1 semana exactamente había pasado desde aquel beso, y Yami se comportaba demasiado tierno cuando estábamos a solas.
En las mañanas siempre iba a mi habitación y me despertaba ya sea abrazándome o dándome besos por todo el rostro.
O si no había nadie en los salones que nos tocaba aprovechaba el tiempo para abrazarme y mimarme.
Se podría decir que somos demasiado unidos, pero no sé que somos...
Esta faceta de Yami me encanta, creo que prefiero a ese chico que al malo que vi el primer día.
En estos momentos nos encontrábamos en un lugar donde sólo Yami conocía y que quiso llevarme a verlo.
Estábamos en una colina viendo el atardecer, aunque fuera de lejos se podía ver perfectamente la vista del mar. Una vista perfecta.
Recosté mi cabeza sobre el hombro de Yami, quien se sobresalto un poco.
- ¿Te molesta? - Dije viéndolo por el rabillo del ojo.
- No para nada, me gusta. - Sonrió rodeándome con su brazo y recostando su cabeza en la mía.- ¿Mañana a donde iras?
- Iré con mi abuelito, le prometí que sí tenía un tiempo libre iría a verlo y contarle todo lo que ha pasado.
Miré a Yami con una sonrisa. Habían anunciado hoy que a partir de mañana tendríamos un descanso de un día y pasarlo con nuestra familia, o simplemente divertirnos. Yo sin dudarlo pensé en visitar a mi abuelito.
- ¿Y tu? - Me atreví a preguntarle si tenía planes.
- ¿Yo? no. - Se limito a responderme.
- ¿Tu no que?
- Yo no salgo del campus, me quedo aquí. - Dijo simplemente apartando su brazo de mi. Lo miré confusa.
- ¿Ah? ¿Por qué no?
- Simplemente no me da la gana. - Sacó un paquete de cigarros para luego colocarse uno en la boca y exhalarlo.
Rodé los ojos irritada. Otra vez esta fumando.
- ¿Quieres dejar de fumar una sola vez Halakti?
El ignoró mi pregunta nuevamente y se apoyó más en el árbol, cerrando sus ojos y expulsando el humo por el aire. Tosí por el olor.
- Si tanto te molesta puedes irte. - Dijo sin darle importancia que yo estuviera aquí.
- ¡Eso haré! eres un imbécil. - Cuando me puse de pie y estaba en camino a marcharme de ahí el tomó mi mano atrayéndome hacia el. Provocando que yo quedará encima de él, nuestros labios estaban por chocarse.- ¿Qué haces?
- ¿No piensas darme un beso de despedida? - Habló roncamente soplando el humo en mis labios, nuevamente tosí.
¡Este chico efectivamente es bipolar!
- ¡No lo haré, déjame ir idiota! - Pero hizo todo lo contrario al apegarme más a su cuerpo, haciendo que nuestras intimidades chocaran, no pude evitar soltar un gemido. Me sonroje al instante.
Lo que pareció que a Yami le fascinó que hiciera eso. - ¿Así que te gusta esto eh? - Nuevamente hizo choque con nuestras intimidades, me contuve a soltar un gemido.
- D-detente...
- ¿Y si no? - Apagó su cigarrillo contra el árbol, me miró pícaramente.
Que no haga lo que pienso que hará, que no lo haga.
Me tomó de las muñecas haciendo girar nuestros cuerpos quedando ahora el arriba mío a ahorcadas.
- Yami, suéltame ahora. Puede venir alguien y... - Colocó su dedo índice en mis labios callándome.
- Eso no importa, estamos lejos del campus, sólo disfruta. - Susurró contra mis labios.
¡No se supone que el deba inmovilizarme! ¡Yo fui campeona internacional de akido! ¿Cómo puedo estar tan vulnerable con el?
Cerré mis ojos cuando sentí sus labios posarse en mi cuello dejando besos húmedos suaves en ellos, un calor se apodero en mi cuerpo soltando un leve gemido.
- ¿Vez? no te apongas y te gustará. - Dijo roncamente en mi oído, mordiendo este.
- Yami... - Gemí sintiendo estas sensaciones tan... esplendidas recorrer por mi cuerpo.
De pronto vi como empezó a desabrochar mi camiseta que llevaba abriéndola por completo, hizo una mueca divertida dejando ver la venda que uso para cubrirme mis senos.
Por mi parte estaba más roja que nunca por como estábamos, pero no quise detenerlo. Y ni quiero hacerlo.
Empezó a quitar con cuidado mi vendaje viéndome directo a los ojos, se acercó a mi y beso mis labios apasionadamente. Correspondí a su beso de igual manera atrayéndolo más a mi boca.
Cuando por fin quitó mi vendaje, no pude evitar taparme rápidamente, aunque fuera con el sentía vergüenza. El río suave.
- Yugi no te avergüences. - Sonrió tomando mis manos.- Eres muy linda como para cubrirte.
- Claro, dilo tu que no eres una chica y esta a punto de mostrarle sus atributos a un chico. - Dije de manera sarcástica.
El río causándole gracia lo que dije.- De todas formas Yugi, sólo es conmigo ¿Qué no confías en mi? - Asentí con la cabeza.- ¿Y entonces?
Suspiré rendida, y poco a poco deje al descubierto mis senos. La sonrisa picara de Yami se hizo presente y fue acercando su rostro a ellos.
El calor subía cada vez más y más a mi cuerpo cuando posicionó sus labios en un seno y con su mano estrujaba el otro masajeándolo con delicadeza.
Un sonoro gemido salió de mi boca cuando succionó mi pezón. - Yami... más...
- Como guste señorita.
Hizo el mismo procedimiento varias ocasiones, hasta que... ¡Su mano se metió entre mi pantalón! ay santa madre de kuriboh.
Cerré mis ojos sintiendo los labios de Yami en mi pecho y sus caricias ahí abajo, mi respiración estaba acelerada y no paraba de soltar gemido alguno.
Estaba por llegar, sólo un poco más y...
.
.
.
*Beep, beep, beep*
Oí el despertador sonar, desperté sobresaltada viendo a mi reloj sonar. Sentí varias gotas de sudor recorrer mi frente. Suspiré frustrada por aquel sueño que tuve, apagué mi despertador y me senté en mi cama limpiando las gotas de sudor suspirando.
- Menos mal que sólo fue un sueño...
- ¿Un sueño erótico conmigo acaso? - Habló Yami recargado enfrente de la puerta.
- ¡Ya-yami! ¡Ay! - Grité cayéndome de la cama nuevamente por el susto de verlo ahí. ¿Me habrá escuchado?
- Si que eres un desastre, nunca creí que soñarías conmigo... menos en un sueño erótico. - Dijo acercándose a mi poniéndose de rodillas.
- Yo no... yo no... ¡Yo no soñé contigo imbécil! - Repliqué tratando de sonar segura.
- ¿Ah, no? entonces porque hacías estos ruidos. - Me miró con diversión.- "Ah... si Yami, más, hum... sí así más.."
Me sonrojé a más no poder y aparte la mirada de el. - Seguro oíste mal tonto.
- Claro que no, reconozco perfectamente cuando alguien gime, sobre todo mi nombre. - Tomó mi mentón obligándome a que lo mirará. Lo aparté.
- ¡Que no soñé contigo imbécil!
- ¿Segura?
Se acercó a mi cuello rozando sus labios en el, reprimí un jadeo. Pero el no se rendiría. Así que justo como en el sueño beso mi cuello lentamente, cerré los ojos tratando de apartarlo.
- N-no lo hagas... - Susurré entrecortadamente.
- Me detendré hasta que admitas que tuviste un sueño erótico conmigo. - Sus besos fueron intensificando hasta que pasaron a leves mordidas.
Maldecí cuando dijo hizo. Si sigue así me dejará un chupetón y mi abuelito me descubrirá.
Pero no puedo decirle aquel sueño que tuve, traté nuevamente apartarlo de mi pero antes que lo hiciera succionó una parte de mi cuello provocando que gimiera.
- Y seguiré hasta que lo admitas. - Dijo soplando contra mi cuello provocando un calor en mi.
Listo, llegue a mi límite.
- ¡Ya, esta bien! soñé contigo eróticamente ¡¿Feliz!?
Lo empuje lo suficientemente fuerte apartándomelo de mi. El sonrío pícaramente.
- Lo sabía, no creí que tuviera esas mañas. - Me guiñó el ojo coqueto.
- Cállate imbécil.