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The Mad Proffesor por algodon Sibyl

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Notas del capitulo:

hola! 

Espero que estén muuuuy bien non

Por cierto, quería comentarles que el anterior cap tuve un error; la  edad de Hiro no sabía si eran 13 o 14 años, así que en el anterior le puse 14 n.nU (me pasé de bakka)

Y me disculpo por los errores que tuve ya que no lo reeleí por falta de tiempo.

 

 

 

En la mañana, Hiro caminó con pereza a su salón de clases. Ése día no había despertado bien del  todo por estar fantaseando con su profesor pero no se quejaba, ya que su horario estaba muy bien acomodado a sus caprichos;

 Lunes: historia de la filosofía, con el profesor más sexy y guapo que sus jóvenes ojos habrían visto; Daichi Harada, quien también daba las clases de los jueves que eran de ontología.

Martes: teología, su profesor (si su memoria no le fallaba) se llamaba Hans*.

Miércoles: antropología con la profesora Anna de Arendelle, (según escuchó, hermana de la directora y una de las profesoras más respetadas y temidas en Disney Works)

Viernes: lógica, con la profesora Mérida, (según sus compañeros, ésta mujer era un amor pero realmente no querías meterte  en su camino si se enojaba). Ética la practicaba en uno de los tantos talleres de la universidad.

Llegó a su aula con una enorme sonrisa en el rostro. Divisó a Jack en uno de los asientos y se sentó junto a él. Jack seguía perdido en la lectura del mismo libro que devoraba ayer: “El nombre de la rosa” de Umberto Eco.

Hola Jack. Saludó Hiro animadamente.

¿Eh? Hola Hiro. El chico correspondió al saludo cerrando su libro. Llegaste temprano.

Bueno, siempre lo hago pero ayer tuve una especie de percance y por ello  llegué tarde…

¿Un accidente?

No, me quedé dormido. Hiro se sobó la cabeza, Jack sonrió divertido.

En eso llegó  el profesor; un hombre joven de cabello castaño, muy bien parecido y de fulminantes ojos verdes, vestía una camisa de botones blanca con manga larga, pantalones de vestir azul marino y zapatos negros. Colocó sus cosas en el escritorio y escribió en el pizarrón: “Teología”.

Muy bien chicos, yo seré su profesor de la materia aquí escrita. Señaló el pizarrón. Por favor, sé que ya tenían otro profesor de teología, pero todos los mentores tenemos una manera diferente de hacer las cosas, así que les pediré que anoten el encuadre que les daré.

Los alumnos obedecieron, Hiro anotaba lo que el profesor escribía en el pizarrón, aunque no podía digerir lo que veía, ya que cuando tenía oportunidad dibujaba a Harada detrás de su cuaderno: Daichi parado anotando en el pizarrón “te amo Hamada” con corazones alrededor. Jack lo miró y se percató de lo que su amigo dibujaba, río y siguió con su tarea.

El profesor apuntaba el encuadre cuando su celular sonó, al contestar su rostro formó una mueca de incredulidad, chasqueó la lengua y colgó.

Jóvenes, me surgió un imprevisto, por lo pronto tendrán una o dos horas libres. Los alumnos se miraron unos a otros.

¿Qué habrá pasado? Jack levantó una ceja, extrañado.

No lo sé, quizás pasó algo malo. Comentó Hiro dejando de lado el nuevo dibujo que realizaba: una boda, él con un vestido blanco de tirantes, Harada con un traje el cual tenía una flor en éste, detrás de ellos se encontraba la tía Cass con un pañuelo en un mar de lágrimas de alegría y de su lado derecho Jack aventando pétalos de rosas*. Harada cargaba a Hiro, éste tenía un gran sonrojo en las mejillas.

¿Qué dibujas Hiro? Preguntó Jack mientras el profesor se retiraba del aula y todos los alumnos comenzaban a platicar.

¿¡Eh!? ¡Nada! Tan sumido estaba en sus pensamientos que no se percató de lo que dibujaba, su mente movió su mano por él.

¡Ay vamos! ¿Otro dibujo de Harada? Hace unos minutos lo dibujaste, sí que el amor hace que te den ataques de estupidez transitorios. Se burló.

¡N-no es mi culpa! Hiro estaba rojo hasta las orejas. Él es demasiado… Dio un largo suspiro.

Jack logró apartar las manos del cuaderno del chico y observó el dibujo. Tuvo que taparse la boca para no echarse a reír.

¡¿Qué es tan divertido?! Preguntaba Hiro aún rojo.

E-es… …es que no me imagino ser el chico que lanza los pétalos. Sin poder contenerse más, emitió una sonora carcajada. Hiro agradeció que el salón estuviera hecho un lío, así nadie escuchó la risa burlona de Jack.

¡Oye! No estaba consciente de lo que hacía. Tomó su cuaderno y lo guardó.

Oye no te enfades. Es divertido ver a alguien enamorado expresar sus sentimientos en un cuaderno.

¿Cómo tú? Hiro señaló el cuaderno de Jack, el cual tenía garabateado “Hiccup x Jack” con corazones alrededor.

Así es… Jack se sonrojó avergonzado.

J

Elsa completaba las planeaciones de sus alumnos en su laptop. Había sido la primera directora en la historia de la universidad y quería que la imagen que transmitía ésta fuera de calidad, no quería que los directores cerdos machistas (como les llamaba ella) la tacharan de inútil; era algo que no podía permitir. Se quitó los lentes y se sobó las ingles, estaba agotada, y por si su estrés no podría empeorar, Harada llegó casi azotando la puerta de su oficina.

¿Y ahora qué quieres Harada? No estoy de humor para tus maldiciones.

No seas… …Elsa… El profesor le extendió una carpeta con la última planeación que faltaba.

Y el cielo se iluminó haciendo que Daichi Harada entregara sus documentos a tiempo. Comentó Elsa con tono burlón y prosiguió: Eso dice en el evangelio 3:18.

Creí que dijiste que no eras cristiana. Harada levantó una ceja con recelo, cruzándose de brazos.

Por eso no tuve ni idea de lo que dije. Se paró de su asiento. Te pasa algo, ¿No es así?

¿Qué te hace pensar-

Por lo regular cuando haces tú planeación lo único que haces es dármela e irte enseguida.

Bueno, tengo un problema y quiero que me des un consejo. Harada no se movió de su posición, permanecía inmóvil.

Dime…

¿Qué pasa cuando te gusta alguien pero ése alguien está demasiado lejos de ti y lo único que puedes hacer es celarte porque sus amigos lo abrazan o están con él/ella?

Elsa abrió los ojos de golpe y se sonrojó, recordando su enamoramiento hacia la persona menos indicada, ¿Será por qué Harada se habría dado cuenta de esto? No, no debía ser el caso, no hubiera sido tan indirecto. Estaba por decir algo cuando se percató de la frase que Daichi pronunció antes: “cuando te gusta alguien” eso quería decir que… …¡Harada estaba enamorado! Eso fue muy tierno pensó, ya que en los tres años que lo conocía, no había sido capaz de verlo salir con alguien.

¡Qué bonito! ¡Daichi Harada está enamorado! Soltó sin poderse contener.

Tsk… el aludido chasqueó la lengua irritado con un notorio sonrojo en sus mejillas. ¿Quieres calmarte? No es para tanto…

¡Por favor! Aunque sea dime quien es la afortunada.

Harada miraba a otra parte de la oficina con mueca de molestia.

¡Vamos! ¡Ya dime!

No lo haré, sólo responde mi pregunta. Elsa suspiró pesado. Conocía a su amigo y sabía que cuando decía “no” era NO, habría que sacarle información poco a poco.

Bien, bien… …pues… Se aclaró la garganta. Deberías acercarte más, ya sabes comenzar una amena amistad y averiguar más sobre ésa persona.

Harada lo meditó un poco.

Pero en tu caso creo que será algo difícil, debes abrirte más a la gente y no ser tan cerrado.

No, verás que no lo será. Abrió la puerta de entrada dispuesto a irse.

Sólo contéstame algo Daichi; ¿Es acaso un alumno de aquí?

El mencionado se quedó estático. Eso lo sabrás pronto. Finalizó cerrando la puerta.

J

Hans se metió a su oficina lo más rápido que pudo, encendió su laptop y se contactó con la persona que le había marcado hacía media hora.

¿Qué conseguiste? Preguntó Hans antes que todo.

Oye calmado amigo… Daichi Harada no es un tipo fácil sabes?

¿A qué te refieres?

Bueno, al parecer es muy difícil conseguir algo de él, traté de haserlo lo mejor que pude, encerio…

Si investigas como escribes… …Te creo completamente…

Olle! Estoy dando lo que tengo si? Y antes de que me digas algo más, encontré algo que te será interesante.

¿De qué se trata?

Es un documento pero toda la información ha sido borrada, tal ves en un intento de eliminarla

Quiero verlo.

En la pantalla apareció la imagen del mismo Harada aún más joven, sin la cicatriz en su rostro y una sonrisa cálida. Hans se quedó pasmado, era como si viera otra persona totalmente diferente a la que trabajaba con él; eso le aterró.

Había decidido investigar sobre él luego de que a éste le quisieran dar el puesto de sub director, no por envidia ni celos, sólo que había algo que le parecía de lo más sospechoso: su forma de hablar, de actuar, la manera en que evitaba las preguntas personales. Ése día cuando salía de regreso a su casa se percató de que Harada estaba en el estacionamiento pero no precisamente parado si no dentro de su auto mirándolo fijamente. Una extraña mueca indescifrable lo veía.

Hans no supo en qué instante su cuerpo tembló ante esto. Decidió sobrellevarlo y entrar a su auto lo más rápido que pudo pero seguía sintiendo ésa mirada (a pesar de estar dentro de su vehículo); con toda la velocidad que le permitían sus manos, sacó sus llaves del pantalón de mezclilla oscuro que vestía y arrancó el auto.

A unas pocas calles de la universidad, Hans suspiró aliviado… …Pero ésta desapareció tan pronto como apareció al ver en el espejo retrovisor el auto de Harada, su respiración se tornó más violenta y sudó frío, ¿Qué ganaba ése loco siguiéndolo? O tal vez eran imaginaciones suyas. Para probar o desmentir cualquier cosa, giró a la derecha en dirección contraria a su hogar, grande fue su sorpresa al mirar el retrovisor y divisar a Harada a unos metros detrás de él.

Su corazón se aceleró aún más, entró en pánico y aceleró entrando a calles y colonias al azar, con la esperanza de que su acosador se perdiese de vista. Sin éxito. Ahora decidió algo más; iría hacia su casa ahí lo confrontaría.

Al volver su vista se dio cuenta de que Harada había dejado de seguirlo, eso sin duda lo alivió completamente así que regresó a su ruta normal.

Cuando llegó a casa y bajó del carro su sorpresa no podía ser más grande al notar a su compañero de trabajo parado en el lumbral de la puerta, con una sonrisa indescifrable en su rostro, sintió que su corazón se saldría en cualquier instante.

De acuerdo… Dijo con voz temblorosa. Harada, ¿qué rayos quieres y por qué me estabas siguiendo?

El aludido seguía parado sin decir nada con las manos dentro de las bolsas de sus pantalones. Hans tragó saliva, ése hombre (por cierto mucho mayor que él) le enfundaba un enorme terror.

No es nada… …Que yo no quiera. La sonrisa en su rostro se volvió aún más amplia. Ahora era una mueca cínica, carente de cordura. Sólo doy un paseo mientras observo a mi alrededor…Hans no entendía nada de lo que su interlocutor decía, pero no tenía que dejarse intimidar… …Pero al parecer ya lo había hecho.

Harada caminó lentamente a su auto, pasando al lado de Hans, quien rezaba por que su compañero de trabajo se fuera lo más pronto posible.

Desde ése día no había cruzado palabra con él, ni siquiera se atrevía a verlo a la cara sin que se preguntase por qué lo había seguido, o por qué a él y no a otros profesores, así que decidió no contárselo a nadie.

Harada Daichi, ése no es tu verdadero nombre, ¿Quién rayos eres realmente? Cuestionó viendo la imagen que no era nada más que una credencial de estudiante, con los nombres e información del mismo enmendadas con tinta.

Lo que Hans no sabía era que Harada sólo lo veía como otro ladrillo en la pared...

Notas finales:

*No tengo ni fruta idea del apellido que Hans pueda tener

¿Qué esconderá Harada y por qué?

Todas las preguntas serán resueltas a lo largo de la historia...

¡Nos Leemos! >o>


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