Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Drutz por Daena Blackfyre

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Volví, por más como siempre. No tengo nada importante que decir ahora, me guardaré mis estupideces y comentarios para el final.

Gracias a todos los que han leído el fanfic.

Saint Seiya, Saint Seiya The Lost Canvas y en todas sus formas, pertenecen a Masami, Teshirogi, Toei, etc.

– Assai –

Las cosas volvieron a la normalidad o más o menos así. Dohko y Shion volvieron a ser cercanos, pero nadie se imaginaba qué tanto. Ahora el chisme pasó de ser "cuál será el motivo por el que se pelearon" a "algo raro pasa aquí". Todos notaban esto, pero los implicados estaban demasiado ocupados en otros asuntos como para notarlo. Coloquialmente hablando, eran dos adolescentes enamorados, con todas las letras.

Nadie preguntaba, pero muchos ya habían notado algo diferente y hasta sacaron sus propias conclusiones al respecto. Incluso el mismo Patriarca Sage había notado los cambios tan abruptos entre Aries y Libra. El viejo regente dejó escapar una risa cuando se dio cuenta y tenía que evitar no carcajearse cada vez que veía a los caballeros juntos. Tenía que mantener una postura, pero es que eran demasiado evidentes y torpes como para disimularlo. Se trataba de algo imposible de ignorar, cómo esos dos se sostenían la mirada más de la cuenta, se dedicaban sonrisas tontas, sus ojos buscaban al otro sin notarlo y hasta se hablaban con una cercanía que consideraría hasta descarada. Quizás alguien debería decirles que no servían para ocultar nada, pero no pasaría. Sage pensó si tal vez debía comentarle a su hermano la pequeña andanza que estaba teniendo su discípulo, pero decidió que no. Por más jóvenes y bobos enamorados que fueran ese par de caballeros, sabía que aquel romance no interferiría con el trabajo que éstos cargaban. Era cosa de jóvenes, por las que todos pasan, incluso los santos de Athena. Aunque seguro Hakurei acabaría enterándose con lo rápido que corrían los cuentos ahí en el Santuario, sólo esperaba que no armara ninguna bulla o fuera a gritarle a Shion "¿Me hiciste un escándalo para irte de Jamir y sólo querías conseguir novio? Para eso podíamos salir a un cabaret y listo". Lo creía muy capaz.

Lejos de los comentarios que pudieran hacer, los jóvenes en cuestión se encontraban juntos en el templo de Libra. Para Dohko fue una sorpresa que Shion subiera a buscarlo, por lo general eso no pasaba. Últimamente, el ariano también se había sentido en la necesidad de verlo más seguido. Por más que estuvieran a unas pocas casas de distancias, querían compartir el mayor tiempo posible. Hacía ya casi un mes que empezaron con ese lo-que-sea y, por extraño que sonara, el tiempo siempre se les hacía corto. Querían estar juntos, verse, hablar, tocarse, besarse, todo. Cada vez la necesidad se volvía más grande. Cuando estaba solo, Dohko se sorprendía porque la mayoría del tiempo sus pensamientos eran ocupados por Shion y a éste le pasaba exactamente igual. Por eso subía también a buscarlo, porque quería estar a su lado lo más que pudiera.

Ya era bastante tarde cuando el ariano subió hasta Libra, casi anochecía. Ni siquiera se anunciaba. Dirigió sus pasos presurosos dentro del templo y se adentró a la habitación, donde sabía que estaría quien buscaba. Dohko no tuvo tiempo de pronunciar palabra alguna porque Shion se abalanzó sobre él y le besó con hambre, unas ganas impensadas y desbordantes de deseo. Tal fue el arrebato, que en el medio del beso chocaron sus dientes con fuerza, provocándose un terrible dolor.

—Lo siento —pronunció Shion con la boca tapada, conteniendo el dolor y la cara se le puso roja por la pena. Debería haber aprendido a no ser tan bruto.

—Está bien —dijo mientras se tocaba el diente, el cual aún seguía intacto en su lugar, por más dolor que le hubiera causado—. Últimamente estás bastante ansioso, ¿me extrañabas?

Una sonrisa presuntuosa apareció en sus labios y el otro muchacho le devolvió la mirada levemente molesto.

—Puedo irme si quieres —sugirió y pensaba hacerlo, pero Dohko lo abrazó antes de que se decidiera a cumplir con su amenaza.

—Ya, no te enojes —mencionó, pero Shion rara vez se enojaba. Aunque ahora comenzaba a conocer facetas en éste que desconocía por completo y eso le emocionaba—. ¿Y bien? —continuó— ¿En qué te puedo ayudar, Shion?

Esa pregunta no tenía ningún sentido, tampoco esa conversación. Se trataba de una insinuación y al instante la captó. El ariano sonrió con la mitad de la boca y decidió seguirle el juego.

—No lo sé —murmuró y le correspondió el abrazo. Aquella expresión felina y sugestiva sin duda le encantaba al chino, le avivaba las más mundanas pretensiones—. ¿Tienes algo en mente?

No hubo necesidad de contestar aquello, las palabras sobraban. Volvieron a besarse olvidando el reciente accidente que padecieron. La ansiedad a veces los volvía torpes, pero ya se estaban acostumbrando bastante a esto de los besos, caricias y demás. Tanto que nunca parecía ser suficiente.

Aprovecharon que tenían la cama ahí y se valieron de ésta para encontrar mayor deleite. Dohko se sentó en el borde y Shion sobre sus piernas. El santo de Aries había dejado ir las inhibiciones poco a poco, al igual que él, tanto que ya no les importaba hacer ese tipo de cosas. Era placentero. Querían estar más cerca uno del otro, concretar sus impulsos y ahogarse en esas sensaciones tan fulgurantes que los invadían cada vez que estaban juntos. Sin embargo, nunca habían llegado más lejos y tampoco habían pensado en eso. Sólo se dejaban llevar por lo que sentían en el momento, el problema era que cada vez sentían mucho más. Unos besos y unas caricias sobre la ropa iban siendo poco, incluso resultaba torturante. Aunque pasar a algo más era una decisión un tanto fuerte.

Abrazó a Shion y apretó la ropa de éste entre sus manos. Las dejó viajar por los muslos de su compañero reiteradas veces, hasta devolverlas a la espalda y dejar que se coloran bajo la prenda. Sintió la piel tibia bajo sus dedos y deseó que no hubiera ropa alguna que le impidiera sentir cada rincón de ese cuerpo. Un gemido se escapó de los labios de ambos cuando Shion movió un poco las caderas. Rompieron el beso para verse a los ojos un momento. Shion respiraba con dificultad y le miraba de una forma indescifrable. ¿Será que dudaba? No, no parecía eso, sus ojos estaban cubiertos de un apetito voraz que no hacía más que provocarlo. Dohko volvió a llevar las manos a los muslos del otro caballero y lo incitó para que se siga moviendo. Funcionó. El ariano se mordió los labios, de una forma que le pareció demasiado seductora, y con un ritmo apaciguado retomó esos movimientos que cada vez se tornaban más excitantes.

El calor comenzó a subir en ambos, al igual que la velocidad de aquellos movimientos. La fricción que se creaba era enloquecedora y absolutamente adictiva. Dohko estaba comenzando a desesperarse con cada segundo que pasaba. Apretó con fuerza a Shion contra él y éste soltó un sonoro gemido en su oído. Una fuerza más poderosa que la que podía controlar se apoderó de él en ese momento y el santo de Libra se dejó guiar por ella. Se levantó, con todo y su compañero a cuestas, y lo arrojó en la cama, colocándose encima de éste. Devoró los labios de Shion con una desmedida pasión y presionó su cuerpo con el del otro, sintiendo cómo ambos estaban igual de necesitados. Querían más que esos roces, ir tan lejos como pudieran.

Sin embargo, justo antes de que Dohko le arrancase la ropa a Shion, pensó un segundo. Aunque pareciera imposible, lo hizo. Vio a su compañero con la cara roja y la respiración completamente agitada. Tenía una leve idea de qué hacer a continuación, pero un poco distorsionada. ¿Por qué? Porque ambos eran hombres, y no es que tuviera algún tipo de impedimento por eso, sino por la mecánica que implicaba tener sexo con uno. Sabía cómo era más o menos, pero pensarlo se le hacía doloroso y no quería que Shion sufriera, ni él tampoco claro. Si estaban dispuestos a hacerlo, quizá debería instruirse un poco, preguntar o al menos leer un libro. Porque, si había gente que lo hacía y lo disfrutaba, algún método debía existir para llevarlo a cabo.

Sus ojos se posaron en el santo de Aries, quien lo miraba expectante y confundido por aquel súbito paro. Dohko sonrió y le dio un fugaz beso en los labios.

—Dejémoslo por hoy —Decir eso le dolió más de lo que pensaba y la expresión decepcionada de Shion no ayudó para nada—. Aún hay algunas cosas que debo hacer.

Shion arqueó una ceja, pero no dijo nada. Claro que se sentía un poco frustrado por haber parado en el medio de algo tan placentero, pero en parte entendía a Dohko. Quizás estaban yendo demasiado rápido y deberían entender algunas cuestiones antes de dejarse llevar por las hormonas, pero era increíblemente difícil.

—Sí, está bien —asintió y no se mostró molesto, cosa que alegró al otro santo.

—Quédate aquí —sugirió y Shion parpadeó un par de veces sorprendido—. Duerme conmigo.

Estaba seguro que en ese instante se le escapó una de esas sonrisas bobas de enamorado, pero no le importó. Así se sentía, ambos en realidad. Luego de tranquilizar toda ansiedad y relajar cualquier rastro de deseo, fue que se acostaron. Compartieron pequeños besos y murmullos triviales en la oscuridad, hasta dormirse. Ahí descubrieron que no sólo abrazarse era cómodo, sino que hacerlo mientras dormían lo era aún más.

Notas finales:

¡Sorpresa! Este no es el último estado, los engañé(? En realidad los estados son cinco, pero yo decidí extender el asunto un poco más. Según el libro que yo consulto sobre poesía, habla sobre que algunas composiciones el último estado, donde se consuma el amor de modo sexual, no llega a realizarse. Se limita a ser un Assai o Assag (Ensayo, prueba) donde la relación queda incompleta por así decirlo, los enamorados pasan la noche juntos pero no tienen sexo, a mí me pareció de lo más tierno. Así que por eso fue que incluí este pequeño extra. Le a un poco más de desarrollo a la relación, en mi opinión.

Este capítulo también lo pensé sobre las relaciones, cuando uno empieza a sentirse enamorado, que no puede pensar en otra cosa que no sea eso y quieren estar todo el día juntos; y todas esas tonterías coloridas. A todo el mundo le pasa, más cuando sos un adolescente idiota como estos dos. Además de hormonal, pero eso ya lo charlaremos en el siguiente estado.

Me preocupaba este capítulo porque a veces no sé cómo manejarlos a los muchachos y quizá Shion se mostró bastante atrevido, demasiado. Es que yo me lo imagino así de más chico, además lo hemos visto que en Lost Canvas tiene una personalidad bastante fuerte. Es un pancito todo tierno y también super bravo. En fin, lamento tanto OoC, yo que siempre trato de reducirlo lo más que puedo. Por otra parte, yo me imagino a Dohko haciendo algo así y siendo un divino que quiere cuidar a Shion. No sé, en mi mente creo que podría pasar(?

Gracias a todos lo que siempre leen este fanfic. Debería ponerme a hacer otros.

En fin, hablé mucho ya. Nos vemos pronto, besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).