Llego la noche y con ella las nubes que anunciaban lluvia.
Estaba en un callejón cualquiera sentado junto a pila de contenedores de basura, a los animales rastreros que merodeaban en la oscuridad en busca de comida y los desechos de esa sociedad.
Miro al cielo que antes estaba claro y ahora parecía una masa oscura soltando su amargo llanto sobre él.
La lluvia había empezado…
El agua no estaba tan fría como imaginaba, dejo que esta le mojara un poco el cabello y rostro para limpiarse la tierra que estaba en sus mejillas, era un privilegio que ahora podía darse sin tener que ir al rio cercas del poblado donde alguno que otro ciudadano le regañaba por contaminar el agua de este, según las reglas sociales.
Su pálida piel se refrescaba, sus ásperas manos sentían ese cosquilleo del agua, y en su cabello se escurrían las gotas para empezar a mojar su ropa.
Había suficiente y busco una caja de cartón para refugiarse de la lluvia.
Apenas y podía cubrirse la cabeza con la rota caja cuando busco varios periódicos para tapar su cuerpo del agua.
Esa noche dormiría con la humedad del ambiente y los relámpagos naciendo en los cielos, como cuando llego a ese mundo.
Consciente de que no podría pegar ojo esa noche, se levanto de su lugar para dejar que la lluvia lo bañara de pies a cabeza.
Era la primera sensación que purificaba su cuerpo, su mente y quizás su alma, el agua siempre le había gustado. Y ahora se dejaba inundar por ella, desde su cabello hasta su calzado.
Cerró los ojos para agudizar su oído escuchando las gotas golpeando el metal de los contendores, el rebotar en el suelo para dejar que todo se volviera una música primordial de todo lo que representaba para el…
La lluvia… simple lluvia.
No sabía cuánto tiempo paso bajo el agua que caía del cielo pero cuando abrió sus ojos ambarinos la vio…
La hermosa belleza del agua sobre la acera sucia como si fueran diminutos diamantes brillando con la luz de la farola, era increíblemente hermoso. Esos destellos que lograban atrapar la mirada dorada que el pelirrojo poseía le hizo sonreír con tristeza.
La naturaleza era su única amiga en ese desolado lugar.
Contemplo por unos segundos más el mar de perlas preciosas producto de la lluvia cuando a la distancia escucho algo…
No era la lluvia que se alejaba, ni los relámpagos… era el grito de una persona que estaba muy cerca de su callejón.
Llevado por la curiosidad se movió con lentitud para investigar qué era lo que estaba pasando.
Sus pasos fueron silenciosos hasta que llego a una pila de cajas que le sirvieron de escondite provisional, para espiar ahora que los gritos se convertían en gruñidos…
-¡Dejen de joder! ¡¿Qué les hice?! – gruñía un chico de cabello oscuro para apartar a otro chico que le estaba agarrando por la camisa.
-Tu sola presencia nos molesta. – dijo otro de los tres chicos que lo tenían rodeado. Este tenía cabello castaño y una extraña cicatriz en forma de “X” asomándose por el borde su camisa entre abierta.
-Sí, no eres más que una basura. Porque no mejor te suicidas y le haces un favor al mundo. – contestaba otro de los chicos con cabello verde que tenía un bate de beisbol en las manos.
-Tengo una mejor idea. Vamos a darle una razón para que no hubiera nacido. – el joven rubio que antes le tenía agarrado por la camisa hablo para relamerse los labios.
Kid por primera vez en su vida sintió una furia incontrolable…
Tres contra uno no era nada justo… pero hacerle algo que les diera una razón para acabar con su vida, buena o mala… Eso sí que no lo toleraba…
Su paciencia… se había agotado…
Ahora le enseñaría a la sociedad de que estaba hecho… Que él defendía a los suyos… a los que consideraban ceros…
Salió de entra las cajas haciéndolas caer para llamar la atención de aquellas escorias de la sociedad.
Todos voltearon para ver al pelirrojo que se acercaba con mala cara y tronando sus nudillos anticipándose a la pelea.
-Parece que nos divertiremos más con este. – el rubio parecía ser el líder pues aventaron al pobre pelinegro para quitarlo de su camino para entretenerse con su nuevo contrincante.
Tenía una fuerza increíble…
Sacaba toda esa rabia que había estado conteniendo desde que era muy pequeño, con cada golpe que acertaba en los costados y cara de los pobres imbéciles que le provocaron.
Sus huesos crujían, la sangre brotaba de la sus heridas, los gritos ahogados de los tres se perdía por la agitada respiración del pelirrojo que ahora sonreía con maldad…
Se detuvo por un momento para contemplar cómo sus manos habían formado una horrible pintura en el suelo.
Los tres chicos ensangrentados, casi inconscientes con espasmos de dolor que le provoco el pelirrojo que no era un rival nada fácil, a pesar de ser más.
Kid se paralizo por un momento…
Se había convertido en lo que más odiaba…
Un monstruo como los que habitaban en esa ciudad… una criatura grotesca que solo destruía lo que no entendía…
Llevo sus manos a su rostro para no ver más esa escena, borrarla de su mente, quitar la sensación de satisfacción que sentía por todos esos golpes, pero era imposible…
Era algo que lo acompañaría el resto de su miserable vida…
Y fue en ese descuido el chico de cabello verde sonrió para mostrar unos afilados colmillos al momento de levantarse para apretar el bate entre sus manos.
El primer golpeo no lo vio venir… pero si los siguientes que sufrió.
Kid estaba en el suelo siendo pateado por los tres chicos que antes había agredido.
Las fuertes patadas, le provocaron una enorme herida en su cabeza, lavando de un color más oscuro su cabello ya rojizo.
No supo cuando cayó inconsciente pero cuando volvió abrir sus ambarinos ojos lo vio…
Un ángel…
Un hermoso ángel…
La sangre empezó rápidamente a esparcirse por el pavimento mientras contemplaba el despejado cielo nocturno junto con la hermosa luna que se asomaba.
Si moría en esos momentos… no sería tan malo…
Volvió a parpadear para ver una figura conocida…
Era el pelinegro que antes había visto… el chico al que estaban molestando…
Sonrío con amargura para desvanecerse esperando que la muerte le reclamara con gusto.
Sentía su cuerpo siendo arrastrado lejos de la humedad de su propia sangre… pero sabía que tenía cero posibilidades de sobrevivir…o eso supuso.