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Eres como una tormenta contra mi ventana por chibibeast

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aparezco de semanas después del último cap como prometí x3 pero hoy es domingo, me adelanté porque el jueves no podré actualizar y quería cumplirles con el cap.

¿Me extrañaron o sólo al fic o a ninguno? TcT

Este cap lo escribi en la Tablet que le dieorn a mi hermano hace poco, leyó lo que tenida del cap pero sólo era el primer párrafo y creyó que sólo era eso, luego le mostré el resto y no me creyó que fui yo quien lo escribió Dx

Pienso que... a algunas les gustará el cap y a otras no debido a lo que se cuenta xD pero esto estaba planeado, abajo explico más.

Disculpen algún error ortográfico.

¡A leer!

Luego del encuentro con Yutaka, Takanori y Akira se dirigieron en el auto del rubio hacia la tienda que ambos administraban, iban sumidos en un silencio nada incómodo, estaban acostumbrados a viajar sin hablar a pesar de que el castaño es muy parlanchín; Akira iba centrado en el camino y Takanori acariciaba a su pequeña cachorrita que estaba recostada sobre sus piernas.

 

Llegaron a la tienda donde los recibió uno de los empleados que les comunicó sobre los nuevos instrumentos que esperaban para ese día. El castaño puso a Koron en el piso para que anduviera a sus anchas, después de todo estaba bien entrenada y no usaría el piso del local u otro lugar como baño, tenía un área específicamente para eso.

 

– Luego tenderemos una charla, Akira. – dijo Takanori al rubio, este sabía a qué se refería así que simplemente asintió.

 

Estuvieron casi toda la mañana revisando cada uno de los instrumentos, se aseguraron de que ninguno estuviera en mal estado o que alguno de los empleados los maltrataran mientras los acomodaban en sus estantes. Koron dormitaba en una esquina de la oficina de su dueño. Iban y venían de un lado a otro cargando y descargando, de vez en cuando hacían bromas entre todos, casi parecía que se trataba de sólo empleados y no de sus jefes; no eran tiranos, les gustaba relacionarse.

 

 

 

 

 

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Llegó a su departamento, no sabía qué hacer, no estaba acostumbrado a estar quieto, antes casi no pisaba por mucho tiempo su hogar pero ahora era donde más pasaba. Se sentía algo perdido, fue a sentarse al sofá de tres plazas color crema ubicado en la sala de estar, miraba de un lado a otro sin encontrar con qué distraerse, suspiró aburrido y se dejó caer de lado sobre su costado derecho. Su vista quedó fija en el televisor apagado, de la nada a su mente vino el encuentro con Matsumoto, no sabía por qué no podía sacar de su mente la sonrisa, la risa cantarina y divertida del castaño, el color de sus ojos que en su momento no lo notó pero ahora lo que recordaba son de un color café oscuro podría decir como chocolate; se sonrojó de la vergüenza al contarle lo que su gato había causado y sonrió porque así pudo conocer esa linda sonrisa pero ese rubio tuvo que arruinar el ambiente que se había formado entre ambos y llevarse a Matsumoto, su entrecejo se frunció, no le agradó para nada la escena antes de que se fueran, sintió como si ese rubio malteñido le estuviera diciendo "Él es mío, no tienes oportunidad, tiene mi marca y nadie la borrará." No tenía planeado fijarse en Matsumoto pero el haberlo conocido y pasar un rato con él le pareció muy agradable, aunque el rubio le haya dejado muy en claro con ese beso que si quisiera algo con el pequeño castaño tendría que batallar.

 

Era extraño, nunca creyó en el "amor a primera vista", para él eso era simple atracción que luego de conocer a la persona podría convertirse en amor, analizándolo bien eso quiere decir que Matsumoto le atrae, sonrió, hace mucho que no pensaba en eso, en llenar el vacío en su vida amorosa, antes todo giraba en torno a su trabajo y nada más, ahora sí podría dedicarse a sí mismo; trataría de cambiar algunas cosas y organizarse mejor para no centrarse sólo en una.

 

Esperaba que lo llamaran pronto de alguna empresa, no quería estar más tiempo sin nada qué hacer, tenía demasiada energía pero nada en qué gastarla.

 

 "Espero algún día volver a encontrarnos, Tanabe."

 

"...volver a encontrarnos..."

 

Golpeó su frente con la palma de su mano y maldijo en voz baja.

 

– Soy un tonto, un verdadero tonto. – giró su cuerpo quedando su rostro frente al espaldar del sofá y subió sus pies en el reposabrazos – ¿Cómo se supone que lo vuelva ver si no intercambiamos números? Ah, tonto, tonto, tonto... – repetía una y otra vez dándose ligeros golpes en su cabeza – Ya nada puedo hacer. – suspiró – Sólo lo he visto una vez y ya me siento atraído hacia él, el rubio me parece muy borde y arrogante, me recuerda al que me quitó mi empleo, ambos tienen la misma mirada de "Soy mejor que tú y no hay nada que puedas hacer para superarme", es como si lo trajeran tatuado en la maldita frente. – decía molesto, no se sentía bien evocar la última mirada que ese sujeto le dedicó, le hacía sentir menos, vulnerable, y de alguna manera, un inútil.

 

Trabajo tanto por alcanzar el puesto que tenía y con tan poco ese sujeto le arrebató de las manos lo que era suyo, no bastándole también tuvo que humillarlo, se recriminaba a sí mismo por no haber tenido más valor y enfrentarlo, por no haber hecho más para defenderse, por no echarle en cara lo que sabía que ese sujeto y su, ahora ex, jefe hacían a puertas cerradas dentro de la oficina, si no lo hizo fue para no empeorar más la situación porque sabía que de haber abierto la boca no hubiese salido bien librado. Tenía una buena relación laboral con su ex-jefe, nunca le dio problemas, siempre cumplía con las fechas establecidas y casi podría decirse que estaban empezando un tipo de amistad, conversaban bastante sobre distintos temas de interés de ambos, no se veían fuera del edificio; pero a partir del día que decidieron verse fuera, el otro hombre lo atacaba más hasta el punto de convencer a su ex-jefe de cosas que eran mentiras.

 

Vaya, que su vida pasó de ser muy buena a horrible, sólo esperaba que no empeorara.

 

 

 

 

 

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Faltaba poco para el anochecer, ya todos nos trabajadores de la tienda de música se habían ido, sólo los dueños quedaban, uno de ellos se encargó de cerrar las puertas y asegurarlas. Subieron al auto y emprendieron marcha hacia el hogar de uno de ellos.

 

– Oi. ¿Hacia dónde crees que vas? Mi departamento queda del otro lado. – reclamaba el castaño.

 

– Lo sé. Vamos a mi departamento, ayer pasamos un buen rato, quiero que lo pasemos bien hoy también. – decía el rubio sin apartar la vista del camino.

 

– No lo hagas costumbre, Akira. – suspiró – Recuerda que ya no es lo mismo de antes, además tenemos una conversación pendiente sobre lo de esta mañana. –

 

– Sí, sí. También eso, antes no te molestaba hasta te encantaba que lo hiciera. –

 

– Dejemos el tema para cuando lleguemos, ¿sí? – no volvieron a cruzar palabras.

 

Akira tenía algo en mente y lo cumpliría, hablarían sobre lo que Takanori quisiera y luego harían lo que él quisiera, estaba seguro de eso aunque el castaño se opusiera al principio el rubio lo haría ceder.

 

Entraron al departamento del rubio, Koron de inmediato atravesó la sala hasta llegar a la cocina, tenía hambre y quería que su amo lo alimentara ya, los amigos fueron detrás del cachorro encendiendo las luces, Takanori dejó una carpeta llena de papeles que uno de sus empleados le dio, cocinaron entre ambos y luego de un rato los tres estaban disfrutando de su cena; comían en silencio, de vez en cuando castaño y rubio chocaban miradas, las miradas que le dirigía el rubio hacían ruborizar al otro que desviaba la vista con el ceño fruncido, le molestaba que el rubio hiciera eso y este lo sabía por eso lo hacía, terminaron de comer, dejaron los trastes en el lavaplatos y se dirigieron a la sala de estar, se sentaron ambos en el sofá de dos plazas... era hora de hablar.

 

– ¿Qué fue eso? – empezó Takanori.

 

– ¿Qué fue qué? –

 

– No te hagas el desentendido, Akira, sabes muy bien a lo que me refiero. – espetó.

 

– No fue nada. Simplemente lo quise hacer y ya. – se encogió de hombros restándole importancia.

 

Takanori gruñó.

 

– No me vengas con eso, sabes que no me gusta que lo hagas y aun así... – dio un gruñido suave y masajeó sus sienes.

 

– Oh, vamos. No es como si lo hiciera todo el tiempo, además ese tipo te quedaba viendo con cara de baboso pervertido comiéndote con la mirada. –

 

– Rubio tonto. Deja de ponerles tu cara a las personas. – Takanori rió por su propia burla.

 

– Muy gracioso. – río sarcásticamente – Sólo cuido lo que es mío. – dijo serio y posesivo viendo directo a los ojos del menor.

 

– Akira. – susurró, apartó la mirada – Hace mucho dejé de ser tuyo. –

 

– Lo sé. Pero los viejos hábitos son difíciles de olvidar. – tomó suavemente la mano del castaño – Aunque nuestro noviazgo haya terminado hace mucho no puedo evitar sentir celos de cualquiera que se te acerque, estoy acostumbrado a que me veas sólo a mí, de que estés a mi lado. Sé que decidimos terminar nuestra relación y quedar sólo como amigos hasta ahora había funcionado pero al ver cómo conversabas y reías con ese hombre algo en mí hizo "clic"; quiero recuperarte, Taka, quiero recuperar lo que teníamos. – a cada palabra se acercaba más al otro, posó una mano sobre la suave mejilla del castaño y la acarició, veía esos gorditos y rosados labios, pasó su pulgar por el inferior – Sólo... – acortó la distancia de unos cuantos centímetros que los separaban y unió sus labios, ejercía una suave presión, ninguno se movía, observó cómo de a poco los ojos de Takanori se cerraban, cerró los propios y dio inicio a un ósculo lento, apenas separando sus labios, sólo acariciándolos.

 

Akira trató de profundizar llevando la mano que tenía sobre la mejilla del otro hacia su nuca, eso sacó al castaño del trance en el que se encontraba, empujó al rubio por el pecho deshaciendo el beso, se levantó y se alejó un par de pasos.

 

– No... – llevó sus manos hacia su boca – No, Akira... – negaba con la cabeza y tenía los párpados fuertemente cerrados – Si nos separamos fue por algo, ambos sabemos la razón, ambos lo aceptamos y prometimos que no volvería a suceder... — en sus ojos se anegaban las lágrimas que no quería dejar salir al recordar.

 

— Pero Taka, yo... — se levantó, en un sólo paso quedó frente al castaño que seguía negando — Yo aún te amo. — ante esa declaración Takanori abrió los ojos sorprendido y las lágrimas retenidas empezaron a bajar por sus sonrosadas mejillas – Dame una oportunidad para demostrarte que es verdad lo que te estoy diciendo, esta vez no será igual a la anterior, ya no somos unos adolescentes jugando a quererse. – tomó al castaño por los hombros, su mirada fija en la contraria – Esta vez yo también pondré de mi parte. –

 

– Aki... –  todavía sus mejillas húmedas – ¿Por qué ahora? ¿Por qué no cuando recién iniciamos? – descubrió su boca y miraba al rubio con ojos tristes.

 

– Porque no pude apreciarte como se debía, porque tenía miedo de lo que podría pasar en el futuro, temía de lo que la sociedad pensara de nosotros. Ahora quiero recompensarte eso porque me di cuenta de lo valioso que eres para mí, todos estos años a tu lado como amigos me han servido para analizar lo que siento y reunir el valor para expresarlo. –

 

Takanori estaba estupefacto, conocía a Akira desde hace tanto tiempo, pero nunca pensó que podría decir tales palabras con tanta coherencia y sentimiento ni siquiera cuando fueron pareja en la secundaria y parte de la universidad el rubio le había dirigido palabras que le hicieran sentir tal emoción y calidez en el pecho; cuando Akira comenzó a hablar sobre su pasado juntos pensó en negarse a todo lo le pidiera, especialmente a una nueva oportunidad pero... sí, hay un pero, Akira no es de las personas que hablan sólo por hablar, si el promete cumple pero ya rompió una promesa una vez. ¿Qué le asegura que no volverá a pasar? ¿Qué le asegura que ese rubio malteñido no volverá a hacer de las suyas y destrozará sus sentimientos peor que cuando lo intentaron por primera vez? La pregunta más importante era: ¿Todavía amaba a Akira? Tenía sentimientos por el rubio que no sabría cómo definir, pero ¿eso que sentía era amor?

 

Nada podía asegurarlo, nada más aparte de la sonrisa sutil que el rubio le regalaba, nada más que esa mano extendida para que él la tomara, nada le aseguraba que el rubio no volvería a romper su frágil corazón, aun así... aun así ignoró la mano extendida y se lanzó contra el rubio estrechando entre sus cortos brazos el torso, ocultando su rostro entre en el pecho y se dejó abrazar por los fuertes brazos de Akira.

 

– ¿Taka, qué...? – no entendía qué pasaba, ¿Takanori lo aceptó?

 

– Cállate tonto. No estoy seguro de nada de lo que podría pasar pero estoy dispuesto a intentarlo. Abrázame y no me sueltes porque si me sueltas no te dejaré atraparme de nuevo. – con la voz quebrada, todavía ocultándose en el pecho del contrario.

 

Akira sonrió, una deslumbrante sonrisa se formó en sus labios.

 

 – Gracias, Taka. Todo será mejor, lo prometo. –

 

El castaño se separó un poco, lo suficiente para elevar su rostro y atrapar los labios del rubio en un beso tierno, ambos cerraron sus párpados y se dejaron llevar por el momento.

 

 

 

 

 

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Un mes después...

 

 

 

 

 

Al día siguiente de que anduvo dejando su Currículo en varias empresas, algunas le pidieron presentarse para valorarlo, se decidió por una y desde haces tres semanas se encontraba laborando, no en el mismo puesto que tenía antes pero eso era obvio, primero tenía que mostrar sus habilidades y ganarse la confianza de muchos para lograr ascender cada vez más. Se graduó de la universidad con el título de Ingeniero en Sistemas de Información, su especialidad son las Bases de datos y las Redes, en la anterior empresa en la que laboraba era el encargado de diseñar y llevar los registros de todo lo que tenía que ver con el sistema, él daba las órdenes y comprobaba que todo estuviera a cómo debía ser, llevaba las riendas; en esta nueva empresa hacía lo contrario, no indicaba el camino a seguir sino que seguía el camino que le indicaban, era algo difícil ya que estaba acostumbrado a hacerlo a su manera, pero trataba de adaptarse, iba bien así que sólo se preocupaba por desempeñarse en su área.

 

En una de sus horas libres salió a almorzar, estaba con unos compañeros de trabajo con los que comenzaba a llevarse bien, conversaban animosamente; de repente Yutaka volteó hacia un lado de la calle (estaban en mesas fuera del local) y entre la gente que pasaba vio una cabellera castaña que se le hizo conocida, se levantó de su asiento para ver mejor y asegurarse de que no lo confundía con alguien más, sonrió, sí era quién él creía, el castaño hombre se detuvo cerca de donde él se encontraba pero no lo había visto. Quería hablar con él, así que pidió un tiempo a sus compañero y dirigió sus pasos hacia el otro, ésta vez lo haría bien, conversaría unos minutos con él y luego le pediría intercambiar números para mantener contacto, el hombre le había caído bien, si quería llegar a más debía empezar por hacer amistad y después arriesgarse a más si se presentaba la posibilidad.

Notas finales:

Les debo el Backstage u.u

Como dije arriba: Esto estaba planeado. No creyeron que le dejaría las cosas tan fáciles a Kai ¿o sí?, además en el cap anterior se vio lo "tan cercanos" que son Reita y Ruki, aquí se ve el por qué Ruki no reclamó ni apartó a Reita de sí.

¿A qué creen que me refiero con ese "se dejaron llevar por el momento"?

Editado: Fans del RukixReita (Ruki seme) si alguna le esto, ¿les gustaría un lemon? 7u7 [Antes las engañé diciendo que era Reituki xD cuando en verdad alrevés, por eso lo edité] 

Fans de Kairu, sí habrá mucho Kairu, es obvio si es la pareja principal :v ¿Habrá lemon? Por supuesto. ¿Cómo mierda le haré para que sonrisas y "Elmo" queden juntos? Ya lo verán. (Para saber de Elmo buscar las fotos de la revista R&R 061)

Bueno, es todo.

No leemos.


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