- Maldita sea la hora en que me tocó este padre tan imbécil. Maldita sea la hora en que mi madre me dio a luz. Maldita sea la hora en que nací... ¡¡¡Maldita sea la hora en que mi vida se convirtió en un infierno!!! ¡¡¡A LA MIERDA TODOS!!!
Gritó eufórico Yami mientras entraba a su recamara rompiendo todo a su paso, objetos materiales nada significativos para el. La pantalla la aventó con tan brutalidad a la pared que esta termino rompiéndose de la pantalla. El DVD lo arrojó al piso logrando hacerlo añicos. Los muebles y todo lo demás lo rompió a su paso. Estaba dolido, demasiado. Sobre todo por las insensatas palabras de su "padre" Lo odiaba, lo despreciaba. El fue la razón por la cual su madre era tan miserable, el natalmente era de Estados Unidos, por parte de su madre, pero era también japonés por su padre.
- Ojalá te mueras, Aknankanom... por tu culpa mi madre esta en la miseria. - Apretó con fuerza el portarretrato que contenía la foto de el y su madre abrazados con una notoria sonrisa. Al hacer presión sobre esta ocasionó que el vidrio se rompiera en pedazos, lastimando gravemente a Yami sus manos... no le importaba, absolutamente nada.
Las imágenes de su oscuro pasado resurgieron en sus memorias.
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- ¡Déjala en paz, padre! ¡¡Ya basta!!
Pidió un joven de 13 años de edad, a su padre quien estaba ebrio por el alcohol, cada noche era lo mismo. Llegaba siempre tomado y la forma de desquitarse era golpeando a su madre.
- No te metas escuincle inútil. - El padre de Yami lo aventó lejos de él, este por la increíble fuerza de su progenitor se golpeo contra la mesa donde estaba un florero este cayó encima de este golpeando su cabeza, sacándole sangre. Cayó inconsciente.
- ¡Yami, Yami no! - Gritó su madre al borde de las lágrimas.- ¡Mira lo que hiciste Aknankanom, lastimaste a tu hijo!
- Ese mocoso sólo recibió una pequeña porción de lo que te daré, maldita zorra.
- ¿Qué?
- ¡A mi no me engañas Kira! sé muy bien que te acuestas con el vecino de a lado, ¡Usami! - Aknankanom la tomó por el cuello apretándola fuertemente, así Kira no podía respirar, ella jadeaba en busca de aire.
- P-por favor... dices tonterías... ¡Estoy todo el tiempo trabajando por que tú eres un inútil! ¡Te la pasas borracho, siempre es lo mismo estoy harta...!
Una bofetada fue a parar sobre la mejilla de Kira, dejándole una fuerte marca roja y los dedos de su marido en ella, no pudo evitar soltarle unas cuantas lágrimas.
- Ahora pagarás. - El la dejó caer en el piso pudiendo respirar un poco, vio a su único tesoro en el piso con sus ojos cerrados.
- Yami... - Intentó acercársele pero fue inútil, la habían tomado de sus cabellos negros jalándola hacía la habitación la cual compartían a pesar de las peleas y maltratos.- ¡No, suéltame, por favor ya no más!
Rogó Kira en modo de suplica, pero hiciera o lo que dijera, Aknankanom no la soltaría por nada del mundo, todo lo que había dicho su esposa de el era cierto, era un borracho y un mantenido. Eso era lo que hizo arder su sangre, que su propia esposa le dijera sus verdades en la cara sin miedo alguno, ese era su objetivo difundir el miedo en ambos.
Los gritos y los golpes resonaron por toda la casa de la familia Halakti, logrando que el pequeño pre-adolescente despertará débilmente por el golpe, lo que lo asustó demasiado fueron los gritos y sollozos de su madre. Y el vocabulario que usaba su padre con ella, nuevamente se tiro en el suelo dejando que las lágrimas de amargura y dolor fluyeran por todo su ser mezclándose con la sangre que escurría de su frente, se sentía un inútil en no poder hacer algo para ayudar a su madre.
- ¿Cuándo parará esto? ¿Cuándo? - Dijo para si mismo el pequeño cubriendo su rostro con sus brazos.- ¿Por qué la felicidad se fue tan pronto?
Pasaron minutos que para el pequeño se hicieron horas, no se oía absolutamente nada. Sólo el silencio de una madre y un hijo destrozados por un padre miserable. La puerta de la casa se cerró siendo azotada, Yami se puso de pie como pudo, su padre seguramente habría salido otra vez a tomar, no habría peligro... <Por ahora>
Se tocó la sien de la cabeza sintiendo la sangre ya un poco seca. Luego se limpiaría, ahora sólo importaba su madre y nada más. Corrió a toda velocidad hacia la habitación encontrándose a su madre arrodillada en el suelo con una manta manchada de sangre, igual que sus ropas. <No.. no de nuevo> se decía así mismo Yami oyendo los apenas audibles sollozos de su madre. Camino un poco hasta ponerse en frente a ella, viendo que no sólo la había golpeado dejándole moretones por su rostro, sus brazos y piernas. Si no... la había violado también...
- Mamá... - Sollozó el acercándose a su madre, esta levanto la mirada ante la voz de su único hijo, su piel no era tan blanca ahora, era opacada por los moretones y la sangre que brotaba de su cuerpo. Le sonrió apenas con fuerza indicándole que se acercará estirando sus brazos.
El no dudó en un segundo y la abrazo con cuidado de no lastimarla, sólo con sentir lo dolida que estaba empezó a llorar sobre su pecho. Kira, lo abrazó con fuerza importándole poco si la lastimaba, sólo quería a su hijo con ella.
- ¿Estas bien, Yami? - Dijo acariciando sus cabellos puntiagudos en modo de consuelo, aunque ella lo necesitaba más.
- ¿Por qué dejas que te haga esto? ¿Por qué mamá? ¿Por qué no simplemente huimos?
- ¿Tu estas bien? - Preguntó esquivando la pregunta de su hijo, no quería revelarle la cruel verdad, no.
- Ningún golpe se compara con el dolor que siento al verte así, mamá... perdóname por no protegerte mamá. ¡Perdóname!
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Yami al recordar ese amargo recuerdo tomó una botella de vodka que tenía guardada en su ropero y se la bebió toda de un sólo trago, sintiendo el mareo y el dolor de hace 3 años. Apretó con fuerza la botella y la aventó contra la puerta estrellándola partiéndola en pedazos.
- ¡¡¡¡NO SABES CUANTO DE ODIO!!!!
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- ¿Yugi? ¿Qué pasa? - Preguntó Ryou extrañado de que su amigo se ocultara rápidamente detrás de un libro con cierto nerviosismo.
- Dime cuando acabe la clase. - Respondió simplemente, sus pequeñas manos le temblaban por los nervios de haber visto a su ex, se maldecía así mismo por no haber pensado en cambiarse el nombre cuando entró aquí ¿Ahora que haría?
- Pero Yugi-kun...
- ¡Hazlo! - Musitó viendo a su amigo de reojo, Ryou ladeo la cabeza confundido, pero igual hizo caso.
- Puedes pasar a sentarte atrás del joven Ryou. - Indicó la profesora señalándole en lugar, Yusei sólo asintió obedeciendo y sentándose en el lugar indicado.
- "¿Por qué a mi, por qué?" - Se decía en su mente Yugi.
- Muy bien, ahora todos saquen sus libros vamos a comenzar con las bases de la Filosofía son...
- ¡¡Profesora, Yami Halakti esta en problemas!!
¿Yami?
- ¿Por qué dice eso joven Wheeler?
- ¡¡Se oyen gritos en su habitación y cosas romperse!!
Ay no.
Yugi sin permiso alguno salió corriendo del salón enseguida para ir con su novio <En secreto de la escuela claro>
Yusei solo miró como su querida Yugi salía corriendo, comprobando por sus cabellos y sus ojos que era ella, su plan estaba en acción.
Ryou por su parte miró asustado a su "amigo" entre comillas, irse como alma que lleva el diablo.
Como era de esperarse los alumnos del instituto lo miraban asustados, ya que la tricolor tenía una cara de preocupación reflejada en sus ojos. De sólo pensar en lo que estaría haciendo Yami le aterraba. Si bien conocía su carácter duro de chico malo y sin mencionar que bebía...
¡Bebía! seguro se puso ebrio por el alcohol, ¿por qué Yami?
Al llegar a su recamara abrió la puerta sin previo aviso, viendo venir una botella de whisky hacía ella, rápidamente la esquivó estrellándose el objetivo contra la pared. Entró rápidamente cerrando la puerta tras de ella, viendo a su alrededor las cosas tiradas en suelo y para acabarla, destrozadas.
Pero la pregunta más grande todas ¿Dónde estaba Yami? según dijo el chico de cabellos rubios que estaba en su habitación gritando como loco. Pero no esta...
- Yugi-kun. - Yami salió de la habitación de Yugi con algo en sus manos... ella entrecerró sus ojos diferenciando que era... se alarmó al instante.
- ¡Yami esa es mi ropa interior! - Dijo en voz baja la tricolor con enfado y un sonroje en sus mejillas.
- ¿Ah, sí? creí que era un trapo para limpiar el desorden... - Río a carcajadas, la cara de Yami estaba toda roja, pero resaltaba más sus mejillas y nariz, si estaba ebrio.- Que más da, me las quedo.
- ¡¿Que?! ¡No, devuélvemelas! - Intentó arrebatársela, pero este la esquivó fácilmente a pesar de su ebriedad. El negó con juguetón con su dedo índice.
- No, Yugi-kun, esto es mío. - Inmediatamente se las guardo en el elástico de su pantalón. Yugi bufó frustrada.
- ¿Por qué te emborrachaste?
- Por qué.... por qué.... ¿Por qué lo hice? - Se preguntó a el mismo con una sonrisa divertida riendo, nuevamente Yugi se golpeo en la frente.
- ¡Dime, estabas causando un albedrio con tus gritos!
- ¿Al..alberrio?
- ¡Albedrio idiota!
- ¡ESOOOO! - Exclamó alargando la "o"- Yugi-kun tu si sabes hablar diccionario. Dime más.
Se dejó caer en la cama aun con la botella de vodka en sus manos.
- Si que eres un descerebrado, dame eso. - Intentó arrebatarle la botella de alcohol pero este la apartó.
- Noup, es mío, consíguete la tuya y así bebemos los dos. - Se empino la botella de vodka encima para beberla, cuando lo hizo en un ágil movimiento Yugi la quito empapando sólo un poco a Yami.- ¡Oyeeee! dámela, me costó conseguirla.
- No hasta que me digas porque te embriagaste. - Sentencio cruzándose de brazos con una mirada decidida.
- Aaaaaah, eso es fácil. Por unos recuerdos, hip. - Se tapó la boca, pues había tenido hipo.
Ella alzó una ceja curiosa.- ¿Recuerdos? ¿Qué recuerdos?
El río nuevamente divertido, rodeo los hombros de su novia con su brazo.- Cuando tu y yo... lo hicimos en tu habitación ¿recuerdas? - Mordió el lóbulo de la oreja de esta. Yugi se separó alarmada.
- ¡Nosotros no hicimos tal cosa!
- Entonces lo soñé, hip. Estúpido hipo, hip.
- Yami, no estoy para juegos ¿Qué te sucedió? ¿Qué recuerdos?
El miró a todos lados como procurando que nadie los oyese, Yugi instintivamente le salió una gotita de la sien al estilo anime, pues no había nadie más que ellos dos en la habitación.
- Acércate, pero shh, te pueden oír. - Indicó Yami con su dedo índice, ella rodo sus ojos poniéndolos en blanco y se acercó.- Mas. - Obedeció poniéndose solo a centímetros de su rostro, el se posicionó en la oreja de esta.- Mi padre... es el director del colegio.
- Ya lo suponía.
- ¿En serio? ¡WOAAAAAH! YUGI-KUN TE LAS SABES TODAS. INCLUSO PARA ENTRAR HASTA ESTE INTERNADO SIENDO QUE ERES UNA MU.... - Rápidamente calló a Yami con su mano en modo de alerta.
- ¡Cállate, no reveles mi secreto imbécil!
- Siempre me dices imbécil, creo que es tu forma de amarme. - Sonrió con perversión.
- Imbécil.
- También te amooooo.
- Borracho eres insoportable. - Suspiró frustrada yendo hacia el baño y derramando el vodka en el lavadero.
- Y eso que no has visto a mi padre.
- ¿Qué?
- Como lo oyes nena, mi padre era un borrachooooo, nos pegaba a mi y a mi madre cuando sólo tenía 13 o...12 años.
<¿Qué? ¿Su padre... le pegaba a el y a su madre?>
Yugi se acercó poniéndose enfrente de el mirándolo directamente a sus ojos carmesí que tanto la habían hipnotizado. Se dio cuenta que el estaba sollozando, pues había agachando su cabeza al instante.
- Yami...
- No quiero ser como mi padre, no quiero, no quiero. El abusaba muy feo de mi madre, no quiero convertirme como el.
- Y no lo harás, tu eres un buen chico, aunque tengas tu carácter. - Le dedicó una mirada dulce de compasión y llena de amor.
- No lo entiendes... ¡Me estoy convirtiendo como él, sólo mírame! bebo, fumo... ¡Soy la copia de mi padre! - Exclamó señalándose asi mismo, viéndose con odio.
Yami se tomó los cabellos con sus manos en modo de desesperación, intentó buscar otra botella de alcohol pero se dio cuenta que ya no tenía.
- ¡Mierda, ¿y mis botellas?!
- Las vacié, tienes que dejar esa adicción si no quieres ser como tu padre.
- ¡Dámelas!
- No.
- ¡Que me las des!
Yami por impulso intentó tomar a Yugi por la fuerza, pero como estaba borracho y sus espejismo eran lentos, fácilmente Yugi lo tomó de sus dos muñecas tirándolo al suelo inmovilizándolo quedando ella arriba de su espalda y el abajo.
- ¡Suéltame!
- ¡¿Que no te estas viendo?! ¡Intentaste atacarme!
- Y-yo... yo... no quise, en serio no quise.
El mismo recuerdo amargo surgió en su mente.
¡Déjala en paz, padre! ¡¡Ya basta!!
No te metas, escuincle inútil.
Empuñó sus ojos el de ojos carmesí tratando de quitar esa dura imagen de su padre quien lo veía con desprecio.
- ¡Basta, basta ya papá no la golpees más! - Logró zafarse del agarre de su novia tapando así sus oídos, pensando que así no podía escuchar ni ver sus recuerdos, pero era inútil.- ¡¡Basta!!
- ¡Yami, ya basta mírame!
Como pudo Yugi volteo el cuerpo de Yami quedando frente a frente los dos, sólo que el seguía en su misma postura de ojos cerrados y sus oídos tapados por sus manos. Dijera lo que dijese el no pararía, a no ser que...
- Ya basta... - Murmuró dolido dejando que las lágrimas se escaparan aún de sus ojos cerrados. Oyendo los gritos y suplicas de su madre.
- Yami...
Sin previo aviso estampó sus labios con los de él besándolos con lentitud, al instante Yami se quedó quieto y fue abriendo sus ojos con cuidado viendo el rostro angelical de su pareja. Sonrió para sus adentros aceptando el beso que al parecer había logrado calmar a un dolorido Yami.
Mientras tanto una persona afuera de la habitación y con la puerta un poco entreabierta había grabado todo, sonrió maléficamente cerrando la puerta tras de sí.
- Son unos idiotas.