Hoy te sentí mas cerca que nunca, sentí tus labios sobre los mios, se sintió tan real pero también un poco diferente, era… diferente, no sé cómo describirlo, te tuve en mis brazos y pude sentir tu calor pero de repente me desperté y todo era solo un sueño, aunque aun sentía fresco en mis labios el calor de un beso, mi amor realmente te extraño…
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Era una mañana calurosa y el joven amor se despertó después de una extraña noche, como siempre se alisto para ir al trabajo y salio de su cuarto, pero ahí en la puerta se encontró con su peor de sus miedos
- Tanaka-san!! – grito furioso y al cabo de unos segundos el mayordomo se encontraba en el lugar
- si Señor, sucede algo – dijo un poco agitado
- de donde salió esa bestia peluda – dijo señalando un frasco en el cual tenia como contenido una araña
- l-lo siento señor, fue un descuido mío – dijo haciendo una reverencia para luego levantar un frasco, esa respuesta no convencía al peliplata, pues su mayordomo era muy eficiente, bueno todos sus empleados eran muy eficientes, entonces quién?, solo un nombre venía a su mente
- fue él, no? – dijo realmente molesto, golpeando la pared y sin escuchar respuesta alguna se dirigió hacia el cuarto del castaño, entro sin tocar la puerta
- tú, simple mascota como te atreves a hacer esto – grito furioso pero no había nadie en el cuarto, bajo hacia la cocina sin encontrarlo, su paciencia se estaba agotando el único lugar que quedaba era el jardín, sin perder el tiempo se dirigió hasta el jardín y lo vio, estaba de espaldas, se acercó silenciosamente, antes que este pudiera alcanzarlo el castaño se dio vuelta, tenía los ojos llorosos, eso llamo la atención del mayor cambiando toda la rabia que tenía por preocupación, sus ojos se encontraron, el menor trato de disimular limpiándose por acto de reflejo los ojos, el mayor también reacciono
- seño, desea algo de mí – pregunto el castaño, realmente parecía muy triste
- si, quiero que me digas que significa ese frasco con la araña adentro que encontré en mi puerta – dijo más calmadamente, toda la rabia que tenia se había esfumado ya no tenía ganas de gritar al castaño, al escuchar esas palabras el menor se sorprendió un poco pero después volvió a su cara triste
- lo siento Señor es mi culpa, yo hice eso – respondió el castaño haciendo una reverencia, el peliplata ya no quería discutir, estaba más preocupado que molesto
- bueno, si entiendes que lo que hiciste esta mal entonces estas disculpado, mejor vamos a desayunar, que se me hace tarde – dijo el peliplata, dirigiéndose a la mansión, el menor solo asintió y lo siguió, los empleados al verlos regresar se sorprendieron, pues el mayor estaba totalmente furioso y temían por el niño pero este regreso sano y salvo, el peliplata regreso mas calmado.
El desayuno de esa mañana fue diferente a los demás, no hubo gritos ni reclamos como siempre, solo un silencio que embargaba todo el comedor, solo se escuchaba el sonido de los cubierto tocando el plato, ese silencio no soportaba el mayor, trato de molestar de todas las formas posibles al castaño pero este ni se inmutaba, parecía que el brillo de sus ojos habían desaparecido, el desayuno acabo y el mayor se fue a trabajar un poco preocupado por su mascota
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Me desperté más temprano de costumbre, realmente no pude dormir bien toda la noche, muchos pensamientos vinieron a mi mente, mi corazón me dolía, me di cuenta que amaba a esa persona, pero lo peor es que esa persona ama a alguien más, y mi amor no iba a realizarse jamás, era algo imposible, mejor era renunciar, para dejar de pensar baje a la cocina ayude a Sara-san acabamos mas antes de costumbre de ahí me dirigí al jardín, recuerdo una vez que mi madre me dijo que los amores unilaterales nunca funcionan, solo causan dolor y es mejor dejarlos ir, una de manera de dejar ir esos sentimientos era con una flor, coger la mas hermosa flor, la que mas te guste, confesar tus sentimiento a esa flor, llorar si es necesario, si el dolor es insoportable, luego desojarla esparciendo sus pétalos por todo el jardín, recordar a su madre y tratar de olvidar algo que hubiera querido no olvidar nunca realmente lo estaba afectando, había llorado, pero ya era hora de volver, cuando voltio se encontró ahí con esa persona, lo miraba curioso, una mirada que el no podía entender, solo sabía que cada vez que lo veía su corazón dolía….
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Toda la semana paso de la misma manera, el menor siempre se comportaba de la misma manera frente al mayor, él castaño sonreía y bromeaba con los empleados pero cuando veía al mayor su rostro cambiaba y su sonrisa desaparecía, eso molestaba demasiado al peliplata, él quería ver esa sonrisa, quería ver su rostro cuando se molestaba, los momentos cuando discutían se había acostumbrado a todo eso en poco tiempo
- Mascota – dijo el mayor llamando la atención del castaño – necesito hablar contigo, te espero con mi oficina – continuo el mayor y sin esperar respuesta se dirigió hasta su oficina
- que estará pasando últimamente a Misaki-kun, está muy extraño– dijo el mayordomo casi pensando en alto
- está enfermo – respondió la cocinera, al ver la el rostro que de no comprendía del mayordomo continuo – está enfermo de amor – dijo con una amable sonrisa, y el mayordomo comprendió al instante lo que eso significaba.
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- señor que desea hablar conmigo – pregunto el castaño
- Misaki que pasa, porque te comportas de esa manera, tanto me odias o hice algo que te ofendió, si es así te pido disculpas – dijo de golpe el mayor sorprendiendo un poco al castaño
- M-misaki? – pensó en voz alta el menor, pues el mayor nunca lo había llamado por su nombre y eso lo sorprendió
- si, asi te llamas, no?- dijo casi molesto , el menor solo asintió y una sonrisa se asomó por esos labios, eso cautivo al peliplata después de mucho tiempo tenia esa sonrisa frente a él
- No señor, usted no me hizo nada, me disculpo por mi comportamiento, no me sentía bien – respondió el castaño, no se había dado cuenta que su comportamiento estaba afectando al mayor, después de todo lo amaba y quería que él sea feliz, y si tenia que fingir que todo iba bien y guardar sus sentimientos en lo más profundo de su corazón lo iba a hacer.
- no me digas señor a cada rato, me haces sentir muy viejo – dijo disimulando molestia, pues quería cambiar te tema, ya que el menor parecía que volvía a ser el mismo de siempre
- que no es viejo?, yo pensé que tenía la misma esas que tanaka-san – respondió el menor, haciendo que el peliplata se moleste y comenzaron con sus clásicas discusiones, escuchar a esos dos discutir nuevamente el mayordomo y la cocinara se miraron y sonrieron, todo volvía a ser como antes.
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- Misaki, alístate para el próximo sábado – dijo el mayor mientras cenaban
- porque usagi-san – respondió el castaño (fue obligado por el peliplata para que lo llame asi)
- va haber una fiesta en la empresa y quiero llevar a mi mascota, es bueno sacar a pasear a las mascotas de vez en cuando – respondió con una sonrisa burlona, el menor solo lo miro molesto y se voltio, sabía que por más que se negara no tenía que ir, ya que el peliplata era muy caprichoso.