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Eres como una tormenta contra mi ventana por chibibeast

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Notas del capitulo:

¡Hola! Han pasado 84 años (?) y hasta hoy vuelvo a actualizar.


Que soy mala para describir ropa :’c así que imagínenlos como les guste.


¡Un nuevo integrante del “elenco” aparece! :D -tira confeti-


He notado que… no he mencionado las edades de estos machos ._.


Ruki y Reita tienen 28 años (síganme la corriente, plz), Kai tiene 30 y Miyavi 31.


¿Aoi y Uruha? Andan pescando en un charco e.e (?)


Los **** más que un cambio de escena, se centra en el cambio de un personaje a otro.


Acerca del lemon, pues, serán 3: el Rukeita, el Kairu (obvio, es la principal :B) y uno más que se verá más adelante.


Disculpen algún error ortográfico.


¡A leer!

─ Perdí a Koron. ─ otro sollozo ─ Ya la busqué cerca de dónde estaba antes de perderla de vista pero… ¡No la encuentro! ─ ahora lloraba, eso alteró a Akira.

//─ Dime dónde estás. ─ entre hipidos le dijo el lugar en el que se encontraba ─ Bien. Voy para allá, no te muevas y si la encuentras antes de que yo llegue, me avisas. ─ sin decir más, colgaron.

─ Koron… ─ decía enjugándose las traicioneras lágrimas por la preocupación.

 

___________________________________________________________

 

El castaño estaba desesperado y alterado, su preciada ‘hija’ no solía andar por sí sola, a menos que él se lo permitiera.

Inmediatamente de terminar la llamada reanudó la búsqueda, preguntó a varias personas que rondaban cerca si habían visto al cachorro de pelaje oscuro recibiendo negativas que lo desalentaban; se sentía tremendamente culpable por no haber prestado la debida atención, por su descuido su pequeña andaba vagando por quién sabe dónde.

15 minutos aproximadamente fue lo que Akira tardó en arribar a donde Takanori se encontraba, le hizo una señal al castaño para que lo viera, ya que había gente interponiéndose entre ellos; al estar más cerca, Takanori corrió a los brazos del rubio y lo abrazó llorando como un niño, decía cosas inentendibles para el rubio que lo rodeó y acarició la espalda en un vano intento por tranquilizarlo.

En  momentos como ese era que se preguntaba cómo le hacía el castaño para arrinconarlo entre la cama y su cuerpo, para intimidarlo y dominarlo, para asfixiarlo del éxtasis al sentirlo dentro de él; había muchas facetas que no entendía de Takanori, pero pensaría en eso después, en este momento debía centrarse en calmar al castaño y encontrar a la chihuahua.

─ Tranquilo. ─ pasaba una mano entre las hebras castañas ─ La encontraremos. ─ no sabía qué más decirle, nunca fue bueno con las palabras, era más de acciones.

Deshizo el abrazo y con los pulgares enjugó las lágrimas de angustia, dio un beso en la frente, en la punta de la nariz y por último un beso en los abultados labios, sólo una ligera presión que hizo que Takanori se destensara un poco. No le importaba quién los viera, no le importaba estar en público ni las miradas reprobatorias o de desagrado.

─ ¿Cómo haremos para encontrarla? ─ su voz salió un poco distorsionada ─ He buscado donde se me ha ocurrido, pero simplemente no está. Aki, no está. ─ el rubio al ver esa carita tan triste puso a sus neuronas a trabajar para idear un plan funcional con el que pudiera hallar a Koron rápidamente.

Aparentemente, las neuronas del rubio no estaban dispuestas a cooperar, no se le ocurría nada y la inquietud del castaño estaba contagiándosele. Algo sencillo le vino a la mente: separarse para abarcar un poco más de terreno; percibió una punzada en su cabeza, un par de neuronas fallecieron, eso fue lo que pensó.

 

*********

 

Yutaka luego de respirar profundo y reunir el valor suficiente emprendió marcha hacia el hombre que es de su interés, ya estando a pocos metros iba a llamarlo por su nombre pero notó que estaba hablando por celular, así que desistió y sólo siguió caminando. Vio cómo Matsumoto guardaba su celular y empezaba a andar con paso veloz a una dirección desconocida para él, lo perdió de vista entre tanta multitud, pero no se daría por vencido volvería a localizarlo.

Anduvo rondando por unos minutos sin resultado alguno, suspiró resignado. Repasó con la vista una vez más a las personas pero no reconoció entre ellas al castaño, con la vista puesta en el suelo y un poco decepcionado por haber perdido esa oportunidad de un nuevo encuentro, decidió regresar con sus compañeros de trabajo; tenía el entrecejo fruncido, molesto consigo mismo por no haberle dado alcance a Matsumoto por quedarse embelesado ante la imagen tan masculina y a la vez delicada de su espalda, a pesar de que usaba un chaqueta pudo apreciar la estrecha cintura y qué decir de ese trasero, a su vista y gusto era perfecto.

Mordió con descaro su labio inferior, Matsumoto estaba cómo quería y desde la primera vez que lo vio pudo percibir esa aura de sensualidad que desprende; tan centrado iba reproduciendo imágenes en su mente del castaño que no sintió cuando ‘algo’ se prendió de su pantalón hasta que un hombre con el que había salido a comer se lo apuntó. 

─ Oye, Kai. ─ dijo un hombre pelinegro con traje de oficina al igual que él, con facciones finas y prestando atención se notaba lo masculino que en realidad era. ‘Kai’ un apodo o alias que ese mismo hombre se encargó de crearle para formar un lazo de amistad, Yutaka aceptó con gusto la solicitud de amistad de ese alocado hombre que a primera vista se veía serio.

─ ¿Qué pasa, Miyavi? ─ Ishihara Takamasa era el nombre real de su amigo y era un año mayor, Yutaka también le había dado un alias.

─ Tienes un perro. ─

─ ¿Un perro? ─ desconcertado ─ Yo no tengo mascotas, Miya. ─ niega con la cabeza sin comprender nada.

─ Eso ya lo sé tonto. ─ bufa ─ Me refiero a que hay un perro, bueno, una cosa que dice ser perro colgando de tu pantalón. ─ apunta hacia abajo, exactamente donde un cachorro de pelaje oscuro combinado con marrón agitaba su colita y jadeaba con lo que parecía ser alegría… o una necesidad, no sabría decir con cuál.

El pelinegro menor analizaba con la mirada al ‘perrito’ que lo miraba con unos ojos brillantes y que encajaba cada vez más las cortas pero filosas garritas en una de sus piernas; en el recorrido del cuerpo del animalito advirtió un collar, la forma y el color de este le resultaba conocido, forzó a su cerebro a darle alguna pista de dónde lo había visto y… con la muerte de un par de neuronas, como un flash lo recordó. Su memoria es pésima, es tan olvidadizo que si Takamasa no se acerca a él hubiese olvidado que llegó acompañado.

─ ¡Koron! ─ gritó sorprendido, se agachó y cargó al cachorro entre sus brazos.

─ ¿Lo conoces de alguna parte? ─ igual de sorprendido, pero al contrario que Yutaka, era porque cargó con tanta facilidad a la bola de pelos y a él le costó mantenerla en brazos.

─ Sí… más o menos… ─ rió de un modo que al otro pelinegro se le antojo lindo ─ Es la mascota de… un conocido y es hembra. ─ decía mientras acariciaba el lomo y Koron movía su colita de un lado a otro. ─ Tu dueño debe estar muy preocupado por ti. ─ le hablaba al cachorro como si este le entendiera, ella sólo dio un agudo ladrido. ─ ¿Dónde la encontraste? Tal vez Matsumoto ande por allí. ─

─  ¿Su dueño? ─ Yutaka asintió en respuesta ─ En realidad, ella me encontró. ─ rió divertido ─ Venía a buscarte porque los demás ya regresaron al edificio, pero esta cosita se me atravesó en el camino. ─ rascó la cabecita de Koron, esta trató de lamerle los dedos ─ De hecho, casi la piso, si no ha sido porque miraba hacia abajo mientras caminaba estaría chillando junto con ella. ─ ambos ríen al imaginarlo ─ La había cargado en brazos pero de la nada comenzó a removerse hasta caer al suelo, por suerte no se lastimó, y  cuando vi que iba corriendo me di cuenta que se dirigía hacia ti. ─ terminó de decir con una sonrisa.

─ Eres bastante traviesa, pequeña. ─ le hacía cariñitos en el cuello ─ Bueno, vamos a donde la encontraste. ─

─ ¿Cómo es él? ─ preguntó interesado el pelinegro mayor.

─ ¿Matsumoto? Su cabello es castaño claro, algo ondulado, su rostro es un rara combinación entre lo infantil y lo masculino, no sé si me explico y su estatura es… un poco menos del promedio. ─

─ Eso quiere decir que… es un enano. ─ dijo con gracia.

Avanzaron unos cuantos metros, cuando de repente un rayón marrón se atravesó entre ellos, del susto ambos pelinegros retrocedieron un par de pasos. Yutaka mantenía los brazos cruzados como si cargara algo pero no sentía nada, volteó a ver y era eso, no sostenía nada en los brazos. Elevó la mirada al frente y abrió los ojos con asombro; justo frente a ellos se encontraba Matsumoto Takanori con Koron en brazos, hablándole como si de un bebé se tratara y haciéndole cariñitos en la barriga mientras el cachorro ladraba e intentaba lamer las manos de su dueño en muestra de felicidad.

 

**********

Desanimado y sin ganas de nada, Takanori se dirigía de regreso al punto donde perdió a su ‘hija’. Akira caminaba al lado del castaño con una cara de pocos amigos, con el ceño sumamente fruncido y con una mirada de hastío total. ¿La razón? El terco de Takanori, en afán de encontrar a su pequeña, le pidió hacer cosas que esperaba jamás se volvieran a repetir, por ejemplo:

1- Hablar con un grupo de pre-adolescentes con las hormonas alborotadas que casi lo desnudaban con la vista y una de ellas sin vergüenza alguna le preguntó si tenía novia y otras dos le tocaban los brazos para, según, sentir sus músculos ¡Ni que fuera tan degenerado para salir con una niña!   

2- Acercarse a un puesto, que no se fijó qué vendían, y revisar bajo una cortina por si su ‘bebé se hallaba ahí, nada que pudiera salir mal; el problema: la ‘cortina’ resultó no ser eso, sino que era la falda extremadamente larga de la dueña del puesto y que esta al verlo hurgando bajo su falda se enojó tanto que no le dio tiempo ni de abrir la boca cuando ya lo estaba atacando a bastonazos, para ser una anciana la mujer golpeaba fuerte, por suerte no le dio en la cabeza pero ahora le dolían los brazos y piernas.

Y lo que lo tenía de un horrible humor.

3- Antes de darse cuenta que no era una cortina bajo de lo que buscaba y que la anciana notara que él estaba ahí, alguien se atrevió a darle una nalgada… No una ligera, no una suave nalgada ni siquiera caricia… ¡Algún maldito malparido le dio tremenda nalgada que resonó en sus propios oídos! ¿Cómo está seguro que fue otro hombre? Fácil. Takanori estaba muy histérico por lo de Koron como para andar haciendo eso, supo que fue un hombre porque el tamaño de esa mano no puede pertenecerle a una mujer y sumándole que el muy descarado, desvergonzado y cínico prácticamente gritó: “¡Qué buen culo el que cargas rubio!”.

Eso último era lo que lo traía con un humor de perros y maldiciendo a todo el árbol genealógico del muy…chango que se atrevió a tocarlo, suficiente tenía con Takanori. Volteó a su izquierda, donde se supone estaba su pareja, pero ya no había nadie; desconcertado por encontrarse solo, buscó al castaño con la mirada y lo localizó unos metros más adelante; Takanori actuaba como un niño de 5 años que ha averiguado el paradero de su juguete favorito y lo alza mostrándolo como una gran proeza.   

 Aceleró el paso para ubicarse junto a él y celebrar el reencuentro con el can, pero al estar lo suficientemente cerca advirtió otras dos figuras masculinas que observaban atónitos a su pareja, ¿Quién no lo vería de ese modo si comportaba tan infantil?; detalló a ambos varones y reconoció a uno de ellos, era el pelinegro que hace un mes, aproximadamente, le devolvió su pertenencia al castaño. Si antes se sentía muy enojado, ahora lo era peor; ese hombre le daba mala espina, percibía sus intenciones para con Takanori, no sabía si eran buenas o malas pero lo consideraba como una amenaza.

Adoptó una pose soberbia e intimidante, carraspeó llamando la atención de los individuos presentes, excepto Takanori, él seguía mimando y llorándole a Koron. Fastidiado de que su novio no le hiciera el mínimo caso carraspeó más fuerte y lo llamó por su nombre.

─ Takanori, compórtate. Deja de ofrecerle un show gratis a la gente. ─ dijo de manera un tanto brusca y seca, pero logró el resultado deseado.

─ Lo siento. Es que no puedo contener la emoción y felicidad que me inundan al tener de nuevo a Koron entre mis brazos. ─ se giró hacia el rubio con ojitos brillantes y una gran sonrisa plasmada en la cara. Sintió al can removerse para bajar, no quería soltarlo pero empezó a ladrar hacia cierta dirección y en ese momento reparó en la presencia de los otros dos entes, gratamente sorprendido y aun en euforia se acercó a Yutaka, lo saludo enérgicamente ─ ¡Ah! ¡Tanabe, que bueno volver a verlo! ─ le dedicó una gran sonrisa que Yutaka respondió de igual manera y dejó escapar su característico “jejeje”.

 

**********

 

─ Matsumoto, también me alegra volver a verlo. ─ respondió con una sonrisa sacando a relucir su tan famoso hoyuelo en la mejilla izquierda.

─ Su sonrisa sigue siendo igual de deslumbrante. ─ halagó, haciendo que los pómulos del receptor se tiñeran de rojo casi imperceptiblemente.

─ ¿Eh? Muchas gracias. ─ dijo un poco nervioso.

─ ¿Usted encontró a Koron? ─ preguntó ansioso, su expresión era tal que los pelinegros no pudieron evitar comparar a dueño y mascota, rieron discreta y disimuladamente, acción que no pasó desapercibida por el rubio malhumorado.

─ En realidad, no fui yo. ─

─ Si no fuiste tú, entonces ¿quién? ─ Akira quiso insultarlo, pero sólo sonó muy maleducado, esas dos pobres neuronas que murieron anteriormente pudieron serle de ayuda.

─ En realidad, fue él quien la encontró. ─ apuntó a Takamasa.

─ Ishihara Takamasa, un gusto. ─ realizó un guiño disimulado al rubio y soltó una risita. ─ Fui yo quien encontró a esta adorable cachorro. ¿Me darán una recompensa? ─ dijo en broma.

─ La verdad, yo no pensé en algo como una recompensa. ─ respondió Takanori. El pelinegro mayor no lo tomó en cuenta, ya que tenía su mirada fija en Akira. ─ En este momento no traigo nada conmigo que pueda ofrecerles, pero pueden pasar cualquier día por aquí y hacer algún pedido. ─ extendió una tarjeta de presentación color negro, donde remarcado se observaba el nombre de la tienda ‘Maximum Harmony’ en letras grandes y doradas acompañadas con dibujos de instrumentos musicales, la dirección, los nombres de ambos dueños y números telefónicos en letras medianas.

─ ¿Eh? No, espera. Miya, digo, Takamasa no lo decía en serio; no es necesario que nos des una recompensa. ─ negaba con las manos.

─ Oh, vamos. Acéptenla, es como muestra de agradecimiento. ─ agarró una mano de Yutaka y puso la tarjeta, haciendo que este se la quedara ─ Además, de esta manera podremos reunirnos de nuevo; Tanabe, me agradó conversar con usted aquella vez y, sinceramente, me gustaría establecer una conversación más prolongada con una variedad de temas un poco más extensa. ─ sonrió de tal manera que el pelinegro no pudo negarse.

─ De acuerdo. A mí también me agradó conversar con usted y me gustaría repetirlo. Llamaré para concertar un día disponible para ambos. ─ con eso último no se refería, precisamente, a Takamasa y él.

─ Oh. Hace un par de meses compré una guitarra ahí. ¡Su tienda es genial! ─ halagó Takamasa al despegar su atención de Akira, para centrarla en los otros dos.

─ Claro que es genial, es nuestra tienda. ─ hinchó el pecho con orgullo, lo que le causó gracia al pelinegro mayor ─ Taka, tenemos que irnos, recuerda que tenemos que hacer… esa cosa. ─ para ninguno de los pelinegros pasó desapercibido el enfado del rubio, se hicieron los desentendidos.

─ ¿Esa cosa? Aki, nosotros no… ─ realizó una pausa corta ─ ¡Es cierto! ─ pareció recordar algo ─ ¡Hay que ir por el Koto! ─ acomodó mejor al can entre sus extremidades y se despidió de los pelinegros ─ Muchas gracias por haberme ayudado, estaré esperando su llamada. ─ inclinó su torso en una corta reverencia, al notar que Akira no hacía más que mirar a la distancia, le dio un golpecito en las costillas para que se despidiera y así lo hizo; los pelinegros se despidieron por igual.

Aunque la pareja ya caminaba a bastante distancia de ellos, Yutaka pudo diferenciar lo más que su mala visión le permitía; el rubio, del que aún no sabía el nombre, con una mano sujetaba de la cintura a Matsumoto y con la otra mano le despeinaba la melena castaña, no podía escuchar lo que hablaban pero bastaba con sólo ver sus expresiones faciales para darse cuenta que se sentían felices. Un vacío se instaló en su estómago al observar el beso que compartieron, lleno de sentimientos.

─ Creo que se te adelantaron. ─ dijo Takamasa con tono burlón.

─ Cállate. De cualquier manera, desde el principio tuve presente que no tendría oportunidad con él. ─ suspiró frustrado ─ No creas que no me fijé en que le echaste un ojo al tal “Aki”. ─ le devolvió con el mismo tono de burla.

Hablan mientras caminaban.

─ El ojo no fue lo único que le eché. ─ lanzó una carcajada.

─ ¿Qué? ─ preguntó no entendiendo a lo que se refería.

─ Le di una nalgada. ─ ejecutó un amago de dar una palmada a algo.

─ ¿En qué momento? ─ asombrado, conocía el lado pervertido de Miyavi pero no se imaginó que podría hacerle eso a un desconocido y más actuar como si nada teniéndolo en frente.

─ Cuando fui a buscarte. ─ quitó de las manos de Kai la tarjeta de presentación y leyó el nombre del sujeto que le interesó ─ Suzuki Akira. ─ susurró ─ Vi cuando se agachó a hurgar bajo una cortina en un puesto de artesanía y no pude resistirme al verlo con el trasero empinado, la tentación me ganó. ─ dramatizaba la situación ─ Lo reconocí por su ropa. ─

─ Nadie se salva de tu “la tentación me ganó”. ─ ambos rieron, sabiendo que eso era más que la verdad.

Distraídos como sólo ellos, caminaban sin fijarse realmente por dónde iban o pisaban, lo que trajo consecuencias. Pasando por la acera de una cafetería, Yutaka chocó contra una persona, desparramando el líquido que el otro llevaba en un envase con el logo del café; los dos tuvieron parte de la culpa, ya que ninguno prestaba la debida vigilancia a sus pasos.

Yutaka deseó regresar el tiempo y evitar elegir esa calle como ruta de regreso a su trabajo, se topó con la persona que menos hubiera deseado encontrarse por el resto de su vida.

Notas finales:

Pues, no. No fue Kai quien encontró a Koron :v Tampoco habrá MiyaKai e.e


¿Alguien puede creer que escribí que a MYV le gusta el plano no trasero de Reita? O.o Creo que este MYV necesita lentes de “fondo de botella” :v


*Koto = es un instrumento de cuerda de origen chino. Hay varios tipos; El más tradicional de 13 cuerdas. Para tocar el koto se utilizan tres uñas (tsume) hechas de bambú o marfil colocadas sobre los dedos pulgar, índice y medio de la mano derecha. 


Sé que a muchas no les gusta relacionar a MYV con TG por lo de su familia pero… a mí me vale un cacahuate, es ficción y relacionaré a quién yo quiera hasta con el mástil de una guitarra o con un extraterrestre que posee tentáculos >:v (?) Mi bio lo comprueba (ouo)b


Reita: Me siento excluido.


MYV: Waaah fui excluido en el primer cap en el que salí TcT


Isa (yo, ps): ¿Qué? Pero sí hablan, no están excluidos onó


Reita: Es la segunda vez que salgo y Ruki no me presenta a Kai.


Isa: Ni que en verdad quisieras conocerlo ¬¬


MYV: Pero yo…


Isa: ¡Cállense! Ònó Continuemos con el Backstage anterior.


*CONTINUACION DEL BACKSTAGE*


Reita: Creí haber escuchado que traías un látigo y me puse caliente. -susurró de manera sensual al oído del Líder-


Kai: Hum, ¿qué pasa si te digo que tengo el látigo en mis manos? -ojos afilados y voz un poco grave-


Reita: Pasaría que… -rodea el cuerpo del Líder cono sus brazos hasta posar sus manos sobre las contrarias- te lo quito y no te lo devolveremos. -sonríe maliciosamente y le arrebata el látigo- ¡Toma, Ruki! ¡Corre y no veas atrás! -le lanza el objeto a Ruki, que se encuentra a una buena distancia-


Ruki: ¡Caíste obseso de la mayonesa! -ríe como desquiciado y corre lo más que sus cortas piernas le permiten-


Kai: O.o -confundido- Creí que de verdad me dejarías azotarte TcT


Reita: Hoy no mi querido Kai. Otro día será. -muerde el labio inferior del contrario y le da una nalgada- Nos vemos. -corre, a tres metros se tropieza y cae- Malditas piernas torpes TcT -se levanta y vuelve a correr-


Kai: o///o Par de idiotas. Obvio que tengo más como ese ¬u¬


*FIN BACKSTAGE*


¿Me dejan review? Owo ¿No? Bueno u.u -se va a un rincón-


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