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Detalles por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Bueno... Aqui esta la primera parte del final...

Me inspiro el gran antiheroe Max Payne = dolor maximo oh pero que hermoso juego de palabras... porque es de un videojuego... no?... ok mejor lo dejamos así...

KenmaxD~san ya casi terminara y pues espero que te guste.

 

"Intente ser feliz... en este mundo cruel..."

 

 

El sonido de la puerta de su nuevo departamento cuando lo abrió, resonó en ese lugar tan solitario…

 

El sitio era genial, silencioso. Era un lugar agradable.

 

Llevando en una de sus grandes manos la enorme maleta tipo militar, cerró la puerta para recorrer del departamento, mirando cuarto por cuarto…

 

La recamara principal donde estaba la enorme cama… El pequeño baño que parecía ser remodelado para su nuevo inquilino… La cocina que era decente para preparar solo lo necesario… Un buen lugar para vivir…

 

Tan solo quedaba instalarse.

 

Era hora de avanzar… de seguir adelante con su vida. Sin duda alguna…

 

En la pequeña sala, aun había un televisor bastante gastado que encendió para ver si todavía daba señales de vida… Solo la estática por falta de una antena le hizo sonreír, no tendría que repararlo.

 

Tenía un pequeño balcón, la puerta de cristal se deslizaba para dar acceso a su nuevo hogar y dejarle ver su cuidad… esa que lo vio nacer.

 

Se había acercado lo suficiente para que los rayos del sol descendiente tocaran el color de sus ojos, ámbar…

 

Con el escaso sonido de estática de fondo, dejo la pesada mochila sobre la mesita para café desgastada frente al sofá, para sentarse en el mencionado que estaba igual de gastado pero sirviendo para su función principal.

 

Se resistía un poco cuando llego la hora de abrir y sacar su equipaje… Había algo ahí dentro que no le gustaba del todo, una fotografía que había enmarcado hace unos años para que no se maltratase más.

 

Al final la saco…

 

Pero como se dijo antes… ese incidente ocurrió hace mucho tiempo… cinco años en realidad.

 

-Olvídalo… En serio. - se dijo a si mismo dejando la fotografía sobre la mesita, observándola detenidamente.

 

Era algo que no podía hacer… Le había hecho una promesa y la cumpliría.

 

Suspirando por su debilidad y condena, salió del departamento para despejar su mente.

 

Su garganta pedía un trago, algo con lo que calmar la sed.

 

 

 

No tardo mucho en regresar a su nuevo hogar, ahora con la bolsa plástica del supermercado llena en todo su contenido.

 

Podría haber comprado comida, algunas cosas para su aseo personal, una que otra revista sobre las nuevas motocicletas que tanto añoraba tener… pero compro otra cosa.

 

Saco una botella de cristal ámbar para abrirla de un solo movimiento, era whisky.

 

No había comprado ningún vaso, tenía que haber alguno en ese lugar. Busco en la cocina, en los entrepaños de la alacena para encontrar uno lleno de polvo que no se molesto en lavarlo, solo bastaba una servilleta para limpiarlo y hacer uso de él.

 

Durante esos cinco años había vivido en dos lugares más donde el calor se sentía hasta en el aire que respiraba, la verdad este lugar se acercaba más a su estilo que las islas del “Sur”, bueno… suponía.

 

Volvía a la pequeña estancia…

 

Y no… Para ser sinceros, lo de emborracharse empezó a aburrirle.

 

De vez en cuando, vale, pero no continuamente.

 

Antes de sentarse con la copa llena de whisky saco un frasco del bolsillo de su pantalón.

 

Desde que se alejo de todo… había sufrido una fuerte depresión, debía tomar su medicamento para que la nube negra que estaba sobre su cabeza no decidiera atormentarle más de lo que ya estaba.

 

Dos pastillas bastaban para desaparecer todo el dolor…

 

Ya las tragaba con más facilidad a lo largo de los años.

 

Tenía razón… Ace tenía razón… No se estaba haciendo ningún favor…

 

A lo mejor… había perdido la dignidad. Pero la había recuperado. Estaba muy ilusionado. De verdad.

 

La primera de tantas botellas acabo vacía en sus manos con solo unas empinadas sobre su vaso. Cada vez que compraba una bebida así, pagaba más por menos alcohol. Esta crisis podría afectar su adicción.

 

Saco la segunda botella…

 

Necesitaba empezar de cero…

 

Tomo el pequeño retrato que estaba sobre la mesita cuando le dejo ahí, un tesoro que le recordaba lo mucho que le extrañaba.

 

No paraba de ver ese retrato, más dolor y furia le causaba

 

Termino por lanzarlo contra la pared, fragmentando el vidrio al instante, dañando el marco de aluminio, doblándolo, tendría que comprar uno más resistente a sus ataques de ira.

 

Los cigarrillos que empezó a fumar eran mentolados.

 

No conocía el gusto por el tabaco hasta hace dos años, su cuidador no era el mejor mentor, de hecho no lo consideraba un amigo o un conocido, solo escuchaba lo que le decía para no meterse en más problemas.

 

Hacia lo que debía para aprender su nueva profesión…

 

Tenía razón… Su amigo, tenía razón. Parecía que esto le iba a gustar. Volver después de tanto tiempo.

 

Desde luego… ese lugar no era aquella mansión, ni las casas de verano de aquellas islas, pero ese departamento ya era suyo.

 

-Es mi nueva vida… como dijiste… Smoker… - en algún momento ya estaba en el balcón, tirando la colilla del cigarrillo que estaba consumido.

 

Otra botella más…

 

Se miraba a sí mismo en el pasado, cuando estaba trabajando en aquellos verdes jardines, en el invernadero, en la mansión… Se pensaba que todavía podía trabajar de eso:

 

¿Qué tenía que perder?... Aparte de peso. Que gracioso… Ja, ja. No… no le haría ninguna gracia perder masa muscular, que imbécil…

 

Oh, cierto. No podía volver.

 

Su mente viajaba entre tiempos para mantenerle un poco más cuerdo.

 

Ya estaba arrodillado, tomando el destrozado retrato, quitando la fotografía de ahí para acariciarla bondadosamente, pidiéndole perdón por haberle hecho eso.

 

Una pintura sin vida…

 

Una foto sin vida…

 

Una imagen sin vida…

 

Se sentía tan débil… necesitaba más alcohol.

 

-Supongo que me he convertido en lo que querían que fuera, un asesino… - sus pensamientos salían en forma de palabras para hablarle a la nada.

 

Se había convertido en un matón a sueldo armado que agujereaba a otros villanos…

 

Bueno, eso era por lo que le habían pagado, así que al final eso fue lo que recibieron.

 

Podían decir lo que quisieran de él, pero al menos entendía el capitalismo... Si compras un producto, recibirás aquello por lo que pagas.

 

Y esos imbéciles en su tiempo, pagaron por un pelirrojo furioso sin criterios para distinguir el bien del mal.

 

Así que… Ahí estaba él, a punto de ejecutar a ese pobre diablo como un ángel de la muerte barato, y se dio cuenta de que tenían razón…

 

De que Marco tenía razón…

 

No distinguiría el bien del mal aunque uno estuviera ayudando a los pobre y el otro se estuviese cepillando a su madre…

 

-Joder… - suspiro para despeinar un poco su cabello rojizo. – Mañana terminara todo… Law…

 

 

 

Flash Back…

Hace algunos años…

 

-¿Me dirás de una puta vez que es lo que está pasando Ace? - Ahora tendría las respuestas…

 

Habían llegado hasta la bahía, al puerto de esa ciudad donde llevaba años viviendo, la que conocía desde que nació y ahora abandonaría por ordenes de una hombre hipócrita, un soldado de hojalata.

 

-En realidad, todo es más simple de lo crees Kid. - su amigo no se intimidaba con ninguna de sus amenazas, lo conocía de sobra y solo sonreía cuando intentaba hacerlo.

 

Ya estaban en el crucero, el que los llevaría a la casa de verano de Marco… Y la idea no le molaba mucho a Kid, solo a Ace.

 

-¿Ah sí?… ¿De dónde conoces al idiota ese? - primero lo primero, quería saber qué relación tenía con Marco. El pecoso era su amigo, era normal que se preocupara por el después de todo.

 

Pero el cambio de humor de Ace al decirle así al rubio, le dio a entender a Kid que algo más había pasado entre ellos.

 

-No me digas… Ace ¿Te has liado con él? - el pelirrojo ya solo podía poner una cara de que no se lo creía.

 

-Muchas cosas pasaron en un mes, Kid. - el pelinegro se sintió un poco ofendido por como lo dijo pero si, algo había pasado en entre él y Marco.

 

-Vale… No quiero saber… - imaginarse que su mejor amigo estuviera con ese… y haciendo eso… - ¿Pero, cómo le conociste? No parecer ser del tipo que va viendo a quien ir fo…

 

-El mismo día que te llevaron a ti. - le interrumpió Ace para no dijera nada de su rubio. Era todo un caballero y fue lo que le gusto de él.

 

Estaban solos en el restaurante-bar del crucero, Marco había decidido que Ace era el mejor para hablar con el pelirrojo, les pediría algo para que comieran mientras llamaba a un amigo y que tuviera la casa lista para su llegada.

 

-Me interrogaron sobre las apuestas y me dieron servicio a la comunidad mientras TÚ, lo pasabas de lo lindo en esa mansión. - continuo el pecoso recalcando esa palabra por la condena que le dieron.

 

También había recibido un castigo, y por ser menor de edad, no había nada mejor que un espabilo: servicio a la comunidad.

 

-Lo siento Ace… No sabía que tu… ¡Espera un momento! – Kid se sintió mal por un instante y luego su cerebro carburo esas palabras. - ¿Cómo coño sabias donde estaba? - era la segunda interrogante de ese gran lio.

 

-Hace una semana cuando Marco y yo… - un hermoso sonrojo coloreo el rostro pecoso de Ace, pero siguió con lo que estaba omitiendo los detalles. - Bueno… Recibió un mensaje de texto de un tal Smoker. Al principio me moleste por cómo le hablaba como si fueran amigos inseparables, pero cuando leí tu nombre… Le pregunte por ti y que es lo que te había pasado. - Ace al igual que Kid tenía una extraña tendencia a los problemas y ese día que había tomado el móvil del rubio cuando recibió el mensaje… No fueron las mejores palabras que intercambiaron.

 

-Así que… Marco… Ya conocía a Smoker… Y ese hijo de perra le pidió que me llevara lejos de Trafalgar… - el gran rompecabezas tomaba una forma que no le gustaba a Kid.

 

-Eso no es del todo cierto, Kid. Marco les está haciendo un favor a ti y a Law. - la actitud tranquila del pecoso solo dejo más molesto al pelirrojo.

 

Ace no conocía a Smoker, no sabía que era un matón a sueldo que se ganaba la vida asesinando a la gente en las sombras cuando en el día era un maldito policía, y le llevaba a cumplir su condena donde le separo de su amado moreno por ordenes de su malnacido padre…

 

-¿En serio? ¿Y tú de conoces a Trafalgar? - pregunto irónico y esa era la última pieza de todo. Pero estaba bastante furioso aún por eso del “favor” que les estaba haciendo Marco. - ¿Acaso tu noviecito se entero por otro mensaje de texto? ¿Te dijo que yo me viole? - Kid estaba siendo bastante idiota y Ace ya se lo esperaba.

 

-¡Deberías estar agradecido Kid! - alzó la voz dos decimas para que dejara a su rubio en paz. - De no ser por mí y por la amabilidad de Marco… Estarías en alguna zanja muerto por haber cabreado a un general de alto mando. - Ace no dejaba de mirarle más molesto.

 

Kid se mantuvo callado mirando como la furia que envolvía a su amigo parecía una manta de fuego corrosivo.

 

-El trabajo de Marco… - Ace se calmo rápidamente, el no era tan visceral como el pelirrojo. - No es una coñada como lo que hace Smoker. El fue un militar, conoció a Mihawk por su padre y sabe como hace las cosas cuando algo no le parece. - nada era lo que parecía a simple vista. - Me hablo de Zoro… el tío al que casi te cargas y de Law. - ahora sacaba una fotografía mostrando a la familia del moreno para dejarla sobre la mesa donde estaban esperando la comida. - Sabía que no te mantendrías quieto cuando vi al pequeño… Te conozco demasiado bien Kid.

 

La sonrisa picara que se formo en la cara de Ace solo dejo a Kid ligeramente sonrojado.

 

-Y sobre si lo violaste o no… No es asunto mío. - había llegado el gran banquete que Marco les había ordenado.

 

Ace, ni corto ni perezoso empezó a comer como loco, ignorando ya todo el tema que antes estaban hablando acaloradamente.

 

Habían pasado casi cuatro horas desde su última comida, y… el pecoso ya tenía hambre. Tardarían unas tres horas más en llegar a su destino, pero ese detalle ya solo lo podía intuir Kid.

 

Estaba aprendiendo a no dejar de lado esos… detalles de la vida…

 

Pasaron varios meses para que Kid se acoplara al ritmo de esos dos.

 

Escuchar como follaban cada puta noche… no le hacia la más mínima de gracia. Y muchas veces prefería dormir en la hamaca que estaba afuera de la casa para no escucharlos.

 

Si él pensaba que era un enfermo sediento de sexo, Ace y Marco le quitaban el puesto que el mismo se había autoproclamado.

 

Los siguientes meses… fueron mejor.

 

Marco no era tan capullo como Kid pensaba. De hecho le enseño mucho de lo que sabía sobre la milicia, armas de fuego, como ser un gran tirador, e incluso le invito a formar parte del ejercito así como Ace ya lo había decidido.

 

Pero lo rechazo…

 

Había conservado la foto que Ace le dio y siempre pensaba en Law…

 

Muchas veces le insistió a Marco que le dejara ir a ver al pequeño moreno, que era un juramento que le había hecho pero la respuesta era la misma de siempre.

 

“Si valoras la vida de Trafalgar… Le dejaras en paz… Ya lo sabes”

 

Y la contestación a eso siempre era…

 

“¿Acaso no harías tu lo necesario para estar con Ace?”

 

Los años empezaron a pasar tortuosamente lentos…

Día a día… semana a semana… mes tras mes…

 

Tuvieron que cambiarse de residencia cuando el nuevo puesto de Marco exigía más de su tiempo. Ace siempre estaba a su lado, no dejaba que nada le pasara… y ese favor que le estaba haciendo a su Smoker… ya se había vuelto uno hacia Kid.

 

Trabajar era una necesidad que existía en esa rara “familia” con la que ya convivía…

 

A los 19 años… Kid ya había entrado en el negocio de la “limpieza”.  Ayudaba a Marco y Ace en asuntos de la milicia pero como un agente independiente.

 

Al final… se había convertido en alguien que asesinaba a la gente.

 

Uno suele hallar su destino, en el sendero que toma para evitarlo…

 

Le habían alejado de todo ese mal, para llevarlo a uno peor, uno que ahora si le llevaría al infierno.

 

Dentro de Kid… algo empezaba a pudrirse como una manzana que dejas mucho tiempo al sol.

 

Para cuando se dio cuenta, ya estaba trabajando de guardaespaldas para una familia de celebridades, parásitos ricos con delirios de humanidad, visitando de vez en cuando a Marco o Ace, ese trabajo siempre exigía viajar por las islas paradisíacas para cuidarles el culo.

 

Llegando a los 21 años… había vivido más que un jodido gato, con sus siete vidas y todo.

 

Puede que fuera por estupidez o por borrachera, o quizás por ambas cosas… Pero antes de volver a darse cuenta…

 

Volvía a pensar en el moreno, en correr riesgos absurdos intentando alcanzarlo, buscarlo por todos los medios posibles y encontrando por fin… una pista de su paradero.

 

Desde que los habían separado, busco con cada contacto que lograba hacer, para saber de él… y no había resultados.

 

Era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra para vivir en un infierno seguramente, un lugar donde era maniatado y aislado, donde lo único que tenía era a ese idiota…

 

Marco le dijo que Smoker no era tan mala persona, que se encargaría de cuidar de Law y que así… las cosas serían mejor.

 

Pero Kid no se tragaba esas mierdas. Si estaba seguro de algo, era que Smoker no era lo que aparentaba, un lobo siempre será un lobo, no importa si le disfrazas de cordero.

 

La pista que tenía de Law era una universidad…

 

La mejor universidad en Medicina que el dinero pudiera pagar. Al menos había cumplido su sueño. Sería recibiría de médico general en dos años… Ya no era un crio.

 

Ahora seria todo un joven, exitoso, seguramente más atractivo que antes, con un cuerpo atlético pero con los mismos ojos…

 

No habían podido fotografiarlo por el guardia personal que le llevaba y traía a todos lados.

 

Con eso le basto, no necesito más. Sin duda era Smoker.

 

El último año, donde planeo todo para por fin cumplir su promesa de ir con su moreno, se quedo de ver con Ace antes de irse definitivamente ahora que Mihawk pensaba que estaba muerto y ya no sería un problema.

 

Si… se quedarían de ver en aquel bar cuando le busco para un trabajo, estaba ebrio aquel día, sintiendo pena de sí mismo.

 

Todo el mundo podía invitarle una copa… Eso era lo único que no negaba.

 

Ya llevaba ahí entre tres horas y cinco años, según como se miraran las cosas.

 

Intentaba no mirar nada, o a la gente del lugar.

 

Kid… se había convertido en una persona completamente diferente.

 

Su cabello rojizo había crecido indudablemente y seguía siendo rebelde, lo peinaba aun en punta pero con las gafas sobre su frente… estas seguían ahí.

 

En su ojo izquierdo, dos cicatrices muy peculiares que le daban un toque más salvaje, era de una explosión en un depósito de armas hace tiempo, cuando era un novato.

 

Su cuerpo también había crecido, aun le faltaban unos pocos centímetros más para llegar a su altura pero por ahora, ya rebasaba los dos metros.

 

Sus impresionantes músculos, dejaban ver que no perdió el tiempo, era mucho más grande y fornido que la última vez, plagado de más simbólicas cicatrices que las ocultaban sus desgastadas ropas.

 

Ya no era el crio estúpido de antes… Se había convertido en un hombre, no tan bien como hubiera querido pero al menos ya tenía el control de su vida.

 

Intentaba no pensar en cuando su existencia había empezado a tratar menos de las cosas que forman la vida de las personas y más de lo huecos que dejaban esas cosas al perderlas.

 

Pero no lo estaba consiguiendo…

 

Esa fuerte depresión y la constante promesa de ver a Law, le habían consumido poco a poco.

 

-¡Kid! - Ace había llegado.

 

Con un asentamiento le recibió el pelirrojo para levantarse del banco frente la barra del bar donde estaba sentado, esperándolo.

 

Un apretón de manos…

 

Palabras de aliento…

 

Y luego se sentaron en una mesa para tener más privacidad…

 

-¿Cómo lo llevas Kid? ¿Sigues andando de bar en bar? - Ace sabia del vicio de su amigo por el alcohol.

 

-Je… Puede que todavía no haya encontrado al tipo adecuado que me pegue un tiro en la cabeza. No lo sé, Ace… - el humor de Kid se había vuelto acido.

 

-Puedo conseguirte un trabajo, Kid. Trabajo que solo un tipo como tú puede hacer. - era una de las muchas veces que le ofrecía un puesto en el ejercito…

 

-¿Puedes conseguirme un trabajo que consista en sentarme en un bar, compadeciéndome de mi mismo? ¿Dónde tengo que firmar? - y como muchas de esas veces, lo rechazaba.

 

-Puedes empezar de nuevo… Ya has estado de luto lo suficiente… - el pecoso sabia la extraña metáfora en la que vivía su amigo.

 

-Gracias, pero no me apetece amigo. Creo que será mejor que pase desapercibido por un tiempo… - y ahí estaba la señal de que haría algo totalmente descabellado.

 

-¿Encontraste a Law? - ahora comprendía todo, Kid no era muy complicado.

 

-Y esta vez le llevare conmigo. - sus palabras un poco roncas por el whisky que estuvo bebiendo le dieron miedo a Ace.

 

-Han pasado cinco años Kid… ¿Crees que aun te recordara? ¿Qué te estará esperando con los brazos abiertos, esperando esa promesa que le hiciste? – intento ser realista, de verdad que si… pero lo que dijo Kid a continuación le dejo sin habla durante varios minutos.

 

-Si Marco te hubiera dicho que lo esperaras… ¿Olvidaría esa promesa? - le dio justo donde más le dolía.

 

-Joder, Kid. - llevo una mano a su rostro cubriendo parcialmente sus pecas. - Al menos déjame ayudarte un poco.

 

-No es necesario Ace… Ya tengo todo listo. Solo tengo que tomar el vuelo mañana a primera hora. - estaba hecho, iría a por su moreno sin importar ya nada.

 

-Espero que por fin… Encuentres la paz que tanto buscas en ese muchacho. – esta era la despedida, Ace lo sabía y le miro por última vez con una sonrisa algo triste.

 

-Y yo espero que tu aceptes la propuesta que te hará Marco… - Kid se levanto de su lugar para dejarlo ahí con la cara roja como un tomate.

 

Todo se ponía en marcha después de cinco años de espera…

 

Fin del Flash Back…

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cualquier cosa estoy para servirles.


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