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LA VERSIÓN JAMÁS CONTADA. por Huitzil

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Notas del capitulo:

Hola personitas lindas! mis humanos favoritos que tanto quiero. les traigo un exito de capitulo sin igual, realmente del amor paso a la accion y de la accion a la tragedia, espero poder transmitir algo de lo que alberga este capitulo que sera narrado por el maravilloso Mycroft.

Bueno me despido y les agradesco a quienes me dejan comentarios me encanta leerlo como un millon de veces cuando me quedo sin ideas saludos a todos!

LA ÚLTIMA VERSIÓN DE MYCROFT HOLMES.

En estos últimos días solo había experimentado:

Silencio…

Obscuridad…

Miedo y…

Dolor…

Tenía los ojos cerrados a pesar de haberme despertado desde hace rato, había quedado inconsciente en uno de los tantos juegos de tortura de Victoria Moriarty, no sabía cuantos días llevaba en este lugar pero si sabía que se me habían convertido en semanas; sentí el sudor pegado a mi cuerpo, mi cabeza estaba apoyada en la silla y mi cuerpo me quemaba por el dolor intenso que emanaba de cada herida infringida, consideraba un milagro no haberme muerto desangrado.

Me encontraba pensando en una manera de salir vivo de este lugar, y por más que pensaba no se me ocurría ningún escenario convincente o creíble; lo fantasioso no existía en mi mente, no era como si no pudiera ocurrir pero no quería darme falsas esperanzas de vida, era mejor ser lo más racional posible, pensar con el corazón no traía nunca nada bueno.

- Buenos días, mi querido Mycroft.-

Abrí mis ojos lentamente al escuchar una suave y chillona voz femenina proveniente de mi agresora, para verle ahí nuevamente, parada entre sombras sosteniendo una jeringa como si se tratara de algún espectro sacado de alguna pesadilla infantil. Me troné el cuello perezosamente como no tomándole la mayor importancia a mi dolor.

- Disculpara que no le vea nada de buenos a este día, créame señora Victoria que si estuviera en mi situación pensaría de la misma manera, pero bueno ¿Quién soy yo para decirlo si soy el que está amarrado? y la que es una sádica en esta extraña relación, es usted.-

Dije un poco malhumorado, mi boca estaba seca, mis labios resecos y cuarteados, mi garganta rasposa y adolorida, lo que daría por un buen trago de agua fresca; estaba seguro que en un par de días más moriría de deshidratación, pero mientras tanto tenía que soportar los insoportables juegos masoquistas de aquella rubia. Me relamí los labios para humedecerlos un poco para mi acostumbrada sorpresa la mujer empezó a reír en voz alta, como si mis comentarios sarcásticos y poco éticos tuvieran escondidos en sus palabras chistes magníficos que yo no lograba descifrar o entender.

- Adoro cuando me contestas, no dejas de ser un caballero en todos los sentidos querido.- dijo ella sonriente y radiante como en un día de primavera.

- Oh y yo adoro el sonido de su risa, es como el coro de mil ángeles en el cielo.- dije con sarcasmo y una sonrisa hipócrita se dibujó en mi demacrado rostro.

La mujer se acercó a mí y de una manera un poco brusca estampo sus labios en los míos, su boca me supo a metal o tal vez ¿era la mía? No lo sabré decir ni ahora ni nunca; me había sostenido de la camisa manchada de sangre para besarme… bueno, exactamente yo no llamaría a eso un beso, es más ni siquiera debí de haberlo llamado así desde el principio, pero ella lo definió así y aunque trato de utilizar la lengua, mi boca ni siquiera se movió, de una u otra manera su intromisión me pareció asquerosa y nada sutil.

- Para poder besar a alguien tienes que abrir la boca tontito para que pueda introducir la lengua y aceptar la penetración, Oh… mi pequeño Mycroft inexperto.- susurro ella con una sonrisa a media vela mientras se separaba de mí unos cuantos centímetros.

- Tengo bien definido el concepto del beso querida, también he llevado a la práctica lo de la lengua, creo que en esta ocasión no es la falta de “experiencia” mi ineficiencia bucal, es la falta de “interés”.-

- Simplemente adorable.- volvió a decir ella con la misma sonrisa y con lentitud introdujo la punta de la inyección en mi cuello. -¿No se ha preguntado que llevaban lo chicles en su interior? ¿No? Yo le puedo dar las respuestas, era un veneno, quería matar a tu hermano pero, al parecer mi inocente veneno también era un afrodisiaco muy efectivo.- El líquido que tenía la inyección estaba siendo introducido a mi cuerpo lentamente, maldije internamente a esa mujer mientras ella continuaba besándome.

- Realmente al darme cuenta que no había funcionado mi veneno y que tu hermanito me pedía desaparecer.- continuo ella. - Decidí hacer otra jugada, más eficaz, más gloriosa, más… llamémosla sexy… la verdad estar con el doctor Watson se había vuelto aburrido.- La mujer me hablaba como si estuviéramos conversando sobre el clima y yo la miraba incrédulo y si ¿Por qué no? un poco molesto.

 - Creí que al casarme con Watson y quitárselo a Sherlock sería divertido y sería una buena venganza, bueno… al principio lo fue pero después se volvió tediosa después me embarace creyendo que eso arruinaría los planes de ambos pero al ver mi intento fallido decidí abortar, me encanto ver la cara de decepción en ambos cuando perdía al bebe fue tan divertido pero tampoco me basto, me encanto decepcionar al doctor Watson diciéndole que yo era infértil, si como no, como si realmente yo fuera infértil,  yo no iba a tener a un asqueroso engendro creciendo dentro de mí, claro que no, siempre odie a los niños.-

La mujer se detuvo en breve para mirarme, realmente no sé qué expresión tenía en ese momento, su confesión no me hacía ni puta gracia y aunque yo era un hombre que estaba a favor del aborto en la mujer, ya que esta tenía el derecho de hacer lo que quisiera con su cuerpo, en ese momento sentí que mis tripas se revolvían entre sí al escucharla decir semejante monstruosidad como si habláramos de un insecto, ella en cambio me miraba confundida; Victoria seguía parada con una mano en la jeringa  y con la otra acariciaba una de las tantas heridas que con trabajo cicatrizaban y que ella me había infligido abriéndola nuevamente, jugueteando con mi dolor y mi sangre como si fuera una niña de cinco años.

-Usted me juzga mal señor Mycroft.-

Mi paciencia que me caracterizaba tanto se iba agotando rápidamente, trate de calmarme un poco y con un desprecio remarcado conteste.

- No he dicho absolutamente nada, lo que haga con su vida me mantiene sin cuidado, usted pudo haber matado no solo al crio que crecía en su interior si no también al doctor junto con Sherlock y me hubiese importado lo mismo que me importa ahora que es: absolutamente NADA.- Mis palabras salieron de mi boca sin haberse pensado debidamente. Ella se sorprendió y saco la jeringa vacía de mi cuello y se alejaba de mí dejándome con una recién abierta herida.

- Usted cree que soy de piedra, que soy la villana en todo esto, que soy inhumana, que me dio lo mismo que mataran a mi hermano, que realmente él era un hombre malo, que nadie lo extrañaría… ustedes dos par de hermanos presumidos, arrogantes, necios, tercos, increíblemente estúpidos son los malos en esta historia. Ahora veo… No por nada mi hermanito le apodo como “el hombre de hielo” a usted no le importa nada, James hablaba de usted como un hombre frio, calculador e inteligente, pero de su hermano… de su hermano era muy diferente.-

La rubia dudo un poco antes de continuar, no entendía por completo el porque me contaba algo que no me quería contar, ¡Era ilógico en todos los sentidos! si no quieres contarle algo a alguien ¡ No se lo cuentas y ya! no haces un teatrito para decirlo además, yo no quería escucharla si no estuviera amarrado seguramente me hubiera tapado los oídos o mejor aún yo mismo me hubiera provocado la sordera; mientras pensaba en lo irracional y estúpido que se tornaba esta situación Victoria siguió con su narración.

- Hablaba de su hermano como su primer amor, “Sherlock esto” “Sherlock aquello” “Sherlock el guapo” “Sherlock el detective” “Sherlock mi amor” pobre de James cuando se enteró que Sherlock ya tenía a quien amar, que su corazón había sido ganado por un estúpido y mequetrefe militar retirado. Ustedes dos mataron a mi hermano, yo amaba profundamente a James y cuando murió mi mundo se vino abajo.- Victoria hablaba tristemente remontando a su pasado con melancolía, cosa que a mí me tenía sin cuidado.

- Disculpe si no me pongo a llorar con su historia, culpo a la deshidratación por mi falta de lágrimas.- Solté finalmente y si mi comentario le lastimaba o hería realmente no me importaba.

 Sentí que la Moriarty me miraba irritada y muy enojada en ese velo de obscuridad que nos rodeaba.

- No le culpo ni a usted ni a su deshidratación ya que no espero que un hombre que no posee un corazón tenga sentimientos y mucho menos  comprenda como se siente un ser humano, es por eso que siempre ha estado solo señor Mycroft y estoy segura que siempre lo estará… No me extrañaría que cuando usted se muera no valla nadie a su funeral.-

Levante una ceja incrédulo, realmente no quería mostrar que su comentario me había dolido más de lo que realmente quería.

- Eso en verdad rompe mi corazón señora Victoria acaba de crearme una crisis existencial.-

Dije en un tono frio muy contrario a mis palabras pero muy cercano a como me sentía y con un toque humoristico.

- Ustedes dos mataron a mi hermano.- soltó con fiereza la mujer.

- Muy contrario a lo que dice yo no le puse la pistola en la boca y tampoco jale el gatillo y que yo sepa tampoco lo hizo el tonto de Sherlock, a eso no se le llama asesinato querida se le llama suicidio ¿Por qué en lugar de estar especulando mejor no agarra un diccionario y busca su definición? Se sorprendería lo valiosos que son esos libros y las definiciones con las que uno se encuentra.-

- Claro ¿Cómo quiero que entienda el hombre de hielo?-

- La verdad es muy fácil de entender querida, lo que es difícil de entender es ¿Por qué se quiebra tanto la cabeza? con lo más obvio.-

De repente me empecé a sentí mareado y con mucho calor ¿Qué es lo que me había inyectado la mujer hace rato?

- ¿Se empieza a sentir mal?

Me quede callado ante el comentario de la mujer que se había reído y juntaba los dedos, se alejaba lentamente y volvía a acercarse entusiasmada.

- No puedo creerlo, es verdad, ¡Mi veneno también es un afrodisiaco! Ya decía yo mí querido Mycroft, usted no era tan fácil de matar.-

Fruncí el señor preocupado y tratando de controlar mi agitada respiración, inexplicablemente mi corazón latía rápidamente con desenfreno, una preocupación inminente crecía dentro de mí ser como un agujero negro y entonces la tristeza apareció de inmediato sustituida por el miedo, la angustia y mi inconformidad…

Solté una maldición,  ella se acercó para empezar a besarme apasionadamente, por más que mi mente decía que “no”, mi cuerpo decía que “si” pero el dolor y la angustia no desaparecían de mi pecho, por una vez en mi vida me sentí como una vulgar ramera en los brazos de una mujer, ¿Esto era a lo que las personas llamaban violación?

No contare con detalles lo que realmente no quiero recordar y ni siquiera mencionar en esta historia, solo confórmense con saber que lo que la mujer me inyecto era lo que tenían los dulces y que cuando todo acabo desee la muerte con cada fibra de mi ser y que aquella mujer me parecía ahora no solo repugnante si no alguna pesadilla hecha realidad, porque de alguna u otra forma había logrado manchar mi espíritu y corromper mi alma; esa mujer había logrado  quebrantar mi voluntad, mi orgullo y hasta mi dignidad pero aun así... no logro romper mi necedad, mi terquedad porque ni una sola lagrima se derramo de mis ojos.  

-Usted le hace honor a su apodo señor Mycroft o tal vez ¿Lo disfruto tanto como yo?- Victoria hablo recuperando el aire después de un rato, se veía realmente feliz. Trague saliva y no pude decir nada, no me encontraba de humor.

- Dime querido… antes de morir ¿Qué es lo que quieres como último deseo? Te concederé el deseo que quieras antes de morir en este momento… amor, dinero, alguna llamada, una oportunidad de vivir, lo que usted desee, puedo hacer excepciones.-

La mujer se ponía su ropa obscura lentamente y se arreglaba el cabello con sumo cuidado, me aclare la garganta antes de contestar con desdén.

- ¿Porque no te vuelas la tapa de los sesos como tu hermano y le mandas saludos de parte de los hermanos Holmes?-

Sentí un dolor abrazador que subía por mi cabeza proveniente de mi mejilla, probé el sabor de mi sangre del labio inferior. La mujer me había dado un puñetazo en la cara, pase mi lengua para quitar la sangre que emanaba lentamente.

- ¿Por qué siempre tienes que sacarme de mis casillas amor mío?- dijo ella sentándose en mis temblorientas y lastimadas piernas mientras me abrochaba la camisa sucia.

- ¿La verdad? no tengo idea.-

- Pídeme otra cosa amor mío pero… cuidado con tu respuesta no quiero arruinar ese hermoso rostro.-

Suspire lentamente, de verdad quería un vaso de agua, sabía de antemano que mi último deseo era infantil, sin lugar a dudas era estúpido pero no me encontraba con ánimos para suplicar por mi vida y mucho menos de pedirle mi libertad, de pronto se me antojo algo más atrevido, más tonto, más sentimental; quise ver a Lestrade una última vez, poder apreciar su sonrisa, su voz, ver sus ojos, su cabello gris, sentir sus manos... Moví mi cabeza negativamente y recapacite sobre mi último deseo. “Ver el mismo cielo azul que ve Lestrade”

 No pondría en peligro al inspector pero moría de ganas por verle una última vez, no sabía exactamente el porqué de mi estúpido capricho, estaba seguro que no era amor lo que sentía por ese hombre, ¿atracción? Talvez, ¿cariño? Posiblemente, realmente no sabía el ¿Por qué? Pero de alguna manera quería sentirme cerca de ese hombre.

- Quiero un poco de aire fresco, tal vez un último paseo por el bosque.- Me escuche diciendo lentamente sentándome de lleno en mi incomodo lugar.

- ¿Seguro?- cuestiono ella pensativa.

- ¿Hace falta que lo vuelva a repetir?-

- No. Va a querer huir, no sé qué secretos ocultos tiene o que pasa por su mente, tal vez ha maquinado una forma de escapar.-

- Le doy mi palabra de que no huiré de su lado, se lo juro.- Conteste con desprecio a ella pareció bastarle con eso y empezó a desamarrarme.

Me puse de pie tras muchos intentos y empezamos a caminar a la salida, no podría describir con palabras el horroroso dolor que sentía con cada paso que daba, era como cruzar el corredor de la muerte, estaba exhausto completamente, incluso cojeaba y tenía que sostener mi brazo por miedo a ver mi piel aflorada y expuesta e incluso eso dolía pues mis manos habían sido despojadas de sus uñas despiadadamente y yo no había podido impedirlo; ahora tomar algo con tanta fuerza como mi brazo me causaba una punzada de dolor que me atravesaba todo el cuerpo y se quedaba en mi interior al borde de las lágrimas y aun así... estas no salían.

Mi cabeza me daba fuertes impulsos eléctricos como si me gritara “Ríndete, túmbate al suelo y déjame descansar” pero deseaba de verdad ver el cielo azul, el mismo cielo que vería Lestrade y eso es lo que me daba fuerzas de seguir de pie.

Victoria regresaba a verme de vez en cuando y sonreía mientras miraba el suelo, regrese la mirada y vi el gran rastro de sangre que dejaba mi paso en alguna otra ocasión eso me hubiera preocupado pero ahora me daba igual. Rápidamente nos encontramos afuera, el aire era frio, y el aroma a pino inundaba mis fosas nasales hasta hartarme, la mujer se detuvo y yo seguí con mi camino.

- - - Mi buen lector estos son los últimos recuerdos que podre narrarles, es por eso que antes de llegar al final de esta historia agradezco de antemano que se hayan tomado la molestia de acompañarme tan lejos, y aunque mis últimos momentos de vida no son especialmente fantásticos quiero que sepan que fue un placer poder contarles mi versión de la historia, una versión que nadie conocía, una versión de la cual el tiempo se comería para echarla al olvido y una versión que espero que se quede en sus corazones. Así pues me despido de usted mi querido lector con el final de mi vida, con el final de la última versión de Mycroft Holmes.- - -

Suspire de mala gana al darme cuenta que hoy no era de esos días tan comunes con su ridículo cielo azul que tanto le gustaban al inspector, más bien este día estaba extrañamente nublado, ni un solo rayo de luz golpeaba al firmamento, todo lo contrario el cielo era gris, obscuro y triste, como mis últimos momentos de vida. Me adelante un poco más que la mujer y me quede de pie viendo embobado a las nubes, Victoria se quedó atrás de mí, levante la mano y calle sus pensamientos.

- Querida, por favor estoy tratando de ordenar mis últimos recuerdos, no digas nada porque me interrumpes y solo tengo cinco minutos.-

Una risita queda fue la respuesta que obtuve pero era verdad lo que le acababa de decir; mi mente no paraba de pensar, de darme datos y recuerdos desde el día de la apuesta con Sherly, (ese tonto hermano menor que realmente quería tanto) hasta la noche en que durmieron a Diógenes, recordé mi primer beso, mi primer pastel de fresa, recordé cuando conocí al doctor Watson, recordé a James Moriarty y para el final deje el recuerdo más suculento de todos. El día en que conocí a Lestrade.

Más que felices mi recuerdos sobre ese hombre fueron melancólicos, recordé como abandone esa sonrisa en aquel pasillo,  con ese recuerdo mi corazón crujió dentro de mi como si se hubiera quebrado y una sensación amarga subió por mi estómago hasta mi garganta.

<>

tras mis recuerdos mis pensamientos hablaban al compas en el que se reproducian aquellos preciados momentos.

Recordé el  mirar de Lestrade, tan misterioso y tierno que parecía tranquilizar tus peores miedos y te envolvia en un manto de familiaridad del que yo me sentia ajeno.

<< Yo no amo a nadie>>

Estaba consiente incluso en este momento, que era una estupidez ahogarme con esos recuerdos que me estaban lastimando pero en este momento, era todo lo que me quedaba... nadar en memorias.

 << Yo no amare a nadie>>

Recordé aquel tierno y torpe beso que me dio Lestrade por primera vez en esa noche, recordé sus labios rosados, esa sonrisa que siempre parecía decir “No pasa nada” la misma sonrisa que tanto envidiaba y que queria solamente para mí.

<<Yo…>>

Recordé su hermosa voz, tan dulce e irresistible tan jodidamente cautivadora que ahora me hacía tanta falta con aquellas palabras que solo el sabia pronunciar para poner mi mundo de cabeza.

<<Jamás...>>

Recordé mi soledad tan fría, tan aterradora, tan obscura, tan mía y el como aquel hombre con su sonrisa angelical la había disipado rápidamente, bien decía el dicho “La soledad no es mala, salvo cuando te das cuenta que estas solo” pues ahora realmente la soledad volvía fundiendose tiernamente conmigo  provocándome un vacío dentro.

<< Amaría…>>

Recordé el cálido abrazo que me había brindado el inspector con tanto amor y tan cálido que había callado a mis demonios internos. Recordé mi promesa y sentí cómo esos recuerdos rompían mi corazón en pequeños pedazos, saber que no volvería a ver a Lestrade, que lo había perdido para siempre… me destrozaba internamente y depositaba un amargo trago de melancolia en mi garganta.

<< A nadie…>>

Lentamente sentí una calidez escurriéndome por mis mejillas, levante una mano temeroso de que fuera sangre pero no, fue algo que simplemente me dejo perplejo, eran diminutas gotas de agua que salían de mis ojos, una detrás de la otra, eran las afamadas lágrimas.

Mi cuerpo se empezó a estremecer, movi mi cabeza negativamente y le ordenaba a mis sentimientos guardar la calma, pero no funcionaba, todo lo contrario las lagrimas que habia acomulado se reunian para desbordarse dejandome en ridiculo pero si hiba a morir eso ya no importaba las deje salir y comencé a llorar amargamente y me trague lastimosamente cada lágrima con gran pesar.

Llore por que no podía cargar con la tristeza que ahora me embargaba casi ahogándome, llore por que no volvería a ver a Lestrade, llore... y no apena decirlo llore como un niño pequeño, lloraba porque creia que en la tierra no existia ser tan patetico como yo; llore porque inegablemente me habia dado cuenta de algo que temia aceptar desde hace tiempo; Llore porque...

<< Yo jamás... amaría... a nadie... como amaba a Lestrade>>

Escuche un ruido ensordecedor y un dolor que sobrepasaba a los demás en la parte baja de la espalda,  me limpie los ojos y me gire a ver a la traidora de Victoria que me había disparado por detrás.

- ¿Ya termino señor Holmes? ¿Se arrepiente de su último deseo?- dijo ella sonriente.

Me gire para verla de frente, no aparte mi mirada enrojecida de esa mujer y me jure que la esperaría en el infierno para hacerla pagar por todo.

- No te pongas triste mi amor, tu hermano ira a reunirse contigo, claro antes me tiene que decir donde está la memoria de su computadora que le diste a guardar ya tengo a mis muchachos yendo tras del hombre que ama.-

Sonreí con malicia ni Watson y mucho menos Sherlock sabían dónde estaba la memoria.

- Creo que sí, si me arrepiento de mi último deseo.- dije lleno de sarcasmo y con dificultad mientras escupía sangre por la boca. – Hubiera deseado un buen vaso de agua antes de partir pero bueno, nuevamente a ninguno de los dos se le concederá el deseo que quiere… suerte con encontrar la memoria querida, porque podrás buscarla en el mismo infierno y ni el mismo diablo sabrá donde esta.-

Victoria volvió a apuntarme con su arma luego de borrar su sonrisa macabra y en el vacío silencio del bosque se volvió a escuchar el mismo sonido ensordecedor de un arma, escuche claramente dos disparos pero solamente sentí uno que me penetraba de frente en el abdomen, mis piernas ya no pudieron soportar mi propio peso y caí en el pasto; empezó hacer mucho frio y de esta manera se congelaron mis manos y mis piernas, no podía moverlas aunque tratara, un ataque de tos con sangre fueron mis últimos sonidos en vida, sentía como cada respiro se volvía un suplicio, un frio desgarrador invadió todo mi cuerpo y me quede tumbado viendo las nubes grises.

 << Hey Lestrade… sé que es tarde para estas tonterías>> pensaba con torpeza mientras la vida se me iba.

 << Pero si pudiera pedir de verdad un último deseo, ese sería estar contigo por la eternidad... Dios... Diablo... Universo... si alguno de usted de verdad existe o me escucha... si hay otra vida despues de esta, quisiera volver a ver a Lestrade, solo para decirle que perdi la apuesta con Sherly y que eso no me importa... por... que...>> de pronto las nubes se empezaron a distorsionar <<Yo...>>  todo a mí alrededor se volvía borroso <> hasta que la obscuridad me invadió por completo, me abandono el dolor << Lo amo>> y mi mente se apago con este ultimo y sincero pensamiento.

Notas finales:

TnT Pobre Mycroft.... Bueno chicos, chicas lindas espero que no me odien por lo que acabo de hacer. dios a quien quiero engañar? bueno si alguien me quiere reclamar o algo mas privado les dejo mi cuenta de twitter busquenme como:

@PuchisDeana.

y a peticion de mi querida Khan (te quiero Khan) les dejo mi face: "Huitzilopochtli Omiteotl Inazquicoatl" o

 https://www.facebook.com/dindaf.soyley

agregare a todos XD jajajaja es mas facil que encuentren el primero. bueno acepto cualquier comentario o reclamo los quiero mucho! hasta pronto!


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