Kise no dejaba de temblar en la sala de espera, estaba tan nervioso y su cuerpo se movía tan fuerte que parecía que estaba helando o peor aún que estaba a punto de convulsionarse, pese a que Aomine estaba igual o más nervioso no lo demostraba tanto y lo único que pudo hacer fue sentar en su regazo y abrazar fuertemente a su esposo, acariciar su espalda, susurrarle palabras tranquilizadoras y confortantes.
Mierda… cuando habían entrado a ver a Tetsuya estaba blanco, Aomine no estaba seguro de haberle sentido el pulso, pero tenía casi la certeza de que no lo había hecho, y además no le habían visto respirar… ¿y si Tetsuya estaba muerto? ¿Y si su corazón había sido rechazado tardíamente? ¿Y si la impresión que se había llevado le había provocado algún daño? ¿Por qué demonios había confiado tanto en el veredicto de Shintaro y no simplemente lo habían llevado al hospital desde el inicio?...
Negó en silencio evitando buscar culpables, el medico había dicho que estaba bien, simplemente no había despertado y ahora le estaban revisando… todo tenía que estar bien, tenía que estarlo.
Tras minutos, horas, siglos interminables Midorima salió del área de urgencias y les sonrió tranquilizadoramente, para la pareja fue como si les quitaran un yunque de sus hombros.
-está bien… su corazón está muy bien, Kuroko no ha despertado… ¿recuerdan cuando murió su abuela? Estuvo cataléptico un par de días, a veces pasa eso, cuando las emociones son muy difíciles de controlar el cuerpo humano “se apaga” para defenderse... En cuanto sus emociones se arreglen y hagan efecto los medicamentos se recuperara… estará en observación un par de días… sería bueno que le hablen al señor Taiga y le escuche…-
Aomine volvió a respirar con tranquilidad y Ryota se desplomo con alivio contra él, los dos habían estado tan tensos que incluso sus músculos dolían.
-me alegro tanto…- sollozo Ryota con los ojos húmedos. Daiki continúo confortándolo.
Como si fuera invocado el celular de Ryota sonó. Era Taiga preguntando si le permitían hablar con Tetsuya, como nadie le abría la puerta estaba sospechando que le estaban negando su visita. Ryota con la voz chillona le aclaro:
-Kagamicchi… estamos en el hospital central… Kurokocchi se desmayó… esta…-
Taiga no le dejo continuar… simplemente colgó.
20 minutos después un par de grandulones entraban presurosos a la sala de espera, Ryota nunca los había visto tan aterrados, de pronto le dio miedo que Taiga fuera a desmayarse.
-¿Qué le paso? ¿Está bien? ¿Puedo verlo?-
-está bien… ya está bien…- lágrimas de verdadero alivio congestionaron sus ojos y Taiga le miro expectante.
-primero… queremos hablar contigo…-
Antes de que dieran un paso más hacia la cafetería un puño golpeo fuertemente su mandíbula.
Para Taiga realmente aquello no fue sorpresa, lo tenía bien sentenciado, en cuanto hiciera algo, lo que fuera que hiriera a Tetsuya se las iba a tener que ver con Aomine.
Los dos se miraron en silencio, como si con los puros ojos pudieran comunicarse, ni Ryota, Shintaro o Atsushi se interpusieron.
-si lo vuelves a lastimar…-
-lo se… ya lo sé…- concluyo Taiga con una triste sonrisa.
Una vez la tensión pareció disminuir un poco todos caminaron a la cafetería. Se sentaron en una mesa grande, redonda y lo más aislada posible.
-ha pasado tiempo señor Kagami…-
El pelirrojo saludo al médico con un simple movimiento de cabeza, nunca podría olvidar a este hombre…
-yo… les quería decir que no sabía lo de Tetsu… el Doctor no me dejara mentir… mi esposo murió aquí mismo hace poco más de un año, donamos los órganos estipulados en su registro de donadores y yo nunca supe el destino de ninguno de ellos. Hace meses recibí una carta… - la tendió en la mesa para que todos la vieran. –es común que se envíen cartas de forma anónima a los familiares del donador, en el sobre, el destinatario como pueden ver es el número de registro de Tatsuya, el remitente el de Tetsu… pero al final de la carta… Tetsuya puso su nombre… ese tonto hizo algo que está más que prohibido hacer pero si leen la carta la verdad no importa.
Primero Ryota y después Aomine leyeron el papel, el rubio tenia gruesas lagrimas rodando por sus mejillas y el moreno estaba totalmente consternado, Taiga y Atsushi también hacían un esfuerzo para no llorar ahí.
-de ocho donadores Tetsu fue el único que agradeció y se disculpó y juro cuidar su regalo como lo más hermoso de la vida… de los ocho fue el único que hizo el intento de tratar de formar una amistad con la familia del donador, de mitigar su dolor, curar el vacío que mi esposo había dejado… ofreció su amistad… cuando recibí la carta estaba tan mal que no la leí, la enterré en un cajón, tampoco había tenido el valor de tirar las cosas de mi esposo, por ciertas circunstancias Tetsuya la vio y la leyó… -
Por más que estuviera enojado por las acciones de Atsushi no pensaba exponer su situación frente a estas personas, el altote tenía suficientes problemas como para todavía ponerlo como chivo expiatorio en toda esta situación, simplemente no explicaría cuales eran los detalles.
– Les juro que no sabía nada, fue un shock muy fuerte para mi hoy en la mañana, estuve pensando durante bastante tiempo que hacer… y ahora tengo la respuesta… pero primero … quiero hablar con Tetsu… -
¿Qué más podían hacer? No sabían por qué pero tenían la seguridad de que Taiga no les estaba mintiendo…
-está en la habitación 203…- susurro Shintaro y nadie detuvo a los amigos que se pusieron de pie y se dirigieron al lugar.
Cuando entraron a la habitación Atsushi se quedó totalmente paralizado en el dintel de la puerta, Tetsuya yacía ahí, pálido, hermoso y delicado en la cama, con una mascarilla aportando oxígeno y sus pulmones subiendo y bajando acompasadamente.
Taiga se sentó en la orilla de la cama y tomo la pequeña mano del enfermo para besarla muchas veces y acariciarse la barba incipiente.
-oh mi Tetsu… perdóname amor… no debí quedarme ahí callado como estúpido… despierta ¿sí?-
Las palabras cargadas de emoción provocaron un extraño sentimiento en el peli violeta. Esa misma forma de ser, esa misma dulzura y esos mismos gestos fueron los que habían enamorado a Murochin también.
Atsushi nunca había estado en el campo de visión de Murochin y menos aún en el de Tetsu para algo más que una mera amistad.
Taiga se inclinó hacia enfrente y con mucho cuidado se recostó en el pecho de su amor, sonrió al escuchar el fuerte latir del corazón y por primera vez noto la cicatriz.
Las dos personas que más amaban se habían ayudado para hacerle feliz sin ni siquiera conocerse.
-en cuanto despierte háblame… me quiero disculpar con el… yo… tengo que ver a alguien.-
Taiga se incorporó sin muchas ganas de hacerlo y miro a su amigo directamente a los ojos.
-el viernes en el parque… cuando viste a Akashi tus ojos brillaron emocionados y él estaba enfadado… si hiciste algo malo deberías disculparte, decirle lo que sientes y poner las cosas en su lugar… mereces ser feliz…-
El ojivioleta asintió sin mucho entusiasmo ¿realmente merecía ser feliz?
Cuando salió del hospital ya era muy entrada la noche y el cielo nublado era clara señal que una fuerte tormenta se avecinaba.
Opto por ir a casa del abogado caminando… tenía mucho que pensar y muchas lágrimas que derramar en el camino… que lloviera era bueno.