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Eres como una tormenta contra mi ventana por chibibeast

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Disculpen tanta tardanza, más de dos semanas sin actualizar, mi mayor tardanza ha sido de un mes, pero en otro fic xD

Junji tengo tu fanfic, me costó un huevo y la mitad del otro (?)…. Es largooooo xD 

Gracias a las personitas por haber comentado qué pareja querían que narrara y como todas dijeron una diferente, pues, escribí de las tres :v

En los [corchetes] es escritura de Miyavi.

¡Al fin se revela el jefe y su relación con Uruha! También el porqué del despido.

Las escenas transcurren simultáneamente.

Errores ortográficos, as always :v

¡A leer!

Luego de murmurar aquello al oído del rubio, Takamasa sin pudor alguno le agarró una nalga haciendo que Akira respingara por la sorpresa, un rubor brillante se posó en sus mejillas para luego dar paso al ceño fruncido y de un manotazo apartar la mano del pelinegro atrevido. Takamasa sonrió victorioso al ver ese notorio carmesí que hacía ver adorable a Akira, no dio importancia al escozor en la mano lastimada, en cambio estiró sus comisuras al observar cómo los labios rosas del contrario formaban, inconscientemente, un puchero; Akira tomó posición defensiva, que a ojos del pelinegro era como ver a un gato con los pelos erizos.


─ Deja de hacer eso, idiota. Tengo pareja, además de que estamos en un lugar público.


Takamasa giró la cabeza a los lados, como si quisiera comprobar lo que el otro había dicho, sacó su celular y empezó a teclear; Akira sólo lo observaba con una mueca de confusión, esperó a que el pelinegro terminara lo que sea que estuviera haciendo.


[Nadie nos está viendo, la gente está muy metida en sus asuntos. Respecto a lo de Matsumoto, pues, no tengo nada qué decir.]


Le mostró la pantalla al rubio, quien leyó lo escrito, suspiró con cansancio y emprendió marcha hacia la sección de cuerdas; el pelinegro lo siguió, casi dando brinquitos por la idea que acababa de atravesar su atolondrada mente.


La sección de cuerdas se encontraba en el segundo piso, así que no tardaron en llegar. Extrañamente, sólo cuatro personas deambulaban ahí.


Akira recordó que se realizarían ciertas actividades referentes a instrumentos de cuerdas en el primer piso, miró la hora en su reloj de pulsera y en ese momento debieron haber dado inicio; las personas restantes se habían retirado sin que el rubio se percatase, pero Takamasa sí las vio irse y sus comisuras se estiraron en una sonrisa maliciosa.


─ Bien, ¿qué tipo de repuesto necesitas?─ preguntó sin voltear, viendo y acomodando algunos productos desubicados, caminaba a lo largo de una línea de estantes siendo seguido por el pelinegro que tecleaba una respuesta… o eso pensó. Akira volteó, aguardaba la respuesta pero no escuchaba nada ni le había mostrado el celular, lo que no esperaba era lo que pasaría a continuación.


De un momento a otro, su espalda chocó contra una pared libre de estantes, por inercia sus párpados se cerraron fuertemente, siseó un poco por el dolor; un aire cálido rozaba sus labios, entreabrió los ojos y se asustó un poco al ver el rostro del otro hombre tan cerca del propio, intentó apartarlo poniendo sus manos sobre el pecho del mayor, pero Takamasa se rehusó y colocó un brazo a cada lado de la cabeza del rubio para evitar que escapara. Akira se sentía incómodo y enojado, ese desconocido del que apenas recordaba el nombre estaba invadiendo su espacio personal y actuando de manera rara; imprimió más fuerza en sus manos para alejarlo, pero el pelinegro se acercaba cada vez más hasta pegar sus pechos.


─ Aléjate.─ exclamó el menor, apretó entre sus manos la tela de la camisa gris que portaba el otro a modo de que notara su enfado.


─ No.─ susurró a penas, pareció más que sólo movió los labios.


Después de negar, Takamasa dio desenlace a su loca idea. Posicionó una pierna en medio de las de Akira, juntó más sus cuerpos y de un rápido movimiento atrapó aquellos labios carnosos que quiso probar desde la primera vez que los vio, sintió al rubio removerse, golpearlo en los brazos y pecho hasta le jaló del cabello; sin embargo se negaba a soltarlo, el sabor y la textura de esos labios le habían encantado.


Akira quería quitarse al tipo de encima, cada vez sentía que lo presionaba con más fuerza, no respondía al beso, pero eso no significaba que le desagradara, era el sólo hecho de que no se trataba de Takanori; un estremecimiento abarcó su cuerpo cuando ambas lengua hicieron contacto, se olvidó de todo a su alrededor y atrajo al pelinegro hacia así, respondió al beso con la misma intensidad, sin darse cuenta cedió ante el osado hombre, enrolló los brazos en la nuca contraria profundizando el ósculo.


Takamasa quitó los brazos de la pared para agarrar la cintura del rubio, sonrió dentro del beso, su plan loco y poco elaborado había funcionado; tenía al rubio a su merced, comiéndole la boca igual que él lo había hecho al principio. Mordió el labio inferior con suavidad haciendo a Akira suspirar, en ese momento Takamasa pudo apreciar el sonrojo y ojos cerrados con las pestañas húmedas, la expresión de Akira la guardaría en su memoria por siempre, con la lengua delineó ambos labios, la pasó por los dientes del otro y de nuevo la introdujo en esa cavidad para que jugara con su nueva “conocida”.


La mente de Akira estaba en blanco, esa sensación que le producía escalofríos al tener esa lengua recorriendo su boca, no quería que desapareciera y esas manos siendo guiadas por su travieso dueño dentro de su camisa azul, quería que no se quedaran quietas en su espalda. En ese lapso, no recordó que su pareja era otro y no quien le acariciaba.


 Lentamente Takamasa deshizo la unión de sus bocas, suprimió una risita que quiso salir cuando vio cómo la lengua de Akira iba siguiendo a la suya fuera de su boca, relamió sus propios labios llenos de la mezcla de ambas salivas; una gruesa gota resbalaba por la barbilla del rubio, el pelinegro se encargó de ella limpiándola con su lengua. Sus respiraciones eran agitadas, Akira parecía estar metido en un trance sin dejar de ver directo a los ojos oscuros de Takamasa, éste también lo miraba pero su mente, al contrario que la del rubio, estaba consciente de su alrededor, así que decidió romper el ambiente.


─ Me llevo esto.─ dijo con dificultad, debido a su lastimada garganta, separándose completamente del anonadado dueño de la tienda de música.


─ ¿Ah?─ emitió sin comprender en absoluto lo que había sucedido, parpadeó repetidas veces al tener frente a sí un empaque de cuerdas de acero.


[Esto es lo que necesito para mi guitarra.]


Tecleó velozmente en su celular para aclarar la duda de su acompañante.


[Bueno, ahora que ya conseguí una parte de lo que quería, vamos a buscar a Kai y al chiquitín.]


Comenzó a caminar hacia la salida de la sección, pero un tirón en la espalda de la chaqueta negra que usaba lo hizo detenerse.


─ No sé qué me hiciste para poder besarme a tu antojo, pero no se repetirá.─ frunció el gesto y soltó de manera brusca la prenda─ Mencionas algo de lo que sucedió aquí y ese rostro de niña que tienes quedará irreconocible, ¿entendiste?─amenazó haciendo que su voz se escuchase más grave de lo normal.


[No sé de qué me hablas. ¿Pasó algo aquí?] se hizo el desentendido, burlándose del menor. [Tus amenazas no me intimidan, chico rudo. De hecho, así a cómo te ves ahora dan ganas de apapacharte hasta que…] el rubio no quiso leer el resto, era vergonzoso.


─ Amo a Takanori, así que no digas estupideces. Deja de decir bobadas, sólo no menciones nada, nadie sabrá de esto ni ocurrirá otra vez.─ pasó al lado de Takamasa golpeando hombro con hombro.


─ Ya lo veremos, Suzuki.─ dijo para sí.


Avanzó hasta alcanzar el paso de Akira, caminaban lado a lado sin dirigirse siquiera la mirada. Akira a pesar de no demostrar nada en su rostro ni postura, Takamasa sabía lo que ocultaba; el rubio estaba nervioso, más que encontrarse con su novio, era el hecho de que el pelinegro intentara besarlo o hacerle cualquier cosa en público y que Takanori lo viera, todavía no podía creer lo que acababa de acontecer. Su corazón latía tan rápido parecido a cuando termina de ejercitarse o más, sus pómulos seguían coloreados, lo sabía porque los sentía calientes y su mente no dejaba de recordarle ese momento, aunado a que el causante de todo eso caminara a su lado no ayudaba en nada.


El pelinegro tocó el hombro de Akira para llamar su atención, el rubio volteó y atrapó lo que Takamasa le lanzó, confundido vio que se trataba de propio su celular. ¿En qué momento lo tomó? No dijo nada, simplemente lo guardó en el bolsillo del pantalón.


Takamasa no dejaba de sonreír, de vez en cuando una risita tonta escapaba; de reojo miraba al dueño de la tienda, le daban ganas de acorralarlo otra vez, pero no podía, mucho público; el plan tuvo resultados más que satisfactorios, al menos por su parte, esperaba que Yutaka no se hubiese echado para atrás.


 


**********


 


Luego de que Matsumoto diera la pauta para dirigirse a la sección de repercusión, se encaminaron hacia allá.


Conversaban de distintos temas, uno de los cuales fue sobre Koron; Matsumoto contó acerca de su talento y preguntó por el de Yutaka, así intercambiaron anécdotas hasta llegar a la sección destinada.


 ─ ¿Qué tipo de baquetas necesita, Tanabe?─ preguntó el menor deteniéndose frete a la vitrina, en la que reposaban baquetas de variados tamaños y grosor.


─ 5A.*─ fue toda la respuesta.


Matsumoto lo atendió personalmente, había empleados atendiendo a los demás clientes, pero él quería hacerlo. Yutaka no despegaba la mirada del castaño, quien tuvo que rodear la vitrina para poder sacar el pedido, esos segundos que tardó en girar, Yutaka los aprovechó para verle el trasero. El pelinegro era consciente que estaba teniendo una conducta pervertida y pensamientos nada inocentes, por sí sola su mente era bastante creativa en cuanto a ese tema, con las ideas de Miyavi era peor; el pelinegro mayor le corrompía el pensamiento más de lo que ya lo tenía, pero era su culpa por seguirle la corriente.


Salió de sus pensamientos cuando vio a Matsumoto frente a sí, dándole las baquetas, las tomó y empezó a agitarlas en el aire como si estuviera golpeando los tambores.


─ Quiero escucharte.─ oyó decir.


─ ¿Disculpa?─ dejó de agitar los palillos y centró la mirada en Matsumoto.


─ Quiero ver y escuchar cómo tocas la batería, ¿te animas?─ dijo mientras apuntaba una batería dispuesta a un par de metros de distancia de ellos.


─ Claro.─ respondió sin pensarlo demasiado.


Se quitó la chaqueta que traía puesta quedando sólo con una camiseta negra de manga corta con las letras “BM” teñidas de varios colores. Se dirigió detrás del enorme instrumento, probó y ajustó de manera que se sintiera cómodo. Respiró profundo para dar inicio, primero marcó ritmo, ya luego golpeaba tambores y platillos siguiendo el orden establecido en su cabeza; no hizo nada al azar, ese era un solo que había estado practicando a lo largo de la semana, que por cierto surgió el mismo día que se topó con el ser que menos deseaba ver y volver a topar. Movía los brazos y las piernas de manera rápida y constante, le encantaba esa sensación que le producía ejecutar cierto sonido en ese mastodonte conocido como “Batería”, una gran sonrisa se extendía gradualmente, estirando sus comisuras y remarcando más de los normal aquel hoyuelo que enternecía a cualquiera que lo viera.


Takanori lo observaba embelesado, esos fuertes y definidos brazos, en los que podía ver cómo los músculos se estiraban y contraían, el pecho rígido, esa sonrisa… esa sonrisa era lo que más hipnotizado lo tenía, junto al meneo de sus cabellos siguiendo el ritmo; percibía la emoción y dedicación que ponía Tanabe en esa ejecución, le gustaba esa imagen, más de lo que creía. Tanabe tenía algo que lo hacía querer conocerlo más que de manera superficial, quería conocer las facetas de ese hombre, ver más allá de lo que había hecho hasta ahora, quería saber lo que guardaba Tanabe dentro de sí mismo; porque Takanori sabía que una persona no podía sonreír tan despreocupadamente todo el tiempo, aunque hubiese tenido pocos encuentros con el pelinegro presentía que algo no andaba bien y que detrás de tan hermosa alegría se ocultaba, tal vez, un pasado que todavía le pesaba en los hombros o… simplemente eran imaginaciones suyas y realmente Tanabe no ocultaba nada dentro de sí.         


Lo que sea que fuera que hiciera sonreír de tal manera al pelinegro, no debía de afectarle tanto porque parecía que detrás de esa batería todo lo que abrumara, frustrara o inquietara, Tanabe lo descargaba y la repercusión aliviaba su corazón.


La observación y análisis que llevaba a cabo fue interrumpido por aplausos y vítores de los demás clientes que se encontraban en esa sección, tan absorto estaba que no se dio cuenta cuándo comenzaron a rodearlos, se unió a los palmoteos y se aproximó al pelinegro que se levantó del banquillo, aproximándose también al castaño.


El público se retiró al término del improvisado espectáculo.


─ Eso fue genial, impresionante. Creo que podría enamorarme de ti.─ soltó sin pensar el castaño, esa frase hizo que ambos se sonrojaran y desviaran la mirada del otro.─ Eh, yo… no sé… Lo siento.─ nervioso por no saber cómo explicar lo dicho y aumentando el sonrojo.


Los dos balbuceaban incoherencias que ni ellos mismos eran capaces de descifrar.


─ Bueno.─ aclaró su garganta, tratando de pasar el nerviosismo─ Gracias por… por todo.─ todavía sin ver al menor.


─ De nada.─ ambos veían a cualquier lado, excepto al frente, apenados.


Yutaka no se decidía, tal vez ésta era su oportunidad para… no sabía para qué, pero podría  descubrirlo.


─ Oye, me preguntaba si tú… si te gustaría…


─ Yo… tengo novio.─ cortó las esperanzas del pelinegro de una posible cita─ Akira… el rubio, él es…─ apretó el borde de su camisa entre sus puños, no lo entendía, estaba de novio con Akira, entonces “¿Por qué me sentí alegre cuándo capté lo que me pediría? ¿Por qué ahora el decir que Akira es mi novio hace que me sienta mal por negarme a Tanabe?”


─ Entiendo, yo no debí…─ rascaba la parte posterior de su cabeza y reía falsamente.


─ No es que no seas agradable… de hecho, eres de buen ver, eres guapo.─ sentía que sus pómulos explotarían de tan calientes que estaban─ Ah, quiero decir… Akira… él y yo… nuestra relación…


Al pelinegro le pareció linda esa imagen de Matsumoto coloradito, batiendo las manos tratando de explicarle el porqué de la negativa, no hacía falta que lo hiciera, entendía que no fue prudente haber hecho el intento de pedirle una cita sabiendo que el menor ya tenía una pareja que quería mucho; que le haya hecho un cumplido a su apariencia, hizo que su autoestima subiera un poco más.


─ Tranquilo, comprendo que le guardes fidelidad a tu pareja.─ colocó una mano sobre las hebras castañas, Matsumoto levantó la mirada y él le regalo una sutil sonrisa.


─ Eres demasiado bueno para ser real.─ fue un susurro bajo, que sólo ambos escucharon.─ ¿Cómo puedes ser así?


─ No lo sé, solamente soy yo, no hago más que ser yo mismo.─ del cabello, pasó a acariciarle una mejilla, ninguno lo notaba pero se encontraban muy cerca.


Takanori fue quien advirtió la cercanía, no era incómodo, extrañamente le agradaba; sin embargo, un estruendo proveniente de uno de los estantes los hizo volver al mundo real. Un niño había sido el causante del desastre, por querer agarrar uno de los platillos de una batería había empujado el pie de éste y cayó, desarmando todo el set. El castaño suspiró enojado, tanto por el descuido como consigo mismo, un letrero en la entrada de la Sección de Repercusión prohibía el paso a infantes y no podía creer lo que estuvo a punto de hacer con Tanabe; al final no necesitaron de su intervención para arreglar ese asunto con los padres del revoltoso niño.


─ Será mejor que busquemos a…─ quiso hablar Yutaka.


─ Podríamos ser amigos y salir en ocasiones, claro si te simpatiza la idea.


─ Por supuesto.─ la proposición lo tomó por sorpresa, pero aceptó de inmediato.


─ Bien. Dame tu celular.─ el pelinegro lo entregó sin saber para qué lo quería, vio al castaño sacar el propio, tecleó en el celular de Yutaka y el de Matsumoto comenzó a sonar.─ Ese es mi número personal y ahora yo también tengo el tuyo.─ le regresó su pertenencia.


─ Gracias.─ sus ojos parecían irradiar luz propia.


─ Así nos comunicaremos para quedar un día de estos.─ sonrió con suficiencia por su ocurrencia.


─ De acuerdo.─ metió las baquetas en el cartoncito que venían.


─ Ahora vamos por Akira y tu amigo Ishihara.─ salió de esa sección, marchando por los pasillos─ Por cierto, tengo una curiosidad.


─ Pregunta.


─ ¿Por qué cuando te refieres a tu amigo como “Miya” te corriges diciendo “Takamasa”?


─ Ah, es porque su nombre es Takamasa y no considero apropiado mencionar su apodo a otras personas, pues, podrían creer que es su nombre.─ explicó sin dar vueltas.


─ Oh, entonces tú lo llamas Miya. Ah, hablémonos de “tú”, después de todo somos amigos.─ el “jejeje” escapó de su garganta.


─ Claro, ¿Takanori?─ el castaño asintió en aprobación a que podía llamarlo por su nombre─ Su apodo es Miyavi, ambos nos pusimos uno.


─ ¿Y el tuyo es…?


─ Kai.


─ Me gusta más Yutaka, pero Kai también te queda bien.─ otra vez los pómulos del castaño y pelinegro enrojecieron.


 


**********


 


El sol y el viento se colaban por la ventana abierta, las cortinas blancas se mecían al son del aire. Un cuerpo descansaba bajo las sábanas grises con detalles negros, mientras otro cuerpo se encontraba sentado al borde la cama sosteniendo en su regazo una guitarra acústica, la cual emitía una suave y melancólica melodía, que adormecía más al pelinegro con un mechón dorado. El castaño hacía viajar sus dedos a lo largo del mástil de la guitarra, tocaba concentrado aquella composición dedicada a una persona en especial y que reveló como un regalo el día más importante de sus vidas; el pelinegro del mechón dorado disfrutaba de escuchar tal pieza, le traía el recuerdo atesorado de cierto día y revivía las emociones de aquel instante.


El sonido cesó, el castaño lanzó un suspiro al sentir las cálidas manos de su pareja, una pasaba por su hombro y la otra debajo de uno de sus brazos para encontrarse en su pecho y quedar posadas ahí, acariciándolo; el pecho del pelinegro pegaba en su espalda, percibía la respiración acompasada en su nuca y ligeros besos ser repartidos en su clavícula. Puso la guitarra recostada en el buró al lado de la cama, giró aun en medio de los brazos de su pareja para quedar cara a cara e inició un pausado y cariñoso ósculo, que fue respondido de igual manera.


─ ¿Cómo amaneciste?─ cuestionó el castaño, preocupado porque la noche anterior sin querer lastimó a su pareja durante una sesión de placer.


─ Todavía me duele un poco, no es nada grave.─ dio un piquito en los labios abultados del contrario.


─ ¿Cómo no preocuparme, si me excedí contigo?─ juntó sus frentes y lentamente los hizo recostarse en la cama. 


─ Tonto, te digo que estoy bien.─ se apegó más a Kouyou y le pasó una pierna encima de la cadera, haciendo rozar su miembro desnudo contra el abdomen de éste.


No tenían puesta prenda alguna, pues, luego de entregarse mutuamente dormían tal y cómo quedaban: desnudos.


─ No me provoques, Yuu.─ mordió su labio inferior y empujó sus caderas, haciendo gemir quedo a Yuu debido al toque de sus pieles.


─ ¿Qué me harás si te provoco?─ se abrazó a Kouyou y acarició la espalda, fue descendiendo hasta apretarle una nalga.


─ No sigas, mejor espera a que sanes.─ posó la mano izquierda en la pierna derecha de Yuu encima de su cadera.


─ Quiero hacerlo contigo, ya te dije que no fue la gran cosa, sólo un poco de sangre, nada más.─ un puchero se formó en los carnosos y gruesos labios de Yuu.


─ Exacto, te hice sangrar. Ya dije que no, lo haremos cuando lo considere adecuado.─ sentenció. Yuu, enojado por la decisión del castaño, separó el abrazo y dio la vuelta, dándole la espalda, diciéndole así que no estaba de acuerdo.─ Oh, vamos, Yuu.─ se posicionó detrás de él y repartió mimos en el abdomen con su mano─ Haré todo lo que quieras…


─ Hazme el amor.


─ Excepto eso.─ el del mechón dorado bufó, intentó apartar al castaño pero éste se pegó más a él y le dio una suave mordida en el cuello.


Estuvieron en silencio quién sabe cuánto tiempo, siempre que estaban juntos perdían la noción del mundo.


─ ¿Puedo contarte algo?─ mientras jugaba con las hebras negras, hundiendo los dedos de una mano en ellas.


─ Adelante.─ murmuró, cortos escalofrío recorrían en el lado donde Kouyou tocaba.


─ Hace una semana me topé con Yutaka Tanabe.─ lo dijo sin una expresión particular en su tono de voz, Yuu giró extrañado por el tono empleado.


─ ¿Y qué sucedió? No me digas que discutieron en plena calle.


─ Bien, no te lo diré.─ Kouyou dejó caerse de espaldas en la almohada.


─ No cambias, Kou.─ palmeó el brazo del castaño sin lastimarlo.─ Anda, dime qué pasó.


─ Chocó conmigo e hizo que derramara el café, aquel día que regresé tarde en el almuerzo, ¿recuerdas?─ el pelinegro forzó a su cerebro a recordar, asintió.─ Lo reconocí y no pude controlarme, iba acompañado, hice una insinuación acerca de su compañero y se enfureció, vaya que lo hizo.─  rió de lado, luego una mueca de disgusto─ Ha cambiado, bastante.


─ ¿En qué sentido?─ observaba cada detalle del rostro de Kouyou.


─ Respondió a lo que le dije, en los 4 años que empleó en la empresa no había respondido a ninguno de mis insultos o intimidaciones.


─ Era de esperarse, algún día debía pasar.─ enrollaba finas mechones del cabello castaño en uno de sus dedos.


─ ¿Lo estás defendiendo?─ viró hacia el pelinegro.


─ No empieces con tus celos infundados.─ rodó los ojos con fastidio.


─ Sabes por qué hice lo que hice.


─ Por celos y porque mi padre te puso a prueba. Fue totalmente cruel, absurdo e injusto.─ reclamó.


─ Se lo merecía, por robarme el tiempo a tu lado y tu atención, eres mío y él se interponía entre nosotros.─ frunció sus facciones.


─ No merecía ser despido de tal manera, su trabajo era excelente. Mi padre lo quería fuera sólo por ser hijo de la mujer que lo rechazó en la adolescencia, ¡la adolescencia! ¡Por Dios! Trabajaba para mí ni siquiera cruzaban caminos. Y tú te comportaste como un auténtico imbécil con él por tus malditos celos y ansias de cumplir las expectativas de mi padre para poder convertirte en mi esposo, me atrapaste desde el principio; ya estábamos comprometidos, no debiste hacer más que soportar estar sin mí por unos minutos o un par de horas.


─ Ya lo hice, deja de regañarme.─ tiró de la mano del de mechón dorado que posaba en su pecho y apresó el torso entre sus brazos, colocando a Yuu encima de su cuerpo.


─ Idiota. No me dejaron defenderlo, mi padre hasta me amenazó, aquel día fue horrible.─ exhaló en cuello del castaño.


─ Olvídalo. Según vi, está mejor ahora; antes casi no sonreía, pasaba concentrado en el trabajo y en ti.


─ Basta. ¿Por qué dices que está mejor ahora?


─ Pues, cuando salí de la cafetería lo vi a lo lejos comportándose como un niño de primaria junto al hombre que lo acompañaba, gritaban, reían y se correteaban entre ellos.


─ Qué bueno. Al menos en la empresa en que lo recomendé pudo encontrar a un amigo.


─ ¿Fuiste tú?


─ Ya.─ rodó otra vez los ojos.─ Si tanto lo deseas, marca tu territorio. Hazme tuyo.─ dijo, unió sus bocas y enroscó sus lenguas, mientras acomodaba su pelvis encima del miembro de Kouyou y simulaba penetraciones.


─ No.─ pronunció, poniendo distancia de sus caras.


Yuu armó tremendo berrinche, al no ceder el castaño, decidió auto complacerse; así logró tener al débil Kouyou entre sus piernas, por fin. 

Notas finales:

¡11 páginas! asdfasdf


Algo tienen los besos de Miyavi ._. deben ser muy bueno como para que Reita se dejara o-o    xD


*5A, son baquetas de espesor medio que permite estar entre un sonido fuerte y uno suave, es ideal para el rock, son pesadas y de buen tamaño, tienen un espesor adecuado.


Me parece que una vez leí que Kai utiliza las 7A… ¿o eran 5B? No recuerdo bien, pero las que utiliza son gruesas 7u7


La canción que me imaginé a Uruha tocando, es Clam Envy, sé que la intro es de Aoi pero es que yo quería que Uruha le dedicara ese trocito ;u;


¡HAOI! ¡URUHAxAOI! ¿No? ¿Nadie? Oc u.u


A partir del siguiente capítulo el tiempo va transcurrir más rápido, yo también quiero Kairu a la de ya y que no sólo Miyavi cruce babas con Reita :v


Kai: Yo quiero cruzar babas con Ruki ;o;


Isa: Pronto, mi’jo, pronto lo vas a hacer –le soba la espalda, consolándolo-


Miyavi: Yo quiero cruzar más que babas, If you know what I mean 1313


Isa: Nosotras también MYV, nosotras también u.u 7u7


Reita: Pues, que lo cruce con alguien más ò-ó -huye-


Miyavi: -va tras él-


Ruki: Necesito teñirme el cabello de nuevo -viéndose en el espejo, ignorando a los demás-


Isa: Un.n Bueno eso.


Kai: TcT Dejen review, ¿sí?


Aoi: La primera vez que salgo en el fanfics y Uruha me fosha, no es justo ;n;


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