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Andrógino por Hacchiko

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Notas del capitulo:

¿Holo? ¿Cómo están, sweeties? Espero que muy bien. Los extrañé ^^


Hoy tengo una noticia importante, así que presten atención, amores. No sé si les guste la idea, pero tenía planeado desde el principio dividir el fanfic en dos partes: la primera sería el show, y la segunda… después de que termine, ya ahí sería donde metería más 2min porque en la primera parte era: conocerse, confiar, malentendidos, confusiones, separación. Ya la segunda parte es como la reconciliación, y Tae será diferente. Muy diferente.


Claro que me encantaría que me siguieran leyendo y apoyando, pero eso será decisión de ustedes. No sé, siento que le sigo metiendo mucho rollo, así que, ya sabrán. De todas maneras, lo comprenderé :')♥


Y pues, resulta que, escribiendo y planificando lo que yo creía que serían un par de capítulos más, solo me salieron dos. Este es el penúltimo capítulo del fic, solo uno más y la primera parte de esta aventuririjilla terminará. Me esforzaré por darles un hermoso final digno del dibisdibisdis.


También quiero recordarles que el 29 de Junio (ya casi D:!) es el segundo añito de Andrógino. Dejen su amor♥ (Y por si yo no alcanzo a actualizar…)


¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ANDRÓGINO♥!


Una última cosita, aquí dejaré mi Facebook originals o sea, bien así de mí, por si quieren agregarme y así O:!


Una vez más, quiero agradecerles a todos por su apoyo, sus leídas, sus comentarios y su paciencia, ¡muchísimas gracias! Cuídense mucho, besos y abrazos psicológicos.


 


att'Hacchi♥!

Andrógino

Semana 22: Filmando undécimo episodio.

Capítulo 29: Oportunidad

 

 

 

LUNES (2 días)

 

 

Tres días. Habían tenido tres exhaustivos días filmando material para el último y más codiciado capítulo. Tenía que ser extremo, llamativo, impactante, divertido, increíble, inesperado y fantástico. In Ha, el director de su programa, les puso mil actividades y juegos con tal de exprimir hasta la última gota de oportunidades irrepetibles. Por tanto, Min Ho no había podido compartir ni una palabra con Tae Min. Eso y que en cuanto el rapero llegaba, el maknae daba media vuelta y se alejaba, al menos, diez metros de él. Había dejado bastante claro que cerca no lo quería.

 

 

Sin embargo, Tae Min sabía en su interior, muy, muy, muy en su interior que era incorrecto su comportamiento, después de todo, si Min Ho no hubiera firmado, él no estaría con ellos filmando el último episodio. Aún así, a pesar de que sus compañeros supieran la verdad (no le había contado a Onew, pero él era lo suficientemente listo como para atar cabos por sí solo), no le forzaron a hacer las paces con Choi, pues trataban de que sus últimos días juntos fueran pacíficos y felices. Sin discusiones, sin dramas, sin llantos. Etc. No obstante, el remordimiento estaba haciendo mella en el pequeño bailarín. Eso sin contar lo mucho que extrañaba abrazar a Min Ho. Se puso a pensar, una vez que terminara el programa, ¿cuándo volvería a verlo? Claro, podría visitarlo o llamarle, o escribirle por internet, mas no era lo mismo. ¿Debería disculparse? O más importante aún, ¿Min Ho lo perdonaría?

 

 

Unas horas más tarde, cuando los chicos regresaron a casa, Tae subió a su cuarto y se tiró a su colchón. No podía tolerarlo más. Su cabeza iba a explotar, ¿por qué no existía una guía de la vida que le diera las respuestas a todas sus preguntas? ¿Por qué todo debía ser tan difícil? Parpadeó con prisa. Quería que dejara de doler, que dejara de ser enredoso, que la luz saliera y le dijera qué hacer, pero no. De cualquier forma, tampoco quería ir a hablar con él. Seguía enojado porque aún había “huecos” en toda su teoría. Es decir, ¿por qué aún no le hablaba de Sulli? No podía llegar con ella y preguntarle “¿fuiste novia de Min Ho?”. Sería grosero de su parte. Además, ¿qué le aseguraría que no estaba mintiendo? Suspiró. No. No sabía qué hacer. Con cansancio, estiró sus brazos. El día siguiente a su “sorpresa” (cuando rompió las hojas del contrato), la empresa le preparó una fiesta sorpresa que, al parecer, Onew había planeado. Lindo detalle, aunque ninguno estuviera de humor para festejarla.

 

 

Lo más extraño, fue cuando Yoon Ah, en un vestido celeste muy elegante, se acercó a él y se disculpó, diciendo que se arrepentía de todo, incluso de la pintura roja. ¿Pintura roja? Pff, Tae ni siquiera se acordaba de eso, sin embargo, la perdonó. No le tenía rencor y no hallaba ningún motivo por el que no pudiera perdonarla. Fuera de eso, y de la aparente distancia entre él y Min Ho, la noche transcurrió con tranquilidad. Ahora, regresando a su deprimida realidad, estiró su brazo y apretó al peluche de rana contra su pecho. Extrañaba a Min Ho, pero no sabía si lo perdonaría. Entonces, una idea salvaje apareció en su cabeza. Se sentó abruptamente mientras estrujaba al muñeco de tamaño medio en sus brazos, el primero que Min Ho le obsequió. Sonrió por su ingenio antes de levantarse a buscar lápiz y papel. ¿Quién decía que tenía que hablar cara a cara con Min Ho para arreglar las cosas? Con los instrumentos necesarios, regresó a su colchón y se recostó boca abajo. Esperó unos segundos, meditando. Golpeó sus labios con el borrador del lápiz, pensativo. Miró el cielo, buscando inspiración.

 

 

Escribía algo y lo tachaba. Ponía dos símbolos, los borraba, se arrepentía, los remarcaba y los tachaba para luego volver a repetir en otra sección de la hoja hasta que no hubo ni un espacio. Tae Min no era bueno con las palabras. A decir verdad, Min Ho tampoco. Bueno, tal vez. Min Ho era diferente. Él era romántico. No era su culpa que Tae Min fuera tan torpe como para entender indirectas o que desconfiara en los momentos inadecuados. Dio un vistazo a su hoja rayada, no por las líneas con las que ya venía impresa, sino por los tachones y garabatos que Tae había hecho. ¡Qué frustración! Quería disculparse, quería que Min Ho supiera que no tenía nada que lamentar, que el único culpable ahí era Tae, pero no sabía cómo plasmarlo sin sonar cursi o tonto. Ideas ridículas y disparates volaban por su cerebro hasta que, en un arranque de valor, rompió un pedazo amorfo de hoja y en ese pequeño rectángulo de no más de ocho centímetros de largo por cinco de altura, anotó, de la forma más resumida lo que sentía. Demasiado, quizá, aunque Tae Min jamás se planteó ser un poeta o escritor. Sus manos sudaban, y los trazos eran temblorosamente feos, pero en ese pequeño espacio estaban sus emociones. Cuando finalizó el último símbolo, tragó y miró con temor el papel. Comenzaba a sentir el arrepentimiento, sin embargo, sacudió la cabeza. Tenía que esconderlo antes de que sus instintos lo movieran a eliminar el mensaje.

 

 

De prisa, buscó algún lugar que Min Ho necesitara seguido y que revisara continuamente. Sus ojos enfocaron una sudadera. Eso bastaría por ahora. Se levantó a trompicones, sonrojado, sintiendo su pulso acelerado y ardiente zumbando en sus oídos, alcanzó la prenda y en uno de los bolsillos ocultó el peligroso tesoro. Oh, Dios, lo había hecho. Parpadeó con rapidez. Su mente comenzó a gritarle que robara el papelito y lo destruyera, mas no quiso. Sacudió su cabeza apretando los labios. No era nada nuevo o que fuera a cambiar el mundo, pero Minhonnie merecía saberlo. Bien. Retirada. Asintió, dio media vuelta, tomó su muñeco y corrió lejos de la sudadera del otro antes de actuar en nombre de su arrepentimiento.

 

 

 

 

 

Min Ho estaba desesperándose. Quedaban dos días. Tae Min se iría en dos días. Quería abrazarle, decirle lo mucho que lo sentía, explicarle todo, contarle su miedo, hablarle de Sulli, de su ridículo plan para olvidarle, de las esperanzas que había gastado porque aquello funcionara, de lo aterrado que estaba de que Minnie fuera a abandonar la casa. Porque dos días no bastaban para disfrutar de Tae Min, de su presencia, de sus sonrisas, de su caminar, de su tacto, de sus suspiros, de sus abrazos, de sus gestos, de sus miradas, de sus besos, de sus balbuceos... No podía. Había perdido bastante tiempo sufriendo en silencio, queriendo cambiar a su tonto corazón y engañarse de que Tae Min solo era una amiga, en lugar del titiritero que manejaba sus pensamientos. Ahora estaba un problema: no podía acercarse a Tae. Debía conformarse con vigilarlo de lejos, pues temía que se distanciara aún más si mostraba algún intento de acercamiento o conversación. Tae Min huiría. Lo había hecho antes y lo haría las veces que fueran necesarias.

 

 

¿Tae Min lo extrañaría tanto como él? Min Ho, a unos pasos del colchón sobre el que el bailarín ha dormido, lo imaginaba. Tan pequeño, tan frágil. Tan dulce, tan inquieto. ¿Por qué tenía que ser tan idiota? Se autoregañó. ¿Por qué no pudo acercarse y decirle cómo se sentía, en lugar de buscar olvidarle con alguna chica bonita? Cierto, porque era un idiota. No sabía cómo haría para volver a su vida una vez que Tae Min saliera de esa casa. Esperaba que el tiempo se detuviera unos días más, para no tener que despedirse.

 

 

Suspiró mientras veía la cajita de regalo que planeaba obsequiarle a Tae en su "cumpleaños". ¿Cómo pudo haber salido todo tan mal? Min Ho se culpaba por haber arruinado todo con Minnie, ¿por qué no pudo aceptarle tal y como era desde el inicio? ¿Qué tenía de malo el aceptarlo desde que se dio cuenta de lo mucho que le gustaba? ¿Qué le costaba ser honesto y declararse en lugar de buscar evasivas? No solo había lastimado a Taeminnie, sino también a Sulli. Una vez más se reprendió mentalmente por ser tan tonto. ¿Qué habría pasado si hubiera hecho nada de eso? ¿Habría sido mejor?

 

 

No pudo seguir con sus pensamientos, cuando un ruido sordo seguido por un grito le despertaron. Alarmado, se apresuró hacia el asustado llamado, identificando la voz de Tae. Estaba en el baño, y gritaba su nombre. Preocupado, se pegó a la puerta.

 

 

-Tae, ¿estás bien?

 

 

-¡Min Ho Hyung, me duele! -se quejó aumentando la angustia de Choi, quien no dudó en sacar la llave de la puerta, abrir y entrar, sin embargo, en cuanto la manija cedió, un gritito le frenó.- ¡E-espera! Estoy desnudo. -Choi se tensó con la nueva información y tragó, nervioso. Apretó sus pápados cuando su corazón pateó fuerte contra su pecho. Intentó preguntar, mas un delgado hilito agudo de su voz salió de su boca.- Hyung, por favor, ayúdame. -¿No acababa de decirle que estaba desnudo? Miró al techo sin saber que hacer. Estaba preocupado, pero el saber que el maknae estaba sin ropa estropeaba todo.- Dame mi toalla, por favor.

 

 

... Eso significaba que tendría que voltear. Oh, cielos. Inspiró profundo.

 

 

-Voy a voltear pero no voy a ver, ¿de acuerdo?

 

 

-D-de acuerdo. -tartamudeó con timidez.

 

 

El rapero, intentando ser rápido, cerró sus ojos (y la puerta), dio media vuelta y empezó a tentar las paredes con sus manos, buscando la toalla para darle al menor. Cuando sus dedos chocaron con la reconocida tela, festejó en silencio, se agachó y se estiró hacia el menor para extendérsela, sintiendo alivio cuando la toalla se deslizó de su mano con relativa fuerza. Hubo un incómodo silencio, Min Ho quería salir de ahí, tenía demasiado calor, no obstante, Minnie podría necesitarle.

 

 

-Hyung, ¿p-podrías levantarme? -balbuceó con vergüenza. ¿Ehhh? Min Ho respiró por la boca, impactado por su petición.

 

 

-P-p-pero...

 

 

-Hyung, me duele.

 

 

-¿D-d-dónde te pegaste?

 

 

-La cadera y... -jadeó.- Caí en mi muñeca.

 

 

-O-ok, lo intentaré. -estiró su mano sin atreverse a abrir los ojos o girar hacia él.

 

 

-Hyung, no puedo levantarme. -insistió.

 

 

¿Por qué justo ahora? Esperó un momento, ideando algún plan mas nada se le ocurría. Sin otra opción, gateó hacia él y le ofreció un brazo. Su corazón retumbó cuando Tae se aferró a él, apoyándose para levantarse. Estaba mojado, mojado. Choi se estremeció. Una vez que Tae confirmó, Min Ho se impulsó con una mano en la pared, se puso de pie y dando cuidadosas pisadas, salió de la regadera. Hizo el amago de soltarle, la atmósfera estaba demasiado tensa y no les convenía que los vieran en esa situación, no obstante, los delgados dedos de Tae Min apresaron su camiseta.

 

 

-Espera, no puedo cambiarme solo.

 

 

Sus latidos resonaron en sus oídos junto a esas palabras. No estaba sugiriendo que... No. Min Ho se hizo el sordo, y Minnie, sin soltar su camisa, se separó un poco para secarse, quejándose en voz bajita. Su muñeca dolía mucho. Cuando no pudo más, se escondió en el hombro del mayor.

 

 

-¿Q-qué?

 

 

-Me duele mucho. -murmuró inspirando. Luego se estiró para tomar su ropa.- Hyung, ocupo tu mano. -pidió, y al no ver respuesta, puso su camisa en la zurda del contrario para separarla y entrar en ella. Lo mismo hizo con la ropa interior y pantalones.- Ya puedes abrir los ojos.

 

 

Choi parpadeó un poco antes de bajar su mirada hacia Minnie. Su cabello estaba pegado a su cabeza ya que seguía húmedo, estaba sonrojado y sus pestañas tenían gotitas atoradas. El maknae le observaba con mucha atención, esperando a ver qué diría su compañero hasta que de pronto, sin meditarlo, un murmuro huyó de sus labios.

 

 

-¿Sudadera?

 

 

-¿Eh? ¿Sudadera? -repitió confundido viendo cómo Tae enrojecía aún más, aunque solo balbuceaba soniditos sin sentido, y de pronto, su cara se perdió en el pecho de Choi soltando un jadeo que hizo brincar al mayor.- ¿Q-qué pasa? -preguntó sintiendo que su voz fallaba por la ansiedad.

 

 

-Se me durmió la pierna. -se lamentó sosteniéndose de su camisa para no perder el equilibrio.

 

 

-Oh, lo siento. -Tae apenas iba a preguntar el motivo de su disculpa cuando, sin pensarlo, soltó un gritito al ser alzado en brazos. Su Hyung lo estaba cargando, y aparentemente, lo llevaba a su cuarto, donde lo bajó con cuidado en la cama.- Déjame revisar tu mano. -avisó tomándola sin esperar y la analizó. Acarició un poco y sonrió.- Al parecer, no tienes nada grave. Tendremos que esperar a Key para que lo confirme. -explicó con una sonrisa.- ¿Dónde más te pegaste? ¿En la espalda?

 

 

-Cadera. -corrigió notando cómo la vergüenza regresaba al rostro del alto.- P-pero no es necesario que lo veas. -se apresuró a mentir. Le dolía todavía y la sentía tiesa, mas no lo admitiría.

 

 

-No, te ayudaré, solo espera un minuto. -corrió fuera de la habitación dejando confundido al más joven. Unos segundos después, regresó con una pomada untable, sin embargo, no pudo ocultar ni si sonrojo ni su timidez al hablar.- D-dime dónde te pegaste. -Minnie, enternecido, sonrió bajándose un poco el pantalón, y Choi, con dedos temblorosos, untó un poco de la medicina y la extendió por la zona indicada en círculos.

 

 

-Hyung.

 

 

El aludido le miró atentamente, emocionándose en secreto por su llamado. No sabía lo que quería decirle, no obstante, tenía esperanza de que se tratara de "ellos" y los errores que Choi cometió desde que Minnie puso un pie en el apartamento anterior. Tae, en cambio, se sonrojó al sentirse tan observado. Necesitaba preguntarlo si no, nunca lo sabría. ¿Habrá leído su carta? ¿Qué habría pensado? ¿Se lo diría? Separó sus dulces labios, que para Min Ho, en ese momento se miraban demasiado tentadores, salió un sonido y fue interrumpido por el sonido de la puerta principal abriéndose, dejando entrar a su vez a varias voces conversadoras. Minnie frunció el ceño.

 

 

-¿No había nadie más? -Choi arrugó su entrecejo ante la duda.

 

 

-No. -parpadeó alzando una ceja.- ¿No lo sabías? -el menor negó.- Entonces, ¿por qué me hablaste a mí?

 

 

-¿Eh?

 

 

-Cuando fui al baño, solo gritabas mi nombre*. -explicó. Tae Min expandió sus ojos percatándose de su torpeza. Batió sus pestañas con rapidez evitando su mirada. A decir verdad, Min Ho fue el primero en el que pensó. El único, siendo honestos, mas no podía admitirlo. ¡Qué vergonzoso! Balbuceó antes de decir algo coherente.- ¿O-oyes? ¡Onew Hyung te está hablando! -mintió logrando que el contrario girara hacia la entrada, buscando la voz de su mayor.- ¿Podrías por favor decirle a Key Umma que venga? -pidió con una sonrisa forzada, la cual solo pudo borrar cuando el alto, después de darle una caricia suave a su mejilla, salió de la habitación.

 

 

Bien. Eso estuvo cerca.

 

 

 

 

 

Cerró la puerta con el pie sin dejar de besarlo al tiempo que escabullía las manos a la cintura del contrario. Éste suspiró ante el cambio, rompió el beso y desvió su rostro, avergonzado, dándole oportunidad al mayor para que deslizara sus labios a su sensitivo cuello, provocándole escalofríos. El pelinegro rió apegándolo más a sí mientras el otro buscaba donde poner sus manos. Estaba nervioso, podía notarlo. No sabía ni donde esconderse. Lo abrazó de la cintura, quitándose los zapatos y avanzó, haciendo que él retrocediera hasta que sus rodillas chocaron contra el sillón. El dueño del apartamento, centrado en el cuello de su invitado, le dio un leve empujón y lo hizo sentarse para luego colocarse a su lado y continuar con su boca. Fue cuando su acompañante lo empujó del pecho para voltearse y tomar algo de aire, que el mayor rió. Su visitante estaba rojo. Quizá por la vergüenza, quizá por el calor.

 

 

¿Cómo habían llegado a eso tan rápido? Hacía unos quince minutos estaban tranquilos en la tienda. Conversando y riendo sobre temas en común. Incluso compraron unas frituras con sabores exóticos para continuar, cuando de pronto, él desató una bomba. Una increíble y poderosa que Joon jamás habría creído.

 

 

-Me gustas.

 

 

En ese momento no pudo evitarlo y no le importó que los estuviera viendo una señora en plena vejez, tomó las mejillas del castaño y lo besó apasionadamente. Luego, cuando descargó la emoción del momento, terminó el contacto entre sus labios para mirarle con ojos brillantes y su mejor sonrisa. Jin Ki estaba avergonzado pero feliz por su respuesta, y aunque era innecesario, Joon contestó.

 

 

-Tú también me gustas.

 

 

No supo cómo ni en qué momento sus brazos tomaron al más joven y lo instaron a andar por cuadras hasta la parada del autobús, en donde esperaron unos minutos y subieron al que iba por la ruta de su apartamento. Oh, cielos. Onew no tenía ni idea de lo que planeaba su superior; solo se dejó llevar. En cuanto el transporte estuvo en donde tenían que bajarse, Joon lo tomó de la mano, apresurándolo por las calles. Un mes. Un mes llevaba conociéndolo, y sin embargo, pensar en la casa del contrario... Oh, cielos. Imágenes sucias volaban por su cerebro, poniéndolo aún más nervioso. Estaba tan entusiasmado por ser correspondido. Sí, en un mes, su novio falso había pasado de ser un conocido, a ser su pareja. Soltó un gritito cuando dos manos lo tomaron de su camisa para pegar su espalda a una pared y atacar sus labios con ardientes energías. Abrió la boca, pasmado. Era su cuarto beso con él, no tenía mucha experiencia, sin embargo, se esforzó por seguir su ritmo. Seis segundos más tarde, Joon abrió la puerta. Ahí estaban ahora observándose con atención. Una sonrisa lujuriosa atravesó el fino rostro de su superior, avergonzándolo más.

 

 

-No te morderé, Dubu.

 

 

-Y-yah. –protestó con voz temblorosa antes de que sus labios volvieran a ser sellados por el mayor, y cuando terminó, volvió a hablar.- Key me dice así. –el pelinegro levantó sus cejas sin entender.- Sería extraño pensar en él mientras nos besamos. –el contrario las alzó aún más, sorprendido, antes de reír.

 

 

-Entonces te buscaré un apodo. –prometió, volvió a sonreír sucio.- Después. –añadió regresando a la boca del líder mientras sus manos serpenteaban por los costados del menor. Onew era sensible, ¡no tenía experiencia! Así que solo se dejaba hacer, aprendiendo de cada uno de sus movimientos.

 

 

Curioso, llevó sus manos al abdomen de su superior por debajo de la camiseta, y consiguió que Joon detuviera sus caricias para esconderse en su cuello, a la vez que tomaba sus manos para frenarlas. ¿Eh?

 

 

-No hagas eso. -pidió en voz bajita, demostrando timidez que hace cinco segundos no existía.

 

 

-¿Por qué? -preguntó interesado. El mayor negó con la cabeza sin atreverse a enfrentarlo.

 

 

-Solo, no lo hagas. -insistió.

 

 

Onew, sin entender ni querer persistir, apoyó su cabeza en la del contrario, disfrutando de su calidez. Le gustaba estar con él. Le gustaba él. No había sido algo tan difícil de descubrir, sin embargo, tampoco sería fácil tratar con ello, después de todo, estaban en Seúl. No, Corea. No, Asia. Asia, y aunque estaban avanzados en varios aspectos, la homosexualidad no era uno de ellos. Suspiró. Eso sin contar el hecho de que estaba en el área de entretenimiento. Si quería hacer lo que tanto amaba, si quería cantar, bailar y seguir con sus amigos, tendría que dar la cara y ahorrarse el lujo que representaba ser una “celebridad”. Parpadeó repetido cuando sintió al otro estremecerse en sus brazos y lo miró. De pronto, éste colocó sus manos en su pecho y se impulsó, separándose lo suficiente para dejarle otro beso, esta vez más suave, y cuando Onew, ahora con más libertad, respondió a su acción, éste concluyó el roce y retrocedió hasta que sus brazos quedaron completamente estirados.

 

 

-Tienes que saber algo. –de inmediato levantó ambas manos.

 

 

-Yo no soy el padre, te lo aseguro. –el mayor, frunciendo el ceño, le dio una leve palmada en la mejilla girando su rostro. No dolió pero al menos demostró que no era gracioso. Lo suyo era serio, no un “embarazo”. Ridículo.

 

 

-Yah, esto es serio.

 

 

-Te prometo que te pagaré los diez wons. –interrumpió de nuevo. Joon, algo impaciente, tomó sus mejillas con una mano apretándolo a tal punto que sus labios estuvieron parados.

 

 

-No es eso, escucha.

 

 

-¿Entonces? -volvió a interrumpirlo.

 

 

-Basta, es sobre SHINee. -el menor se sorprendió de que pronunciara bien el nombre y no tardó en felicitarlo con aplausos.

 

 

-¡Muy bien! ¡Vas progresando! SHINee, SHINee, SHINee. -cantó entre risas.

 

 

-Es importante.-repitió ignorando sus palabras e inhaló. Se veía preocupado. Tenso. Incluso se notaba un poco de... el timbre de un teléfono los interrumpió. Joon rodó los ojos hacia arriba cerrando sus párpados con frustración. Maldita sea. Abrió sus ojos y lo vio con seriedad.- Quédate aquí. –ordenó antes de correr al final del pasillo para contestar.

 

 

Dos minutos. Cinco. Bien. Esperó suficiente. Volteó a su espalda, sonriendo travieso. Era el apartamento de Lee Joon, su Hyung, su superior, su novio (¿o amante?), su nuevo amigo. Mmmm. No se detuvo a preguntarse lo mal que estaba. Claro que era incorrecto a hurgar en casas ajenas, pero no podía evitarlo. En esta ocasión, no, es decir, estaba en casa de Lee Joon Hyung, ¿cómo sería su cuarto? La curiosidad pudo con él, así que, curioso, se deslizó silenciosamente por otro pasillo. Vio la primera puerta pero su nombre no estaba ahí. Volteó a la siguiente. Tampoco. La siguiente, ¡bingo! Sonrió antes de empujar con sigilo. Sus labios se separaron de la impresión. Parpadeó un par de veces antes de volver a la puerta, releer el nombre y giró de nuevo a la habitación. No sabía qué pensar. Estaba estupefacto. Sus ojos viajaban de un lado a otro.

 

 

No había ni un poco de pared que no estuviera tapizado de pósters. Imágenes, fotos por todas partes. Relojes, discos... cielos, las cajas de DVDs, todo, incluso cosas coleccionables, lightsticks, pulseras, camisetas, las cobijas, todo estaba tapizado de SHINee, pero lo más impresionante era que, más que del grupo entero, hubiera cosas de él. La mayoría de las cajas de discos tenían a Onew de portada, los cuadernos, los calendarios, los pósters... No entendía, y menos aún cuando, sobre el escritorio, miró una foto enmarcada con macarrones, brillitos y palitos de colores, señales aparentes de una manualidad infantil. En ella estaba Joon sonriente abrazando a una niña de unos diez años. Lo curioso era que no se trataba de cualquier niña, sino de su presunta sasaeng. Ahora sí, nada tenía sentido.

 

 

-Puedo explicarlo. -declaró el pelinegro en el umbral de la puerta. Quién sabe cúanto tiempo llevaba ahí. Jin Ki, sin atreverse a voltear, parpadeó con más rapidez.

 

 

-¿Quién es? -cuestionó serio y monótono.

 

 

-Se llama Eun Soo. Es mi sobrina. -esperó cabizbajo por unos segundos a su reacción y al no obtenerla, prosiguió.- A veces la cuido.

 

 

-Sabías que era la sasaeng y no hiciste nada. -el mayor iba a hablar, mas fue interrumpido por el contrario, quien lo encaró.- Y a todo esto, eres shawol. ¿Qué era todo eso de Chuni, Choni, Cheinin? ¿Estabas jugando conmigo?

 

 

-¡No! -se apresuró a responder.- Para nada, no es nada de eso...

 

 

-¿Entonces qué es? -Joon inspiró jugueteando con sus dedos, luego lo miró a los ojos.

 

 

-Me gustas mucho. -Onew desvió su mirada cohibido.

 

 

-No es momento para eso.

 

 

-Sí, sí lo es. -afirmó.- Desde tu debut siempre me has llamado la atención. Siempre me gustó como cantas, como te comportas, tu pasión al bailar. Nunca ibas a hacerme caso.

 

 

-Te hubieras acercado. -respondió volteando a verlo.

 

 

-¿Habrías dedicado un segundo de tu ocupada agenda a un fanboy común y corriente? -dudó con sarcasmo.- Nunca te fijarías en mí. Tus guardias y tu manager no me habrían permitido acercarme, y aún si me hubieras visto, me olvidarías al minuto siguiente.

 

 

-¿Qué tiene que ver esto con lo otro? -cortó al notar que los ojos de su superior estaban brillantes.

 

 

-Yo solo le hablé de ti. De lo increíble que eres y de lo hermoso que cantas. Ella tiene una facilidad para obsesionarse pero nunca había tirado focos ni entrado a autos desconocidos. Jamás había ido tan lejos y no creí que lo hiciera contigo. -parpadeó sintiendo un nudo en su garganta.- Nunca habría hecho que te lastimaran o a tus amigos. Solo pensé que si fueras a necesitar ayuda, debería estar cerca de ti. Pensé que era la única forma de tener una oportunidad contigo. -expuso mientras una lágrima rodaba por su mejilla.- Jamás te haría daño. -declaró abrazándose. Jin Ki vio al suelo profundamente decepcionado.

 

 

-¿Acaso hay algo en ti que sea cierto? -hubo unos segundos de silencio antes de que Joon contestara.

 

 

-De verdad quiero ser actor. -fue lo primero que se le ocurrió decir. Una carcajada irónica y seca salió de Jin Ki.

 

 

-Eres muy bueno en eso. Me tuviste como tonto todo este tiempo. -Joon sacudió la cabeza.

 

 

-No es cierto, yo...

 

 

-Olvídalo. -interrumpió sin querer escucharlo.

 

 

-Jin Ki. -le habló casi suplicante atreviéndose a ver su rostro, pero calló cuando el menor dio tres zancadas quedando frente a su cara, y murmuró.

 

 

-No vuelvas a acercarte ni a mí, ni a mis amigos.

 

 

Dicho esto, continuó su camino hasta la puerta. Joon con su corazón pisoteado, consideró seguirlo y suplcarle que le perdonara, sin embargo, su orgullo interfirió. Además de que no convenía hacerlo enojar. Con un último suspiro, cubrió su rostro y se acostó en su cama, rompiendo a llorar contra la almohada.

 

 

 

 

 

Ki Bum llevó otra palomita a su boca sin separar su vista de la televisión. Jong Hyun bebió de su soda mientras acariciaba distraídamente el brazo derecho de su Bummie a pesar de estar sentado al lado izquierdo de éste. Key, entretenido con la película, recargó su cabeza en el hombro de su amigo (novio), y éste apoyó su mentón en la coronilla del otro. Tae Min llevaba horas concentrado en el piano en la habitación contigua dándoles la espalda; Min Ho estaba cocinando y Onew andaba en quien sabe donde, así que prácticamente estaban solos. Y aún así, no lo besaba. Mmmm.

 

 

Para Ki Bum, esta escena no podía ser más romántica, se moría por tener la boca del contrario atacando a la suya y morder esos labios, sin embargo, el momento perfecto aún no había llegado. Aprisionó su labio inferior entre sus dientes sintiendo una mirada en él. Presa de la curiosidad, llevó sus ojitos hacia su Puppy, encontrándose con los suyos. Oh, cielos. El sonido a su alrededor se fue, y sus latidos se aceleraron.

 

 

¿Habría llegado el momento? Inspiró profundo antes de que su cuerpo actuara por sí solo, como si una energía misteriosa lo controlara empujándolo hacia el contrario. Jong Hyun, en cambio, sonrió acortando cada vez más la distancia entre ellos. Casi podía saborear la tensión a su alrededor gritando que se besaran de una vez, el problema fue cuando sus bocas apenas iban a rozarse, ya que el sonido de la puerta abriéndose con demasiada fuerza les hizo caer del sillón por el susto.

 

 

Se miraron entre sí antes de voltear a ver a su Hyung descalzándose mientras farfulleaba malhumorado. Un contenido "ya llegué" salió de sus mordisqueados labios antes de subir las escaleras con un último "estaré en mi habitación", que daba un claro "no molesten". Rápido y evasivo.

 

 

Min Ho, igual de confundido, salió de la cocina y alzó su barbilla hacia sus mayores, cuestionando de forma muda el porqué del reciente portazo. Sus superiores negaron en silencio. Se volvieron a observar entre sí, preguntándose qué habría pasado con su compañero. Él nunca era así. Él sonreía siempre. Es más, él sonreía hasta a los que hablaban mal de él. ¿Qué habría pasado?

 

 

Los tres enfocaron a los escalones de nuevo cuando vieron a Tae subiendo a toda velocidad mientras gritaba "¡Onew Hyung!" una y otra vez. Tardaron medio segundo en asmiliarlo antes de correr tras él. Onew nunca estaba enojado, menos a ese punto, por lo que no era bueno jugar con su paciencia que, a estas alturas, ya debía estar agotada.

 

 

Tae, sin importarle el disfrazado mensaje anterior de su mayor, abrió la puerta al oscuro cuarto repitiendo "¡Onew Hyung!" sin parar y se tiró a la cama de su compañero, cayendo encima de él de forma atravesada. No perdió ni un segundo, pataleó moviendo a su amigo para captar su atención. Este, entre extrañado por su actitud y preocupado por lo que tendría que decirle, lo apartó de encima con cuidado y se sentó justo cuando los demás llegaron al umbral sin decir nada.

 

 

-¿Qué pasa, Tae? -preguntó sin muchos ánimos. La decepción, impotencia, tristeza y furia peleaban en su interior.

 

 

-Lo extrañé mucho. -admitió antes de abrazarlo por la cintura y recargar su cabeza en su hombro, descolocándolo por la confusión. Luego de unos segundos, rió leve, sobando su espalda.

 

 

-Yo también. -comentó, no porque en realidad hubiera pensado en él todo el día, sino porque, de alguna manera, el recordar que sus amigos hubieran estado en peligro anteriormente y la idea de que pudo haberles pasado algo, le aterró, apretando su alegre corazón. Saber que la persona en quien tanto confiaba y que tanto le gustaba estuviera detrás del daño a sus Dongsaengs le revolvía el estómago. Tae, al separarse, se sentó frente a él en la cama.

 

 

-Hyung, no estés triste. -pidió queriendo ser útil, y agregó antes de que el contrario hablara.- Me iré pasado mañana, y no me gustaría recordarlos tristes.

 

 

Cierto, eran los últimos momentos de Tae y no debería amargarlos. Asintió aspirando por la nariz y el miembro temporal del grupo le abrazó de nuevo antes de que los tres restantes se unieran. No supo si fue por la reciente traición, por las palabras de Tae Min o el hecho de que los cuatro quisieran darle consuelo, pero de un momento a otro, rompió a llorar. Apretó los ojos, se mordió los labios e intentó reprimirse, mas no pudo. Cubrió su rostro al tiempo que su cuerpo empezó a temblar, y sintió vergüenza de sí mismo. ¿Qué clase de líder se dejaba controlar por sus emociones de esa manera? ¿Cómo podía cuidar de sus amigos si no manejaba sus miedos? ¿Qué clase de líder era? Tan solo era un inútil.

 

 

Jin Ki se dejó mimar cerca de una hora entre palabras de ánimo y consuelo. Si bien, seguía herido por el asunto de la sasaeng y Joon, sus amigos le ayudaron a entender algo. Onew, a pesar de ser un líder, seguía siendo un humano. No estaba mal tener sentimientos, miedos o inseguridades, era natural y más aún para él. Ser Lee Jin Ki por un momento le ayudó a respirar y tranquilizarse. Aquello le remarcó lo mucho que quería a esos cuatro niños, y que se esforzaría todavía más para protegerlos, la diferencia ahora era que ya no llevaría toda la carga él solo.

 

 

 

 

 

MARTES (1 día)

 

 

Ese día, Tae Min faltó a la escuela a petición de In Ha. Los chicos se encargaron de consentirle a él y a Onew hasta el más pequeño detalle. Tomaron muchas fotografías sin importar en qué momento estuvieran o si estaban preparados para salir en ellas, no querían desperdiciar ni un instante ni un recuerdo. No sabían cuando volverían a saber de Lee Tae Min, así que querían asegurarse de dejarle buenas memorias.

 

 

La mayor sorpresa fue después del desayuno, ya que se dirigieron a un parque acuático. Tae, como aún estaba en el programa y no podía mostrar su género real, se puso un pantalón corto hasta sus rodillas, una camiseta gris, ambas holgadas, y unas sandalias playeras. Subieron a toboganes, se dispararon con pistolas de agua y jugaron a lanzarse la pelota. Tae creía que no podía estar más feliz hasta que una pequeña nubecita se atravesó en su maravilloso día soleado.

 

 

Al otro extremo del parque, venían las chicas de F(x), y por supuesto, entre ellas estaba Sulli. No, no era que le molestara Sulli o que la odiara, ya tenía comprobado que no podía tratarla mal. Su problema era que seguía siendo la novia escondida de Min Ho. ¿Y eso qué? Bueno, para Tae no era muy bonito ver al chico que le gusta con su novia, y rogaban porque no fueran empalagosos. Aunque, claro, nada de esto pasaría si Min Ho hubiera leído su nota, pero parecía que ya no iba a tocar su sudadera para nada hasta el próximo invierno. Eso significaba que tendría que decirle. Frente a frente. Oh, cielos.

 

 

-¡Hola! -llegaron las cinco inclinándose y saludaron a cada uno.- ¡Los vimos desde lejos y quisimos acompañarlos! -empezó Krystal.

 

 

-Si es que no hay problema, claro. -añadió Luna como indirecta de que aún podían retirarse.

 

 

-¡Claro que no, únanse! -comentó Onew.

 

 

A Sulli se le alborotaron los ánimos cuando vio a Min Ho Oppa. Bien sabía ella que lo suyo había terminado hacía apenas una semana, sin embargo, no podía evitar ponerse tan feliz por verlo. Aún le gustaba mucho, y aunque se prometió firmemente no hacer nada para convencerlo de volver o atosigarlo con su persistente compañía, decidió que no le haría daño estar cerca de él. Solo un poquito. En cuanto detectara incomodidad o molestia, se alejaría. Con esto en mente, fue con él en su bikini rosa.

 

 

Min Ho suspiró al notar que tendrían compañía. Fantástico, pensó con sarcasmo. No era que detestara a las chicas, para nada, era solo que con batallas estaba buscando un momento a solas con Tae, y con ellas presentes, no sería posible. Suspiró. Sulli, al llegar con él, le saludó con un abrazo y un beso en la mejilla.

 

 

El resto de la tarde, Tae intentó distraerse con cualquier cosa, alejarse de ellos, no verlos, mas no podía. Su atención recaía en esa parejita. Platicaban mucho, se abrazaban mucho, estaban muy cerca (mucho), no se separaban (mucho), y muchas cosas más que terminaran en mucho. Tae sabía que no le haría nada bien amargarse la vida viendo a esos dos, no obtante, la tristeza le ganaba. Sulli era bonita y talentosa, pero lo que más le dolía era que ella sí tenía la atención de Min Ho. Aquella que había sido para Tae durante dos días y que ahora extrañaba.

 

 

Lo más curioso de todo era que, a pesar de tener al rapero con ella todo el día, solo hablaban de Tae Min. Y eso no era todo. Choi pasaba el rato admirando a Minnie a lo lejos colocarse más bloqueador, o empujando a Jong Hyun para tirarlo a la piscina, recostándose en las sillas playeras con Ki Bum, comiendo sandía o solo conversando con Onew y las chicas. ¿Por qué?, se preguntaba ella. ¿Sería acaso que...? No, de todas maneras no tenía pruebas contundentes.

 

 

Fue después de ducharse y cambiarse cuando las chicas se retiraron y ellos decidieron ir a casa. En el auto comentaban lo divertido que fue encontrarlas, aquello solo ponía a Tae a pensar en Sulli. No podía compararse con ella de ninguna forma, aquello nunca le había afectado tanto como en ese instante que empezaron las preguntas sobre ella.

 

 

-Entonces... ¿Sulli? -bromeó Jong con Min Ho en el asiento trasero, ganándose un codazo.- Aigoo, no puedes negarlo, no la dejaste sola en toda la tarde. -cierto.

 

 

"Gracias, Jong, por aclarar eso. Creí que era solo paranoia mía." Pensó Tae cruzando sus brazos.

 

 

-No era nada, solo tenía tiempo sin verla. -mintió, sintiéndose atrapado, después de todo, aunque le simpatizaba la chica, ella no se había despegado de él. Al menos, no muy seguido ni por mucho tiempo.

 

 

-Sí, claro. –respondió con sarcasmo el mayor, ganándose otro codazo.

 

 

-Yah, Kim Jong Hyun, deja de molestar. –regañó Ki Bum seriando a todos. Incluso Onew volteó a verle con un enorme signo de interrogación en su rostro. Ante eso, Key tan solo fingió demencia, cruzó sus brazos y miró el paisaje al otro lado de su ventana. Pero Tae Min no se quedó callado. Sin quitarse el cinturón, giró al asiento trasero para ver a Min Ho.

 

 

-No sé qué quieres que pensemos si no se separaron en todo el día. –el rapero estuvo a punto de refutar, no obstante, las palabras de Minnie le callaron.- De cualquier manera, se ven bien juntos.

 

 

En ese instante, el auto se estacionó. Habían llegado a casa y Tae no esperó para abrir su puerta y escaparse de cualquier pregunta o respuesta que el otro fuera a darle. Habían sido demasiado evidentes sus celos, y es que Tae no podía contenerlos. Aunque, bueno, no eran “celos” como tal. Le incomodaba verlos juntos, pero no les deseaba el mal. Era más bien como… Como querer estar en el lugar de Sulli, justo donde Tae había estado dos días antes. Por eso, a Minnie no le gustaba verlos juntos, menos aun cuando Min Ho le acababa de jurar, dos días antes, que no estaba saliendo con ella.

 

 

Tae, dispuesto a relajarse un poco, se metió a bañar. Quince minutos más tarde, bañado, vestido y con crema* en su cuerpo, se dirigió a su habitación por su celular, topándose en la entrada con quien menos quería: Min Ho. Un vacío en su estómago apareció, sus manos sudaron al tiempo que su respiración se dificultó; sin embargo, fingió no sentir nada.

 

 

-Necesito hablar contigo. -Tae, cruzado de brazos, apretó sus codos, nervioso, esperando a que Choi continuara. ¿Sería acaso por su nota?- No hay nada entre Sulli y yo, quiero que quede claro. -desilusión. Asintió decepcionado, mirando al suelo, luego a él.

 

 

-¿Algo más? -sus esperanzas renacieron como el ave fénix con el brillito de "recordé algo" de Choi Min Ho.

 

 

-Oh, sí. -admitió.- ¿Cómo está tu cadera? -Tae volvió a bajar su barbilla, asintiendo mientras fingía naturalidad.

 

 

-Bien, gracias.

 

 

-Qué bueno. –comentó en voz baja con alivio.- Apúrate a bajar, veremos una película. -avisó antes de pasar por su lado y bajar las escaleras.

 

 

Bien, ya no había nada que borrara su decepción. ¿Debería decírselo? Negó al instante. No quería enfrentarse a eso, sería demasiado vergonzoso que, siendo él quien se enojó primero fuera quien se disculpara. No, todavía tenía algo de orgullo. ¿Para qué? Quién sabe, pero no lo perdería. Entró a su habitación, extendió su toalla y buscó su teléfono antes de bajar con sus amigos, e inesperadamente, recordó que ese era su último día con ellos. Cierto, mañana se iría. No solo sería la última grabación, sino que empacaría sus cosas y volvería a casa de sus papás. Suspiró mientras apagaba la luz del cuarto. Esperaba no extrañarlos más de lo que ellos lo harían.

 

 

 

 

 

Continuará...

 

 

 

Notas finales:

1* Una vez, Tae Min quedó encerrado en un baño por mucho tiempo. Gritó, gritó y pataleó porque lo ayudaran. Lo curioso es que en todo ese tiempo, al único que llamaba era a Min Ho. Sip. Real. Claro que no se cayó ni se lastimó, ni lo cargaron, ni lo vistieron ni nada de eso. Me basé en esta  pequeña curiosidad para esta linda escena. Espero que les haya gustado.


2* Con “crema” me refiero a la corporal, no la láctea. Creo que tenía hambre porque era en todo lo que podía pensar mientras escribía. Qué sucia soy.


 


Ahora, el bello, el hermoso, el consentido, el dibisdibisdisióstico y penúltimo...


¡QUESTION TIME!


• ¡Escena favorita! (Puede mencionar más de una, por supuesto).


• ¿Qué opinan de la nota de Tae?


• ¿Alguien pensó que Min Ho vería a Tae desnudo? (O sea, frente a frente, cada partecita de su bello cuerpecito al natural) ¿A alguien le dio risa las reacciones de Min Ho?


• ¿Quién pensaban que era la pareja apasionada que se estaba besuqueando pornosamente? (Antes de que salieran los nombres, claro) ¿Pensaron que de verdad habría porno?


• ¿Conocen algún apodo que Joon le diga a Onew? (Porque yo no)


• ¿Se esperaban esa verdad sobre la sasaeng? ¿Ustedes,  si fueran Onew, cómo habrían reaccionado? ¿Debería perdonarlo?


• ¿A alguien le gustó la historia de Joon? (Es que me gustas) ¿Esperaban que fuera shawol?


• ¿Creen que Onew lo vaya a perdonar?


• ¿Les gustó el abrazo grupal para consolar a Onew? (Cosita hermosa).


• ¿Creen que Min Ho haya leído o vaya a leer la nota de Minnie? ¿Qué creen que diga?


• ¿Cómo se sienten al saber que ya casi todo termina? ¿Extrañarán a Andrógino?


¡Muchísimas gracias a todos por su apoyo, sus leídas, sus comentarios y su paciencia! Cuídense mucho, besos y abrazos psicológicos.


 


att'Hacchi♥!


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