Corrió hacia el puesto de flores- Necesito dos docenas de estas por favor- le dijo a la vendedora- Donde vivirá, jamás lo había visto por aquí- se decía así mismo
-Tal vez podrías preguntar en el puesto de allá- dijo la vendedora de flores- el personal de su casa estaba comprando ahí
-¿El personal de su casa?- preguntó- ¡Entonces si vive aquí!- dijo eufórico. Pagó las flores y se dirigió al puesto de frutas- Disculpa, Disculpa- exclamó- Había dos chicas aquí comprando, con uniforme- La vendedora asintió- El joven que venía con ellas olvidó esto- mostrando el ramo de flores- ¿Sabrás donde vive?
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Entró a la casa e inmediatamente se dirigió a su cuarto- Qué calor hace- dijo quitándose la camisa- Y ahora- pensó mientras volteaba a ver la maleta- Ay no- dijo en forma de berrinche- No me importa- exclamó saliendo por la puerta con el torso desnudo
-Tal vez primero debamos de preguntarle a Alee que es lo que le gusta comer- Escuchó la conversación por detrás de la puerta de la cocina- Bien chicas, no deben de preocuparse por eso- hizo una pausa- la comida corre por mi cuenta- se dirigió al refrigerador en busca de algo que tomar- Ustedes solo lavan, hacen el desayuno y la cena- tomo una soda y volteo a ver a su personal- ¿Qué les pasa?- dijo al verlas casi boquiabiertas
-Tal vez no estén acostumbradas a ver a un hombre con el torso desnudo señor- dijo Alee quien ayudaba a meter las últimas bolsas
-¿Que no tienen novio?- las chicas negaron con la cabeza- ¿Esposo?- volvieron a negar- ¿Hermanos?- Hizo una pausa- Ok, muy bien no se preocupen me alegra ser el primer torso desnudo en su memoria- Sacando los tomates de la bolsa- Bien veamos que haremos. Alee estás seguro que aún tienes tiempo no quiero que llegues tarde por él, ya sabes que no le gusta esperar
-Señor, hoy es domingo. El vuelo llega mañana
-Ah! Cierto- cortaba los tomates en pequeños cubos- Alee, te molestaría subir y arreglar mi ropa
-Señor, soy su chofer no su ama de llaves. Tal vez- viendo a las chicas- Una de ellas pueda ayudarle
-Tienes razón- se dio media vuelta para poder ver a las chicas- ¿Podrían ayudarme a acomodar la ropa de la maleta?- Preguntó- Es muy sencillo, todo lo ordeno por color y por temporada- Hizo una pausa- Alee les mostrará cómo- sonriéndole al delicado chofer
A los pocos minutos toda la casa olía a la combinación de especias y verduras que se cocinaban. El timbre no dejaba de sonar- No se preocupen por favor- gritó a la altura de las escaleras- yo abro- Abrió la puerta de golpe mientras la cuchara que traía en la mano cayó al suelo- ¡Ay!- Exclamó espantado por el golpe del objeto al tocar el suelo
-Es de mala educación dejar a las personas con la palabra en la boca ¿sabes?- dijo la voz que se escondía detrás del inmenso ramo de rosas rojas
-Vaya-sonrió- Un ramo de rosas parlante- hizo una pausa- No recuerdo haberlas comprado
-Tal vez solo tenías la idea de comprarlas y no lo hiciste- hizo una pausa- Tal vez alguien se dio cuenta de eso y las compró para ti- Hizo una pausa más prolongada- Tal vez lo hice solo para saber tu nombre- dijo bajando el ramo de rosas y destapando su rostro- ¿Me recuerdas?- dijo sonrojándose
-Realmente no te recuerdo- dijo cortante- Pero ahora que lo mencionas, esta casa necesita un poco de color- Tomando el ramo- Ahora si me disculpas, no quiero ser grosero pero no tengo interés en hablar contigo- dijo en un tono serio pero con una sonrisa en su rostro- Hazme el favor de retirarte de mi casa- cerró la puerta y se dirigió a la cocina- Llenaba un recipiente con agua cuando Alee entró en la cocina- Alee me acaba de pasar algo curioso
-¿Algo curioso?- respondió el chofer mientras le proporcionaba una playera a su jefe
-Vino alguien a dejarme estas flores
-A dejarle esas flores- hizo una pausa- Seguro no es el chico con el que hablaba en el mercado ¿verdad?- asomándose por la ventana
-Él hablaba conmigo no yo con él- dijo mientras arreglaba las rosas
-Bueno señor- cerró la pequeña cortina- Creo que él quiere seguir hablando con usted
-A qué te refieres Alee. No juegues así, sabes que es imposible que yo
-¿Qué usted? ¿Señor?- Pasándole la última rosa- Sé que no soy nadie para decirle esto y que muy posiblemente no me haga caso- hizo una pausa- pero usted tiene derecho a tener amigos. ¿Se ha preguntado en qué mundo vive? Vive en un mundo donde su chofer es el único amigo y confidente que tiene- sonrió- Tal vez sea un buen momento para comenzar a experimentar el significado de la palabra amistad- Dejo la rosa en su mano y camino en dirección a la escalera- Casi terminamos con la ropa de primavera
Quitó el recipiente del fuego y giro la perilla- ¿Amistad?- se preguntó- Nunca ha sido permitida- se recargó en la barra poniendo sus mano sobre sus mejillas- Lo cierto es que estamos muy lejos de la “familia perfecta”- mordió su labio inferior
Mientras tanto Reita esperaba sentado en el pequeño escalón de la puerta principal- Tienes que salir en algún momento. No me iré de aquí hasta saber tu nombre- prendió un cigarrillo- y ver esa sonrisa una vez más
Shiroyama- dijo recargándose en el marco de la puerta- ese es mi nombre
El mal teñido dio un salto del escalón y de inmediato se puso frente al menor- Reita, el mío es Reita- dijo rascándose la cabeza- ¿Shiroyama? Ese no es un nombre, es un apellido y como sea, eres muy grosero ¿sabes?
-¡Eh!- exclamó- Soy grosero con los acosadores que llegan con un ramo de rosas a mi casa
-Eran tuyas- contestó
-Yo no compré rosas- hizo una pausa- solo dije que me gustaban
-¡Ves! Eran tuyas, yo te las compré porque te gustan- sonrió
No supo que decir-¿Qué se responde en estos momentos?- Alee tenía razón no tenía idea de cómo tratar a la gente- Gracias- fue lo único que su cerebro pudo maquinar
-No pasa nada- respondió el mayor mientras colocaba su mano en el hombro del menor- ¿Qué pasa?- Pregunto al sentir el rechazo- Está bien, está bien, tal vez voy muy rápido
-¿Vas muy rápido?- Río- No vas a ningún lado, acabas de verme y ya quieres tocarme
-De verdad quiero tocarte- se sonrojó- Y cómo quieres que no quiera si sales desnudo a abrir la puerta de tu casa
-No salí desnudo- poco a poco sus mejillas se coloraban- Aparte es mi casa y yo puedo hacer lo que quiera
-¿Te gustaría ir a caminar?- preguntó de golpe
-No creo que sea prudente
-Entonces te invito a sentarte al jardín de tu casa- caminó hacia el pequeño jardín que había frente a la entrada principal y se sentó
-Ese no es el jardín- dijo el menor- Es solo la entrada, el jardín está atrás- hizo una larga pausa mientras que en su cabeza pasaban diez mil cosas- Tal vez- se aclaró la garganta- Tal vez si quiera ir a caminar contigo- sonrió- ¿Qué propones?
-Tu solo sígueme- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
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En todo el camino no había parado de reír. Era indescriptible la sensación que tenía, era como estar volando, como si su cuerpo hubiera perdido todo el peso extra que cargaba. Caminó como nunca hasta llegar a una pequeña loma desde la cual vio el atardecer.
-Realmente es un paisaje hermoso- dejándose caer en la hierba- pero esto no es una ciudad
-Entonces, ¿qué es?- pregunto el mayor
-Un pueblo- rio- un pueblo muy bonito. Con una compañía inusual
-¡Inusual! ¿Podrías utilizar otro adjetivo?- se le quedo mirando por un momento- Ok, está bien… Inusual- exhaló- Vamos te llevaré a comer a un buen lugar, ya verás
Estaban parados en una esquina, muy cerca se podían visualizar los carros y camiones que formaban parte del circo- Y digamos que ¿ahí viven?- pregunto el menor
-Así es- contestó- Tengo mi propio camper, ¿Quieres conocerlo?- el menor negó con la cabeza- Bien. ¿Qué quieres cenar? Podría recomendarte algunos platillos muy buenos
-¿Vamos a comer aquí?- Viendo el puesto ambulante con una enorme plancha y una freidora llena de aceite de color negro- No se ve para nada saludable
-Pues hasta el momento no me he enfermado de nada. Mírame- Alzando los brazos
-Bueno- dijo dudoso- Comeré lo mismo que tú
Las horas siguieron pasando, la comida siguió terminándose y una llamada de celular interrumpió la historia del circo que el mayor contaba- ¿Hola? ¿Hola?- la interferencia no permitía la comunicación- Alee no entiendo nada pero estoy saliendo para la casa en este momento
-¿Alee es tu pareja?- pregunto con extrema seriedad
-Alee es mi chofer- pasándose el último bocado- El me lleva a todos lados y cuida de mí. Es obvio que esté preocupado, han pasado horas y ni siquiera le dije a donde iba. Solo llevo medio día en este lugar
-Puedes escribirle que estas en buenas manos- sonrió- Te puedo enseñar el circo y tal vez quieras salir con nosotros- se ruborizó. Tenemos planeado ir a un bar por la re-inauguración del show
-No puedo quedarme más- se lamentó- es hora de ir a casa- se levantó del asiento y se encaminó hacia la avenida pro donde habían llegado
-¡Ey! ¡Ey! Espera, tú mismo o has dicho eres nuevo y no sabes andar por acá- corrió un poco para alcanzarlo- te acompañaré a tu casa
Durante el trayecto la pesadez en su cuerpo comenzó a regresar. Fue cuando llegaron a la esquina de su casa cuando una especie de angustia lo invadió al ver tanta luz prendida en su casa- Creo que puedes dejarme aquí
-Estás loco, yo te saque de tu casa, yo te voy a regresar
-Por favor, insisto- tratando de disimular su angustia- Puedo caminar de aquí a mi puerta yo solo
-Bueno, bueno, eres demasiado terco- se acomodó el cabello- Prometeme que te volveré a ver
-Lo dudo pero- hizo una pausa- te agradezco el buen momento que me hiciste pasar- exhaló- Ahora es tiempo de despedirme pero tengo una pregunta para ti
-Adelante- respondió el mayor
-Eres
-No, no lo soy – interrumpió
-¿Como que no lo eres?
-No lo soy
-Pero como sabes que no lo eres si ni siquiera me has dejado preguntarte
-No lo soy, no soy casado, no tengo ni novio ni novia soy soltero al cien por ciento
La cara del menor se deformo en una risa incontrolada- Eso no me interesa- dijo sin poder dejar de reír- Quiero saber si tú eres el dueño o administrador o como se diga de ese circo
-No lo soy pero, digamos que soy el mejor amigo del actual dueño
-¿De verdad?- el mayor asintió- Entonces tal vez si vuelva a verte- Camino en dirección a su casa sin siquiera despedirse