Pasaron los años, terminó el siglo XVIII, vino el XIX, luego el XX y finalmente el nuevo milenio y con él un nuevo siglo. Dégel después del mensaje de Nyx, había prometido a su corazón y a la memoria de Kardia, que no amaría a nadie más que a él, que lo esperaría si era posible.
Desde que pasó aquello, vivía en la casa de la noche, y de vez en cuando pasaba por la antigua casa de sus padres y en la cual había tenido sus últimos recuerdos, aparte de que la presencia maligna de Seraphine lo asechaba de vez en cuando.
Su cabello ya mostraba algunas hebras plateadas, su rostro seguía siendo lozano y juvenil a pesar de las indiscretas canas que según le decían sus estudiantes eran símbolo de
" sabiduría". Internamente deseaba que su cabello no se volviera blanco o plateado antes de cumplir tres siglos.
_me gustaría vivir tantos siglos como usted, mentor_comentó un muchacho de cabellos rubios del cual era mentor.
_sólo si pasas el cambio, Alejandro_respondió al joven quien le mostró los diente simulando una sonrisa.
_ya me falta un año, además permaneceré a su lado como chicle, no le molesta ¿ verdad?
_no claro que no.
_¿seguro?
_si.
_bien, entonces me voy a las clases de Sociología Vampírica.
_anda, si no llegarás tarde como ayer_apremió el bicentenario.
_lo veo mañana, Dégel_se despidió a la vez que salía a toda velocidad del aula en dirección al salón donde una de las Sacerdotisas departía sus clases.
* * * * * * * * * * * * * *
_oye, Afro.
Se volteó a ver a quién lo llamaba, alzó una de sus perfectas cejas al ver de quién se trataba, su nombre Milo de cabellera azulina y ojos azules de origen griego.Se recostó en el árbol de manzanas que se hallaba cercano a la pared que servía de muralla protectora para la casa de la noche.
_no sabía que uno de tus dones era espiar a los demás, Milo.
_lamento comunicarte que no, querido Afrodita_comentó con una sonrisa burlona saliendo de su escondite_el fuego es mi afinidad.
_uno de los cinco elementos ¿ no?
_tú lo has dicho_dijo mientras de su mano hacía surgir una pequeña flama cuyo color rojo naranjado iluminaba la media luna azul zafiro en su frente.
_¿ para qué me llamabas?
Miró para todos los lados para cerciorarse que no había otros novatos a la vista, cuando vio que no había " moros en la costa" se acercó a Afrodita.
_el profesor de literatura tiene una extraña fijación en mi, tanto que el otro día me confundió con un tal Kardia.
_le gustas.
_¡ esa es tu opinión!_farfullo sorprendido por el desinterés del otro_en serio, Afrodita ¡ dime algo!
_¿ que quieres que te diga, Milito?
Milo se tomó la cabeza fustrado, nadie le prestaba atención cuando hablaba de ese tema, él estaba seguro de que Dégel tenía una fijación en su persona. Lo que no sabía el muchacho de ojos turquesas, es que se parecía muchísimo a Kardia sólo que Kardia tenía rasgos más acentuados y un poco más alto.
_Afrodita, tengo miedo.
Afrodita bufó molesto, Milo parecía un niño de 13 años cuando en realidad tenía 17 y le faltaban tres años para completar el cambio, aparte de que era el amor platónico de muchas chicas y chicos que convivían ahí. A veces creía que el fuego no lo merecía, que la diosa se equivocó en otorgar ese regalo.
_mira, tonto_tomó su brazo_yo tengo 19 y no ando como niñita aterrada sólo por que un profe te ha puesto el ojo.
_yo no coqueteo con un loco rokero humano que bebe y y fuma tabaco, ni con Minos, el canoso profesor de Música.
_¡ CÁLLATE! Con Death no te metas.
_entonces dime algo coherente, no estupideces como " le gustas_dijo imitando el tono de voz de Afrodita.
_eres un caso suburbano_dijo burlonamente.
_no me digas así que sabes que joderé tu relación con el viejo de música.
_ no te atreverías.
_pruébame_ lo desafió.
_agradece que ya terminó la otra hora.
El timbre de la próxima clase ya había sonado minutos atrás, sin embargo no podían continuar en esa platica, Afrodita tenía clase de teatro con una nueva profesora de nombre Pandora y Milo de Sociología vampírica con Gorgo(*), Sacerdotisa de la casa de la noche, ya que Tepsícore había muerto hacía un siglo. Ambos se dirigieron a sus clases sin chistar, sin mirarse.
En el salón de clases de Sociología vampírica.
Entró sigilosamente aprovechando que la mujer estaba con la vista puesta sobre el grueso libro, se sentó en su banco justo a lado de Alejandro, quién le ofreció su peculiar sonrisa. Pensó que no se había dado cuenta de su llegada atrasada.
_Sr. Milo_la voz de Gorgo sacudió sus pensamientos al oír el poder que esta tenía_la clase inició a las 22:00 PM y usted llega diez minutos después ¿ qué puede decirme en su defensa?
El resto de jóvenes aguardaba con expectación su respuesta, el chico de ojos turquesas buscaba en su cerebro una respuesta coherente digna de un novato de 17 años con afinidad por el fuego y que aspiraba pasar el cambio.
_verá Sacerdotisa, yo estaba con Afrodita hablando de algunas cosas que creemos son necesarias para el próximo ritual que usted realizará.
_" eres mentiroso", sabes que a los vampiros no se les puede mentir, son intuitivos_reprochó Sasha, su amiga luego de leerle la mente, quién se sentaba detrás suyo.
_lo sé,después te cuento, Atenita_dijo en son de burla.
_está bien_dijo Gorgo sorprendiendo a Milo_por esta vez dejaré pasar esta falta, en la próxima le mandaré una tarea.
Respirando aliviado tomó su libro y procedió a seguir la lectura, esa noche trataban la clase concerniente a las más conocidas y legendarias Sacerdotisas que el mundo vampiro conoció. No estaba prestando atención a lo que leían, su mente se hallaba hilarando el extraño comportamiento del profesor de literatura quién lo llamó por otro nombre, le incomodaba la forma de mirarlo e incluso de tratarlo.
" Quizás me llama así por que le recuerdo a alguien, pero.... es mucha adoración de su parte"
Sacudió la cabeza, mejor se dedicaba a anotar en su cuaderno lo que creía necesario, pero una tos seca se oyó cerca suyo, no le prestó atención siguió en lo suyo. Sin embargo los segundos pasaban y la tos se hacía más desesperante hasta que a su nariz llegó un aroma " exquisito"....
Alejandro, expulsaba sangre por la boca a borbotones, congelado en su asiento Milo sólo observaba como el líquido carmesí también salía de los oídos y en forma de lágrimas de los ojos; por su parte Gorgo abrió sus escritorio y sacó varias toallas y se acercó al moribundo muchacho, estaba rechazando el cambio y nada se podía hacer, Sasha lloraba al ver a uno de sus compañeros mientras otro salía a buscar a Dégel.
A los pocos minutos, el ojivioleta ingresaba al salón seguido por dos hombres que sostenían una camilla donde pondrían al muchacho, Dégel se paró a lado de la camilla sosteniendo la mano de su estudiante que ya estaba pálido y exánime.
_no es justo..... y-yo quería......
_lo sé, pero ya ves que no se pudo Alejandro.
_prométame que_una nueva ola de sangre salió de su boca, Dégel sostuvo la ya ensagrentada toalla_m-me....
_descansa, ya no hables.
_usted fue un padre para mí, prométame que cuidará de mi gato Osiris.
_lo prometo.
Una sonrisa se dibujó en los rojos labios del muchacho rubio, cerró los ojos y Alejandro murió......
El mentor abandonó el salón de clases, no sin antes dedicar una mirada a Milo que abrazaba a Sasha, internamente pensaba que el joven era la reencarnación de Kardia y que quizá debía tomarlo bajo su tutela, podría ser o no ser. Debía cerciorarse si tenía recuerdos de él o un gusto que vino arrastrando de su anterior vida.
_¡ carajo!_murmuró Milo_este viejo me intimida.
_¿ quién Milo?_preguntó Sasha aún sollozando en su hombro.
_nada, tonterías mías.
Luego de la conmoción, Gorgo puso orden en la clase, podría sonar cruel y con cierto queminportismo de parte de los vampiros, pero ningún novato tenía asegurado el billete al otro lado, es decir al cambio en vampiro adulto por que en cualquier momento un chico o una chica estaban bien, más cinco minutos después estaban rechazando el cambio. Triste pero así es la vida de los vampiros. Milo ya estaba acostumbrado a eso, sólo que le tomó por sorpresa que Alejandro, quién se suponía tenía grandes probabilidades de pasar el cambio, formara parte de las estadísticas de chicos que no lo pasaban, aparte de que su mentor era uno de los vampiros más poderosos de la casa de la noche, después de las Sacerdotisas.
Como siempre, sonó el timbre y la clase terminó, guardó su libro en su casillero y partió hacia la clase que menos deseaba tener...... literatura.
En el camino se topó con Afrodita y con Aioria otro muchacho de cabellera castaña corta y ojos verdes que babeaba por un muchacho transferido de la casa de la noche de Lyon, había sido marcado en un viaje que sus padres hicieron procedentes desde la India y antes de regresar a su país, el rastreador lo marcó, su nombre Shaka.
_ey Milo_Aioria chocó su hombro_¿hiciste la tarea que nos mandó el profe Dégel?
Afrodita lo miró fijamente, Milo sintió una incomodidad a la mención de ese nombre.
_no, estaba practicando con el fuego.
_el ritual es en dos semanas, compadre_replicó el castaño.
_quiero que salga bien mi representación, es todo.
_bien, te creo.
Caminaron en silencio, la respiración del peliazul se aceleró al acercarse al aula de literatura. Afrodita comenzó a pensar que quizá era cierto lo que Milo le decía pues notaba angustia en él.
_Milo ¿ qué te pasa?_interrogó preocupado Aioria.
_es que no hice la tarea, además no puedo entrar ahí_señaló al aula_Dégel es muy estricto con lo académico y no quisiera exponerme a una reprimenda pública.
Esa era su excusa que aunque sonara tonta, serviría para evitar a Dégel.
_oye, las clases son buenas.
_déjalo_intervino Afrodita_con que falte un día no le hará mal.
_en ese caso.... chaíto_emprendió la carrera perdiéndose entre la marejada de chicos y chicas apurados.
_está raro.
_siempre ha sido así_comentó el peliceleste entrando al salón.
Al salir del edificio, se detuvo para tomar aire, cuando lo recuperó se dirigió a la estatua de mármol de Nyx cercana al imponente templo de piedra de la diosa donde podían a entrar a realizar sus oraciones. Necesitaba conversar con la diosa, necesitaba saber si tenía un lazo pasado con Dégel.
" Deme una respuesta, diosa, sino no podré seguir mi vida en paz"