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The Mad Proffesor por algodon Sibyl

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Notas del capitulo:

<o< Sin palabras!!!

 

En la entrada Astrid esperaba afuera de la escuela, se estaba comenzando a poner nerviosa ya que su amiga no había salido. Tuvo un mal presentimiento, miró su celular y se percató de que ya habían pasado 10 minutos.

Cuando, a los lejos, divisó la silueta de su amiga siendo sostenida por el profesor de filosofía cosa que extrañó enormemente a Astrid, ya que había escuchado rumores sobre éste los cuales mencionaban que era un hombre solitario al cual no le importaba nada.

¡Rapunzel! Fue corriendo hacia su amiga, quien tenía el rostro empapado y rojo. 

… e-él… La aludida temblaba terriblemente, Astrid la abrazó.

Profesor, ¿Qué le hicieron a mi amiga? Respondió casi al borde del llanto.

Harada suspiró pesado. Fue un imbécil de los furia nocturna… Astrid abrió los ojos como platos. ¿Tú eres una sempai no es así?

S-Sí… contestó con mucha rabia, ése maldito desgraciado se las pagaría muy caro…

Escucha, será mejor que le des su merecido a ese malnacido… Apretó los puños. Porque no sé qué seré capaz de hacer.

Gracias profesor, enserio… Agradeció Astrid. Y no se preocupe, ése maldito tendrá su merecido.

Rapunzel no podía escuchar nada, se encontraba en shock por el ataque, no podía pronunciar palabra alguna.

Lo dejo todo en sus manos señorita. Cuida bien de esta chica. Finalizó dejando a las amigas solas y a Astrid con una gran labor que sin duda iba a cumplir.

:D

Hiro estaba en casa de Jack, éste miraba su celular algo nervioso.

¿Pasa algo Jack? Preguntó el más chico.

N-no… …no es nada. Mintió guardando su celular en la bolsa de su pantalón. Oye, ¿no platicaste con Harada hoy?

El pequeño se puso rojo.

Em… …Bueno, algo así…

¿Algo así?

Es que… …me puse muy nervioso…

Hiro se preparaba para salir del aula, recogió sus libros y se encaminó a la entrada cuando escuchó la voz que lo volvía loco: Harada.

Hiro, ven por favor… El aludido tragó saliva y se dirigió con su mentor, el cual, como siempre, leía un libro.

¿P-Pasa algo profesor? El rostro de Hiro estaba rojo

Hiro… …Te quiero preguntar sobre tu amigo… …Jack.

¿Eh? Sí… ¿qué pasa con él?

Bueno, él es un buen chico, pero creo que necesitas juntarte con personas más… Cerró su libro. …De tu nivel…  Lo miró directamente a los ojos.

¿M-m-mi nivel? El pobre chico no podía articular palabra, su rostro podía competir con el rojo de la corbata de Harada.

Hablo de... …no sé tal vez un universitario, un doctor, un científico… Le dedico una sonrisa seductora. Un profesor de filosofía…

Al oír estás palabras Hiro se quedó estático. A-a…. ¿A qué se refiere?

Me refiero… Se acercó peligrosamente no sin antes cerrar la puerta tras sí. A que deberías pensar en tu futuro con una persona…

P-profesor… Suspiró. Y-yo… El mencionado estaba sólo a unos centímetros de su boca.

Shh… no hay que decir nada…

Disculpen, ¿Hay alguien aquí? Una voz inquietamente familiar los sacó de su tarea. Harada chasqueó la lengua, irritado y enfadado.

¡Adelante! Permitió Harada dejando a Hiro completamente estático y rojo.

Profesor Harada, lamento interrumpirlo tan tarde pero, ¿Podría decirme dónde quería los documentos que me pidió? Preguntó la profesora Mérida, quien entró a al aula luego de confirmar que había alguien en ésta.

Le dije que me los diera directamente. Dijo irritado.

Hiro notó que no tenía nada más que hacer ahí y salió corriendo no sin antes despedirse rápidamente de sus profesores.

¡Lo siento! Los dejé en la oficina de la directora, ya voy por ellos.

¡No! Yo iré, no se preocupe. La detuvo mientras se dirigía a la salida con la esperanza de ver a Hiro.

Al no encontrarlo, suspiró resignado y fue hasta la oficina de la directora, donde sus deseos misántropos estallaron al ver la escena.

Oh rayos… ¿Te iba a besar? Preguntó Jack fingiendo emoción, aunque lo que realmente sentía era completa desaprobación.

¡Sí! ¡Rayos estuve tan cerca! Exclamó Hiro con decepción.

Jeje, lo siento Hiro, será para la próxima…

El otro sólo suspiró y colocó su rostro derrotado en la mesita donde estudiaban. Jack lo miró y sonrió a pesar de que no podía estar más intranquilo; Hipo no le había llamado ni había asistido a clases un día antes, él no era así, pensó.

Revisó su celular y un escalofrío invadió su espina dorsal.

:D

Era una hermosa sala, pensó mirando fijamente alrededor del cuarto.

Las paredes estaban pintadas de blanco, había una pequeña mesa frente a él con un lindo florero como centro de mesa.

Se quedó mirando fijamente aquél adorno perdiéndose en los colores que las flores emanaban. Tan inmerso estaba que no se percató cuando un hombre mucho más joven que él entraba a la sala.

Christoff… Saludó el recién llegado, el mencionado lo miró con desdén.

Vine porque me “necesitabas” ¿no? Interrogó haciendo comillas con sus dedos. ¿Qué quieres?

Bueno, tuvimos un pequeño inconveniente pero ya lo solucioné.

¿Ah sí? Recargó su cabeza en su mano derecha. ¿Cuál era ése inconveniente?

Verás. Se sentó frente a él. Al parecer tu estúpido noviecito no era el único con curiosidad en mí. Cristoff río ante esto.

Yo no esperaba que lo siguieras hasta su casa… … ¿Por qué lo hiciste?

Me mataba la curiosidad, me preguntaba qué clase de hombres te gustan. Tomó una flor del centro de mesa.

Yo me preguntaba lo mismo. Se enderezó del sofá. Hasta que vi a tu alumno… Una sonrisa burlona se  formó en sus labios. Pero vamos al punto, ¿Quién es la persona curiosa que mencionaste anteriormente?

Un tonto alumno tuyo… Miró fijamente la flor.

Cristoff sabía de quién se trataba así que sólo atinó a sonreír burlonamente. ¿Sabes? Es tu culpa, ésa actitud llama mucho la atención.

Soy como soy Cris, tengo mis principios y valores morales…

También yo Daichi, y henos aquí: tratando de destruir todo lo que se interpone con nosotros… Lo miró de forma irónica. Dejando eso de lado, sabía que tenías parafilias tan enfermas…

¿Lo dice el que le excita morder de manera enferma a su pareja a la hora del acto sexual?

Eso fue hace mucho…

¡Le arrancaste parte de la piel del brazo!

Se lo merecía… Miró a otro lado.  Como sea, ¿Qué hiciste con Hipo?

Sólo le di un pequeño castigo…

 

Unos golpes se oyeron dentro de un enorme baúl en un cuarto oscuro y tétrico, la desesperación y el miedo eran sólo un pequeño eco en la habitación a prueba de ruido que se encontraba en el sótano de la casa de un extraño profesor.

¡¡¡Auxilio!!! ¡¡¡Sáquenme de aquí!!! Gritaba golpeando y arañando las paredes del enorme baúl frío. El lugar apestaba a algo que jamás en su vida había olido, su interior era oscuro y a pesar de que cabía perfectamente en él, comenzaba a sentir una horrible claustrofobia. ¡¡¡Por favor!!! ¡¡¡Alguien!!! Sus lágrimas salían desesperadamente, ¿Cómo llegó ahí? Se preguntaba una y otra vez.

Cuando Harada salió de la ducha Hipo rápidamente fue a esconderse debajo de la cama. El profesor encontró su armario y cajones abiertos. Sin expresión alguna tomó su ropa y se vistió formalmente como siempre.

Hipo sólo atinaba a mirar completamente asustado. Tragó saliva y en ése preciso instante Harada se quedó quieto; Hipo creyó que esto lo había descubierto, pero ¿Cómo? No había hecho ningún ruido agudo… … ¿Acaso había escuchado el líquido correr por su garganta? No, no podía ser posible… … ¿O sí? ¿Acaso aparte de extraño, frío y calculador también tenía un oído súper desarrollado? Tembló ante esto.

Harada se limitó a ponerse unas vendas en sus muñecas, mirarse al espejo y retirarse del cuarto. Perfecto, al parecer no se había percatado de su presencia.

Salió cuidadosamente de su escondite, el estéreo había sido apagado y la puerta de la entrada abierta. Tomó la libreta que anteriormente había descubierto, tomó más fotos al armario de Harada y cuando bajó el último escalón para dirigirse a la puerta de entrada, sintió un fuerte golpe en la cabeza había caído inconsciente. Cuando despertó se percató de que había sido encerrado…

¡¡¡Maldito Daichi Harada!!! Gritó aún más fuerte, al borde de la demencia. Sus uñas rasgaban las paredes desesperadamente. ¡¡¡Sáquenme!!!

Harada no pudo evitar sonreír al imaginarse todo aquello.


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