti nuevamente bromeando con mis compañeros en el campo de batalla.

- ¡Hey hijos de perra!- grite yo parafraseando a mi amigo Lestrade mientras alcanzaba el estuche con el corazón en la boca y la adrenalina al máximo. – ¡Muerdan nuestro trasero Londinense!- Tan rápido como pude saque el arma de su estuche plateado, de dos escopetazos tire a un hombre del vehículo, la camioneta y sus compañeros nisiquiera se inmutaro continuaron veloz hasta golpear el guardabarros trasero para mi buena suerte, mi buena puntería seguía intacta asi que de un solo tiro derribe a otro hombre.

- Debemos de irnos de aquí.- sugerí yo mientras veía a los demás carros apartarse de nosotros y a las personas entrar en pánico.

- ¡Es lo que intento! Voy a dirigirme a las afueras de la ciudad.

- ¡Maldita sea! ¡Esto se ha convertido en un verdadero campo de batalla!- asegure mientras cargaba la escopeta nuevamente salí por el techo corredizo del carro negro de Lestrade y empezaba a descargar la escopeta en la camioneta que no dejaba de seguirnos cuando de los lados aparecieron dos motocicletas con mercenarios montados en ellas y con unas armas denomindas cuernos de chivo con ellos, talvez el de la izquierda llevaba una ametralladora pero que diablos, no tenia tiempo ni de pensarmelo por que eran ellos o nosotros.

-Joder.- murmure para mí, si salía de esta vivo tendría una buena anécdota que contar en el blog pero repito…. Si salía vivo.

Notas finales:

¿Que tal? se que me van a odiar por que he quitado por completo el lemon y las escenas romanticas pero que les puedo decir la verdad soy un dios de la guerra y eso es lo que me exita mas que otra cosa ademas mas adelante me encargare de hacer algo meloso y tierno para todos ojala les haya gustado tanto como a mi saludos y no se olviden de comentar. comentarios destructivos y constructivos todos valen la pena y una cinsera disculpa de antemano. me averguenza admitirlo pero e leido nuevamente el principio y tenia muchas faltas de ortografia soy una grosera literaria ya las corregi casi todas pero si encuentran una haganme el favor de informarme les estare agradecida, por que con sus comentarios o critas se hace una mejor historia. besos.


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