Mi único y gran amor. por Maby de Sagitario

Antares maullaba como desquiciado despertando a Milo que roncaba cubierto de un edredón con dibujos de escorpión, Mime ante el escándalo del gato rodó por su cama cayendo al suelo dándose un tremendo golpe. La razón por la que el lindo peludín despertó a los jóvenes es que estaba de visita nada más y nada menos que.... Dégel.

_ma-maestro Dégel_tartamudeó el pelirrojo incorporándose del " suelazo"_no estaba en la enfermería.

_estaba, bien lo dijiste, pero al ser adulto, tiendo a sanar más rápido_dijo cogiendo el edredón azul marino con unas arpas dibujadas
.
Milo que estaba en un rincón, con el gato en su regazo mantenía la mirada desviada, pues estaba un poco abochornado.

_yo pensaba visitarlo en la enfermería, pero veo que está mejor_comentó Milo atrayendo la atención de Dégel.

_gracias, pero ves que ya estoy bien_dijo con una hermosa sonrisa.

Mime que sentía que sobraba ahí, optó por cambiarse de ropa e ir a desayunar, sabía que ellos dos debían estar a solas y para nadie era secreto que Dégel gustaba de Milo, no, mejor dicho, que lo amaba.

Al quedarse solos, el muchacho soltó a Antares que se esfumó por la pequeña puerta diseñada para gatos. Dégel extendió su mano derecha y con el índice tocó los labios del muchacho que ante el toque cerró los párpados y se dejó llevar por el suave toque.
 Dégel se mojó los labios, después de dos siglos nuevamente besaría al amor de su vida con otro rostro y nombre.

_Dégel...

Él no aguantó más, y en menos de un suspiro atrapó los labios de Milo en un suave y dulce beso que erizó los vellos de su piel, para él aquel era el primer beso en esa vida, el único y del verdadero amor. La lengua del vampiro se introdujo en su cavidad bucal ¡ Qué iba a saber de eso, si apenas era un adolescente de 17 años besándose con un vampiro de 276 años, al cual amó en otra vida! No obstante los romances entre vampiros y novatos estaban vetados hasta que logren pasar el cambio. Algo injusto, considerando que si existe amor de por medio no se debe prohibir.
Milo rompió el beso cuando su aliento comenzó a faltarle, estaban yendo muy rápido considerando que una batalla estaba próxima a librarse.

_sé que renaciste como Milo y que aún se te es difícil aceptar que tienes un pedazo....

_cuando te ofrecí mi sangre, yo ya había aceptado que soy Kardia_sus turquesas brillaron al mencionar su nombre en su anterior vida_pero no es permitido, por que aún soy novato.

_lo sé y me gustaría cambiar esa regla.

_no eres el Alto Concejo_replicó el muchacho_y todos sabemos que es gobernado por mujeres.

_pero aceptan sugerencias.

_a ti te escucharían, eres muy apreciado entre ellas.

_y es un privilegio, ya que no soy Sacerdotisa, sólo un guerrero que abandonó su oficio, al no ser capaz de proteger lo que amó....

Esta vez Milo tomó la iniciativa, se acercó y besó a Dégel quién lo atrajo a su cuerpo, con el paso de los minutos el beso se volvió caliente y apasionado. Sin apartar a Milo, el vampiro se dirigió a la puerta y le puso seguro para que nadie los interrumpa.
 
Acostó a Milo en la cama, mientras se desabotonaba la camisa dejando al descubierto su bien trabajado torso, Milo un poco avergonzado desvió la vista, no sabía nada del sexo ni la pasión entre dos personas, Dégel sonrió comprensivo su niño tenía temor de experimentar.

_si no quieres, lo comprendo_se bajó de la cama para vestirse.

_no es eso.... Quiero estar contigo, quiero recordar a cómo amarte_sus ojos mostraban deseo_quiero ser tu consorte....

Para demostrar que era verdad, se deshizo de la pijama, Dégel con su uña trazó una delgada línea entre el omóplato y el pecho del muchacho quién gimió y de la que brotó un pequeño hilillo de sangre, hizo lo mismo cortando la piel de su pecho cuyo líquido escarlata inundó su olfato.

_bebe de mi, yo lo haré de ti.

Las pupilas de Milo estaban dilatadas por el inmenso placer que sentía, posó su boca sobre el corte y comenzó a beber, en la habitación se respiraba más que amor Milo atacó nuevamente los labios de Dégel mientras  restregaba su ya despierta intimidad contra la suya. El olor de la sangre del muchacho tenía loco al vampiro que bebía sin parar las gotas carmesí, para facilitarle, echó la cabeza para atrás mientras gemía lo menos ruidoso posible.

_te amo, Dégel...

El vampiro dejó la herida y alzó la vista, Milo lo observaba expectante con los ojos brillosos, Dégel vio a Kardia en esas orbes por lo tanto su dolor y soledad desaparecieron para dar paso a la dicha y al amor renacido.

_yo también, mi manzana, mi corazón....
    
Nadie más que las paredes y la luna en medio de la noche fueron testigos de aquella entrega, eso sí más adelante la magia y el poder de los cinco elementos ayudarían a derrotar la maldad que pretendía gobernar....