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Andrógino por Hacchiko

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Notas del capitulo:

Holo, sweeties (¿?)

 

 

 

Solo para recordarles, el 24 de JunioAndrógino cumplirá su segundo año, y como su "regalo de cumpleaños", me gustaría que aumentáramos los comentarios.



    • Si para el 24 de Junio logramos llegar a 200 comentarios, habrá CAPÍTULO DOBLE.



Cosas importantes:



    • ¿Qué es el QUESTION TIME? Son sugerencias de lo que podrías agregar a tu comentario para el fanfic y mostrar tus opiniones. Por lo tanto, no es obligatorio contestarlo o responder todas las preguntas (aunque me haría inmensamente feliz que las respondieran todas). Cada question time es totalmente punto y aparte en cada capítulo, solo pregunto opiniones sobre el capítulo en curso, por lo tanto, si x cosa ocurrió en el capítulo 7, no te lo voy a preguntar en el 12 y viceversa.

 

    • Todos tenemos valor, y tenemos derecho a expresarnos. Eso quiere decir que, en caso de que quieras dejar tu valioso y hermoso comentario, por favor, te suplico, no pongas «soy un asco pero aquí voy»/«Te hice una biblia, perdona por escribir tanto» ni nada parecido. En cuanto pienses que eres un asco, tú mismo te lo estás creyendo, y eso, mi querido lector, no es cierto.

 

    • NO IMPORTA LO LARGO QUE SEA TU COMENTARIO, LO ACEPTARÉ CON MUCHO AMOR. AMO LEER, así que, mientras más largo y extenso, más feliz me haces♥.

 

    • Capítulo dedicado a FlorDeLoto por responder bien a la preguntita extra y poner atención a los capítulos:D♥! Muchos besitos, baby♥!



Creo que eso es todo. (Creo). Muchísimas gracias por apoyarme, por leer, esperar y comentar. Espero les guste tanto o más –mucho, mucho más- que los anteriores, y si pueden, dejen amor con comentarios.

 

Besos y abrazos psicológicos♥

 

att'Hacchi♥!

Andrógino

Semana 21: Filmando décimo episodio.

Capítulo 28: Velas

 

 

 

-¡Tae Unnie! ¡Tae Unnie! -Minnie, extrañada, giró, viendo a las chicas que pronto debutarían, caminando hacia ella con un pastelito de chocolate cubierto con una tapadera transparente.

 

 

-Oh, ¿y eso?

 

 

-Escuchamos que la próxima será tu última semana y que tu cumpleaños es en Julio, así que quisimos regalarte esto, ya que no sabemos cuándo te volveremos a ver. -explicó Krystal.

 

 

-Te extrañaremos, Unnie. -confesó Sulli con un tono triste. Minnie sonrió.

 

 

-Muchas gracias, también las extrañaré. Pero… -alegó con voz indecisa.- No puedo aceptarlo.

 

 

-Por favor, ¡es nuestro regalo! Di que sí, di que sí. –insistió Luna. Jong Hyun, que estaba detrás de Tae, le dio un empujoncito a la chica haciendo que ésta le mirara. El mayor asintió y Minnie, convencida, volvió con ellas.

 

 

-Está bien, lo aceptaré. Muchas gracias. –respondió dando una leve reverencia antes de tomar el pastel, no obstante, Ki Bum se lo quitó de las manos.

 

 

-Aishh, ¿en qué estás pensando, Tae? Con tus manos mágicas eres capaz de destruir tus propios regalos.

 

 

Sulli, ante la expresión, mostró sorpresa. “Manos mágicas” le había dicho pero... negó con la cabeza. No era posible. Vio el suelo, concentrándose en sus memorias. Dos días antes fue su última cita con Min Ho Oppa en la plaza. Ahí, Min Ho Oppa, con toda la suavidad del mundo, terminó con su “relación” de apenas tres semanas. Debido a que Sulli admiraba demasiado a su Oppa no podía retenerlo a su lado, por lo que decidió dejarlo ir con la condición de que fuera feliz. Sin embargo, después de su rompimiento, caminaron por la zona, y la joven, llevada por su curiosidad, preguntó por la causa. Algún motivo repentino debía haber, ¿no? Es decir, sí, quizá Min Ho le tuvo demasiada lástima, se hartó o de verdad sintió que no era correcto seguir con ella, no obstante, Sulli tenía la pequeñísima sensación picante en su cerebro, característica en la mayoría de las féminas (y en algunas, estimulada en exceso) que le decía, que había otro motivo, que esa razón fue la que colmó el vaso y empujó a Min Ho a terminar definitivamente con lo suyo. Sin embargo, Min Ho no era tonto. No quiso darle información extra, excusándose con que no le convendría ni a ella ni a él.

 

 

Sulli tuvo que estar al menos las siguientes dos horas haciendo pucheros dulces y gestos tiernos hasta que por fin, pudo convencerlo. Solo podía hacer tres preguntas. Tres únicas preguntas. Sulli, apretando el asiento de la banca en la que estaban sentados, suspiró. Debía ser algo importante y Jin Ri tenía la sospecha de lo que se trataba, mas no quería decirlo en voz alta. Eso significaría que Min Ho llevaba tiempo sin estar interesado en ella, si es que alguna vez lo estuvo. La niña de extenso cabello lacio se armó de valor antes de hacer la pregunta en un murmuro bajo que apenas el alto pudo distinguir.

 

 

-¿Te gusta alguien más? -por el rabillo de su ojo, percibió su asentimiento. Su corazón se hundió. Así que había alguien más.

 

 

-Recuerda. Solo tres preguntas. Ya llevas una. –ella inhaló queriendo ignorar la punzada en su estómago. Así que no era el centro de atención de Min Ho, ¿eh? Le decepcionaba bastante, sin embargo, tampoco le sorprendía. Min Ho merecía a alguien mejor, de mayor edad, guapa, talentosa y que pudiera comprenderlo. Sulli era solo una niña. Parpadeó buscando otra pregunta. Min Ho no le diría el nombre de la chica, pero quizá podría darle pistas.

 

 

-¿La conozco? -Min Ho dudó si responderle. No quería mentirle, después de lo que habían pasado, le tenía aprecio a la niña, no obstante, aquello no significaba que podía contarle todo. Tras debatir consigo, asintió.

 

 

-Sí, le conoces. -confirmó. Ella suspiró relajándose. La mayoría de los amigos que tenían en común eran agradables, casi podría asegurar que todos eran buenas personas, así que no tenía porqué preocuparse. Juntó sus manos, preparándose para soltar la última pregunta.

 

 

-¿Cómo es? -Min Ho, extrañado, entrecerró sus ojos y arrugó sus cejas, luego viró su cara para verla.

 

 

-¿Para qué quieres saber? -ella abrió la boca sin saber explicarse. Cohibida, le regresó la mirada.

 

 

-Curiosidad. -él alzó una ceja.

 

 

-No puedo decirte quien es, ¿para qué quieres saberlo? -insistió sin dejarse engañar. Ella mordió su labio inferior sin intenciones de ceder. Aunque, pensándolo bien, si no contestaba, tendría menos posibilidades de conocer una respuesta a su última pregunta.

 

 

-Quiero saber qué tiene ella para tener tu atención. Por qué te gusta más que yo, saber si tiene buenas intenciones, si es de confianza...

 

 

-Le conozco. Es de confianza. -cortó sonriendo.- ¿Prometes que no le dirás a nadie? -ella lo miró con sorpresa y asintió rápido.- ¿Me prometes que no le harás nada cuando sepas quien es? -volvió a asentir frenética. Min Ho la observó atento por un par de minutos, meditando con cuidado su próxima respuesta. Cuando por fin decidió, habló.- Es de baja estatura. -admite.- Tiene los ojos oscuros y una muy bonita sonrisa.

 

 

-Eso no me dice nada. -alegó ella con un puchero decepcionado.

 

 

-Aigoo. -murmuró el alto, divirtiéndose con la frustracióm de la menor.- Tiene el cabello corto.

 

 

-¿Qué tanto? -pregunta al instante. Choi alza la ceja.- ¿Como Amber o como...?

 

 

-No contestaré eso. -avisó. Ella, algo avergonzada por su atrevimiento, bajó la cabeza con comprensión. Una vez callada, el chico Choi continuó.- Es una persona muy tímida, y todos sienten ternura cuando le hablan. Es algo distraída, y a veces, demasiado honesta. –explicó asintiendo.- Le encanta la leche de plátano y los dulces, adora jugar videojuegos, ver cosas de terror y le decimos “manos mágicas”.

 

 

-¿Por qué?

 

 

-Ese es un secreto. –murmuró con un dedo sobre sus labios.- Así que no puedes decirle a nadie.

 

 

-Pero no me dijiste nada que me ayudara a distinguirla... –se quejó con un puchero.

 

 

-Créeme que así es mejor. –comentó llamando su atención de nuevo. ¿Qué podría tener ella que complicara su relación? ¿De qué manera podría afectar a su Oppa? ¿Le habría mentido para no tener que explicar de dónde era la mujer? Sulli tenía bastantes dudas, sin embargo, una salió sin darse cuenta.

 

 

-¿Qué pasa si descubro quién es? –Min Ho dirige su vista hacia ella sin emociones en su cara, esperando que prosiguiera.- ¿Qué pasa si alguien se entera? ¿Qué podría pasar? ¿Qué tan malo podría ser? Si tanto te gusta, deberías decírselo. –Choi bajó la mirada. Eso era lo que planeaba.

 

 

-No, Sulli. Aún no lo entiendes. –comenta. Inspira y la observa con atención.- ¿Podrías guardarme un secreto? –ella asintió frenética.- Esto no se lo puedes decir ni a tus amigas, así que promete no decirle a nadie. –pidió con mucha seriedad. Ella tragó y volvió a asentir. Min Ho, juntando las frases en su cabeza, analizó sus ojos antes de comenzar.- Jong Hyun tuvo una novia. –Sulli abrió sus ojos y cubrió sus separados labios, impactada. Llevaba poco de conocer a Jong Hyun, y de SHINee, antes de entrar a la empresa, solo conocía un par de canciones, así que no estaba enterada.- Ellos eran novios desde antes de nuestro debut. –relató.- Fueron poco cuidadosos y un día, lograron tomar fotos de ellos. Las fanáticas comenzaron a hablar y la popularidad que apenas estábamos ganando bajó. –la menor ladeó su cabeza, a punto de preguntar, pero Min Ho no se lo permitió.- Nuestro mánager explicó que las fans, teniendo la idea de nosotros como puros e inocentes, no les agradaría la idea de vernos saliendo con alguien.

 

 

-Pero... –comentó.- Eso no tiene sentido. Es su vida, él debería poder elegir con quien estar.

 

 

-Debería. –concordó.- Pero no puede ni podrá mientras decida ser idol. –ella frunció el cejo.- O bien, al menos no al inicio. Su novia fue criticada y acosada. A veces recibía cosas raras, le llegaban mensajes groseros y amenazas por estar con Jjong. Hyung se preocupó mucho por eso, así que habló con su novia y un par de semanas después, terminaron.

 

 

-Oh, qué triste. –lamenta cabizbaja.

 

 

-Hyung dice que de todos modos, lo suyo no estaba funcionando pero no sé si creerle. –se encogió de hombros.- Aun así, siguen siendo amigos. Son muy cercanos, aunque Jong Hyun dice que no volvería con ella porque se dio cuenta de que era más cómodo así. –la niña miró sus manos, pensativa.- Moraleja. Si vas a empezar tu carrera como famoso, debes sacrificar muchas cosas, sobre todo, una novia.

 

 

-Entonces, ¿no le vas a decir? –Min Ho inclina su cabeza a un lado viendo al techo, pensativo.

 

 

-No lo sé. –le había dicho.- No creo que tenga mucho sentido.

 

 

Esa vez, Sulli no volvió a hablar del tema hasta que su cita terminó. Parpadeó volviendo a la realidad. Frente a ella estaba todavía Tae Unnie, quien se quejaba riendo con Key Oppa sobre el pastel en sus manos. Sulli observó las pequeñas y curvas manos de la menor en SHINee recordando las palabras de su Oppa.

 

 

“Manos mágicas”.

 

 

Negó. No podía ser posible, sin embargo... Volvió a sacudir su cabeza, llamando la atención de sus amigas.

 

 

-Sulli, ¿estás bien? –cuestionó Amber, haciendo que Sulli volteara hacia ella en un gesto torpe. Oh, había sido muy obvia. Avergonzada, mintió.

 

 

-Es que vi un insecto. –escuchó un gritito a su lado, Tae acababa de dar un mini brinco asustada, empujando a Key, quien no dudó en regañarle.

 

 

-¡Yah! ¡Vas a hacer que se me caiga el pastel! –Tae volvió a buscar en el piso, en el aire, atrás, a los lados, alguna señal de un diminuto animalito y al no encontrarla, suspiró aliviada.

 

 

-Lo siento, Oppa. –se disculpó dando una leve reverencia. Sulli, en cambio, sintió cómo esas palabras se grababan como tatuaje a su cerebro. Oppa.

 

 

 

 

 

Tae no entendía por qué de pronto los regalos, cartas, tarjetas y felicitaciones a su nombre. A donde sea que fuera, recibía un nuevo obsequio. Aun así, prefirió restarle importancia para centrarse en la conversación con el presidente sobre sus últimos detalles en el contrato. Cuando su minireunión terminó, Tae Min salió por el pasillo y dio vuelta en la esquinita, dispuesta a irse a casa, encontrándose cara a cara con Min Ho. Minnie, sonriente y tímida, bajó la vista, luciendo terriblemente adorable. Solo dos días juntos y ya estaba derramando miel por él. Intentó regañarse a sí misma. No, no, no seas empalagoso con él, no, no, pero era imposible. En cuanto lo veía su coherencia se iba de vacaciones, su sonrisa aumentaba y los suspiros enamorados salían sin que Tae se diera cuenta, menos aún de que Min Ho estaba igual o peor.

 

 

Saber que Tae Min sentía lo mismo que él, poder tomar sus manos, entrelazar sus dedos y unir sus frentes lo hacía tan maravillosamente feliz. Si bien, siempre sonreía y se mostraba positivo, con Tae Min se sentía tan torpe. Solo quería estar cerca de Tae. Por fin había superado su “miedo” a si era chico, si era chica. ¿Qué importaba? Tae Min seguía siendo Tae Min. Su género no cambiaría su personalidad. ¿Qué dirían sus padres? No lo sabía, mas no quería preocuparse por eso ahora, solo quería disfrutar del momento. Sin poder resistirse, tomó las mejillas de Minnie pellizcándolas levemente. Tenía tantas ganas de plantarle un beso, pero no era buena idea. Decidió esperar. Ya después podría darle todos los besos que quisiera. Bajó sus manos, controlándose y entrelazó sus dedos con los de ella para salir de ahí. Minnie, entusiasmada, soltó su mano para rodear su brazo con los suyos.

 

 

A unos metros de ahí, Yoon Ah observaba intentando esconder un leve temblor en su cuerpo. Bajó la mirada decepcionada, pues aquellos gestos que Min Ho y Tae se mostraban no eran de amigos. Si a Min Ho de verdad le hubiera gustado Yoon Ah, no se habría visto tan embelesado con la menor, no la miraría con tanta atención, no la trataría con tanta delicadeza. Simplemente, no había otra forma de explicarlo. A Min Ho le gustaba mucho Tae, y tal como Key había dicho, ella debía apartarse. Parpadeó sintiendo su vista nublarse. De pronto, escuchó unos pasos y volteó. Sunny salía del cuarto sonriente hasta que la vio. Su felicidad se esfumó, siendo sustituida por una mirada severa, alzó la barbilla, dio vuelta y se fue. Yoon Ah, sin perder tiempo, la alcanzó tomando su codo. Sunny era su amiga. Lo era, hasta que Ki Bum cayó al agua y mandó a la chica Tomboy a que hablaran mal de ella con Sunny (o eso creía). Después de una de sus múltiples visitas a la casa de SHINee, Sunny había ido a buscarla con mucha urgencia y le hizo una pregunta inesperada.

 

 

“No lo hiciste, ¿cierto?” Había afirmado en cuanto la halló. Yoon Ah, incapaz de ocultar su satisfacción, negó. Sunny, incrédula, preguntó de nuevo. “¿Y la pintura roja? ¿Lo hiciste?” Yoon Ah, sintiendo un poco de remordimiento, asintió. Su amiga estaba tan deshecha, tan decepcionada. La persona a la que había estado defendiendo con tanto empeño era una bruja. Esa vez, la artista, con lágrimas en los ojos y el enojo sereno pintado en su rostro, solo dijo una última frase antes de irse.

 

 

“Lo siento.”

 

 

Al principio, Yoon Ah no comprendió a qué se refería, por lo que no hizo nada, sin embargo, al pasar los días, se fue dando cuenta. Aún viviendo en la misma casa, aún ensayando tantas horas, aún teniendo las mismas amigas, aún yendo a los mismos lugares, Sunny no le hablaba. Pensó que solo sería cuestión de tiempo para que lo olvidara y volviera a hablarle. Grave error. No solo Sunny le dejó de hablar. Una a una, las chicas comenzaron a ignorarla, hasta que un día, Jessica, su mejor amiga, habló con ella. Yoon Ah conversó su lado de la historia, sin embargo, Jessica estaba desilusionada. A pesar de que intentó convencerla para que se disculpara con Tae y Key por los problemas que había causado, Yoon Ah se negó, diciendo que no era necesario.

 

 

Por primera vez, estaba siendo egoísta e inmadura y Jessica, sin poder creerlo, no dijo nada más. Los rumores llegaron hasta Super Junior, sus sunbaes fueron con ella queriendo corroborar lo que habían escuchado. Fue apenas cuando Yoon Ah se preguntó si había ido demasiado lejos con Tae y hasta dónde se había extendido su “hazaña”. Sus superiores no se alejaron de ella hasta dejarle claro el nivel de maldad que tenía su “inocente” broma. Yoon Ah lloró con culpa. Ki Bum tenía razón al decirle que se alejara de ellos, y Onew también al advertirle que fuera cuidadosa. El resto del día libre, sus superiores estuvieron con ella consolándola. Era tanto remordimiento el que había descubierto que tenía, que por un segundo creyó que lloraría el resto de su vida. Había hecho mal, y aunque hubiera pasado tiempo, eso no lo iba a reparar. Recordó la satisfacción que sintió cuando la pintura roja cayó sobre Tae en pleno escenario y se percató de que, incluso en ese momento, hubo una picadura en su corazón que no la dejaba sentirse enteramente “feliz”. Era culpa. Mucha culpa. Sus sunbaes le dejaron de tarea disculparse. Ahora, tras un mes sin que Sunny le dirigiera la palabra (o siquiera, le mirara) era el momento adecuado. Ya sabía que estaba equivocada y lo solucionaría.

 

 

-Suéltame, por favor. –pidió ella evadiendo su cara.

 

 

-Necesito hablar contigo, por favor. –Sunny giró hacia ella, extrañada y dejó de moverse. Yoon Ah, dudosa, soltó su hombro y habló.- Lo siento. –la de menor tamaño ladeó su rostro.- Tenías razón y no debí hacer eso. –admitió haciendo una marcada reverencia sin querer ahondar en detalles. La contraria, suspirando, habló.

 

 

-No es conmigo con quien debes disculparte.

 

 

 

 

 

Min Ho y Tae Min jugaban en los columpios del parque a pesar de que el día ya había oscurecido. Esa semana habían estado grabando nuevos comerciales, yendo a más programas, asistiendo a entrevistas, modelando para las fotografías destinadas a publicidad y revistas, filmando los dos últimos videos musicales y ensayando canciones. Sus días estaban bastante atareados, y todavía sus amigos fueron a la empresa a quién sabe qué. Tae, mirando el suelo, meditaba sobre sus últimos días en esa casa. Extrañaría vivir ahí, despertar, bromear y reír con ellos. Miró al cielo con melancolía y brincó del susto cuando el celular de Min Ho sonó. Este, tranquilo, contestó, dijo un par de palabras, escuchó, y tras despedirse, colgó, luego se levantó y tomó la mano de Tae.

 

 

-Vamos a casa.

 

 

La niña, extrañada, obedeció y caminaron tomados de la mano en silencio. Aún no estaban muy acostumbrados a su nueva relación y en momentos como este, no sabían cómo comportarse. Tae soltó su mano y rodeó el brazo del rapero con los suyos, recargando su cabeza en él. Le encantaba su cercanía, su aroma y su calidez. Adoraba estar con él, y le fascinaba que todo de verdad estuviera ocurriendo en lugar de ser una fantasía más.

 

 

Luego de unos minutos, llegaron. Min Ho, recalcando su lado caballeroso, le abrió la puerta y dejó que entrara. Estaba oscuro. Después de cerrar la puerta, Minnie comenzó a quitarse los zapatos mientras Choi prendía la luz. Al instante, Onew y Jong Hyun salieron de sus escondites (un sillón y la cocina) brincando y gritaron "¡feliz cumpleaños!" al mismo tiempo que Min Ho. Tae Min, confundida, miró a sus amigos y sintió la necesidad de revisar un calendario. O su acta de nacimiento. ¿Por qué le estaban festejando si no era su cumpleaños? De pronto, vio que Ki Bum, muy cuidadosamente, salía de la cocina con un pastel en manos, y este, con velitas sencillas.

 

 

-Feliz casi cumpleaños. -felicitó el último con una sonrisa.

 

 

-Pero mi cumpleaños es el mes que viene. -explicó.- No entiendo.

 

 

-Lo sabemos. -respondió Jin Ki.- Es solo que como no estarás con nosotros y es poco probable que nos veamos, quisimos festejarte como si fuera tu día. -Minnie, comprendiendo, sonrió contento.

 

 

-El problema es que Jong Hyun se lo dijo a Amber y como olvidó decirle que era una sorpresa, ella se lo contó todo su grupito. -acusó la diva.

 

 

-No creí que se lo diría.

 

 

-Lo malo es que se nos adelantó. -se quejó el mayor de todos, a lo que Tae solo negó.

 

 

-Se me hizo extraño cuando ella lo dijo porque no recordaba haberle hablado de mi cumpleaños. -suspiró.- Muchas gracias, chicos. Los extrañaré mucho. -confesó, notando que los ojos de Ki Bum brillaban cada vez más.

 

 

-Yah, déjate de cursilerías, aún nos quedan cinco días. -alegó Ki Bum, mostrando sin querer, el nudo que tenía en su garganta.

 

 

-Sopla las velitas. -sugirió Jong Hyun sonriente, alejando la atención del otro. Minnie, emocionada, obedeció, recibiendo los aplausos de sus amigos.- ¡Ahora los regalos!

 

 

-Omo, ¿tengo regalos? -preguntó entusiasmada sin poder creerlo, casi como ganarse la lotería.

 

 

-Claro, pero primero comamos pastel.

 

 

Concordando con su líder, entraron a la cocina, dejaron el postre en la mesa y a pesar de que Tae Min debía hacerlo, Onew se encargó de la responsabilidad de cortar el pastel, unos minutos después, todos saboreaban del chocolatoso postre. Ki Bum sacó su camarita (esa que parecía de juguete) y no paró de tomar fotos, aprovechando cuando, luego de quitarle las velas al pastel, le instaron a que diera una mordida. Entre Jong Hyun y Onew, con toda la maldad del mundo, hundieron la cabeza de Minnie en la crema que envolvía al pan, cubriendo su rostro y parte de su cabello de blanco. Oh, cielos, le había entrado en la nariz. Min Ho, entre preocupado y divertido, se acercó a ayudarle con una servilleta, pero Tae prefirió ir al baño a limpiarse, siendo acompañada por el rapero.

 

 

Tae Min, luego de lavar su cara, cabello y nariz con agua y jabón, dejó que Minhonnie (sí, así se llamaban) le secara con una toalla. Minnie cerró sus ojos, dejándose mimar, incluso cuando Choi paró sus movimientos con la toalla en su mejilla, y se dispuso a observar con atención la carita de la maknae. Era ridículo que incluso pequeños gestos como este les alborotaran tanto, sin embargo, no podían evitarlo. Min Ho paseó la yema de sus dedos por la cara de Tae Min. Su frente, sus cejas, el puentecito de su nariz, sus mejillas, sus párpados. No resistió y unió sus labios en uno de sus ojos, luego en otro, los puso en sus mejillas y nariz, oyendo sus risitas. Al separarse, vio como Tae abría sus ojitos, antes de tomarlo de sus mejllas y acercarlo para juntar sus bocas. Segundo beso. Al terminar, Minnie le sonrió avergonzada.

 

 

-Te quiero, Minhonnie. –admitió con las mejillas coloradas. Choi sonrió, tanto o más avergonzado (y emocionado), bajando su mano.

 

 

-Yo más, Taeminnie. –aseguró sintiendo cada palabra como sus latidos. No había manera de que aquellas frases suyas fueran mentira. La aludida, con su corazón apurado, sonrió, dejándole un besito en la nariz.

 

 

-Lo sé. –confesó.- Iré a cambiar mi camisa. -avisó.

 

 

-Entonces busca mi regalo. -después de todo, compartían el mismo cuarto con Ki Bum. (Aunque la otra noche no estaba en su cama).- Está debajo de mi cama. –instruyó, la menor asintió antes de irse a las escaleras.

 

Ya arriba cerró la puerta, se retiró la camisa embarrada de pastel y se miró en el espejo de cuerpo completo que tenían. Al nivel de su tórax estaban unas vendas que, a esas alturas, nadie en la casa conocía. Con detenimiento las tocó. Cinco días para la última grabación, y por tanto, la relevación a todo su entorno, de quién era realmente. Unos días más y ya no tendría que disfrazarse ni ponerse aquellas vendas, porque por fin podría ser ella misma. Deslizó los dedos por el vendaje hasta su clavícula, observándose. Si alguien entraba en ese momento, e intentaba descifrar que era, era seguro que fallaría. Porque aún con las vendas, aún con su cuello descubierto, las personas no sabrían distinguir si se trataba de un hombre o una mujer.

 

 

Alzó la vista hacia la imagen su rostro. Ni siquiera ella misma sabía quién era. Había veces en las que se perdía en su propio espacio. A veces se le olvidaba quien era. A veces olvidaba que el vestido que llevaba solo era un disfraz. Que las preguntas que la gente le hacía sobre su género no debían afectarle, que sus sugerencias por hacerle ver más femenina no debían entrar a su cabeza. Que su reflejo no tenía porqué confundirle, porqué hacerle dudar, porqué hacerle sentir desesperación. Que ese rubor en sus mejillas no debería estar ahí, como ese rímel, ese delineador, esa pintura rosa en sus labios tampoco. No por la edad, sino por su género. Parpadeó de nuevo, recordando que esa persona frente a ella, no era ella. No, él. Cubrió su rostro, frustrado, al recordar que no era ella*.

 

 

En su infancia había tenido dudas, incluso desde pequeño. Cuando la gente en la calle lo miraba, cuando personas que no conocía hablaban con su mamá y le decían que no debía vestir a su hija de esa forma, siendo corregidos por su madre, cuando les decía “es un niño”. Jamás creyó que algún día esas preguntas le harían dudar a él también. Que al entrar a la escuela, las niñas le evitarían tanto como los varones. Que los niños le preguntarían porqué usaba pantalón, si el uniforme femenino era otro. Que al crecer, sus compañeros lo tendrían de objetivos de burlas y bromas. Que los chicos, al verlo en la calle lo confundirían con una niña. Porque solo sus padres y su hermano eran los únicos que estaban seguro de su género. Porque ni Tae Min lograba entender cómo todos dudaban de él. Cinco días más y regresaría a la realidad. Aquella en la que volvería a vestir el uniforme para encarar a sus compañeros, en la que algún profesor nuevo le preguntaría por qué no llevaba la falda como las demás alumnas, en la que las personas en la calle volverían a preguntar si era un hombre o una mujer.

 

 

Las interrogantes se habían multiplicado, que habían pasado de ser dos preguntas por semana, a cinco por día, en su escuela, en la calle, entre algunos del staff, entre otros de la empresa a quienes no les hablaba mucho, en las tiendas a las que iba. Lo curioso era que Tae Min prefería esta vida que estaba llevando. Prefería que le cuestionaran cada segundo si era una mujer mientras pudiera seguir con sus amigos, intentar su sueño, poder bailar y cantar sin que sus compañeros se burlaran por lo andrógino que era. Volvió a suspirar, sintiendo un escalofrío que lo despertó de su meditación, y recordó que lo esperaban abajo.

 

 

Fue al armario donde guardaba su ropa pero se detuvo sonriendo por una nueva idea. Volteó a la cama del rapero. ¿Por qué no usar mejor una camiseta de Min Ho? Todos en la casa compartían su ropa (a excepción de él). Min Ho usaba la de Onew, Jong Hyun la de Min Ho, Key la de Jong Hyun Onew la de Jong Hyun y viceversa. Lo único que estaba prohibido tocar eran las prendas de diseñadores, esas eran puras y única y exclusivamente de Ki Bum (como si a los otros les interesara mucho). ¿Por qué Tae no podría? Cambió de dirección, esculcando en un cajón donde Choi guardaba sus cosas y sonrió tímido al ver boxers. Eso sería después. Abrió el segundo cajón. Rebuscó, movió y desacomodó todo, sacando un suéter que sin duda alguna, era de Min Ho. De las que más usaba, y que notaría al instante que era suyo. Era azul claro, y tenía líneas horizontales de un azul rey. Sencillo y ligero. Lo abrazó con timidez, aspirando su aroma, aunque solo olía a jabón, pues estaba recién lavado. Sonriente, se lo puso. Las mangas, siendo al menos unos veinte centímetros más largas, decidió doblarlas. Aun era pequeño, así que era normal la diferencia.

 

 

Cuando volteó al espejo, su sonrisa aumentó. No miraba a un niño, una niña o un extraterrestre sin género. Solo estaba Tae Min. Mordió su labio asintiendo. Así debía ser. Volvió hacia el cajón para cerrarlo, y vio una hoja escondida bajo unas camisas. Curioso como era, la sacó, descubriendo que eran varias engrapadas, y que al inicio, su nombre estaba en ellas.

 

 

Indeciso, sacó el documento y se detuvo a leerlo. Era un contrato, pero, ¿de qué? Se puso a repasarlo. Este incluía a Min Ho y a sus padres, y mencionaba a SHINee y a él. Contrariado, buscó rápido el propósito de dicho documento. En resumen, el papel decía que Min Ho no debía separarse de él. No pudo evitar recordar aquel día en el que quisieron ir al acuario, y al estar cerrado, fueron a ver las estrellas. Min Ho le había besado esa vez, y unos días después, cuando Tae Min iba a declararse, lo encontró iniciando su noviazgo con Sulli. Por semanas se estuvo preguntando por qué, y ahora, tras casi un mes lleno de ilusiones, desilusiones, lágrimas y tristeza, Tae Min pudo descubrir por qué. Por ese tonto papel. Parpadeó, notando su vista nublarse al tiempo que se ponía se pie.

 

 

No quería creerlo pero el papel decía tantas cosas que tenían sentido. Si de verdad le gustaba a Min Ho, ¿por qué no se lo dijo antes? Si no tenía ningún secreto, ¿por qué no le dijo nada de Sulli? Honestamente, ¿qué otra explicación había? Debió suponer que no podía gustarle a Min Ho de un día a otro, y que en esas tres semanas, solo estaba haciendo tiempo. Inspiró sintiendo un caminito húmedo de su ojo derecho a su barbilla.

 

 

-Hey, Taem, ¿por qué tardas tanto?

 

 

Esa voz. Sus párpados vibraron sin saber si cerrarse o abrirse. Sus pupilas estaban clavadas en el suelo. Su barbilla bajó al sentir cómo su cuerpo empezaba a convulsionarse levemente. No, no podía mostrarse débil. Ya había llorado frente a él antes, y ya no volvería a pasar. Inhaló, cansado de repente. No quería pastel, ni regalos o fiestas. Ahora la sorpresa era grande, y las dudas, demasiadas. Mordió su labio apretando el papel en sus diminutas manos.

 

 

-¿Minnie?

 

 

Un sollozo escapó de su boca al oír su apodo. Ya no quería que le dijeran así, pues solo robaba la fuerza de sus rodillas. Volvió a aspirar, esta vez con la boca abierta, por si sus pulmones lograban recibir algo de todo el oxígeno que le rodeaba. Una vez calmado, dio media vuelta mirando al suelo, vio andar a sus pies envueltos en calcetines con pesadez, y cuando estuvo a menos de medio paso frente a Choi, paró. Levantó su cara, viendo preocupación en su superior. En una situación normal, no lo culparía, después de todo, ya había empezado a llorar. No obstante, ahora, se le hacía una enorme mentira.

 

 

-No me llames así.

 

 

Dijo con voz asfixiada, temblando después de soltar solo cuatro palabritas insignificantes. Con emociones contenidas, centró sus brillantes ojos en el más alto, levantó la mano y le dio una cachetada que, a pesar de ser tan débil, poco más que un pequeño roce, resonó en la habitación. Min Ho tembló, mas no por el dolor, sino por la acción, viendo extrañado cómo los ojos de la niña comenzaban a mojarse.

 

 

-Por mí puedes estar con quien quieras. –puso ambas manos sobre el par de papeles en horizontal y los rompió por la mitad antes de dejarlos caer al piso.- No te me acerques. –advirtió caminando con dificultad por un costado de él y saliendo de ahí. Vaya, no sentía las piernas, pero no quería detenerse. Bajó las escaleras sin importarle que los demás lo escucharan y fue directo a la entrada.

 

 

Sus tres amigos restantes, al oír que unos pasos se acercaban, salieron de la cocina y quedaron extrañados al ver cómo Tae metía sus diminutos pies en los zapatos. ¿Iba a alguna parte? Apenas iban a preguntar, cuando Min Ho bajó corriendo gritándole.

 

 

-¡Espera, puedo explicarlo!

 

 

Tae Min, sin emociones en su rostro, giró un poco para ver al otro.

 

 

-Ve a decírselo a Sulli. Tal vez ella te crea. -volvió hacia la puerta y salió. Min Ho no perdió el tiempo, corrió hacia ella, siendo detenido por Ki Bum.

 

 

-¡Yah! ¿Qué ocurre? –vio a la puerta con esperanza de que Tae Min regresara, a pesar de tener la seguridad de que, por voluntad propia, no lo haría. Puso las hojas rotas en la mano de Ki Bum y fue a la entrada metiéndose los zapatos. Al cuerno con las agujetas, debía alcanzar a Tae Min. Key, con prisa, vio los trozos. No ocupó leerlos para saber de qué se trataba.

 

 

-El contrato. –dijo en voz alta. Los dos comprendieron, se calzaron y salieron. Min Ho estaba en la orilla viendo a ambos lados con el celular pegado a la oreja. ¿A dónde fue Tae Min?- ¡Yah! –gritó Key llamando su atención para que no hiciera alguna estupidez. No otra.

 

 

-Vienes conmigo. –ordenó Jin Ki serio antes de virar a los otros dos.- Ustedes vayan por allá. –señaló y jaló a Min Ho para que lo siguiera.

 

 

La diva y el vocalista tampoco se quedaron quietos, iniciaron la carrera hacia la derecha, buscando a lo lejos si Tae estaba a la vista. Al inicio pensaron en gritar su nombre, pero luego decidieron que no era buena idea por dos motivos: uno, Tae podría alejarse aún más en lugar de regresar con ellos y dos, porque siendo de un grupo relativamente famoso, llamar la atención podría atraer a paparazzis, malas noticias, escándalos y más cositas que no convendrían a la empresa. Fue hasta que llegaron a un parque cuando por fin divisaron a Tae. Estaba de espaldas a ellos, en un banco solitario. Ya era de noche, por lo que no era extraño. Ki Bum, aliviado, regresó unos pasos para llegar a Jong Hyun.

 

 

-Llama a Onew y dile que ya la encontramos. –obediente, asintió, tomando su teléfono mientras Ki Bum se dirigía al maknae. Estaba cabizbajo con las manos en sus muslos, y temblando. Se sentó a un lado de él, esperó unos segundos, y tras asumir que callado no le haría caso, picó su hombro, haciendo que brincara asustado volteando a verle. Abrió la boca para decir algo y se detuvo, como si recordara algo, luego sacudió su cabeza y habló.

 

 

-Oppa.

 

 

-¿Estás bien?

 

 

Fue lo primero que dijo, la pregunta que tanto ansiaba hacer. Los minutos que Key estuvo corriendo no sintió el cansancio, ya que era movido por la preocupación. Con cariño peinó los cabellos del menor, observando su rostro rojo y los surcos de lágrimas en sus mejillas. No quería parecer un loco, así que esperó a que el otro hablara. El bailarín asintió parpadeando rápido, y Ki Bum notó las lágrimas atoradas en sus pestañas. Algo en su pecho se estrujó con empatía. De alguna manera, sentía un pequeño “deja vú”. La respuesta llegó al instante a su cerebro. Cuando Jong le rechazó. Vio alrededor. Sí, era justo en esa banca. Sacudió la cabeza antes de volver al menor, quien seguía temblando, aunque estaba seguro de que no era por frío. Pasó su mano por la mejilla de su amigo, sintiendo la piel arder, como debía estar tras correr y llorar.

 

 

-Minnie, háblame. –ante el apodo, el mencionado apretó los ojos, rompiendo a llorar, y al mismo tiempo, asustando a Ki Bum, quien no dudó en acobijarlo entre sus brazos acariciando su cabello.

 

 

-No me digas así... –murmuró sollozando. Se sentía tan terrible, tan mal y deseó no haberle creído a Choi. ¿Por qué cuando todo estaba bien, tenía que aparecerse? Había logrado recomponerse y asumir que Min Ho jamás sería para él, ¿por qué ahora? ¿Por qué? Estrujó la camisa de Ki Bum que se había colado a sus manos, no sabía cómo dejar ir todo, era como si ese dolor se hubiera atorado en la salida de su corazón. ¿Por qué tenía que seguir sufriendo? ¿Qué había hecho mal? Inspiró, llorando más fuerte. Ki Bum por algún motivo, sentía que lo que Tae Min estaba pasando era similar a su dolor. Era tan pequeño, ¿qué podría hacerle sufrir de esa manera? Depositó un beso en su coronilla, acunándolo en su pecho.

 

 

A unos metros tras ellos, Jong Hyun observaba como Ki Bum intentaba consolarlo. Era extraño. Rascó su nuca. No le gustaba ver a la gente llorar, menos a sus cercanos. No quería que Tae llorara, pero no sabía qué hacer ni cuál era el motivo. Miró el teléfono. Acababa de avisarle a su Hyung que ya lo habían encontrado y que regresarían a casa, sin embargo, no sabía cuánto tomaría el llanto de Tae Min, ni tampoco si era buena idea decirle a su amigo lo que estaba ocurriendo. Cerró sus ojos con el aire soplando suave sobre él. Recordaba aquella vez que Tae Min había caído por la alergia a una extraña flor. En aquella ocasión lloraba desesperada. Ahora, solo escuchaba desolación. Como si hubiera sido traicionada y olvidada. En silencio, se acercó hasta quedar a sus espaldas.

 

 

-¿Quieren comer algo?

 

 

 

 

 

A decir verdad, lo único que había comido en la tarde, fue pastel. Y ni siquiera fue un pedazo, sino la crema que quedó en su cara, así que, a decisión de Ki Bum, fueron los tres al restaurante italiano más cercano, y Key de nuevo, ordenó por ellos, sabiendo perfectamente lo que podría gustarles. No por nada le decían la Mamá de SHINee. Sin embargo, diez minutos esperaron y Tae Min no dijo ni una palabra, hasta que Key cuestionó.

 

 

-¿Qué te hizo Min Ho? –mudo. Tae Min solo miraba el mantel frente a él. Jong Hyun intentó.

 

 

-¿Ese suéter es de él? –quiso suavizar la atmósfera, pero fue lo peor que pudo hacer. Tae no recordaba que lo había tomado de sus cosas, y ante la pregunta, se miró a sí mismo, sintiendo más dolor. Recordando que, a pesar de lo mucho que pasara, él seguía siendo un pobre tonto. Key le dio un fuerte codazo al cantante a su derecha, e indicó al menor frente a ellos con sus ojos, como si de esa manera pudiera decirle que su pregunta había sido estúpida. Jong Hyun no necesitó traductor, conocía demasiado bien a Key como para entender sus mensajes, y con la mirada le expresó un “lo siento”.

 

 

-Vi que rompiste el contrato. –al instante, Tae Mn levantó su mirada, sorprendido.

 

 

-Sabías de eso. –afirmó. Ki Bum se mordió la lengua. Maldita sea. Suspiró queriendo explicarse, no obstante, su mesero dejó los platos que acababan de ordenar. Una pasta cuyo nombre Jong Hyun jamás podría pronunciar, espagueti y pizza. Una vez que el desconocido joven se alejó, Key se recargó en la mesa.

 

 

-Puedo explicarlo. –el aludido le ignoró tomando un trozo de pizza.- Aissh... –soltó bajito, enojado por el gesto del menor, quien empezaba a morder su comida.- ¿Leíste el contrato? –Tae Min frenó todo movimiento, frunciendo su ceño. Bingo. No tuvo que negar, Key lo sabía.- ¿Sabías de qué trataba? –Tae Min sacudió la cabeza, escondiendo lo que le había hecho estallar una hora antes.- ¿Leíste de quién era?

 

 

-Mis padres. –contestó con la boca llena.

 

 

-Ese contrato es el motivo por el que tú estás aquí. –parpadeó un par de veces. ¿Qué?- Min Ho fue el que te salvó con la respiración boca a boca, ¿recuerdas? Aquella vez de las flores y el vestido de novia. –una punzada en el pecho de Minnie apareció con la memoria de aquél beso. Asintió con un poco de timidez.- Si Min Ho no te hubiera salvado, tus padres habrían demandado a la empresa y a nuestras familias.

 

 

-Como fue Min Ho quien te despertó por así decirlo, confiaron en él y le dijeron que la única manera de que tú pudieras regresar con nosotros, era si Min Ho cuidaba de ti a tal punto de ser tu sombra. –añadió Jong Hyun.

 

 

-Le dijeron que esas eran las condiciones, y si estaba de acuerdo, debía firmar. Y firmó. Fin. Eso es todo. –concluyó Ki Bum llevándose el tenedor con espagueti a la boca. Tae Min, mirando la mesa con atención, meditaba, y tras no poder convencerse, sacudió su cabeza.

 

 

-Pero ahí decía que debía estar conmigo todo el tiempo. –ambos mayores fruncieron el ceño sin entender qué tenía eso de malo. Compartieron una mirada, esperando a que el otro supiera, y al no hallar explicaciones, regresaron su vista hacia el menor.

 

 

-¿Y qué? –instó Jong Hyun alzando sus hombros.

 

 

-No tenían por qué obligarlo.

 

 

-No parecía como si lo estuvieran obligando. –respondió.- Ese contrato lo firmó una semana antes de que regresaras. Desde que te conocimos, Min Ho ha estado pegado a ti como una lapa, ¿y crees que ese contrato lo estaba obligando? –negó cerrando sus ojos.

 

 

-Min Ho ya era tu sombra y lo seguiría siendo, estuviera o no estipulado en el contrato, así que no veo tu problema con eso. –agregó Ki Bum. La molestia de Tae Min estaba en ese detalle, pero no veía el porqué. Tae abrió su boca, sin embargo, mordió sus labios. Había algo de lo que no quería hablar pero no quería soltar.- Te sugiero algo. –atrajo la atención del menor.- Un secreto por un secreto. –Jong Hyun, con los cachetes inflados y la boca llena de la pasta con misterioso nombre, paró sus masticadas ante las palabras dichas. Oh, no. Miró con alarma a su pareja.- Dime tu secreto, y yo te diré uno mío.

 

 

-No creo que sea conveniente.

 

 

-Anda, te prometo que no saldrá de aquí. –insistió. Jong Hyun, nervioso, tragó pasando sus ojos de Ki Bum a Tae Min y viceversa. El maknae entrecerró sus ojos, meditativo hasta que finalmente asintió.

 

 

-Trato hecho. -sin embargo, en cuanto Key abrió la boca para decir la primera palabra, Jong Hyun le metió su pizza, ganándose quejidos y miradas furiosas.

 

 

-¿Por qué no empiezas tú? –cuestionó Jong Hyun fingiendo calma. Y que Tae no lo miraba con sospecha.

 

 

-¿Y por qué no empieza Key Oppa? –el mayor buscó una excusa y esta vez, fue Key quien le metió la pizza para callarlo.

 

 

-Te diré la verdad. –empezó Ki Bum antes de voltear a ambos lados con la mirada aguda por si alguien los identificaba o se acercaba a ellos. Cuando verificó con solo su vista que la zona estuviera segura, se inclinó hacia Tae y murmuró.- Tengo pareja. –los ojos de Tae Min, todavía hinchados por su reciente llanto, se abrieron, impactados, al igual que su boca.

 

 

-¡Omo! –exclamó genuinamente atónito, luego lo señaló sin poder articular palabra hasta que, tras unos segundos intentando unir cabos, vuelve a asegurarse de que no hubiera intrusos alrededor y se acerca a su mayor para susurrar.- ¿Quién? –Ki Bum, discreto, puso su barbilla sobre sus manos, y éstas, sobre sus codos, paró los labios y empujó su lengua hacia su mejilla derecha, haciendo que ésta resaltara. Tae, inocente, volteó en aquella dirección buscando a lo lejos, pero no había nadie. Jong Hyun, más invisible que sus propias nalgas, carraspeó su garganta, llamando la atención del maknae. Minnie se inclinó hacia él.- Hyung, ¿sabes quién es? –ambos golpean la palma de su mano contra su frente, suspirando.

 

 

-Él. –murmuró indicando al enano con su pulgar, recibiendo otra expresión impactada del menor.

 

 

-¡Omo! –repitió con sus cejas alzadas tapando su boca, como si se le fuera a escapar el reciente secreto. Volvió a recargarse sobre la mesa.- ¿Cómo? –preguntó en voz bajita.

 

 

-Solo digamos que Marte* hizo bien su trabajo con el piano. –afirmó Key intentando controlar su entusiasmo, y Tae, tras preguntar sin voz si se refería a la canción, recibió un “¡YES!” silencioso de la diva.- Ahora sigues tú. –señaló y Tae volvió a su mueca tristona.

 

 

-No sé si deba.

 

 

-Yah. –se quejó frunciendo su ceño la diva.- Yo ya te conté el mío, sé justo. –Tae Min suspiró.

 

 

-Solo prométanme dos cosas. –ambos asintieron, atentos a lo que serían sus nuevas normas.

 

 

 

 

 

Era definitivo. No quería verlo. No quería darle más oportunidades. No quería que volvieran a jugar con su noble corazón. Sin embargo, si lo que Jong Hyun y Key le contaron era cierto, Tae no tenía porqué enojarse, y sería mucho más que comprensible si Min Ho fuera el enojado. Luego de asegurarse de que sus dos amigos cumplirían sus peticiones, se dispuso a actualizarlos hasta lo más reciente de su historia con Min Ho. Ki Bum fue el primero en despotricar contra él, quejarse y hacer sus berrinches, Jong Hyun fue el que se encargó de tranquilizarlo, y Tae Min se centró en solo desahogar su versión de la historia. ¿Qué hacía Sulli en medio de todo esto? Quién sabe, solo Tae Min esperaba que no fuera una víctima más.

 

 

Cuando los tres entraron a casa, Min Ho y Onew se levantaron casi al mismo tiempo, preocupados y fueron con los recién llegados. Tae Min miró con dolor a Min Ho, sin hacer ni un gesto. Ki Bum retorcía sus dedos en su espalda con tal de soportar las inmensas ganas de golpear al Choi. No entendía ni quería escuchar sus motivos, solo quería que sufriera. Mucho. Mucho. Jong Hyun, además de cuidar a su amigo/pareja/novio/lo-que-sea, analizaba a su Dongsaeng. De alguna manera, entendía el por qué de sus actos, sin embargo, se debatía entre decepcionarse e ignorarlo, o apoyarlo a seguir adelante. Tae era muy pequeña para cargar con temas de esa índole (o al menos, para ellos), no se le hacía justo que tuviera que pasar por todo eso. Inspiró, intentando buscar una respuesta mientras analizaba al rapero revisando los brazos y rostro de Tae, hasta que él, con suavidad, apartó sus manos de su cuerpo.

 

 

-No quiero verte. –declaró en un murmuro que podían jurar, hizo eco en sus oídos. Tae tenía los ojos brillantes.- Por favor, dame espacio. –pidió con una leve inclinación a súplica.

 

 

-Pero, ¿por qué...? –Lee negó con su cabeza, demostrando que no respondería nada. Estaba harto de complicarse. Jong Hyun, armándose de valor, habló.

 

 

-Min Ho, Key y Tae decidieron que cambiáramos de cuarto tú y yo. –ante esas palabras, el alto giró impactado. ¿Qué?

 

 

-¿Por qué no me preguntaron?

 

 

-Porque es mayoría de votos. Dos de tres, no necesitamos tu opinión. –cortó Ki Bum cruzándose de brazos. Andaba de fiera. Jong se aproximó a él para acariciar su espalda baja, buscando tranquilizarlo con eso.

 

 

-Pero... –se atragantó sin saber con qué defenderse y viró hacia su líder.- Hyung, no pueden hacer esto. –Jin Ki, cruzado de brazos alzó sus cejas y rascó su barbilla meditando antes de sacudir suave su cabeza y ver a su desesperado compañero.

 

 

-Lo siento, Min Ho. Mayoría de votos.

 

 

-¡Tae! –pidió pero el aludido le calló con la pura mirada.

 

 

-Me quedan cinco días Min Ho. Solo déjame tranquila estos cinco días. –fue lo único que dijo antes de encaminarse a las escaleras.- Gracias por la sorpresa. –recordó aunque parecía decírselo a la nada y continuó su trayecto.

 

 

Onew había intentado. De verdad lo había hecho. Había buscado y se había movido con tal de que no hubiera tensiones pero todo se estaba derrumbando. No podía estar en todas partes al mismo tiempo, ni escuchar las conversaciones o manipular a sus amigos. Se lo había advertido a Min Ho. Tanto. Tanto. Tanto. Y aún así, sentía como si hubiera podido hacer algo más. Como si sus esfuerzos no hubieran sido suficientes. Se sentía impotente. Miró a su amigo, quien tenía la vista perdida en el espacio, meditando sobre qué hacer y cómo resolverlo. Inspirando, puso una mano sobre el hombro del alto, haciendo que este volteara. De nada sirve llorar a la leche derramada.

 

 

-Dale tiempo.

 

 

Ki Bum, incrédulo de que su superior se pusiera del lado del traidor en lugar de ir con el maknae, bufó, jaló la mano de Jong Hyun y siguió el camino de Tae Min dando fuertes pisotadas. Si por él fuera, Min Ho quedaría hospitalizado por un largo tiempo. Un muy largo tiempo. Jong Hyun decidió no hablar mientras avanzaba hacia el cuarto que compartía con Onew. Ki Bum, furioso, tomó las almohadas y cobijas. No quería que su amado tuviera contacto alguno con lo que sea que Min Ho tocara. O bueno, a excepción del aire. Las paredes. O el piso. Y quien sabe cuantas cosas más. ¡Pero en cuanto a sábanas, ropa, almohadas, calzoncillos, espacio, nada de eso lo compartiría con Min Ho! No quería que Jong Hyun se contaminara de la estupidez del otro. No obstante, sus movimientos fueron detenidos por las manos del dueño de sus pensamientos (a excepción de ahora, que era Min Ho).

 

 

-No te enojes, no es su culpa. –Ki Bum rodó los ojos abriendo su boca, indignado.

 

 

-¿No es su culpa? Yah, ¿de qué demonios estás hablando? Min Ho fue un idiota que lastimó a Minnie.

 

 

-Pero nunca fue su intención. –defendió calmado.- Solo está confundido.

 

 

-¿Y qué? ¿Se supone que Tae Min debe esperar mientras Choi se lame sus heridas como gatito asustado o qué? –gruñó enojado.- La espera es horrible y más cuando todo es confuso y turbio. Min Ho no puede ser tan egoísta e insensible como para ignorar a Tae de esa manera. –entonces el otro comprendió.

 

 

-¿Así te sentías? –Ki Bum unió sus cejas sin entender.- Antes de declararte, así te sentías. –afirmó. Key giró su rostro evadiendo la mirada del mayor.- Y te sientes impotente porque Tae está pasando por algo similar.

 

 

-Es confuso y la duda te carcome. ¿Cómo debería sentirse Tae Min? –explica en cuanto el otro pronuncia la última letra.- Tae Min no entiende nada de esto. Min Ho es su primer amor y éste... –resopla frustrado. Jong Hyun toma su barbilla para conectar sus miradas.

 

 

-Yah, no debes intervenir. –regañó con suavidad.- No sabes en qué estaba pensando Min Ho, quizá es más confus-

 

 

-¿Lo estás defendiendo? -paró al otro, enojándose más. Jong Hyun, al notar la ira en los ojos de su novio, cerró los ojos y unió sus labios en un roce corto. El contrario, al instante lo imitó, sin embargo, en cuanto respondió al contacto, Jong se separó para verlo a los ojos.

 

 

-Solo dales espacio. Que ellos resuelvan sus problemas como hicimos tú y yo. –Ki Bum, calmado, parpadeó un par de veces.

 

 

-Me decepciona Min Ho.

 

 

-Luego preguntarás sus motivos, tal vez logre convencerte. –la diva bufó volteando a otro lado. Jong, divertido, murmuró en su oído.- Además, -Key se estremeció con su respiración tan cerca de su oído.- Él fue quien me sugirió que fuera al gimnasio. –cantó antes de tomar sus cosas, dar media vuelta y salir de ahí. Key, anonadado y sonrojado, se mantuvo como estatua unos segundos más, repasando la declaración de su Puppy en su cerebro antes de alzar la mirada, impactado y señalarlo.

 

 

-¡Yah! –gritó más frustrado que antes. Bueno, ya no lo odiaba tanto.

 

 

 

 

 

Continuará...

 

 

Notas finales:

1* He pensado mucho sobre esto. Si alguien desde pequeño recibe demasiadas preguntas o comentarios sobre su aspecto o género, y en algún momento, éstas se multiplican, sumando el hecho de estar cambiando de “disfraz” por así decirlo, ¿creen que pueda confundirse de tal manera? Mmmm.

 

2* ¿Recuerdan con cuál canción decidió Key que perdonaría (por fin) a Puppysaurious? Bueno, fue “When I was your man”, de Bruno Mars. Mars en inglés, es “Marte”. Ki Bum bromea con el nombre artístico del cantante. Ho, ho.

 

¡QUESTION TIME!

 

• ¿Parte favorita?

 

• ¿Se les hizo corto o largo el capítulo?

 

• ¿Creen que Sulli logre averiguar quién es la chica que le gusta a Min Ho? ¿Qué creen que pase si es que lo descubre?

 

• ¿Esperaban que metiera la historia del noviazgo de Jong? (Oh, gosh).

 

• ¿Alguien se acordaba de la Yoon Ah de este fic? ¿Creen que de verdad esté arrepentida?

 

• ¿Les gustó la mini-fiestecita sorpresa de Tae?

 

• ¿Alguien recuerda cómo pensaba Tae sobre sí mismo? Una vez, en uno de los primeros capítulos, puse una “reflexión” de Tae mientras se miraba en el espejo. Esta vez quise profundizar un poco. ¿Qué opinan de su forma de pensar? ¿Creen que las opiniones de los demás, las agresiones de sus compañeros y las dudas a su alrededor (que ahora son muchas más porque ya es famosito desde el inicio del show) realmente puedan confundir a Tae?

 

• ¿Les gustó que Minnie se sintiera seguro con la ropa de Min Ho?

 

• ¿Esperaban que se encontrara el tan dichoso (pero olvidado) contrato? ¿Cómo pensaron que reaccionaría?

 

• ¿Les agradó que Tae se enterara de la relación JongKey? ¿Creen que haya sido justo que se enterara?

 

• ¿Creen que Taem y Min Ho vuelvan a hablarse antes de los cinco días?

 

 

 

¡Muchísimas gracias a todos! Espero les haya gustado mucho, mucho más que los anteriores. Muchos besos y abrazos psicológicos♥!

 

att’Hacchi♥!


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